VII

Shion corrió al lugar donde sus discípulos entrenaban para informarles sobre el brillo de Acuario. Sólo encontró a Saga, sentado sobre sus rodillas, con los ojos cerrados.

- Saga, eso no es meditar... Te he dicho que no te conviene hacer eso... –

- Patriarca... no me gusta meditar y no me funciona. -

- Pero muchacho... Meditar es vaciar tu mente, liberarte de los problemas, hallar soluciones en un estado de paz. Eso que haces tú es atormentarte con tus pensamientos, con respuestas que no logras encontrar. -

- Esto no es atormentarme Patriarca. Es darle orden y forma a todos los problemas, organizando las incógnitas y ver si las respuestas que surgen de este estado encajan... -

- Saga... ¿Qué tantos problemas tienes que te meten en este estado? -

La mirada de Saga se mostró incómoda, como la de aquel que no desea hablar. Silencio.

- ¿Dudas? ¿Culpa? ¿Kanon? -

- Ya no hay culpa en mí Patriarca. -

Silencio de nuevo. Shion esperaba que Saga continuara y se desahogara como lo habría hecho Aioros, pero el silencio invadió la atmósfera. Saga tenía la cabeza gacha. Shion decidió cambiar el tema.

- ¿Ya has mirado el cielo Saga? -

La expresión de Saga cambió súbitamente. De la extrañeza producida por la pregunta de Shion, a una alegría y felicidad incrédula al mirar aquel grupo de estrellas brillar.

- ¿Es Acuario? -

- Sí, es acuario. -

Saga se puso de pie, no cabía de gozo. - Finalmente... después de tanto tiempo esperar, un caballero más vendrá. – El interior de Saga respiraba aliviado, una duda menos. En un rincón muy secreto de su mente, Saga pensaba que lo más probable era que tomaran niños de la calle sin padres para entrenarlos por la causa. Acuario venía a borrar esa duda de su cabeza y a recordarle su destino: ser un caballero.

- Debo avisarle a Kanon. - Saga se puso de pie y Shion vio que tenía la cara de felicidad de un niño de cinco años. - Saga... si así te encuentras por encontrar a un nuevo compañero, me pregunto como te encontrarás cuando Atenía venga al mundo. -

Saga tomó lo anterior como un reproche a su incredulidad y se sintió mal consigo mismo.

- Lo siento Patriarca. -

Shion lo miró extrañado. - Hijo ¿Por qué te disculpas? -

Saga caminó en dirección contraria para buscar a Kanon.

- Saga... El día en que comprendas que lo que pienses no tiene relación directa con lo que haces o con lo que eres, será el día en que comiences a amarte. -

Saga sólo se detuvo a oír el comentario, y acto seguido prosiguió su camino, con una sola lagrima que antes de caer al suelo fue arrastrada por el viento.

- Y espero ver ese día hijo mío. - Shion dijo para sí.

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Shion se dirigió al coliseo, donde sabía que Aioros llevaba al nene. Se detuvo al oír risas. Aioros cargaba al nene en sus hombros. No queriendo interrumpir aquel momento de hermanos esperó unos momentos. Aioros finalmente dejó al nene en el suelo con cuidado y le despeinó los cabellos. De pronto Shion vio como Aioros le indicaba al nene la posición de combate y como lo corregía. No podía oír claramente lo que decían. El nene escuchaba atento a Aioros y trataba de mejorar su postura.

- ¡Aioros! ¿Qué te he dicho de enseñarle al nene cosas peligrosas? - dijo Shion con un tono de falso reproche.

- ¡Shion! Yo... sólo le estaba enseñando a Aioria a... defenderse... es que el Santuario es... un lugar muy peligroso. - Aioros sonreía divertido.

- ¿Cosas peligrosas como que Aioros? Sabes bien que... -

Fue interrupido por Aioria. - ¡Cucarachas, ratas y víboras Shion! -

Y comenzó una típica discusión en la cual Shion le decía a Aioria que las cucarachas, ratas y víboras no eran peligrosas y Aioria le contestaba que... Aioros no pudo evitar romper en carcajadas. Pero sintiendo que Shion había venido por una razón importante zanjó la discusión.

