Diclaimer: obviamente los personajes no me pertenecen, son de JK y aunque ya me harte de pedírselos como regalo de Navidad, no cambia de opinión… si alguien me da a Harry, Sirius o James, le estaré eternamente agradecida

Advertencia: En este fic pueden llegar a suceder algunas escenas lemon, léanlo bajo su responsabilidad, Okis?

Síntesis: El agente Potter sé encontró casualmente a una mujer herida, medio ahogada e inconsciente, que al parecer se llamaba Hermione y había perdido la memoria. Él dudaba de la veracidad de la historia de esa mujer… pero algo en su interior le decía que aunque ella no era peligrosa, no podía dejar de desconfiar… más que nada porque estaba haciendo que todo a su alrededor fuera un torbellino de dudas que no sabia como manejar…

"Amor de Medianoche"

Por Lady Verónica Black.

(Reeditado)

Capítulo Uno

El lobo se movió en silencio por la cabaña, la cabeza gacha y los ojos en alerta, expectantes, reflejando las llamas de la chimenea.

Harry Potter lo observó tentado, por alguna razón, de seguirlo. Fuera de la pequeña cabaña aullaba el viento, y la lluvia repiqueteaba en el tejado de dos aguas. En el interior, el olor de la tormenta se mezclaba con el del humo de la chimenea, llenando la habitación.

Pero había otro olor que Harry no podía identificar, pero que reconocía de manera instintiva, el del peligro. El lobo se había también dado cuenta de eso, levanto el hocico y olfateó su alrededor, sus orejas reaccionaron ante un sonido solo audible para él mismo, antes de gruñir suavemente con los ojos puestos en la puerta de la habitación. Harry dejó a un lado el libro que estaba leyendo, para mirar fijamente el comportamiento del animal.

-"¿Vos también lo sentis, Wolf?" –le preguntó.

Aunque era un nombre muy común, sin duda le convenía perfectamente al animal. Harry lo había encontrado varios meses atrás, medio muerto, poco después de su llegada a las montañas de San Gabriel desde Los Ángeles, en busca de un "muy necesitado descanso y tiempo para recuperarse". O al menos así era como se habían expresado sus superiores, poco después de que Harry dejara en cama a dos agentes de su propio departamento por cuatro meses por una simple discusión de trabajo.

Wolf gruño de nuevo, con la mirada aun fija en la puerta de la cabaña. Tras un relámpago, un trueno hizo estremecer las paredes de la casa. Tenso, Harry se levanto de su sillón frente al fuego y se acercó al animal.

-"Bueno, ¿Qué crees que tenemos que hacer con esto, amigo?"

El lobo emitió un profundo gruñido, y Harry se acercó sigilosamente a la puerta, mirando fijamente el picaporte.

-"Sabía que dirías eso..." –añadió suspirando antes de tomar el revólver de la repisa de la chimenea y guardarlo en la cintura del pantalón. Luego tomo una linterna y se puso una pesada chaqueta de lana, con un sombrero.

Wolf salió de la cabaña un salto en el momento en que su amo abrió la puerta. Azotado por la lluvia y el viento, Harry se apresuro a cerrar tras de sí.

-"No es una noche adecuada ni para un hombre ni para un animal para salir de casa" –gruño, levantándose el cuello de la chaqueta ante la fría ráfaga de lluvia y viento que le azotaba el cuerpo.

Allí estaban los dos, un par de inadaptados que no pertenecían a ningún lugar, ni siquiera a sí mismos. Harry le había extraído a Wolf una bala que un cazador le había alojado en el cuerpo, y también lo había cuidado durante toda su recuperación, pero ambos sabían que aquella convivencia solo era algo temporal. Y quizás así sucedía con todo. Nada duraba lo suficiente.

Ni siquiera con la linterna era posible ver algo. Al fin, enfocándola hacia la oscuridad, en medio de la tormenta, Harry logro distinguir la cabeza de Wolf entre los árboles, dirigiéndose hacia el riachuelo más cercano a la cabaña.

Lo siguió, empapándose hasta los huesos. Su sentido común le decía que era una completa locura que alguien pudiera estar allí en medio de la montaña. Nadie salía de noche por aquellas fechas, sobre todo con ese tiempo. Los vecinos más próximos, que vivían en otra cabaña a unos tres kilómetros de allí, se hallaban ausentes y el pueblo de Pinewood se encontraba a más de cinco kilómetros de allí. Todavía estaba en abril, y era demasiado temprano para que llegaran los excursionistas.

