Capítulo 16. Conociéndote.
Múnich en sí no es una ciudad grande. Por lo tanto, era poco probable que dos personas se encontraran muy seguido, pero parecía ser que a Genzo Wakabayashi lo perseguía su destino…
Él había ido a una tienda de artículos deportivos, para comprarse un par de guantes nuevos. Al lado había una tienda de ropa para niñas y damas. Cuando Genzo salió de la tienda deportiva, vio a Emily Del Valle observando algo en los escaparates.
- Mira, Lily.- dijo la señora.- Creo que Jazmín se vería muy linda con el vestido rosa.
- Creo que tienes una obsesión por el rosa, mamá.- refutó Lily, quien en esos momentos salía de la tienda, con Jazmín bien prendada de su mano.- Yo creo que se le vería mejor el azul…
- Y tú tienes una obsesión por el azul.- sonrió Emily.
- A mí me gustaría más en color lila.- opinó la pequeña Jazmín, quien a pesar de que solo tenía tres años, ya daba sus propias opiniones.- Me gusta mucho más ese color que el azul y el rosa.
Jazmín fue la primera en notar la presencia de Genzo. La pequeña sonrió y se soltó de la mano de su madre, para ir a saludar al hombre que la había salvado.
- ¡Hola!:- la pequeña sonrió y saludó efusivamente a Genzo.
- Hola, Jazmín.- Genzo sonrió también.- Ése es tu nombre, ¿cierto?
- Sí. Jazmín Sayuri Misaki Del Valle (sácate el nombrecito).- Jaz hizo una graciosa reverencia, tomando las faldas de su vestido.
- Jazmín, ya te he dicho muchas veces que no debes hablar con extraños.- dijo Lily, con maldad.- No te ofendas, Wakabayashi, pero tú para ella eres un perfecto extraño.
- No, mami, no es un extraño.- contradijo Jaz.- Este señor me salvó la vida el otro día, ¿qué no te acuerdas que te dije?
¿No les ha pasado que muchas veces los hijos dejan en ridículo a sus padres?
- Buenas tardes, joven.- saludó Emily.
- Buenas tardes, señora Del Valle.- respondió Genzo, cortésmente y algo divertido por la respuesta de Jazmín.
- ¿No quieres venir conmigo y mi mami y mi abuelita a comprar vestidos?.- Jaz tomó la mano de Genzo.
- Muy seguramente el señor ha de tener otros asuntos pendientes, querida.- dijo Emily.- Es un hombre muy ocupado, como tu papá.
- De hecho, es compañero de trabajo de tu papá.- agregó Lily.- Y ya sabes cómo se ocupa él cuando tiene trabajo.
- ¿En serio eres compañero de mi papá?.- esto le pareció muy emocionante a la niña.- ¿También juegas fútbol?
- Sí.- sonrió Genzo.- Aunque yo soy portero y tu papá es delantero. Bueno, no creo que entiendas mucho ahora sobre eso…
- La verdad, no.- respondió Jazmín, con esa sinceridad que siempre caracteriza a los niños.- Pero me gusta ver a mi papi jugar. En fin, ¿vienes con nosotras?
- Será un placer.- sonrió Genzo.- Me servirá para ver qué tipo de ropa le puedo comprar a mis futuros hijos…
- ¿También tienes hijos? ¿No tendrás alguna hija de mi edad para que juegue conmigo?.- preguntó Jazmín, entusiasmada.
- No, pero pienso tenerlos pronto.- Genzo le lanzó una mirada de desafío a Lily.
- Quizás ya los tengas pero eres tan idiota que no te has dado cuenta.- respondió ella en voz baja, enojada.
- ¿Perdón?.- Genzo se sorprendió con el comentario.
- No haga caso, por favor.- pidió Emily, lanzándole una mirada de disgusto a su hija.
Las tres mujeres y Genzo entraron en la tienda. Por alguna razón que solo Emily y Lily conocían, Jazmín no se separaba ni un instante de Genzo. Desde que lo tomó de la mano, no lo soltó ningún instante. La niña traía a Genzo de aquí para allá, mirando vestidos y otras cosas. Genzo, a pesar de que definitivamente no era una de sus actividades favoritas el estar viendo ropa de niñas, se sintió inexplicablemente feliz de acompañar a tan tierna y dulce damita en sus compras. Lily los observaba, luchando por contener las lágrimas. Emily sabía que era un peligro que Genzo estuviese tan cerca de su hija y de su nieta, pero no se atrevía a contradecir.
