Capítulo 10
"Recuerdos dolorosos"
Una joven mujer miraba a la ventana en su cuarto. Estaba lloviendo fuerte, al igual que llovía en su corazón. Tenía sus ojos llenos de lágrimas. Miraba las gotas de agua cayendo en la ciudad.
- "El tendría 16 años hoy..." dijo con el corazón roto.
Se le rompía el corazón en mil pedazos cada año en la misma fecha. Estaba tratando de imaginar cómo hubiera sido. A lo mejor se parecería a su padre y hubiera ido a la escuela militar, o quizá se hubiera convertido en reportero como su madre. Por qué la vida era tan cruel con ella? Era ciertamente un castigo por haber mentido sobre su edad y haberse entregado a un hombre si estar casada con él? como su madre acostumbraba a decir siempre, ella había desperdiciado el tiempo con su hija; le recordaba que era la desgracia de la familia. Lamentaba que su padre muriera cuando era pequeña... si su padre hubiera estado ahí...
- Estás bien, cariño? Dijo la voz de un hombre, despertándola de sus pensamientos.
- Sí mi amor, dijo triste.
- Estás pensando en él?
- No puedo dejar de hacerlo... Cumpliría 16 años hoy.
- Lo sé pequeña, le dijo abrazándola.
Su esposo la dejaba llorar un día al año. El día del nacimiento y la muerte de su pequeño hijo. La llevó a la cama, se acostó a su lado y la abrazó fuertemente. Sin decir una palabra, los dos al unísono, comenzaron a pensar en el pasado, en lo que había pasado hacía 17 años...
Era Julio en Washington D.C.
- Vamos Melissa, salgamos a divertirnos, dijo Katie.
- Pero, qué tal si mi mamá se entera? Dijo Melissa, cepillando su rubio, rizado y largo cabello.
- Le vas a decir a tu mamá? Preguntó Cindy.
- No, pero es una fiesta del Colegio, nosotros sólo tenemos 15 años, dijo Melissa.
Melissandre Grant le tenía terror a su madre, la senadora Verna Grant, quien no quería que nada ensuciara su impecable reputación. Y su hija, en una fiesta de la escuela, bebiendo alcohol, la volvería loca si supiera. Bastante extraño, pero fue eso último que convenció a Melissa a ir a la fiesta.
- Ok, vamos, pero le voy a decir a mi mamá que voy a pasar la noche en tu casa... ok Cindy?
- Ok, tenemos que arreglarnos y maquillarnos para parecer mayores.
Es así como fueron a la fiesta del colegio, pasando por chicas de 19 años.
La fiesta era un poco ruidosa. El alcohol estaba a disposición, la música era ensordecedora, el humo de los cigarros hacían el aire irrespirable. Las chicas se sentían un poco fuera de lugar. Se sentaron en unas sillas, había gente bailando. No estuvieron solas por mucho tiempo... Fueron invitadas a bailar por chicos del colegio y se divirtieron mucho. Melissa tuvo ganas de salir a respirar algo de aire fresco por todo el humo de los cigarros. Fue a la terraza. Había gente platicando.
- El humo te está molestando? Preguntó una voz a su lado.
Melissa volteó y vió a un joven y guapo chico de cabello rubio y ojos sonrientes. Ella sonrió.
- No fumo, contestó.
- Yo tampoco, dijo él sonriendo.
- Británico? Preguntó ella.
- Mi acento...
- Yo pienso que es encantador.
- El acento americano no está mal.
- Piensas que yo también soy encantadora?
- No es necesario decirlo. Deja presentarme... Phillipe Crane.
- Melissandre Grant, gusto en conocerte.
- Gusto en conocerte.
Comenzaron a platicar de esto y aquello. Regresaron adentro a bailar un poco. Pasaron toda la noche juntos. Ella le dijo que tenía 19 años y que iba a la universidad. Ella no pensó que lo vería otra vez luego de que la fiesta terminara.
El padre de Phillipe era un oficial militar de la Embajada Británica. El pensaba que Melissa era encantadora con sus ojos verdes. Cuando terminó la fiesta, le pidió su teléfono... ella no se lo podía dar por su mamá.
- Mejor dame el tuyo... te voy a llamar.
- Ok, dijo él, escribiendo el número en un pedazo de papel... Llámame.
- Lo haré... buenas noches.
En el camino de regreso, sus amigas le preguntaron si le iba a llamar.
