Capítulo 12:
Lunes. Arthur Weasley, Monica Granger y Richard Granger ya habían salido de vacaciones y gozaban de ellas como podían: Se levantaban a las doce del día recibiendo algunos retos de Molly que los perseguía con el cucharón de madera con que cocinaba el almuerzo, hacían cualquier acto de ocio deseable y se dormían hasta bien entrada la noche.
Y aún los tres no se enteraban de lo que pasado entre Ron y Hermione, porque Molly prefirió quedarse en silencio por respeto a su hijo y no quería agregar otra cosa a la lista de las estupideces que había hecho Ron para que los corrieran de la casa. Así que Monica sólo creía que su hija andaba con un ataque de melancolía extremo y que por eso suspiraba constantemente, evitaba las reuniones de todos los habitantes de la casa, los almuerzos en familia y las conversaciones poco agradables con los padres.
-Hermione… - le dijo la señora Granger a su hija sentándose a su lado en el sofá donde la muchacha leía cómodamente un libro de historia del arte renacentista - ¿Qué te parece si los llevo a todos ustedes un día al cine y después vamos al nuevo parque acuático? – preguntó sonriendo.
-¿A quién te refieres con 'todos ustedes'? – levantó brevemente la mirada de su libro.
-Claro que de Ginny, Harry, Ron y tú – contestó arreglándole algunos rebeldes cabellos maternalmente.
-Entonces no… Arruinaste todo hasta que dijiste cierta persona – y siguió leyendo bastante nerviosa por la presencia de su madre - ¿Qué pasa?
-Cariño, quiero que me digas en este momento qué te ocurre – le quitó el libro y lo dejó en la mesita de centro mientras Hermione la miraba enojada – Y antes de que digas algo… No me vengas a decir que todo está bien, porque no es así.
-¡No me pasa nada! – se puso de pie molesta - ¿Por qué todo el mundo tiene que saber lo que me pasó? – preguntó caminando hasta la escalera dejando a Monica preocupada.
'¿Todos tienen que saber que tanto me afectó la maldita respuesta de Ron?... Sí, me afectó y mucho, porque él me importa demasiado… Pero no por eso mi mamá tiene que hacérselas de doctora corazón, ya que sé que ella no me va a ayudar; va a empeorar mi pena, sufrimiento, dolor, enojo y ganas de matar a cierto pelirrojo' subía cada escalón pesadamente pisando lo más fuerte que podía intentando desquitarse con algo o alguien 'Madre tenía que ser, nada más…'.
Chocó con alguien al llegar arriba. Levantó la vista y se encontró con unos ojos azules que la observaron sorprendidos; rápidamente apartó su mirada de la de ellos y bajó la cabeza sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas… Pero no lloraría de nuevo, no era una telenovela romántica ni nada de eso este "drama".
-Buenas… tardes – dijo durativo Ron que miraba el techo sin atreverse a mirarla a los ojos. Aún estaba pensando en la mejor forma de solucionar las cosas.
-Ah, tú – levantó la vista con desdén hablando en un tono frío y distante – Fíjate por donde caminas…
-Tú chocaste conmigo por andar mirando el suelo en vez de adónde vas – reprochó fijándose en sus ojos rojos e hinchados - ¿Estás bien…?
-Excelente – sonrió irónicamente y se fue a su cuarto rápidamente dejándolo con un nudo en la garganta.
Bajó las escaleras y se topó con que su madre y la señora Granger venían subiendo –cosa que la verdad ni le interesó- con algo de preocupación. Salió al jardín donde estaba Harry conversando con su padre y el señor Granger.
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Hermione entró en su habitación y cerró su puerta lo más fuerte que pudo. Se abalanzó en su cama hundiendo su rostro en la almohada rompiendo a llorar en silencio sintiendo como poco a poco la almohada quedaba empapada, pero no le importaba.
