Capítulo 3. Hueso duro de roer.

Misaki se dio cuenta de que de plano no sabía en dónde quedaba la enfermería. Eriko se dio cuenta y sutilmente le dio a aquél el santo y seña de cómo llegar. Ya ahí, la enfermera de la Universidad estaba ocupada revisando a un par de chicos que se habían peleado y le pidió a Eriko que esperara. Ésta se enojó.

- ¿Quién se cree que es?.- gruñó Eriko.- ¡No me puede dejar esperando a mí!

- Apuesto a que estás acostumbrada a que todo mundo se ponga a tus pies.- comentó Taro, divertido.- Y que cualquiera que se atreva a dejarte esperando será castigado con el peor de tus desprecios.

- Soy la reina aquí.- dijo Eriko, mirando a Misaki con enojo.- La Universidad de Tokio es mi reinado y se hace lo que yo quiero.

- Pues ya ves que no siempre.- replicó Taro, feliz de hacer enojar a Eriko.- La Emperatriz de Toodai no siempre tiene lo que quiere.

- ¡Claro que sí!

- Claro que no. Date cuenta, tienes que esperar tu turno a que la enfermera te revise.

Eriko no pudo replicar. Le había molestado sobremanera que Taro la llamara "La Emperatriz de Toodai", pero al mismo tiempo sentía un rubor inexplicable cada vez que Misaki la miraba con sus ojos de niño tierno. Taro tomó unas vendas que estaban cerca y las usó para hacerle un vendaje a Eriko en el tobillo lastimado.

- ¿Qué haces?.- Eriko se sorprendió.

- Poniéndote un vendaje para que se te calme un poco el dolor.- explicó Taro, quien colocó el vendaje con destreza.

- Gracias.- murmuró Eriko, cabizbaja.

- Vaya, si no eres tan malvada como pensé.- sonrió Taro.

Eriko volvió a ponerse colorada. Iba a replicar pero entonces la enfermera llegó. Detrás de ella, los dos chicos que se habían peleado entraron con cara de perros a punto de destrozarse a golpes.

- Bueno, perdón, señorita Wakabayashi.- dijo la enfermera, al fin.- Pero este par de chicos amenazaban con matarse el uno al otro.

- Que no vuelva a pasar.- musitó Eriko, enojada.

- No sucederá de nuevo.- asintió la enfermera, ruborizada.

- No tiene por qué pedir disculpas.- contradijo Taro.- Eriko no se venía muriendo.

La enfermera y los dos chicos que se habían peleado, quien por cierto seguían ahí, miraron a Taro como si éste fuera un extraterrestre.

- ¿Qué?.- exclamó Taro.- Es la verdad. Eriko solo se lastimó el pie.

- ¿Cómo te atreves a ser tan confianzudo con la señorita Eriko?.- reclamó un chico.- ¡Nadie le llama así!

- ¿Llamarla cómo?.- preguntó Taro.- ¿Eriko? ¿Así se llama, no?

- Pero nadie me llama por mi nombre.- reclamó Eriko.- ¡No se lo permito a nadie!

- Naaa.- Misaki se encogió de hombros.- Ni que fueras tan fiera.

Eriko no pudo replicar, porque no se le ocurrió nada. Le lanzó miradas de pistola a Taro, al tiempo que los dos chicos parecían querer golpear a Misaki esta vez. La enfermera, un tanto nerviosa, revisó el pie de Eriko.

- ¿Quién le puso el vendaje, señorita Eriko?.- preguntó.

- Yo.- dijo Taro.

- Pues… Está muy bien hecho. La verdad, no necesita nada más… Con el vendaje, medicamentos para el dolor y un poco de reposo bastará. Solo tuvo un pequeño esguince…

- Gracias.- musitó Eriko, tratando de levantarse.- Aunque no sé cómo le haré para caminar…

Los dos chicos se levantaron, queriendo ayudar a Eriko, pero Taro rápidamente cargó nuevamente a Eriko en sus brazos.

- Yo te llevo.- dijo Taro.- Total, conozco muy bien a tu hermano y nadie mejor que yo para cuidar a su gemela.

- ¿Conoces al hermano de la señorita Eriko?.- exclamó la enfermera.

