XI

Había muchos autos estacionados frente a la casa de dos pisos, y mujeres, hombres y niños cruzaban la puerta principal. Todos serios, todos mudos, todos tristes, todos deprimidos, todos con lastima.

- Me resulta dolorosamente familiar esta escena... -

- ... A mi también Kanon... -

Saga y Kanon se miraron tratando de transmitirse seguridad.

- ¿El caballero se encuentra dentro Shion? -

- Lamento decir que sí... -

- ... ¿Cuál es su... situación frente a todo esto? -

- El funeral creo... es para su hermano... Debemos entrar. -

Saga se quedó quieto unos segundos. Shion y Aioros caminaban ya hacia la puerta. En estos momentos su teoría quedaba probada. Habían nacido para servir a un plan de proteger a alguien que ni siquiera era de este mundo. Y sufrirían todas sus vidas, y los que los rodearan también. La muerte los rodearía para siempre. ¿Cómo podía Aioros estar tan tranquilo sabiendo todo esto?

- Saga... vamos. - Kanon lo jaló hacia la puerta.

La casa no congeniaba con el ánimo de todos los presentes. Se podía ver por la decoración que era el lugar de gente alegre y práctica. Shion los guiaba a través de los montones de gente. Había gente joven y vieja, y todos se hallaban afligidos. Buscaba al joven que se convertiría en el caballero de escorpión entre la multitud.

Aioros seguía a Shion y trataba de no mirar demasiado el alrededor. Estaba pensando en lo que había discutido con Saga y no debía hacerlo; debía permanecer tranquilo. Saga notaba todo a su alrededor y se afligía cada vez. ¿Eran culpables de las muertes de aquellos que habían estado cerca de ellos durante sus infancias? La pregunta la contestaría después...

Kanon miraba las caras de dolor y lástima de todos los presentes. No había silencio. Un suave pero audible murmullo llenaba aquella casa. Escuchando las conversaciones Kanon supo cual era la situación a la que se enfrentaban.

- ... murió hace dos días... -

- ... es una lastima... -

- ... pobre de su hermano pequeño... -
- ... parece una maldición... -

- ... en accidente hace un año... -

- ... y la madre en el parto del chico... -

- ... vivía sólo con el hermano... -

- ... ¿Qué pasará con el niño ahora? -

- ... No ha querido estar presente en el velorio... -

- ... Se supone que estaría aquí... -

- ... Se ha retirado... -

- ... No desea ver a nadie... dicen que no ha derramado ni una sola lagrima... -

- ... podría ser que está en shock... -

Kanon no creía lo que veía. Había pasado mucho tiempo alejado de la vida normal, pero le asombraba como la gente podía ser tan frívola y falsa. Osaban venir a la casa de un difunto, con intenciones de apoyar al niño y lo único que hacían era venir y recordarle a éste las heridas que seguramente todavía sangraban.

Después de inspeccionar toda la planta baja, y no encontrar al caballero, se reunieron en un rincón de la sala y decidieron que subirían a la planta alta, de dos en dos para no atraer la atención. Saga y Aioros subieron primero (ver dos personas idénticas subir las escaleras atraía más las miradas).

Al ver la mirada de Aioros, Saga se sintió mal por haber juzgado a su amigo. Aceptar sus duras realidades, como hacía Aioros, no significaba ser inmune al dolor. El nunca podría aceptar la realidad, o como lo llamaba Aioros, jamás estaría conforme con su "destino". Sus propias acciones le guiarían y abrirían el camino. Mientras él estuviera en control de sí mismo nada malo podría pasar.

Unos minutos después Kanon y Shion subían las escaleras. Shion abrió la puerta de una de las habitaciones y les indicó que lo siguieran.

- ¿Escucharon las conversaciones de la gente? -

- ... -

- ... no... en realidad no... -

- Deberían haberlo hecho para estar conscientes de la situación... -

- Yo creo que entendí algunas cosas patriarcas... -

- Bien. Infórmalos Kanon, mientras medito por unos momentos... -

- Parece que el caballero que buscamos es un niño. Un niño que ayer perdió a su hermano mayor... único familiar que tenía. Su madre murió al darlo a luz, y su padre hace un año, no se como pero parece que fue un accidente... -

- ... pobre niño... - dijo Aioros.

