Aquí vuelvo con el 6º capítulo completito, aun tengo que escribir el 7.
Es una pena que a tan poquita gente le guste esta pareja, pero bueno, agradezco a las que seguís ahí con vuestros Reviews, y a todos estos lectores silenciosos que también me siguen. Muchas gracias a todos.
Y por cierto aunque lo pongo poco porque de todos es sabido, pues que los personajes y este mundo no es mío, sino de JK ROWLING. Solo me pertenece el desarrollo de esta historia!
Uhm Sirius también, lo siento mucho pero es mi amor xDDDD, así que Rowling, despídete de él , tu lo mataste, yo lo he resucitado, conmigo para toda la vida xDDDD
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CAPÍTULO 6:CUMPLEAÑOS Y SORPRESAS INESPERADAS
El lunes Hermione se sentía estar en las nubes. Se encontraba muy a gusto con Sirius, como hacía tiempo que no se encontraba, pero la muchacha no podía quitarse de la cabeza en el momento que tuviera que regresar al futuro, pero... por que regresar. En el futuro ya no le quedaba nadie ni nada, allí, en el pasado, tenía una nueva vida estupenda, amigos, que eran como su propia familia, y había encontrado el amor de su vida, podría cambiar algunas cosas drásticas del futuro, aunque ella bien sabía que con el tiempo no se debía de jugar. Pero después de todo estaba rodeada de gente que también conocía, Dumbledore, McGonagall, Remus, pronto Snape cambiaría, aunque tendría que pasar por su época de mortífago. Conocería otra vez a Tonks, a los señores Wesley, nacerían sus hijos, Ron¿Y cuando naciera Harry? Bueno se sentiría muy extraña, pero le llevaría suficiente edad como para no sentir nada por él, además que tenía la sensación que lo suyo con Sirius iba para largo. Siempre en el caso de que se quedara...Siempre las mismas dudas crueles... la misma cuestión que la atormentaba y no la dejaba ser feliz del todo. Y esa pequeña culpabilidad latente en su corazón, aunque menguaba poco a poco. Harry era una bellísima persona, estaría feliz por ella. Después de todo ella sería feliz si él estuviera en su situación. Era joven, no podía estar llorándolo para toda la vida. Eso si. Se juró a si misma que jamás lo olvidaría, siempre tendría un lugar especial de lo que compartió con él.
Sirius también era otro. Feliz como siempre pero todavía más sonrriente que de costumbre si cabe, dejando a las chicas de lado y evitando bruscamente siempre a su club de fans, para decepción de las chicas de Hogwarts que ya no recibían las atenciones del moreno. Solo tenía ojos para Hermione, la cual era odiada y envidiada por muchas chicas, suspiraba cada vez que la veía, estaba completamente enamorado. Le preparaba una buena sorpresa para su cumpleaños. Flores, una cena romántica a la luz de las velas, un anillo de oro y brillantes a juego con una gargantilla, tendría que ser la noche más especial de sus vidas, tenía que demostrarle lo mucho que le importaba Hermione, que no era un simple capricho, que iba en serio con ella, que terminara de confiar en él. Pasaron un recreo increíble, besándose, acariciándose, y dedicándose palabras de amor hermosas, sintiendo ese agradable cosquilleo en sus estómagos, mariposas revoloteando. Era todo un mundo de sensaciones, sentados bajo un arbol mientras Hermione le revolvía el pelo al muchacho suavemente y el la tomaba de la mano acariciándola de tal forma que le ponía la carne de gallina. Sin duda estaban en el momento acaramelado de la relación donde todo es precioso y perfecto, no hay problemas y uno vive en un mundo de ilusión que nada puede destruírlo.
Lily y James se encontraban en un momento parecido, quizás más apasionado por tantos años de amor reprimido. Sus encuentros en los breves momentos de la mañana que tenían libres eran casi desesperados, se besaban freneticamente, como si lo necesitaran, como oxígeno para los pulmones, sangre necesaria que bombea el corazón. Su amor era su propio elixir de la vida que necesitaban elaborar constantemente para poder subsistir.
