XXII
Todos comían en el campamento, mientras que Shion le daba clases a Saga de: "como ser el caballero de géminis". Se encontraban sentados frente a la roca de Shion.
- "Verdad, pasión y poder" - decía Shion.
- ¿Son mis objetivos¿Las cualidades que debo poseer¿O por lo que debo luchar? - preguntaba un Saga confuso.
- La verdad es que esa será tu decisión. ¿Cuál crees que sea la respuesta de tus preguntas?
- La pasión es fuente de poder... Debo pelear por la verdad... El poder me ayudará a cumplir mi destino... - Saga se rascó la cabeza.
- Une los conceptos Saga, únelos. -
Saga suspiró. - La verdad debe ser mi pasión y fuente de poder. Mi pasión por la verdad me dará la fuerza y poder necesarios para cumplir mi destino. –
- Bien Saga. Esas tres palabras van ligadas a tu casa. Géminis aprecia la verdad, la pasión y el poder. -
- ¿No es la pasión un sentimiento extremo¿No debería evitar algo que me puede cegar?
- La verdad nunca te cegará Saga. Es dolorosa a veces, pero es la realidad. Por más veces que te caigas, deberás y podrás levantarte, porque la verdad está de tu lado. No es un fuego que se extinga, es lo real. Tu poder no tendrá límites si se obtiene del ideal y pasión por la verdad. -
- Pero... todos los caballeros luchamos por la verdad ¿No¿Por qué es tan importante para el caballero de géminis? - preguntó Saga.
- Géminis es la constelación de los gemelos, como lo sabes. Es el signo de la dualidad, de lo opuesto. Del Bien y del mal. Son fuerzas opositoras, que dividen y confunden. Vendrá el tiempo donde tengas que tomar decisiones difíciles. No debes escuchar a ningún extremo de tu ser, no debes hacer lo bueno y no debes hacer lo malo. Deberás serenarte, escuchar la verdad y respetarla. Hacer lo que sea necesario por la verdad. -
- ¿El bien y el mal? Sé que soy el caballero de géminis, pero nunca he tenido problemas al tomar decisiones. No entiendo lo que me has querido decir Patriarca. La dualidad no existe en mí... -
- No lo entiendes ahora, pero lo harás cuando pases tu prueba y tengas la armadura de géminis. Ahora concéntrate en lo que te he dicho. Debes escuchar la verdad y luchar por ella. La pasión que demuestres por la verdad será tu fuente de poder. -
- Entiendo. -
- Las técnicas de géminis no las conozco muy bien. Sé que deberás dominar el combate físico. Mi antiguo compañero géminis era sumamente fuerte. Era uno de los más poderosos. Recuerdo que podía controlar las mentes de sus enemigos... -
- ¿Las manipulaba? -
- No. No exactamente. Confundía a sus enemigos con ilusiones. Sus técnicas especiales eran golpes de cosmos, concentraciones gigantescas de cosmos. Claro, Saga, que tus poderes son diferentes. Tu dominarás tal vez poderes parecidos, y poderes tal vez diferentes. -
- ¿Cómo puedo controlar la mente de mi enemigo? Hasta ahora, he aprendido a defenderme y a atacar con los puños. Arles me ha estado enseñando a concentrar mi cosmos y voy por buen camino. Pero... ¿Ilusiones¿Control de mentes? La verdad es que no se, como pueda lograrlo. -
- Debes creer. Creer y entrenar. Te enseñaré a meditar correctamente aunque no te guste. Tienes que aprender a controlar tus pensamientos. Te he observado Saga, eres muy bueno escondiendo tus emociones. Pero estas lleno de dudas, culpa y preguntas. Serás un caballero. Al momento de una batalla, el enemigo no se detendrá a que decidas que hacer o a que lo examines para identificar su punto débil. En batalla se toman decisiones rápidas y se siente, más que pensarse. -
- ... Pensé que hace tiempo, lo había convencido de que no había culpa en mí... -
- Correcto. Hace tiempo. No sé lo que ha pasado, pero Aioros, Kanon y tú han cambiado... -
Saga miró a Shion de manera "irrespetuosa". Es decir, que no le creía que había observado a Kanon. Le refutó a Shion lo que había dicho con sus ojos que comenzaban a centellear.
- Aunque lo dudes Saga. Sé que tu hermano ha cambiado. Muestra más determinación y pasión que tú. Sus motivos los desconozco, pero no creas que estoy ciego y tampoco creas tu cuento de que he querido estar ciego. Kanon es tu hermano, y sólo eso. Mi deber es con los futuros caballeros de Athena y con ella. Por más duro que suene esa es la verdad. ¿Oíste Saga? LA VERDAD. -
- Kanon ha demostrado como usted dijo, ser mejor que yo en muchos aspectos. ¿Por qué le niega la oportunidad? Nunca se la ha dado. – dijo Saga molesto.