Pero Harry podía sentir la presencia de alguien en el viento, en el aire. Era algo instintivo, casi extrasensorial. Y no podía ignorarlo, porque si lo hubiera hecho en el pasado no habría sobrevivido. Aquello era en lo único en lo que tenía depositada una fe ciega. Su instinto.

Un viento helado lo azotó con fuerza, haciéndolo estremecerse hasta los huesos, logrando que su mente se volviera a cuestionar cuan loco debía estar pasar salir con esa tormenta en medio de la noche, entonces escucho el ladrido de Wolf, fue agudo y largo, era su forma de decirle que había encontrado algo.

-"Ya va, ya va, ahí voy..." –se dirigió a paso seguro hacia al lugar de dónde procedía el sonido, intentando no resbalarse con el barro y la hojas que llenaban todo el suelo-. "¡Ya te oí, Wolf!"

Se acerco al borde del riachuelo. Habitualmente su curso era tranquilo y poco profundo, pero la tormenta casi lo había convertido en un torrente de agua helada. Escuchó de nuevo el aullido del lobo más cerca. Harry silbo para que se reuniera con él, pero el animal se limito a seguir ladrando con más insistencia en esa ocasión.

-"Espero que no sea un conejo, Wolf" –murmuro el hombre con los dientes apretados por el frió-, "porque si es así serás tú el que me sirva de cena hoy."

Harry enfoco su linterna hacia donde creía estaba el animal y el ladrido del lobo se convirtió en un gruñido. Tensándose de inmediato comprendió que no estaban solos, y que tampoco se trataba de un conejo. Fue acercándose sigilosamente al borde del riachuelo, dispuesto a sacar su revólver. Un escalofrió, que nada tenia que ver con la temperatura del ambiente le recorrió la espalda. Wolf se frotó contra su pierna, gruño y ladro de nuevo. Tensando la mandíbula, Harry se volvió en un intento por alejarse de la orilla del río, pero tropezó con la rama de un árbol caído que sobresalía.

La linterna escapo de sus manos cuando cayo de rodillas. Ladrando, Wolf no paraba de correr entorno a él:

-"Maldi…"

Harry se quedo paralizado cuando la rama con la que se había tropezado empezó a moverse justo bajo sus piernas, tras un quejido de dolor.

-"¿Qué diablos…?"

Bajo la luz de la linterna caída en la hierba Harry descubrió entonces que no había tropezado con una rama, sino con un cuerpo. Cuando se arrodillo a su lado para palparlo, se dio cuenta de que se trataba de una mujer.

De repente un relámpago ilumino el cuerpo de aquella mujer tendida de espaldas sobre el barro a orillas del río. Era esbelta, no demasiado alta, y sus ropas, un suéter grueso y una falda de tela fina, estaban completamente empapadas.

¿Qué diablos estaba haciendo una mujer sola en la montaña en aquella época del año, con aquel tiempo? O era una suicida o estaba completamente loca. Desde luego Harry, no podía dejarla ahí.

Iluminada por un nuevo relámpago, la mujer abrió los ojos e intento incorporarse. Harry recogió la linterna y se la coloco bajo el brazo para luego ayudar a levantarse a la mujer.

-"¿Qué esta haciendo aquí?" –le grito para hacerse oír por encima del ruido de la lluvia.

Su respuesta no fue más que un leve murmullo inteligible, que apenas se lograba escuchar con el azote del viento en las ramas de los árboles que los rodeaban. Harry la agarro con más fuerza y la sacudió levemente.

-"¿Esta herida?"

La melena empapada le ocultaba el rostro, parpadeo varias veces antes de levantar la mirada hacia él, y sus ojos, muy abiertos, reflejaron terror.

-"¡No!"

Forcejeó con Harry, deseando escapar, pero no tenia fuerzas para ello.

-"¡Tranquilícese!" –le gritó él, levantándola después en brazos a la vez que la incorporaba. La sentía resistirse, oía sus gritos de protesta. Con disgusto, pensó que aquella enloquecida mujer ni siquiera quería que la rescataran.