También estaban en su mejor momento con el amor emanando por cada poro de su piel, suspirando a cada momento palabras de amor el uno para el otro. Ellos llamaban mucho la atención por esa mala relación que habían mantenido desde que se habían conocido. Siempre mirándose con odio, y ahora, no tenían problemas de proclamar su amor por los cuatro vientos y de quererse delante de todo el mundo por los pasillos del castillo en adelante, acompañando James a su novia la biblioteca, cuando es un lugar sabido que el moreno no pisaba a no ser que le fuera el curso en ello.
Remus por su parte ese día estaba bastante nervioso. Esa tarde tenía que acudir a su cita con Marlen. La muchacha le gustaba mucho, y estaba seguro de que ella por él algo sentía pero siempre tenía la misma preocupación. Remus tenía su gran complejo, que era el ser un licántropo. Simpre había querido decírselo a Lily ya que la pelirroja le inspiraba confianza y se sentía bastante culpable con lo que había sucedido en el bosque prohibido. Desde que había conocido a su amiga Hermione la muchacha le había inspirado mucha confianza, pero nunca se había atrevido. Ni siquiera se lo había dicho a los merodeadores, fueron ellos, inteligentes estudiantes quien lo habían descubierto. ¿Cómo se lo iba a confesar a Marlen? El muchacho no sabía porque le estaba dando tantas vueltas a ese asunto si nisiquiera sabía como se iban a desenvolver las cosas con ella pero era un tema que realmete le preocupaba. Y con sus preocupaciones por supuesto llegó la tarde, y con la tarde su cita en el lago con Marlen. Dirigió sus pasos con calma y lentitud dejando a sus compañeros acaramelados en la sala común y a un Peter comiendo toda clase de golosinas.
-Hola Remus.- La morena sonrriente se acercó al licántropo y le dio un beso en la mejilla mientras él se azoraba.
-¿Qué tal Marlen?- Inquirió el muchacho.
-Ahora muy bien, pensé que no iba a venir- Le contestó la chica.
-¿Y por qué pensabas eso?- le preguntó Remus para tener un tema del que hablar.
-Porque con tantas chicas en el colegio porque ibas a querer quedar conmigo.
-No digas eso Marlen, eres muy simpática e inteligente, cualquier chico querría quedar conmigo- dijo Lupin adquiriendo un tono rosado en las mejillas.
-Gracias Remus, es muy bonito eso que has dicho. Bueno yo quería preguntarte algo.- Expresó nerviosamente la chica.
-¿Y que es eso que te gustaría preguntarme?- Inquirió Remus.
-Bueno pues... que si te gustaría salir conmigo.- La chica se sonrrojó notablemente, ya que en una piel tan blanca se notaba todavía más.
-Marlen, me gustas mucho, pero creo que tu deberías conocer primero algunas cosas de mí. Te pido que me des algo de tiempo por favor.- Dijo el chico acobardado por su condición de licántropo y apenado.
-Como quieras Remus, te daré el tiempo que necesites, no hay que forzar las cosas si queremos que salgan bien.- Dicho esto la muchacha se acercó a él, le apretó suavemente el brazo en señal de apoyo y le dio un fugaz beso en los labios, después retomó el camino al castillo dejando a un Remus asombrado llevándose la mano hacia los labios que la chica acababa de besar.
Cuando llegó a la sala común pidió a los chicos que le acompañaran a la habitación para contarles lo que le había pasado con Marlen y para contarles las dudas que tenía por el echo de ser un hombre lobo. Por supuesto sus amigos le apoyaron en todo y le dijeron que no se preocupara, que si la chica le gustaba de verdad que siguiera adelante. Algún día tendría que encontrar una mujer que le quisiera con todas sus virtudes y sus defectos a demás de su pequeña condición, aunque Lupin esa última parte la dudaba y le mortificaba.
