Abrumadora.
Uno junto al otro en sus respectivos canales de la pista, Keiishi y Hammerarm estaban listos para la largada. Los potentes motores rugían estruendosamente como si quisieran salir disparados por su propia cuenta fuera del bastidor que los sostenía unidos al resto de la máquina.
—¿Te sucede algo, Urd?
—¿A quien, a mí? Para nada ¿Por qué lo preguntas, Belldandy querida?
—Es extraño que todos estemos tan animados menos tú. La carrera está a punto de empezar y no has gritado ni una sola vez. Por eso te pregunto si estás bien.
—Si es por eso... ¡¡¡Vamos, Keiishi!!! —Comenzo a vitorear exageradamente— ¡¡¡Adelante Keiishi!!! ¿Ves? ¡Estoy perfectamente bien!
—Yo creo que le pasó algo cuando se metió a espiar dentro del trailer de ese tal Hammerarm —una gran gota de sudor apareció junto a la cabeza de Urd por aquella intervención repentina de Skuld— y no quiere decirnos nada al respecto.
—¿Te metiste a espiar dentro del trailer de esa chica? —Aún tras aquella confesión delatora de Skuld, Belldandy mantenía su habitual calma imperturbable e interrogaba a su hermana con gran tranquilidad— ¿Por qué lo has hecho?
—Bueno, yo... —Algo avergonzada, Urd chocaba las puntas de sus dedos índices, pero de pronto se dio cuenta de algo que aprovechó para cambiar el tema— ¡Espera un momento! ¿Cómo te diste cuenta de que es una chica?
—¿De qué hablas? Sí es bastante obvio. Primero que nada: no se deja dar palmadas en el trasero por los mecánicos —"vaya" pensó Urd, "aunque parezca distraidita en realidad no se le escapa nada"— segundo: ni una sola vez se ha rascado ninguna parte de su cuerpo en público, y tercero: si tú hubieras visto a un hombre dentro de aquel trailer, no habrías dejado pasar la oportunidad para contarle todo a Skuld para ver la cara de vergüenza que pondría ante los muchos detalles que le darías seguramente. Pero aún no me has dicho por qué fuiste a espiarla.
—Ni que fue lo que pasó —Skuld la miraba de cerca con intensas sospechas, Belldandy tampoco le quitaba su apacible mirada de encima. Urd solo pudo ver una oportunidad de escapar.
—¡Miren, la carrera está comenzando! —Gritó viva y alegremente señalando en dirección a los corredores, suspirando aliviada por un momento al ver que sus hermanas apartaban su atención de sobre ella.
Rojo, amarillo... ¡Verde! Las potentes motocicletas salieron disparadas en línea recta hacia la meta. Ambos iban muy parejos, codo con codo y cabeza con cabeza. Por primera vez Urd estaba realmente nerviosa por el resultado de una carrera. Parada en silencio tras sus amigos, no sabía bien a quien animar. Keiishi era algo así como su cuñado además de que le tenía mucho cariño, siempre había estado allí para animarlo, pero aquella chica extraña le había transmitido un sentimiento al que no podía ser indiferente. En el fondo quería vitorear por ella y quería verla victoriosa, fue por eso que se dio una palmada en la frente y reaccionó.
—¡Keiishi va a ganar! ¡Keiishi es el mejor! —Después de todo los viejos amigos están primero.
Fueron solo unas cuantas centésimas de segundo las que tardaron en recorrer el cuarto de milla que era la distancia de aquella carrera. Durante todo ese tiempo infinitesimal que se sintió como infinito para ambos corredores y sus equipos, ellos permanecieron muy parejos. Fue una de esas carreras en las que solo se pudo saber quien ganó una vez que hubo terminado por completo.
—Ha sido un final de fotografía —dijo Skuld un poco como señalando lo evidente— Realmente ha estado muy reñida la carrera.
—Keiishi ha ganado, estoy segura.
—Como si pudieras pensar otra cosa, o como si ese tonto pudiera perder luego de que yo le he ayudado con el diseño del motor.
—Él siempre te ha agradecido mucho eso, Skuld —dirigió de nuevo su atención hacia Urd tras ellas— Has vuelto a quedarte callada, hermana. ¿Segura de que te encuentras bien?
—Debe estar enferma —dijo Skuld con algo de desdén mirándola por encima del hombro— para que no este haciendo escándalo como una desaforada...
—¿Qué quieres decir, pequeña revoltosa...? ¡Keiishi, estás de vuelta! ¡Arriba Keiishi! (Ya verás luego, enana)
—(Ya verás tú, escandalosa)
Ambas se estaban haciendo caras y sacándose la lengua, pero Keiishi no le prestaba atención a nada de eso, en aquel momento, incluso con los nervios de no saber a ciencia cierta si había ganado la carrera, él solo tenía ojos para la serena belleza de Belldandy.
