Amanecer.

—¡Miren a quien me he encontrado afuera!

La atención de todos fue rápidamente atraída por la alegre exclamación de Urd, quien obligaba a Cheery, prácticamente arrastrándola por el brazo del que la tenía tomada, a hacer una verdadera gran entrada. Al instante de verlas a ambas juntas en aquellos vistosos trajes que le sentaban tan bien sobre sus preciosos cuerpos esbeltos, todos quedaron completamente maravillados, momentáneamente deslumbrados por tanta belleza junta.

—(Urd, todos nos están mirando) —susurro Cheery— (No me siento cómoda así).

—(No seas tonta, te prometo que si te relajas te divertirás mucho) —respondió la regente del pasado mientras trataba de obligarla a acercarse a un grupo de los amigos de Keiishi— (¡Vamos, tú que puedes deja que los hombres te admiren y las mujeres te envidien! Ven y muéstrales de qué estás hecha).

—(Con este vestido es muy difícil que no puedan ver todo de lo que estoy hecha...)

—(Chist) ¡Hey, muchachos! Les presento a mi amiga Cheery ¿La recuerdan? Ella estuvo a punto de vencer a Keiishi hoy.

—¡Oh, sí! ¡La corredora misteriosa, claro que la recordamos! ¡Bienvenida —dijeron todos a coro— es un placer conocerla!

—Gracias, lo mismo digo.

—Permítame felicitarla por su buen gusto para vestir, realmente se ve usted muy elegante esta noche.

Para Cheery ese tipo de comentarios siempre ocultan un trasfondo morboso, en sí, cualquier comentario sobre su apariencia, en especial los favorables, le ponían de muy mal humor, pero aquella noche trató de controlarse, así que en lugar del mortal silencio y la mirada asesina que suele emplear en esas ocasiones, se limitó a responder con la mayor amabilidad que pudo, que cuando poco sonaba bastante intimidante.

—Gracias, pero la verdad es que no suelo vestirme de esta manera. Este no es el tipo de vestido que suelo escoger, si lo estoy vistiendo es porque no he podido negarme a la asesoría de imagen de Urd. Imagino que saben lo persuasiva que puede ser.

Luego de escuchar su profunda voz, todos ellos lucían mucho más pequeños al lado de Cheery de lo que ya lucían debido a los 2 metros de estatura de la imponente nórdica. Al responder, la voz del sujeto sonaba como la de un ratoncito.

—Claro, claro. Es completamente cierto que es imposible negarle nada a Urd cuando está determinada a obtenerlo... —Dejó escapar una risita nerviosa— Eh... Con permiso, creo que me está llamando mi mamá...

El pequeño grupo se retiró lentamente con una sombra azul en sus caras. Realmente parecían asustados de permanecer cerca de Cheery, así que disimuladamente se alejaron de ella, dejando a Urd parada junto a ella con un gesto de desanimado asombro en su cara y una enorme gota de sudor junto a la misma.

—Vaya... Eso no resultó como esperaba. Al menos pudiste ser un poco más amistosa con ellos ¿No crees?

—No.

—¡Oh, vamos! —Le dio una palmadita en el hombro a manera de regaño— ¿Por qué no puedes ser tan amable con ellos como lo eres conmigo?

—Porque me molesta mucho cuando alguien viene a juzgarme por mi apariencia, cuando ni siquiera se toman la molestia de leer bien mi rostro, de ver estas cicatrices que gritan que no soy quien ellos creen —hasta este punto su mirada se ocupaba de vigilar la retirada del grupillo de chicos asustados, pero antes de seguir hablando volvió a mirar a Urd a sus ultramarinos ojos con esa impresionante intensidad que por poco hacía desfallecer a la diosa cuando la contemplaba— Además de que a ellos no los amo como a ti.

—Por favor contrólate. Yo no... Yo no puedo, lo siento. Sencillamente no puedo... —Muy apenada, Urd apartó su mirada de la de Cheery, haciéndola comprender que estaba presionándola demasiado.

