Capítulo 2. El mundo es un pañuelo.
Eriko caminaba a pasos agigantados, refunfuñando y maldiciendo en francés (Eriko tiene cierta obsesión por este idioma).
- Habla en japonés, que no te entiendo.- pidió Genzo, algo exasperado.
- Aprende a hablar francés, hermanito.- replicó Eriko, fúrica.
- Yo no soy otro de tus fans.- gruñó Genzo.- A mí no me puedes tratar de esa manera.
- ¿Qué rayos hacías con Lily Del Valle?.- increpó Eriko, ignorando el comentario de Genzo.
- La ayudé con sus cosas, nada más.
- ¿No te había dicho que no te acercaras a ella?
- Yo no sabía que ella era Lily Del Valle... .- murmuró Genzo.
"Aunque por lo bella que es, debí de habérmelo imaginado", pensó Genzo.
- Bueno, pues ahora ya lo sabes.- gruñó Eriko.- No vuelvas a acercarte a ella.
- ¿Por qué la odias?.- preguntó Genzo a su gemela.- No es mala persona...
- ¡Ja! Eso es lo que tú crees.- gritó Eriko.- Lily Del Valle es una mosquita muerta. Finge que no le interesa ser la más popular de la Universidad pero ya lanzó sobre todos su hechizo.
- Uhm...
Genzo no dijo nada. Sabía que su hermana era terca a más no poder, al igual que él, por lo que prefirió no contradecirla. Sin embargo, él tenía sus propias ideas con respecto a Lily...
- Prométeme que no volverás a verla.- exigió Eriko a su gemelo.- Prométeme que te mantendrás alejado de ella.
- Ya. No seas así.- suspiró Genzo.- Deja de tratarme como si fuera tu perro, al que le puedes ordenar que no se acerque al pasto del vecino.
- ¡Hablo en serio!.- gritó Eriko, enojadísima.- ¡Eres mi hermano! ¡Deberías de apoyarme!
- Está bien.- Genzo levantó las manos para calmar a su gemela.- Me mantendré alejado de Lily Del Valle.
- ¿Me lo prometes?
- Sí.- Genzo cruzó los dedos.
Mientras tanto, Lily suspiraba y trataba de concentrarse en su práctica de violín, pero no podía. Genzo Wakabayashi le había parecido un hombre muy apuesto. Y todo un caballero, pero estaba el pequeño, pequeñísimo detalle de que era el hermano gemelo de Eriko, su gran "rival".
- Ni modo.- suspiró Lily.
- ¿Sigues pensando en Genzo Wakabayashi?.- preguntó Débora, quien casi siempre estaba presente para escuchar las prácticas de Lily.- Bueno, ahí sí que tuviste mala suerte, el tipo se ve bastante decente, a comparación de su nefasta hermana...
- Realmente me agradó hablar con él.- Lily volvió a suspirar.- Lástima...
Lily decidió el no volver a pensar en el asunto y se concentró para su práctica de violín. Una suave melodía envolvió pronto el lugar y la gente que la escuchaba súbitamente se sintió envuelta en tranquilidad. Genzo no resistió la tentación de acercarse nuevamente al sitio en donde practicaba Lily y se sorprendió al ver a tanta gente reunida ahí.
- ¿Qué es lo que están regalando?.- preguntó Genzo a un muchacho.- ¿Por qué hay tanta gente?
- La Princesa Azteca está tocando su violín.- respondió el joven.- Es una maravilla el escuchar tan bella música... Por eso hay tanta gente aquí. Siempre la hay. ¿Eres nuevo aquí o qué?
- Algo así.- Genzo se encogió de hombros.- Gracias por la información.
Genzo se acercó más y buscó un lugar desde donde pudiera apreciar la música de Lily sin ser visto. Él pronto se sintió cautivado no solo por la música, sino también por la belleza de la muchacha mexicana. La expresión de Lily al tocar el violín era tan pacífica que la hacían ver como un ángel.
- Lástima que mi hermana diga que eres un demonio.- murmuró Genzo, asombrado.- ¿Será eso cierto? ¿En verdad eres un demonio, Lily?
Un joven japonés de cabello claro y mirada de soñador se acercó también, impulsado por la gente y por la música. El joven se sorprendió al ver a Genzo escuchando el concierto.
- Tantos lugares para vernos y mira que encontrarnos en la sala de conciertos de una Universidad.- comentó el joven.
- Mira tú.- Genzo miró con curiosidad al joven.- ¿Qué andas haciendo por aquí?