- Su padre trabaja en la Embajada, dijo Melissa.
- Te dio su número, eres una suertuda! Dijo Katie.
- Chica suertuda, dijo Cindy.
- Están locas! No le voy a llamar. Piensa que tengo 19 años y que voy a la universidad. Fue divertido para una tarde, pero ahí termina todo.
- Melissa, tienes el número telefónico del atractivo hijo de un diplomático y no le das importancia?
- Es mucho más grande que yo.
- Es guapo y su acento...dijo Cindy.
- No... mi mamá me va a matar, dijo Melissa.
- No le digas a tu mamá, tonta...dijo Katie.
- Guarda el teléfono, añadió Cindy.
- Ok, las veo mañana, dijo Melissa.
Pasó una semana antes de que Melissa decidiera finalmente llamar a Phillipe una mañana.
- Melissandre... hola! Pensé que te habías olvidado de mí.
- No... quería saber cómo estabas.
- Ahora que escucho tu voz, bien... y tú?
- Bien, gracias.
- Nos podemos ver?
- Ok... qué se te ocurre?
- Podríamos ir a comer y luego al cinema...
- Cinema?
- Al cine... así es como lo llamamos los británicos.
- Ah... suena buena idea, nos podemos encontrar en el centro.
Melissa no quería que pasara por ella, tenía miedo de que su madre los viera. Iba a hacer algo loco saliendo con alguien más grande que ella. Pero no podía sacárselo de la cabeza. Fue por eso que esperó una semana, para ver si lo olvidaba. Pero necesitaba verlo, para fortalecer la idea.
Se vieron en el centro... fueron a comer y luego al cine. En la tarde, Melissa le pidió que la dejara en casa de su amiga Katie. En el carro, él se acercó para besarla en la boca. Melissa sintió de repente que entraba en un incontrolable torbellino. Estaba sintiendo por primera vez emociones que nunca sospechó que existieran, en la cima de sus 15 años. Hizo todo por ocultárselo a su madre y había tenido éxito. Le llamaba a Phillipe cuando su mamá no estaba. El se preguntaba por qué ella no podía recibir llamadas... Ella le había dicho que su madre era muy estricta... así que no insistió. A principios de agosto la invitó a su casa. Sus padres se habían ido a Nueva York de fin de semana. Ella habló con sus amigas antes de irse.
- Melissa... vas a estar sola con él ? Dijo Cindy.
- Puede ser una tentación, dijo Katie.
- No, chicas... nada va a pasar, voy a pasar un buen rato con él... eso es todo. Les contaré todo cuando regrese, ok? Si mi mamá supiera... bueno, creo que estoy enamorada de él.
- Oh Melissa... eres muy suertuda, dijo Katie.
- Suertuda? Me va a botar cuando sepa la edad que tengo...
- No le vas a decir? Preguntó Cindy.
- Se lo voy a decir al final del verano, dijo Melissa. Por ahora, me siento bien con su compañía.
- Aprovecha el tiempo que tienes. Sólo hay un primer amor y es el más hermoso, dijo Katie.
Melissa fue a casa de Phillipe. Había una pequeña villa con alberca. El le había dicho y ella se llevó su traje de baño. Nadaron, escucharon música y vieron películas... en la primera oportunidad, ella fue al cuarto de Phillipe para cambiarse de ropa. El subió por algo y se encontraron en el baño... y en traje de baño... pasó lo que tenía que pasar.
Pocas semanas después ella tenía un retraso menstrual. No le quería decir a su mamá... podría ser un desastre. Pero su madre lo descubrió, cuando la encontró vomitando una mañana. Melissa hubiera preferido confrontarse a un ejército de leones que a la ira de su mamá.
- Quién es? Gritó.
- No te voy a decir, dijo Melissa... déjame sola.
- De ninguna manera. El va a pagar por lo que te ha hecho.
- No... mamá, déjame sola por favor.
Ella sabía que su madre iba a hacer las cosas mal. Iba a causar problemas a Phillipe y su familia. Melissa no dijo nada, pero su madre con sus contactos, finalmente se enteró de la identidad del padre del bebé. El infierno se soltó... Phillipe y sus padres tenían inmunidad diplomática, pero aún así, ella amenazó con demandarlos por violación a una menor...
- Violación a una menor?
- Tiene 15 años, dijo Verna.
- 15? No tenía idea... me dijo que tenía 19, dijo Phillipe.
