Diclaimer: obviamente los personajes no me pertenecen, son de JK y aunque ya me harte de pedírselos como regalo de Navidad, no cambia de opinión… si alguien me da a Harry, Sirius o James, le estaré eternamente agradecida
Advertencia: En este fic pueden llegar a suceder algunas escenas lemon, léanlo bajo su responsabilidad, Okis?
Síntesis: El agente Potter sé encontró casualmente a una mujer herida, medio ahogada e inconsciente, que al parecer se llamaba Hermione y había perdido la memoria. Él dudaba de la veracidad de la historia de esa mujer… pero algo en su interior le decía que aunque ella no era peligrosa, no podía dejar de desconfiar… más que nada porque estaba haciendo que todo a su alrededor fuera un torbellino de dudas que no sabia como manejar…
"Amor de Medianoche"
Por Lady Verónica Black.
(Reeditado)
Capítulo TreceLa oficina era pequeña, de un tamaño apenas suficiente como para contener un escritorio, dos archivadores, una máquina de fax y una computadora. No había pintura en las paredes, ni asientos cómodos, ni plantas. Una ventana de cristal antibalas daba al estacionamiento vació de un edificio de oficinas, y un complicado sistema de alarmas garantizaba una completa seguridad, así como una intimidad total.
Harry se apoyo en el respaldo de la silla, y se estiró; con un suspiro de cansancio, apuro el último trago de café y miro sin mirar el montón de carpetas que tenia sobre el escritorio.
Draco Malfoy, treinta y tres años. Agente especial, doce años en el Grupo Especial de Investigaciones. Había trabajado en el departamento de Asistencia Jurídica, Justicia y Asuntos Internos. Como Ron le había dicho, había alcanzado un puesto bastante considerable a base de ascender con excesiva lentitud peldaño a peldaño. Según los archivos que Harry había recibido por fax, parecía como si sus superiores lo hubieran ido promocionando muy a su pesar, reacios a esto. Trece años. ¿Porqué había arriesgado su carrera a esas alturas matando a Marcus e intentando asesinar a Hermione?
Fuera lo que fuese, Marcus había averiguado algo, Malfoy lo había matado y luego había llevado a Hermione a las montañas con la intención de dejar atados todos los cabos. Podrían haber transcurrido semanas antes de que alguien hubiera descubierto su cuerpo, algo con lo que evidentemente Malfoy había contado. Una rueda pinchada y el instinto de Wolf eran los únicos factores que habían contribuido a salvarle la vida a Hermione.
Recordó el estado de Hermione cuando la encontró medio ahogada, casi congelada de frío, y su propia rabia cuando Malfoy entro en escena. Estrujo entre sus dedos el vaso de cartón y lo arrojó a la papelera, con la mandíbula tensa y los ojos entrecerrados de furia pensando en su próximo encuentro con Draco Malfoy.
Hermione aun seguía dormida cuando él había tenido que levantarse de la cama, casi dos horas antes. Después de vestirse en absoluto silencio se había quedado contemplándola, embelesado por su expresión inocente. ¿Cómo pudo habérsele ocurrido que ella era una agente? Demasiados años desconfiando de la gente lo habían convertido en un escéptico, en alguien que no tenia nada ni nadie en quien creer. Y se había esforzado por no cambiar, pero los tiernos ojos de Hermione y su espíritu confiado se le habían metido al alma, en el corazón. Nada en la vida le había resultado más difícil que esto, nunca nada lo había trastornado tanto, porque admitir que estaba locamente enamorado de esa mujer era algo que desencajaba totalmente de su forma de vida.
Era verdad, se había enamorado de ella como un idiota. Pero era un idiota feliz por ella.
¡La amaba!
Ese pensamiento todavía lo hacia sobresaltarse, nunca en su vida creyó poder llegar a sentir algo así por alguien, pero en cierta forma le alegraba sentirlo, porque este amor que tenia dentro suyo y que no podía dejar de sentir le estaba haciendo conocer cosas preciosas. Pero a pesar de todo, sabía que no debía alegrarse demasiado, porque en su momento tendría que dejarla ir.