- Somos como uña y mugre.- sonrió Taro.- Muchas gracias, enfermera.

Taro salió con Eriko de la enfermería, sin darle chance a ésta de protestar.

- Eres un atrevido.- exclamó Eriko.- Nadie me había tratado así antes.

- Muy seguramente eso se debe a que los intimidas a todos con tu manera de ser.- replicó Taro.- Quieres portarte altanera y orgullosa, para que todos te admiren y te respeten y al mismo tiempo te teman, pero en realidad temes que alguien pueda entrar hasta tu corazón y conocer a la persona que realmente eres.

- ¡Eso no es cierto!.- gritó Eriko, algo inquieta.

- ¿Qué no? Yo creo que sí. Tu comportamiento obedece al miedo que le tienes a tu propio corazón.- Taro sonrió dulcemente.

Eriko no supo qué decir. Esa mirada de niño tierno de Misaki la hacían estremecerse… ¿Quién era ese muchacho, que se atrevía a hablarle de esa manera y a perturbarla así?

- ¿A dónde te llevo? He caminado en círculos por 10 minutos porque no sé a dónde ir.- preguntó Misaki.

- Llévame a donde creas que esté Genzo.- contestó Eriko, retando a Misaki.

- Uhm…

Taro no se quería dejar vencer por Eriko. Y afortunadamente, el destino lo socorrió, aunque eso perjudicaría a alguien más… Genzo se acercó a ellos, acompañado de Lily. Ambos se veían muy sonrientes y no dejaban de coquetearse. Lily movía sus caderas con soltura y agitaba de vez en cuando su largo cabello. Genzo la miraba como si nunca hubiese visto en su vida a mujer más hermosa…

- ¿Qué hace esa infeliz con mi hermano?.- Eriko se enfureció tanto que hizo que Taro la bajara, inconscientemente.

- ¿Cuál infeliz?.- preguntó Taro, sin terminar de entender.

- ¡Pues esa mosca muerta de Del Valle!.- gritó Eriko.- ¡Deja a mi hermano en paz!

Eriko se acercó coTessdo a ellos. Genzo miró a Eriko con cara de fastidio y Lily suspiró.

- Ya bájale, Eriko.- pidió Genzo.- Solo estamos platicando.

- ¡Me dijiste que nunca le hablarías!.- gritó Eriko.

- Pero si no tiene nada de malo hablar…

- ¡Ella es mi enemiga!

Taro miró a Lily con duda. Ésta volvió a suspirar.

- Te dije que Eriko Wakabayashi me odia.- dijo.

- Ya veo.- murmuró Taro.

- ¡Y tú!.- Eriko se volvió a Lily.- ¡No te acerques a mi hermano, te lo advierto!

- Eso sí que no.- intervino Taro.- No permitiré que amenaces a mi mejor amiga.

Eriko se sorprendió. Taro se veía muy serio y algo molesto.

- ¿Cómo? No me digas que eres simpatizante de ésta… .- inquirió Eriko.

- "Ésta", como tú la llamas, es mi mejor amiga y no voy a permitir que la amenaces.- dijo Taro.

- Ésta, como yo la llamo, es una mosca muerta. Aparenta ser dulce e inocente pero en realidad es una arpía.

- Por supuesto que no. Conozco a Lily desde que era una niña y te puedo asegurar que ella no es lo que tú dices.- replicó Taro.

Se hizo un silencio profundo. Eriko miró a Taro con cierta tristeza. Genzo miró a Lily, pero ésta desvió la mirada.

- Entiendo.- dijo Eriko, en francés.- Qué lástima…

- ¿Por qué "qué lastima"?.- preguntó Taro, en el mismo idioma.- El hecho de que te caiga mal Lily no significa que nunca pueda llegar a caerte bien.

- No lo dije por ella.- Eriko se sorprendió de que Taro hablara francés.- Sino por ti…

- Sigo pensando que eres una mujer a quien vale la pena conocer, Eriko.- murmuró Taro.- Pero que te quede claro que siempre apoyaré a mi amiga.

- Bueno, ya, déjense de tanta payasada.- los interrumpió Genzo, molesto.- Es de mala educación que hablen en otro idioma en frente de gente que no entiende lo que pasa. Y para empezar, quisiera saber por qué andabas cargando a mi hermana, Misaki.