La semana pasó bastante tranquila, para las dos parejitas del grupo como siempre, flotando en una nube, para el joven Remus enviándose miradas por los pasillos y en el Gran Comedor mientras este se debatía en una lucha interna sobre la chica de piel porcelánica, además de que se sentía un poco solo ya que sus amigos estaban "ocupados". Ellos lo veían todo de color de rosa por lo que estaban viviendo, no podían verlo imparcialmente.
El viernes Sirius se sentía muy nervioso. Esta noche había decidido que iba a celebrar el cumpleaños de Hermione con ella. A las doce de la noche, puesto que sabía que el resto de los merodeadores al día siguiente llenarían la sala común de comida traída de las cocinas y harían alguna escapadita a Hogsmeade para traer cervezas de mantequilla.
Había decidido donde iba a ser, tendría que pedirle prestado el mapa del merodeador y la capa invisible a James.
Por la tarde dejó a una Hermione muy curiosa cuando esté le dijo que a las doce de la noche le esperara en la sala común y que tampoco comiera demasiado a la hora de cenar, aunque como al día siguiente era su cumpleaños se hacía una idea.
Cuando dieron las doce la castaña bajó en silencio a la sala común para no despertar a nadie. Dos semanas de curso y no paraba de incumplir normas, pero después de lo vivido había llegado a la conclusión de que si debía sacar las mejores notas y preocuparse por su futuro, pero no debía desaprovechar el presente, tenía que disfrutar más de la vida. Sirius ya la estaba esperando y la recibió con un tierno beso en los labios. Cuando ella iba a abrir la boca el sonrriente, le puso su dedo índice en los labios y la calló. Despues cubrió a los dos con la capa, debajo de ella murmuró unas palabras tocando con la varita el pergamino que tenía en sus manos y Hogwarts se reveló en él con todos sus habitantes.
Recorrieron los pasillos por un camino que Hermione había recorrido innumerables veces en su verdadero tiempo pero que en estos momentos su cerebro no le daba aviso de ello. Entonces llegado a una pared, Sirius le pidió que esperara un momento. Cerro los ojos y paso tres veces delante de la pared y derrepente apareció una puerta. La abrió y cedió el paso a Hermione, viendo que el interior de la sala estaba tal y como el la había preparado por la tarde. Hermione reconoció de inmediato la sala de los menesteres en la cual había estado muchas veces en sus reuniones del ED donde había aprendido todo lo que sabía de Defensa Contra las Artes Oscuras gracias a las enseñanzas de Harry. Sintió una punzada en el estómago que pronto se sustituyó por un agradable conquilleo cuando vió como Sirius había puesto la sala.
Estaba lleno de velas por todas partes dándole un aspecto muy romántico. Había una mesa en el centro también iluminada con velas con unos manjares suculentos. El suelo estaba alfombrado de pétalos de rosa haciendo exquisita la fragancia de toda la sala. Para finalizar en una pared había una preciosa chimenea y delante de ella un cómodo y confortable sofá.
-Feliz cumpleaños preciosa- Le dijo Sirius en el oído a la castaña lo que provocó que esta se estremeciera.
Se sentaron en la mesa, por supuesto Sirius caballero, retirándole la silla. Cenaron tranquilamente degustando la explosión de sabores que provocaban los deliciosos manjares que se desacían y fusionaban en sus paladares. El elfo que hubiera preparado la cena se había esmerado de verdad, aunque de eso se había encargado Sirius cuando había bajado a las cocinas para que la preparan tan solo un par de horas antes. Después de la impresionante cena (la espera había valido la pena) Sirius condujo a Hermione hasta el sofá. Allí sentados le entregó el regalo que le tenía preparado hace tiempo. Hermione azorada lo abrió y cuando vio las joyas que este le regalaba se quedó alucinada.
-Sirius yo no puedo aceptarlo. Hace poco que nos conocemos y esto ha tenido que ser muy caro.- Dijo la castaña azorada.
