–bah... he comido tu arroz muchas veces, esta pizza está mejor –comentó dispuesto a no ceder ni un paso más. Con ello sacó a Ishida de sus casillas.

–ya veremos qué dices después de esto ¿no quieres más pizza? –y tomando un pedazo se lo aventó contra la cara obligándolo a tragar. – ¿o te arrepientes y prefieres mi arroz? –amenazó nuevamente con dicho alimento.

Sora no hacía más que reírse de esos dos, era volver atrás. Quizás Matt tenía razón, a todos les gustaría retroceder a aquella época y no regresar. Volver atrás y no crecer, no darse cuenta que la vida era aún más complicada que aquello. A vivir ese amor ingenuo con Matt, y no preocuparse más que de estar juntos y esperar con ansias un "te quiero".

Esquivando una bala de arroz, Sora tuvo que detener la pelea entre esos dos. Se dio cuenta de lo que era la alfombra de la sala.

–¡Yamato Ishida y Taichi Yagami! –ambos se congelaron al instante.

–dijo nuestros nombres...

–…completos... –terminó la oración el chico rubio, tragando saliva.

–¡mírense cómo están llenos de pizza y dejaron todo sembrado de arroz¡cada uno va a agarrar en este mismo instante algo con qué limpiar, y se ponen de cuatro patas a hacerlo! –concluyó totalmente alterada. Los chicos, en completo silencio, obedecieron sumisamente.

Una vez terminado el trabajo, Sora les sonrió:

–así me gusta, todo muy limpio, gracias a los dos

–no me digas Matt –comenzó a decir Tai– ¿utilizó su psicología con nosotros?

–oh si, querido amigo, basta con ver esa sonrisa malvada y de satisfacción en su rostro –comentó cuchicheando.

–¿y uds qué murmuran? –los interrogó.

–¡nos la pagarás Sora¡¡motín! –Yagami dio el grito de guerra, y fue seguido por Matt, yéndose a cojinazos contra la pelirroja.

Luego de caer vencida por un ataque de cosquillas, Sora vio que ya era las nueve de la noche y se dedicó a ordenar la mesa. En eso sonó el teléfono:

–Tai, para ti. –le cedió el fono– y tú Matt vete a lavar esa camisa que está llena de pizza

–¿para qué? Así estaré más sabroso –dijo acercándose a ella.

–posiblemente, pero no más oloroso, por ahí pasaron los pies de Tai

–iagh... tienes razón, voy a ver qué puedo hacer –y se metió al baño a enjabonar la prenda.

–bien Sora, me tengo que ir, mi madre me tiene "en capilla" –anunció resignado.

–y cuándo no, Tai –sonrió de vuelta. – está bien, así podremos ir al concierto de Matt la otra semana, así que vete directo.

–si¡adiós chico teñido! –alzó la voz para hacerse oír, era la forma en que más odiaba Ishida que lo llamaran.

–hey, ven aquí y te muestro lo que es un pelo teñido! –se oyó desde el baño de ultratumba, luego de un nada agradable ruido de caída. – Sora... auxilio...

Luego de despedir a Tai, entró en el baño y encontró a su novio en el suelo, se había resbalado con el cubrepiso.

–pero Matt... –se arrodilló para ayudarlo.

–oh, muchas gracias señorita. Debería ser yo quien salvase a una damisela como ud –Sora comenzó a reír, como cada vez que Matt actuaba– pero puedo retribuirle con un gesto de todo corazón –le dijo cuando se estaba levantando y le acercó su rostro tomándola del mentón. La chica respondió el beso, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre él.

Notó su acelerado latir, cómo algo invisible le revolvía su estómago, así cuando antes de ser novios Matt se le acercaba demasiado. Era como volver a enamorarse.

Puso una mano sobre el pecho de Matt para guardar distancia, cayó en la cuenta de que estaba sin su camisa, y pudo ver por primera vez de una forma detallada el torso de su novio. Sabía que iba al gimnasio, pero sólo ahora observaba el cuerpo de Matt: sus músculos bien definidos, firmes, sin verse exorbitantes, su piel tersa confirmaba las sospechas de Sora sobre la oculta vanidad del chico.

Cohibida con la situación se hizo a un lado, dejando sus piernas cruzadas sobre las de él. Matt, comprendiendo lo que pasaba por la mente de Sora, le acarició suavemente el cabello, como un gesto de padre, y al verla más tranquila comentó:

–bueno, creo que mi camisa no sólo está sucia, sino que también esta empapada –dijo parándose, para cerrar el agua del lavamanos y estrujar la ropa que se había quedado olvidada.