- No ha querido ver a nadie que ha asistido hoy al funeral... -

- Le ha tocado ver morir a toda la gente que quiere... a su corta edad... ya ha sido testigo de dos funerales y otro que no debe si quiera recordar... - fue Saga el que habló.

El silencio los invadió y esperaron a que Shion terminara de meditar.

- El caballero es un niño, ha perdido a su hermano mayor recientemente y se encuentra en la azotea de la casa... - afirmó Shion.

- ¡Dios! No ha perdido sólo a su hermano. ¡Ha perdido a TODA su familia! -

- ¡SAGA! Concéntrate. Duele enfrentarse a una situación así. Pero ya nada se puede hacer, fue el destino quien escogió que esto pasara y sus motivos debe de tener, aunque no los entiendas. - La voz de Shion fue autoritaria y Saga guardó silencio algo avergonzado.

- No tienes porque avergonzarte. Reaccionar es de humanos, pero debes recordar que serás un caballero no un humano normal y para que el título te honre debes ser mejor que esto. Vamos a la azotea. -

Encontraron unas escaleras al final de un pasillo que los condujo a la azotea. En ella, se encontraron a un niño de cabellos azules desordenados que les daba la espalda. Se encontraba sentado a la mitad de la azotea. Se fueron acercando a él lentamente sin tener idea de que decir o hacer. Shion se puso frente a él, y los demás siguieron su ejemplo y esperaron. Shion se fue sentando poco a poco, se le veía agitado.

La razón por la que Shion se iba a sentando ya la conocemos: las visiones. Al ver al niño de ojos turquesas, imágenes comenzaron a invadir su mente. Veía una uña sumamente larga y roja que amenazaba a un joven de armadura blanca, después vio a este niño ya convertido en un joven portando la armadura de escorpión y derramando sangre sobre la armadura blanca que el joven de la primera imagen portaba, después vio a su lado a otros dos compañeros dorados que juntos encendían sus cosmos, pudo distinguir las armaduras de Leo y de Aries, después vio a la muchacha de cabellos lilas frente a tres caballeros oscuros tumbados en el suelo y finalmente vio el rostro del portador de escorpión consumido por la ira y el dolor mientras sostenía a uno de los caballeros oscuros que tenía cabellos azules oscuros.

El niño no los miraba, sólo tenia ojos para un portarretratos que sostenía en su mano izquierda. Saga no pudo contener un escalofrío al contemplar la imagen: un hombre y un muchacho de cabellos rubios sonreían y abrazaban al pequeño que tenían en frente; a esa imagen estaba adherida otra, una foto que se veía algo antigua, era de una mujer de cabellos azules que agitaba la mano saludando.

Kanon quedó asombrado con el niño. No había lagrimas ni restos de estas en sus mejillas. Sus ojos se hallaban hinchados. Talvez ya había llorado, o talvez era por la perdida de sueño. Su mirada reflejaba absolutamente nada. Miraba la fotografía y la rozaba con sus pequeños dedos con una suma delicadeza y devoción.

- ¿Cuál es tu nombre pequeño? - dijo Shion, rompiendo así el silencio.

El niño levantó la vista, vio a los cuatro presentes que lo rodeaban, se levantó, caminó diez pasos y volvió a sentarse y a dirigir su atención a la fotografía. Todos se quedaron helados, no sabían como actuar frente a aquel niño. Se quedaron en silencio, tratando de pensar en algo hasta que Kanon se cansó de la situación y se dirigió hacia el niño. Simplemente se sentó, y aguardó. Los demás se quedaron atrás y esperaron. Paso mucho tiempo, que a falta de reloj no supieron contar. Pero se imaginaban que una hora ya había pasado. Por fin, después de no intercambiar miradas ni palabras, Kanon decidió que era momento de hablar.