La rabia lo volvió a asaltar, pero era una rabia muy diferente a la anterior. Era rabia a la idea de tener que separarse de la única mujer que había logrado que su marchito corazón vuelva a saltar de amor, la rabia de tener que separarse de la única mujer que le había interesado, de la única mujer a la que se sentía capaz de amar. Una mujer por la que seria capaz de morir, de sacrificarse en cuerpo y alma, sin con eso aseguraba su bienestar.
Y el hecho de que el día anterior ella misma hubiese intentado hacer lo mismo por él al haberse entregado a Malfoy con tal de protegerlo, lo había dejado profundamente conmovido y abrumado por una serie de sentimientos y sensaciones que nunca había experimentado. Si por lo menos hubiera una manera, tan solo una sola y remota manera de que...
Pero no la había. La rabia anterior se desintegró para dejar paso a un negro vació en su interior. Ningún agente dejaba su departamento, y no había manera de admitir a Hermione en su mundo.
La máquina de fax se puso a funcionar de nuevo, proporcionándole la respuesta a su anterior pregunta sobre las misiones que Draco Malfoy había realizado en los últimos cinco años. Harry leyó el informe. Su última misión, la que estaba realizando actualmente, tenia que ver con la vigilancia de un empleado de una compañía de seguros sospechoso de traficar obras de arte por todo el mundo.
El ojiverde de golpe se tenso, convencido que no era una simple coincidencia que la misión de Draco Malfoy tuviera relación con el mundo del arte. Rápidamente reviso las ultimas misiones que había realizado en el último año, y su mirada quedo fija al leer un nombre que le hacia tremendamente conocido: Jacques D'mouton.
Maldiciendo entre dientes, Harry recogió las carpetas, cerro la puerta de la oficina privada y volvió a toda velocidad al hotel.
O o o o O
El vigilante nocturno de la biblioteca no solo dejo pasar a Hermione, sino que también le presto algo de dinero para pagar el taxi cuando le contó que se había olvidado la cartera en la casa. Después de tener que soportar un discurso del hombre mayor acerca de los jóvenes que salen a la calle a horas extrañas, subió al tercer piso por las escaleras y entro en la sala de arte. Cuando las puertas dobles se cerraron a su espalda con un sonoro eco, no pudo evitar estremecerse de miedo.
No tenia mucho tiempo, ya casi eran las cinco y media de la mañana. Prefiero no pulsar el interruptor de la luz, pensando que seria mejor que solo el vigilante supiera que se encontraba allí. Los empleados de la limpieza llegarían en torno de las seis, y tenia intención de marcharse mucho antes.
Tragándose el nudo que sentía en la garganta, recorrió a oscuras las altas estanterías y se dirigió a su oficina, que se encontraba en la parte trasera de la gran sala. Conocía perfectamente el camino, así que no tenia la necesidad de andar con una luz. Momentos después cuando entro a su oficina y se sentó frente a su computadora sintió un leve alivio al verse en su ambiente.
La pálida luz de la pantalla no tardo en iluminar tenuemente la pequeña habitación. No conocía los documentos con los que había trabajado Marcus, pero si conseguía encontrar la sucesión de páginas que había visitado podría al menos seguir su ruta por Internet y encontrar la misma evidencia que encontró él. Después de teclear la contraseña, observo las direcciones que aparecían, y los términos que había puesto en los diferentes buscadores: 'Registro de Obras Perdidas'...'Fundación Internacional de Investigaciones Artísticas'...'Departamento de Justicia'...
Sintió un estremecimiento de excitación. Ya sabía precisamente lo que estaba buscando, a Jacques D'mouton.
Nada más escribir esas dos palabras, Hermione empezó a guardar todos los archivos que hubiera con información sobre él: sus pinturas robadas, investigaciones diversas, subastas privadas...
Fue examinando los datos conforme los iba imprimiendo. Y cuando las piezas comenzaban a encajar en su lugar empezó a comprender todo lo que había descubierto Marcus, un frío estremecimiento le helo los huesos. Tenia que entregarle rápidamente aquella información a Harry.
Miro el reloj que estaba colgado sobre la pared, las cinco y treinta y cinco, tenia que apurarse... Cinco minutos más tarde recogió todas las hojas que había impreso y las guardo en una carpeta. Ya se disponía a apagar la computadora cuando un suave susurro la sobresalto...
