IX

Kanon se encontraba frente a los restos del fuego cuando notó que Aioros, Saga, Shion y un niño pequeño habían aparecido cerca de él. Al mirar al niño pudo ver que había llorado mucho, tenía el rostro hinchado y la nariz roja, pero aún así su expresión era de total sorpresa. Kanon recordó su propia cara y la de Saga cuando Shion los había tele transportado al Santuario.

- ¿Buen truco no pequeño? No descansaré hasta aprenderlo Patriarca. - dijo un Kanon sonriente, tratando de romper la atmósfera pesada que portaban todos. Camus asintió, algo más tranquilo por encontrar otra cara sonriente.

- ¿Aioria está durmiendo Kanon? -

- Sí Aioros, se acostó ya hace un buen rato. Le dije que lo más seguro era que llegaran hasta mañana. -

- Aioria es mi hermano menor Camus. Hubiera querido que lo conocieras hoy, pero mañana lo verás. Te agradará, es de tu misma edad. -

- ¿Te llamas Camus? -

Camus volvió a asentir.

- Camus... ¿Sabes hablar? -

- ¡KANON! - fue Saga esta vez.

- Sí, se hablar un poco griego. -

- Me alegro Camus, ahora vamos a dormir. ¿Te parece? - Era obvio que el niño necesitaba descansar. No entendía como Shion se quedaba ahí parado sin pronunciar palabra y sin hacer nada. Bueno, si ninguno de ellos parecía reaccionar pues el lo haría.

- Sí... - Kanon le extendió una de sus manos y Camus la tomó. Aquel muchacho lo hacia sentirse mejor, su sonrisa le ayudaba a olvidar. Empezaban a caminar hacia la cabaña de los gemelos y de Aioros frente a las miradas, sonriente de Aioros, perpleja de Saga y seria de Shion, cuando este último los detuvo.

- Kanon, espera. Deja que Aioros acompañe a Camus. - Kanon sintió en su pecho el mismo fastidio y coraje que había sentido esa misma noche. ¿Es que ni siquiera confiaba en que podía acostar a un niño? Claro, podía acostar a Aioria porque era igual que él, sólo el hermano de un caballero, pero a un caballero. No, ese era trabajo para los verdaderos caballeros. Aioros pasó a su lado, le dedicó una sonrisa y tomó la otra mano de Camus dirigiéndolo a la cabaña.

Kanon miró al suelo, tratando de reprimir que lo que sentía se reflejara en el suelo. Sin más, empezó a dirigirse el también a la cabaña, dejando ahí a Saga y a Shion.
- Espera Kanon. - fue Shion quien habló. ¿Ahora qué maldita sea? ¿Quiere que le vaya a comprar ropa al niño a estas horas? ¿Para eso si soy suficientemente bueno?

- Debo informarte de la situación. - Shion se sentó cerca del fuego dándole la espalda a Kanon, esperando que éste se sentará.

Kanon se quedó atónito. ¿Le iban a informar de la situación? ¿Shion se iba a tomar la molestia de comentarle algo? Talvez estaba mal él. Shion lo hacia un lado, pero estaba consciente de que lo quería, claro que no tanto como a Saga y a Aioros. Se sintió un poco mal, a lo mejor estaba siendo injusto con Shion.

Saga vio la mirada de sorpresa en el rostro de su hermano provocado por las palabras de Shion. A veces creía que Kanon exageraba las cosas. Shion si le ocultaba algunas cosas, pero no era producto de una mala intención. Simplemente el patriarca consideraba que Kanon no necesitaba saber algunas cosas. Pero también sabía que a veces Shion dejaba fuera a Kanon de cosas que bueno, el creía que Kanon podía participar. - Anda Kanon, siéntate. - Lo apuró Saga.

Kanon se sentó frente a Shion y Saga tomó asiento a su lado. Aquella noche, Kanon escuchó a Shion como nunca antes lo había hecho. La historia del niño era demasiado triste. Después de terminar de escuchar la historia, Saga y Kanon se dirigieron a la cabaña, dejando a Shion sentado frente al fuego.

Kanon se estaba cambiando, pensando que el tiempo ayudaría al niño, pero también que sus compañeros habían actuado algo mal frente a la situación. El niño no necesitaba lastima y mucho menos protección, necesitaba afecto y seguridad. Con sólo verlo, sin estar consciente de la situación que atravesaba el pequeño, era evidente y sus compañeros se habían limitado a "estar".

Saga también se cambiaba las ropas. Sus pensamientos eran diferentes a los de Kanon. Se preguntaba porque. ¿Por qué aquellas cosas pasan a inocentes? ¿Por qué un niño debe perder a sus padres? Estaba enojado con el mundo. Recordó a Athena. Y se reconfortó a sí mismo pensando que cuando Athena llegara, las cosas en el mundo cambiarían. Todas estas cosas horribles que pasaban, dejarían de ocurrir, y él estaría a su lado protegiéndola para que ella pudiera obrar y cambiar el mundo.

- Eso es lo que necesita el niño Saga... no palabras o explicaciones. - Saga miró a Kanon, y después dirigió su mirada hacia lo que su hermano miraba. No pudo evitar sonreír. Aioros abrazaba al niño por detrás, como Camus hubiera hecho con su padre en el hospital. Y ambos dormían apaciblemente.

Kanon notó la mirada de Saga y lo desconcertó. No sabía porque.

