XVIII

- Soy Shaka. Shaka de Virgo. -

¿De Virgo había dicho el niño? Saga pensaba sorprendido. Retrocedió unos pasos. El niño rubio se veía adorable diciendo tales palabras con sencillez, pero Saga no creía lo que veía.

- ¿A... A qué has venido... niño? -

- A convertirme en el caballero de Virgo. - El niño rubio sonreía, su mirada celeste no se apartaba de los ojos de Saga, cosa que incomodo un poco al geminiano.

¿Quién era ese rubio pequeño y decidido de mirada celeste que decía se convertiría en el caballero de Virgo? Y más importante. ¿Debía Saga creerle? ¿O lo echaba a patadas del Santuario? No podría correr a ese adorable niño... Esperaría por Shion y esperaría a la noche. Si la constelación de Virgo dejaba de brillar... pues eso debería significar que el niño Virgo estaba ya en el Santuario... y si el niño Virgo estaba en el santuario, pues debería ser Shaka.

Todo esto pensaba Saga (que raro  ), cuando sintió un contacto en su mano. Bajó la mirada para encontrarse con un Shaka que le tomaba la mano y comenzaba a caminar guiándolo a él.

- ¿El caballero de Aries ya llegó? - La dulce mirada celeste desarmó a Saga y le hizo olvidar que se encontraba frente a un niño y no un adulto.

- ... No... no ha llegado. ¿Cómo sabes que... -

- Por las constelaciones. La constelación de Virgo me ha elegido y guiado aquí. ¿Es este el Santuario de Athena? -

- Sí... pero... ¿Cómo... -

- ¿Cómo te llamas? -

- Saga, pero ¿Cómo... -

- ¿Eres un caballero? -

- Todavía no... ¿Cómo... -

- Pero lo serás. ¿Cuál es tu constelación guardiana? -

- Géminis... ¿Cómo? -

- Lo supuse, actúas cómo uno. Oye... -

Pero Shaka no pudo continuar, porque Saga se había hincado, desesperado por dejar de oír preguntas y no escuchar respuestas y lo sujetó delicadamente de los brazos, mirándolo fijamente. Pensó que el niño se asustaría pero al contrario. El niño sonreía con unos dientes blancos y mirada expectante. Se veía tan feliz.

- ¿Qué sucede Saga? -

- Shaka... ¿Cómo? ¿Cómo es que sabes esas cosas? ¿Cómo es que llegaste aquí? -

- Ya te lo dije. Seguí la constelación... -

En esos momentos la cabeza de Saga parecía que iba a explotar de desesperación. Aún cuando era evidente la desesperación del mayor, el niño seguía sonriendo abiertamente. Mientras trataba de tranquilizarse Saga notó que el niño no le quitaba sus dulces celestes de encima.

- ¿Pero cómo supiste que debías seguir la constelación? ¿Por qué dices que eres el caballero de Virgo? -

La respuesta fue simple y desesperante, acompañada de la sonrisa que empezaba a desesperar un poco a Saga.

- Porque lo soy. -

Shaka volvió a tomar la mano de Saga, que rendido y desesperado guió al niño al campamento.

Aioros no creía lo que veía. Un niño rubio sonreía mientras tomaba la mano de Saga. ¿Un niño rubio en el Santuario? ¿De la mano de Saga? Aioros se acercó a la "pareja" y miró a Saga, pidiéndole una explicación por la presencia del niño. Saga se encogió de hombros. Aioros miró al niño, que ahora le sonreía a él. (Si que le gusta sonreír a Shaka ;) )

- Soy Shaka. ¿Quién eres tú? - decía el niño que todavía sostenía la mano de Saga, que al llegar al campamento había intentado inútilmente de zafarse.

Aioros se sorprendió. Al niño parecía no afectarle el estar en un ambiente extraño con extraños.

- Soy Aioros... ¿Qué ... -

- ¿Eres un caballero? -

- Este... en un futuro lo seré. ¿Cómo pudiste... -

- ¿De qué constelación? - Aioros pensó que el niño le estaba tomando el pelo. Lo había interrumpido ya dos veces para hacer preguntas, Aioria antes hacía eso para luego burlarse de él. Pero notó que el niño lo miraba expectante, y con la sonrisa que no parecía abandonar su rostro nunca.

- De la constelación de Sagitario. Pero Shaka... ¿Cómo llegaste... -

- Saga también será un caballero. Será el caballero de Géminis. - Aioros rió por la forma orgullosa en la que el niño había hecho el comentario y por como había apretado la mano del gemelo.

- Shaka ha venido ha convertirse en el caballero de Virgo, Aioros. - Aioros notó que Saga trataba de no reírse ante tal afirmación. Y miró sorprendido al pequeño.

