Capítulo 10. Noches de pasión.
Lily soltó un gritillo de sorpresa. Débora se quedó con la boca abierta.
- ¿Es eso un Stradivarius?.- preguntó Deb, con ojos como platos.
- Eso parece... .- murmuró Lily.- No puedo creerlo...
- ¡Sácalo, sácalo!.- Deb empujó a Lily.- ¡Anda!
Lily sacó el violín de su estuche. Era finísimo, elaborado con madera de la más fina calidad, con un barniz que lo hacía brillar, y las cuerdas parecían pedir a gritos que fuesen tocadas.
- Es hermoso.- murmuró Lily, al tiempo que hacía girar el instrumento en sus manos.- ¡Mira, Deb! ¡Tiene grabadas mis iniciales!
- Es verdad.- Deb miró que el instrumento tenía grabadas en letra diminuta las iniciales "L.D.V." en su parte posterior.- Válgame, debió haberle costado una fortuna... ¡Pero toca algo!
Lily tomó el violín, se preparó y entonó una suave melodía. Deb aplaudió, entusiasmada.
- ¡Guau! ¡Qué maravilla! ¡Has encontrado un buen sustituto para Corazón!.- gritó Deb.
- No puedo aceptarlo.- dijo Lily, tristemente.
- ¿Qué? ¿Estás loca? ¿Por qué no?
- Porque es un instrumento muy caro.- explicó Lily.- No puedo aceptar un regalo así... Y mucho menos si proviene de Genzo...
- ¿Estás mensa o qué?.- gritó Débora.- ¡Fue su hermana la que destruyó tu violín, para empezar! ¡Que pague!
- Ni siquiera sabemos si en verdad fue Eriko.- replicó Lily.- Quizás deba devolverlo...
- Wakabayashi pensará que estás molesta porque crees que su hermana destruyó a Corazón.
- Y si Eriko se entera, nos mandará matar a los dos.- replicó Lily.
- No seas necia. Acepta el regalo. Te mereces un Stradivarius.- insistía Deb.
- Quizás, pero no ganado de esta manera... .- replicó Lily.
Lily y Deb seguían discutiendo. Al poco rato, sonó el teléfono.
- ¿Hola?.- Deb contestó.- ¡Ah! Sí, aquí está. Permíteme.- Deb tapó la bocina y se la tendió a Lily, sonriendo con complicidad.- Es Wakabayashi...
- ¿Cuál de los dos? ¿Eriko o Genzo?.- preguntó Lily.
- Genzo, mensa.- bufó Deb.- Ándale, no te hagas guaje y contesta...
Lily, nerviosa, tomó la bocina.
- ¿Hola?.- dijo, con voz trémula.
- Hola, Lily.- saludó Gen.- ¿De casualidad no recibiste un paquete hoy?
- Este, sí... Bueno, muchas gracias, de verdad, pero no creo que... .- comenzó a decir la mexicana.
- No me digas que no lo puedes aceptar porque no recibiré un "no" por respuesta.- la cortó Genzo.- Es lo menos que puedo hacer por ti...
- ¿Por qué? En tu carta me dices que tú no crees que haya sido tu hermana quien rompió a Corazón.- replicó Lily.- Así que no creo que sea por sentimiento de culpa.
- No, nada de eso.- negó Genzo.- No lo hice porque crea que mi hermana fue la culpable, sino porque deseaba hacerlo. Me da lástima que alguien con tanto futuro encuentre un obstáculo así en su camino. No quiero que dejes de tocar tu música, por eso compré ese violín.
- No me iba a quedar sin violín para toda la eternidad.- se burló Lily.
- Quizás no.- rió Genzo.- Pero quise facilitarte un poco las cosas... Por favor, Lily, acéptalo como un regalo de mi parte...
- ¿Pero un regalo por qué motivo?.- insistió Lily.
- Pues porque me gustas.- dijo Genzo, callándola.- Desde hace mucho que lo sabes. Considéralo como una ofrenda a mi Princesa Azteca.