-"Hola, Hermione."
La castaña se quedo paralizada, cerro los ojos presa del pánico, lentamente se dio la vuelta y abrió los ojos. La silueta de un hombre se recortaba sobre el umbral de la oficina. Cuando dio un paso adentro de esta, la pálida luz del monitor ilumino su rostro de expresión adusta, y seria.
"Oh, Dios, no", exclamo Hermione para si misma.
Draco Malfoy estaba ahí. La había encontrado.
-"¿Cómo lograste entrar?" –susurro con voz ronca.
-"No ha sido muy difícil convencer al vigilante."
El pánico se paradero de ella, y rezo para que nada malo le hubiera ocurrido al pobre hombre. Detrás de Malfoy, oculto entre las sombras, distinguió otra figura, la de Goyle. No tenia ninguna duda de que Crabbe también estaba cerca. No había nadie a quien pudiese llamar, nadie que pudiera ayudarla.
"Harry, lo siento tanto, si por lo menos te hubiera esperado..."
-"¿Cómo me has encontrado?" –pregunto ella, de espaldas a su escritorio.
-"Admito que los perdimos durante un buen tiempo, pero suponíamos que volverías aquí en algún momento. Su amigo, el señor Potter, dispone de bastantes recursos para ser un simple vendedor de seguros. Algo me dice que esconde algo..." –suspiro-. "Pero dado el poco tiempo del que dispongo, me temo que no voy a poder investigar el asunto antes de..". –miró la carpeta que sostenía en las manos y arqueo las cejas-. "Vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí?"
"Tranquila, quédate tranquila.", se aconsejaba Hermione mientras respondía:
-"Todo termino, Malfoy. La policía vendrá en cualquier momento. Ya saben todo lo que has hecho."
-"Y, exactamente..." –la miro durante un buen rato- "...¿qué es lo que saben?"
-"Que estabas a cargo de la misión cuando las pinturas de Jacques D'mouton fueron recuperadas en un almacén de Los Ángeles. Y que solo informaste sobre el descubrimiento de siete, cuando de hecho eran diez obras las que habían sido robadas. Porque, usted, se quedo con las otras tres en su poder."
-"Los agentes federales" –replico Malfoy, acercándose a ella-, "están obligados a respetar las leyes del país en el que se encuentran. ¿Cómo iba yo a violar un juramento tan sagrado como ése?"
-"Quizás por los doce millones de euros que un coleccionista alemán estaba dispuesto a pagarle por esos cuadros" –Hermione hacia un gran esfuerzo para no dejar de hablar, intentando ganar tiempo-. "Marcus averiguo en el Registro de Obras Perdidas que las tres pinturas de D'mouton no habían sido registradas como robadas, lo que significa que cualquiera puede venderlas en el mercado internacional sin que nadie tuviera idea que era ilegal. Pero Marcus si lo sabía" –continuo, midiendo mentalmente la distancia que la separaba la puerta, pero aunque lograra liberarse de Malfoy, no podía desembarazarse de Goyle-. "Él tenia un especial interés por las pinturas de D'mouton, así que se puso a profundizar en el tema, investigo e hizo muchas preguntas. Y todas las respuestas llevaban a una sola persona... a usted. Y obviamente, usted, Malfoy, al descubrirlo lo asesinó."
-"Una historia muy interesante" –comento el rubio mientras sacaba una pistola del bolsillo interior de su saco-. "Es una pena que nadie más pueda saber este gran descubrimiento que ha hecho tu pobre e idiota amigo, que espero... no descanse en paz."
-"Ya te dije que la policía esta enterada..." –horrorizada, miro fijamente el arma.
-"Eres una mentirosa incorregible, Hermione" –repuso Malfoy, suspirando-. "Vos no habrías ido a la policía sin contar con alguna prueba. Y quiero darte las gracias por el trabajo que acabas de tomarte al conseguir las pruebas que tenes en las manos... para mí. Esto me facilita mucho las cosas para poder borrar bien mis huellas."
-"Nunca vas a salir bien de esta" –replicó Hermione, disgustada con el temblor que resultaba evidente en su voz.