- Es lo mismo que yo iba a preguntarte.- respondió el joven.
- Vine a ver a mi hermana.- respondió Genzo, encogiéndose de hombros.
- ¡Ah! ¡Tantos años de conocerte y no sabía que tenías una hermana!.- exclamó el muchacho, divertido.
- Deja de hacerte el tonto, Misaki.- gruñó Genzo.- Si bien que sabes que tengo una gemela.
- ¡Ah, sí! Creo que en algún momento lo mencionaste.- Taro Misaki soltó una carcajada.- Solo que rara vez hablas de ella, por eso ya ni me acordaba...
Súbitamente Misaki se calló, al darse cuenta de a quién miraba Wakabayashi. Taro sonrió por lo bajo.
- Qué pequeño el mundo es... .- canturreó Taro.
- ¿Qué dijiste?.- inquirió Genzo.
- Nada.
Lily terminó de tocar y recibió con una reverencia los aplausos que todos le ofrecían al final de cada interpretación. Su vista se clavó momentáneamente en Genzo y se ruborizó un poco, pero al ver al muchacho que estaba con él, soltó un gritillo de sorpresa. Lily bajó corriendo del escenario de la sala de conciertos y se dirigió a los jóvenes.
- ¡Taro!.- Lily prácticamente se lanzó a los brazos del muchacho.
- ¡Li-chan!.- exclamó Taro, feliz, abrazando a la muchacha.
- ¡Tarito! ¡Mi querido Tarito!.- Lily brincoteaba, abrazada a Taro.
- ¡Pequeña saltamontes!.- decía Taro.- Me contó tu madre que estabas estudiando en Tokio. No me la podía creer. ¡No dejas de saltar de aquí para allá por todo el mundo, al igual que chinche!
- Es por consejo de mi tío.- Lily rió.- Él dice que debo terminar de prepararme antes de lanzarme a conquistar el mundo y creo que tiene razón. ¿Y tú que haces aquí?
- Vine a verte.- sonrió Taro.- Dentro de poco tendré una concentración con la Selección Japonesa, aquí en Tokio, y aproveché para venir a visitarte. Tenía mucho de no verte...
Genzo carraspeó. Lily soltó a Taro, algo avergonzada.
- Wakabayashi.- dijo Taro, tratando de componerse.- Ella es Lily Del Valle, una queridísima amiga de la infancia.
- Sé quien es ella.- sonrió Genzo.- Ya tuve el placer de conocerla... Lo que sí es que me sorprende que tú sepas quién es ella...
- Ya te lo dije, es una buena amiga de la infancia.- sonrió Taro.- Su padre nos ofreció un techo y nos consiguió un trabajo cuando fuimos a México...
- No sabía que habías ido a México.- comentó Genzo.
- Hay muchas cosas de mí que no sabes.- replicó Taro.- Pero en fin... Li-chan, ya conociste a Wakabayashi, otro buen amigo de la infancia.
- Debí de imaginarme que ustedes se conocían.- sonrió Lily.- Después de todo, tú también eres miembro de la Selección Nacional Japonesa.
- Pero nos conocíamos desde antes.- sonrió Genzo.
- Claro. Tuve el placer de conocer a Wakabayashi cuando éste era un patán presumido.- rió Taro.
- ¡Ey!.- protestó Genzo.
- ¡Es la verdad! Y no sé por qué algo me dice que tu hermanita gemela ha de ser igual...
Genzo no respondió, pero Lily comenzó a toser de una manera que Taro sabía que era para ocultar una risa de burla.
- Ya tendrás el gusto de conocerla.- respondió Genzo, algo avergonzado por Lily.
- Pero no por mí.- dijo Lily.- Eriko Wakabayashi me odia.
- Eso no es cierto.- mintió Genzo.
- ¿Qué no?.- Lily miró fijamente a los ojos a Genzo, pero éste desvió la mirada.
- Vaya, vaya.- murmuró Taro.- Menos ganas me dan de conocer a tu hermana, si tanto detesta a mi mejor amiga...
- Ni soy tu mejor amiga, no seas mentiroso.- replicó Lily.
- Claro que lo eres.- replicó Taro.
- ¿Y qué me dices de Azumi?.- inquirió Lily.
- Ella es mi otra mejor amiga.- respondió Taro.
- De verdad, mi hermana no es tan mala.- Genzo trató de defender a su gemela.- O sea, sí, reconozco que es terca e insolente como una Wakabayashi, pero eso ya es de familia...
- Eso no es cierto.- replicó Taro.- Conozco a Hana y ella no es tan mula como tú.
