Capítulo 17. Problemas del corazón.

Débora Cortés se encontraba en su nuevo departamento en Múnich, tratando de poner algo de orden. A diferencia de Lily, a ella siempre le gustaba que todo estuviese limpio y bien recogido. No es que a Lily no le gustara el orden y la limpieza pero muchas veces la flojera de hacer algo la vencían… Deb pensaba en todo esto al tiempo que hacía el aseo del departamento. Recordó los tiempos que ella y los otros cuatro Herederos de los Cinco Elementos hacían argüende en Japón… De pronto, y sin motivo alguno, Deb recordó a Stefan Levin. La noche de la fiesta de los Yamazaki, Deb y Levin se quedaron platicando hasta muy tarde e incluso él se había ofrecido a llevarla a su departamento. El sueco le había traído muchísimo a la mexicana, pero dudaba de que ella le hubiese atraído a él… Sobre todo porque los ojos de Levin eran cubiertos por una sombra cada vez que él hablaba de sus relaciones amorosas…

"Quizás también alguien jugó con él", pensó Deb. "Así como jugaron conmigo… Pobre hombre, realmente se ve que es una buena persona… ".

En esto estaba Deb cuando su celular sonó. Ella se sorprendió cuando se dio cuenta de que le estaban llamando desde un número que no conocía.

- ¿Hola?.- respondió Deb.

- ¿Hablo con la señorita Débora Cortés?.- preguntó cortésmente una voz masculina.

- Sí, habla ella.- contestó Deb.- ¿Quién es?

- Soy Stefan Levin.- dijo el hombre.- No sé si me recuerdas…

- ¡Claro!.- Deb se ruborizó.- ¿Cómo no acordarme de ti? ¿Cómo conseguiste mi número?

- ¿La verdad? Le rogué por cinco horas a tu amiga Lily para que me lo pasara.- rió Levin.

- ¡Naaa! ¿En serio?

- Bueno, no fueron cinco horas…

- Ya se me hacía…

- Pero sí cuatro horas y cincuenta minutos…

Deb soltó una carcajada de nervios. ¿Qué hacía Levin llamándole a su celular?

- ¿En qué te puedo ayudar?.- quiso saber Deb.

- Bueno, verás, es algo bastante tonto… .- musitó Levin.

- Dime, no te preocupes.

- Verás, una prima anda en busca de un vestido y pues me enteré que tú trabajas para Dior.- suspiró Levin.- Quería ver si me podías ayudar a buscarle uno bonito…

- ¿Y por qué no viene tu prima en persona a buscarlo?

- ¡Ah! Es que se lastimó un tobillo…

- Ya veo… Bueno, entonces con todo gusto ayudaré. Puedo llevarle a tu prima mis catálogos y ayudarla a escoger un vestido que… .- comenzó a decir Deb.

- ¡No! Quiero decir, mi prima no quiere que nadie la vea porque está haciendo la dieta de la luna y dice que la luz del sol la daña.- rió Levin.- ¿Podrías enseñarme los modelos a mí? Yo después le muestro los que me recomendaste.

- Por supuesto.- aceptó Deb.- ¿En dónde te veo?

- ¿Dónde vives? Puedo pasar a recogerte… Si no te parece mal…

- Claro que no. Mira, aun no me aprendo bien la dirección, deja investigo y yo te llamo a este número, ¿ok?

- No será necesario.- Levin volvió a reírse.- Lily Misaki también me pasó tu dirección…

Débora y Levin quedaron de acuerdo. Al colgar, Deb pensó que Lily ya andaba de nuevo de celestina, cosa que le causó cierto disgusto.

"Es cierto que Levin es atractivo y me cayó muy bien, pero que esa mensa no ande pensando en unirnos porque no va a ser así", pensó Deb, terminantemente. Se dispuso a terminar de hacer sus labores domésticas para después buscar sus catálogos. Se preguntó por qué de repente se había sentido tan feliz…

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Frank intentó llamar por quinta vez consecutiva a Yoshiko a su teléfono móvil. Sabía que la chica había regresado a Japón y deseaba saber cómo había resultado el viaje. Pero nadie contestaba el teléfono.

- ¿Qué pasa?.- quiso saber Katya, más por aburrición que por curiosidad.- ¿No te contesta Superwoman?

- Debe haberse quedado dormida.- gruñó Frank, apretando nuevamente la tecla de remarcado automático.