-"Por supuesto que sí. El taxista que te trajo hasta acá se ha mostrado muy dispuesto a colaborar con el FBI. Ya envié a mis hombres para que vayan al hotel y se encarguen del señor Potter" –sonrió y miro por encima del hombro a Goyle-. "Una joven violada y asesinada cuando estaba trabajando sola en medio de la madrugada... Eso es algo que sucede muy a menudo, ¿no?."
"¡Harry! ¡Oh, Dios mío, no!", exclamo en silencio Hermione, presa del pánico. Lo sorprenderían desprevenido y lo matarían. Tenia que avisarle. ¿Pero cómo? Malfoy iba a matarla allí mismo...
Sintió que se le debilitaban las rodillas ante ese pensamiento. Miro el rostro de Malfoy, brillante como una fantasmagórica máscara blanca. Echando un vistazo al monitor de la computador que estaba a su lado, se dio cuenta de repente que la única luz que había en toda la sala procedía de la pantalla. La CPU estaba bajo el escritorio, al lado de sus pies.
Era una posibilidad arriesgada, pero no tenia otra elección. Agarrando la carpeta con una sola mano, cayó de rodillas ante Malfoy.
-"¡Por favor, no me mates!" –grito desesperada, para intentar distraerlo mientras deslizaba la otra mano bajo el escritorio, hacia la toma de corriente-. "Por favor, no le diré nada a nadie. ¡Haré lo que quieras, cualquier cosa! ¡Pero por favor, no me mates!
Cuando palpo con los dedos el cable, tiró de él de un movimiento rápido y de golpe todo quedo en una insoldable oscuridad. Malfoy maldijo en voz alta, y Hermione lo sintió moverse hacia ella, pero saltó a un lado y lo esquivó. Luego corrió hacia la puerta.
-"¡Encontra el interruptor de la luz!" –oyó que Malfoy le gritaba a Goyle furioso-. "¡No la dejes escapar! ¡Matala!"
Era como si todo estuviese sucediendo de nuevo, igual que aquella primera noche en las montañas. Podía sentir el retumbar de la sangre en sus sienes, y los gritos de Malfoy retumbaban en sus oídos. Pero no permitiría que lastimaran a Harry. ¡Eso jamás! Se pregunto en dónde estaría. ¿Y si ya era demasiado tarde para ayudarlo?¿Y sí él ya...? ¡No! Se obligó a desechar de su mente ese horrible pensamiento, negándose a aceptar aquella posibilidad. Tenia que tranquilizarse, pensar, razonar...
Contaba con la ventaja de conocer perfectamente la biblioteca. Había diez largas filas de estanterías, divididas por un pasillo y varias mesas y sillas cerca de la puerta de salida. Tendría que orientarse por el laberinto de estanterías y encontrar la salida. Pero sabía que Malfoy o Goyle la estarían esperando allí, además Crabbe estaba en alguna parte del exterior de la biblioteca. Nunca podría sortearlos a todos. La única salida estaba en la esquina opuesta y llevaba a la sala de historia, con lo que se alejaba aun más de la salida.
Goyle y Malfoy seguían gritándose entre sí, y Hermione podía oír el ruido de los libros al caer de los estantes. No disponía de mucho tiempo antes de que Goyle encontrara el interruptor de la luz.
-"Hermione" –Malfoy siseó su nombre, y la castaña se dio cuenta que estaba cerca, muy cerca de ella-. "Sabes que no puedes escapar. No me lo pongas tan difícil, ¿sí, nena?"
Conteniendo el aliento , Hermione continuó andando hasta el final de la fila de estantes, luego tomo un libro ligero y lo lanzó por encima de las estanterías tan lejos como pudo. En seguida, cuando escucho los pasos apresurados de sus perseguidores, se quitó los zapatos, se los puso bajo el brazo y corrió hasta la puerta que comunicaba con la sala de historia.
Malfoy y Goyle todavía seguían gritando, buscando a la vez el interruptor de la luz y a Hermione.
