IV

Era ya de noche nuevamente. La constelación de géminis brillaba, y bajo ella Shion, Aioros y el nene caminaban. No es que Shion quisiera llevar al nene a la búsqueda, pero no lo podían dejar solo en las ruinas del santuario. Llevaban media hora caminando. Shion sabía que el niño de géminis se encontraba en Grecia, la constelación se lo dijo.

Durante la mañana y la tarde le había puesto ejercicios a Aioros. Deseaba que el niño adquiriera una condición física pronto. Pero la mayor parte del tiempo Shion había hablado con Aioros. Deseaba formarlo, que fuera un caballero de corazón, entregado a Athena, un hombre noble lleno de ideales; y sin mucha dificultad lo estaba logrando. Aioros escuchaba con atención todo lo que Shion decía y estaba convencido de que su destino estaba con Athena y que mejor manera de llevarlo a cabo que siendo un hombre fuerte y lleno de convicciones.

- ¿Ya llegaremos? -

- Talvez en unas horas, o talvez minutos... Aioros no debes ser impaciente ... -

- No es impaciencia Shion, es sólo que hemos caminado por media hora en silencio, sin pronunciar palabra... -

- Un caballero debe ser paciente. -

- Lo seré Shion, lo seré. -

Shion sonrió por la expresión del niño. Miraba hacia el frente, con cara de esperanza. Era la cara que Aioros ponía cuando se mencionaba a Athena, o su destino como caballero.

- Shion... -

- ¿Qué sucede Aioros ? -

- ¿Qué pasará con Aioria? -

- ¿A qué te refieres? -

- Cuando yo sea caballero... se que mi deber es con Athena, ¿podré cuidar de Aioria? ¿Podrá él estar junto a mí? -

- Cuando seas caballero Aioros, Aioria ya habrá crecido y se sabrá cuidar y más aún su destino lo llamará. Éste decidirá si deben permanecer juntos. -

- Por más que desee ser un caballero y proteger a Athena con mi vida, Shion, no puedo dejar a Aioria, es mi hermano, es mi sangre... -

- Yo tuve que dejar mi tierra y a mis hermanos Aioros... -

- ¿Los dejaste? -

- Sí y no los he vuelto a ver... -

- ¿Los abandonaste? -

- No, Aioros. Debes entender algo ya. El rol que tu constelación te está otorgando es único. Nadie más, podrá hacer lo que las estrellas te deparan. Tienes un destino y tu deber es alcanzarlo, no mirar atrás. -

- Shion, es diferente. Aioria es un niño, es un bebé, y no tiene a nadie más que a mí... -

- No sé lo que le depara a Aioria en un futuro, pero te juro que nunca te olvidará Aioros, de eso puedes estar seguro. -

- Yo no quiero que me recuerde Shion, yo quiero que esté conmigo y protegerlo. Quiero que sea feliz... -

- El futuro no debe nublar tu juicio Aioros. Y no debes preocuparte por él. Debes estar pensando en lo que és en estos momentos, en el presente. Debes entregarte al presente porque éste formará tu futuro. Como ya te dije, el futuro no te debe preocupar, porque tú con tus acciones siempre lo podrás cambiar... -

- Entiendo... pero no puedo evitar sentirme tan ... -

- Es natural que te preocupes por tu hermano. ¿Pero de qué te sirve preocuparte? En estos momentos no puedes resolver ningún problema, Aioria es sólo un bebé y no podemos saber cual es su destino. -

El resto del camino lo pasaron en silencio. Aioros caminaba detrás de Shion tratando de no pensar en lo que pasaría en unos años. Y Shion miraba las estrellas, el camino y al nene que tenía en sus brazos. "Por el bien de tu hermano, espero que tu destino esté con nosotros... pero por tu bien... no sé que es en realidad lo que a ti te conviene... las estrellas decidirán... "

Después de mucho tiempo, unas cuantas horas, llegaron a una playa. Shion lo reconoció aquella arena que lo raspaba era perteneciente al terreno de Cabo Sounion. Shion conocía bien Cabo Sounion. En este lugar había un templo a Poseidón, que Shion daba gracias a Athena, seguía durmiendo. No había casas alrededor, extraño lugar para encontrar a un niño. Así que decidió subir al templo. Mientras iba subiendo las escaleras del templo Shion se dió cuenta de que se estaba derrumbando, no tenía techo y desde el suelo se podían ver las estrellas.

Mientras subía con Aioros detrás, Shion notó restos de comida en las ruinas. Se detuvo. Un cosmos podía sentirse levemente, un cosmos triste, melancólico, con ... rabia. No era un solo cosmos. Eran dos, pero el otro se hallaba tranquilo, relajado, durmiendo