Capítulo 4: "Lust"
"Caprichos incesantes…
Gemidos placenteros…
Miradas cargadas de deseo…
Oh, Dulce Lujuria…"
El pelirrojo observó al jovencito de ojos violetas ya cansado… Shuichi parecía estar aún más distraído de lo que normalmente era.
Desde que había llegado con veinte minutos de retraso que no decía una palabra, sólo había entrado, se había sentado cómodamente en su cama y se había dedicado a comer los pocky's de fresa que tenía para el desayuno… algo le pasaba a Shuichi… pero por la salud mental de su amigo (y la suya también) era mejor dejar que se le pasase esa faceta autista que estaba presentando.
Miró el reloj… ya casi daban las 9… el tiempo había pasado rápido, definitivamente estar con Shuichi le afectaba… ya imaginaba que tendría que estar como el niño, con las asignaturas del día anotadas en la palma de la mano para no olvidarse los libros correspondientes. Y pensar que tenía un hermano tan ordenado y además de todo era escritor. ¿Por qué Eiri-San no le enseñaba algo al despistado niño?
Aunque dudaba que aprendiera algo, Shuichi al menos lo intentaría. Desde que conocía al pelirosa, éste siempre había hecho todo lo posible para contentar al rubio.
- Nee, Shuichi, así no rinde, ¿Sabes?- hizo una mueca en forma de sonrisa acercándose al chico, hincándose frente a él- ¿Por qué mejor no te vas a casa y descansas? No traes buena cara esta mañana.
- Jooo Hiiiirooo- gimió arrastrando las palabras- ¡Es culpa de Eiri! ¿A qué no sabes lo que ha hecho ayer?- el pelirrojo suspiró.
- No, Shuichi, no sé…
- ¡Me ha comprado una cama y muebles para mí solo! ¡Y ha redecorado esa fea habitación! ¡Y no me gusta!- lloriqueó.
- Siempre te ha gustado lo que hace o deja de hacer tu hermano, ¿Por qué ahora no?- un sonrojo brillante y fuerte se apoderó del rostro del más chico.
- No sé… sólo no me gusta estar solo. Dormir con Eiri era divertido hasta hace unos meses, pero de pronto empezó a decirme que ya debía ir acostumbrándome a dormir solo…- mordió sus labios con fuerza, enrojeciéndolos.
- Na, Shu, venga, deja de hacer eso. Seguro que es porque das patadas mientras duermes- Hiroshi trató de bromear, arrancando una risita de la boca del niño.
- ¿Tu crees?...- su voz quedó suspendida en el aire, viendo directamente los ojos del castaño…- Hiro-chan… ¿Puedo pedirte un favor?
- Claro que sí- le revolvió los cabellos, acentuando el sonrojo del pequeño.
- Hiro… Bésame…
El pelirrojo abrió sus ojos sorprendido, ¿Qué era lo que le estaba pidiendo Shuichi? Y encima con esa cara de sufrimiento, sonrojada, la boca abierta, ofreciéndose a su amigo para que le robara aquel primer beso que había estado conservando para una sola persona.
El niño se empinó hacia el otro rostro, cerrando sus ojos, no pudiendo aguantar la vergüenza frente a su propia petición…
- Es… por Eiri… Ne?- la voz del pelirrojo sonó ronca, antes de acercarse al rostro del niño.
Dio un suspiro al momento que terminaba de escribir el clímax de su novela, llevando seguidamente el cigarrillo de forma necesitada a su boca, dando una calada larga y relajante.
Sí.
El día era perfecto, salvo por su hermano loco jugando videojuegos en el nuevo cuarto de Shuichi, pero sin contar esos pequeños detalles, toda la mañana había transcurrido sin problemas, incluso a media tarde, cuando su pelirosa le había llamado para avisarle que almorzaría en casa de Hiroshi y no se preocupara… un momento… eso no había sido tan bueno… Su Shuichi siempre estaba quedándose en la casa de ese amiguito los fines de semana, los cuales debería pasar haciéndole compañía a él mientras escribía…
Y no es que la idea no tentara a Shuichi….
Pero… estar sentado junto a un rubio que no te dirige ni media palabra en dos horas no es algo que pudiera aguantar el hiperactivo niño.