- Sra. Grant, dijo el Sr. Crane, le puedo asegurar que nos vamos a encargar de este problema.
- "Este problema" es su hijo. Lo quiero fuera de los Estados Unidos, o voy a crear un incidente diplomático.
- Sra. Grant... comenzó el Sr. Crane...
- Usted no quiere que las imprudencias de su hijo le cuesten su carrera...
- Sra. Grant... no necesita amenazarme. Mi hijo saldrá de los Estados Unidos en el siguiente vuelo a Inglaterra.
- Me agrada que nos entendamos.
Una vez que Verna se fue, Phillipe estaba hablando con su papá.
- Ve a empacar tus maletas.
- Pero padre... la tengo que ver...
- No piensas que ya has hecho suficiente?
- Pero la amo... quiero despedirme
- La Senadora Grant nunca bromea. Ella podría causar muchos problemas... No quiero que ocasione un escándalo diplomático...
- Pero...
- Phillipe, dijo su madre... Creo que es mejor que hagas lo que tu padre dice.
- Pero mamá...
- Por favor Phillipe, dijo su madre.
Phillipe no podía más que obedecer. Salió de los Estados Unidos hacia Inglaterra la misma noche... sin ver a Melissa de nuevo.
La Sra. Grant no paró ahí. Usó sus influencias para que el padre de Phillipe saliera de los Estados Unidos hacia otro país... Fue enviado a Grecia.
Melissa fue enviada a un pequeño pueblo cerca del Lago Michigan. Se estaba quedando con una amiga de su madre. Llevó a término su embarazo. Estaba feliz de tener un niño o una niña a quien darle amor... El bebé de Phillipe. Lo extrañaba mucho. Con su bebé, al menos tendría una parte de él con ella... un recuerdo. Su madre llegó justo antes del nacimiento de su bebé.
Cuando empezó la labor de parto, su madre la llevó a una clínica privada. Durante el parto, Melissa se desmayó. Cuando despertó sintió su vientre vacío. Preguntó dónde estaba el bebé.
- Melissandre, dijo su madre... Dios te castigó por mentir y fornicar.
- Dónde está mi bebé?
- Dios se lo llevó... está muerto, dijo Verna
- NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! MI BEBEEEEEEEE ! QUIERO A MI BEBEEEE !
- Cálmate, dijo su madre. Todo va a estar bien. Era un castigo de Dios... Este bebé hubiera arruinado tu vida.
- Qué tuve? Dijo Melissa sollozando...
- Un pequeño niño, dijo Verna.
- No entiendo, todo estaba bien, estaba sintiendo sus pataditas (se sobaba)... Eso era todo lo que había dejado Phillipe... No no nooo... Por qué... por qué? Cómo puedes llamarle a mi bebé un castigo de Dios? Cómo puedes ser tan cruel? Eres un mounstro mamá...
Verna le dio una fuerte bofetada a su hija... esta última la vió con sorpresa, ni siquiera sintió la cachetada. Quería a su bebé. Le trajeron el cuerpo sin vida de un bebé y ella se aferró a él como si su vida dependiera de eso. No lo quería dejar ir. Tuvieron que forzarla... estaba histérica y tuvieron que sedarla.
Melissa regresó a Washington con su madre. Se convirtió en una persona triste y obscura. Su madre pasaba el tiempo diciéndole lo pecadora que era por fornicar y que Dios la había castigado matando a su bebé. Melissa no vió nunca más a sus amigas. Se cambió de escuela. Su madre la mandó a un internado... Terminó la preparatoria y se inscribió en el programa de becas para Europa. Obtuvo una beca para la universidad de Oxford. Se fue. Se lo dijo a su madre una hora antes de que saliera el vuelo.
- Cómo puedes hacerme esto? Me estás abandonando?
- Voy a estudiar mamá... Tengo que vivir. Aquí tu vida me está sofocando. Ya no puedo más.
- Eres una zorra malagradecida... después de todo lo que he hecho por ti.
- Eres mi madre, es tu obligación moral... adiós mamá.
Salió de los Estados Unidos sin mirar atrás. No sabía si iba a ver a su madre de nuevo. Nunca la perdonó por llamarle a la muerte de su hijo un "castigo de Dios". Esa mujer era un mounstro! Una vez en Oxford, buscó un trabajo que pudiera combinar con sus estudios. Estudió periodismo y encontró un trabajo en un periódico local de Londres. Tenía a su cargo la página de sociales, por lo que iba a todas las recepciones de sociedad para poder escribir sus artículos.