–ah... bueno –continuó la pelirroja saliendo de su asombro– no creo que encuentre algo que te quede– salió del baño en dirección a su pieza para revisar sus cajones. – intenta con esto, es mi camiseta de soccer, lo más amplio que tengo –le lanzó la polera a Matt cuando apareció bajo el marco de la puerta. Sora se sentó a la orilla de su cama para observar qué tan mal podía quedarle la prenda a su novio.

–jaja si la ocupas en uno de tus conciertos para hacer "fan service" con algún guitarrista como Gackt, te aseguro que más de alguna se va con ataque cardíaco

–y tu ataque cardíaco no sería precisamente por verme con la polera¿no? –le respondió sentándose a su lado– estoy cansadísimo… –suspiró recostándose con cuidado.

–creo que la edad te comienza a afectar mi querido Matt, ya no luchan tanto tiempo como antes uds dos –se sonrió Sora acurrucándose a un costado del chico rubio, el sueño la comenzaba a vencer. En seguida sintió los dedos de Matt jugando con su pelo, quien a su vez se encontraba absorto observando la habitación de la chica. Había cambiado tanto como ella, tampoco esperaba ver las paredes pintadas de rosado, pero en los pósteres ya no había jugadores de football, a excepción de uno con un tal "El Ángel de Madrid". Los libreros estaban poblados de peluches, pero nada se comparaba a la pieza de Mimi. Y la cama, que años atrás tenía un cobertor con pelotas deportivas, hoy era cubrecama adornado con delicados tejidos a crochet. Por supuesto, nunca había sentido el perfume de Sora de ese modo, tan… presente, tan… tangible. Esa sensación lo hacía recordar lo enamorado que estaba.

Deseaba guardar ese olor para siempre, que sólo él pudiera percibirlo. Guiado por el aroma llegó al cuello de Sora. Quizás si lo absorbía podría apoderarse de él, pensaba mientras recorría con besos desde el cuello, hasta los labios de su pelirroja. Nada oponía resistencia a su plan.

Por su parte, Sora experimentaba una sensación desconocida, sin nombre aún para ella. Sentía una fuerza que luchaba por salir de su cuerpo de la forma que fuese, lo primero que intentó fue gritar, sacarla exclamando, pero la fuerza encontraba un callejón sin salida ante los besos de Matt. El muchacho rubio al no encontrar resistencia, posó sus manos en la cintura de Sora, parecía tan frágil que debía cuidar de ella. La chica se estremeció al percibir las masculinas manos de su novio en contacto directo con su piel, reconociendo su espalda, reconociendo sus pechos. Un escalofrío recorrió por su espalda, todo dejó de existir por unos segundos: la ciudad, los perros ladrando, el departamento, su pieza, incluso olvidó que estaba en su cama. Sólo… se estaba dejando llevar, quizás Matt sería capaz de sacar esa fuerza que la invadía por momentos…

Al volver en sí, se descubrió a sí misma reteniendo en su memoria cada centímetro de lo que el tacto de sus manos sentían en las anchas espaldas de Matt. Él había desabrochado el botón de sus jeans.

–sólo si quieres –le dijo mirándola a los ojos.

"¿Si quiero qué?" se preguntaba la pelirroja, "si quiero entregarme, si quiero arriesgarme, si quiero… ¿amarlo¿No puedo haber tenido la suerte de descubrir al amor de mi vida a los 17 años?" No podía decirle 'no' si lo amaba, pero tampoco le salía el 'sí' de la boca.

Optó por besarlo, quizás ese lenguaje sí lo entendería, no sería tan vago como un "sólo si quieres".

Yamato sin dejar de besarla, la hizo que recostara su cabeza suavemente en la cama. La piel de Sora se erizaba a medida que su piel sentía los dedos de Matt bajando suavemente por su vientre. Retiró un poco más los jeans de su novia, y con cuidado pero con seguridad introdujo su mano entre las pantaletas de la pelirroja para llegar a su entrepierna. Veía cómo la chica comenzaba a excitarse con los masajes. Luego de besarla unas cuantas veces más para decirle que todo estaba bien, pareció comprender. Cuando Matt se detuvo, le sonrió sinceramente. Sí, ella lo amaba, y él le correspondía.


Sora se sonrojó un poco al recordar aquella vez.

