XXIII
Kanon se encontraba sentado frente a su claro. No le importaba que sus rodillas se llenaran de tierra y lodo. Su mirada estaba fija en su reflejo. No se dio cuenta del momento en el que su lugar era invadido por un extraño.
- ¿No te gusta lo que ves? - interrumpió Arles al ver la mirada con el que el joven veía su propio rostro.
- Maestro Arles... - Kanon se estaba poniendo ya de pie, cuando una mano de Arles lo detuvo. Acto seguido, Arles se sentó al lado de Kanon, y miró el reflejo de este.
- ¿Qué es lo que tanto te desagrada de tu reflejo? - preguntó curioso.
- No he dicho que me desagrade lo que veo... - dijo Kanon, tratando de evitar la respuesta que cada día le atormentaba más.
- No lo has dicho, pero tu mirada lo grita. Algo sumamente raro en ti Kanon, si me pongo a pensarlo. - dijo Arles, viendo el reflejo de Kanon.
- Me tomó por sorpresa, eso es todo. -
- ¿Has hablado con tu hermano? - preguntó Arles, mirando directamente a Kanon.
- ¿Con Saga¿De qué? - preguntó con fingida sorpresa y obvio disgusto.
- De lo que te está pasando, y de lo que le está pasando a él. -
- A mi no me pasa nada maestro. - dijo con una sonrisa.
- ¿Y a Saga? -
- Supongo que es uno de sus lapsos de culpa. Saga es así. Se culpa de todo lo malo que ocurre. Pronto se le pasará. -
- ¿Por qué siente culpa? Nada malo ha pasado en el campamento... -
Kanon se quedó en silencio. ¿Por qué Saga sentía culpa? PORQUE LA TENIA. ¿Pero por qué la tiene Kanon¿Qué hizo Saga¿Qué ha hecho tu hermano? Se ha separado de mí, es la única contestación sensata que Kanon halló en su mente. ¿Separado? Si Saga había dejado todo por él, inclusive a Aioros. Estaba a su lado, como antes. ¿Por qué lo seguía culpando¿Por qué lo trataba todavía diferente¿Por qué no quería parecerse a él?
- ... No lo sé maestro... - Kanon pegó sus rodillas a su mentón.
- ¿Y no le has preguntado¿Te da miedo la contestación de tu hermano? -
- No, no le he preguntado y mucho menos tengo miedo. -
- ¿Entonces por qué no has hablado con tu hermano? Pensé que eran muy cercanos. -
Lo éramos, pensó Kanon. - Lo somos. - dijo con un tono demasiado fuerte.
Notando la aprehensión de Kanon, Arles decidió cambiar ligeramente la inclinación de sus preguntas. - ¿Tú estás bien Kanon? Has cambiado desde la primera vez que te conocí... antes eras más alegre, menos entregado, hablabas más... Te dedicas más a los entrenamientos... Ya no te despistas... –
- ¿No significa eso que he mejorado? Si he cambiado entonces ha sido positivo. -
- Has mejorado, pero a costa de lo que eras. ¿Vale la pena hacerlo? - dijo Arles mirando el reflejo del muchacho y despertando las incógnitas que dormían en la mente de Kanon.
- Dígame usted... ¿Prefiere al viejo o al nuevo Kanon? - preguntó con burla, no dejaría que Arles lo analizara y conociera sus secretos.
- Lo que yo opine, no debe importarte. Y mucho menos lo que piensen los demás. Sólo tenía curiosidad, por saber lo que pensabas tú. ¿Prefieres al viejo o al nuevo Kanon? -
Kanon se quedó en silencio porque no lo sabía en realidad. La verdad era que Kanon extrañaba a su hermano. Le dolía despreciarlo. Le dolía ignorarlo. Y le dolía hacerlo sentir culpable. Desde su juramento pensaba que Saga se lo merecía. Pero ahora... Saga tal vez se había equivocado, pero había tratado de enmendarlo. Todos tenemos derecho a equivocarnos. ¿No?
Justo cuando Kanon se empezaba a sentir culpable, recordó como se había sentido aquella noche de hace un año junto al claro. El dolor, la rabia, la impotencia y el odio lo habían carcomido. Pero todo había sido producto de la soledad en la que se encontraba. ¿Y si Saga lo volviera a dejar? No quería volver a sentir como si su alma se fuera desmoronando poco a poco. Había jurado que no permitiría volver a sentirse así. Y lo cumpliría. NADIE tendría ese efecto en su pecho, nunca más. NADIE lo vería herido.
