XXVIII
Aioros pronto se dio cuenta de que tenía que tener mucho cuidado con los puños de Shura. Sus patadas eran también muy fuertes, pero la derecha del español era algo impresionante. Aún cuando su rival era sólo un niño, por unos momentos Aioros creyó que perdería, y es que nunca había peleado con un oponente semejante. No podía notar un patrón que le dijera como atacarlo o cuales eran sus debilidades pues Shura peleaba con una mezcla de estilos, todos diferentes.
Acostumbrado a pelear sólo con Saga y Kanon que tenían básicamente el mismo estilo, la pelea con el español resultó ser mucho más larga, dura y peligrosa de lo que el arquero había supuesto. Shaka miraba la pelea impresionado. Por ratos miraba con sus ojos, y por otros observaba el color de sus auras. Comenzó a entender porque todos en el campamento apreciaban tanto a Aioros. Y aunque le dieran retortijones en la panza, comprendió porque Saga y porque Camus sentían algo diferente por el arquero.
Aioros era especial. Por su forma de combatir, Shaka se dio cuenta de que era una persona valiente, hábil y sobre todo noble. Su técnica era limpia y precisa. Pero eso no era todo; no perdía el control al momento de pelear, cosa que había observado en casi todos los integrantes del campamento y del español. Aunque no lo aparentara, Aioros poseía una disciplina mental asombrosa. No se entregaba a sus instintos ni a sus impulsos; seguía siendo el mismo a la hora de pelear. Shaka sólo podía decir eso de su mejor amigo Mu.
Shura iba perdiendo noción de si mismo al avanzar la pelea. El movimiento de su cuerpo era algo inconsciente ya. Aioros por su parte notó consternado que el estilo del español se iba perdiendo y conforme pasaban los segundos se volvía más agresivo y peligroso. Supo que tenía que terminar la pelea pronto o lo más probable sería que perdería.
Shura cayó al suelo por una patada en su costado izquierdo, que nunca vio venir. Aioros se tiró al suelo segundos después totalmente agotado.
- ¡Qué pelea! - dijo Shaka.
Aioros volteó a ver al español, listo para sonreír pero no lo hizo al ver la expresión dura de este. - Si... Buena pelea. - fue lo único que alcanzó a decir. Shura ni lo miró, estaba muy ocupado en sus pensamientos.
Si el arquero hubiera conocido a Shura, hubiera sabido que algo andaba mal. Pero como no lo conocía bien, se entristeció un poco al pensar que a aquel niño le dolía demasiado perder.
- ¿Aioros? - Shura buscó los ojos de Aioros. Tenía que saber si el ofrecimiento de ir a Grecia era sincero, honesto y seguro. - ¿Hay algo para mí en Grecia? - sus pequeños ojos negros brillaron por un segundo.
Aioros se sentó. Debía explicarle todo bien a Shura. - En Grecia tienes un lugar asegurado, como el caballero de capricornio. Pero, no se si ese camino sea el que quieras recorrer. - Shura lo miró sin comprender. Aioros por su parte miró el piso de madera. - Tu tienes opciones; yo no las tuve. Tienes una familia, y un hogar al que perteneces. El camino que el Santuario de Athena te ofrece es uno de entrenamientos, combates y una pasión devota por proteger a la diosa. Para mi ha sido muy duro, talvez para ti no lo será, pero... yo pensaría bien las cosas si fuera tu.
Todo lo que le había dicho el castaño era sorprendente, pero había algo un tanto incoherente que le impulsó a hacer la primera pregunta. - ¿Diosa¿Athena? - rió por un momento - Debes estar jugando...
Aioros luchaba por recordar que su amigo el español, era un ignorante en este aspecto. Se calmó, contó hasta diez y recordó que debía ser tolerante. - Si me sigues a Grecia, deberás entender que tu vida será consagrada a Athena, la diosa de la sabiduría...