—Has corrido muy bien, Keiishi.
—Gracias, Belldandy, pero si he ganado de seguro habrá sido por la buena suerte que ustedes me traen.
Urd y Skuld dejaron de pelear por un momento, la mayor abrazo por el cuello a la menor alegremente— Ten por seguro que siempre estaremos aquí para apoyarte ¿No es así, Skuld?
—¡Hum! —Apartó la cara, todavía culpaba a Keiishi de haber separado a su querida hermana de ella.
—Mira, parece que la otra corredora viene a felicitarte.
Al escuchar esas palabras, Urd palideció levemente y con rapidez se ocultó tras su hermanita Skuld.
—¿Qué haces, Urd? ¿Por qué te escondes?
—Eh... ¡Creo que se me está desabrochando el top de mi bikini! Por favor cúbreme mientras me lo arreglo.
Con eso esperaba salir del paso y pasar desapercibida evitando la posibilidad de que a Hammerarm le pareciera demasiada casualidad que ella se pareciera tanto a la muñeca que tanto le había gustado hace rato. Por un momento parecía que se iba a salir con la suya mientras que se felicitaban mutuamente con amabilidad y cortesía, pero no tuvo tanta suerte.
—...y tras ella está mi hermana mayor, Urd —dijo Belldandy tras presentar a todos los del equipo con su habitual amabilidad, haciendo que Urd maldijera en silencio su mala pata.
Con un cómico y malicioso paso a un lado, Skuld se apartó dejando totalmente al descubierto a Urd, quien estaba a punto de simplemente desaparecer sin importarle nada lo que pudiera pasar luego. No se atrevía a mirar de frente a la corredora, pero no pudo ignorar aquella mano tendida cortésmente frente a ella.
—Soy Cheery Hammerarm, es un placer conocerla, señorita Urd.
Una miradita veloz de reojo tranquilizó a la diosa al permitirle descubrir que la muchacha la miraba con una tranquila sonrisa sin parecer estar alterada por ningún motivo. Parecía que Urd había tenido suerte al menos en que ella no le relacionara con la muñeca. Ya tranquila, Urd devolvió el saludo haciendo gala de toda su habitual alegría y espontaneidad.
—¡El placer es todo mío, Cheery! —Tomó su mano con fuerza y comenzó a agitarla animadamente— ¿No te importa que te llame Cheery, verdad? ¡Después de todo, no hay razón para no comportarnos como amigas!
Cheery la observaba en silencio, sus labios temblaban ligeramente mientras sonreía, aunque estaba escuchando atentamente cada palabra que salía con alegría de la boca de Urd, sintiéndose como si estuviera dándose un baño de júbilo solo por estar parada frente a ella, no podía dejar de pensar en una sola cosa. Tenía algo que decir, así que de pronto se bajó el cierre de su overall con su mano libre hasta bien por debajo de sus senos y antes de que Urd pudiera reaccionar de cualquier manera ante aquel extraño comportamiento, Cheery le hizo apoyar la palma de su mano izquierda sobre la húmeda piel de su pecho, justo sobre su corazón.
—¿¡Qué...!? —Urd estaba más allá de la sorpresa. Por suerte o alguna extraña casualidad nadie las estaba viendo al estar tan distraídos por la celebración de la victoria de Keiishi; no que a Cheery pareciera importarle. Con una apasionada voz profunda llena de un intenso sentimiento le habló a Urd como sigue.
—Por favor no te vayas de este lugar sin tomar mi corazón, ya que desde antes de existir dentro de mí ya era tuyo, pues tú has existido dentro de mí mucho antes que este corazón de carne y sangre que te entrego con mi vida y todo mi amor.
Por primera vez en su vida había encontrado a alguien más impulsiva que ella y eso había dejado a Urd sin palabras. ¿Qué podía decir ante el sincero y poderoso latir de aquel corazón que sentía hacer vibrar todo su cuerpo por segunda vez?. También era la primera vez que se sentía a punto de derretirse por alguien en toda su vida, el que fuera por un mortal era una cosa, pero el que fuera por una mujer mortal era realmente demasiado. Sabía que debía rechazarla, no solo por su condición de diosa (que al fin y al cabo no era lo más importante considerando lo que ella había estado haciendo por el amor entre Belldandy y Keiishi) sino porque no se consideraba capaz de corresponder a una pasión tan exacerbada como aquella, en especial de parte de una mujer (Urd había hecho cosas locas en su larga vida y por diversión había roto muchas reglas, pero "esa" en particular nunca le había pasado verdaderamente por la cabeza, así que esta también era la primera vez en ese sentido), pero aún con todo esto presente en su mente, la verdad era que una parte de ella (quien sabe si su mitad diosa o la de demonio) en realidad deseaba aceptar aquel hermoso amor que le ofrecían tan libre y espontáneamente, porque después de todo lo libre y espontáneo es por mucho lo que mejor le sienta, pero...