- Tú... ¿Tu eres el futuro caballero de Virgo? -

- Sí, lo soy. -

- Pero, Shaka. ¿Cómo lo sabes? -

Los dulces celestes de Shaka se abrieron en sorpresa ante la pregunta. Después de unos segundos recobró sonrisa y se dispuso a hablar.

- Tuve una visión y decidí venir aquí. -

- ¿Una visión? ¿Cómo viniste? ¿De dónde vienes? ¿Y tu familia? -

Shaka se aferró fuertemente a la mano de Saga, que comprendió que las preguntas tal vez eran dolorosas para el niño. Saga se sentó, y le indicó a Shaka que lo hiciera. Saga pensó que lo soltaría, pero el niño no lo hizo. Con media sonrisa respondió a las preguntas de Aioros.

- Vengo de la India, y deje a mis padres. -

- ¿Huiste de tu casa? - dijo un muy sorprendido Aioros.

Shaka miró a Saga de manera "hermosa". Los dulces celestes parecían a punto de soltar lagrimas y le rogaban que frenara las preguntas. Conmovido Saga decidió actuar.

- Lo importante es que el niño está aquí Aioros. Y si en verdad es el futuro caballero de Virgo, nos ha ahorrado una salida. - Saga miró suplicante a Aioros para que dejara de preguntarle cosas al niño.

Después de un silencio, Shaka volvió a hablar. Aioros y Saga se sorprendieron. El niño parecía haberse recuperado ya de su pequeño momento de debilidad. La sonrisa se dibujaba en sus labios de nuevo. Y asombrosamente para Aioros y no para Saga que ya comenzaba a conocer esa "cualidad" del niño, Shaka comenzó a hacer preguntas.

- ¿Hay caballeros aquí? -

- Los aspirantes a Acuario y Escorpión, están en el campamento también. - dijo Aioros.

- ¿Solamente? - aún cuando la respuesta había salido de boca de Aioros, Shaka miraba a Saga.

Acostumbrado ya a la atención que el niño le otorgaba Saga respondió a su pregunta.

- Hasta ahora si. Seremos seis pronto. ¿Quieres conocerlos? - por primera vez Shaka vio una sonrisa completa en el rostro de Saga y se emocionó al comprender que esa sonrisa era TODA entera para él (mendigo suertudo  ). Aioros notó divertido la reacción del niño ante la sonrisa de Saga, se vio a si mismo reflejado en el pequeño. Saga atribuyó la emoción del niño a conocer a sus compañeros.

- Voy por ellos. - Saga comenzaba a pararse y disponía a dar el primer paso, cuando notó que Shaka todavía no lo soltaba. Miró confuso a Aioros, que trataba de no reír, y luego a Shaka. El niño le sonreía (como siempre), pero había adoptado una mueca irresistible de perrito triste.

- Shaka... me tienes que soltar para que pueda ir por ellos... -

- ¿No podría ir Aioros? - Saga miró a Aioros con cara de "¿Qué hago para despegármelo?".

- Claro que sí Shaka. Iré por Camus, Milo y mi hermano Aioria. - Y ya estaba caminando hacia el pequeño bosque cuando recordó algo. - ¡Shaka! Apuesto que te va a encantar conocer al hermano de Saga... -

La mirada de Shaka radiaba felicidad. - ¿Tienes un hermano Saga? -

La contestación de Saga fue un "gulp". Miraba algo "temeroso" al pequeño rubio de dulces celestes.

- Shaka... no sólo es su hermano. ¡Kanon, es su GEMELO! - Airos habló con burla en su voz.

- ¿Gémelo? Wow, ya quiero conocerlo Saga. - Saga miró la otra muñeca de Shaka y se preguntó si Kanon pronto estaría sosteniendo esa manita pequeña.

Era el cuarto día de fiestas en Lemuria. La población se unía a celebrar que entregarían a uno de los suyos a Athena. Mu había pasado la mayor parte del tiempo con sus padres que sólo lo tenían a él como hijo. Shion se sintió peor por esto último, pero cuando conoció a los padres de Mu, vio con alivio que aunque tristes estaban como todos en Lemuria, agradecidos con la Diosa por haber escogido de entre todos a su hijo para servirle.

Las fiestas habían sido increíbles, como sólo en Lemuria puede ser. Las noches estaban llenas de fuegos artificiales, reuniones de familia, música y alegría en el ambiente. Shion pasó mucho tiempo entre sus compatriotas especialmente con Arles que todavía no le daba una respuesta. Ansiaba el regreso al Santuario, tenía muchas cosas que emprender y todavía debía buscar al caballero de Virgo. El hermoso fuego artificial en forma de cruz celeste cruzó el firmamento anunciando la caída de la noche. Shion buscó las constelaciones que antes brillaban y para su sorpresa sólo encontró una, la de Aries.