Tal vez Kanon sería más feliz siendo el viejo Kanon, pero siéndolo era más vulnerable. Además no podía perdonar el desprecio de Shion, ni la separación de su hermano. Lo había abandonado, o al menos Kanon así lo sentía. El único lugar que ocupaba en el mundo se lo había quitado su propio hermano, al preferir la compañía de Aioros.
- Prefiero al nuevo Kanon. - dijo sin expresión.
Se dio cuenta de que Arles ya no estaba para escucharlo. Había abandonado el claro, dejándolo en sus pensamientos. Kanon se dio cuenta de que tenía a un amigo en la persona de su maestro. Recordó con alegría como a Arles nunca le importó que solo fuera el hermano de Saga. Lo entrenó igual que a Aioros y Saga. Tal vez hasta más fuerte. Arles lo había hecho sentir por primera vez en su vida, igual a los otros dos. ¿Por qué Shion no podía parecerse si quiera un poco a su hermano¿Qué había hecho él para ganarse su desprecio e indiferencia? La verdad era que no había hecho nada, más que estar al lado de su hermano.
Inmerso estaba en su imagen reflejada, en las cuestiones y preguntas que Arles le había despertado, que nuevamente no se dio cuenta de la nueva persona que se aproximaba al claro. Al desviar, Kanon, su mirada de su propio reflejo encontró a su hermano gemelo de pie, junto a él. Como siempre, Saga respetaba sus momentos en silencio, que antes eran pocos en Kanon.
- ¿Buscas algo aquí Saga? - preguntó Kanon, cerrando los ojos para no ver el sufrimiento de su hermano y a la vez pretender que meditaba.
- Te buscaba a ti Kanon. - Saga esperó a que su hermano le contestará con otra pregunta, o que lo interrumpiera como antes solía hacer, pero no encontró respuesta de Kanon más que su silencio.
- Quiero hablar contigo. ¿Estás ocupado o puede ser ahora? - continuó Saga con voz firme y fuerte. Ni siquiera en estos momentos, donde obviamente pronto habría una conversación llena de sentimientos, reclamos y emociones, el hermano mayor se traicionaba. Su voz sonaba segura pero su porte no lo reflejaba. Nada en su persona traicionaba lo que sentía, a excepción de sus ojos, que Kanon era experto en leer.
- Si no te importa Saga, quisiera dormir. Hablaremos después. - Kanon se puso de pie y empezó a caminar, pero un brazo detuvo su huida al campamento.
- No tardaré mucho Kanon. Es necesario que hablemos hoy. Ya no puedes seguir evitando esta conversación. No puedes. - el brazo de Saga sujetaba a su hermano fuertemente, y aún cuando sus palabras parecían duras, en su voz se hallaban mezclados el remordimiento, el enfado y la súplica.
Kanon se quitó el brazo de su hermano en un movimiento rudo. Sabía que tenía que hablar con su hermano, pero le daba miedo hacerlo. A la vez sentía rabia por como Saga lo había sujetado. ¿Qué se creía su hermano?
- Bien, hablemos. - se sentó nuevamente, y para alivio y tortura de Saga, Kanon fijó sus ojos en el reflejo de su hermano. No lo miró nunca directamente.
Saga no sabía si sentarse junto a su hermano, quedarse de pie, mirar el reflejo de Kanon, mirar el suyo, verlo de frente... Tampoco sabía como empezar, así que unos segundos pasaron como si el tiempo se hubiera detenido. Sin movimiento por parte de alguno.
- Kanon... yo... Yo no se que ha ocurrido con nosotros, contigo. Ya nada es como antes. Has cambiado, y me duele. Me duele que ya no me trates igual, que ya no me aprecies... -
- Nunca te he dejado de apreciar, ni de querer... - dijo Kanon agachando la cabeza, rehuyendo la mirada de sorpresa que el reflejo de Saga mostraba.
Saga esperó a que su hermano continuara, pero no lo hizo.
- ¿Entonces¿Por qué¿Por qué Kanon? - Saga ya estaba perdiendo su control. Sus preguntas y tono eran desesperados.
Kanon no estaba seguro del porque. Era algo que sentía, no algo que podía explicar, y mucho menos a su hermano. Se sentiría culpable, y eso era lo que en un principio Kanon había pretendido, pero desde hacia un tiempo ya no culpaba a su hermano aunque seguía castigándolo.