—Lo siento, tienes razón y no voy a insistir más, por está noche al menos. No puedo prometerte nada más, excepto que voy a hacer mi mayor esfuerzo para no arruinarte la fiesta ¿Está bien?

—¡Perfecto! —Urd no es de las que se queda deprimida mucho tiempo— ¡Vamos, aquel otro grupo de chicos lindos estoy segura de que es más listo que el anterior! ¡Vamos, vamos!

Sin darse cuenta, Urd había acaparado a la señorita Hammerarm desde el principio y no le había dado ni siquiera oportunidad de ir a saludar a los anfitriones de la fiesta. Keiishi y Belldandy contemplaban la situación desde el final del salón muy divertidos, a diferencia de Skuld, quien estaba obviamente celosa y enojada.

—Esa chica no está dejando que Urd se divierta como siempre ¡Qué odiosa!

—Vamos, Skuld. Pero si es Urd quien no le da paz a la pobre muchacha...

—¡Tú no digas nada, tú eres un odioso también!

—Skuld, por favor irías a la cocina a revisar si ya está lista la siguiente ronda de bocadillos.

—Está bien... —Parecía la propia niñita regañada, pero no se había dado por vencida— Pero en lo que regrese haré algo para que esa grandullona deje en paz a Urd. Ya lo verán.

—Skuld se ve muy linda cuando se molesta. ¿No te parece Keiishi?

—Cuando tú estás presente no puedo darme cuenta de la belleza de nadie más, Belldandy —El muchacho no es tan tonto como parece ¿Eh?— pero de seguro es muy celosa en lo que respecta a ustedes dos. ¿Crees que todo estará bien? Ella no es capaz de armar un escándalo ¿Verdad?

—No te preocupes, Urd sabe bien como tratar con ella.

—Y... ¿Cómo crees que terminaran las cosas entre... Ya sabes... Ellas?

Belldandy dirigió su tranquila mirada hacia las dos rubias. Para ella era muy claro lo qué estaba pasando, pero aunque no podía ver realmente lo que ocurría en el futuro, igual sonreía muy apaciblemente.

—Ella estará bien. De seguro ella estará bien. —Solo dijo eso y nada más, al parecer era obvio de quien estaba hablando.

Skuld salió de la cocina con dos bandejas de tartaletas de cangrejo y salchichas tipo cóctel con sus respectivos tazones de aderezo en medio y una expresión de determinación inquebrantable en sus ojos. Era la hora de demostrar que no permitiría que nadie le arrebatara a otra de sus hermanas sin pelear. Y al verla acercarse luego de dejar las bandejas sobre la mesa con esa mirada tan familiar, Urd supo que era la hora de iniciar verdaderamente la fiesta. Justo cuando Skuld abría la boca para decir la primera palabra, Urd la tomó por asalto.

—¡Hermanita, has llegado justo a tiempo! ¡Ven, dale unas buenas lecciones de baile a nuestra invitada! —Haló a Cheery hasta ponerla enfrente de la confundida Skuld— No ha podido bailar en toda la noche porque no sabe como y ninguno de los muchachos le podrá enseñar tan bien como sé que tú lo harás. Sé que no me harás quedar mal ¿Verdad? Perfecto. ¡Adelante! —De una palmada impulsó a Cheery al centro de la pista de baile, de inmediato abrieron espacio, haciendo a un lado para contemplar el espectáculo montado por Urd.

—¡Hey! ¿Y por qué no tú...? —Con un gentil y fraterno empujón, la muy sonriente Urd no le dio tiempo a su hermanita para replicar. Lo próximo de lo que Skuld se dio cuenta era de que había chocado contra algo a la vez firme y suave. No fue muy grato para ella descubrir que su cabeza había quedado justo debajo de los senos Cheery. Muy avergonzada se separó de ella con prontitud, para luego buscar con mirada furiosa a la tramposa de su hermana mayor. La encontró muy contenta, parada al lado del estereo con una gran copa de sake en una mano mientras la saludaba burlonamente con la otra. Skuld estaba a punto de protestar con todas sus ganas, pero se contuvo al sentir aquella gentil mano posándose sobre su hombro, por un momento pensó que se trataba de Belldandy, pero para su sorpresa era Cheery, quien además le estaba mirando con unos muy tiernos ojos suplicantes. Skuld aún no estaba del todo ablandada por eso, pero...