- Y la guerra... - completó Shura, todavía con una sonrisa cínica.
- Debes escucharme con seriedad. Estamos hablando de lo que encontrarás en Grecia y tu te estás riendo. No estoy mintiendo, no es una broma. ¡Es la verdad!
Shura se sorprendió mucho por el tono de Aioros. El muchacho sonaba algo enojado y frustrado. No tenía nada que ver con aquel muchacho sonriente con el que había peleado. Sin saber porque se sintió mal de haberse reído. "Cada quien con sus creencias" pensó.
- Lo siento, no debí reírme. Sígueme diciendo.
Aioros apreció el gesto, y se sintió un poco estúpido por haber sonado desesperado y enfadado. Al fin de cuentas, Shura no sabía nada de nada, era normal que le pareciera un cuento de chiflados. La sonrisa de siempre regresó a su rostro. - Athena es nuestra diosa. "La" diosa. Ella protege al mundo, y nosotros la protegemos a ella. Ella es la luz de la esperanza del hombre, y nuestro deber es hacer que brille siempre. Su deber, es una carga y su carga es su misión en la Tierra. Muchos vendrán a extinguirla, y es por eso que hemos nacido. Nuestro destino es protegerla y ayudarla a cumplir su misión.
La voz de Aioros, su rostro, su mirada y la alusión a un destino fuera de su hogar, hicieron que Shura creyera un poco, aunque no lo aceptara. - Entonces... ¿Peleamos por ella?
Aioros asintió algo emocionado. - Pero... si ella es todo lo que tu dices... ¿Por qué tratarían de extinguirla, de atacarla? - preguntó Shura sin comprender, como alguien quisiera matar algo tan bueno.
- Porque ella es... bueno será... será luz y poder. Nunca faltan aquellos que desean su poder y tampoco los que odian sin razón.
Shura lo miraba perplejo, todavía acostado en el suelo. - ¿Será¿Cómo que será? - su ceja se alzó.
- Athena todavía no nace Shura. Lo hará pronto, cuando sea tiempo. Es por eso que estamos aquí. – dijo señalando a Shaka que había permanecido en silencio y si mismo - Las constelaciones nos están guiando a los elegidos por Athena, para que estemos listos y preparados cuando ella venga.
La luz dorada lo estaba cegando por completo. Cada paso lo daba a ciegas, sin distinguir hacia donde o hacia que iba. "El final está cerca. Sigue caminando y encontrarás lo que has nacido para usar." La voz en su cabeza le decía que caminara, y aunque resultara extraño obedecía. Sabía que podía ser otro engaño, otra prueba, pero ya no le importaba. Deseaba salir de géminis con la armadura, ya.
La lluvia seguía impregnando al ambiente un aire trágico y triste. Caía con menor intensidad como si anunciara que todo estaba por terminar. Saga se protegió de la luz con su mano izquierda y alcanzó a distinguir la silueta de algo frente a el. "Cierra los ojos y libera tu cosmos. La armadura ha despertado ya. Llámala y te aceptará". Saga, demasiado cansado para sentarse y pasar dos horas reflexionando en lo que debía hacer, decidió escuchar a la voz.
Saga extendió su brazo derecho y tocó su armadura. Sintió el oro frío y duro. Y sin embargo, una sensación cálida lo envolvió. Fue retirando lentamente su mano izquierda de su cara. La luz ya no lo cegaba, al contrario le permitía ver como nunca lo había hecho. Sintió un cosquilleo en sus dedos que recorrió todo su cuerpo.
La fuerza llegó. La fuerza que lo había envuelto por la tarde, aquella que había despertado al reloj sagrado. Esa fuerza lo volvió a rodear y ahora Saga no se conformó con recibirla. La fusionó con la propia. Cerró sus ojos y expulsó su propia fuerza en un grito, y tras unos momentos de incertidumbre se sintió como el hombre más poderoso del mundo. No había nada que no podía hacer o lograr.