–¿qué tienes¿en qué parte del recuerdo de nuestra shakespireana actuación te perdiste? –le consultó un inocente chico rubio.

–em… en ninguna amor, creo que voy por más helado –se levantó de la alfombra caminando en dirección a la cocina.

Por el rostro de Sora, Matt ya podía adivinar en qué se había perdido. De seguro fue aquella noche…


Después de volver del baño, Ishida se apoyó en el marco de la puerta y se quedó observando a Sora cómo se arreglaba un poco el cabello, luego de haberse vestido. Cuando por fin encontró su mirada, le dijo que la amaba, y se fue a tender en el sofá del living.

Cuando comenzaba a conciliar el sueño llegó su novia a tenderse junto a él, como una niña que asustada por una pesadilla necesita el calor y la seguridad de su padre.

–gracias –fue lo que dijo antes de caer dormida bajo el brazo protector de Matt.


–Sora… tengo un tema un poco desagradable para hablar contigo –comenzó lentamente el chico rubio cuando vio llegar a su novia con el mencionado postre. Vio que hacía una mueca, pues debía saber de qué tema se trataba. La pelirroja suspiró profundamente sentándose en el sillón.

–dime, qué –respondió cortante. Sí, sabía qué tema quería tratar.

–es sobre… –la mirada de Sora le impedía hablar, pero algún día debían enfrentarlo, decidió partir con una introducción– sabes que a nuestra banda le va excelente, ya estamos en nuestra tercera gira…

–pero –Matt continuó rápidamente– no es algo de lo vamos a vivir toda nuestra vida, lo tenemos claro.

–¿tenías que hablar de esto justo hoy? –le interrogó Sora evitando mirarlo a los ojos.

–sí, porque sabes que en dos semanas cumpliré los 18 y podré postular –se levantó para ir a sentarse junto a su novia.

–pero… –los ojos de la chica se cristalizaron, y sus labios fueron posados por un dedo de Matt. No tenía razones de peso que decir… –¿por qué tan lejos¿por qué no aquí?

–sabes que no puedo desaprovechar la oportunidad que se me está dando, mi vocación es muy difícil de llevar a cabo con éxito, y si ocurre que puedo ir a Norteamérica, entonces no demostraría mi pasión al rechazar esta opción tan fácilmente.

–yo no te quiero lejos de mí… me da miedo, terror, perderte… ya lo hice dos veces, y una tercera…

–mi niña… –Matt la atrajo hacia sí, secándole las lágrimas que ya huían por su rostro. – sabes que no…

–sí, sé que no te voy a perder, puedes decir lo que quieras ahora, pero no sabes lo que pasará allá –soltó rechazando el consuelo del chico.

Era cierto, Ishida era quien se quedaba sin razones de peso ahora… Sin embargo, tampoco tenía el control de lo que sucediese en Japón.

Por Akassia (Darkdi)

La expresión "en capilla" no estoy segura si es de autoridad chilensis, pero de tosos modos es como una "alerta roja" que te ponen los paás, es como 'una más que hagas y considérate enclaustrado en tu pieza', bueno, castigado.

Cosecha: qué penaaaaa! TToTT que terrible dejar las cosas al destino, saber que las cosas sucederán no importa qué se haga para evitarlo. Ejem, bueno, el destino es un tema sobre el que podría divagar horas y horas, y nadie aquí está para eso.

Aquí tienen luego de siglos y siglos un nuevo capt, ya es verano y la inspiración ha llegado a mí. Muahaha. He pasado por un período estresantísimo en diciembre, tuve que dar la prueba para entrar a la universidad, luego las interminables semanas para ver los resultados, qué incertidumbre más grande sentí, y qué pasaba si no me daba para lo que quería? De ello depende el resto de tu vida, bueno, no DEPENDE, pero sí en gran medida digamos que es el condimento fuerte de la comida, jeje, es hora de almorzar.

Uffgran suspiro pero por suerte el puntaje me dio y pude postular a periodismo en la única O.O universidad que yo quería (sí lo sé, fui un poco cerrada, pero tenía mi objetivo claro), y finalmente entré de segunda en la carrera, con un 50 de descuento el primer año D, definitivamente un gran regalo para mis padres.

Bueno, bueno, que son cosas d mi vida y no los lateo. Según vayan los reviews publicaré… no diré fecha, ya ven cómo me fue con las "dos semanas" ejem. Pero me ayudan bastante, de hecho me apuré en publicar porq recibí un review en diciembre.

¡Adeus! Saludos a todos, y gracias por leer.