- ¿Desde cuando soy tuya?.- Lily soltó una carcajada de vergüenza.
- Algún día lo serás.- contestó Genzo, enigmáticamente.- Hasta más tarde, Lily.
Genzo colgó. Lily colocó el auricular en su lugar, sonriendo.
- ¿Y bien?.- inquirió Deb.- ¿Aceptaras el violín?
- Sí.- dijo Lily.
- Ya sabía que te iba a convencer.- sonrió Deb.- Eres tan fácil...
- ¡Oye!
Lily volvió a admirar el bellísimo instrumento. Era difícil olvidar a Corazón, pero ahora que tenía un soberbio sustituto, su alma estaba mucho más tranquila.
- Necesito ponerle un nombre.- murmuró Lily, acariciando el violín.
- ¿Cuál te gusta?.- preguntó Deb.
Lily lo pensó unos momentos. Cuando era más joven, Emily Del Valle tenía un arpa que se llamaba Cridhe*. A Lily siempre le gustó mucho ese nombre y le pareció muy adecuado para su nuevo instrumento.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Eriko estaba algo ofuscada. Media Universidad creía que ella había destruido el violín de Lily, y por ese motivo muchos la odiaban. Eriko, tan acostumbrada a ser popular, se sentía un tanto miserable por tener que ser ignorada de la noche a la mañana, aunque seguía habiendo muchas personas que seguían siendo sus fieles seguidores, aun cuando no creyeran que ella no hubiese sido la culpable. Muy pocas personas creían en la inocencia de Eriko, entre ellas Sayoko, Melody, Genzo y, por sorprendente que pareciera, Taro. La vez que ella negó haber sido la responsable de la destrucción del violín, tanto Taro como Genzo le habían creído. Y eso era lo que más mantenía tranquila a Eriko.
- Tranquila.- dijo Taro.- Si eres inocente tarde que temprano se verá la verdad.
- Las cosas caen por su propio peso.- sentenció Genzo.- En algún momento caerá el culpable.
- Gracias por creerme.- les dijo Eriko a los dos hombres.- Para mí es muy importante que ustedes me crean...
Taro le había sonreído de esa manera tan dulce que solo él conoce. Genzo esbozó su característica media sonrisa. Eriko se había sentido muy aliviada, pero ahora que medio mundo la miraba horrible en la Universidad, su ánimo había comenzado a decaer. Eriko podía ser indiferente a todo, pero no cuando alguien la acusaba de algo que no había hecho. En sus clases de actuación apenas y podía concentrarse y cometió algunos errores. El director, preocupado, la mandó a su camerino a descansar. Cuando apenas Eriko acababa de recostarse en un diván, alguien tocó a la puerta.
- Hola.- era Taro, con un pequeño ramo de margaritas en la mano.- ¿Cómo estas, Emperatriz?
- Mal, a decir verdad.- se sinceró Eriko.- No sé por qué me está afectando todo esto... Es que en verdad, es cierto que Lily es mi enemiga pero nunca haría algo tan bajo como destruir su violín.
- Eso lo sé.- sonrió Taro.- No debes preocuparte tanto por eso. El que nada debe, nada teme...
- Lo sé, pero es que todo el mundo me mira como si fuera una infeliz desgraciada.- murmuró Eriko, cabizbaja.
- Creo que le tomas demasiada importancia a lo que opinen los demás.- comentó Taro.- Creo que, si estás en paz contigo misma, lo demás no importa.
- Es fácil para ti decirlo.- replicó Eriko.- No estás acostumbrado a que toda la gente te admire todos los días...
- ¿Y eso no te ha llegado a hartar?.- Taro habló con suavidad, mirando fijamente los ojos oscuros de Eriko.- ¿No has llegado a desear que, al menos por una vez, la gente no te admire por tu belleza física, sino por lo que eres en tu interior?