Un día, en una recepción en el Ministerio de Asuntos Exteriores, estaba hablando con algunos diplomáticos. Mientras ella descansaba y tomaba un poco, escuchó la voz de alguien.
- Dios mío... Melissandre Grant!
No... no era posible! Una voz del pasado! Ella volteó.
- Phillipe Crane... o debo decir, Lieutenant Crane, según tu vestimenta?
- Cuánto tiempo ha pasado? Preguntó Phillipe
- 10 años...
- Te pusiste más hermosa...
- Debes estarme bromeando! Estás coqueteando conmigo? Tengo que trabajar.
Lo dejó y siguió con sus entrevistas. No tenía tiempo de coquetear... y menos con Phillipe Crane. No después de que desapareció sin dejar una dirección. Pero no contaba con la perseverancia de Phillipe. Comenzó a enviarle flores a diario, durante semanas. Ella no accedía. Entonces él la esperaba después del trabajo, todas las noches.
- Phillipe... no entiendes que no quiero verte?
- Pero yo quiero hablar contigo... quiero verte.
- Pues veme.
- Conservas tu sentido del humor...
- Phillipe... estoy cansada. Sólo quiero una cosa... ir a casa, comer y dormir.
- Puedo ir contigo...
- No...
- Melissandre... por favor.
Melissandre lo vio. Ella estaba siendo dura... pero en realidad quería abrazarlo y besarlo. Pero el pasado aún estaba presente. Pequeños pasos... paso a pasito.
- Pasa por mí mañana en la noche, si estás disponible.
Al día siguiente fueron a cenar a un elegante restaurante en el centro de Londres.
- Cómo estás? Preguntó Phillipe..
- Tú sabes cómo estoy.
- Te hiciste un poco... amargada.
- La vida hace así a las personas a veces.
Hablaron de todo y nada... y ella regresó a trabajar. A pesar de su cinismo y su sarcasmo, Phillipe no desistió. Continuó hablándole y muy seguido iban a cenar.
Pasaron muchos meses antes de que Melissa finalmente se abriera a Phillipe. A pesar de todos los sentimientos que tenía hacia él, nunca quiso lastimarlo. Pero comenzó a darse cuenta de que estar con Phillipe la hacía feliz, incluso aunque ella no lo aceptaba. Pasaron mucho tiempo juntos, pero nunca hablaron del pasado. El finalmente la hizo acceder, después de mucha paciencia y mucho esfuerzo... Estaban en la cama de Melissa.
- Mi amor... te extrañé mucho, dijo él.
- Deja de decir eso... tú desapareciste.
- No sabes?
- No sé qué?
El le dijo todo lo que había pasado con su madre y sus papás. Melissa no podía creer lo que oía. Su madre no les dijo nada a Phillipe y sus papás del bebé!
- Ella no te dijo nada?
- Sobre qué? Preguntó...
Ella le contó la historia con detalles y no pudo evitar soltar algunas lágrimas. Era el turno de Phillipe de no creer lo que escuchaba.
- Tuviste a nuestro bebé?
- Perdí a nuestro bebé... él tendría 10 años, casi 11, dijo llorando... Entonces entré al internado hasta terminar la preparatoria. Cada vez que podía, mi madre me repetía lo pecadora que era y que Dios me había castigado llevándose a mi bebé! Ella le llamaba a nuestro bebé "un castigo de Dios" o "una bendición con disfraz"! Nunca olvidaré eso... nunca!
- Lo siento... no sabía. Hubiera tomado mis responsabilidades, me hubiera hecho cargo de ti... tú nunca me diste tu teléfono. No sabía a dónde llamarte... y después mis padres se fueron de América.
- Verna Grant no hace nada a medias... siento haberte mentido sobre mi edad. Quería decirte la verdad, pero me di cuenta que estaba embarazada y mi mamá me cachó... y el infierno ardió.
- Se acabó... somos adultos los dos... no creo que te lo haya dicho, pero... Te amo, te amé desde la primera vez que te vi en la fiesta tratando de huir del humo, para respirar algo de aire fresco...
- Te amo Phillipe... nunca dejé de hacerlo, aún cuando creía que me habías abandonado. Mi madre me repitió por años que hacer el amor contigo, era la razón por la cual perdí a mi bebé. Así que puedes imaginar cómo me traumatizó...
