-Venga...despierte...- La voz parecía llegarle de un lugar lejano y sin embargo no le era desconocida. ¿Dónde la había escuchado? No podía recordarlo...pero le era tan tranquilizante, tan confortable...una voz grave y dulce que inmediatamente la hizo sentir mejor.
Abrió los ojos lentamente pero ya sin miedo ni mareos...al contrario, totalmente tranquila.
Y entonces se dio cuenta que estaba acunada en los brazos de alguien.
De alguien que olía a lluvia, a tierra mojada y a hierba del campo. Un olor hechizante. Unos brazos cálidos y un pecho fuerte...
¿Unos...brazos...cálidos...?
¡Un pecho fuerte?
¡Por Dios!
Se levantó tan de prisa que olvidó todo decoro, asustada solamente; sin saber que había pasado.
Y lo vio...
Seguía arrodillado y la miraba desde abajo.
Tenía el cabello negrísimo y despeinado como un bárbaro, aunque lo llevaba más bien corto.
Pero sus ojos la dejaron en blanco.
Verdes...tan verdes y brillantes...
Entonces él se levantó.
Y ella supo porque los brazos y el pecho eran fuertes.
Estaba enfrente de un joven quizá un par de años mayor que ella, de espalda ancha y estatura elevada que la miraba serio.
Por un momento se quedaron sin palabras.
Hasta que él las encontró.
-Mi lady...eh... ¿os encontráis mejor? Habéis tenido...un...desvanecimiento. Eh...y yo...pues...-
-Y usted evitó que cayera al suelo, señor...os lo agradezco-
Estaban ruborizados, mirándose sin poder desviarse de los ojos del otro.
Hermione sintió que no era la primera vez que lo veía. Algo le decía que él no le era desconocido, pero descartó aquella idea, por lo absurda que era.
Y él sonrió de repente, tímida y cándidamente; contagiándole el gesto.
-Mi nombre es Harry James Potter...es un honor conocerla, señora- Y acompañó la presentación con una reverencia algo torpe.
-Soy Hermione Jane...- Se detuvo un momento...¿debería decirle quien era? No era desconfianza hacia él, sino algo más fuerte y extraño que no supo explicar y que la llevó a dar el apellido de su madre -...Granger-
Y su reverencia fue sólo una inclinación condescendiente de cabeza.
Ambos sonrieron más tranquilos, pero el embarazo inicial no se había despejado aún.
-¿Estáis haciendo retiro con las hermanas?-
Ciertamente el muchacho no era noble. Se conducía con frescura hacia ella, obviando las reglas de cortesía que practicaban los cortesanos; pero aquello, en lugar de molestarla, la llevó a abrirse con él.
-Así es; este es un hermoso lugar y uno empieza a encontrar paz aquí-
-¿Es que acaso os persigue alguna desgracia? No parecéis estar enferma, señora...ahora mismo vuestro color es bastante bueno-
-Olvidáis señor que acabo de desvanecerme-
-¡Bah! Eso sucede con frecuencia en las jóvenes que tienen grandes emociones. Vos lucís sana de mente y cuerpo-
-¿Y acaso vos podéis hacer semejante conjetura sólo con mirarme?
-Alguna vez escuché que los ojos son las ventanas del alma...y vuestros ojos...- Pero se calló súbitamente, y su rostro enrojeció un poco más.
Hermione lo miró confundida, y con una sonrisa lo invitó a seguir
-¿Y mis ojos...?-
-Lucen sanos-
Después de esto extraviaron las miradas al mismo tiempo, enfocándolas en cualquier otra cosa. Aquella platica le parecía tan extraña a la joven, como si la estuviera teniendo dentro de un sueño.
De repente el llamado de Berta interrumpió el interludio.
-¡Señora!- Llegó rápida hasta ellos, seguida de Ginny. Las dos con cara de pena.