- Si se la hubiera negado como tu dices, no estaría entrenando con ustedes y mucho menos hubiera venido al Santuario. -
- Patriarca, con todo respeto. Usted lo ha humillado, lo ha despreciado, lo ha tratado con indiferencia. Su predilección por todos los demás es sabida por él mismo. Kanon no se merece eso. Ha hecho las cosas que usted le ha pedido, ha cumplido con los mismos entrenamientos y con cargas adicionales de niñera que usted le ha impuesto. - Saga siguió recriminándole al Patriarca que notó que las esmeraldas del gemelo comenzaban a arder.
- Saga, ES suficiente. No es predilección y no es indiferencia y mucho menos desprecio. Tu hermano ha sido una gran ayuda, no lo puedo negar y no lo haré. Pero no es como ninguno de ustedes. Sé que he sido duro con él, pero así tiene que ser. Se supone que él debiera ser una persona normal como las que hay afuera. - Shion suspiró para continuar.
-Kanon se siente despreciado porque presenta aptitudes para caballero y puede soportar lo mismo que ustedes que son los elegidos, y aún así yo no le doy ningún aplauso ni cumplido. - dijo Shion con un tono triste en su voz, resignado.
- ¿Por qué no lo hace¡Kanon los merece! -
- Porque... no los necesita. Kanon podría tener otra vida, una vida cómoda y feliz lejos de todo esto. Se que esa decisión no la debo tomar yo, pero no puedo elogiarlo ni aplaudirle que se esfuerce por algo que no vale la pena... por algo que no podrá alcanzar. -
Saga se quedó mudo ante la contestación del Patriarca. Sus ojos verdes parecían perdidos en la última frase pronunciada por Shion.
- No te das cuenta Saga, que tu hermano puede morir. ¿Y para qué¿De qué le sirve aprender todo esto? Podrá probarse a sí mismo que es igual o mejor que ustedes. Pero... ¿Para qué? Él no será el caballero de géminis. - dijo con algo de desesperación Shion.
- ¿Y por qué no¿Por qué no puede serlo? Si Kanon resultara ser más fuerte que yo... ¿Por qué no puede ser él el caballero de géminis? - preguntaba Saga rompiendo su control y respeto. El momento de defender y pedir una explicación por su hermano había llegado.
- ¡SAGA¡Porque Athena y las estrellas te eligieron a TI¿Es qué no lo has comprendido aún después de tantos años? TU destino es ser el caballero de géminis. NO es el destino de Kanon ni el de nadie más. -
- ¡BASTA! Patriarca, para usted será suficiente aceptar y creer en su destino. Para mí no lo es y no lo será. Las constelaciones no controlan ni deciden mi destino, soy yo quien lo hace y quien lo marca. Mi destino es convertirme en quien soy. – dijo completamente furioso y fuera de sí.
- Subestimas el poder de las estrellas y de los dioses Saga. El camino se te plantará en tus pies, y es cierto tu decidirás como acabarás, pero créeme cuando te digo que no podrás escapar de tu destino. - dijo con tranquilidad Shion. Estaba sorprendido por el estallido de Saga, pero ya lo había presentido venir.
- ... ¿Sabe usted cuál es su destino¿O el mío¿El de Athena¿El de Kanon, el de Aioros¿Lo sabe? -
- No, no se leer ni podré leer los planes... -
- ¿Cómo puede creer y esperar algo que no comprende? El destino no es más que el final que una persona tiene. Mi final lo decidiré yo. Sí no sabe cual es el destino de Kanon... no debería negarle o negarse a sí mismo que Kanon PUEDE llegar a ser el caballero de géminis. - interrumpió Saga decepcionado y triste pues Shion le presentaba las mismas contestaciones ciegas de fe y nulas de razón, que Aioros.
- Como gustes creer Saga, pero ya te lo dije y te lo recomiendo de nuevo. No subestimes los planes de aquellos que no comprendes, nunca lo hagas... Tu confianza en ti mismo te traicionará. -
- Con su permiso, Patriarca. - dijo Saga, volviendo a dejar en control sus sentimientos y pensamientos.
- Puedes retirarte Saga. Recuerda nuestra conversación, te servirá. No dudes. Y Saga... - Saga que ya estaba de espaldas a Shion volvió a mirarlo de frente.
- Él no es feliz aquí. - sin agregar más, el Patriarca le dio la espalda.