Pensó que se estaba volviendo ciego. No podía ser. ¿Por qué ya no estaba Virgo en el firmamento? Se alarmó. Fue la gota que derramó el vaso. La pregunta que desorbitó la lista. Quiso que alguien contestará la infinidad de preguntas que estaban inundando su mente. Se sintió solo. Abandonado a su suerte. La desesperación lo invadió. No sólo era Virgo, era todo. Había meditado, pensado y hablado con Dohko, y había tantas preguntas sin respuestas. ¿Cómo podría dirigir el Santuario? Era ignorante de muchas cosas. Athena le había confiado el Santuario y la preparación de nuevos caballeros. ¿Cómo lo haría? No sabía nada. Él había luchado y lo volvería a hacer; y también dirigiría el Santuario si se lo pedían pero... ¿Por qué no le decían como?

Sintió la necesidad de ocultarse y correr. Y lo hizo. Shion corría a toda velocidad tratando de no sentir, de no recordar lo que le esperaba al regresar al Santuario. Vio en su cabeza la imagen de Aioros sosteniendo al nene, a Saga y Kanon solos en Cabo Sounion, a Camus abrazando a su difunta madre, a Milo en la azotea aferrándose al portarretrato de su familia y a Mu, con lágrimas silenciosas y media sonrisa. Y se detuvo lentamente.

Fue cayendo al suelo hasta quedar de rodillas y miró el cielo. No tuvo temor en gritar, estaba lejos de la multitud lemuriana que festejaba. - ¿POR QUÉ YO? ¿POR QUÉ A MI? ¿POR QUÉ ME ELEGISTE A MI? -

Dos lágrimas cayeron al suelo. Shion se puso de pie y las limpió rápidamente. "Suficiente por esta vez. Calma. La duda es parte del ser. Debo ser más que el "ser". Sé que soy mejor que esto. Por Athena y por todos debo serlo."

Tranquilo y sereno regresó a la fiesta, agradecido porque fuera la última. Los problemas lo esperaban en el Santuario, pero "tenía" que regresar. Si él no se hacía cargo de esos problemas... ¿Quién lo haría? Era su destino y difícil o no, debía cumplirlo. Comprendió que no volvería a tener otro momento de desahogo y se sentó, aguardando la mañana que lo llevaría al Santuario.

Shaka seguía tomando la mano de Saga cuando oyó risas y gritos. Se asombró al ver a dos niños que corrían riendo de "Saga" que cargaba en su espalda a otro pequeño que también reía. Todos estaban llenos de lodo y gritaban. Aioros les indicó el lugar donde aguardaba Saga con Shaka, y ya sin sorpresa y si con burla notó que el niño seguía tomando a Saga de la mano.

- Shaka, ellos dos son Camus y Milo... futuros caballeros de Acuario y Escorpión. - Camus y Milo hicieron una pequeña reverencia y miraron con curiosidad al rubio que los miraba con atónita sorpresa. - Él es mi hermano Aioria, y él obviamente es el hermano gemelo de Saga, Kanon, del que te hablé. -

Kanon se carcajeó cuando vio a su hermano y al rubio tomados de la mano. Saga se puso rojo del coraje, y Shaka también comenzó a reír. Aioros también, y Milo nada más por reír sin saber de que se reían imitó a Kanon. Y así se hizo la cadena con Aioria y Camus que pronto se unieron sin saber al igual que Milo el motivo de risa.

Cuando el silencio se hizo, Shaka sorprendió a todos con su afirmación.

- Yo soy Shaka, futuro caballero de la casa de Virgo. -

Camus miró a Milo, Milo miró a Kanon, Kanon miró a Saga, Saga miró a Aioros que estaba siendo mirado por Aioria, y Aioros a su vez miraba a Saga. Todos con expresión de "¿De dónde salió este rubio?". Todos creían que el niño había sido algo arrogante y nada modesto, y lo miraban con curiosidad. Shaka les sonrió enseñando sus blancos dientes y los miró de forma tan tierna que pronto olvidaron lo que habían estado pensando y llegaron a la conclusión de que era un niño ocurrente y tierno.

Kanon se acercó a Shaka y le tendió la mano. - Bienvenido al campamento, Shaka de Virgo. - se lo dijo sonriendo y Shaka lo miraba con cara de "¡Genial! ¡Dos por uno!". Pero fue un error de Kanon haberle tomado la mano al niño porque... no la soltó. Kanon miró al niño con cara de "Ya me puedes soltar", pero el niño le dirigió su mirada de cachorro triste y tierno y no le quedó de otra más que sentarse, entre risas de Saga y Aioros.