—(Ayúdame por favor) —Le pidió Cheery lo más quedamente que pudo— (Ella no ha parado de insistir en que baile con alguien, y no se detendrá hasta que lo haga. Por favor, ayúdame a salir de esto).

—(¿Eh? ¿Qué te sucede, en realidad no sabes bailar o es solo que no quieres hacerlo?).

—(Por favor, disimuladamente mira a esos sujetos) —Skuld hizo lo que se le pedía, de reojo miró a los amigos motociclistas de Keiishi— (No son malos sujetos del todo, pero en cuanto ven a una mujer como yo se transforman y parecen verdaderas hienas, hienas voraces y asquerosas) —No le fue difícil a Skuld ver que ella tenía razón, realmente las miradas de aquellos hombres eran repulsivas ante sus ojos— (Por favor, pretendamos que me enseñas a bailar por un rato, solo hasta que se me ocurra una manera de salir del paso. Por favor, no quiero que ninguno de esos sujetos me toque).

Skuld miraba en silencio los ojos suplicantes de Cheery, y aún cuando deseaba tenerle al menos un poco de antipatía, no pudo negar que era cierto que aquellos tipos se comportaban de una manera muy desagradable. Así que con la misma expresión de determinación con la que había salido dispuesta a alejarla de su hermana, Skuld asintió decididamente. Sin decir nada le dio a entender a Cheery que desde luego que la ayudaría. Al ver el cambio en su rostro antes afligido y ahora alegre, a Skuld realmente se le dificultó mucho más el tenerle ese poco de antipatía que deseaba.

Por su parte, la divertida diosa del pasado ya había decidido cual de los cds iba a colocar.

—"Wild Techno Blow Heads Party-Mix" Esto de seguro obligará a mi hermanita a moverse. ¡Adelante y sin compasión!

Realmente era un ritmo muy movido. Skuld y Cheery se miraron las caras, sabían que solo había una manera de salir de aquello bien paradas y no estaban dispuestas a fallar. Ambas asintieron al mismo tiempo y comenzó la diversión.

—Solo sígueme, presta mucha atención a lo que hago ¿Ok?

Skuld, haciendo círculos en el aire con una mano y la otra en la cintura, meneaba sus caderas de un lado al otro procurando no perderle paso al bum-bum de la música. Luego de la segunda vuelta, Cheery comenzó a imitarla.

—Eres muy buena bailando —comentó Cheery con sincera amabilidad— a mí por otra parte no debe tardarse en notárseme la torpeza. Yo soy más lo que llamaríamos una Heavy Metal Girl, si sabes a lo que me refiero.

—¡Claro, si a mí también me encanta el Heavy Metal! —Skuld es muy buena con las maquinas ¿No es tan sorprendente que le guste el Heavy Metal, verdad?. De hecho le gusta tanto que al escuchar aquel comentario de Cheery, por poco y se olvida que estaba bailando con "el enemigo"— Eh... Sigamos ahora con este paso.

Skuld agitaba su torso al mismo tiempo que lo hacía también con sus manos y sus caderas, subiendo y bajando un poco mientras lo hacía. Cheery volvió a imitarla lo mejor que pudo, no se sentía muy cómoda con la idea de que con aquel movimiento sus pechos virtualmente libres pudieran comenzar a saltar como si tuvieran vida propia. Pero por más cuidado que tuvo, algunas cosas son inevitables. Trató se seguir conversando con Skuld en un intento de olvidarse de la manera en la que de seguro debían estar mirándola aquel montón de babosos.

—¿Y que banda te gusta más? A mi siempre me han gustado los viejos trabajos de Black Sabbath.

—Ozzy dice que ellos no eran una banda Heavy Metal.