Abrió sus ojos, miró a la armadura y la llamó con su poder. Las piezas doradas cobraron vida y una a una fueron cubriendo su cuerpo, hasta que finalmente sintió sus cabellos presa del casco. La adrenalina corrió por su cuerpo por haber logrado superar las pruebas, por tener la armadura en su poder y por sentirse tan bien. Ya no se sentía como Saga, seguía siendo el, pero había algo diferente, algo que le provocaba sentirse feliz como si fuera el rey del mundo.
Levantó su mano izquierda, cerró su puño con fuerza y sonrió por primera vez en mucho tiempo. "Es hora de tomar tu lugar" le dijo la voz de su cabeza.
Mu se despertó lentamente. Se incorporó después de bostezar, y no supo porque pero tenía la impresión de que tenía que hacer algo. Miró a su alrededor y vio a Camus y a Milo dormidos juntos como siempre. Volvió a bostezar y trató de recordar porque se había despertado. "Mu, Mu"
El carnero abrió los ojos en sorpresa, alguien le estaba hablando. "Mu de Aries". Comprendió que la voz venía de su cabeza, de su frente. "Mu, despierta. Mu de Aries, deberás correr sin ropa por todo el campamento..."
¿Qué qué! Si hubiera estado de pie, Mu se hubiera caído de la impresión. Unas risas muy familiares y conocidas le indicaron quien era el que le hablaba. Bufó molesto, hizo cara de berrinche y cruzó sus piernas como si tuviera al dueño de la voz en frente y estuviera reclamándole.
- "Eres un tonto Shaka"
Risas - "Perdón Mu... – más risas - "Pero quería ver si lo hacías... – todavía más risas.
- "Bueno ya. ¿Qué quieres?"- dijo Mu que quitó su expresión berrinchuda cuando recordó que su mejor amigo no estaba y que lo extrañaba mucho.
- "El Patriarca le dijo a Aioros que cuando estuviéramos listos para regresar me comunicara contigo. ¿Está todo bien por halla?".
Mu colocó en su rostro, la expresión que lo distinguiría de todos sus compañeros en el futuro y que sin embargo ahora sólo empezaba a desarrollar. Una mirada que no decía nada y que podía expresar mucho. Sus ojos se quedaron quietos sin abrirse y sin cerrarse demasiado. Sus labios se juntaron y se tensaron un poco a lo largo. La visión del rostro de Mu podía significar tristeza, indiferencia, seriedad, bondad, concentración; nunca nadie estuvo seguro de lo que esa mirada encerraba y asumieron, por el carácter del carnero, que significaba tranquilidad y bondad.
- "Saga todavía no sale del templo de géminis, si eso es a lo que te refieres. Pero no te preocupes, estoy seguro de que lo conseguirá..." – dijo en un tono monótono.
- "Pregunte como están las cosas, no por Saga, Mu.". La voz del rubio se oyó algo seria, porque se preocupó al sentir y oír a su amigo tan... serio.
- "Ah, bueno, perdón es que asumí que...
- "¿Cómo estás¿Todo bien?"
Algo sorprendido porque Shaka no le preguntara por Saga, Mu respondió - "Sí, no ha pasado nada. Estábamos dormidos... gracias por despertarme Shaka". – dijo en un tono de falso reproche.
Shaka se alegró de oír algo de emoción en la voz de su amigo. "Y lo volveré a hacer, si no le avisas al Patriarca que ya nos puede tele transportar de vuelta. Digo, si te tardas no dejaré de llamarte. Te molestaré mientras meditas, entrenas, comas y no te dejaré dormir."
Mu rió - "De todas formas siempre lo haces...
- "¿Qué me decías BORREGUITO?".
Mu abrió la boca y la volvió a cerrar molesto - "¡Ya te dije que no me digas así!"