"Él no es feliz aquí", la voz del Patriarca retumbaba en la cabeza de Saga. ¿Lo sería en otra parte? Lo dudaba. ¿Lo podría ser aquí? En un principio, Kanon lo había sido. ¿Qué había cambiado¿Saga había cambiado? La culpa le remordía la conciencia. No comprendía. ¿Podía acaso una persona dejar de cambiar, y permanecer siempre igual¿Por qué Kanon era infeliz¿Por qué estaba lleno de dolor? Saga había tratado de pasar más tiempo con él. Todavía no terminaba de entender la escena del claro de hacia un año. Kanon nunca le explicó nada por más que Saga insistió, le dijo que había sido una crisis pasajera de no saber quien era (todos pasamos por eso). Nunca le creyó aquello, sabía que había más pero Kanon calló su juramento.
Al no comprender aquella escena en el claro y sentirse sumamente culpable, no supo que hacer. Entendió que su relación con Aioros se había vuelto... muy cercana y tal vez a Kanon le molestara. Puso una pared en su relación con Aioros que le dolió demasiado poner. Todo con la esperanza de que su hermano volviera a ser como antes, o que por lo menos ya no sufriera.
Después de un tiempo Kanon pareció volver a la normalidad, pero para Saga era evidente que no lo había hecho. Sentía dolor y rencor en su hermano, detrás de sus risas y bromas. ¿Sería hacia él¿Hacia Shion¿Hacia Aioros¿Hacia el mundo¿Hacia el propio Kanon? Hacia mucho tiempo Saga había hallado paz y dejado atrás la culpa con el pensamiento de que Kanon era ya grande y se podía cuidar.
Si lo mejor para Kanon era salir del Santuario, Saga pensaba que Kanon lo haría. Era lo normal. Hacer lo que mejor nos parezca para nosotros. Pero comprendió que aún cuando lo mejor para Kanon era haber emprendido una vida normal hace ya mucho tiempo, nunca lo había hecho. Kanon siempre quiso estar junto a Saga y sacrificaba sin darse cuenta su propia felicidad para estar con su gemelo. La tortura mental a la que se sometía Saga lo dejo con más culpa (imagínense, todavía más). ¿Era el momento de separarse? El tiempo... o Kanon lo decidiría... pensó Saga.
Estaban los cuatro en la cabaña. Mu y Shaka hablaban (discutían); y Camus y Milo escuchaban muy atentos a la plática de los otros dos, tratando de que sus risas no se escucharan mucho.
- ¿Por qué te enojas conmigo Mu? - preguntó Shaka con la carita tierna que ponía en todas las situaciones donde tenía que pedir perdón o dar lastima. Se sentó en el borde de su propio colchón (que estaba a la izquierda del de Mu).
- No estoy enojado Shaka. – fue la contestación de Mu, que estaba acostado en su colchón.
- ¿Entonces por qué no me hablaste en el entrenamiento? -
- Porque no me ibas a escuchar... - dijo Mu, con tono de lógica.
- MU Yo siempre te escucho... - recriminó el rubio.
- No. No cuando Saga está cerca. Siempre corres a darle la mano y me dejas hablando solo. - dijo Mu, sin reproche.
- Exageras. No siempre me voy corriendo... -
- Tienes razón. Cuando no lo haces, sólo te quedas embobado mirándolo... -
- PERO... te escucho ¿no? -
- ¿De qué me sirve que me escuches si no me pones atención cuando te hablo? - Mu se dio la vuelta en su colchón, dándole la espalda a Shaka.
- Mu, por favor... No me dejes así... No te duermas enojado conmigo... -
Camus y Milo, que a diferencia de Mu estaban viendo al rubio casi de frente se sintieron mal. Shaka estaba siendo serio, de verdad le había afectado que Mu actuara así con él. Y es que Mu, no actuaba así con nadie. Nunca se enojaba. Y ahora que Milo veía la situación... Mu no estaba enojado con Shaka. Estaba sentido con él.
Los ruegos del rubio serían algo que Mu nunca podría soportar oír, así que se dio la vuelta nuevamente y confrontó a Shaka con una sonrisa.
- ¡MU! - Y Shaka se le echó encima. Le empezó a dar de besos en los grandes cachetes ahora sonrojados de Mu. - Perdóname Mu, no lo vuelvo a hacer. Y si lo hago te vuelvo a pedir perdón. No quiero que nunca estés enojado conmigo. -
Mu se dejó querer por el dulce rubio. - No estaba enojado Shaka... –
El rubio detuvo su abrazo y sus besos y miró a Mu. - Entonces... ¿Por qué no me hablabas¿Por qué te pedí perdón? -
- Shaka... tu eres mi mejor amigo... Camus y Milo se tienen, Saga y Kanon, Aioros y Aioria, mi maestro y el señor Arles... Yo pensé que yo te tenía a ti... y me sentí solito cuando te ibas a buscar la atención de Saga... -
- Mu... es diferente. ¡Tu también eres mi mejor amigo! Y me encanta estar contigo más que con nadie... -
- ¿Más que con Saga? - preguntó Mu dubitativo.