- O quizás ya se fugó con Matsuyama.- declaró Katya, en tono fatalista.

- Cállate.

- ¿Qué? Sabes que puede ser cierto…

- Yoshiko es mi novia… .- comenzó a decir Frank.

- ¿Y? También era novia de Matsuyama antes de serlo de ti. Si terminó con él para estar contigo, también puede terminar contigo para regresar con él… .- siguió insistiendo Katya.

- Definitivamente. Cuando eres fastidiosa, eres fastidiosa… .- bufó Frank, saliendo de la habitación dando un portazo.

Katya se quedó con actitud pensativa. Sus palabras habían sido una manera de quitarse ella la duda que le sembraba el corazón. Katya sabía que Hikaru seguía queriendo a Yoshiko, no importando cuánto tiempo hubiese pasado desde que ellos terminaron…

Sin embargo, Katya no sabía que Hikaru Matsuyama tenía en su corazón un lío por otra mujer cuyos ojos de Esmeralda parecían haberle embrujado el alma…

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Tess y Saki trataban de componer una canción juntos, pero por alguna u otra razón no conseguían terminarla. Aunque eran buenos amigos, a últimas fechas había algo que se interponía entre ambos compositores… Saki no era rencorosa, pero le seguía doliendo el hecho de que tres años atrás Tess la rechazara… Más porque ella no entendía el por qué, si se suponía que Tess la quería tanto como ella a él…

Frustrado por no conseguir la nota que quería, Tess golpeó las teclas del piano. Saki suspiró. De pronto, el celular de ésta comenzó a sonar y ella respondió.

- ¿Hola?.- habló ella.

- ¿Saki?.- era un hombre.- ¿Eres tú?

- ¿Quién habla?

- No me digas que no me reconoces la voz…

- ¿Gabriel?.- preguntó Saki, al cabo de un instante de duda.- ¿Eres tú?

- El mismo que viste y calza.- respondió el joven.

- ¡Qué alegría escuchar tu voz!

Inmediatamente Saki se enfrascó en una amena y alegre charla con Gabriel… Su ex… Tess la miraba de reojo, con una mirada no muy buena…

- ¿Estás en Alemania?.- preguntó Saki.- ¿En verdad?

- Sí. Quiero ir a escuchar uno de tus conciertos… ¿Me invitarás, cierto?.- preguntó Gabriel.

- Por supuesto.- sonrió Saki.- Serás mi invitado de honor…

Tess sabía que Gabriel era el ex novio de Saki. Ella misma se lo había contado. Y al joven suizo no le pareció pero nada bien que ese muchacho regresara a la vida de la mujer a quien amaba…

- Entonces mañana te veré, para darte las entradas.- acordó Saki.

- Será un placer para mí el poder volver a verte en persona.- dijo Gabriel.

Saki se sintió repentinamente ruborizada.

- Nos veremos, entonces.- dijo ella.

- Hasta pronto.- Gabriel colgó.

- ¿Quién era?.- preguntó Tess, como quien no quiere la cosa, aunque bien sabía de quién se trataba.

- Un amigo.- Saki se encogió de hombros.

- ¿Vas a verlo mañana?

- Sí. ¿Tienes algún problema con eso?

Tess miró a Saki por largo tiempo. Después bajó la mirada hacia el piano y comenzó a tocar.

- No.- respondió.- Ninguno.

"Perfecto", pensó Saki.

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Cuando Lily llamó para saber en dónde estaban Genzo y su pequeña hija, éstos aún se encontraban en el mirador. Cuando Lily llegó vio a Jazmín profundamente dormida en los brazos de Genzo, cosa que le produjo una extraña mezcla de alegría y tristeza…

- Perdona que te haya hecho venir hasta acá.- murmuró Genzo, cuando Lily llegó.- Pero no quería despertarla…

- No te preocupes.- susurró Lily, acercándose a ellos.- No hay problema.

- ¿Viniste sola?.- preguntó Genzo, mirándola.

- No. Taro me está esperando en el auto.- respondió Lily, desviando la mirada.

Genzo no contestó. Con suavidad soltó brevemente a Jazmín para que Lily la cargara. La niña ni se despertó.

- Es preciosa.- musitó Genzo en voz baja.- Idéntica a ti…

- Gracias.- susurró Lily, dándole un beso en la frente.

