XIX

Los tres lemurianos se encontraron con el resto del campamento. Saga, un niño rubio pequeño, y Kanon se encontraban de espaldas a ellos en ese orden. Todos comían y conversaban. El primero en darse cuenta de la presencia de extraños fue Aioros que corrió hacia ellos. Su cara era de felicidad pero se detuvo sorprendido a medio camino por la presencia de Arles. Al ver que Aioros se ponía de pie, el resto del campamento también lo hizo y al ver a Shion se fueron acercando lentamente.

Shion se sorprendió por lo que sintió. Había una presencia que irradiaba equilibrio... luz. Era un cosmos peculiar. Era tranquilo y calmado, y a la vez osado, travieso. Detectó el cosmos en un niño rubio que le sonreía. El rostro que ahora lo miraba era el de un joven que lentamente abría sus ojos celestes en una mirada de sorpresa, portando la armadura dorada de Virgo. Después, el mismo joven derramaba sangre de su muñeca sobre una armadura de bronce. Y finalizando, una escena hermosa y terrible. El viento ondeaba y los pétalos de sales volaban, el joven sostenía un rosario y se encontraba sentado, tres oscuras sombras lanzaban un ataque contra él, que en el último momento antes de recibir el ataque bajaba la guardia y sonreía hermosamente entregándose a la muerte.

El niño Shaka miraba sorprendido a los tres extraños. Podía sentir cosas diferentes sobre cada uno. El de cabellos verdes se iba hincando sin despegar la vista de él, sintió decisión y confusión en él. El niño de cabellos lilas y ojos verdes lo miraba con curiosidad, el cosmos de ese niño estaba lleno de calidez. Y el de cabellos cenizos lo miraba expectante. Shaka no sabía que hacer, los tres extraños que tenían puntitos lo miraban a él, y no sabía porque, podían estar mirando a todos los demás... pero lo miraban a él. Algo incomodo por el acaparamiento de atención en su persona hizo lo único que se le ocurrió... (adivinaron) sonrió.

Mu, confundido porque aquel lindo rubio había acaparado la atención de su maestro y del señor Arles había estado mirando al rubio también, tratando de analizar que era lo que causaba "sensación" de él. Tal vez eran esos ojos celestes que se parecían tanto a los cielos de Lemuria. O tal vez esa cabellera rubia que le caía apenas sobre los hombros y que semejaba tanto con los rayos del sol. También estaba esa nariz respingona deliciosa que sugería que el dulce rubio era un bromista juguetón. Todas las facciones de aquel niño impresionaron a Mu, pero al ver la sonrisa de aquel pequeño sol tuvo que suspender su examen. Se sintió reconfortado por aquellos labios que le sonreían. Y gustoso de que alguien le pusiera atención a él le sonrió de vuelta al rubio.

- Shion... ¿Estás bien? - Arles trataba de ayudar a su hermano a ponerse de pie.

Saga, Aioros y Kanon estaban hechos piedra. Los tres se preguntaban sobre la identidad de aquel hombre lemuriano que acompañaba a Shion. Y la curiosidad de los tres se disparó al escuchar que le hablaba por su nombre, y no por el rango.

Shion se ponía de pie lentamente apartando la mano de Arles con delicadeza. - Estoy bien Arles... sólo necesito ponerme de pie. –

Shion volvió a la normalidad y se encontró frente a todos sus discípulos que por sus caras supuso que aguardaban una explicación y una presentación.

- Él es Mu, y es el futuro caballero de Aries. - Shion se acercó al pequeño de cabellos lilas y le puso las manos sobre sus hombros, haciendo que Mu se azorara. - Y el es mi hermano, Ares, para ustedes Señor Ares... Me ayudará a cambiar el Santuario. - Ares y Mu saludaron con la cabeza a todos los que los miraban. - Les agradecería que nos acercáramos al fuego para continuar las presentaciones. Estamos algo cansados. - Aioros notó que Shion no preguntó por la presencia de Shaka y supuso que en verdad aquel niño era el futuro caballero de Virgo y su curiosidad aumentó. ¿Cómo había llegado aquel niño al Santuario?

Ya todos sentados, el silencio se apoderó del ambiente. Todos aguardaban que el Patriarca comenzara a preguntar y a dar explicaciones.