Le dolía tanto que todos los esfuerzos que había hecho para hacer como si nada pasara hizo que una pequeña herida se fuera abriendo más y más. Aunque evitara tener algún contacto con Ron, aunque invitara a sus amigas a la casa y pasaran un buen rato o aunque pensaba en otra cosa; por alguna u otra razón sus ojos se llenaban de lágrimas y varios suspiros escaparan de su boca sintiendo que el cuerpo le pesaba, de que no podría mantener en pie sabiendo que por siempre no podía huir de su dolor, de la desilusión que sentía.
'Me duele tanto… No me siento bien, como que nada es tan alegre o positivo en la vida como para hacerme sonreír' pensaba suspirando nuevamente.
Escuchó como llamaban a la puerta y no respondió. No tenía ganas de levantarse ni de aparentar que estaba bien, porque no lo estaba… Necesitaba estar sola, llorar amargamente sus penas de amor e intentar aminorar un poco el dolor que sentía en su corazón que se le hacía cada vez más difícil sobrellevar.
-Hija, lo siento por… - dijo Monica entrando en el cuarto de la castaña con Molly. Al ver como la muchacha lloraba en su cama las dos se lanzaron miradas cómplices – Lo siento por entrar así nada más, pero no respondiste cuando llamamos a la puerta.
Las dos mujeres caminaron lentamente hasta sentarse en la cama junto a Hermione que había dejado de llorar sintiendo como sus mejillas se sonrojaban por la vergüenza que la vieran así; pero como no hacían nada se levantó observando como las dos la miraban con una mirada llena de ternura maternal.
-Sabemos lo que pasó – Molly sonrió débilmente contemplando las lágrimas que recorrían sus mejillas pálidas – Y no puedo decir que no llores, porque la mejor forma de alivianar la pena es llorar.
-Hija… Molly tiene razón. Pero no es bueno llorar sola, porque es casi lo mismo que no hacerlo o que pedir ayuda al silencio de la noche – agregó su madre – Tienes que hablarlo.
-¡Mamá! – Hermione ya no podía más y se lanzó a los brazos de su madre recibiendo un caluroso abrazo que la hizo sentir mucho mejor mientras la señora Weasley ponía una de sus manos en la espalda de la chica.
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Entre la buena conversación, la confianza que se generó entre los dos hombres y los dos adolescentes junto con la cerveza de mantequilla –que había traído Arthur en la mañana al ir al Callejón Diagon- habían generado que el tema que tenía Ron en la cabeza desde aquella elocuente respuesta y que Harry ya pensaba en matar al pelirrojo: Besos/Confesión Hermione/Elocuente respuesta/Enojo de días/Amenaza de las CH&S/Posible ataque cardíaco por la declaración amorosa.
-Bueno… Sólo puedo decir que las mujeres son extrañas, por decirlo menos – dijo el señor Granger tomando otra cerveza de mantequilla – Son muy sentimentales y se fijan en unos detalles que, para nosotros, pasan desapercibidos.
-Aunque así las queremos – agregó Arthur haciendo que los cuatro rieran estridentemente.
-Lo que yo creo… Es que después de todo tú tienes la culpa por dejarte llevar por los nervios y más encima decirle eso – Harry miró a Ron sonriendo – No me extraña para nada que ella ni te quiera ver en pintura.
-¡Me vio y se puso a llorar! – repitió el pelirrojo en su mente con la imagen de Hermione con unas lágrimas amenazando con salir de sus ojos – Ella estaba enojadísima conmigo, me ignoraba, me evitaba… Y después se pone a llorar…
-¿Y qué quieres? – preguntó Richard – Ustedes dos se quieren, hay una cosa demasiado especial y que después todo se viene abajo por una respuesta de lo más indecente del mundo.
Arthur y Harry asentían sabiendo que el señor Granger estaba en lo correcto mientras Ron destapaba otra cerveza de mantequilla posando su mirada en la ventana del cuarto de Hermione que tenía las cortinas cerradas.
Pero el señor Granger había dejado de sonreír uniendo toda la historia que le había contado el muchacho y se dio cuenta que faltaba un gran detalle que era de lo más importante… O mataba a Ron o aprobaba que fuera el novio de su hija.