"Solo unos metros más...", se dijo la chica muy nerviosa. Si conseguía cruzar el umbral, podría bajar por la escalera trasera del piso principal, y desde allí llamar a la policía por el teléfono público que había frente a la biblioteca. Bajo sus pies sentía el suelo fresco y resbaladizo, haciendo que su paso fuera torpe y lento. Ya casi llegaba a la puerta...
De repente las luces de la sala se encendieron.
-"¡Quieta!"
Hermione se detuvo, no había un solo lugar en dónde pudiera esconderse. Malfoy se acercó a ella furioso, sin dejar de apuntarla con su arma. Hermione lo miraba a los ojos desafiante, como retándolo a que disparara.
-"Encárgate vos" –le ordeno a Goyle, que se encontraba unos metros atrás de él con una mano sobre el interruptor de la luz que estaba al lado de las puertas dobles de la sala-. "Se que es algo que venís deseando desde esa noche."
Una tensa sonrisa se dibujo en los labios de Goyle. Retirando la mano del interruptor dio un paso hacia Hermione, sin despegar su lujuriosa mirada de la figura de la castaña.
En el instante que Goyle llego a dar un solo paso las puertas de la sala se abrieron de golpe. Un figura negra embistió a Goyle con la velocidad de un rayo, derribándolo; luego se volvió hacia el rubio, y dándole una patada en la mano lo desarmo.
-"¡HARRY!" –grito Hermione, aliviada de verlo con vida, pero de inmediato volvió a gritar al ver que Goyle se levantaba del suelo y se dirigía hacia el ojiverde con el puño levantado.
Harry se volvió con rapidez para propinarle un puñetazo entre los ojos que lo tumbo inmediatamente al suelo, inconsciente.
-"¿Quién diablos es usted?" –le pregunto Malfoy con los ojos entrecerrados por la rabia.
-"Un simple agente de seguros" –dijo Harry con una ligera sonrisa-. P"ero solo en sentido figurado, claro. Me temo que no podría hacerle una póliza ni aunque quisiera" –dijo con una sonrisa traviesa, pero poniéndose serio de golpe, continuo:- D"espués de que los tribunales se encarguen de usted, Malfoy, me temo que no tendrá mucho futuro por delante... ¿Estas bien, Hermione?"
La joven quería correr hacia él, arrojarse a sus brazos, pero las piernas se negaban a obedecerle.
-"Crabbe, todavía esta por ahí, en alguna parte, no podras con los tres juntos Potter..."
-"Ah sí, mi viejo amigo Crabbe. Ya nos hemos saludado."
-"Fue Malfoy quien robo las pinturas" –dio Hermione, ansiosa-. "Marcus lo descubrió y por eso lo mataron."
-"Lo sé" –repuso Harry mientras alejaba con el pie la pistola de Malfoy, para que no se le ocurriera intentar alcanzarla-. "Hice una pequeña investigación por mi cuenta."
-"Nosotros también."
Hermione se quedó boquiabierta al ver aparecer en el umbral a un hombre alto y fuerte, vestido con ropa negra, de cabello corto y pelirrojo. Su intensa mirada azul abarco toda la sala sin perder un solo detalle. Tras él un grupo de seis hombres se quedaron en espera de instrucciones.
-"Hey, Weasly" –lo saludo Harry, con una sonrisa torcida y las cejas levantadas-, "llegas un poquito tarde, ¿no te parece?"
-"La próxima vez no me llames a mi casa en medio de la madrugada para que llegue al otro lado de la ciudad en cinco minutos, Potter" –le respondió el pelirrojo con la misma mueca.
-"¿Qué paso con el 'Siempre Listo', Ron?" –dijo Harry con sarcasmo.
-"¿Este es nuestro hombre?" –pregunto Ron con la mirada fija en Malfoy, ignorando el comentario del moreno.
-"Soy un agente del FBI" –respondió el aludido-. "Usted esta interfiriendo con un caso federal, y el castigo a eso..."
-"Ahórrate toda esa basura, Malfoy" –lo interrumpió Harry-. "Llévate a este hombre fuera de mi vista ya, Ron. Estoy a punto de perder lo último que me queda de control..."
El pelirrojo ordeno a sus agentes que se lo llevaran, pero Goyle de repente se abalanzo sobre Harry, golpeándolo en un costado y haciéndole perder el equilibrio. Los agentes entonces se ocuparon de Goyle dejando sin vigilancia a Malfoy, que salto al suelo para recoger el arma, rodó por uno de sus lados y apunto.