- Eriko se lastimó un tobillo y yo me ofrecí a ayudarla.- explicó Taro.- Y solo le decía a tu hermana que no sea tan dura con Lily.

- Yo puedo dar mis propias explicaciones, gracias.- replicó Eriko.

- ¡Vaya que es tu hermana!.- Taro rió divertido.- Es igual a ti de altanera, Wakabayashi.

- Eso sí.- coincidió el portero.

- ¡Ya basta!.- gritó Eriko.

- Entonces ya conociste a Misaki.- le dijo Genzo.- Es un buen amigo mío de la infancia…

- Ni siquiera sé su nombre.- replicó Eriko.- El maleducado no se ha presentado conmigo.

- Soy Taro Misaki.- Taro tomó la mano de Eriko y la besó.- Encantadísimo de conocerte, Eriko. Por cierto, si hubiese sabido que eres tan bella, desde hace mucho tiempo que le habría pedido a tu hermano que nos presentara…

- ¡Oye!.- reclamó Genzo.

Eriko quiso ocultar su rubor. Lily soltó una risilla.

- ¿De que te ríes?.- le preguntó Eriko, enojada.

- Mejor me voy.- dijo Lily.- No tengo por qué estar soportando a esta chica.

- Me voy contigo. Se supone que yo vine a verte a ti… .-dijo Taro.

- Sí, cómo no.- se burló Lily.- Bueno, como quieras.

- Hasta pronto, señorita Lily.- Genzo miró a la chica de una manera muy profunda.- Me dio muchísimo gusto conocerte…

- Hasta nunca, Genzo Wakabayashi.- Lily suspiró, mirando a Eriko y después a Genzo.

- Adiós.- les dijo Eriko a Lily y a Taro.

- No es un adiós, sino un hasta luego.- contradijo Taro.- Nos vemos, Wakabayashi.

Lily y Taro se alejaron. Genzo y Eriko los miraron con cierto anhelo.

- Ya conociste a Misaki.- comentó Genzo.- Es un buen tipo.

- Creo que es demasiado confianzudo.- replicó Eriko.- Un verdadero canalla.

- Pues yo creo que te gusta.- replicó Genzo.

- ¿QUÉ? ¿ESTÁS LOCO?.- gritó Eriko, coloradísima.- ¡Ni loca!

- ¿Qué no? Debiste haber visto tu cara.- sonrió Genzo.

- ¿Y tú qué hacías con Lily Del Valle?.- exigió saber Eriko.

- No empieces otra vez…

Genzo se dio la vuelta, ignorando los reproches de su hermana. Decidió que no le haría caso y que seguiría viendo a Lily Del Valle. La verdad era que la chica le gustaba…

Al día siguiente, Lily le contó a Débora lo ocurrido.

- Así que Taro se topó con Eriko.- decía Lily.- Y cuando ella nos vio a mí y a Genzo platicando juntos, se armó el caos.

- Te gusta el desastre.- suspiró Débora.- Ya sabías que eso iba a pasar…

- Bueno sí, pero nunca pensé que me encontraría a Eriko con Taro… Lo bueno es que él me defendió.

- Tal y como deben hacer los amigos.- sonrió Débora.- Yo hubiera hecho lo mismo…

Lily sonrió. Débora siempre había sido su apoyo incondicional…

- Bueno, será mejor que me ponga a practicar.- dijo Lily.

- Ya es hora.- sonrió Débora.- Tus admiradores te esperan.

Como siempre, un montón de chicos estaban ya esperando a que la Princesa Azteca comenzara a tocar su violín. Lily sacó a Corazón, lo afinó y comenzó a tocar. A media práctica tuvo que se interrumpida por Débora, quien le dijo que le habían avisado que tenía una sesión de fotografías urgente.

- Siento dejarte sola, pero no puedo faltar.- explicó Débora.

- Está bien, Deb, no te preocupes.- sonrió Lily.- Regresaré sola a casa.

- ¿Y Taro no vendrá por ti?

- No. Se fue a buscar a no se quien.- Lily se encogió de hombros.- Ni caso le hice.