-Una cosa… ¿En qué situación mi hija te dijo eso? – cuando preguntó eso, Ron casi se atora con la bebida y Harry escupió la cerveza de la boca viendo como el pelirrojo palidecía considerablemente.
-¿Cómo dijo? – Ron no sonreía y tenía que estar seguro que eso le preguntó.
-Haber… ¿En qué situación mi hija te dijo eso? – preguntó el señor Granger fulminándolo con la mirada mientras Ron miraba nervioso a su padre dudando si decirle que estaban encerrados en el cuarto de la ropa sucia bastante cercanos corporalmente.
Arthur miraba confundido a su hijo, ya que no sabía por qué estaba tan nerviosa ante una pregunta tan fácil y obvia que cualquier padre le haría al "novio" de su hija. Pero notó que algo sucio se escondía detrás del romántico, inocente y medio dramático relato de su hijo, porque miraba nerviosamente a Harry como pidiéndole ayuda en algo y su frente sudaba sin parar –cosa extraña, ya que no hacía mucho calor- y parecía que le estaba a punto de dar un paro cardíaco.
'Aquí hay gato encerrado' se dijo el señor Weasley cerrando un poco los ojos pensando lo más rápido que podía para descubrir qué cosa escondía Ron 'Nadie se pone tan nervioso si el padre de la persona que te gusta te pregunta en qué situación se te confesó… Claro, a menos que los dos estuvieran…' casi se le cae la quijada el sólo hecho de pensar que esa idea era la respuesta correcta al dilema.
-Vamos, muchacho, respóndeme – le insistió Richard impaciente.
-Bueno… Hermione me dijo eso… - intentaba hablar Ron tomando grandes bocanadas de aire pensando en algo coherente para decirle – Estábamos… en las escaleras… Y ella me dijo que no podía más… Y se me confesó – dijo casi sin creérsela él mismo.
-Ah, ya. Más te vale que no haya sido así – sonrió el señor Granger bebiendo un trago de cerveza de mantequilla tranquilo mientras Ron asentía suspirando que se había salvado de una próxima muerte.
-¡Ay! – gritó el pelirrojo atrayendo la atención de los dos adultos. Ron saltaba en un pie poniendo sus manos en el otro mirando a Harry con una cara de odio.
-¿Qué me miras así? ¬¬ – preguntó Harry sonriendo de una forma en que le decía 'Eso te pasa por mentiroso'.
-¿Así pasó todo esto hijo, verdad? – preguntó Arthur viéndolo dudoso si decirle que sus sospechas iban por un lado muy diferente a la historia de Ron.
-¡Claro que sí! Eso fue lo que pasó… - respondió Ron nervioso ganándose una mirada de incredulidad de su padre – Lo juro por Merlín – agregó levantando solemnemente su mano, pero cruzando los dedos de la otra mano por detrás para que nadie viera que estaba mintiendo.
Harry sólo torció los ojos dándose cuenta de las estupideces que estaba haciendo su amigo con tal de guardar el momento ese en secreto mientras toda la conversación masculina se ponía de nuevo normal cambiando de tema drásticamente.
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Sólo lloraba en silencio sabiendo que su madre y la señora Weasley no esperaban otra reacción más que esa. Sentía que podía tenerles una confianza tan grande hasta el punto de decirles cómo se sentía, cómo necesitaba las intentas ganas de dar un gran grito intentando deshacerse de todo esa angustia y decepción que llevaba en su corazón. Era como si las dos pudieran llegar a ser sus mejores amigas o incluso, llegaba a percibir que su madre era más que sólo una madre y la señora Weasley era más que la madre de Ron… Era la madre de un gran chico… que daba buenos besos.
'¡Hermione Granger! No puedes estar pensando en los increíbles besos que Ron da cuando todo lo que alguna vez soñaste está más abajo que el infierno' pensó recriminándose a si misma mentalmente dejando escapar una fugaz sonrisa aún con su rostro en el hombro de Monica.