- "Ya, borreguito no te enojes. Solo comunícale al Patriarca que ya nos puede regresar, ya quiero llegar a jugar contigo"- dijo Shaka contento, por fastidiar a su amigo y por pronto volver a verle.
- "... Yo también. Iré ahora mismo a buscar a mi maestro" - Mu se puso de pie tan feliz, que no se dio cuenta o mas bien no le importó partir hacia el templo de géminis en pijama.
- "No tardes mucho Mu" - fueron las últimas palabras del rubio.
Shura entró rápidamente a su casa seguido de Aioros y Shaka. Entró a una estancia pequeña del segundo piso donde el color púrpura reinaba las paredes. Era un cuarto triste, desordenado y pequeño. No había nada en el que dijera o indicara algo de la persona que lo habitaba. No tenía ningún sello personal. No había fotos, muñecos ni adornos. Eran dos camas individuales, un closet grande y un escritorio.
El español abrió las puertas de su closet, se puso de puntitas y alcanzó una maleta. Aioros se acercó a las paredes examinando el lugar y notó que había restos de papel en ellas. Era obvio que alguien había arrancado algo de ahí, quizás un poster, un dibujo, foto o alguna nota. El arquero también notó que dentro del cesto de la basura había restos de algo que muy probablemente eran trozos de fotografías.
Shaka por su parte se sentó en su colchón y rompió el silencio. - ¿Cuántos años tienes Shura?
Shura que por su parte estaba aventando las prendas de su closet sin cuidado en la maleta le respondió algo distraído - Tengo nueve años... ¿Y ustedes?
Shaka abrió sus celestes desorbitadamente y miró a Aioros que también se mostraba muy sorprendido - ¡Nueve años¿Nueve años? Te ves algo más grande, o talvez es que peleas demasiado bien - lo elogió el dulce celeste.
Shura se volvió y les dirigió una sonrisa. - Gracias. - volvió a su labor, que Aioros muy perspicaz notó que estaba haciendo con demasiada prisa. - Pero¿Ustedes cuántos años tienen? Tu, te ves muy chiquito Shaka, y Aioros pues también parece un niño... - rió - Aunque un niño más grande que tu.
- Pues yo tengo seis años, y Aioros tiene... - Shaka lo miró dubitativo - ¿Trece no?
- Sí, trece. – dijo con su sonrisa.
Shura cerró la maleta que dejó a un lado de Shaka, se sentó en la silla que había cerca de su escritorio, movió cajones y papeles hasta que encontró papel y una pluma. El arquero notó que se detenía por momentos y su expresión le indicó que el español no sabía que decir en la carta que estaba escribiendo.
- ¿A quien le escribes Shura? - preguntó Shaka desde la cama.
- A mi padre... - firmó la carta, y se puso de pie. Tomó la maleta y habló - Ya estoy listo, vayámonos.
- ¿No te vas a despedir de tu familia? - le preguntó muy serio Aioros.
- Mi familia es mi padre y ya le he explicado todo en la carta. - dijo de manera muy fría y cortante.
- ¿No tienes hermanas o hermanos? - dijo Aioros mostrando y señalando las dos camas individuales.
Shura aguardó unos momentos en contestar, como si estuviera pensando lo que iba a decir muy seriamente - Ya no, ya no tengo hermano. ¿Podemos irnos? - preguntó con impaciencia desde la puerta de su estancia.
Aioros levantó sus manos al aire en señal de renuncia. - Como tu quieras...
Shura dejó su carta en la cocina y se apresuró a salir de su casa. Aioros y Shaka lo siguieron algo extrañados por la falta de deseos del español de despedirse de su padre. En las calles todavía había gente con pelucas caminando y cantando.
- ¿Y ahora qué hacemos? - preguntó Shura mirando a los otros dos.
Aioros por su parte miró a Shaka. - Esperamos a que Mu le avise al Patriarca.