-"¡ESTO ES TU MALDITA CULPA, PERRA!" –fuera de sí el rubio apunto a Hermione, pero en el momento del disparo un par de agentes se lanzaron sobre Malfoy impidiéndolo, mientras Harry tiraba a Hermione al piso quedando él parado ante ella. Malfoy en un ataque de rabia logro que el arma se disparara. Al momento sonó otro disparo, era del arma de Ron, que tuvo como blanco el entrecejo de Malfoy.
Todo pareció como si fuera en cámara lenta, el disparo dio de lleno en el costado de Harry. Este se tambaleo perdiendo el poco equilibrio que le quedaba cayendo de rodillas frente a la chica. Hermione desesperada se arrodillo a su altura y le tomo el rostro.
-"¡Harry! ¡Dios mío, por favor, Harry!" –decía ella angustiada al ver la cantidad de sangre que salía de la herida-. "Harry, por favor aguanta..."
-"Her...Hermio-ne... yo.. yo... –Harry la miro a los ojos, con su mano llena de sangre acaricio la mejilla de la castaña, sentia que poco a poco iba perdiendo el sentido- "... Gracias, Hermione, yo te, yo..."
-"¡No, Harry, ahora no!" –grito desesperada la castaña, ya sin poder evitar que sus rostro se llenara de lagrimas.
-"Tiene que ser ahora, Herrr-mione... perdona por no cumm-plirr la proo-messa..." -la voz de Harry cada vez era más suave, y ella apenas si lograba escucharlo-" ... yo-oo te... Te amo, preciosa."
Y con una suave sonrisa los ojos de Harry se fueron cerrando de a poco, perdiendo el conociemiento.
Hermione chillo desesperada al ver que Harry se desplomaba en el suelo entre medio de un gran charco de sangre.
-"¡HARRY!"
O o o o O
Se respiraba un denso olor a antiséptico en los corredores del hospital. Un médico vestido de verde estudiaba un grafico mientras caminaba por el pasillo apenas iluminado por una débil luz; Hermione lo observaba nerviosa cuando lo veía desaparecer de tanto en tanto por las puertas que comunicaban con el quirófano. Durante las últimas cuatro horas había intentado varias veces abrir esa puerta, para por lo menos hablar con alguien que pudiera decirle que pasaba con Harry. Y cada vez que había intentado entrar, un vigilante la había interceptado del otro lado para decirle, educada pero firmemente, que no había ninguna noticia nueva y que tendría que seguir esperando en el pasillo.
Las enfermeras se habían mostrado igual de educadas, a la vez que herméticas, y Hermione no había vuelto a ver a Ron desde que se llevo a Harry en la ambulancia. Uno de los otros agentes la había acompañado al hospital, para luego desaparecer sin dar ninguna explicación.
Ya habían pasado cuatro horas de eso, y se estaba volviendo loca de la angustia.
La pesadilla se repetía una y otra vez en su mente. Malfoy forcejeando con los agentes, Harry tirándola al piso y poniéndose frente a ella, un disparo, las palabras de Harry... y el eco de su propio grito resonando en sus oídos sin cesar.
Malfoy había dejado de existir, y Harry estaba tendido en una mesa de operaciones luchando por su vida.
Todo esto no podía ser real, era imposible. Después de todo por lo que habían pasado... se negaba a creer que no fuera a recuperarse. Él tenia que hacerlo.
Hermione no podía perderlo. Lo amaba demasiado para poder soportar el pensamiento de una vida sin Harry, incluso aunque su mundo no la incluyese a ella, necesitaba saber que estaba vivo.
Se incorporó de inmediato con el corazón latiéndole acelerado al ver que un médico salía del quirófano, y aparentemente se acercaba a ella. Pero paso de largo para dirigirse a una pareja que estaba al fondo del pasillo. Abatida, Hermione volvió a derrumbarse en su asiento, parpadeando varias veces para no derramar más lagrimas.