Pero lo que más le dolía era que él siguiera tan normal. Las pocas veces que lo veía –por estar evitándolo a toda costa- siempre sonreía, conversaba y lucía como si nada hubiera pasado… ¿Acaso eso no era nada para él? Porque para ella si fue algo que salió completamente de lo normal y monótona que puede ser la vida diaria. ¿Puede ser que al menos le pidiera disculpas? Parece normal, parece como si nada hubiera pasado y más encima no le venía a pedir disculpas; se sentía humillada y ofendida porque no le viniera a decir un 'Lo siento' o 'Disculpa', ya que ofendió sus sentimientos… Sus sentimientos que son lo más valioso en su vida.
-¿Estás mejor? – le preguntó Molly en un tono suave y delicado.
-Sí, algo mejor – contestó la muchacha limpiándose sus lágrimas con la atenta mirada de las dos mujeres que no sonreían ni nada, sólo la observaban con cariño – Gracias…
-Los hombres son así; son tan poco delicados y tan poco detallistas que no se dan cuenta que los detalles son importantes para nosotras – dijo Monica sonriendo débilmente.
-Y la vida está hecha de detalles – agregó la señora Weasley - ¿Cuántas veces yo he tenido discusiones que parecen una guerra con Arthur? – se preguntó.
-¿Ustedes han discutido? – preguntó asombrada la muchacha no dando crédito que el matrimonio perfecto que siempre había visto de los Weasley no lo era tanto como creía.
-¡Claro que sí! – rió haciendo un ademán – Casi por el mismo problema que todas las mujeres con los hombres tienen: Los detalles.
-Es como yo con tu padre… Peleamos una vez cada día.
-Mamá, tú con papá pelean hasta por quién va a usar la ducha primero ¬¬ - le dijo en un tono burlón Hermione haciendo que las tres se rieran mucho.
No sabía cómo había pasado, pero ya sus ojos no estaban rojos, aunque sí hinchados; mas ahora no se sentía tan triste como antes. Se sentía un poco más feliz y hasta un poco más relajada respecto al tema "Elocuente respuesta de un enfermo mental llamado Ron", aunque no le era para nada indiferente.
Y todo gracias a su madre y a la señora Weasley. Ellas dos le habían hablado sobre cómo ellas se sientes a veces con algunas cosas de sus matrimonios que la habían hecho sentirse mucho mejor y dejó de pensar que no la peor víctima de los asuntos del corazón, porque no era así.
-Una cosa… - les dijo habiendo pasado ya una hora y media - ¿Cómo supieron? – preguntó curiosa observando en especial a Molly que se lanzó una mirada cómplice con Monica.
-Ron estaba mal y me fue a preguntar algo sobre los sentimientos – respondió sonriendo mientras Hermione bajaba la vista sintiendo como nuevamente ese nudo en la garganta volvía a aparecer con el solo hecho de escuchar su nombre.
-Hombres, hombres, hombres – murmuró su madre abrazándola y la señora Weasley le sonrió tranquilizándola – Me pregunto si de verdad lo quieres como para que sufras de esta forma… Puede que sólo sea un capricho pasajero que con otra cosa se vaya – Hermione se quedó sin aliento cuestionándose si eso podría ser verdad.
-¡Monica! – replicó Molly lanzándole una mirada dura – No digas eso si no es cierto. Todos sabemos que esto es de verdad.
Hermione rompió el abrazo de su madre y se quedó con la mirada fija en un punto perdida en sus divagaciones. Pero aunque más razones intentaba darse para convencerse que tal vez todo era algún capricho o algo así, más se daba cuenta que, aunque no quisiera, ese sentimiento era demasiado real.
-No, mamá - negó muy convencida de lo que decía – Aunque sea muy extraño lo que siento, sé que no es un capricho ni nada pasajero… Es mucho más importante y significativo que eso – dijo haciendo que las dos mujeres sonrieran contentas de ver la madurez y la sinceridad de sus palabras.
-El problema es mi hijo que responde tonterías – soltó Molly haciendo reír a las dos.
