Capítulo 18. No sé olvidar.

Eriko se quedó de a seis. ¿Qué rayos hacía Taro en ese restaurante? Quién sabe. A Eriko se le aceleró el corazón cuando pensó que quizás Lily también entraría, detrás de Taro, pero no: Misaki se fue a sentar solo en una mesa especial, curiosamente ubicada a pocas mesas de en donde estaban Schneider y ella. Eriko trató de aparentar tranquilidad pero estaba que se la cargaba el payaso.

- ¿Te pasa algo?.- le preguntó Karl, cuando ella regresó a la mesa.

- Nada.- Eriko trató de sonreír.- Me siento de maravilla…

Desde en donde estaba sentada ella alcanzaba a ver a Misaki y él la veía a ella. Eriko hizo acopio de toda su mulez posible y lo ignoró, aunque sentía la mirada de él clavada en ella. La orquesta comenzó a tocar; Eriko halló una manera de escaparse y agarró la oportunidad.

- Karl, quisiera bailar.- sugirió Eriko, con su voz más suave.- ¿No me invitas?

- Claro, Emperatriz.- Karl sonrió y sacó a bailar a su dama.

Eriko se agarró bien de Schneider y éste le puso la mano a ella en la cintura. Ambos se movían con elegancia y causaban impacto por formar una pareja atractiva. Sin embargo, había alguien que no les quitaba los ojos de encima y no era porque los admirara sino porque deseaba separarlos… Eriko miró disimuladamente a Misaki y se topó con los ojos claros de él, los cuales la miraban en un mudo reproche. Eriko se dijo que no debería importarle lo que Taro pensaba, pero comenzó a sentirse tan incómoda por esa mirada que optó por decirle a Schneider que la dejara descansar un rato.

- Pero si bailar fue tu idea.- se quejó Karl.

- Lo sé, pero ya no aguanto estos zapatos.- mintió Eriko.

Karl y Eriko volvieron a sentarse, pero tampoco la cosa mejoró ahí ya que Eriko quedaba exactamente frente a Taro, como ya había dicho antes. Ella se preguntó que qué rayos andaba haciendo él ahí, pues se encontraba solo y no hacía nada más que beber un traguito del vaso de vino tinto que tenía en las manos y observarla a ella como si no hubiese nada mejor o más interesante qué hacer. Y parecía que Lily no llegaría a acompañarlo en ningún momento…

"Si ella es su esposa, no sé por qué rayos no está aquí con él", pensó Eriko, refiriéndose a Lily. "Vaya que esa mexicanita es descuidada, miren que dejar solo a tan apetecible hombre…". Ni para qué negarlo, Eriko reconocía que Taro Misaki era un hombre que valía muchísimo, un gran partido, y que Lily era una descuidada por no cuidarlo como era debido.

"Quizás ni siquiera lo ame", pensó Eriko, con enojo. "Quizás solo se casó con él para molestarnos a Genzo y a mí… ". Sí, quizás era eso, pero con lo poco que alcanzó a conocer a Lily en Toodai, Eriko pensó que la chica mexicana no haría algo así solo para vengarse. "Quizás se casó con él porque se embarazó", le dijo una vocecilla a Eriko. Sí, eso debía ser, sin embargo…

¿Taro embarazó a Lily? No. Eriko no creía que eso fuese posible. Según lo que el propio Taro le había contado, él y Lily eran como hermanos. No creía que Misaki, el rey de la cortesía y del respeto, hubiese caído en una noche de pasión con Lily. No, quizás Lily se había embarazado de otro y Taro quiso ayudarla con…

De pronto, una idea loca y descabellada surgió en el cerebro de Eriko, tan repentinamente que casi la hizo caerse de la silla. ¡Ésa podría ser la explicación! ¡Pero sonaba tan descabellado! Aunque era lo suficientemente descabellado como para sonar convincente…

Eriko estaba sacando sus conclusiones, echando su cerebro a trabajar, cuando Schneider la interrumpió.

- ¿Eriko? ¿Estás bien?.- le dijo.- Has estado muy distante toda la noche…

- ¿Eh? Sí, no te preocupes.- suspiró Eriko.- Es que he tenido muchas cosas qué pensar con la nueva película que haré y…

- Estás bajo demasiadas presiones.- dijo Schneider, con dulzura.- Necesitas quitarte esos problemas de la cabeza, déjame ayudarte…

Schneider le ordenó al camarero que le trajese su mejor botella de vino.

- Pero si ya estamos tomando champán.- observó Eriko.