- Hace tiempo pensé que me habría gustado tener un hijo así contigo.- comentó Genzo, sin saber por qué.

Lily no dijo nada, solo miró a Genzo con sus profundos ojos negros. Él le devolvió la mirada y pareció encontrar en ella ese sentimiento que él creyó ver perdido para siempre…

- ¿Qué fue lo que nos pasó Lily?.- preguntó Genzo, abrazando suavemente a la joven y a la niña.- Yo de verdad te quería tanto…

Lily hizo un gran esfuerzo por contener las lágrimas. Y cuando habló, parecía que los rencores de tres años se le habían ido a la voz.

- Que me abandonaste, eso fue lo que pasó.- dijo ella, furiosa, separándose de Genzo.- Y si me lo permites, mi esposo nos está esperando en el auto a nuestra hija y a mí.

Lily se alejó en dirección a un automóvil que se encontraba estacionado varios metros atrás de en donde se encontraban ellos. Genzo vio que Taro estaba recargado contra dicho automóvil y se apresuró a ayudar a su esposa. Misaki tomó a su hija entre sus brazos y con ternura la acomodó en el asiento trasero del coche. Lily le lanzó una última mirada de tristeza a Genzo, antes de subir al coche. Taro miró al portero unos instantes con duda, antes de arrancar. Genzo se sintió desolado. Misaki se había quedado con lo que Genzo hubiese querido para él…

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Él conducía en silencio. Ella parecía estar muy pensativa. La niña dormía plácidamente en el asiento trasero, ni cuenta se dio de nada…

- ¿Se lo dijste?.- quiso saber él.

- ¿Qué cosa?.- a ella la tomó por sorpresa su pregunta.

- Ya sabes… Lo que debe saber…

- No.- dijo ella.- Y ya no sé si deba decírselo…

- Si no se lo dices tú, se lo diré yo.- dijo él.

- ¿Por qué? ¿Sabes? Quizás mi madre tenga razón y no deberíamos remover el pasado. Ya cada quien continuó con su vida… .- musitó ella.

- Lily, debes decirle a Wakabayashi la verdad.- la cortó él.- Por una simple razón: Tú aun estás enamorada de él.

Ella ya no contestó. Sabía perfectamente bien que, aunque Taro nunca lo dijera, él también seguía enamorado de una Wakabayashi…

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Eriko estaba lista para su cita de esa noche. Se había puesto un vestido de tirantes negros y falda muy corta, con unas zapatillas de tiritas que se abrochaban hasta las rodillas. Se veía tremendamente sexy y atractiva, aunque no era el hombre que iba a ver el que ella deseaba que la viera… Schneider llegó muy puntual con una docena de rosas rojas e intensamente perfumadas. Eriko las tomó con cierta desgana. Se notaba a leguas que Karl había gastado mucho dinero en ellas e inmediatamente ella pensó que Taro, en vez de gastar tanto en unas flores, le habría conseguido unas flores más sencillas, quizás crisantemos, pero que muy seguramente llevarían mucho más corazón…

- Estás bellísima.- dijo Schneider.

- Gracias.- sonrió ella, colocando las rosas en un florero.- ¿Nos vamos?

Schneider llevó a Eriko a comer a un sitio tremendamente elegante, cosa que a ella le causó algo de fastidio. Estaba más que acostumbrada a estar en esos sitios… Sin embargo, la música, el ambiente y la comida eran buenas y Karl se estaba esforzando por hacer sentir bien a Eriko. Poco a poco, ella comenzó a relajarse y a disfrutarlo. En cuanto ordenaron las bebidas, Eriko se disculpó para ir a retocarse al baño, como buena egocéntrica que era. Media docena de miradas masculinas la siguieron como lobos hasta el sanitario. Ahí, Eriko se empolvó la cara, suspirando. Schneider era encantador, guapo, atractivo, simpático, todo un caballero… Medio engreído pero eso podía pasar… El muchacho era un buen partio. Entonces… ¿Por qué Eriko lo deseaba rechazar, a pesar de todo?

Y ella conocía la respuesta.

Porque Schneider no era Taro Misaki…

Eriko salió al terminar su retoque. Iba dispuesta a lanzarse con todo (en el sentido figurado) sobre Schneider cuando vio algo que la hizo quedarse sembrada a medio restaurante…

Por la puerta iba entrando Taro Misaki.