Oyó entonces un murmullo de voces a lo lejos y el sonido de teléfonos y sirenas sonando a lo lejos. Ya no podía permanecer ahí sentado esperando por más tiempo. Tambaleándose ligeramente, se levantó y se dirigió hacia las puertas que comunicaban al quirófano. Cuando las abrió el vigilante apareció de nuevo, impidiéndole la entrada.
-"Va a tener que dispararme o arrestarme para detenerme" –declaro Hermione con un tono sorprendentemente calmo, mirándolo fijamente-. "Porque voy a pasar y no me iré hasta que hable con alguien."
El vigilante empezó a discutir, pero Hermione paso de largo delante de él, e incluso lo empujo al ver que intentaba tomarla del brazo. Al llegar al corredor interior, entro en la primera habitación que vio, estaba vacía. Entró luego a la contigua, ignorando los gritos del vigilante, y vio a una mujer que estaba fregando el piso.
Ya se disponía a dirigirse a la tercera habitación cuando la puerta se abrió en ese mismo momento, dando paso a la imponente figura de Ron. Hermione alcanzó a ver en su interior a un equipo de médicos, sin las mascarillas y consultando unos papeles. Todos se volvieron para mirarla.
-"Señorita Granger..."
-"Voy a entrar" –le advirtió fríamente la joven.
-"Hermione..." –Ron la agarró entonces de los brazos, mientras que una enfermera cerraba la puerta.
-"¡Maldita sea...!" –exclamo la castaña, rechazándolo con lagrimas en los ojos-. "¡No pueden impedirme que lo vea!"
-"Hermione..." –le dijo Ron con tono suave, agarrándola de los hombros-. "Lo siento mucho."
Un frió terror se apoderó de ella. Lo miro fijamente, intentando pronunciar alguna palabra, palabras que se negaban a salir de sus labios.
Vacilando, Ron indicó con los ojos la habitación que estaba a su espalda, y luego volvió a mirar a Hermione. Mantenía la mandíbula muy tensa, la boca era una dura y fría línea, pero sus ojos estaban brillantes, como si quisiera contener las lagrimas.
-"Se nos ha ido, Hermione. Harry, él..." –Ron cerro los ojos y respiro profundamente-. "De verdad lo siento mucho, Hermione, los médicos no pudieron hacer nada. El disparo dio de lleno en el hígado y la hemorragia interna y los daños eran demasiados..."
-"No entiendo..." –dijo ella empezando a temblar ligeramente.
-"Harry... él murió, Hermione."
Con oír esas palabras, de repente todo se volvió oscuro a su alrededor, él se había ido.
Continuara: Epilogo...
Nota de la Autora:
Hola a todos! Se que esta vez me excedí con el retraso pero le pido una muy gran disculpa, se que no viene el caso pero la verdad tuve algunos problemas personales, además de tener que dedicarle mucho tiempo al estudio, lo que me dejaba con poco y nada de tiempo libre. Espero que a pesar del tiempo pasado disculpen mi retraso.
Pasando al fic, bueno... qué les puedo decir? Se que tal vez algunos me quieren matar, otros tal vez ya se imaginaban este desenlace en la historia, pero ¿qué opinan del final? ("Pregunta tonta, obvio que no les gusta" –piensa la autora XD) Me sugieren algo...? Jejeje no se preocupen que dentro de poco pienso subir un pequeño epilogo así que estén atentos, y lo más seguro (no prometo nada ) es que en unos días suba el próximo H&Hr, bueno siempre y cuando los resultados que den este último capítulo y el epilogo sean fructíferos...
Les agradezco cada uno de sus reviews y e-mails, créanme que cada uno de ellos fueron los que me ayudaron a volver a ponerme las pilas al cien y volver a escribir, y espero que en esta ocasión vuelva a pasar lo mismo.
Se despide con un gran beso, su fiel amiga
Lady Verónica Black.-
"Que la magia los acompañe, las estrellas guíen su camino, pero más que nada griten a todo pulmón: ¡¡Viva Xiao Lang Li, Eriol Hiragizawa, Harry Potter y Los Merodeadores (salvo la rata apestosa ¬¬)! ¡¡Los hombres más tiernos y sexys que hay!"
¡¡DEJEN REVIEWS, PORFISS…!