Hermione las miró fijamente, tratando de advertirles algo; la pelirroja se detuvo en seco, sin entender bien, pero segura de que era mejor permanecer callada. Berta, en cambio no se dio cuenta por dirigir su atención hacia el muchacho.
-¿Y vos quien sois, señor¿Cuáles son vuestras intenciones¿Qué estáis buscando con la con...?-
-Berta, el señor es Harry Potter y me ha ayudado bastante. Señor Potter, ellas son mis compañeras, Berta y Ginny-
-Llamadme Harry, señor Potter me hace sentir viejo y solemne-
-¡Pero que...!- Se escandalizó la rubia.
-...¡Buena idea! Harry, soy Ginny, encantada de conoceros- Completó la jovencita con una reverencia fingidamente titubeante.
El le sonrió de vuelta. Seguidamente, Harry hizo lo mismo con Berta, quien no reaccionó tan confiada como Ginny, sino al contrario, miró suplicante a su señora, rogándole a todas luces que regresaran al convento.
¿Qué hizo Hermione?
La ignoró completamente.
De hecho, estaba ignorando todo cuanto no fuera aquel muchacho que le inspiraba tanta confianza.
-¿Y vos, Harry¿Vivís cerca de estos rumbos?- Preguntó entonces. El moreno asintió.
-Vivo en la aldea, que no está a más de una hora de aquí. Vosotras no sois irlandesas, habláis raro...seguramente sois inglesas. ¿Me equivoco?-
Ginny rió, encantada de tener una platica tan informal. Berta estaba a punto de colapsarse y Hermione asintió tranquilamente.
-Así es. ¿Conocéis Inglaterra?-
-Muy poco. Mi madre era inglesa. Recuerdo haber estado en Londres dos o tres veces; pero mi padre prefiere vivir aquí.-
-Ginny! Berta! Lady Hermione!-
"¡Cielos! Es Luna!"
"Gracias a Dios, es Luna"
"Oh-Oh...Luna"
-Es la hermana Luna¿no es una joven increíble¿Os ha llamado Lady Hermione¿Sois noble, señora?-
Por toda respuesta, la pelirroja corrió al encuentro de la novicia, abrazándola efusivamente; cosa que dejó bastante sorprendidos al resto del grupo.
Hermione carraspeó.
-La hermana Luna a veces dice cosas extrañas... es todo-
Indudablemente no se había tragado eso, pensó Hermione, pero para su sorpresa, el joven asintió levemente. Seguro que conocía a Luna.
-¡Hola Harry Potter!- Saludó entonces la referida mientras se acercaba a ellos. Después se volteó con una hermosa y traviesa sonrisa hacia Hermione.
-Oigan, seria mejor que entréis porque la comida se enfriará-
La castaña sonrió tristemente. A decir verdad, no quería irse, pero tenía que entrar o vendrían a buscarla.
-Ha sido un placer conoceros, Harry Potter- Y sin saber porque, evitando las miradas de las otras tres jovencita, le ofreció la mano.
El ojiverde la aceptó. Aparentemente sin mayor formalismo, pero al estrechársela no pudo evitar clavar la mirada en los profundos ojos castaños de la condesa.
Un mensaje diferente le envió con el contacto, al de la simple camaradería; pero era un mensaje tan velado, que incluso ambos jóvenes no fueron capaces de descifrarlo en ese momento.
Renuentemente separaron las manos. Hermione tomó su rumbo al convento y Harry regresó con sus compañeros. Una ultima vez, antes de entrar al edificio, la joven miró hacia el bosque, y lo encontró también, mirándola desde los árboles.
-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-
N.A.
No es tan largo como esperaba...y no sé como continuarlo...
No pienso dejarlo, eso no. Pero no se me ocurre como plasmar las ideas. De todas maneras lo seguiré, lo prometo, pero quizás noten la falta de inspiración.
Ah! Y muchas, muchas, muchas gracias por sus reviews y por ayudarme a investigar. No puedo contestar desde aquí, pero trataré de hacerlo personalmente. Gracias de nuevo.