Pasaron unos pocos minutos más antes de que Molly y Monica tuvieran que bajar a preparar la cena. Hermione les agradeció infinitamente la charla que habían tenido, porque ahora estaba mucho más segura de sus sentimientos… Pero no de lo que sentía Ron.
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Miércoles. Los adultos habían salido de compras al supermercado muggle – Richard y Monica encontraron conveniente que Molly y Arthur aprendieran cómo es un supermercado muggle en vista que después de lo de las sandías Ron y Hermione no podrían nunca hacer las compras- así que Ron, Harry, Hermione y Ginny estaban completamente solos en la casa.
Obviamente, el pelirrojo aún no se disculpaba ni hablaba con Hermione, porque estaba aún en una preparación mental intensa para cualquier caso de emergencia o crítico de su reivindicación. Y ella no quería ni estar en la misma habitación que él para tener contacto con las partículas de un ser despreciable como él.
Ginny estaba algo distante con Harry y sólo le hablaba en un caso específico. Y él intentaba ordenar todas sus ideas, porque estaba demasiado confundido por lo que le había dicho la semana pasada; así que sólo se resignaba a la actitud de la chica.
-Hermione… - dijo Ron desde el living cómodamente sentado leyendo una revista de historietas - ¿Me puedes dar un vaso de jugo?
-Sírvetelo tú mismo. Yo estoy demasiado ocupada – respondió de mala gana saliendo de la cocina y pasando al living rápidamente lanzándole una mirada de profundo odio al pelirrojo.
Él la siguió con la mirada y cuando sus miradas se encontraron, los dos voltearon inmediatamente un poco sonrojados. Pero no pasó nada más que eso y Hermione subió lo más veloz que pudo las escaleras.
-Toma, acá está – Harry salió de la cocina y le pasó un vaso de jugo de piña a su amigo que sonrió agradeciéndole - ¿Cuándo le dirás?
-Cuando tenga el valor suficiente para hacerlo – respondió suspirando aún algo turbado por la actitud de Hermione en los últimos días.
-Pero si sigues así, ella siempre te tratará así – murmuró y aún así Ron lo escuchó e iba a replicar –Y te lo mereces – finalizó antes de que hablara y se fue al jardín.
Al salir sintió como una sueva brisa golpeaba en su rostro y una sensación de tranquilidad lo invadió. Cerró los ojos respirando profundo sintiendo el aroma de las flores que había plantado la señora Granger en una esquina –muy cerca del árbol donde estaba la 'Casa Club' de Hermione-. Abrió lentamente los ojos y una sonrisa apareció en su rostro al verla.
Ginny estaba sentada en el borde de la 'Casa Club' dejando sus pies descalzos colgando mientras escribía concentradamente en un pequeño cuaderno. Su cabello lo llevaba suelto y con las suaves brisas se desordenaba, y la falda blanca muy estilo gitana le daba un toque como más filosófico a su rostro sumido en sus pensamientos.
'¿Por qué siempre se tiene que ver tan bien?' se preguntó sintiendo como sus manos temblaban levemente desde que la vio. No le gustaba, no estaba enamorado; de eso estaba seguro. Pero era algo más que eso… Era como si le estuviera atrayendo la pelirroja y que estar lejos de ella lo hacía sentirse triste. ¿Qué rayos le estaba pasando?
Caminó sin perder de vista a la muchacha. Antes de subir, Ginny se dio cuenta de su presencia. Los dos se quedaron mirando fijamente hasta que la pelirroja guardó su pluma y el cuaderno en un bolso que traía. Bajó de la casita sin decir nada mientras Harry evitaba mirar lo que había debajo de su falda –como Ginny traía puesta una falda era bastante tentador ver algunas cosas que no siempre pueden verse en vivo y en directo, pero Harry es un niño bueno-.
-Ginny… - la tomó del brazo cuando pasaba por su lado.
La muchacha mantenía baja la vista, pero la levantó dudando si debía quedarse hablando con él después de lo de la semana pasada. Su corazón comenzó a latir más rápido al tener esos ojos verdes más cerca y que todavía su mano se mantenía firme a su brazo.