—Ya sé que él dice que eran una banda de Hard Rock, pero lo que me gustaría saber es que banda te gusta más a ti ¿Me lo dirías, por favor?

—Me gustan muchas cosas diferentes —estaba haciendo su mayor esfuerzo para ser algo odiosa con Cheery, no quería que se confundiera y pensara que le agradaba ni nada por el estilo. Cambiaron de paso de nuevo, ahora se agitaban de derecha a izquierda, dando un salto hacia una lado cada cuarto movimiento de caderas.

—A mí también me cuesta decidirme a la hora de escoger un favorito, pero si tuviera que decidirme obligatoriamente por uno, de seguro sería Manowar...

—¡Manowar! —Ahora sí que se le había acabado la antipatía a Skuld— ¿Te gusta Manowar?

—Claro, el "Battle Hims" siempre me pone una sonrisa en los labios.

Poco a poco la conversación entre las dos se fue tornando más y más animada. Ambas se estaban divirtiendo bastante, poco a poco se fueron soltando mientras bailaban y charlaban placidamente, ya no solo de música, sino también sobre videojuegos e incluso sobre motocicletas, sus motores y su construcción, tema que desde luego es dominado a la perfección por la linda Skuld. Por su parte, ya no podía seguir pensando en alejar a Cheery de su hermana. Ahora lo que quería era acercarse más ella misma a la dorada corredora; en una forma meramente amistosa desde luego. Por el otro lado, Cheery definitivamente se había salido de su papel de supuesta mala bailarina y muy alegre danzaba, saltando y chocando sus caderas con las de su nueva amiga y compañera de baile en una forma que claramente demostraba que ya no le importaba que la estuvieran mirando o no. Quizás era porque la buena dosis de sake que se había tomado antes de ser encontrada por Urd finalmente se le había subido a la cabeza, quizás era la penetrante vibración de la música en su subconsciente recordándole el significado de su nombre, o tal vez fue por una combinación de ambas, no había manera de saberlo con certeza, pero lo que si podía notarse con relativa facilidad, siempre y cuando sus sentidos no estuvieran medio nublados por esa misma combinación de música y alcohol como el caso de la gran mayoría de los presentes, era para quien estaba bailando Cheery con toda su alma y corazón aquella noche.

Nada parecía salirle bien a Urd aquella noche. Primero no pudo resistirse y sucumbió ante el beso de Cheery, luego no pudo encontrar a nadie que pudiera cautivarla apartando su mente de ese deseo loco de conquistarla, y por último estaba este intento de provocar que al menos alguien se atreviera a acercársele y bailar con Cheery, atrayéndolos a su trampa valiéndose de la combinación entre el encanto juvenil e inocente de Skuld y la deslumbrante voluptuosidad avasalladora de Cheery (pudo haberlo hecho ella misma, pero si bien ellas son intimidantes por separado, juntas de seguro se verían sobrehumanamente inalcanzables como para que la trampa funcionara; además de que siempre es divertido ver como reaccionará Skuld en una situación como esa). Todo había sido fracaso, tras fracaso, tras fracaso. Sobretodo ahora que sentía ese algo extraño rondándole la cabeza como un gran mosco que no lograba espantar con nada. Lo que le molestaba era darse cuenta de esa sensación tan odiosa, ese ardor en sus mejillas cada vez que las dos bailarinas se tocaban, cada vez que se tomaban de las manos, se rozaban la una a la otra, se reían entre ellas divertidas, ajenas a todo lo que les rodeaba hasta que de pronto le lanzaban alguna mirada a ella. Por un lado sintiendo que Skuld tal vez se estaba divirtiendo más de lo que debía, sintiendo que Skuld le estaba devolviendo la broma con toda la saña que se merecía por tratar de utilizar a su hermanita tan egoístamente. Y por el otro lado totalmente sobrecogida por el efecto que le causaban las ardientes miradas de Cheery, la cuales eran como una verdadera postal del Paraíso diciéndole con grandes y finas letras rojas y brillantes como sus cicatrices "Desearía que estuvieras aquí. Desearía que estuvieras aquí ahora mismo"; y ella se sentía como si pudiera lanzarse de una sola vez y con los ojos cerrados en medio de aquella pista de baile, haciendo a un lado a cualquiera en medio de las dos, solo para darle una verdadera lección de baile a esa bribona que amenazaba con arrancarle el corazón de un zarpazo.

