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Camus por fin entendía lo que Aioros había tratado de explicarle. Por fin entendía lo que "Tú constelación nos guió" significaba. Escorpio brillaba en el cielo como ninguna otra estrella lo había hecho en opinión de Camus. Aioros le había explicado que una vez que una constelación se anunciará en el cielo, debían ir a buscar al caballero perteneciente a esa constelación. Era la señal que esperaban, y que les permitiría encontrarlo.

- Está en Grecia. - anunció Shion.

Saga y Aioros acompañaron a Shion en su meditación. La curiosidad por saber cualquier detalle del nuevo caballero los estaba matando, al igual que permanecer en el campamento sin empezar la búsqueda. Pero comenzaron a caminar con dirección al coliseo.

- ¿Será pequeño como Camus? O tal vez hasta sea mayor que nosotros piojoso... -

- ¿Nervioso Saga? Pues no se, todo puede ser... -

- Pues sí, estoy nervioso... -

- Es un milagro que aceptes algo... -

Saga miró a Aioros y vio que este se encontraba riendo. Le estaba tomando el pelo, como siempre.

- Ya en serio, Aioros. Cuando te encontraron a ti, habías perdido a tu padre. Cuando nos encontraron a Kanon y a mí, vivíamos en la calle por la pérdida de... de mi madre. - Aioros notó que todavía era difícil para Saga hablar de su madre. - Y cuando encontramos a Camus, las cosas no pudieron haber estado peor. A lo que me refiero es que... -

- Tienes miedo de que encontremos al caballero ... -

- No tengo miedo Aioros -

- ¿Entonces que tienes Saga? Acepta tus emociones de una vez por todas. - comenzaba a irritarle que Saga siempre hablara con rodeos. Él era su amigo y compañero de armas, él tenía gran confianza en el muchacho que tenía frente a él, él le contaría todo lo que había en su interior si fuera necesario...

- No me has entendido... - Saga se sorprendió de que su amigo el piojoso tuviera una explosión. Siempre estaba tan jovial.

Aioros se sentó frente a Saga. - Entonces continúa, y... perdona Saga. –

Saga asintió y sonrió. - No te tienes que disculpar Aioros... Debe ser difícil que él único compañero de armas con el que creciste sea como yo... Nunca... –

Aioros continúo. - ... dices lo que sientes... y tratas de que tus emociones no se reflejen en tu rostro. -

Saga lo miró sorprendido. - Pues sí... a eso me refería... pero no tenías que ser tan explícito piojoso. –

- Saga... sí más personas fueran como tú... el mundo sería diferente. Estoy... agradecido con las estrellas de que hayas sido tú con él que he crecido. No imagino mi niñez sin ti...-

- ¡Me sonrojas piojoso! -

Aioros rió pero Saga pudo ver que su mirada estaba dolida. - Saga, trato de estar serio. ¿Sabes lo que me cuesta? ¡Y tú riéndote de mí! -

- Ya se necesitaba un cambio de roles ¿No crees? -

Aioros comenzaba a ponerse de pie, pensando que Saga estaba tratando de evitar confesarle sus temores.

- No, espera Aioros. Discúlpame. ¡Pero es que tú me provocas! -

- ¿¡YO? -

- ¡Tú provocas que haga cosas que normalmente no hago! -

Curioso, Aioros decidió que la plática todavía no acababa y se volvió a sentar. - ¿Yo? ¿Cómo que puedo provocar que normalmente no haces? -

Saga se sonrojó, y Aioros comenzó a reír fuertemente. Le encantaba provocar a Saga, le encantaba verlo sonrojado y lo mejor de todo es que no batallaba mucho. Era muy fácil. Saga se avergonzaba de que sus emociones se reflejan en su rostro y palabras.

- Pu... pues... -

Y ahora comenzaba a tartamudear. Ya casi le salían lágrimas por los ojos de tanto reír. No podía ser mejor la situación.

- ¡ERES IMPOSIBLE PIOJOSO! -

Y Saga hizo ademán de irse, pero Aioros se levantó rápidamente y se le puso en frente impidiéndole el paso.

