El toque de ánimas viajó a través del silencio en el condado de York, al norte de Inglaterra. Las campanadas le parecieron lúgubres a Ginebra, a quien, comúnmente llamaba Ginny su señora. A su lado, la otra doncella, Berta, suspiraba con pesar mientras cambiaba las compresas en principio frías y ahora, por efecto de la fiebre, cálidas al tacto. Un poco más alejada de ellas, el fraile Agnus rezaba de su pequeña Biblia, algunos salmos. En la habitación donde se encontraban, la luz de las velas apenas daba un poco de claridad, pero los presentes no parecían preocupados por la penumbra de la madrugada.

El objeto de todas sus atenciones era un doncella postrada en el amplio lecho al lado del cual se encontraban. Los cabellos castaños de la jovencita estaban pegados a su frente, bañados en sudor y en el liquido que empapaba los lienzos con que intentaban bajar su elevada temperatura. Respiraba con dificultad y había empezado a delirar, llamando a alguien que ni siquiera sabían que conociera. De vez en cuando, Ginny miraba asustada hacia la gran puerta de roble de la habitación, temiendo la entrada de alguien que descubriera el estado de su señora. Mientras que Berta conjugaba oraciones a sus cuidados, el buen hermano suspiraba, invocando la presencia del Todopoderoso para expulsar los espíritus malignos del cuerpo de la hija del Conde de York.

Sus plegarias fueron escuchadas sin duda, porque a medida que la templada luz del amanecer se colaba por las ventanas de la habitación, la dama se quedó dormida, con la fiebre cediendo y el delirio olvidado. Pero la tranquilidad que pudieron haber tenido sus fieles servidores se vio amenazada ante la intempestiva entrada de Lord Severus, el padre de la joven, seguido de dos de sus pajes que tenían el mismo gesto de fastidio que su señor.

-¿Y bien?- Preguntó con aquella voz que hacia que los demás sintieran vértigo de repente. -¿Ha vuelto a suceder?- Como las jóvenes se mostraran confundidas y temerosas, el hombre giró la cabeza hacia el monje. -Estoy esperando, fraile Agnus. Responda-

-Mi señor...lady Hermione se encuentra un poco...¿indispuesta?-

Lord Severus torció la boca en una amarga sonrisa.

-Conozco las indisposiciones de mi hija, y ya he tolerado suficiente de estas. Estamos a punto de celebrar un importante compromiso y no permitiré que el futuro prometido, crea que se conseguirá con la dote, una novia loca y endemoniada. Partiremos a medio día- Se volvió hacia las damas –Alistad a su señora. ¿Habéis entendido? Porque castigaré cualquier contratiempo- Y sin decir más, salió de la habitación seguido de sus sirvientes.

-Pero ¿cómo se ha enterado?- Preguntó Berta a una decaída Ginny.

-¿Cómo creéis? Seguro ese mal espirituado paje llamado Godfrey, ha ido a avisarle. Mal rayo le parta...-

-Ginebra...- La voz tranquila del fraile arrancó a Ginny un gemido.

-Disculpad hermano Agnus, pero ese hombre debería dejar de andarse paseando por los pasillos como alma en pena para ir a contarle cosas al conde. Sólo sabe hacer daño-

-Pues pide por su alma, no por su perdición- Declaró el hombrecito con una sonrisa, para después mirar a Lady Hermione con tristeza. –Será mejor que dejéis descansar un poco a vuestra señora, mientras ustedes preparan todo para el viaje-

-¿Pero adonde piensa llevarla?- La voz de Ginny era trémula y sus manos deshacían con nerviosismo su hermosa trenza pelirroja.

-No os preocupéis tanto, pequeñas. El conde no es un monstruo como queréis creer. Quiere a su hija y quiere salvarla...-

-Y casarla con ese duque normando...- Interrumpió Berta, mirando al monje.

-Y casarla con un buen esposo. Así que sólo hará las cosas por su bien. ¡EA! Desayunad algo, que os espera un largo día- Y haciendo una pequeña reverencia, el hermano Agnus salió de la habitación tratando de lucir jovial; pero, al cerrar tras de si la puerta, su sonrisa desapareció y sólo pudo elevar una oración a cualquier santo que le escuchara, por el bienestar de la joven condesa.

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N/A. ¿Les gustó? ¿Entendieron algo? Je, je...paciencia. Apenas voy empezando. Si no lo escribo ahora, se me irá la idea y ya no me acordaré después...prometo no dejarlo...

Solo puedo decirles que es un fic en un universo alterno. Epoca medieval; Inglaterra...sajones, normados e irlandeses...guerras, amores y malos entendidos. Pareja? De una vez se las digo: Hermione-Harry, y en el inter, un poco de Hermione-Draco.

Ah! Algo más, si alguien quiere ayudarme con algunos datos históricos, se lo agradeceré bastante. Porque de repente me deschaveto (O sease que se me va el avión) Gracias y hasta pronto!