Entre los dioses y los demonios.
Urd estaba haciendo un trabajo excelente en disimular sus nervios mientras atendía a los invitados de la fiesta. Ataviada con un llamativo kimono de seda rojo, de mangas amplias como alas de mariposa, un obi negro y dorado con un gran lazo en su espalda, y bastante revelador que solo le cubría desde la mitad del pecho hasta muy por encima de la mitad de los muslos, conversaba y bebía alegremente sin parecer preocupada por nada. Pero en realidad la tensión que sentía dentro de sí por la incertidumbre de no saber lo que pasaría cuando se reencontrara con Cheery, y al mismo tiempo la incertidumbre de no saber por qué no había llegado todavía, la estaban matando. Se sentía como si estuviera parada con los pies metidos dentro de un par de zapatos demasiado pequeños para ella. Así que al notar que ya algunos la estaban mirando raro, así como si fueran a empezar a preguntarle de nuevo si se sentía bien o si estaba enferma, elegantemente se disculpó y dijo que saldría un momento a tomar aire. Al poco rato y sin darse cuenta realmente de por qué había decidido caminar en esa dirección, Urd se encontraba parada en el porche de la casa, tratando de tranquilizarse con un poco de sake.
—¿Qué está pasando conmigo? ¿Por qué no puedo ser yo misma de siempre cuando pienso en ella? —Dándose cuenta de que estaba pensando en voz alta, miró a ambos lados solo para asegurarse de que Belldandy no estaba a punto de aparecer de pronto otra vez. Suspiró pesadamente y se recostó de una de las vigas del porche— ¿Por qué me siento tan afectada... Por ella?
Una sensación familiar llamó la atención de Urd. Era un dulce aroma que resultaba irresistible e inconfundible para ella. Sin pensarlo dos veces salió disparada en dirección al árbol detrás del cual provenía el olor, lo que descubrió la dejó muy sorprendida. Era Cheery quien estaba sentada al pie del árbol, tres ramos de flores estaban junto a ella y en su mano sostenía una botella de sake abierta. Fue el olor del licor lo que había atraído a Urd, quien viendo la imagen un tanto abatida de la chica no pudo evitar sentirse conmovida de nuevo por su causa.
—¡Oye, linda! ¿Qué haces aquí? ¡La fiesta es adentro!
Cheery se puso de pie de un salto, parecía estar bastante nerviosa.
—¡Hola, Urd! Eeeh... Lo siento... Yo... Yo te traía un regalo... Bueno, le traía un regalo a cada una de ustedes, pero cuando me enteré de cuanto te gusta el sake pensé en traerte una botella, pero yo... Bueno, yo...
—¿¡Es para mí!? ¡Gracias! —Le arrebató la botella medio llena a Cheery de las manos, bebiéndose enseguida un buen y largo trago. "¡Vaya! De verdad le gusta mucho el sake fino" pensó la chica al ver la buena bebida de la diosa, quien casi se acaba lo que quedaba dentro de la botella de un solo jalón— ¡AAAAAH! ¡Este definitivamente es mi favorito! ¡Delicioso, delicioso! —Por un segundo se había olvidado de Cheery, sintiéndose un poco mal por su descortesía, Urd se preocupó por saber qué estaba haciendo ella allí sentada en soledad— ¡Lo siento, parece que me he distraído un poco! ¿Me dirías por favor por qué no has querido entrar? A juzgar por la botella, parece que llevas rato aquí.
—Eh... Sí, me disculpo por haberme tomado buena parte de tu obsequio, pero es que... Verás, yo jamás me he sentido muy cómoda en las fiestas. Cuando tu hermana me invito, dijo que era una cena, así que pensé que serían solo algunos cuantos extraños, eso puedo manejarlo. Pero al llegar aquí y darme cuenta de que en realidad era una gran fiesta... Bueno, el hecho es que sentí que requería de un poco más de tiempo para hacerme a la idea. ¿Comprendes?
—La verdad, no. No entiendo por qué has tenido que tomarte media botella de sake solo para tener el valor de entrar a una fiesta...
—Lo del sake no ha sido por la fiesta, sino... Por ti. No me sentí de pronto con el valor suficiente para tener que lidiar con los sentimientos que me produces, si además tengo que estar disimulándolos enfrente de tanta gente. Lo siento, no quisiera hacer nada que te incomodara o avergonzara enfrente de tus amigos. Creo que será mejor si me voy, lamento haberme bebido tu regalo. Adiós.
—¡Espera un momento! No digas tonterías, no tienes que irte. Ya que estás aquí lo menos que puedes hacer es venir a la fiesta conmigo, solo que... —Urd agitó la botella casi vacía en el aire, mirando a Cheery pícaramente.
—Entiendo, por favor espérame un momento mientras voy por otra botella.
Urd la atrapó, tomándola de la mano para impedir que se fuera.
—No se trata de eso precisamente. —Miró a la chica de arriba a abajo— ¿Sabes? Ese estilo un tanto masculino que tienes de vestir no te queda del todo mal —Cheery llevaba puesto un blazer y pantalones negros de vestir, junto con una blusa blanca sencilla; así, sin nada de maquillaje ni ningún adorno en especial— pero no me parece apropiado que una mujer tan hermosa como tú vaya a una fiesta vestida así.
Cheery se sonrojo un poco.
—¿Crees que soy hermosa?
Una gotita de sudor apareció junto al rostro de Urd.
—Eh... No nos desviemos del tema. La cuestión es que siendo que no estas vestida para la ocasión y que me debes algo por haberte tomado mi sake ¿Estarías dispuesta a hacer algo por mí?
—No tienes que preguntar ¡Claro que sí, lo que quieras!
—¡Perfecto! ¡Vamos, recoge las flores y sígueme! ¡Vamos a ponerte hermosa para que todos vean la maravilla que eres en realidad!
—No creo que en realidad sea una buena idea...
—¡E-e! ¡Sin replicar! ¡Esto es algo en lo que tienes que complacerme!
Aún sabiendo que tal vez Urd se estuviera aprovechando de sus sentimientos, Cheery no opuso ninguna resistencia, después de todo ella quería complacerla en todo. Y aunque quisiera evitarlo, sacársela a como diera lugar de la mente y el corazón. La verdad era que estaba dispuesta a todo por conquistar a Urd. Uno hace muchas tonterías por amor, muchas tonterías...