Eriko se puso coloradísima, y se sintió muy perturbada. Por supuesto que muchas veces deseó que la gente la admirara por su personalidad y no por ser muy bella... Era como si Taro hubiese leído una parte de su alma...
- Quizás sí.- confesó ella, suspirando.- Quizás sea por eso por lo que detesto tanto a Lily... Todos la admiran, no solo por su belleza sino por su manera de ser... He escuchado decir tantas veces que es una chica con muchas cualidades... Quizás por eso me siento tan celosa...
- Pero no tienes de qué.- sonrió Taro.- Tú también tienes muchísimas cualidades, Eri-chan: Eres decidida, firme, tienes voluntad, peleas por lo que quieres... Y eres muy dulce...
- No digas mentiras.- bufó Eriko.- No soy dulce.
- Claro que lo eres.- insistió Taro.- Es solo que te niegas en aceptarlo.
Eriko sonrió de manera genuina. Taro le acarició el rostro.
- Necesitas alejarte un tiempo del ambiente de Toodai.- dijo él.- Quizás deba invitarte a cenar, Eri-chan.
- Jajaja. ¿Bromeas? Si casi todas las noches tú te encargas de alimentarme.- rió Eriko.- ¿Y de dónde sacaste el "Eri-chan"?
- Se oye bonito, ¿no crees?.- sonrió Taro.- Además, yo no me refería a comida comprada. Quiero cocinarte algo.
- ¿Tú? ¿Cocinarías para mí?.- Eriko estaba sorprendida.
- Claro. ¿Por qué no?
- ¿De verdad? Pues me encantaría ver eso.- aceptó Eriko.
- Bien. ¿Hoy por la noche te parece bien?.- preguntó Taro.
- Claro. Ven a mi casa. Genzo va a ir nuevamente al dentista.- dijo Eriko,. Como que a últimas fechas se anda lastimando mucho los dientes...
Taro rió para sus adentros. No sabía que Lily ya se hubiese convertido en dentista...
- A mí se me hace que es pretexto.- continuó Eriko.- Se ha de estar viendo con alguna chica.
- ¡No! ¿Tú crees?.- Taro intentó hacer que su voz no sonara demasiado sarcástica.- Como sea, ¿te parece bien a las ocho?
- Sé puntual.- ordenó Eriko.
- ¿Cuándo he llegado tarde?
Eriko se sentía mucho más calmada cuando regresó al escenario. Y todo había sido gracias a ese ángel llamado Taro Misaki.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Lily y Genzo volvieron a salir esa noche. De hecho, esa noche era la que Genzo había escogido para que Lily le pagara lo que le debía por haberla llevado al baile (ver capítulo 5). Él la llevó a ella a uno de los restaurantes más caros de la ciudad. Lily estaba sorprendida, era cierto que había viajado mucho pero muy pocas veces había estado en sitios tan lujosos. Genzo, además, estaba muy apuesto, vestido de negro, y seguía siendo tan caballero como la noche en la que la había llevado al baile. Lily llevaba un vestido largo color azul marino, descubierto de hombros, y se veía muy hermosa. Ambos jóvenes comieron, charlaron y bailaron, divirtiéndose mucho. Lily pensó que se había pasado un poquito con el vino, ya que comenzaba a sentirse un poquito más alegre de lo normal. Cerca de la medianoche, Genzo la llevó a su departamento y Lily lo invitó a pasar.
- Quédate un rato.- pidió Lily.- Esta noche estaré sola, porque Deb se fue a una sesión de fotografías en Okinawa.
- Como gustes.- aceptó Genzo, entrando al acogedor departamento.
- ¿Deseas algo?.- ofreció Lily.- ¿Agua? ¿Refresco? ¿Café? ¿Una cerveza?
- Un café me caería bien.- contestó Genzo.
- Muy bien. Deja pongo la cafetera mientras me cambio de ropa.- dijo Lily.- En un segundo vuelvo. Quiero estar más cómoda.