- Pues... sí. Me encanta hacerte reír y hacerte hacer locuras. Me gusta todo el tiempo que pasamos juntos. Voy con Saga a veces, porque lo quiero mucho. Lo admiro mucho. -
- ¿Entonces no quieres ser su novio? -
- Si quiero. Saga es muy bonito, tierno y grande. Pero eso no quiere decir que no me guste estar contigo y no seas mi mejor amigo. -
Mu miró algo triste a Shaka. Las palabras del rubio le ayudaban... pero para Mu, Shaka era la persona más importante del campamento. Le hubiera gustado ser lo mismo para el rubio, pero estaba Saga delante de él. Shaka vio la tristeza dibujada en el rostro de su amigo el carnerito y dijo lo que sentía por Mu para que se alegrara.
- Mu, eres la persona que más quiero en este campamento, más que a Saga... Eres con quien paso más tiempo y con quien me gusta más estar. Me comprendes mejor que yo en muchas cosas. Si Saga llegara a ser mi novio, puedes estar seguro de que aún así tu serías la persona que más aprecio. Te quiero mucho Mu y siempre lo haré. -
Shaka se quedó esperando una respuesta del carnerito de las esmeraldas. Mu le sonrió, y ahora fue él quien se le echó encima a Shaka. Lo abrazó y le dio un tierno beso en la mejilla a Shaka que se sonrojó. Se puso rojísimo. Y es que Mu, no hacia esas cosas, sólo lo había hecho con él. - Eso es lo que quería oír Shaka... - y Mu se fue quedando dormido, abrazado de Shaka que se acostó lentamente hacia atrás (estaba sentado en la cama de Mu) para no despertar al lindo carnerito.
Camus y Milo hacían grandes esfuerzos por no estallar en carcajadotas. Y es que la escena fue sumamente cómica si se ve desde el punto de vista de que Mu y Shaka eran unos niños de seis años. ¿Shaka pensando en un chavo de catorce años como novio¿Mu celoso¿¿¡¡MU CELOSO?
- ¡CAMUS! -
- ¿Qué pasa Milo? -
- ¡Mu estaba celoso! -
- ¿De Shaka? -
- No Camus, del abominable hombre de las nieves. – dijo Milo sarcástico.
- ¡De Shaka¿Celoso? - preguntó Camus con algo de escepticismo a la teoría de su amigo.
- Sí, es obvio. Mira como se pone. ¡A Mu le gusta Shaka! -
- ¿Tu crees? - pregunto Camus todavía escéptico.
- ¿Tu no? -
- La verdad no. -
- Hay Camus, en serio. Debes de confiar en mí. Tu eres un despistado, yo si noto todo a mi alrededor. Y te estoy asegurando que a Mu le gusta Shaka. - decía Milo con una sonrisa.
- Pues yo no creo. Tal vez tengas razón... pero sólo en que Mu este celoso. No creo que a Mu le guste Shaka. -
- Si no le gustara, no estaría celoso Cami. -
- Yo creo que Mu quiere mucho a Shaka. Es su mejor amigo, y estaba celoso de que Shaka lo descuidara y le pusiera más atención a Saga que no es nada de Shaka. Eso es todo. -
- No es todo. Mu no actúa así. Mu no explota así nada más. Si fuera simplemente celos de amigo, no le hubiera dejado de hablar todo un día. -
- Milo... Si yo quisiera estar todo el día al lado de Aioros, y nada más hablara de él. ¿No te pondrías como Mu? - dijo Camus, tratando de darle un ejemplo que probara que él tenía razón.
- Pues... -
- ¿NO TE PONDRÍAS ASI? - preguntó algo enojado, pues Milo no había dicho SI.
- ... Sí me pusiera así de todos modos no te importaría porque estarías muy ocupado con Aioros... - dijo lo último en un tono muy triste.
- Nunca me dejará de importar Milo. - La mirada que Camus le dirigió fue tan cálida y tierna. Era la mirada que siempre le dedicaba sólo a Milo. Sus ojos, brillaban cual zafiros, sus mejillas adquirían un tono rojizo, su nariz se erguía orgullosa y sus labios adquirían una sonrisa abierta. - A ver si ya te lo metes en tu cabecita. - Acto seguido, Camus rió y se fue al colchón que estaba a su derecha, el de Milo. Milo se recargó en su pecho como antes siempre solía hacer, y acarició los cabellos de Camus que caían graciosamente a su lado.