Shion se levantó muy temprano aquella mañana y no le sorprendió ver que Aioros ya estaba despierto. Estaba con Camus, le estaba preparando algo de comer al niño. Shion se acercó a ellos y al ver a Aioros de frente, sintió que su pecho se oprimía y se sentó. Aioros no lo notó, porque estaba tratando de hacer reír a Camus.

Shion no podía creer lo que veía. Aioros traía una cinta roja en la frente, la cinta roja que le había visto al muchacho en su visión la primera vez que lo había visto. No pudo evitar pensar en la sangre que corría de su frente...

- Buenos días Shion. Camus tenía hambre así que... ¿Estás bién? -

- Sí... Buenos días Camus, Aioros. Discúlpenme, debo hablar con Dohko... -

- ¿Quién Dohko, Aioros? -

- Es un amigo de Shion que vive muy lejos bonito. -

Shion ya no escuchó más pues caminaba hacia la misma roca de siempre.

"¿Dohko?"

"Buenos días Shion... ¿Cómo has estado? Vi la constelación de acuario en el firmamento. ¿Lo has encontrado?"

"Sí... es un niño de cinco años Dohko, y me preocupa. Tiene una historia muy triste. Ha perdido a sus dos padres en un accidente automovilístico. Peor no es eso de lo que quiero hablar..."

"¿Qué sucede amigo?"

"Son las visiones... Sé que dijimos que esperaríamos a encontrar a varios caballeros más y discutirlas entonces pero es que..."

"¿Viste algo que te preocupó en el niño?"

"No... no, exactamente."

"¿Entonces?"

"Cuando encontré a Aioros vi sólo una imagen..."

"Sí, dónde sostenía a un bebé..."

"Sí exacto, y cuando encontré a Saga, vi varias imágenes Dohko. Y también con Aioria, y con Kanon, pensé que con ellos era así por no ser caballeros y que Saga era una excepción. Pero también vi varias imágenes con Camus..."
"¿El niño?"

"Sí... y hoy esta mañana, Aioros llevaba una cinta roja sobre la frente. La misma de mi visión. Lo veo ahora y es el mismo muchacho, ya no tiene los rasgos de niño. Es como si aquella imagen pronto fuera a ocurrir..."

"Aioros será el caballero de Sagitario, Shion. No te debes preocupar, en cualquier situación en la que se encuentre, se que saldrá con bien."

"¿Es qué no te das cuenta Dohko?"

Dohko no comprendía a que se refería Shion. Vio como éste colocaba una de sus manos sobre su frente. Dohko reconoció ese gesto en su amigo. Era señal de impotencia y temor.

"¿Porqué no vi más imágenes con Aioros?"

"... No lo sé Shion, puede ser... por cualquier razón..."

"Tengo miedo... de haber encontrado una Dohko. Tengo miedo de estar en lo correcto. Tengo miedo de que la razón por la que no vi más imágenes de Aioros sea... sea porque ya no hay más..."

"... No te precipites Shion. Puede haber muchas razones. Y también debes pensar que sólo has encontrado a tres caballeros, no puedes empezar a sacar conclusiones. Ya no pienses en esto. Debemos esperar a encontrar más caballeros y luego sacar conclusiones."

"... El momento de la visión de Aioros se acerca... no puedo..."

"Aioros deberá cumplir su destino, y eso debe ser suficiente Shion. Sé que quieres mucho a tus discípulos, especialmente a Aioros, pero no debes dejar que esto te ciegue."

"... lo sé..."

"Pensaré en lo que me has contado y hallaré una razón. Te lo prometo."

"Gracias Dohko, y disculpa por molestarte. Necesitaba hablar con alguien..."

"Yo debo agradecer que te acuerdes de tu amigo y que no me distraigas de mi soledad Shion. Debo dejarte... Hasta luego, viejo amigo."

"Nos vemos Dohko."

Y Shion se quedó sentado tratando inútilmente de calmar sus pensamientos.

Pasaron dos semanas y media, en las que Camus volvió a sonreír gracias a Kanon. Le habían explicado cosas que todavía no lograba entender. Shion decidió que el niño debería recuperarse un poco antes de comenzar a entrenar. Kanon pensaba que el entrenamiento ayudaría al niño a distraerse, pero no quiso contradecir al Patriarca.

Todos eran muy amables con Camus. Kanon trataba en todo momento de hacerlo reír. Aioros procuraba pasar tiempo con él, y propiciar la amistad entre él y su hermano. Aioria estaba feliz de tener con quien jugar, aunque veía con algo de recelo como todos centraban la atención en Camus. Saga por su parte procuraba ayudar a Kanon, ofreciéndose inocentemente siempre como el motivo de burla que propiciaba la risa de Camus. Shion ahora pasaba menos tiempo con los discípulos. Cuando Aioros le preguntó la razón, éste le contestó que debía organizar algunas cosas, ya que Aioria y Camus necesitarían instrucción, y Saga y él otro tipo de entrenamiento.

Llegó la noche y Camus se sorprendió del alboroto que se formó en el campamento. Aioros saltaba y sonreía; Kanon abrazaba a Saga y saltaba también; Saga por su parte tenía su rostro invadido por la felicidad. - ¿Qué ocurre Aioros? –

- ¡ESCORPION BRILLA CAMUS! -

Camus no sabia que quería decir exactamente Aioros con ello, pero supo inequívocamente que su vida iba a cambiar...