Lily se metió a su cuarto. Cuando regresó, Genzo la miró con la boca abierta, ya que ella había cambiado el vestido por un transparente camisón de dormir.
- ¿Y tu ropa?.- preguntó Genzo, algo avergonzado.
- Te dije que quería ponerme cómoda.- sonrió Lily, mientras servía el café en dos tazas.- ¿Te molesta?
- Para nada.- sonrió Genzo, malévolamente.- Por mí está bien.
Lily le sonrió antes de sorber su taza de café. Genzo comenzó a sentir que la temperatura de la habitación comenzaba a aumentar...
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Taro había llegado, puntual como siempre, al sitio en donde vivían Eriko y Genzo. La chica Wakabayashi le abrió, vestida con una diminuta falda negra y una blusa transparente de seda verde, abierta hasta el escote. Taro se puso nervioso nomás con verla. Eriko, por su parte, se admiró de la galanura de Taro, quien traía una camisa de vestir color gris oscuro con pantalones Aizaos.
- Puntual, como siempre.- Eriko le dio a Taro un beso en la mejilla.
- No dejaría esperando a una Emperatriz.- Taro aspiró el perfume de ella y se sintió embriagado.
Taro decidió ocuparse cuanto antes de la cena, para evitar sentirse demasiado atraído por Eriko. Él, experto en la cocina debido a que desde muy pequeño vivió solo con su padre, preparó una deliciosa sopa de tallarines y un poco de teriyaki. Eriko estaba sorprendida de lo bien que Taro cocinaba, realmente le había quedado delicioso todo. De postre, Eriko había comprado unos pastelillos, los cuales ambos devoraron no sin antes de que Taro embarrara un poco del betún en la cara de Eriko y viceversa. Ya al final, Taro estaba sirviendo un poco de vino tinto en dos copas, del que tenían los Wakabayashi para las ocasiones especiales. Taro pensaba que, si no tenía cuidado, podía llegar a enamorarse perdidamente de Eriko, si no es que ya lo estaba... De pronto, y sin previo aviso, Eriko llegó por detrás. Taro la alcanzó a escuchar y se dio la vuelta.
- Gracias por la cena.- le dijo ella, al tiempo que se abalanzaba sobre él y comenzaba a besarlo con pasión.
- Eriko, espera.- Taro decía, tratando de contenerla.
Ambos estaban sobre la mesa, Taro abajo y Eriko encima de él. Ella no dejaba de besarlo y de acariciarlo... Taro ya no puso resistencia...
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
La noche transcurría. Poco a poco, Lily se había acercado más a Genzo, tanto, que él podía oler el perfume de su cabello. Al poco rato, ambos habían dejado sus tazas de café para empezar a besarse y a acariciarse. Genzo sentía que, si las cosas seguían, iba a perder el control, pero parecía que eso a Lily no le preocupaba... Ambos se recostaron sobre la alfombra y él se quitó la camisa. Después de un buen rato de arrumacos, a Lily le cayó el veinte de que el juego se estaba tornando peligroso, por lo que quiso zafarse de los brazos de Genzo. Ella lo empujó y trató de incorporarse, pero él la detuvo.
- Ah, no.- protestó Genzo.- Conmigo, si enciendes el bóiler, te metes a bañar.
Genzo acostó a Lily sobre el suelo y volvió a besarla, al tiempo que sus manos inquietas la acariciaban. Lily se dio cuenta de que le iba a resultar imposible el zafarse de los brazos de ese hombre... Al poco rato, tampoco ella siguió poniendo resistencia y se dejó llevar...
Notas:
- *Cridhe significa "corazón" en gaélico. Este nombre lo tomé del libro "El Clan del Arpa".
- Jaja, los pobres de Taro y de Lily cayeron en las redes de los pervertidos gemelos Wakabayashi.
- Olvidé decir en el capítulo anterior que Alejandro y Emily Del Valle son los padres de Lily y son creación mía.