- La constelación de Virgo ya no brilló ayer por la noche. Este niño es el responsable. ¿Quién eres? Y ¿Cómo has llegado aquí? -

Todas las miradas curiosas cayeron sobre el pequeño rubio que trataba de no sonrojarse. Encontrar las palabras adecuadas a su relato era difícil, y más cuando era observado por todos. Bajo la cara y tomando fuerza de... en verdad no sabía de donde estaba tomando aquella fuerza que quería guiarlo... levantó la cara y su mirada tropezó con la de Mu, que era quien ahora le sonreía incitándolo a iniciar.

- Soy Shaka... de Virgo. Vengo de la India. Partí de mi hogar después de ver la constelación de Virgo en el cielo. - Shion creyó en el niño. Como había sentido en Mu al conocerlo, supo que el rubio era sumamente especial. Había algo peculiar que a todos no sólo a él, parecía atraer.

- Shaka. ¿Cómo supiste que debías seguir esa constelación? - Shaka se tranquilizó al ver que el hombre de cabellos verdes parecía tomar su historia en serio y no como un cuento de hadas. Tomó confianza de esos ojos y se decidió a contar la mayor parte de su historia.

- Yo... no sabía que debía seguir la constelación de Virgo. Yo sabía... desde que nací se han contado... - Shaka se sonrojó un poco. - ... se han contado historias sobre mí. Sobre mi nacimiento... y se me ha dicho que soy... pues... que seré... grande, importante... un guía. -

Todos a excepción de Shion se sorprendían cada vez más con aquel rubio de dulce mirada y sonrisa. Mu le creyó al instante. Con sólo verlo dedujo que aquel rubio no era normal, era más bien algo especial, diferente a todos. Milo, Camus y Aioria estaban que no se creían que un niño hablará de cosas tan poco probables de haber ocurrido fuera escuchado seriamente por el Patriarca. Era como si Milo llegara un buen día con el Patriarca y le dijera "Señor, soy Darth Vader reencarnado, se que soy un peligro para el planeta por favor procure que no tenga hijos...". O sea no, era algo ridículo.

Aún cuando lo relatado por el rubio no era lo que la gente normal aceptaba como "natural" o "real", los mayores decidieron escuchar, dado que Shion lo estaba haciendo. El rubio continuó.

- Vivía en la aldea de mi clan... Y me sentía ansioso por lo que había afuera de mi aldea, así que salí y conocí el mundo. - la mirada del niño se entristeció. - Vi la constelación de Virgo como una señal, pero no supe comprenderla. La visión de una mujer que me dijo que... es difícil explicar... sus palabras no fueron realmente claras, pero de alguna forma comprendí... me dijo que aquel grupo de estrellas era mi destino, que sería necesitado en aquel lugar y que mi última lección sería aprendida ahí... por eso he venido. - Los dulces celestes estaban fijos en el fuego.

- Bien. Me alegra que estés entre nosotros Shaka. - Shion le dirigió una sonrisa a Shaka y zanjó el asunto. Kanon se quedó como piedra. ¿Iba a creer así nada más al niño? Kanon no dudaba de la palabra del niño... pero que si el niño "creía" haber visto las cosas así y en realidad habían sido de otra forma. Y no sólo eso... ¿Shion se iba a limitar a hacer sólo una pregunta? El tenía miles al oír el relato del niño. ¿Su familia¿La mujer de su visión¿Cómo era posible que "siguiera la constelación de Virgo"? Kanon creía en Shaka pero no podía creer que Shion se conformará con aquella simple respuesta. Había mucho más gato encerrado que había que averiguar... Kanon fue interrumpido de sus pensamientos por Shion.

- Bien Shaka supongo que ya conoces a tus compañeros de armas. Pero Mu y Arles déjenme presentarles a todos los muchachos aquí presentes. Él es Aioros, futuro caballero de Sagitario. Fue él primero que encontré. - Shion miró a Aioros con orgullo.

Mu sabía juzgar muy bien a las personas en las primeras impresiones (dotes de lemuriano ). A Aioros lo vio, por la actitud que tenía con los demás, como una persona capaz y servicial. Se dio cuenta pronto que todos en el campamento le tenían aprecio y cariño. Era muy querido y respetado por todos.

- Él es Saga, futuro caballero de géminis, lo encontré en Cabo Sounion. Y obviamente el es su hermano gemelo Kanon. - Shion le sonrió a Saga, pero no volteó a ver a Kanon, que trató de no mostrar que la indiferencia de Shion le afectaba.

Mu supo que aquellos hermanos eran muy unidos a pesar de ser tan diferentes. Uno se veía serio y nervioso, mientras que el otro se veía relajado y tranquilo. Por los gestos y risas de los demás niños, Mu supo que Kanon era muy juguetón y acertadamente también, que Saga era muchas veces el chiste de sus bromas.