- No te quiero perder de nuevo... Melissandre Grant... quieres casarte conmigo?
- Si Phillipe... quiero ser tu esposa.
El le dio un anillo de compromiso después. Ella tenía lágrimas en sus ojos... al menos, un poco de felicidad.
Después de eso, se volvieron inseparables! Se casaron pocos meses después y Melissa siguió a su esposo alrededor del mundo, en las embajadas, mientras seguía trabajando en el periódico como corresponsal... podía continuar su trabajo a donde fuera con su esposo. Tenían 3 niños. Un niña de 5 años, uno de 4 y otra niña de sólo un año. Melissa nunca volvió a América para ver a su mamá. Todavía no la perdonaba por llamarle a su bebé "Una bendición con disfraz".
Los dos volvieron a la realidad. Se acostaron y se taparon. Los niños estaban dormidos y ellos en un momento se quedaron dormidos también. La vida les sonreía... se encontraron años después y tenían una familia, buenos trabajos que los llevaban alrededor del mundo. Estaban agradecidos con Dios.
En la suite nupcial, Candy y Terry estaban listos para ir a la cama. Candy estaba en el baño desmaquillándose. Llevaba puesto un camisón que encontró en uno de los cajones del cuarto. Se desató el cabello y comenzó a cepillarlo un poco.
Terry, quien también se había cambiado, la estaba viendo con amor. Tomó una almohada y la puso en el sofá. Candy se acostó en la cama. Vió a Terry en el sillón.
- Terry, hay suficiente espacio en la cama...
- Sabes qué es lo que estuvo a punto de pasar antes...
- Pero la cama es lo suficientemente grande. No confías en ti mismo?
- Realmente... no.
- Yo confío en ti. Puedes venir a la cama... es muy cómoda.
Terry la miró por un momento, y finalmente tomó su almohada y su cobija y se reunió con Candy en la cama. Candy se acercó y pasaron la noche abrazados, hasta la mañana. Fue un poco duro para Terry al principio, pero finalmente se durmió. Terry se despertó temprano en la mañana y se dio un baño, para calmar su evidente deseo. Pasar la noche en los brazos de Candy, fue para él un delirio y una tortura al mismo tiempo.
Salió del baño y encontró a Candy sentada en la cama.
- Buenos días, dijo ella sonriendo.
- Buenos días pecosa.
- Cuál es el plan para hoy?
- Tenemos que regresar a la escuela.
- No ahora...
- No, en la noche, a menos que quieras irte más temprano.
- Para qué? Para aburrirme a muerte? No, vamos a aprovechar nuestro tiempo libre lo más que podamos.
Y así lo hicieron. Se divirtieron en la suite, comiendo y riendo. Fueron al Zoológico y se encontraron a Albert, quien estaba trabajando ahí. Pasaron un rato con él, aunque no mucho, porque tenía que trabajar. Luego volvieron a la escuela en la tarde, antes de que anocheciera.
Annie, Patty y Tanisha fueron a ver a Candy a su recámara en la noche.
- No te aburriste aquí sola? Preguntó Annie.
- Sola? Estás bromeando, verdad? Y Terry qué? Dijo Candy.
- Dijiste que no sabía que era tu cumpleaños, dijo Patty.
- Pero lo averiguó y me dio la mejor sorpresa que he tenido!
Les platicó a sus amigas todo lo que había pasado con detalles, y estaban verdes de la envidia (de la buena).
- Dios mío! Dijo Tanisha, de verdad que tienes el novio perfecto...
- Realmente te ama, te trató como una princesa, dijo Annie
- No fue tentativo estar en la suite nupcial con él? Preguntó Patty.
- No tienes idea! Dijo Candy –pensando en los apasionados besos que se dieron-.
- Por qué no lo hiciste, preguntó Tanisha, hubiera sido un excelente "gracias", para él.
- Porque era mi cumpleaños, no el de él. Apenas cumplí 16, tengo toda mi vida para hacerlo... el resto de mi vida, de hecho. Tú ya lo has hecho, Tanisha?
- No, pero si encontrara un chico que me amara tanto como Terry te ama a ti, por qué no?
- Tu novio no te ama? Preguntó Patty.
- Hay de amor a amor... dijo Tanisha, nosotros estamos divirtiéndonos, pero Candy y Terry son la pareja perfecta.