- Jajaja, lo bueno es que es tu amigo.- se burló Débora.

Débora se marchó. Al final de la práctica, todos los chicos se ofrecieron a acompañar a Lily a su casa. Ésta no sabía cómo se le iba a negar a todos; comenzó a caminar hasta la entrada de la Universidad y de repente vio un automóvil negro estacionado en las afueras. Genzo Wakabayashi estaba apoyado contra él, y al ver venir a Lily se dirigió a ella.

- ¿Te llevo a alguna parte?.- ofreció él, con una media sonrisa cautivadora, tan característica de él.

- Gracias.- Lily sonrió, agradecida de tener un buen pretexto para alejarse de sus acosadores.- Muchachos, les decía que no podía irme con ninguno de ustedes porque ya alguien había quedado de pasar por mí.

- Qué lástima.- se escuchó un lamento entre todos los presentes.

- Ni modo, caballeros.- Genzo abrió la puerta del coche para que Lily subiera.- Por hoy, esta bella dama es mía.

Genzo subió al auto y arrancó, entre miradas de odio y envidia por parte de los muchachos.

- Vaya que eres popular.- comentó Genzo, divertido, una vez que arrancó el auto.

- No es verdad.- Lily se puso colorada.

- Claro que sí. Y no me sorprende. Eres una mujer hermosa.- Genzo miró a Lily con admiración.

- Ahhh… .- Lily se puso colorada.

Transcurrieron unos minutos en silencio. Lily se dio cuenta de que no le había dicho a Genzo en dónde vivía.

- ¿Por qué no me has preguntado en dónde vivo?.- inquirió ella.- Llevas manejando un buen rato y ni me has dicho nada.

- Porque no vamos a tu casa.- la contradijo Genzo.

- ¿Ah, no?

- No. Quiero llevarte a conocer un sitio muy especial…

Genzo llevó a Lily a un mirador desde donde se podía apreciar la ciudad y un pedacito de mar. Era ya de noche y el efecto era hermoso.

- Es bellísimo.- murmuró Lily, fascinada.- ¡Y mira las estrellas!

- Se ven perfectamente bien desde esta parte de la ciudad.- admitió Genzo.- Rara vez las puedes ver así desde el centro de Tokio… Por cierto, ahora que tenemos tan buena vista… ¿Quieres que te enseñe un truco?

- ¿Cuál?.- preguntó Lily, curiosa.

- Escoge una figura, la que desees.- dijo Genzo.

- Un delfín.- dijo Lily, sin pensarlo dos veces.

Genzo tomó la mano de Lily e hizo que doblara todos sus dedos, excepto el dedo índice. Después, alzó la mano y con el índice de ella marcó en el cielo un delfín, guiándose por la estrellas.

- Ahí lo tienes.- dijo Genzo.

- Increíble.- murmuró Lily, maravillada.- ¿Cómo hiciste eso?

- Con magia.- sonrió él.

Lily miró a Genzo. Como él prácticamente la había abrazado para poder dibujar el delfín, ambos habían quedado muy cerca.

- Es tan tentador.- murmuró Genzo.- Mi corazón me pide a gritos que lo haga… Ya no puedo controlarme…

- ¿Qué… ?.- comenzó a decir Lily, pero no pudo terminar.

Genzo besó los labios de Lily, muy apenas, como esperando al reacción de ella. Pero cuando Lily lo abrazó y correspondió al beso, Genzo la tomó entre sus brazos y la besó con intensidad…

Notas:

- Jajaja, la escena en donde Genzo dibuja un delfín en las estrellas con el dedo de Lily es copiada de la película "A beautiful mind". Esa escena me gustó mucho, por eso la copié XD.

- "Toodai" es el nombre que el autor de "Love Hina" le da a la Universidad de Tokio en esta historia. Yo quería nombrarla "Nekomi", como en "Oh, my Goddess!", pero me di cuenta de que ése es un Instituto Tecnológico. Taro apodó a Eriko "La Emperatriz de Toodai" porque ése es el nombre de la Universidad.

- Como dato curioso, a partir de este capítulo decidí hacer cambio de personaje y sustituí a Carol Ledesma, personaje de K_ro, por Débora Cortés, personaje creado por mí especialmente para este fanfic.