- Mira, mamá.- dijo Lily, en español.- Se ven tan bien juntos…
- Sé lo que estás pensando.- respondió Emily, en el mismo idioma.- Y no creo que sea lo correcto.
- No haré ni diré nada, mamá.- suspiró Lily, pesarosa.- Como tú misma me lo dices, ya lo pasado, pasado. Ya se arregló todo.
Pero las dudas cubrían el corazón de Lily, al ver a su pequeña tan feliz y sonriente en compañía de Genzo… Jazmín se había prendado del portero en un instante, era como si ella supiera que ese hombre podría llegar a ser alguien muy importante para ella… De pronto, el celular de Lily comenzó a sonar.
- ¿Hola?.- respondió Lily.- Comprando ropa. .. ¿Ahora? ¿No puede esperar algunas horas? Es que Taro está ocupado y mamá irá a visitar a mi hermana Lara… Sí, ya nació su bebé… No tengo con quién dejar a Jazmín y no me la puedo llevar… Uh, déjame ver que hago…
- ¿Qué pasa?.- quiso saber Emily.
- Me requieren para una entrevista con el resto de Sounds of Silence.- explicó Lily, tapando la bocina.- Pero no tengo con quién dejar a Jaz…
- Si quieres cancelo mi viaje a Hamburgo y le digo a Lara que iré a visitarla después…
- No, Lara te necesita para que la ayudes con su nuevo bebé.- negó Lily.
- ¿Y si me llevo a Jaz conmigo?.- sugirió Emily.
- ¡No! Yo no me quiero ir.- negó Jazmín, dando una patada en el suelo.- ¡No quiero estar lejos de mi mami y mi papi!
- Puede quedarse conmigo.- ofreció Genzo, sorprendiendo a todos, incluido él mismo.
- No quiero molestar.- negó Lily.- Gracias.
- No será molestia. Será un placer cuidar a Jazmín mientras te desocupas.- repitió Genzo, con sorprendida sinceridad.
- ¡Sí! ¿Puedo quedarme con él, mami?.- Jaz se soltó de Genzo y corrió hacia su madre.- Me portaré bien. ¡Por favor!
- No lo sé.- dudó Lily.
Por una parte, Genzo le ofrecía una buena salida a su problema, pero por el otro, Lily dudaba en dejarle su hija al desgraciado infeliz que la abandonó tres años atrás…
- ¿Lily, estás ahí?.- habló el interlocutor.- ¿Qué me respondes?
- De acuerdo.- aceptó Lily.- Estaré ahí en quince minutos… .- y colgó.- Gracias, Wakabayashi…
- No hay de qué.- Genzo aceptó la mano de Jazmín, quien había corrido nuevamente a él.- Esta pequeña damita y yo estaremos muy bien.
- ¡Sí!.- gritó Jaz.
- ¿Estás segura de que esto es lo que deseas hacer?.- inquirió Emily Del Valle, algo molesta.
- Sí, mamá.- respondió ella, terminantemente.
La señora Del Valle ya no dijo nada, pero se notaba que no estaba de acuerdo. Genzo se ofreció a cuidar a Jazmín por el resto del día, incluso se ofreció también al sitio en donde se hospedaban los Misaki, pero en eso Lily no estuvo de acuerdo. No quería un enfrentamiento entre Taro y Genzo…
- Mejor iré yo a recogerla a en donde quiera que estén.- sugirió Lily, pero a Genzo tampoco le pareció buena idea.
- No sé en dónde estaremos cuando te desocupes.- contestó Genzo. Él tampoco quería que Lily fuese a su casa a recoger a Jazmín, puesto que tampoco deseaba un enfrentamiento entre Eriko y Lily.
- ¿Y si le hablas al señor Wakabayashi cuando estés lista para saber en dónde estamos?.- sugirió la pequeña Jazmín.- Y ya de ahí nos puedes alcanzar.
Lily y Genzo voltearon a ver a la pequeña y sonrieron. La niña era mucho más inteligente de lo que se esperaba para su edad.