-Necesitamos hablar.
-Hazlo rápido – dijo moviéndose bruscamente haciendo que la mano de Harry se desprendiera de su brazo.
-Es sobre lo que me dijiste la semana pasada – empezó a decir cruzándose de brazos y con un tono de voz serio – Creo que desde hace poco te he conocido, y encuentro que por una tontería por esa no podemos ser amigos.
-Claro, amigos… - asintió con una sonrisa burlona, pero con un tono de voz triste – Ya te dije que sólo hablaba contigo, porque te estaba coqueteando sin razón alguna.
-No me importa eso.
-¡Pero a mí sí! – soltó inclinando su cabeza.
Harry sólo abrió la boca queriendo decir algo para calmarla, para decirle que siguieran tan cercanos como antes; pero no podía, tenía un nudo en la garganta que se iba acrecentando. Y no podía sentir pena, ganas de abrazarla al verla tan indefensa y vulnerable.
-Antes era sólo la hermana de tu mejor amiga… Era Ginny Weasley y nada más que eso – dijo aún sin mirarlo a los ojos con la voz quebrada – Y todo estaba bien hasta ahí, pero desde que por alguna razón tuvimos más conversación o qué sé yo, parece que de repente te di cuenta que existo.
-No…
-Recién ahora te das cuenta de cómo soy y de lo "importante" que soy en tu vida – levantó la vista y sus ojos amenazaban con llorar – Y lo más gracioso de todo es que tú no reconoces, Harry Potter. No quiero pasar por el mismo sufrimiento de antes; así que déjame en paz.
-¿Y qué pasa si ahora me estoy dando cuenta que esa niña existe? – preguntó observándola fijamente a sus ojos. Él puso su mano en una de sus mejillas haciendo que la muchacha derramará una lágrima con un amargo dolor en su pecho – Y que también me doy cuenta que ya no es una niña, sino una muchacha demasiado especial... El problema es que me duela que creas que te puedo hacer sufrir nuevamente, si lo único que quiero es conocerte más.
Le dolía. No quería volver a pasar por lo mismo, no quería que los sentimientos que había enterrado en el pasado volvieran a aparecer para causar un desastre en su vida. ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? Si él no se hubiera ido a meter allí casi todas las vacaciones no pasaría por esto, porque seguiría siendo la hermana de su mejor amigo con la que conversaba muy poco y casi nada.
¡Como odiaba sentirse así!
-No, Harry… - negó con la cabeza – No quiero que me hagas esto.
-Y yo no quiero que me hagas perder la oportunidad de conocerte bien. No quiero que me hagas perder la oportunidad de conocer a una persona especial como tú – murmuró cerca de su oído haciendo que la muchacha temblara del nerviosismo.
Se quedaron en silencio. Ginny dejó de llorar por la parálisis cerebral que tenía por tener tan cerca a Harry y él solamente intentaba adivinar qué estaba pensando mirándola a los ojos, pero no podía lograrlo.
-Lo siento, Harry – murmuró la pelirroja apenada. Se puso de puntillas y le dio un suave beso en la mejilla – De verdad que sí…
Luego de eso se dio media vuelta y caminó lentamente levantándose un poco su falda blanca dejando al muchacho mucho más contento de lo que había estado en varios días.
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Viernes. Lavander y Parvati se habían reunido con Hermione y Ginny en el Callejón Diagon para adelantar la compra de los libros del colegio antes de que vinieran los últimos días y todo estuviera abarrotado de alumnos y padres histéricos.
Nadie sabía que Harry y Ginny se habían "roconciliado", porque nadie se había percatado que estaban mal.
-Sinceramente los padres son unos estúpidos – comentó la pelirroja a Hermione mientras las otras dos chicas miraban interesadas la nueva colección de vestidos de gala de Madame Malkin – Esas dos son unas metiches para ir a darte consejos del corazón.
-En cierta forma me ayudaron, pero hicieron por un momento que me sintiera insegura de mis sentimientos…
-¿Quién les pidió ayuda? – preguntó enfadada – Podrían haber hecho que las cosas empeoraran más de lo que pueden estar en vez de ayudarte como cualquier persona racional haría.