- Sí, pero eso es para celebrar.- explicó Schneider.- El vino es para hacer olvidar las penas…

Cuando el camarero llevó el vino, Karl sirvió una buena cantidad en la copa de Eriko e hizo otro tanto con su propia copa. Eriko no deseaba embriagarse, quizás porque Taro estaba muy cerca, así que apenas y bebió unos sorbos, sin embargo, Karl apuró rápido su copa y volvió a llenarla.

- Salud.- dijo él.- Por tu belleza.

- Salud.- repitió Eriko.

Al poco rato, Schneider ya se había acabado él solo media botella de vino y comenzaba a comportarse de una manera excesivamente alegre. Eriko comenzó a sentirse algo incómoda.

- Karl, por favor, ya no bebas.- pidió Eriko.

- ¿Por qué no?.- protestó Karl.- Este vino es delicioso y tú estás desperdiciándolo.

Cuando se acabó la primera botella de vino, Schneider pidió otra. Y cuando dicha botella iba como por la mitad, Eriko le pidió a Karl que volviera a sacarla a bailar, para evitar que él siguiera tomando. A pesar de tanto alcohol, Schneider aun se movía con cierta coherencia. Lástima que ya no se comportaba con cordura. La música estaba hecha para que las parejas bailaran muy pegadas, y las manos de Schneider amenazaban con ir más debajo de la cintura de Eriko…

- Karl, basta ya.- pidió ella.

- ¿Por qué? No me vas a decir que te molesta… .- la mano de Schneider rozó levemente la parte trasera de Eriko.

- Éste no es el lugar.- refutó Eriko.- Deja de hacer eso, por favor.

- ¡Vaya! Con que me salió una mosquita muerta.- Karl abrazó aun más a Eriko y pegó su boca a la de ella.

- Aléjate.- Eriko le pegó un manotazo disimulado, para evitar llamar la atención de los demás bailarines.

- Eres igual a todas.- Karl apretó a Eriko y sus dos manos volvieron a manosearla.- Provocativa y altanera, pero cuando uno quiere, se alejan… Ya te quitaré yo esa costumbre de provocar…

- ¡Suéltame!.- Eriko trataba de zafarse del alemán, pero él era muy fuerte. Además, no quería hacer una escena.

- Caballero, ¿sería tan gentil de dejar de molestar a la dama?.- pidió en esos momentos Misaki, muy cortés y tranquilo.

- No te metas, Misaki.- gruñó Schneider.- Mejor vete a cuidar a tu esposa.

- No quiero causar problemas, Schneider.- Taro habló claro y decidido.- Pero si no dejas de molestar a Eriko, tendré que golpearte.

A Karl le pareció gracioso esto último, en parte por el alcohol y en parte porque Misaki nunca se había agarrado a golpes con nadie, ni siquiera con Pierre y miren que éste muchas veces se había ganado una paliza… Schneider rió.

- Por favor, Misaki.- dijo.- No seas estúpido. No te enfrascarías en una pelea conmigo, saldrías perdiendo.

- Tal vez.- asintió Misaki.- Pero si vuelvo a ver que manoseas a Eriko entonces sí que te romperé la nariz.

Karl volvió a reír. Sin embargo, Misaki se mantuvo tan serio que Schneider se dio cuenta de que él hablaba en serio. Poco a poco soltó a Eriko.

- Bueno, no es para tanto.- se disculpó.- Yo solo quería divertirme… Vamos, Emperatriz, te llevaré a casa.

- Tú no estás en condiciones de conducir.- señaló Taro.- Te pediré un taxi y yo llevaré a Eriko.

- Puedo llevarla yo… .- Karl casi se va de lado.

- No creo que debas manejar así.- terció Eriko.- Lo que dice Taro me parece bien: te pediremos un taxi y él me llevará a casa.

Schneider miró con ojos de borracho a ambos japoneses.

- Arruiné nuestra cita, ¿verdad?.- le preguntó el alemán a Eriko.

- No, querido Schneider.- Eriko sonrió con sinceridad.

"La arruiné yo".

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Genzo intentaba concentrarse en la práctica, aunque no lo conseguía. La noche anterior había soñado que Lily lo había buscado para decirle que ella se había casado con Taro por despecho y que ellos habían concebido a Jazmín en la misma cama en donde Lily había dormido con Genzo…

- "Y estoy esperando otro hijo de Taro".- confesó Lily a Genzo en el sueño.- "Y somos más felices que nunca".

En ese momento Taro aparecía con un bulto entre los brazos, llegó hasta donde estaba Genzo y le mostró al niño, quien tenía exactamente la cara de Ishizaki…

En ese momento, Genzo se despertó.

"Debo estarme volviendo loco", pensó Genzo. "Miren que soñar que Lily y Taro tendrían a Ishizaki por hijo… ".