Shura lo miró estupefacto por lo que el rubio acababa de decir. ¿Patriarca? Pero decidió no preguntar cuando notó que Aioros asentía como si lo que acababa de decir tuviera sentido. - ¿Podemos irnos de aquí, aunque no sea a Grecia? - cuando notó que Aioros estaba listo para contestarle con una pregunta que muy seguramente sería referida a su urgencia por desaparecer de su casa, decidió no dejar de hablar - Es que tengo hambre y conozco un lugar... esta algo lejos, pero ahí podemos esperar. - dijo con una falsa sonrisa.
- Yo también tengo hambre Aioros...
Aioros alzó su ceja como preguntando "¿Todavía tienes hambre después de cuatro rebanadas de pastel?" pero se limitó a sonreír y hacer una seña para que Shura los guiara al lugar.
Mu tardó mucho en llegar a la casa de géminis porque nunca había llegado tan lejos caminando y mucho meno solo. Al principio no sabía si ir o no, porque su maestro le indicó que tenían prohibido acercarse al terreno de las doce casas. Pero al recordar que su amigo no llegaría si Shion no se enteraba echó a correr muy decidido. Aunque tenía una duda en la mente. ¿Por qué Shaka no había contactado directamente a su maestro para pedirle que los trajera de vuelta? El rubio le había dicho que había sido orden de su maestro... Pero no tenía mucho sentido... ¿O sí?
La lluvia lo empapaba y le dificultaba el camino. Pronto se llenó todo de lodo, pero no le importó mucho. Tenía que encontrar a su maestro pronto si quería tener de vuelta Shaka. Lo encontró de pie en uno de los escalones de géminis, absorto en el cielo y como si no notara o no le importara estarse mojando. No queriendo interrumpir a su maestro, pateó una pequeña roca obteniendo la atención del peliverde que ante señal de ruido miró hacia donde estaba Mu.
- Maestro, lamento molestarlo ahora pero Shaka se ha comunicado conmigo - alzó sus ojos verdes mirando al hombre que en poco tiempo se había convertido en un padre para él - Me dijo que eran sus instrucciones el que yo le comunicara a usted que ya están listos para volver.
Shion miró a su discípulo con ternura. Lo que le iba a pedir era algo muy difícil y en una forma hasta cruel, pero por el bien de todos era necesario que Mu aprendiera y teniendo como motivación la llegada de su amigo sabía que sería más fácil. - Muy bien, Mu. Ve por ellos. – y le dio la espalda de nuevo.
Mu abrió la boca para responder, pero esperó. Debía procesar lo que su maestro le había dicho para entenderlo y por ende cumplirlo. Control. - Que mas quisiera yo maestro, pero... ¿Cómo iría yo por ellos?
- ¿Qué es lo que te enseñé hoy por la mañana Mu? - preguntó Shion fingiendo irritabilidad en su tono.
Mu miró la espalda de su maestro con aprehensión y algo de temor. No podía ser. - Me ha enseñado a tele transportarme, maestro.
- Entonces ya sabes lo que tienes que hacer. – dijo dándole todavía la espalda, como si hubiera algo muy interesante en la entrada a géminis.
Mu no quería contestarle pero no sabía como podía lograr lo que Shion le pedía. - Maestro, yo nunca me he tele transportado.
Shion se giró, bajó los escalones que los separaban y lo miró directamente a los ojos con mucha seriedad. - Bueno, ya es hora de que lo logres. Si quieres ver a tus compañeros pronto más vale que empieces a tratar desde ahora.
El carnero lo miró desconsolado pidiéndole ayuda. Sentía que el peso que le colocaban en sus hombros era demasiado para él. Pero Shion se volvió a girar y le dio la espalda. Conociendo la terquedad de su maestro se hincó en el lodo con las gotas cayendo sobre su nariz y sus cabellos lilas, resignado a que si quería ver a Shaka pronto debía tele transportarse el solo.