Volvió la vista al documento en la computadora, guardando los cambios y haciendo al mismo tiempo una copia de seguridad, viviendo con un terremoto andante hay que irse con cuidado, antes de apagar la dichosa maquinita, considerando que ya era lo bastante tarde como para seguir.
Terminó el cigarro, estirándose felonamente lejos de las miradas de los dos mocosos. Pero de pronto, su tranquilidad fue interrumpida…
- Aniiikiiii!
La "dulce" voz de Tatsuha resonaba en todo el departamento…
- Eiri! Que te estoy llamando! Reclamó el chico, tocando la puerta suavemente, contrastando con el vozarrón que acababa de usar.
- Pasa, baka…- dejó salir en un suspiro, sintiendo la puerta abrirse- ¿Qué demonios pasa? ¿No puedes estarte calladito?
- ¡¡Es que Shu-chan no ha llegado!- un tic nervioso se apoderó del ojo derecho del novelista.
- Fui hace… cuatro horas a decirte que no almorzaría con nosotros- bufó, visiblemente enojado, maldiciendo internamente a su cuerpo que comenzaba a perder la calma- lo que me hace suponer que estabas tan concentrado en el jueguito ese que ni escuchaste sobre tu "querido" hermanito.
- ¿Are? ¿Hace todo ese tiempo? Jejeje…- rió nerviosamente, sabía que no era buena idea hacer enfadar al rubio. Clavó sus ojos azules en el reloj a la espalda de su hermano mayor, fijándose en que ya casi daban las ocho de la tarde- ¿Irás a buscarlo? Por que como que se venga solo quizás que le pasa…
Y antes de que terminara de decirlo el rubio ya estaba en la puerta, con el móvil en mano, marcando al de Shuichi y calzándose los zapatos. Su voz se oía molesta mientras daba órdenes al pequeño, que al parecer se limitaba a responder sólo con monosílabos, lo que acrecentaba más la furia del mayor.
- Voy a buscar a Shuichi… y no quiero ni fiestas ni chicas en mi cama cuando vuelva- dijo, cerrando con llave la puerta desde afuera.
- ¡Shuu! ¡Es Eiri que viene por ti!- la voz de Hiro ocupó el departamento, haciendo callar a un Shuichi de apariencia delicada y entristecida que cantaba la última estrofa que habían compuesto en la tarde.
- Ya… dile que voy…- la voz aterciopelada sonó aún más triste que su propia apariencia, colocándose el polar de forma mecánica.
- …Shu…- el pelirrojo bajó la vista, aprovechando de mirar por entre las cortinas el semblante serio del rubio. Quizás el favor que Shuichi le había pedido…
- ¡Me voy, Hiro!- exclamó el pequeño, dándole un beso en la mejilla a modo de despedida, saliendo por la puerta principal del departamento y bajando las escaleras todo lo rápido que pudo para unirse en un abrazo único al joven que le esperaba pacientemente.
Hiroshi suspiró cansado. Dios sabe qué iría a hacer Shuichi con el enredo dentro de su cabeza y con el hermano de carácter difícil si hacía algo mal.
- Te has demorado…
Miró de reojo al rubio, sabiendo que sus palabras eran ciertas… pero… ¡él no podía regresar a casa sin aclarar ciertas cosas! Y esas cosas necesitaban ser comprendidas rápido por su cerebro y cuerpo llenos de pensamientos y hormonas adolescentes. El pelirosa tembló violentamente al momento de sentarse en el asiento del copiloto junto a su hermano, apoyando seguidamente su mentón en la palma de su mano derecha y apoyarse contra el vidrio.
- Lo siento…- murmuró quedamente, sin querer que el mayor se digustara.
- Ya…
Eiri fijó su mirada en su pequeño, tan deseable con el polar naranjo abierto y dejando ver la jardinera mal abrochada que se había puesto en la mañana. Volvió a mirar el camino, mejor no pensar en aquellas deseables cosas que se moría por hacer realidad.
Por otro lado, Shuichi aún no se dignaba a mirar de frente al mayor… el sólo hecho de que esos ojos dorados le escudriñaran hacían que toda su piel se erizara y sus piernas parecieran jalea… odiaba el efecto que tenía sobre él, el dominio bajo el que caía a cada orden que le daba. Así que sin otra cosa que hacer más que responder con monosílabos cada pregunta que le hacía su hermano se dedicó a dejar vagar su vista por las luces y los colores de los autos que transitaban el otro lado del vidrio.