- ¿Kanon¿Por qué no me contestas? -
- Yo... no sé... Saga. -
- Me has tenido así todo este tiempo, y... ¿Ni siquiera sabes por qué? No te hagas el tonto Kanon, sabes que no te queda. -
Kanon se sorprendió por las palabras de su hermano. Creyó que éste, le iba a llorar, suplicar, decir lo que sentía entre lagrimas. Nunca había pasado por su mente, que Saga le podría llegar a reclamar algo jamás. Saga nunca le había recriminado, pedido, cuestionado o reclamado algo. ¿Tanto era el dolor que sentía Saga, como para romper sus esquemas y reclamarle a su hermano?
Pero aquellos pensamientos no duraron mucho en la cabeza de Kanon. ¿Cómo se atrevía Saga a culparlo a él, si él mismo tenía la culpa de todo? El razonamiento de minutos atrás, donde Kanon liberaba a su hermano de su culpa había quedado olvidado, y estaba siendo reemplazado por la furia y la ira que desde hace un año estaban contenidos en su ser y ahora comenzaban a cegarlo.
- ¿Te he tenido así todo el tiempo? No seas ridículo. Desde hace tiempo que te ha dejado de importar lo que suceda conmigo. - dijo con enojo.
- No te hagas el mártir tampoco. Sabes muy bien que siempre me he preocupado por ti. ¿Cómo osas decirme esas cosas¿Tan pronto se te ha olvidado todo lo que hice, o lo que intenté hacer por ti? - dijo Saga, con ojos que ya amenazaban con lágrimas contenidas.
- ¿Lo que has hecho por mí? - la voz de Kanon se volvió seca y triste. - Me has traído aquí. Has aceptado tu estúpido "destino", y acto seguido, te has olvidado de mí. Has permitido que Shion me ignore y tu mismo has preferido a Aioros que a mí. ESO, es lo que has hecho... hermano. -
En ese momento, tristemente los ojos de Saga comenzaron a inundarse de lágrimas pues lo había comprendido perfectamente. Kanon había cambiado, y estaba perdido, nunca nada volvería a ser como antes con el. Antes Kanon nunca le reclamaba nada, siempre buscaba la felicidad de su hermano, se preocupaba porque Saga no se sintiera culpable, procuraba estar con él todo el tiempo, jamás había oído una sola queja de su boca, y ahora...
- Yo... yo nunca te cambié... y nunca tampoco preferí a Aioros que a ti... Siempre has sido lo más importante para mí. Vine aquí... POR TI... por ti Kanon. Para darte... lo que no podía... una mejor vida... Yo nunca pretendí... -
Las palabras de su hermano lo conmovían, pero la furia y el resentimiento le impedían verlas como ciertas. Lo que le mostraban era que Saga se sentía culpable y punto.
- Nunca pretendiste... pero lo hiciste... Me lastimaste... pero alégrate, porque no lo harás nunca más. - Kanon comenzó a levantarse para dejar a su hermano llorando ahí, sin darle consuelo ni siquiera algo de lástima.
Al ver a su hermano ponerse de pie, Saga se sintió arder. Los sentimientos de remordimiento, culpa y deseos de pedir perdón lo abandonaron. Sujetó nuevamente a Kanon de manera ruda y lo hizo voltearse, quedando frente a él. Las lágrimas que seguían corriendo en las mejillas del mayor eran ahora de furia.