-Hermione es tu cumpleaños, es normal que tu novio te haga un regalo. Que más da el precio. Mi "respetable" familia (esto lo dijo con un deje de ironía que la castaña capto enseguida) tiene dinero de sobra, que mejor fin que este. Me quedaría muy mal si mi novia no aceptara este detalle.- Explicó Sirius convincentemente. Hermione no necesitó más y y aceptó sonrriente el regalo visiblemente emocionada.
La pareja comenzó a besarse, mientras Sirius jugaba con la espalda y la cintura de la muchacha esta jugaba con el pelo del moreno. Sirius pidió permiso para entrar más allá de la barrera de los labios y Hermione aceptó encantada. Prontó sus lenguas se unieron en un juego que pronto se convirtió en una frenética batalla que fue dejando paso al deseo. Se separaron enrrojecidos en las mejillas con los labios entreabiertos mirándose con los ojos brillantes. Los dos querían más, necesitaban más. Hermione nunca había sentido esta necesidad con Harry por lo cual sería su primera vez y tembló ligeramente por los nervios. Sirius lo notó.
-¿Quieres que regresemos a la torre?- Inquirió tiernamente. La muchacha negó.
-Yo también quiero pero tengo miedo es que yo nunca...
Sirius sonrrió complacido y la beso tiernamente para no dejarla hablar más. Le susurró unas palabras y esta cerro los ojos. Despues Sirius se levantó y la tomó en brazos diciéndole que ya podía abrir los ojos. Ella pudo ver que donde había estado la mesa donde habían cenado ahora se hallaba una cama de matrimonio con sábanas de seda adoselada, llena de preciosos cojines. Sirius la acostó encima con gran delicadeza y se colocó a su lado volviéndola a besar tiernamente. Pronto fueron desnudándose entre caricia y caricia, aunque Sirius no quería ir demasiado deprisa. Quería concentrarse en cada rincón de la castaña haciendo cada momento interminable para relajarla lo más posible. Quería culminar esa noche coronándola como perfecta. Nada debía salir mal.
Entre besos y caricias le susurraba algún te quiero que Hermione la llenaba completamente, y la hacía suspirar. Se sentía tan dichosa... Pero Sirius sintió una urgencia, necesitaba demostrarle del todo su amor así que suavemente le separó las piernas y al ver que la muchacha se tensaba la volvió a besar para relajarla mientras se intriducía en ella. Hermione primero sintió un dolor un poco agudo que pronto se tornó en placentero. Así disfrutaron de la noche, su noche, hasta que llegaron a la oleada de máximo placer dejando a los muchachos exaustos rindiéndose al sueño, abrazados entre suaves sábanas de seda para el resto de la noche.
A la mañana siguiente Hermione despertó con una sensación de paz por todo el cuerpo, estaba feliz. Al moverse, como tenía medio cuerpo de Sirius encima este se movió a un lado perezoso. Hermione vio quien estaba en su lecho, a su lado, y pensó sonrrojándose en la situación si ella estuviera en el futuro con el Sirius de 35 años que ella había conocido. Al tener estos pensamientos se sonrrojó mucho sintiendo un cosquilleo en el estómago. Decidió despertar a Sirius, no era seguro seguir en la Sala de los Menesteres. Era mejor que bajaran a las cocinas a desayunar ellos dos solos con tranquilidad y luego regresar a la sala común, aunque tendrían que asediar toda clase de preguntas de sus amigos. Pero eso no sucedió.
Regresaban de las cocinas cogidos de la mano y suspirando palabras de amor cuando derrepente aparecieron sus amigos totalmente acalorados.
-¿Dónde os habíais metido?- Inquirió Lily preocupada. Hermione miró vergonzosa a Sirius mientras este sonrreía abiertamente y le dedicaba un guiño.
-Ahora no hay tiempo para eso- Respondió James para sorpresa de su amigo. Normalmente empezarían a burlarse y hacer bromas acerca del paradero de la pareja.
-¿Qué ocurre?- Preguntó Hermione preocupada. Fue Lupin quien le dio la respuesta.