Y así transcurrió todo el camino, sin hablar mucho, lo que ciertamente sorprendió a Eiri, y oyendo la aburrida radio que acaba de sintonizar para bajar un poco la temperatura que se había apoderado de su cuerpo.
Entraron a la casa que se encontraba a oscuras, como si Tatsuha no estuviera en casa, y la verdad era que así era! Sobre la mesita del teléfono, junto a la puerta de entrada, hallaron una nota escrita a puño y letra del moreno.
"Me voy de juerga con unos amigos, no me esperen hasta mañana, los llamaré si pasa algo, que tengas "buenas" noches Nii-sama, sueña conmigo Shuuuu o"
Eiri bufó fastidiado al leer la nota, para Tatsuha era obvio lo que el mayor sentía por el pelirosado, porque al igual que él sabía que Shuichi no era su hermano de sangre, que había sido adoptado demasiado pequeño para que recordara. El niño tomo la nota después de que él la hubo soltado, arrugándola y tirándola al suelo en un arranque de rabia, toda su cara se encontraba de un rojo furioso… las cosas que le decía Tatsuha para molestarlo, el irrefrenable sentimiento que nacía dentro de él, ¡todo aquello le causaba un fuerte dolor de cabeza!
- ¿Shu?- sintió que lo llamaba el rubio.
- ¿Hai?- preguntó de forma baja, ronca, con un nudo en la boca del estómago.
- ¿Por qué hiciste eso?- grandioso… ahora Eiri le preguntaba por qué se enfurecía tan rápido con los comentarios para nada gracioso de su hermano mayor.
- Es que él… él… ¡Él siempre está molestándome!- exclamó, ya sin ningún tipo de frenos al otro, encarándolo y dándole una vista perfecta de su cara completamente sonrojada.
"- ¿No sentirás algo más que hermandad por Eiri?- Hiro removió su cabello de forma juguetona…"
- ¡Es totalmente injusto que siempre me moleste con esas cosas!
"- No es que crea que sea muy normal, pero uno no elige de quién se enamora, verdad?- la manos de su amigo contra su barbilla le hizo alzar la vista…"
- ¡A mí no me gustan los chicos!- terminó, con los ojos ya hinchados y con las lágrimas a punto de salir de ellos- Pero... con sus comentarios… él siempre… yo… - el niño se arrodilló en el suelo, apretando sus manos, formando puños contra su carita- … me hace dudar…
"- No puedo hacerte ese favor, Shu- y su boca se cerró suave y cariñosamente en su frente…"
El rubio se arrodilló junto a él, apoyando una de sus rodillas sobre el suelo de madera y llevando la mano tibia y blanca hasta los mechones rosados, acariciándolos, atrayendo de a poco el cuerpo del niño, recostándolo contra su rostro al momento que besaba repetidamente las mejillas húmedas debido al agua que había caído de sus ojos.
- Shu chan… calma… todo es normal… es normal tener las hormonas a tope… y es… normal sentirte confundido…- y pese a lo que decía…- ya verás que mañana te pondrás bien…- no quería que terminara, no quería dejar de sentir ese calorcito que emanaba del cuerpo del más chico, sólo quería tomarlo entre sus brazos y llenar su boca, mejillas y cuello de mordiscos, marcar su piel como propia y llenarle de su esencia hasta que cayeran rendidos por el sueño. Pero sabía que asustaría al niño si iba tan rápido…
- Pero… pero…- y mientras él convulsionaba sintió los labios suaves acercarse hasta su boca en un mimo amoroso, y de veras que se odió en ese momento, pero no pudo evitar ladear su rostro.
Hacia el lado de los labios de su hermano, regalándole el primer beso a labios cerrados de su vida.
Continuará…
Notas de ShuLovesYuki:
O No me mateeeeeeeen! Sé que demoré muuucho! Pero es menos que dos años y varios días (que es lo que llevo con mi fic de Gundam XD), ne?
Awn... no sé qué decir, agradecerles a todos los rvws que me han escrito n/n
Muchas gracias!