- Ahhh no. No me vas a dejar hablando sólo. Ahora terminas de hablar. -

- ¡Muévete piojoso! -

Saga empujó a Aioros, y éste calló hacia atrás pegándose en la cabeza al caer al suelo. Saga corrió hacia Aioros que no se movía. Sabía que le estaba jugando una de sus tretas, tratando de hacerlo sentir mal para luego reírse de él. No le iba a dar la satisfacción de reírse de él. Cuando Aioros creía que Saga lo iba a ayudar a pararse, se puso pesado como una piedra manteniendo los ojos cerrados fingiendo inconciencia. El movimiento que Saga haría después no se lo esperaba y lo tomó desprevenido.

- ¡NOOO! JAJAJAJAAJAJA COSQUILLAS NO! -

Aioros se retorcía en el suelo de las cosquillas que le provocaba Saga. Aioros se lanzó contra Saga, en un intento desesperado por librarse de las cosquillas, y ambos terminaron rodando juntos por una ladera. A pesar de los raspones y fuertes golpes que habían recibido, al dejar de rodar reían como los niños que realmente eran. Y se quedaron acostados en el suelo hasta que dejaron de reír.

- Ya en serio piojoso... Me cuesta reconocerlo, pero al fin y al cabo tienes razón. Eres... mi... amigo, ni a Kanon puedo decirle estas cosas... temo preocuparlo y agobiarlo con mis dudas. -

- ¿Tienes miedo? - la voz de Aioros era seria.

- Sí. Tengo miedo de la situación en la que podamos encontrar al niño. Tengo miedo de que seamos culpables de lo que le esté pasando al caballero de escorpión. -

- ¿A qué te refieres con culpables Saga? -

- He pensado... -

- Conociéndote, deberías decir que te has torturado... -

- Pues sí, tal vez tengas razón... He pensado que, al nacer, las estrellas ya nos han marcado, elegido. Sólo esperan el momento oportuno para revelarse ante nosotros. Pero te has dado cuenta ya, que todos hemos sido separados o forzados a quedarnos sin nadie antes de ser reconocidos como lo que somos. Tengo miedo Aioros, tengo mucho miedo, de que por nuestra causa todos los que estuvieron a nuestro alrededor hayan muerto. No puedo dejar de pensar que si yo no hubiera nacido... mi madre no estaría muerta y Kanon viviría como un niño normal, feliz. Tengo miedo de que nuestro destino sea provocar la muerte de todos aquellos que nos rodean... -

- No te puedes culpar de la muerte de tu madre Saga. Y yo tampoco me puedo culpar a mí de la muerte de mi padre... y francamente no puedes aceptar que Camus sea el culpable de la muerte de sus padres... -

- ¿Entonces porque estamos rodeados de tanta pérdida y muerte Aioros? -

- Porque es nuestro destino Saga... -

- No puedes aceptar eso Aioros. Es injusto, no es correcto. No puedes estar seguro de cual es en realidad nuestro destino. -

- Nuestro destino es proteger y servir a Athena, Saga. -

- Nuestro destino es proteger al mundo Aioros. -

- Y eso significa proteger a Athena, Saga. -

Saga no estaba muy convencido de esto último, pero no quiso contradecir a su amigo. En este momento quería discutir cosas más importantes que atormentaban su mente.

- ¿Entonces tú crees realmente, que tienes un destino, escrito ya y que no puedes cambiar? Me cuesta aceptar eso. -

- No exactamente. Creo que cada persona en este mundo, nace porque tiene una tarea que cumplir. Tiene algo que hacer, y ese algo es parte de un plan que yo llamo destino. -

Saga comenzaba a desesperarse. Aioros no cuestionaba nada, creía ciegamente y eso le molestaba. ¿Qué haría Aioros si se daba cuenta un día, que todo lo que creía estaba mal? Nunca se debe confiar en nada. - Lo que dices es... tu me estás diciendo que... ¿Acaso crees que la misión de mi madre, tu padre, y los padres de Camus era tenernos y morir después? - lo dijo con rencor.