- ¿QUÉ TE HE HECHO YO PARA QUE ME TRATES DE ESTA MANERA? NUNCA te abandoné. PUEDES creer lo que plazcas, pero la verdad es que nunca te deje... y nunca voy a comprender porque has cambiado conmigo. Porque me tratas con desprecio y rencor. Soy culpable de no defenderte, pero sólo de eso. Tienes boca y tienes manos, no me necesitas para defenderte y no me necesitabas para hacerlo. NO soy culpable de nada más... -
- ¡ME ABANDONASTE¡Yo sólo te tenía a ti¡Y TE FUISTE! Te fuiste con Aioros. Eras mi hermano y me dejaste sólo, en este maldito lugar donde nadie me toma en cuenta. TODOS me ven como tu hermano, no como Kanon. ¡SOY TU MALDITA SOMBRA! NO SOY NADA MÁS QUE ESO. -
- ¿Cuándo me he ido Kanon¿Cuándo me fui con Aioros¿Cuándo te cambié¿Cuándo te dejé solo? - la voz de Saga volvía a ser firme y tranquila. - DÍMELO -
- Hace un año Saga. Hace un maldito año, me sentí como jamás, ME OYES, jamás me volveré a sentir. Por tu culpa y la del estúpido viejo ese. Preferiste estar con él que conmigo, me abandonaste en un rincón y dejaste otra vez que el viejo me humillara. -
- TE DEJE UN MOMENTO KANON... y regresé a ti. Dejé a una de las personas que más he querido por ti, y sin siquiera una explicación tuya. No estaba seguro que fuera por él, porque nunca me lo dijiste, y aún así lo dejé y te busqué. Eres un egoísta. NO PUEDES comprender que eres mi hermano y que eso no va a cambiar nunca. Lo de Aioros ERA diferente, pero no te molestaste en pensarlo, sólo te importabas tú y tu supuesta soledad. ¿NO HE ESTADO CONTIGO TODO ESTE TIEMPO? Me has ignorado y yo aún así te estuve siguiendo todo el tiempo, buscando un perdón que no tenía porque pedir... -
- ¿DE QUE ME SIRVE QUE ESTES, SI PIENSAS EN OTRO Y SIGUES UN CAMINO QUE NO PUEDO SEGUIR? No estarás conmigo en un futuro, he tratado de seguirte de estar contigo de que no nos separen y no lo he podido lograr. Lo extraño es que no lo logré por ti... por ti Saga... no quisiste que te siguiera... ¿Cuándo no estés en el campamento qué voy a hacer yo¿QUÉ VOY A HACER YO? Te lo diré... SERE TU MALDITA SOMBRA... TU MALDITO HERMANO... NADA MÁS... NO SERE UN CABALLERO, NO SERE KANON, SERE EL HERMANO DEL CABALLERO DE GÉMINIS... -
Saga vio impactado como su hermano se hincaba sobre el agua y comenzaba a patalear, manotear y gritar. Trataba de borrar desesperado el reflejo de su propio rostro, el rostro que era idéntico al de él al de Saga. Lloraba de furia. Saga no supo que hacer. Se acercó y cuando vio de cerca el rostro de su hermano, lo sujetó por las axilas con decisión y lo sacó del agua. Kanon no se resistió, estaba débil de gritar, de sentir, de manotear, de escuchar.
Sentó a Kanon en el suelo, y lo miró de frente. Estuvieron así mucho tiempo, hasta que Kanon dejó de rehuir la mirada de su gemelo. Era como verse a sí mismo. Lágrimas secas en su rostro todavía enrojecido por la furia, y aquellos ojos que siempre lo delataban. Saga se sentó frente a él.
- ¿Tanto me desprecias¿Sería un horror para ti que te vieran como mi hermano? - preguntó Saga de manera triste.
- ¡NO! Ni siquiera digas eso, Saga. No es eso. ¿Es tan difícil comprenderlo¡ES QUE NO LO PUEDES VER¡NO ES SOBRE TI, ES SOBRE MI! -
- ¿Sobre ti? - Saga ya estaba tranquilo, y no hizo caso a los gritos de su hermano. Mientras le hablara y le dijera cual era el problema, todo estaría bien.
- No soy nadie más que tu hermano. Haga lo que haga NADIE osara mirarme más que por eso. Quiero más. Quiero que me respeten, que me quieran o teman, no me importa. Pero no quiero... no quiero que sólo me volteen a ver por ser tu hermano... quiero lograr algo... SAGA... quiero... sólo quiero una oportunidad de ser alguien... -
Las palabras de Kanon reflejaban dolor y sin embargo, Saga notó que su gemelo no había derramado una sola lagrima. Sabía que a Kanon no le gustaba llorar, y que pocas veces lo había hecho, pero no podía creer que ante esta situación tan delicada no hubiera lagrimas en sus ojos. ¿Le daría vergüenza llorar frente a él?
Saga abrazó a su hermano con fuerza. Al principio Kanon parecía ajeno al abrazo de su hermano, pero al sentir las lágrimas que volvían a surgir de los ojos de Saga y que caían sobre su hombro se entregó por completo.
- Lamento haber permitido que Shion te ignorara... Desde un principio debí defenderte... Lamento que te sientas así... No se que hacer... Kanon, dime que hacer... No quiero que sufras... No quiero... por favor... haré cualquier cosa... Dime que hacer... - las palabras de Saga eran ahogadas por el hombro de Kanon. Los dos continuaban el abrazo.
- No puedes hacer nada... Ahora lo puedo ver... No está en tus manos... - dijo Kanon con voz suave, inmerso en el abrazo de su hermano.
- ¿Qué pasará entonces? - Saga se despegó del hombro de su hermano para mirarlo de frente.