Al escuchar la puerta de la cabaña cerrarse Camus se despertó. Miró soñoliento a un lado y notó que Mu no estaba. Trató de incorporarse al darse cuenta de que su cama no era nada mas y nada menos que el frío piso. Pero había algo que le impedía levantarse. Abrió bien los ojos y distinguió la cabellera azul de Milo sobre su pecho.
Suponiendo que Mu había ido al baño Camus trató de volver a dormir, pero como siempre le ocurría al despertar a la mitad de la noche no podía hacerlo. Sentía la incomodidad del piso sobre su espalda y un pie se le había dormido. Recordando que la última vez que habían dormido en el suelo, Milo había terminado con un cuello torcido y el con dolor de espalda, fue retirando delicadamente a Milo de su pecho y lo giró para poder ponerse de pie.
Se frotó los ojos y miró a su amigo. Que gran diferencia había ahora. Antes, ambos no dormían muy bien pues eran atormentados por recuerdos de sus vidas pasadas y ahora, viendo a Milo dormir tan tranquilo entre pequeños suspiros no pudo evitar sonreír. ¿Qué hubiera hecho sin Milo? Seguramente estuviera todavía triste y sin querer hablar con nadie. Y se alegró al saber que el sentimiento era mutuo. Él necesitaba a Milo, pero Milo también lo necesitaba a él. Se lo demostraba en las noches que corría a su cama sin interrumpir su sueño para despertar con el escorpión sobre su pecho.
Con mucho cuidado Camus pasó un brazo por la cintura de su amigo y le susurró palabras dulces en el oído ocasionando que éste fuera despertando sin hacerlo del todo. - Ponte de pie Milo. Te ayudaré a ir a tu cama.
Y sin más explicaciones el pequeño escorpión se apoyaba en su amigo que le sujetaba para ponerse de pie y caminar hacia su cama con los ojos cerrados. Camus ayudó a Milo a recostarse y lo tapó con una sábana blanca. Cuando ya se disponía a irse a su cama, Camus notó que había espacio suficiente con el escorpión y sabiendo que era mejor dejar que pasara el tiempo mientras acariciaba el cabello de su amigo que estar simplemente viendo el techo decidió acostarse con él. Como siempre, Milo no tardó en recostarse sobre el pecho de Camus, y este se sintió feliz por tener siempre un lugar sólo para él.
Kanon caminaba sin rumbo perdiéndose entre la oscuridad, las gotas de lluvia y el lodo. Le gustaba que lloviera y le gustaba mojarse. Además, si por alguna extraña razón ajena a el, comenzaba a llorar nadie podría distinguir entre las gotas y sus lagrimas. Y la oscuridad ocultaba "su" propia oscuridad. Lo mejor de salir a caminar por la noche, era que no había nadie para hacerle preguntas o para hablarle... o eso pensó...
- ¡Kanon¿Eres tú? - el gemelo reconoció la voz de su maestro Arles.
¿Debía responder¿O podría perderse en la noche fingiendo no escuchar? No, no podía hacer eso o bueno no se lo haría a Arles. Después de todo era de las pocas personas que de verdad toleraba o aunque le costara admitir, que de verdad apreciaba.
- Si, soy yo maestro. - Kanon se acercó - ¿Qué hace aquí tan tarde?
- Creí ver a Mu salir corriendo de su cabaña y vine a buscarlo. Espero que no se haya enfermado... ¿Lo has visto? - preguntó el de cabellos cenizos y puntos púrpura.
- No, no lo he visto por aquí...
- ¿Y tu que hacías aquí tan noche¿De nuevo te atormentabas en el claro que está cerca de aquí? - preguntó con voz grave.
El ceño de Kanon se frunció y su expresión se endureció. Odiaba que lo descifraran de esa forma y también que resultara tan predecible. Mintió. - No, sólo vine a bañarme... – dijo con burla.