- Buena idea.- sonrió Lily.- Dame por favor tu número de teléfono celular, Wakabayashi.
- Sigue siendo el mismo que era hace tres años.- replicó él.
- ¡Ah! ¿En serio? Es que como hace tres años nunca me respondiste las llamadas que te hacía, pensé que lo habías cambiado.- Lily habló con enojo contenido.
Genzo podía haber respondido, pero no delante de la pequeña Jazmín. Ésta los observaba a ambos y él no quería discutir enfrente de ella.
- Espero tu llamada.- gruñó Genzo.- Y no te preocupes, que yo cuidaré muy bien a tu hija…
- Gracias, de verdad.- Lily esbozó una media sonrisa de genuino agradecimiento.- Pórtate bien, corazón.
- Sí, mami.- Jazmín recibió el beso cariñoso de su madre.- Hasta pronto, abuelita. Me saludas a mi prima.
- Sí, querida.- Emily abrazó a su nieta.- Cuide bien a nuestra pequeña, señor Wakabayashi.
- Eso haré.- respondió Genzo.
Lily y Emily salieron de la tienda. Jazmín miraba a Genzo con actitud impaciente.
- ¿Y bien?.- Genzo miró a la niña.- ¿Qué quieres hacer primero?
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Eriko se levantó con la firme decisión de aceptar la invitación a cenar que Schneider llevaba haciéndole por seis meses. Tomó el teléfono y marcó el número del alemán.
- ¿Hola?.- respondió Karl.
- Hola, muñeco.- dijo Eriko, con voz seductora.
- ¡Ah! ¡Qué agradable sorpresa, mi hermosa Emperatriz!.- exclamó Schneider.
Eriko se mordió los labios. A ella nunca le gustó que Karl la llamara "Emperatriz", pues tiempo atrás otro joven la llamaba así…
- Quería saber si aun estaba en pie tu invitación a cenar.- dijo Eriko, sin más.
- ¡Por supuesto, preciosa! No importa que me hayas tenido esperando seis meses, podría esperar por ti cien años… .- respondió Karl.- ¿Te parece bien mañana? ¿O tienes planes?
- Mañana está bien.- aceptó Eriko.- Recógeme a las ocho.
- De acuerdo, preciosa. No te arrepentirás.
"Espero que no", pensó Eriko, al tiempo que colgaba el teléfono. Se preparó para darse una ducha y poder estar lista para el ensayo de ese día. Encendió el radio a todo volumen para poder escuchar música mientras se bañaba, cosa de la que después se arrepentiría…
- "Y dentro de cinco días se jugará el encuentro entre el BM y el PSG, queridos radioescuchas y fanáticos del fútbol".- comentó un locutor.
- "Así es, Johann".- dijo una locutora.- "Las estrellas de nuestro equipo se enfrentarán a los goleadores del PSG, entre los cuales se encuentra el famoso jugador japonés Taro Misaki".
- "Sí, Minerva, cosa que es de señalar, ya que el portero estrella de nuestro equipo también es japonés. De hecho, Genzo Wakabayashi y Taro Misaki son compañeros de equipo".
- "Así es. Además, no hay que olvidar tampoco que Taro Misaki es el esposo de Lily Del Valle, integrante del famoso cuarteto Sounds of Silence, el cual… ".
Eriko salió del baño, con el pelo escurriendo y envuelta en una toalla, a apagar el radio de un golpe. Justo en ese momento sonó el timbre. Eriko corrió a abrir, enfurruñada porque pensó que el que llamaba era su hermano. ¡Cuál no sería su sorpresa al descubrir a Taro Misaki en la puerta!
- ¡Ah!.- Eriko se puso coloradísima al darse cuenta de que el pelo le escurría y que su cuerpo apenas estaba cubierto por una toalla.- ¿Qué haces aquí? ¡Vete!
Eriko quiso cerrar la puerta de golpe, pero Taro no se lo permitió.
- Quiero pasar.- dijo él.
- No, no puedes.- negó ella.
Pero Taro fue más fuerte y empujó la puerta hasta abrirla completamente. Después entró y cerró la puerta tras de sí.
- ¿Quién te crees que eres para entrar así en mi casa?.- estalló Eriko.- ¡Lárgate inmediatamente!
- No. No me iré sin decirte lo que tengo que decirte.- dijo Taro, muy serio.