- Sí. Es triste pero... -

Saga finalmente explotó. - ¡ES RIDÍCULO! No puedo creer que tú, entre todos, seas tú quien afirme algo así, Aioros. –

- ¡Saga entiende! Sí todo lo que paso no hubiera pasado... ¿Quién protegería a Athena en el futuro? -

- ¡Athena es una diosa Aioros! Créeme cuando te digo que se podría proteger ella sola. -

- ¡Es una diosa en el cuerpo mortal de una mujer Saga! Y una mujer que deberá llevar un peso impresionante sobre ella. -

Saga se calmó. A pesar de todas sus dudas, no podía blasfemar a Athena. Esperaría su llegada, la conocería y la juzgaría después.

- Entonces, para que nuestros destinos se puedan cumplir... ¿Por eso fue que murieron nuestros padres Aioros? -

- Tal vez, tal vez no. Puedo estar equivocado Saga. -

- No lo estás. Tus palabras me suenan a realidad. -

- Saga... si no hubiera pasado todo esto... yo no te hubiera conocido. Aún cuando me duela en el alma la muerte de mi padre, no puedo evitar sentir... -

Saga le dirigió a Aioros una mirada fija y profunda, incitándolo a seguir. - Sentir, tanta alegría aquí adentro por haber pasado mi infancia contigo... - Acto seguido, Aioros se sonrojó.

Saga comenzó a reír. - Parece que ahora es turno del piojoso de sonrojarse. –

Aioros sonrió. - Lo he dicho muy en serio Saga... a pesar de que me ría. –

Saga lo miró. - Sabes que me es difícil decir algo así, pero también sabes que yo... siento lo mismo que tú. –

Aioros le puso un brazo sobre su hombro y empezaron a caminar, felices porque por lo menos las estrellas les habían concedido estar juntos.

Sin saber cómo, Aioros y Saga se hallaron frente al campamento. Cuando Kanon los miró, rápidamente se separaron. Kanon no pudo evitar reír.

- Hola bonito. ¿Y mi hermano? -

- Dormido. -

Aioros se acomodó a un lado de Camus, cerca del fuego y entabló conversación de él. Saga notó incómodo la mirada socarrona de Kanon sobre él. Se iba levantando diciendo que iría a buscar a Shion (en realidad huía) pero éste apareció en el campamento.

- El caballero de escorpión está muy cerca. Está en una casa en la isla de Milos. Saga, Kanon, Aioros vayan a cambiarse. -

Kanon estaba muy sorprendido. ¡Shion le había dicho que se cambiará! Eso significaba que iría. No lo podía creer. Para todos los presentes fue evidente que Kanon se encontraba feliz por las palabras de Shion.

- Pero Patriarca... ¿Quién cuidará de Camus y de Aioria? -

- No te preocupes Kanon. No tardaremos mucho. No pasará de hoy. Los niños despertarán y nos encontrarán aquí. -

Kanon corrió junto con Saga a cambiarse.

- Shion... Me gustaría ir a encontrar al caballero de escorpión, pero no quisiera dejar solos a Aioria y a Camus... -

- Aioros, no te puedes estar preocupando tanto por ellos. Tienes un deber y debes cumplirlo. Anda vete a cambiar que sólo estaremos fuera unas horas. -
Pronto todos estuvieron listos, y Aioros después de acostar a Camus y prometerle que pronto regresarían, y checar a su hermano tomó la mano de Shion. Kanon y Saga también lo hicieron. Kanon propició que Saga tomará la mano de Aioros y los miró con cara de risa. Saga se sonrojó y Aioros trataba de no echarse a reír.

Aparecieron frente a una casa verde de dos pisos. Gente vestida de negro y expresión afligida cruzaba la puerta de la casa. Aioros miró a Saga, y notó que este miraba el cielo con expresión de porqué.

Kanon se hallaba feliz de poder ser parte del grupo y de verdad creía que había sido injusto con Shion. La verdad era que... el no era un caballero... era sólo el hermano de uno. En eso estaba pensando cuando notó que en el techo de la casa había un niño de cabellos azules que los miraba o bien que miraba el mar que se encontraba tras ellos...