La sonrisa falsa no engañó a Arles, mas bien lo sorprendió. Era tanto el cinismo y la amargura que esa sonrisa portaba que no podía creer que fuera Kanon el dueño de aquel gesto. Notando la expresión extraña de Arles, Kanon preguntó - ¿Se encuentra usted bien? - había algo de preocupación en su tono y por ello Arles se reconfortó un poco.
- Estaba pensando en que... Kanon creo que podrías ganar una armadura de plata muy fácilmente...
El rostro de Kanon se endureció y no fingió escuchar todo lo que Shion seguía diciendo. Se perdió en las palabras. ¿Por qué una armadura de plata¿Por qué no de oro? El tenía el poder suficiente para obtener la armadura que quisiera. Podría hasta obtener la armadura de su hermano. ¿Por qué se tenía que conformar con una de plata? El era tan bueno o mejor que todos en el campamento. ¿Por qué ellos si tenían derecho a recibir una armadura dorada? Ah, si, el "destino" de Shion. La armadura de plata era una categoría más baja. ¿Por qué no podía pertenecer al mejor rango?
- ... hay unas quince armaduras disponibles... - Arles continuaba.
Ah si, lo olvidaba. El no era nadie, era solo el hermano de Saga y por ende no tenía derecho a nada, sólo a vivir de las sobras de los demás. Sintiendo acertadamente que no podría contener su enojo y temiendo que fuera aparente para Arles se disculpó - Lo siento maestro, me estoy sintiendo algo mal. Hablaremos mañana. - dijo dejando con la palabra en la boca al lemuriano.
Y sin mas se perdió entre los árboles y la oscuridad de la noche.
CONTINUARA...
Muchas gracias a todas las que me dejaron post... la verdad es que al publicar mi fic aqui no creí que tuviera buena acojida... o que le gustara a alguien... por eso agradezco mucho sus comentarios.
Garibola: Jejejej seguire escribiendo, te lo aseguro, es algo que aunque todavía no termino de hacer bien me gusta demasiado como para dejarlo. Agradecería mucho tu amistad, besos :)
Mitzuko-Chan: Hola! Disculpa, pero soy algo nueva en esto y no he entendido todo lo que me has dicho jejejeje si soy algo torpe... shonen ai? y espero k mata ne haya sido un salido y no un matame desesperado por haber leido la historia jajajajaja No sabes lo feliz que me haces al decirme que describo bien las emociones, porque es a lo que mas atención y tiempo le pongo cuando escribo (al igual que las conversaciones, ya te habrás dado cuenta que muchas son LARGUISIMAS). Y, en el otro foro en el que tengo el fic pues la verdad creo que siguen la historia solo por Kanon jajajajaja A todas les ha gustado mucho el personaje... Besos y grax por tu post que me animó mucho!
Yuri3000: Invertiste tres días en mi fic? WOW, y valió la pena? wow, que bien se siente escuchar eso... Veo que a ti tambien te ha gustado Kanon, pues es que es al que más esfuerzo le pongo al igual que a Saga, porque el es un arrebato de sensaciones y emociones a lo largo del fic... Eres de las únicas personas que me han mencionado la escena de la película de Jesucristo Superestrella, yo pense que a NADIE le había gustado que metiera esa cuchara que nada tenía que ver con la historia, pero si analizas TIENE MUCHO que ver...
Por fin un comentario con honestidad, te agradezco mucho que me señalaras mis errores porque de hecho no me había dado cuenta, por tu comentario vi mi historia y me di cuenta de que las separaciones que marcaba en word no aparecían para delimitar las escenas y que los signos de interrogación no se respetaban... y tienes razón con que el principio esta medio inleible por los errores... acerca de publicar mi fic en tu web, pues claro que si! jejejeje pero me gustaria corregir toda la historia de nuevo, poner las separaciones que hoy puse con signos de igual y varias cosas mas que quiero cambiar (gramática y ortografía)... solo una pregunta... ¿Por qué quieres publicar mi fic en tu web? Besos y grax por tu post..
Espero que les haya gustado !