- Haré lo que tenga que hacer... - Saga se asustó por las palabras tan extremas que su hermano había pronunciado. - Comprendo... que... talvez me excedí Saga... estaba celoso y no razoné... Lamento haberte apartado de Aioros... ¿Qué sientes por él? Siempre supe que no eran amigos comunes... que había algo más... y esa noche, mis temores se hicieron realidad... -
- Yo no sé que siento por Aioros. Lo extraño... -
Kanon se separó del abrazo de su hermano. - Entonces ve con él... Hice mal al separarte de él. Temí que lo prefirieras a él... pero creo que ese temor ya no lo tengo. Ve con él, he comprendido que es diferente... él y yo... –
- No te dejaré Kanon. ¿Lo sabes verdad? -
- Ahora lo sé... - Kanon le dio la espalda a Saga y miró su reflejo. Era extraño. Creía haber perdonado a su hermano y lo había hecho. ¿Entonces¿Por qué seguía odiando la imagen del rostro que se reflejaba?
- ¿Qué hay de todo lo demás¿Shion, el entrenamiento, tu... tu oportunidad? -
- Te dije que no estaba en tus manos... -
- ¿Entonces? - Saga miraba el reflejo de su hermano y Kanon se veía a si mismo.
- Está en mis manos... - Kanon cerró sus ojos. No era capaz de volver a verse en el claro.
- ¿Cuándo creen que llegue el próximo caballero? - preguntó Milo, acostado en su colchón.
- Cuando tenga que llegar Milo... - contestó Camus con voz entrecortada. Estaba a punto de dormirse y Shaka y Milo seguían hablando.
- Creo que llegará muy pronto Milo... - dijo Shaka.
- Sí... - Mu se unía a la plática desde su colchón. - Yo también creo que llegará pronto. -
- ¿Por qué lo dicen? - pregunto Milo con interés.
- Porque lo siento. - fue la contestación de Shaka que miraba el techo como si Saga estuviera dibujado en él (o sea con mucho interés).
- ¿Lo sientes? - dijo Camus escéptico para después contener un bostezo.
- Yo también lo siento. – dijo Mu.
- ¿Cómo? - preguntaron Camus y Milo al mismo tiempo.
- Pues no se, pero lo presiento... Hay algo raro en el ambiente... - decía Shaka.
- Sí... se siento como si algo se acercara... y hay algo... No sé explicarlo. - complementaba Mu.
- Quisiera poder sentirlo. – dijo Milo.
- Podrás hacerlo. - dijo Shaka sonriente.
- ¿De verdad? Yo también quisiera hacerlo... - Camus miró a Shaka y a Mu con expectación, olvidando que tenía mucho sueño.
Mientras Mu miraba confuso a Shaka, éste le respondió a Milo y a Camus. - Claro... Podrán sentirlo... cuando la constelación aparezca en el cielo. - Acto seguido comenzaba a reír. No fue gracioso para nadie más. Sólo se oían las risas del rubio que eran entrecortadas y sumamente agudas. - Debieron de haber visto sus caras... – y acto seguido seguía riendo.
No falta decir que Milo se le vino encima y lo tiró del colchón, para risas de Camus y pena de Mu, pues Shaka corrió a la cama del carnero y se quedó ahí. Eran camas individuales y Shaka aplastó a Mu.
- ¿De qué casa creen que será el caballero? - preguntó Shaka mientras se acomodaba, dando uno que otro codazo, y aplastando con su rodilla uno que otro músculo de Mu.
Milo que se había acomodado en la cama de Virgo después de tirarlo de ella respondió. - Talvez sea... Capricornio... o Piscis... –
- O Tauro o Cáncer... - completaba un apachurrado Mu.
Silencio.
- ¿Tú que crees Camus? -
Silencio.
- ¿Camus? - volvió a pronunciar Milo. Todos voltearon y vieron a acuario dormir tranquilamente en su cama. Milo y Shaka se miraron maquiavélicamente y se pusieron de pie. Mediante señas decidieron que despertarían a Camus de un grito. Se aproximaban entre risas ahogadas poco a poco a la cama del dormido. Estaban ya a un lado de Camus, agachados sobre él para gritar en su oído cuando dos brazos los tomaron a ambos y los tiraron al suelo para que después el dueño de aquellos brazos se lanzara sobre ellos a hacerles cosquillas. Camus pidió la ayuda del carnero que reía por la escena al ver que no podría contra Shaka y Milo el solo.
Después de mucho reír, todos se quedaron en silencio y poco a poco se fueron quedando dormidos sin darse cuenta de que estaban unos sobre otros, sin almohadas y en el suelo.