Incluso con el peso de la ropa mojada, no pesaba más que una pluma, cosa que alegro al hombre ya que el camino era bastante resbaladizo y el viento cada vez soplaba con más fuerza. Enfocando el camino con la linterna que sostenía bajo el brazo, Harry se dirigió hacia la cabaña. Temblando, la mujer se acurrucaba contra él a la vez que murmuraba palabras incoherentes, pensó que aquel temblor era una buena señal, ya que todavía reaccionaba contra el frío. La estrechó con fuerza contra su cuerpo para hacerla entrar en calor, pro era poco lo que podía hacer en medio de aquella tormenta.

Wolf los precedía, ladrando cuando se alejaba demasiado de ellos. Para cuando llegaron a la cabaña, la temperatura había bajado y la lluvia se había convertido en aguanieve.

-"Es usted una dama con mucha suerte" –murmuró con voz áspera mientras habría la puerta principal-. "Unos minutos más allí, y habría terminado en convertirse en un helado."

Como si comprendiera sus palabras la mujer emitió un ligero gemido de angustia. Después de cerrar la puerta con el talón del pie, Harry se sentó con ella en el sofá que estaba junto al fuego.

-"Bueno, y ahora" –dijo al tiempo que le levantaba el mentón-, "vamos a echarte un vistazo."

Era joven, supuso que tendría unos veintipocos años. Su frente y sus mejillas estaban cubiertas de barro lo que no dejaba ver sus facciones totalmente. Harry descubrió entonces que tenia los dedos manchados de sangre y le hizo volver la cabeza delicadamente, comprobando que tenia un corte detrás del oído izquierdo.

-"Mierda" –murmuro-. "Parece que vamos a tener que llevarte a un médico."

-"No" –suplico ella en voz apenas audible.

Sorprendido, Harry observo su rostro. Había abierto los ojos, de un tenue y cándido color miel, bordeados por unas largas y oscuras pestañas. Por un momento fugaz, Harry sintió como si el suelo hubiera cedido bajo sus pies. Impresionado por aquella sensación, intento sobreponerse de inmediato.

-"Nada de médicos" –dijo la mujer con la voz ronca, mirándolo con una expresión llena de dolor y angustia. Levanto una mano y lo agarró de la solapa de la chaqueta-. "Nada de médicos, nada de policías" –cerro los ojos, estremeciéndose-. "Me encontrarán… por favor… no deje que me encuentren… por favor…"

-"¿Cómo?"

-"Por favor…" -suplicó dolorosamente antes de bajar la cabeza y dejar caer el brazo.

Harry deslizó las manos debajo del suéter y le registro los bolsillos de la falda; ella reacciono instintivamente ante aquella violación contra su intimidad. No encontró nada, ni un documento o billetera. Fijándose que no tuviera más heridas que la de detrás de la oreja descubrió que llevaba una cadena de oro en el cuello, leyó la inscripción de la medalla con los dedos: Hermione.

Se preguntó si la había enviado alguien. Había sido cuidadoso, pero era posible que después de seis meses, se las hubieran ingeniado para encontrarlo. Sabía que intentarían localizarlo tarde o temprano, pero… ¿habrían enviado a una mujer en su persecución, especialmente una tan joven y, evidentemente, tan poco experimentada? Era difícil de creer, lo cual no hacia más que aumentar sus sospechas.

Un trueno estremeció de nuevo las paredes de la cabaña. Frunciendo el ceño, Harry pensó que la joven vería cumplidos sus deseos. No tenia teléfono para llamar a alguien, y aunque lo hubiera tenido, nadie habría salido a la montaña con este tiempo. La miro y se levanto con ella en brazos, suspirando.

-"Bueno, querida Hermione, parece que por el momento tendrás que quedarte aquí, con Wolf y conmigo. Y tendremos que quitarte esta ropa mojada antes de que te de hipotermia…"

Continuara…

Nota de la Autora:

Hola a todos! Sé que es un comienzo poco común y extraño, pero tenia la idea hace tanto en la cabeza que necesitaba plasmarla en algún lado, y más que nada saber si es tan descabellada como creo que va a ser. Con suerte y termina siendo un fic… jejeje XD

Si parece que vale la pena seguirlo, comuníquenmelo y pondré los siguientes capítulos.

Att. Lady Verónica Black.

PD: Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Sirius Black; Los hombres más tiernos y sexys que hay!"

¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!