—No puedo creer que sea tan fácil... No puedo creer que esté celosa...—Pensó en voz alta, por suerte no tan alta como para que alguien la escuchara, o quizás sí.

Urd se percató de pronto y con un buen sobresalto que alguien estaba junto a ella, nuevamente se trataba de Belldandy, cuanto había visto, notado y escuchado resultaba en un verdadero misterio solo viendo su bello rostro siempre sereno. Sabiendo que solo había una manera de que Urd pudiera escucharla claramente en aquel momento, Belldandy le transmitió sus pensamientos al mismo tiempo que fingía que le hablaba normalmente.

—¿Qué te sucede, querida hermana mayor? Parece que no estás disfrutando la fiesta. Es raro que Skuld esté bailando y tú no.

—Déjate de tonterías, queridita. De seguro ya lo sabes todo ¿No es así? —Urd no estaba molesta, más bien parecía deprimida— No sé que hacer y como de seguro te habrás dado cuenta ya, estoy a punto de perderme por ella. ¿Algún consejo? ¡Y por favor no me vayas a salir con algo trillado como que sigua a mi corazón ni nada por el estilo!

La compasiva mano de Belldandy se posó delicadamente sobre el hombro de su perturbada hermana mayor. Su silencio más que un vacío en cierta forma era precioso y dorado, una señal inequívoca de la plena confianza que sentía por Urd, quien le devolvió su sonrisa a manera de agradecimiento. Luego Belldandy se dispuso a bajar lentamente el volumen de la música, atrayendo de esa manera toda la atención de la concurrencia sobre sí.

—Disculpen amigos, la cena ya está lista y servida. Así que con gusto les invito a pasar al comedor si son tan amables. Gracias.

Ella se encaminó delante del grupo, encontrándose con Keiishi antes de entrar al comedor. Solo Urd, Skuld y Cheery se fueron quedando rezagadas en el salón. En aquel momento Urd contempló una extraña escena que le hizo sentirse a punto de explotar en un arrebato de furia celosa contra las dos alegres bailarinas frente a ella. Skuld y Cheery ya no estaban bailando, pero la segunda, quien se había inclinado pronunciadamente para abrazar a su pequeña amiga, sujetándole la espalda con una mano mientras que con la otra le apartaba cariñosamente su espesa cabellera para susurrarle algo con sus hermosos labios carmesí casi rozando la orejita atenta de Skuld, quien la abrazaba de vuelta con toda confianza y gran cariño. Urd no podía creer la enorme envidia y celos que estaba sintiendo en aquel momento, nunca antes en su vida había querido tanto estar en el lugar de alguien más y eso estaba terminando de enloquecerla. Definitivamente parecía que todos sus esfuerzos habían sido en vano, pero aún no estaba lista para reconocer la victoria de Cheery. Aún no.

De pronto apareció Belldandy para guiar a Cheery hasta el comedor, haciéndole además una seña a sus hermanas para que no fueran a tardarse mucho en seguirlas. Al estar entonces a solas, Skuld corrió muy contenta junto a su seria y enrojecida hermana mayor, quien se sentía muy mal por estar enojada con aquella inocente criatura en aquel momento, después de todo, todo había sido su culpa desde el principio.

—¡Realmente Cheery es una chica genial! ¡Y muy simpática una vez que se deja conocer! ¡Creo que realmente podremos ser muy buenas amigas...!

—Skuld...

—Hermana... Te oyes muy triste ¿Qué sucede?

¿Cómo permanecer enojada al ver esa carita preocupada y tierna? Comprendiendo lo inmensamente estúpida que estaba siendo, Urd respiró profundamente y recobró lo más que pudo su buen humor.