- ... las víboras atacan para protegerse... -

- ¿Qué sucede Shion? -

- ... no es su culpa tener colmillos nene... -

- ¿Shion? -

- ¿Qué pasa Aioros? -

- Creí que ibas a decirnos algo... -

- Aaaaaaa sí... ¡Mira el cielo Aioros míralo! -

- ¡ACUARIO BRILLA SHION! -

- El tiempo finalmente ha llegado Aioros... -

- ¿Acuario? - Dijo un confundido Aioria.

- Aioria... las estrellas nos dicen que pronto estará con nosotros el futuro caballero de acuario. -

Aioria miraba con sorpresa y alegría a su hermano. Esperó por mucho tiempo la llegada de otro caballero que terminó por olvidarlo. Y ahora, el caballero de acuario pronto llegaría al santuario.

- ¡Vamos Shion! No quiero esperar a mañana... -

- Aioros, Saga ha ido a informar a Kanon. Debemos ir al campamento para encontrarnos con ellos. -

Con un Aioros brincando y un Shion que llevaba de la mano a Aioria, tardaron un poco en llegar al campamento.

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- ¿Kanon? Se que estás aquí... -

- ¿Qué sucede Saga? - Kanon salió de la nada.

- ¡La constelación de Acuario brilla Kanon! -

- No lo puedo creer... ¡Finalmente! ¿Qué pasará ahora? ¿Cuándo llegará el caballero? -

- El Patriarca me dijo alguna vez que debíamos de buscar al caballero que es ignorante de la situación. Debemos ir a buscarlo... -

- No recuerdo que el Patriarca nos haya dicho eso... - Kanon trataba de recordar.

- Es que sólo nos lo dijo a Aioros y a mí. - Saga vió la mirada dolida de Kanon. - Es que... nosotros... -

- Ustedes son los elegidos para caballeros, y yo sólo soy el hermano de uno... - Kanon terminó por Saga. Y se sintió mal por la manera en la que había pronunciado las palabras cuando vió que Saga había agachado la cabeza. - Saga, lo comprendo, no tienes porque sentirte así. -

Kanon en realidad lo aceptaba, pero no lo comprendía. Shion siempre estaba dejándolo atrás, separándolo de su hermano y de Aioros, a quien había aprendido a querer y apreciar. Marcaba una diferencia entre los tres muchachos y no entendía porque. Les daban las mismas responsabilidades y deberes, Kanon entrenaba igual de duro que los otros dos muchachos y aún así Shion no le confiaba nada. Sabía que Saga no tenía la culpa de que las estrellas lo hubieran elegido a él, o bueno no tenía la culpa de que Shion lo hubiera elegido a él.

Abrazó a Saga y le dijo. - Anda vamos, que ya quiero conocer al otro caballero. –

Y juntos se dirigieron al campamento donde Aioros, Shion y Aioria los esperaban con ansia.

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Al llegar al campamento Saga vió que Aioros y Shion estaban vestidos con ropas limpias y normales.

- ¡Anda Saga! ¡Apúrate! ¡Vete a cambiar, que iremos por acuario! - Aioros le gritaba.

Saga corrió a la cabaña con cara de felicidad y Kanon lo iba a seguir para cambiarse también. Pero se detuvo a medio camino porque Shion lo llamaba.

- Kanon muchacho, mira, ya prepare la cena para el nene y para ti. Es su comida favorita. -

- ¡ESPAGUETIS KANON, ESPAGUETIS! - Aioria interrumpía.

- Mira nos iremos por un tiempo porque Acuario no está en Grecia, todavía no se donde pero no es nada cerca, así que mira en mi cabaña están las provisiones y algo de dinero por cualquier emergencia. Es tu deber cuidar del Santuario... y del nene. -

Acto seguido, Shion abraza a un Kanon que no pronunciaba palabra. - Dile a tu hermano y a Aioros que estaré meditando en las rocas. –

Kanon no podía creer lo que había escuchado. El creía que iba a buscar al caballero y ... como siempre ese hombre interfería y lo separaba de Saga y de Aioros. Abrió la puerta de la cabaña y vio que Saga se estaba quitando la camisa. Se sentó en una de las camas.