- Eres muy valiente niño... Otro de tu edad estuviera llorando desconsolado... -

Silencio. Pasaron diez segundos en los que Kanon pensó que el tendría que hablar todo el tiempo, cuando el niño le respondió.

- ... ningún otro niño de mi edad ha pasado por lo que yo... – y por primera vez miró a Kanon a los ojos, y este se sorprendió de la tristeza, reflexión y sabiduría que esos ojos le transmitían.

- La pérdida de los que quieres causa dolor niño. Un dolor intenso que debes estar sintiendo ahora. Las lágrimas son naturales, son un reflejo de nuestro dolor... -

- ... Me he cansado de llorar ya... y ya no puedo... ya no consigo llorar aunque lo intente... ya no puedo... ya no hay nadie más... ya no hay nada... - Kanon supo que lo deciá más para sí mismo.

- Me llamo Kanon niño... ¿Cómo te llamas tu? -

- Milo. ¿Son gemelos? - miró hacia atrás.

Los tres que se habían quedado atrás, comenzaron a aproximarse.

- Sí. Se llama Saga y es mi hermano mayor... por cuatro minutos. -

- Yo tenía un hermano mayor... - Por un momento su nariz y sus labios temblaron, pero se contuvo.

- Lo sé... -

- ¿Lo conocías? -

- No... -

- Yo tampoco te conozco. ¿A qué has venido si no nos conoces Kanon? - a pesar de que las palabras parecían frías, su voz no lo era.

- Hemos... venido a conocerte a ti. -

Milo vio frente a el, a los tres que se habían quedado atrás. Quiso retroceder, había hablado con Kanon porque le había transmitido confianza y afecto, pero no quería hablar con nadie más. Desistió cuando se dio cuenta de que su curiosidad quería saber quienes eran.

- Milo... ellos son: Saga, mi hermano, futuro caballero de géminis; Aioros, futuro caballero de sagitario; y Shion, el Gran Patriarca del Santuario, y caballero de aries. -

- Milo... te hemos venido a buscar... y ahora que te hemos encontrado, te pediremos que nos sigas para que puedas cumplir tu destino... -

- ... Yo no tengo a nadie... a quien seguir... - al decir esto una sola lagrima traicionera corrió por su mejilla. - Ni nada... que seguir... -

- Por eso hemos venido Milo... - Milo miró a Kanon sin entender.

- Hemos venido a ofrecerte un camino, el que las estrellas te han preparado... -

- Milo - interrumpió Shion. - La constelación de Escorpión ha estado brillando desde ayer, anunciando al mundo que el caballero de escorpión está listo para cumplir su destino. La constelación nos ha guiado a ti. Tu destino es ser el caballero de escorpión. -

- ... yo quiero ver a mi padre y a mi hermano... y a mi madre... es lo único que quiero... -

- Los verás siempre Milo. En todo lo que haces, en todo lo que recuerdas, en tu fotografía, en tu corazón y en ti. - dijo Kanon.

- Debes seguirnos Milo, lo que no entiendas te será explicado después. -

Milo miró a Kanon y este asintió. Milo no quería ver las miradas de sus compañeros de clase al verlo entrar por la puerta del salón, señalándolo DE NUEVO. Milo no tenía otros familiares, no quería estar en un orfanatorio. Milo no quería bajar y ver las miradas de lástima que iba a recibir si lo hacía. Milo no quería estar en esa casa que le recordaba lo que ya no iba a tener. Y sin saber a donde iba, porque iba o para que iba, tomó la mano de Kanon. Vio sorprendido que Saga lo tomaba de la mano y le sonreía, Aioros tomaba la de Saga y le dirigía una mirada dulce, y el Patriarca tomaba la de Kanon. Cerró sus dulces turquesas y cuando los abrió se encontraba frente a unas ruinas.

- Este es el Santuario de Athena Milo. Aquí entrenarás para ganar la armadura de Escorpión. Vivirás con tus compañeros de armas y ellos se convertirán en la familia que has perdido. - le dijo Shion.