Schneider no había llegado a las primeras dos horas del entrenamiento. El alemán se apareció como a eso de las once de la mañana, con cara de que lo había aplanado un camión, cosa que causó en Genzo un ataque de risa.

- ¿Tan mal te dejó mi hermana?.- Genzo reía con hilaridad.- Te ves fatal, Schneider.

- Lo peor del caso es que no fue tu hermana.- suspiró Karl.- Esto me lo hice yo mismo…

- ¿Ah, sí?

- Sí. Le ofrecí a tu hermana el olvidar nuestras penas con vino tinto y más bien el que se quiso ahogar en el alcohol fui yo.- suspiró Schneider.

- ¡Ah! ¿Así que quisiste embriagar a mi hermana?.- a Genzo ya no le causó risa esto.

- Naaa, no le iba a hacer nada… Que ella no quisiera…

- Schneider…

- ¡Era broma! No, de verdad, no quería embriagarla… Y de todas maneras llegó su príncipe a rescatarla.- bufó Schneider.

- ¿Cuál príncipe? Creí que tú eras el sapo que ella besó ayer.- se burló Genzo.

- Gracioso. No, Taro Misaki llegó a rescatarla de mis garras, cosa que me sorprendió porque él ya tiene una reina a quién proteger… .- gruñó Karl.

- ¿Cómo dices? ¿Taro Misaki?.- Genzo se sorprendió. Y se enojó, como era de esperarse.- ¿Estaba ahí con Lily?

- ¿Con su esposa? No. Estaba solo.- replicó Schneider.- Raro, ¿no?

Genzo estaba enfureciendo. El desgraciado de Misaki andaba acosando a su hermana, poniéndole los cuernos a su esposa…

- Por cierto que quien llevó a Eriko a tu casa fue Misaki, no yo.- continuó Schneider.- Yo no estaba en condiciones de hacer ni un tres…

- ¿Cómo dices? ¿Misaki llevó a Eriko a casa?.- gritó Genzo.

- Sí. ¿Qué no te diste cuenta? ¿Pues en dónde estabas? ¡Mal hermano!.- se burló Schneider.

- Eriko ya está lo suficientemente grandecita como para que yo la esté esperando levantado hasta altas horas de la noche.- gruñó Genzo.

"Con que Misaki la llevó a casa", pensó Genzo, enojadísimo. "Y mientras tanto, Lily esperándolo en casa, despierta hasta tarde y preocupada… ¡Y Eriko en qué demonios está pensando!".

Al finalizar el entrenamiento, Genzo se marchó en dirección a su casa para hablar con Eriko. Pero antes de eso, notó que el BM le había prestado un campo de entrenamiento al PSG para que allí practicaran antes de que se llevase a cabo el partido. Genzo divisó a Taro jugando en el campo, y a orillas de éste vio a Lily con Jazmín… La pequeña gritaba y saltaba, se notaba que estaba animando a su padre. Lily solo sonreía y de vez en cuando también gritaba alguna frase de apoyo para Misaki… Lily, en ese momento, se reía con dulzura, y el viento agitaba su suave cabello… Era tan hermosa como Genzo la recordaba… Un tanto decaído, Wakabayashi se dio la vuelta y se marchó. En el automóvil encendió el radio y comenzó a escucharse una canción:

*Yo no sé...

Por qué… no puedo olvidar lo que fue.

No sé resignarme a no volverte a ver…

La misma canción había escuchado Genzo cuando se enteró de que Lily había contraído matrimonio con Misaki. En aquél entonces, él odió la canción porque Eriko comentó que quedaba bien para el momento. Pero en esos instantes, Genzo pensó que su gemela tenía razón…

Ya lo ves, te amé...

Con cada rincón de mi ser.

Te di lo mejor de mi vida,

Mis sueños y mi fe…

Lily. ¿Por qué no podía olvidarla? ¿Por qué, a pesar del tiempo transcurrido, no podía sacársela de la mente? Genzo no lo entendía…

Y yo no sé olvidar,

Como lo hiciste tu...

Te has quedado clavada

En mi pecho como si fuera ayer.

Genzo sabía que él había tenido parte de la culpa, al haber abandonado a Lily, impulsado por los celos y el coraje. Pero él nunca pensó que a ella le sería tan fácil olvidarlo…

No sé cómo arrancar

Tus besos de mi piel

Eres tú mi obsesión, mi tormento

¡Y nada puedo hacer!

Yo daría hasta la vida...