—No es nada, linda —esa suave caricia en el rostro de Skuld en realidad ocultaba una amable disculpa por haber estado celosa de ella sin razón— es solo que me causa un poco de curiosidad saber que te dijo Cheery al oído hace un momento.

—¡Oh! Ella solo me estaba agradeciendo por haberla ayudado a escapar de esos tontos con los que tú has querido hacerla bailar toda la noche desde que llegó. Aunque no con esas exactas palabras. La verdad es que me pareció que a ella no le parecía que lo estuvieras haciendo con mala intención, pero de todas maneras fue muy tonto de tu parte ¿Por qué lo hacías?

—Bueno, Yo... Me resulta difícil de explicar, lo siento, reconozco que he hecho mal. ¿En serio crees que no está molesta conmigo?

—Yo le pregunte eso precisamente y me ha dicho que aunque no aprecia del todo que la hayas obligado a hacerlo, entiende y respeta tus motivos. También me dijo que lamenta haberte presionando tanto y que espera que ahora estén a mano. Realmente es una muy buena chica.

—Skuld ¿Acaso entiendes lo que está pasando aquí? Porque no lo parece.

—¡Claro que lo entiendo! —Respondió enérgicamente— ¡Ella está enamorada de ti y tú la estás rechazando igual que lo haces siempre! ¿Por qué lo haces, no puedes ver lo maravillosa que es?

—¿Y tú no vez que se trata de una mujer? ¡Además! ¿Si tanto te gusta, por qué no te la quedas tú?

Urd había hablado haciendo total gala de su famosa impulsividad, jamás se esperó aquella certera y veloz bofetada con la que Skuld le cruzó el rostro apenas terminó de formular su mal pensada frase. Con gran sorpresa se llevó una mano sobre la zona adolorida y luego observó a su hermanita frente a ella, quien la miraba evidentemente enojada.

—Nunca me ha gustado esa manera que tienes de querer siempre cambiar de tema a tu antojo. Usualmente telo perdono, pero está vez te has pasado de la raya.

—Skuld, yo...

—Todo lo que quisiera es verte practicar lo que predicas, verte luchar por tu propia felicidad como te he visto hacerlo por la de Belldandy y Keiishi. ¿Sabes algo? Nosotras como diosas parecemos aún menos libres que los propios mortales para amar a quien queramos, pero siendo tú quien me convenciste de lo contrario, me decepciona mucho pensar que en el fondo tal vez tienes demasiado temor a enamorarte. Por favor no vayas a mentirme ahora, no pretendas que ella te es indiferente, porque te conozco y sé que no es verdad. Tampoco pretendas engañarme diciéndome que en realidad te es tan importante el que ella sea una mujer, pues ya son muchas las veces que te he visto rechazar a alguien y siempre tienes una excusa e incluso te he visto rechazar pretendientes muy buenos de la manera más caprichosa. Y aunque te confieso que como tu hermanita celosa eso solía alegrarme, y que inclusive esta vez desee que la apartaras de tú lado, la verdad es que algo en ella me ha hecho reaccionar y percatarme de mí egoísmo. Nunca creí que diría esto, pero estoy segura de que tú tienes todo lo que ella necesita para ser feliz, y más aún, estoy segura de que ella tiene todo lo que necesitas tú para ser feliz —Skuld tomó sumamente emocionada las manos de Urd entre las suyas— Querida hermana Urd, por favor prométeme que me dejarás verte aunque sea tratando de ser verdaderamente feliz. Prométemelo, por favor.

Urd estaba profundamente conmovida por el discurso que acababa de escuchar, Skuld la había desarmado por completo con sus sentidas palabras, así que solo podía reaccionar de una manera.

—Te lo prometo, Skuld. Tienes mi palabra.

—¡Chicas...!

Ambas diosas se apresuraron al comedor al escuchar el llamado de su hermana. En sus rostro resplandecía una gran alegría, por motivos que solo ellas conocían...