-McGonagall ha venido a buscarte a la sala comun porque Dumbledore quiere hablar contigo de un tema muy importante.- Explicó rapidamente.
-Si, y hemos tenido que inventar bastantes excusas para que no descubriera que no habías dormido en la sala comun, por supuesto Sirius, que notó que tu tampoco estabas entre nosotros.- Dijo la pelirroja con enfado aunque con un deje de preocupción. A Hermione se le hizo un nudo en la garganta pero no por el echo de que la pillaran que había pasado la noche fuera de la torre, si no por miedo a que fuera hora de que la enviaran a su verdadero tiempo. Ahora, no el destino no podía arrebatarle la felicidad dos veces, eso era muy cruel.
-Esta bien chicos gracias, ahora voy para el despacho de Dumbledore.- Respondió la castaña temblando ligeramente. Sirius se dio cuenta de esto.
-Te acompaño- dijo rapidamente.
-No, es mejor que no vengas, no te preocupes , estaré bien, nos vemos en seguida en la sala común.- Dijo Hermione con nerviosismo.
-Si Canuto, ven con nosotros que tienes muchas cosas que explicar, picarón. –Dijo James. Ante esto, Sirius sonrrió abiertamente mientras Hermione enrrojecía y miraba con furia contenida a sus amigos por los comentarios. Pero llegó el momento de enfrentar a Dumbledore y de ver que pasaba así que despidiéndose de ellos dirigió sus pasos hacia la gárgola que flanqueaba el despacho del buen director.
Cuando llegó pudo observar el rostro severo de la profesora McGonagall, y tragó saliva. Al llegar hasta ella, las facciones duras de la profesora se suavizaron.
-¡Ah! Señorita Granger, que bien que ya este aquí. Antes de que suba al despacho es recomendable que le diga algo.
-Si digame, la escucho.- Respondió con nerviosismo.
-Bien. El director, dadas las extraordinarias circunstancias de su caso, le tiene una pequeña sorpresa, ya que ha podido comunicarse con el director Dumbledore del futuro y digamos cambiar un par de cosas. Bien es cierto que podríamos regresarla a su tiempo. Pero el director no ha pasado por alto su relación tan buena con el señor Black. Entonces, aunque esto pueda afectar bastante a sus sentimientos señorita, le ruego que sea fuerte y que aproveche la ocasión ya que es una maravillosa sorpresa como usted podrá comprobar, y es raro que el director se inmiscuya en los misterios del tiempo, como usted sabrá, por las consecuencias más que nada. Pero esto lo ha estudiado muy bien. Dicho esto¡Grageas de colores!
La gárgola se comenzó a mover y Hermione subió por las escaleras, al estar enfrente de la puerta del despacho pudo percibir un par de voces. Tocó la puerta y escuchó la afable voz del director invitándola a pasar.
Cuando la muchacha abrió la puerta una voz grito su nombre bastante conocida, haciendo que le temblaran las rodillas, un muchacho de pelo azabache, revuelto e indomable, con unas gafas redondasa, una cicatriz en forma de rayo y unos ojos verdes que extasiarían a más de una, se avalanzó contra la castaña pero no le dio tiempo a abrazarla porque esta se desvaneció a causa de la impresión y cayó al suelo desmayada. El muchacho corrió hacia ella y miró a director con ojos de preocupación.
-No te preocupes Harry, es normal, cogeré unas sales del cajón.
Poco a poco Hermione fue abriendo los ojos. Estaba recostada en un cómodo sofá que el director había echo aparecer durante su desmayo. Cuando los ojos de la castaña se posaron en los verdes de Harry su cara se transformó en una mueca de dolor. Aquello no podía estar pasando¿qué podría hacer ahora¿y con Sirius? No podría explicarle nada, y él no entendería lo que estaba pasando, desde luego, tenía que hablar con Harry y ser sincera con él.
-Bien, creo que tienen mucho de que hablar, así que les dejo. –Dijo afablemente el director.