- ¡Pero yo no quiero oírte, me oyes!.- gritó Eriko.
- Pues me escucharas aunque no quieras.- Taro tomó a Eriko de los hombros y la atrajo hacia él.
- ¡Suéltame! ¡No quiero oír nada de lo que me tengas que decir, no quiero!
- Te amo.- dijo Taro, simplemente.
- ¿Qué?.- Eriko casi se va de espaldas, cosa que no pasó porque Misaki la estaba abrazando.
- Que te amo. Nunca he dejado de pensar en ti ni un solo instante en estos tres años… .- continuó Taro, en voz baja.
- ¡No puedo creerlo! ¡Genzo tenía razón, eres un descarado!.- Eriko tenía ganas de abofetear a Taro.
- ¿Por qué? ¿Por decir lo que siento?.- preguntó Taro.
- ¡Tú estás casado con Lily!.- gritó Eriko.- ¡Y tienes una hija!
- Pero aun así te amo… .- Taro besó suavemente a Eriko.
Ésta en un principio se quiso alejar, pero poco a poco fue cayendo en el embrujo de los labios de Taro… Eriko sintió que se estremecía hasta lo más profundo…
- Nunca dejaré que me olvides.- murmuró Taro, cuando se separaron.- Pronto aclararemos todo este embrollo…
Y sin agregar nada más, soltó a Eriko y salió del departamento. Ella, furiosa, agarró un jarrón y lo estrelló contra la puerta.
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Genzo había llevado a Jazmín al parque, en donde ella jugó feliz y contenta en los juegos. Se subió al tobogán, al sube y baja, corrió de aquí para allá y se divirtió mucho. Quizás la escena que más profundo le llegó a Genzo fue cuando la niña se subió a un columpio y le pidió a él que la empujara. Genzo tuvo la extraña y sorprendente impresión de que estaba jugando con su hija… Cuando Jazmín se cansó, Genzo la llevó a comer helado. La niña pidió uno muy grande, de varios sabores, y le pidió a Genzo que no se lo dijera a su madre.
- Se enojaría si se da cuenta.- susurró Jaz, como si su madre estuviera cerca y pudiera oírlos.
- No te preocupes, que no diré nada.- sonrió Genzo, divertido.
La niña le habló al portero sobre su vida en Francia. Le contó que iba a una de las mejores guarderías de París, aunque no era de las más prestigiosas. La niña, sin embargo, estaba contenta porque en dicho lugar les enseñaban a los niños sobre música y a cantar. Jazmín ardía en deseos de ser "niña grande" para que le enseñaran también a bailar.
- Mi mami me dice que cuando tenga cinco años podré aprender ballet.- dijo Jazmín, al tiempo que lamía su cucharilla de helado.- Antes no porque dice que mis pies no me pueden sostener todavía…
- Ya veo.- sonrió Genzo.
Él se preguntó si la niña habría nacido en Francia. Lo más probable era que sí… Cuando Jazmín se acabó el helado, Genzo la llevó a una tienda de juguetes, porque le entró el deseo loco de regalarle algo. La niña escogió, curiosamente, un balón de fútbol de peluche.
- Para acordarme de ti.- sonrió ella.
- ¿Tengo cara de balón de fútbol?.- preguntó él, divertido.
- Más o menos.- rió la niña.- Pero juegas al fútbol, ¿o no?
Genzo pronto comenzó a darse cuenta de que en otras circunstancias le hubiese molestado estar de niñero, pero esta vez era diferente… No sabía si era porque Jazmín era la hija de Lily o era por algo más, pero le gustaba sobremanera estar con esa niña… Entre él y Jazmín se había establecido una fuerte conexión…
Al atardecer, Genzo llevó a Jazmín a un mirador, desde donde se contemplaba toda la ciudad. Pronto se hizo evidente que Jazmín había heredado el mismo complejo de perro de su madre, o sea, que a ambas les encantaban los sitios altos desde donde pudiera verse todo. Cuando comenzó a hacer frío, Genzo abrazó a la pequeña para darle calor. La niña se refugió en él y al poco rato se quedó dormida. Genzo contempló las primeras estrellas, tratando de asimilar el hermoso y nuevo sentimiento de ternura y protección que surgía en su interior…