- Gracias, compadre, no me ayudes.- bufó Genzo.
Lily soltó una risilla. Taro la abrazó suavemente.
- No cambias nada, Li-chan.- le dijo.
- Ya ves que no.- sonrió ella.
Genzo se sintió un poco desilusionado al ver esa escena. Tal parecía ser que Taro y Lily se llevaban bien, muy bien... Misaki había dicho que eran amigos de la infancia, pero quizás y hasta habían sido otra cosa... Tal vez Misaki y Lily habían sido novios y quizás aun sentían algo el uno por la otra...
"De cualquier manera Eriko quiere que me aleje de ella", le dijo Genzo a la parte de su corazón que le decía que no se adelantara a los hechos. "¿Y desde cuando le haces caso a tu hermana?", le respondió esa parte de su corazón. Genzo sonrió para sí mismo.
- Bueno, si me permiten, debo retirarme por el momento.- dijo Misaki, soltando a Lily.
- ¿A dónde vas?.- inquirió ella.
- A pagar el taxi. La verdad es que acabo de llegar y me di cuenta de que aun no he cambiado mis cheques de viajero y que no tengo con qué pagar el taxi que me trajo hasta aquí. Vine a ver si alguien me podía prestar algo de dinero... .- explicó Misaki.
Genzo y Lily se miraron brevemente y soltaron la carcajada.
- ¡Hello con tu hello!.- dijo Lily.- ¡Llevas minutos aquí parado, te va a cobrar muchísimo!
- No importa.- Taro se encogió de hombros.- Me pondré a trapear los pisos para poder pagarlo.
- No payasees.- dijo Genzo, sacando dinero de su cartera.- Luego me lo pagas...
- ¿Quieres que trapee los pisos de tu casa?.- ofreció Taro.
- No, gracias. Has de ser muy malo en eso.- sonrió Genzo.- Mejor me lo pagas de otra manera...
Genzo le lanzó a Lily una mirada muy significativa. Taro entendió el mensaje.
- De acuerdo.- Misaki sonrió.- Solo ten cuidado...
Y se marchó a pagarle al taxista.
- ¿Qué tengas cuidado con qué?.- preguntó Lily, cuando Misaki se fue.
- No sé.- Genzo fingió demencia.- Por cierto, tocas extraordinariamente bien el violín...
- ¡Ah!.- Lily se puso colorada.- Gracias...
- Supongo que una artista como tú debe tener el mejor de los instrumentos.- comentó Genzo.
- La verdad es que no.- Lily se puso más roja aún.- El violín que tengo es el que me regalaron mis padres cuando cumplí los 15 años...
- ¿Y ahorita tienes... ?.- Genzo preguntó por la edad de Lily.
- Veinticuatro.- respondió ella.
- ¿Pero cómo? ¿No te has comprado otro instrumento en todo este tiempo?.- Genzo estaba sorprendido.
- Es que en realidad no he tenido dinero.- contestó Lily, sin levantar la mirada.- He tenido la fortuna de tocar con los mejores en el medio de la música, pero siempre ha sido de a gratis. Y cuando me pagan, el dinero se ha ido en ayudarle a familias necesitadas de mi país. Guardo tan solo un poco de dinero para poder solventar mis gastos, y como tengo beca en esta Universidad pues me ahorro un buen en la colegiatura...
Lily condujo a Genzo hacia el sitio en donde había dejado su violín y se lo enseñó. Éste lo tomó y se sorprendió mucho al verlo. El instrumento en sí no era de la mejor calidad, de hecho era de calidad intermedia, pero estaba tan bien cuidado que parecía nuevo. Genzo sabía muy poco de música pero entendía que era sorprendente que Lily pudiera hacer que ese instrumento sonara como el mejor y más fino de los violines.
- Pero aun así, ¿por qué no has usado un poco del dinero que te dan para comprarte un violín mejor?.- preguntó Genzo.
- Porque soy una artista, no una mercader.- respondió Lily, sonriendo.- A mí no me interesa tocar un violín mejor. A mí solo me interesa crear música en compañía de Corazón.
- ¿Corazón?
- Así se llama.- Lily acarició el violín.- Es un poco cursi ponerle nombres a las cosas pero... Es como si fuera mi mejor amigo...
Genzo recordó a Tsubasa y sonrió. Lily hablaba más o menos como éste, además de que su amor al arte era muy similar al amor al sóccer que experimentaba Genzo.