-Muchas gracias profesor Dumbledore...por todo...-le contestó Harry visiblemente agradecido.
-Harry...yo...tengo algo que decirte.-Balbuceó Hermione.
-Lo que tengas que decirme yo ya lo se- El moreno se abrazó a la castaña y aspiró su aroma, aquel que echaba tanto de menos.- Antes de nada quiero que sepas tu Hermione, porque creo que deberías saber que en nuestro encuentro con Bellatrix yo no he muerto.
-Pero McGonagall, me dijo que el director había cambiado cosas del futuro¿No es por eso que tu estás vivo y te han traído aquí?
-Bueno desde luego, alguien que no estaba vivo, ahora lo está, pero no se trataba de mi Hermione, se trata de Sirius.
-¿De Sirius?- Hermione abrió la boca de par en par.-¿Sirius en el futuro está vivo?
-Tengo que explicártelo todo pequeña, pero ahora estoy tranquilo, ahora que veo que estás bien a mis ojos. Aunque ya sabía que estabas bien, de todas formas me lo dijo el Sirius del futuro.- Hermione sintió una opresión en el pecho, se sentía fatal¿es que el Sirius mayor le había contado algo?
-Bueno como supondrás, no hay ninguna Hermione adulta, eso quiere decir que vas a volver conmigo al futuro.- Prosiguió Harry mientras Hermione palidecía por momentos.
-Va a ser mejor que comiences por el principio, por que ya me estoy liando Harry¿Si no hubo que cambiar las cosas para que volvieras a vivir...como es que has vuelto a sobrevivir al avada kedabra?- Una lágrima calló por su mejilla al recordar aquellos amargos momentos. Harry se la limpió con el pulgar y la besó en la frente paternalmente.
-Está bien. Cuando nos atacó Bellatrix yo pude esquivar la maldición por pura suerte Hermione. Simplemente me eche a un lado, tropecé y me quedé inconsciente en el suelo, no me gusta hablar de ello. Por una tontería, por una mera casualidad, te dejé sola ante esa asesina y me quedé cobardemente en el suelo.- Harry apretó los puños con fiereza.- Bueno lo único que supe cuando me recuperé es que la Orden incluido Dumbledore estaban allí atendiéndome, Bellatrix había sido abatida, sin haberle podido sacar ni una palabra sobre tu paradero, y tu...simplemente ya no estabas, tu cuerpo había desaparecido. Te juro que no perdí la esperanza aunque el resto me dijera lo contrario. Pero yo pensaba que si esa mujer te hubiera envíado una maldición imperdonable tu cuerpo tendría que aparecer por algún sitio, intacto, pero jamás apareció obviamente.
No supimos de ti, este comienzo de curso ha sido un infierno, pero milagrosamente Dumbledore me dijo que estabas bien, en el pasado, estudiando en Hogwarts, que la maldición de Bella te había dado en el giratiempos que llevabas en el pecho, y accidentalmente habías acabado aquí. Entonces Dumbledore no me quiso dar más detalles, que tendría que ser otra persona quien me explicara, y así comenzaron los cambios y volvió Sirius.
Hermione escuchaba cada palabra absorta, estaba impresionada, pero lo que le daba vueltas en su cabeza continuamente eran dos nombres, Harry y Sirius.
Ahora Sirius estaba vivo en el futuro, Harry también, ella tenía una relación con el Sirius del pasado, estaban enamorados. Aunque quería a Harry con locura, no podía evitar estar enamorada de Sirius y ella de él.
También sabía que iba a regresar al futuro. ¿Qué iba a ocurrir con Harry¿Cómo se lo tomaría su novio? Y lo que es peor ¿Cuándo afrontara a su novio en el futuro? Ya no un chico si no un hombre 16 años mayor que ella. Empezó a sentir como la cabeza le daba vueltas, pero aun tenía que seguir escuchando todo aquello que Harry le tenía que decir.
LaDYaRGoS