La escena que veía Shion le partía el alma en pedazos. Mu iba detrás suyo caminando con una mochila sobre los hombros. El niño miraba hacia abajo y Shion pudo ver que luchaba por no llorar. Acababan de salir de la torre familiar de Mu, donde se había despedido de sus padres. Shion miró la torre y vio que la madre y el padre de Mu estaban en una de las ventanas del segundo piso. El padre parecía sostener a la madre, que en cualquier momento parecía que se desmayaría. Ambos lloraban al ver irse a su único hijo para nunca regresar.

Mu se detuvo, y miró atrás. Al hacerlo toda su resistencia a las lagrimas se rompió, pues vio a sus padres deshechos. Miró a Shion y miró a sus padres. Corrió hacia la torre, gritando, "MAMA, PAPA". Al ver al niño correr hacia la Torre, la madre hizo lo mismo. Corrió hacia el único hijo que tenía y se reunieron en la entrada en un abrazo fuerte que recordarían por siempre. Shion no quiso acercarse a la escena familiar, se sentía apenado con la familia de Mu. Después llegó el padre de ojos esmeralda iguales a los de Mu caminando lentamente y llorando y uniéndose al abrazo de Mu y su madre.

Shion casi derrama una lágrima. Los cabellos rubios de la mujer ondeaban por el viento. Mu se aferraba a ella como si fuera... en realidad era... la última vez. Y el padre los abrazaba a ambos. Mu lloraba ruidosamente, mientras que sus padres lo hacían en silencio.

- No quiero dejarlos... No quiero dejar de verlos... mamá, papá... porfavor... -

Fue demasiado para la mujer que abandonó su discreto llanto para uno más fuerte. El padre se agachó colocándose a la altura de aquel que más quería en el mundo.

- Yo tampoco quisiera Mu... que te fueras. Pero... tu lugar no es aquí... tu lugar es el Santuario. ¿No soñabas con ser el caballero de Aries? -

- Pero papá... ¡ERAN SUEÑOS! Esto es real... -

- Esto es real y es tu camino. Siempre quisiste hacerlo, no te detengas por nosotros Mu. Athena te necesita... -

- Mamá... No... no me dejes... -

La mujer estaba sufriendo pero le dio el mejor consejo a su hijo, aquel que nunca olvidaría y que seguiría SIEMPRE. - Mu, siempre quisiste esto, ahora lo tienes, no te detengas. No debes hacerlo. Sigue tu camino. No dudes. Confía en ti y... NO MIRES ATRÁS. ¿Escuchaste hijo? NO DUDES, y NO MIRES ATRÁS. Lo que empezarás ahora deberás terminarlo. Sé valiente y protege a Athena y NO MIRES ATRÁS MU. –

Mu pareció entender y tranquilizarse con las palabras de su madre, que le llegaron al corazón. Todavía con lagrimas que no terminaban de salir le respondió. - ¿Volveré a verlos? No quiero olvidarlos mamá, no quiero dejar de verlos. –

- ¿Qué te dice tu corazón hijo? - le contestó su padre. Sus esmeraldas brillaban de dolor.

El corazón de Mu le decía que no, pero no quiso escucharlo, no necesitaba escucharlo. - Tal vez... - dijo con voz cortada.

La familia se fundó en un último abrazo, lleno de besos y caricias. Los tres se pusieron de pie y se miraron por última vez. La madre de Mu le besó las mejillas y la frente para después abrazarlo con todas las fuerzas que le quedaban. El padre de Mu, lo miró, le sonrió, lo abrazó igual que la madre, le dijo unas palabras al oído y lo beso. Mu los miró por última vez, tratando de grabar cada facción, cada detalle, cada sonido, cada aroma, y cada caricia en su alma. Había lágrimas en los tres rostros. Y Mu caminó hacia Shion, dándoles la espalda. No vio como su madre fue cayendo al piso víctima del dolor, ni como su padre miraba al cielo para después sujetar a su esposa tratando de transmitirle una fortaleza que no sentía. No vio nada de esto, porque estaba siguiendo el consejo de su madre: "No dudes. Sé valiente y no mires atrás. NO MIRARE.".

Shion se dirigió con Mu que se mantenía un poco rezagado a la Torre de Plata, en busca de una respuesta de su hermano Arles. Éste lo esperaba en la entrada de la torre sujetando una valija. Le sonrió a Shion y asintió. Shion dio gracias a Athena por otorgarle la ayuda de su hermano. Sin palabras Arles tomó la mano de Shion y éste tomó la de Mu. - Vean por última vez Lemuria. - fue lo único que pudo decir el Patriarca. Mu vio las torres que los rodeaban, los niños que jugaban, los árboles, la ciudad blanca y plata y después... las ruinas del santuario.