- Entiendo lo de no ser mercader.- sonrió Genzo.- Yo me siento igual cuando juego al sóccer. Yo juego porque amo al fútbol con todo mi corazón, no porque quiera ganarme millones...
- Y por eso rechazaste el contrato con el Bayern Múnich.- sonrió Lily.- Lo recuerdo...
- ¿En serio?.- Genzo se volvió a sorprender.- Creí que no sabías quién era yo...
- Ya recordé quién eras.- sonrió Lily, apenada.- Me costó algo de trabajo pero al fin te reconocí...
Lily comenzó a hablar sobre las hazañas de Genzo en los partidos, tanto en la Selección como en el Hamburgo. Genzo la escuchaba y sonreía, al tiempo que se admiraba de la ternura con la que Lily limpiaba y guardaba su violín.
"Esta chica es diferente", pensó Genzo. "No entiendo el por qué Eriko la odia tanto... ".
Mientras tanto, Misaki había pagado ya el taxi, aunque tuvo que soportar unos cuantos reclamos por parte del taxista.
- No sé de qué se queja si de todos modos le pagué.- musitó Taro, enojado.- Taxistas...
Caminó un poco y de pronto se fijó en una chica de cabello muy negro que estaba agachada sobre una coladera. Al parecer, el tacón de uno de los zapatos de la chica se había atorado en la rejilla y no podía zafarse. Taro se acercó, maravillado ante la piernas de la muchacha (abusado el chamaco).
- ¿Puedo ayudarla, señorita?.- preguntó Misaki, cortés.
- No.- la chica levantó su mirada férrea y Taro se sorprendió.- Yo sola puedo, gracias.
Pero Misaki no se movió. Por la actitud y el físico de la muchacha supo quién era ella... La muchacha luchaba con su zapato de tacón rojo, y al ver que no podía zafarlo quiso quitárselo pero tampoco pudo zafar las correas.
- Puedo ayudarle, si gusta.- ofreció Taro, nuevamente.
- Aléjate, pervertido.- gruñó la chica.- No te acerques.
- Tú debes ser Eriko.- sonrió Misaki.- Eres igualita a él...
- ¿Cómo sabes quién soy yo?.- Eriko Wakabayashi se asustó un poco.
- Conozco a tu hermano.- respondió Taro.- Y eres igualita a él en todo, hasta en el carácter. Por eso sé quien eres... Déjame ayudarte.
- ¡No!.- Eriko quiso empujar a Taro pero perdió el equilibrio.
El tacón al fin se zafó pero provocó que Eriko se torciera el tobillo. El dolor y el impulso hicieron que ella se precipitara sobre Misaki. Ambos cayeron al suelo. Eriko quedó justo encima de Misaki, y sus caras quedaron muy cerca...
- Qué directa eres.- murmuró Taro.- Sí, en definitiva eres hermana de Genzo...
- Cállate.- replicó Eriko, quien se puso coloradísima al ver tan cerca los ojos de Taro.- ¡Ouch!
Ella había intentado levantarse, pero el tobillo torcido no la dejó.
- ¿Estás bien?.- preguntó Misaki, preocupado.
- ¡Déjame!.- replicó Eriko.
- Déjame revisarte... .- pidió él.
- ¿Eres doctor o qué?
- No, pero sé algo sobre lesiones...
Taro examinó con mucha suavidad el tobillo de Eriko. Ésta dejó de retorcerse.
- Tienes una pequeña torcedura.- dijo Taro.- Será mejor que te lleve a la enfermería.
- Gracias. Puedo ir sola.- Eriko quiso levantarse sola, pero no pudo.
- ¿Quieres dejar de portarte como una Wakabayashi y permitir que alguien se preocupe por ti?.- inquirió Taro, con una sonrisa que desarmó a Eriko.
Ella al fin dejó que él la ayudara. Taro levantó a Eriko y se dispuso a llevarla en brazos hasta la enfermería. Eriko no supo por qué de pronto se había sentido tan perturbada con el arome de ese joven tan dulce que se preocupaba por ella...
Notas:
- ¡Ja! Tanto Lily como Eriko conocieron a Genzo y a Taro por culpa de los zapatos. Deberían de comprarse calzado de mejor calidad o andar descalzas. Traigo complejo de Cenicienta.
- Bueno, pues la película de "Dos tipos de cuidado" me dio una idea para el fic, más no significa que todo va a ser exactamente igual. Obviamente tengo que ponerle más trama a la historia.
- No sé qué obsesión traigo ahora por hacer que Lily esté en el ámbito de la música...
- Por ahí iré metiendo personajes según me vaya naciendo.