-Creo que deberías calmarte un poco – Hermione la tomó por los hombros y la zamarreó un poco para que se tranquilizara – Estás poniéndole más leña al fuego de lo que es.
-Ni que fuera fuego, esas casi arman el incendio – replicó cruzándose de brazos – Está bien., dejaré el tema; pero ya hablaré con mi mamá por meterse por donde no la llaman… Es lo correcto que la tuya se meta, pero la mía no.
-¡Hermione, Gin! – gritó Parvati agitando su mano alegremente llamándolas - ¡Vamos a comprar los libros!
Llegaron a la librería donde no había más de cinco personas, así que tenían la completa libertad de ver todos los libros con mucha tranquilidad. La más emocionada fue Hermione que se fue de inmediato corriendo a ver los nuevos libros de Transformaciones y las nuevas versiones de 'La Historia de Hogwarts' –después de haber comprado los libros del colegio- dejando a Lavander, Parvati y Ginny sin saber qué hacer.
-Miren que guapo – murmuró Lavander cuando un alumno de Ravenclaw que también iba a cursar séptimo año entraba en la tienda y mantenía un contacto visual con la muchacha bastante… tentador – Yo me voy a leer algunos libros por ahí - dijo sonriendo y siguió cuidadosamente al chico que subía las escaleras.
-Claro, va a recrear la vista en otras cosas – dijo Ginny cruzándose de brazos comenzando a caminar lentamente con Parvati entre los libreros.
-No sé cómo le puede gustar venir a lugares como estos. Yo me quedo dormida en dos segundos – susurró Parvati a Ginny que miraba desinteresadamente los libros en la repisa.
Su mente estaba demasiado ocupada pensando en ese beso del otro día. Aunque hubiera sido en la mejilla y haya durado tan poco; era especial, porque ese beso no fue de coquetería… Ese beso le nació del corazón.
Y parece que en su cara se notaba en que algo así estaba pensando, porque Parvati se le quedó viendo fijamente intentando adivinar… Pero después de unos minutos comenzaron a hablar de un tema de mucha importancia: Ron y Hermione.
-¿Y cuándo le va a decir ese idiota? – preguntó Parvati algo enojada.
-No tengo ni la menor idea, pero espero que sea pronto – respondió la pelirroja con un brillo en sus ojos – Sino, se las verá con nosotras – sonrió peligrosamente.
-Sí, sufrirá consecuencias físicas irreparables.
-¿De qué están hablando? – preguntó Hermione detrás de ella. Las dos chicas se dieron media vuelta nerviosas mientras la castaña caminaba hacía ellas – Algo están tramando…
-Para nada – negó con la cabeza Ginny y alzó las manos haciéndose la inocente – Parece que estás escuchando cosas que no existen, querida – le pasó la mano por el hombro.
-Vale, será – se alzó de hombros - ¿Dónde está Lavander para irnos?
Parvati señaló hacía las escaleras donde Lavander hablaba animadamente con el apuesto muchacho mientras jugaba con su cabello y sonreía como una si no pudiera quitársela de la cara. Parecía que no podía ser más obvia coqueteando con él, pero se veían muy bien juntos.
-¡Lav, ven! – dijo Parvati mientras salían de la tienda a la chica que suspiro algo decepcionada por irse justo cuando estaba de lo mejor conversando.
-Muchas gracias por su oportuno momento para irse – dijo Lavander alcanzándolas corriendo.
-Lavander, la librería es para comprar libros… No para coquetear con chicos – dijo enfadada Hermione por su orgullo de lectora compulsiva.
-Tú no hables, Hermione – replicó Ginny sonriendo – Para ti la librería es un santuario del conocimiento, es tu nave nodriza. ¿Por qué no te vas a vivir allá?
Las otras dos chicas explotaron en risas mientras la castaña sólo bufó por el gran comentario de Ginny.