Y los niños son Milo, Camus y Aioria. Aioria llegó siendo un bebé al Santuario pues es el hermano de Aioros. - Shion le dedicó a Aioria la mirada que sólo guardaba para él. La mirada de un padre hacia un hijo. - Camus fue el siguiente que encontramos hace poco, y es el futuro caballero de Acuario. Milo siguió después, él es el futuro caballero de Escorpión. - A los dos les sonrió al igual que con Saga.

Mu no supo intuir mucho de aquellos niños que le sonreían. Se veían como niños normales. Milo y Camus parecían muy unidos, mientras que Aioria se mantenía un poco aparte. Por las miradas de cómplices (léase sacada de lengua) que se dirigían Kanon y Milo supuso que ambos se llevaban muy bien y que Milo debía ser igual de "vivo" que Kanon. Por el suspiro que Camus y Saga compartieron al mismo tiempo al ver que Kanon y Milo se sacaban la lengua, adivinó que aquellos eran un poco más tranquilos que sus otros compañeros.

Shion anunció que el día de mañana sería domingo y que no pensaba quitarles su día libre, pero que los esperaría a las ocho de la noche en el Santuario porque tenían que hablar de cosas muy serias. Indicó a Saga y a Kanon que esperaba que se pudieran hacer cargo de Mu y de Shaka el día de mañana, que los sacaran a pasear y que los ayudaran a entrar en confianza. Kanon se preguntó porque no se los había encargado a su adorado Aioros, no que fueran una molestia los niños pero porque ellos y no Aioros. Sin decir más Shion y Ares se retiraron a la cabaña que el primero ocupaba, seguidos de Aioria que anunciaba a todos que se iría a dormir y a averiguar más del hermano de Shion.

Kanon guió a todos los pequeños a su cabaña. Se espanto al comprobar sus temores. ¡Sólo había dos colchones! El de Camus y el de Milo. ¿Dónde dormirían Shaka y Mu? Kanon comenzó entre burlas de Milo, a juntar los colchones que "sospechosamente" notó no estaban muy separados. De hecho la separación era mínima...

Pronto llegó Saga a la cabaña, y comenzó a leerles "El Zorro". Milo hizo un pequeño resumen para Mu y Shaka. Después de leer cinco páginas, Saga y Kanon se despidieron de los niños. Les dirigieron sonrisas especiales y les ofrecieron cualquier tipo de ayuda a Shaka y a Mu. Kanon tenía miedo que durante la lectura Shaka le tomara la mano y ya no se la soltara... pero aquello no ocurrió, el niño estaba mucho más tranquilo. Los niños se acostaron en este orden Camus, Milo, Shaka y Mu.

Pasaron un rato muy agradable. La verdad es que Camus y Milo se dieron cuenta de que Shaka era en verdad un niño muy normal... a pesar de todo, y no pudieron evita que aquel dulce rubio les robará el corazón con su sentido del humor. Mu, era un niño muy agradable al cual le gustaba reír, pero para todos los demás pequeños resulto evidente que estaba triste. Shaka, sintió que aún cuando reían y platicaban todos se sentían tensos, con dudas sobre cada uno, así que se sentó en la cama y planteó una de sus ideas.

- Oigan... Seremos compañeros de armas... pero yo la verdad quisiera que fuéramos más como una familia. Tengo mucha curiosidad por todos ustedes. ¿Cómo llegaron aquí? - Shaka notó que cada uno de sus tres acompañantes se perdía en sus pensamientos. - O bueno podemos hablar de nosotros. No quisiera que mañana les incomodara mi presencia, y no quisiera sentirme como un extraño... - Shaka bajo la mirada algo decepcionado de que ninguno de sus compañeros le hiciera caso.

- Yo creo... tienes razón Shaka. He perdido a mi familia... me gustaría que fuéramos como una. – dijo Mu.

Al oír las palabras de Mu, Milo lo miró. ¿Había dicho aquel niño que había perdido a su familia? De repente Milo ya no sintió que aquellos dos niños fueran unos extraños y Camus sentía algo similar. Ambos sintieron curiosidad por sus dos compañeros que los miraban expectantes, esperando sus respuestas.

- Yo... yo también perdí a mi familia Mu... y estoy de acuerdo contigo quisiera tener una de nuevo... -

Todos miraron a Camus, que asintió con su cabeza. - ¿Hablaremos de nosotros toda la noche? -

- ¡Sí¡Qué sea como una pijamada! - dijo un emocionado Mu, que organizaba pijamadas con los demás niños Aries en la Torre de Plata.