Por verte otra vez…

Genzo llegó a pensar que no le importaría ver a Lily casada. Él siempre deseó volvérsela a encontrar otra vez… Aunque ahora se arrepentía… No soportaba verla como la señora de alguien más que no fuera él… Genzo llegó al departamento (el suyo) y agradeció el no tener que seguir escuchando esa canción. Sin embargo, para su mala suerte, Eriko tenía la misma canción puesta a todo volumen.

Yo no sé, tal vez...

Llevarte por dentro será…

La forma de hallarle

Paz a mi soledad…

- Quita esa música.- gruñó Genzo, de mal humor.

- ¿Por qué? Me gusta.- desafió Eriko.

- ¿Por qué te recuerda a tu situación con Taro?

- Touché…

- Y hablando de Taro.- Genzo encaró a Eriko.- ¿Ayer te vino a traer él?

- ¿Cómo lo sabes?.- se sorprendió Eriko.

- Me lo dijo Schneider.- respondió Genzo.- Pensé que habías salido con Schneider, no que habías ido a que Misaki le pusiera el cuerno a su esposa.

- Taro no le puso el cuerno a tu querida Lily conmigo.- replicó Eriko, enojada.- Solo vino a traerme a casa y ya.

- ¿Y no pasó nada?.- Genzo estaba escéptico.

- ¡Cómo crees!.- gritó Eriko.- Ni dijimos nada en el camino. Solo me vino a traer y ya, lo ignoré todo el tiempo, y si me vine con Taro fue porque Schneider estaba de lo más ebrio…

- Sí, eso me dijo Schneider.- coincidió Genzo.- Pero aun así… ¡Misaki es el esposo de Lily!

- ¡Y dale con eso! ¿Por qué me lo tienes que recordar?.- protestó Eriko.- ¿Qué es lo que tanto te molesta?

- ¡Que no quiero que Lily sufra por culpa de eso!.- estalló Genzo.

Wakabayashi recordó que Misaki le había confesado seguir enamorado de Eriko. Y aparte de todo, Taro se ofrecía a llevar a Eriko a casa cuando la cita de ésta se tornaba un desastre… Genzo estaba seguro de que, de seguir así, pronto Lily descubriría la verdad y eso podría destrozarle la vida…

- Sigues queriéndola, ¿verdad?.- Eriko no hizo una pregunta, sino una afirmación.- A Lily.

- No puedo sacármela de la mente.- confesó Genzo, al fin.- La tengo tan clavada en mi corazón…

Ya lo ves, quizás...

Amar sin medir fue un error

Pero es imposible lograr

¡Que entienda el corazón!

- Yo tampoco puedo olvidar a Taro… .- confesó Eriko.- Si tan solo él no hubiese venido a Alemania…

- Maldita la hora en que a los directivos de mi equipo se les ocurrió llevar a cabo este partido amistoso.- gruñó Genzo.

- Pero aun si no hubiera sido este partido, hubiera sido otra cosa.- señaló Eriko.- Estaba en el destino. Nuestras historias no podían quedarse así…

- Pues no, me niego.- contradijo Genzo.- Esta historia ya acabó. La terminaron ellos, cuando decidieron casarse. Y punto final. Debemos olvidarnos y seguir adelante con nuestras vidas… Nos cueste lo que nos cueste…

Y yo no sé olvidar...

Como lo hiciste tu,

Te has quedado clavado/a

En mi pecho...

Como si fuera ayer…

- Ay, Genzo… .- murmuró Eriko.- Quizás todo esto haya sido por alguna razón…

- ¿Realmente crees eso?.- Genzo miró a su gemela con sorpresa.

- Quizás.- Eriko desvió la mirada.

- Pues mira, sea la razón que sea, no me interesa saberla.- masculló Genzo.- Seguiré adelante con mi vida… Aunque me tenga que casar con Aki para poder sacar a Lily de mi corazón…

- Tú sabes que eso no será suficiente.- lo contradijo Eriko.

No se como arrancar

Tus besos de mi piel

Eres tú mi obsesión, mi tormento

¡Y nada puedo hacer!

Yo daría hasta la vida...

Por verte otra vez…

Genzo sabía que, una vez más, su hermana tenía razón. El casarse con Aki no sería suficiente para que él pudiera olvidar a Lily…

Eriko miró a su hermano con duda y cierto remordimiento. Ella le había mentido cuando le dijo que no había hablado con Misaki la noche anterior. Taro le había contado ciertas cosas a Eriko que bien podían explicar todo el embrollo…

Notas:

- *No sé olvidar, interpretada por Alejandro Fernández.

- Changos, espero acabar pronto este fic, aunque me faltan aclarar muchas cosas y unir muchas parejas… Tengo la duda sobre qué hacer con cierta parejita del fic…