- ¡Kanon date prisa! No te quedes sentado, tienes que cambiarte rápido. Pronto partiremos... -

Kanon quería llorar. Pero jamás lo haría frente a su hermano. No quería que Saga se sintiera culpable de sus lagrimas, y en verdad el único culpable era Shion.

- Partirán Saga... yo no iré... -
- Pero... ¿Porqué? ¿No quieres ir? -

- Por supuesto que quiero ir Saga, no seas tonto. Pero como el hermano de un caballero que soy, es mi honor y deber cuidar... cuidar las ruinas abandonadas y a un niño. - Kanon no pudo evitar el tono sarcástico con el cual pronunció aquellas palabras.

- Lo siento Kanon, yo quería que fueras... -

- Lo sé Saga, pero ya, date prisa, te están esperando. - No quería que Saga tuviera tiempo para sentirse mal y echarse la culpa así que lo ayudó a vestirse.

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Saga salió de la cabaña y se encontró con Aioros que lo estaba esperando.

- Saga, que bien te ves. - Aioros comenzó a reír. Saga era una persona muy seria y desde que se habían comenzado a tratar, Aioros se reía de él, la verdad es que ambos terminaban riendo. Era la manera de Aioros de relajar a Saga, y este en verdad apreciaba los momentos en los que reía de tantas ocurrencias y podía olvidar todo.

Saga golpeó levemente a Aioros en el hombro. - Lastima que no podemos decir lo mismo de él ¿verdad Aioria? -

Aioria sólo reía. Quería mucho a Saga, porque era el único que no lo trataba como un niño. Kanon por tener que cuidarlo, Shion por tenerle cariño y Aioros por ser su hermano siempre lo trataban como un bebe.

Aioros rió. - Anda, vamos Saga. Shion nos espera en las rocas. A que no llegas primero que yo. –

- ¿Qué apostamos Aioros? -

- A la de tres... UNO, DOS... - Y Aioros comenzó a correr a la vez que reía.

- ¡PIOJOSO! ¡ERES UN TRAMPOSO! -

Después de tres años, Saga seguía llamándolo Piojoso. Y es que en una de esas noches mientras dormían, Aioros se levantó con mucha comezón en la cabeza y como no se la podía ver despertó a Saga y le preguntó si tenía algo en la cabeza. Saga a ciegas por falta de luz y mucho sueño creyó ver hormigas entre los cabellos de su amiga. - ¡PIOJOS! - Fue el grito de Saga que despertó a su hermano y a los integrantes de la otra cabaña. Y cómo Aioros molestaba a Saga constantemente, este decidió que su defensa sería llamarle piojoso.

Entre risas llegaron finalmente a las rocas. Empataron.

- Ni haciendo trampa me vences piojoso. -

Sin aliento Aioros le dijo. - Ya veremos ... mañana... en ... el entrenamiento Saga. –

Y terminando de reír vieron que Shion meditaba sobre una roca.

- ¿Shion? -

- Silencio. Acuario se encuentra muy lejos. Debo localizarlo y tele transportarnos. -

Saga y Aioros se alejaron un poco de Shion. Ambos estaban impacientes, pero como siempre Saga no lo reflejaba. En cambio Aioros no dejaba de moverse.

- ¿Crees que tarde? -

Saga le sonrió en complicidad, diciéndole con la mirada que el también aguardaba ansioso. - Espero que no... –

Pasaron dos horas y finalmente Shion se puso de pie.

- Lo he encontrado. El caballero se encuentra en Francia. - Y sin más, Shion les tomó las manos a Saga y a Aioros. Y un instante después Aioros se vió frente a una sala de emergencias. Estaba vacía, excepto por un niño pequeño de cabellos azules que les daba la espalda y no se movía. Frente a él Aioros vio que había dos camillas. El silencio reinaba en la habitación.