- ¡Sí! - Milo lo coreó. Recordó las pijamadas a las que había asistido con sus amigos. - Lastima que no tenemos comida... -

- Eso se puede arreglar. – dijo un Shaka con mirada maquiavélica. - ¿Dónde guardan la comida? -

- Pués... Kanon la guarda en un pequeño almacén cerca de su cabaña... ¿Porqué? - preguntaba Camus.

- Podríamos ir por la comida... – sugirió Shaka.

- ¿Cómo? Nos agarrarían con las manos en la masa Shaka... – decía Mu.

- Miren, yo puedo sentir cuando hay personas cerca. Siento como que las energías de cada quien... no me pregunten como porque no se... pero el chiste es que puedo vigilar que nadie se acerque mientras alguien va sacando algo de comida... -

- Yo puedo hacer algo parecido también... Puedo como que ver las presencias de personas por colores... es algo raro... – dijo Mu.

- ¿En serio puedes hacer eso también? - preguntaba un sonriente y sorprendido Shaka.

- Pues... sí. Me lo enseñaron en Lemuria... -

- Oye Mu... ¿Y cómo es Lemuria? - preguntaba Milo.

- Pues Lemuria es como una ciudad tranquila. Cada familia vive en una torre, y en el centro de toda la ciudad esta la "Torre de Plata" o también conocida como "Torre Sagrada de Aries". Es gigante amigos... y hermosa. No alcanzas a ver el final de la torre... Casi todo en Lemuria es blanco y plata... Es una ciudad hermosa en verdad... - Mu dijo todo esto con emoción.

- ¿No la extrañas Mu? - preguntó Camus.

- La verdad es que no he pasado mucho tiempo fuera. Shion me tomó de la mano y de repente ya estaba aquí. Aún así, me siento algo extraño... Nunca había estado en un lugar como este. Y pues nunca había visto a humanos como ustedes... - dijo un sonriente Mu.

- ¿En serio? - preguntó Shaka. - ¿Nunca habías visto a humanos? -

- Bueno... los lemurianos somos humanos... pero a la vez somos diferentes. La realidad es que nunca había visto niños ni personas adultas que no tuvieran puntos en la frente. - Mu rió.

- Oye Mu, y ¿Cuántos colores de puntos hay? - preguntó un emocionado Milo.

- Pues dos... púrpuras y rojos. Pero la verdad es que los rojos no son muy comunes. De hecho no conozco a nadie en Lemuria que tenga puntos rojos como yo... – dijo un pensativo Mu.

- Orale... ¿Y tienen algún significado Mu? - preguntó Camus.

- Pues... mi mamá me dijo que... pues significaban algo así como lo que dijo Shaka... que iba a ser grande o importante... – dijo Mu.

Se oyó un coro de: "¡Orale!"

- Oye Shaka... por cierto... ¿Qué historias se cuentan de ti? Dijiste algo de que había historias de tu nacimiento... – preguntó Mu, tratando de que la atención se centrara en alguien más.

- Pues me da pena contarles porque va a resultar raro para ustedes... – dijo Shaka.

- ¡Cuéntanos Shaka! Ándale y nos explicas. - decía Milo y Camus se le unió.

- Bueno... pero no se rían eee. Pues... según esto antes de que naciera, mi mamá tuvo un sueño, donde un elefante le tocaba la panza con su trompa y sin palabras mi mamá comprendió cuando despertó que estaba embarazada... -

- ¿Un elefante? Eso es raro... - opinaba Camus.

- Es que en mi país, mucha gente cree en el Budismo o en el Brahamanismo. - Shaka vio las caras de "What?" de sus amigos así que les explicó. - Bueno, en mi país se cree que el elefante es un animal sagrado... de hecho es como un Dios... y que mi mamá tuviera ese sueño pues fue como que muy impresionante para mi Clan. -

- ¿Tu Clan? - preguntó Mu. - ¿Es tu aldea? -

- Mas o menos, Mu. En mi aldea vivían todos las personas que pertenecían al clan de los Shakyas. – dijo Shaka.

- ¿Shakyas? - preguntó Milo.

- Sí, Shakyas. Mi clan es uno sabio y guerrero. Mi papá es el gobernador del clan... -

- ¿Es por eso que te llamas Shaka? - preguntó Camus.

- La verdad es que... pues supongo que a lo mejor sí... Oye Mu... ¿Por qué te pusieron Mú? -

- Jejejeje Mi nombre es raro ¿Verdad? Pues la verdad es que no sé. No me gusta mucho... parece de vaca... - Todos rieron con el comentario de Mu.