-Qué gracioso ¬¬…
-¡Aburrida, no te ríes de ti misma! – comentó Parvati sonriendo – Ya, no me mires así – se alzó de hombros al ver la mirada de Hermione.
-Oigan, allá está la tienda de mis hermanos – señaló Ginny una de las tiendas más llamativas de la calle por donde transitaban - ¿Por qué no vamos?
-Lo siento, Gin. Pero creo que no es buena idea ir – dijo la castaña – No tengo muchas ganas de enfrentarme a sus estúpidas bromas.
-Cierto, se nos había olvidado que tú quieres ver a otro pelirrojo, no a esos pelirrojos – chasqueó la lengua Lavander - ¿Qué? Es la verdad – asintió en un tono completamente libre de culpa.
-Más te vale – murmuró Hermione tratando de quitarse su mal humor.
-O tal vez quieras ir a cierta fábrica de chocolate para recibir a un guapo cubierto en chocolate. 'El bombón Weasley' se llama. ¿Verdad? – preguntó Ginny riéndose.
-¡Se acabó! – chilló la castaña apretando los puños.
Lavander, Parvati y Ginny se miraron preocupadas por su integridad física, porque si ella de verdad estaba enojada podrá hacerles cualquier cosa inimaginable. Las tres comenzaron a caminar un poco más rápido alejándose de Hermione.
-¡Vengan acá, malditas molestosas! – Hermione salió corriendo detrás de ellas lo más veloz que podía con la bolsa de los libros comprados.
-¡Loca, psicópata nos persigue! – gritaron las tres chicas doblando la esquina y también corriendo.
Lamentablemente justo estaba pasando un grupo de ancianos, por lo que les obstruyeron el camino. Hermione las alcanzó y se les abalanzó encima quedando las cuatro como una masa indefinida de chiquillas locas que se reían compulsivamente por la tontería que hicieron – aunque si que era divertida-… La estaban pasando demasiado bien en sus vacaciones de verano las cuatro juntas.
Notas de la autora: Hum… Supuestamente este capítulo iba a subirse mucho más rápido que el promedio normal de capítulos, pero las cosas no se dieron así. ¿Razones? Castigo por perder el maldito celular, el trabajo de química, el trabajo de biología, las fiestas de 15 que se me han venido de una sola vez y el humor por el suelo. Lo siento por la demora, pero hice lo posible para terminarlo lo más rápido posible.
No sé, pero me gusta como que Parvati, Lavander, Hermione y Ginny sean amigas… Es como súper común que un grupo de chicas sean amigas, se junten, lo pasen increíblemente bien; así que ese toque es para darle un poco de realismo a la extraña y típica relación de que Hermione sólo tiene de amigos a Harry y Ron (igual es como raro, pero bueno). Aunque si vemos lo de el sexto libro, digamos que ahí si que Lavander se queda fuera de las CH&S.
H&G: Cuando escribí el capítulo antes de corregirlo y hacerle algunos cambios, había puesto que al final como de la conversación entre Harry y Ginny los dos se besaban. Pero era demasiado apresurado, sacado de la nada y como muy "aporte" a la historia en estos momentos. Así que sólo un beso en la mejilla.
Comentarios sobre el título de la historia: Es mejor que los padres escuchen y cuando van a dar un consejo de verdad que sirve, lo hagan. Pero que no atormenten la vida de sus hijos con sus estupideces paternales que nos hacen peder más el rumbo de la respuesta que buscamos a nuestros problemas.
¿Qué habrá en la próxima entrega? No tengo nada escrito, pero varias ideas en mente. Sólo puedo adelantar estas pequeñas cosas: Preparación psicológica de Ron terminada/Conversaciones de MSN/Intentos frustrados/Padres impacientes.
Esperen en próximo capítulo llamado: 'Dos Son Compañía Y Tres Multitud'.
Espero sus reviews impaciente para saber cómo está este capítulo nuevo. Gracias por leer! Este capítulo va dedicado a mi hermano mayor que me prestó el notebook para escribir el capítulo en mis momentos de castigo sin computador.
Besos, cuídense, manden reviews, ByE!