—Lo siento... —La voz de Urd resonó con tristeza— Pero no puedo corresponderte con la misma pasión que me muestras —Ambas dejaron escapar al mismo tiempo un par de pequeñas lagrimas— Perdóname por favor por no entregarme a ti con todo el amor que te mereces, pero la verdad es que me es imposible hacerlo. Te suplico que lo entiendas.
Se miraron la una a la otra con ojos temblorosos desde los que se escapaban rodando por sus rostros pequeñas y cristalinas lagrimas, justo como aquella que Urd aún guardaba entre su busto. Luego de una fuerte inspiración y un apenado suspiro, Cheery fue capaz de hablar de nuevo.
—Está bien, he sido yo quien se ha lanzado de cabeza y con los ojos cerrados. Por favor perdóname tú por haberte asaltado emocionalmente de esta manera. Es solo que no he podido resistirme a la emoción que me ha provocado verte... Fue extraño... Por un momento sentí... ¡Oh, lo siento! Aún estoy sosteniendo tu mano —rápidamente la soltó, Urd retiró su mano muy lentamente, casi como prestándose para una mala interpretación— Nuevamente me disculpo. Es la primera vez que me pasa algo así... —Visiblemente avergonzada se volvió a subir el cierre mientras se rascaba tras la cabeza— Con una mujer al menos... No creí que fuera capaz de cometer esta clase de locuras, lo siento mucho. Yo... Ojalá todavía podamos ser amigas...
—¡Por supuesto! —Un resplandor de felicidad brilló en el rostro de Cheery, era seguramente el reflejo de la alegría que le transmitía Urd— ¡Y por suerte para ti yo conozco la mejor cura para el desamor...!
—¿Desamor? ¿De qué hablan muchachas? —Como salida de la nada, Belldandy había tomado a Urd por sorpresa, haciéndola que casi pegara un brinco hasta el cielo del susto, con todo lo que le había pasado en ese día ya no estaba para más sobresaltos. Luego de recuperar el control de su respiración y darse unos cuantos golpecitos en el pecho, Urd pudo hablar.
—¡Cielos! Deberíamos ponerte un cascabel.
En silencio, Cheery contemplaba la escena con gracia.
—¿En serio? —Respondió Belldandy— ¿Y eso por qué?
—¿Tenías algún motivo para aparecer de pronto, hermanita?
—¡Oh, sí! ¡Señorita Hammerarm! ¡La están buscando para comenzar la entrega de premios! —De pronto cambió su expresión serena y observó a Cheery preocupada— ¿Se encuentra bien, parece que ha llorado un poco?
—No es nada, gracias por preocuparse. Es solo que alguien muy especial para mí me ha dado una noticia mala y otra buena —dijo esto mirando a Urd con ternura, está última esperaba que ese pequeño detalle se le escapara a su hecha la tontita, avispadita hermana— estaré bien. Gracias por tomarse la molestia de venir a avisarme, y por favor llámeme Cheery. Debo apresurarme, con permiso.
Con prontitud se dirigió al podio, deteniéndose por un momento al escuchar que Belldandy le llamaba.
—¡Cheery! —Una vez que la interpelada se dio la vuelta, terminó su mensaje— ¿Le gustaría acompañarnos a cenar esta noche, si no tiene planes?
Antes de responder le lanzó otra extraña mirada a Urd, quien como por un reflejo que no pensó muy bien, sencillamente asintió cándida y alegremente.
—¡Por supuesto, me encantaría! ¡Le preguntare la dirección a Keiishi! ¡Nos vemos esta noche!
De nuevo reanudó su veloz marcha hacia el podio. Dejando tras de sí a las divinas hermanas. Por un largo rato Urd la estuvo observando alejarse, hasta que noto la manera en la que su hermana la estaba mirando con aquella super tranquilidad sonriente que solo ella es capaz de tener, pero un tanto fijamente. Una enorme gota de sudor reapareció junto al rostro de Urd.
—¿Sucede algo, querida Belldandy?
—De pronto me pareció que ustedes dos tenían un olor muy similar.
Urd volvió a sobresaltarse, mirando al cielo se reía nerviosamente.
—¡Jejeje! ¡No sé de lo que hablas! ¡Deben ser locuras tuyas!
—Tal vez... —Tomando a su hermana mayor de la mano la haló con fuerza— ¡Vamos, debemos ir a celebrar con Keiishi y los muchachos!
Urd corrió junto a su hermanita. Demasiadas cosas le habían pasado aquel día, ya no podía esperar a que llegará la noche para beberse un buen sake... ¡La noche! Por un segundo se había olvidado de la noche...