- Shaka... ¿Es verdad que dejaste tu hogar? - preguntó un tanto horrorizado Milo.

- Pues sí... - dijo Shaka con mirada apenada.

- ¿Por qué? - preguntó Camus. - Sí por mi hubiera sido nunca hubiera abandonado a mis padres... -

- ¿Entonces porque los dejaste Camus? - preguntó Shaka.

- Pues... vine aquí... porque ya no tenía a donde ir. Mis padres murieron en un accidente mientras íbamos en el carro... Cuando estaba en el hospital aparecieron Shion, Saga y Aioros... - Para todos fue evidente que cuando Camus pronunció el nombre de Aioros se le iluminó la carita.

Milo abrazó a Camus, tratando de darle apoyo moral. - ¿Y tu Shaka¿Por qué dejaste tu hogar? -

Shaka dudó en contestar, pero al ver los rostros de los demás en él, sintió confianza y sintió que tenía que hablar de ello. - Pues... tengo cinco años... y los cinco años los he pasado en mi casa... Cuando nací se corrió el rumor de la historia... luego pasaron otras cosas que reforzaron la idea de que yo sería algo sagradamente grande... Mi padre procuró que nada me faltara... Me atendían a todas horas... y él trataba de que yo aprendiera las cosas de la aldea para que continuara su "reinado". Él creía que yo ayudaría a que el nombre de los "Shakya" brillará como nunca y por siempre... Me enseñaba cosas que nunca me gustaron... pero podía soportar todo eso. – Al dulce rubio se le rompió la voz.

- ¿Y qué pasó Shaka? - Mu abrazó a Shaka, y le secó las primeras lágrimas que caían de su rostro con sus dedos. Camus y Milo se sintieron conmovidos por la escena.

- Pues... pronto me di cuenta de que no conocía ningún lugar que no fuera el palacio... -

- ¿Vivías en un palacio Shaka? - preguntó asombrado Milo.

- ... Sí... mi casa era el palacio de los Shakya... Era tanta la fe y las esperanzas que ponían sobre mí por las historias y los buenos augurios que nunca se me negó nada y todo me lo facilitaron. A los cuatro años nunca tuve motivos para llorar, ni nada que me faltara. Y todo eso era porque mi padre no quería que saliera del palacio... -

- ¿Nunca saliste del palacio? -

- No. Yo era ignorante de todo... pero pronto me di cuenta de que había algo más halla fuera... Y fue cuando le pedí a mi padre que me permitiera salir un día... Al principio se negó diciendo que sería peligroso, pero arregló un carruaje para mí y fui acompañado de una pequeña corte... Lo que vi me destrozó el corazón porque nunca lo había visto. La aldea era muy bonita... pero vi a un hombre que cojeaba y temblaba y yo no entendía porque lo hacía... pregunté y me dijeron que era porque estaba enfermo y que pronto moriría... Nunca había tanta miseria ni dolor en una persona. Después mi carruaje se tuvo que detener porque una procesión interrumpió nuestro paso. Yo vi que la gente seguía una caja de madera, y se veían todos llorando y tristes... no entendía porque seguían una caja de madera, así que pregunte y me contestaron que aquellas personas lloraban porque un ser querido había muerto... y se encontraba en la caja que llamaban ataúd... Nunca lo volverían a ver... y por eso se encontraban tristes... Para finalizar mi viaje, vi a un hombre con una joroba que se movía lentamente y sus cabellos eran blancos... pregunté porque se encontraba en ese estado y me dijeron que era algo normal... que ni yo me salvaría de encontrarme en ese estado... era algo que llamaban envejecimiento... – terminó Shaka.

- Pero Shaka... esas son cosas normales... No te tienes porque sentir triste... – dijo Camus.

- Es que Shaka no las conocía... Nunca las había visto... y no comprendió porque todos tenían que sufrir durante toda su existencia para morir... – dijo un pensativo Mu. Shaka miró a Mu con sorpresa. Él no hubiera podido haberlo dicho mejor.

- Ese día comprendí que vivía en una burbuja en el Palacio, y no podía quedarme sentado ahí, sabiendo que todas esas cosas estaban fuera de mi burbuja. Medité y pensaba tratando de hallar una solución. Y llegué a la conclusión de que yo tenía que hacer algo para parar ese sufrimiento que parecía acosar al mundo de afuera. No podía ignorar lo que había visto y seguir mi vida como antes... Estaba... estaba perdido cuando vi la constelación de Virgo brillar y...

CONTINUARA...