Capítulo 14:

-¿Puedo pasar? – preguntó al tocar unas tres veces a su puerta.

-Sí, pasa – se escuchó la voz de la muchacha adentro.

Harry entró al cuarto de Ginny algo nervioso y preocupado por lo sucedido. Después de que Ron se fuera a encerrar a la habitación sin dejarlo entrar y que Hermione fuera a su casa del árbol amenazando con matar al que se atreviera a subir el árbol, la cena siguió haciéndose. Aunque el profesor Dumbledore comentaba la valentía del pelirrojo por habérselo declarada y Remus Lupin no paraba de reír por la forma en que espiaban de forma tan "precavida".

Con un hechizo del director el ventanal volvió a quedar intacto como si nunca se hubiera roto y quedó puesto en su lugar.

-Vine acá, porque abajo la cena ya está aburrida. Están hablando de sus típicos temas de adultos que me dan sueño – se excusó sentándose en la cama – Hermione me empezó a lanzar unas piedras si me acercaba más al árbol gritándome que era un estúpido y Ron me cerró la puerta en mis narices.

-Las cosas van tan bien en esta casa – rió guardando su cajita de costura y su túnica ya arreglada dejándola en una silla – Pero me parece increíble que esto haya pasado.

-A mí también… Es tan extraño saber que mis dos amigos saben que se gustan.

-Digo lo mismo – asintió recostándose junto a él – Mi hermano y una de mis mejores amigas. Suena tan extraño.

-Pero ellos son felices así.

Se quedaron en silencio. Él observaba interesado el techo de su cuarto, ya que tenía posters de equipos de Quiddittch desconocidos para él, fotos con sus amigos, de su familia y algunos posters con fotos de grupos musicales; todas se movían y era raro ver tantas fotos en el techo moviéndose sin parar.

Ginny sólo pensaba en todo lo que había cambiado su vida. Antes amaba vivir en La Madriguera y cuando fue destruida nunca pensó que volvería a ser feliz en toda la vida; peor ahora era feliz, más feliz que nunca. Vivía con los Granger y era una de las mejores cosas que le habían pasado, no era la única hija mujer, lo pasaba tan bien, se sentía muy unida a sus padres y a los señores Granger.

-Amo vivir en esta casa – dijo volteando su rostro. Harry también lo volteó y quedaron frente a frente a escasos centímetros de distancia – Creo que es una de las casualidades más increíbles de toda mi vida. Nunca pensé que me la pasaría tan bien viviendo con los Granger.

-Me alegro que estés tan bien… - sonrió.

No pudieron apartar sus miradas el uno del otro. Se podía percibir el magnetismo de la situación, no era para nada incómoda, se notaba como disfrutaban la cercanía de sus cuerpos.

La pelirroja no podía evitar dejar de contemplar sus ojos verdes, analizar su rostro; no podía evitar sentirse tan bien cuando sabía que estaban tan cerca. Estas últimas semanas había estado tan cercana a Harry, se había acostumbrado a tenerlo cerca y hasta a rechazarlo una vez antes de que toda esa amistad llegara a algo más. Pero parecía que esa sensación de calor que recorría todo su cuerpo era mucho más poderosa que su cerebro que le decía que se levantara y se alejara, que no pasara nada.

El pelinegro se había acercado mucho más a ella, sentía que la conocía de toda la vida y esperaba que esa amistad fuera creciendo. Pero no podía obviar lo mucho que le gustaba su presencia, su sonrisa, la forma en que hacía bromas, cuando retaba a sus hermanos; su físico y su personalidad. Era perfecta, tan perfecta que tenía miedo de llegar más allá… Y quería llegar más ella. Estaba incentivado por las chispas en su estómago de acortar la distancia haciendo lo inevitable.

'Tengo que ser coherente con lo que digo: No quiero sufrir más por él. Tengo que moverme de aquí lo antes posible… ¡Piernas, muévanse! Por Merlín, no las puedo mover; porque en realidad quiero quedarme acá a su lado' pensó cerrando los ojos 'Listo, necesito un plan B… ¡Obligar a mis piernas moverme!... Rayos, de verdad quiero quedarme acá' volvió a abrir los ojos encontrándose con Harry que parpadeaba lentamente como hipnotizado.

Se acercaron un poco con timidez. Silencio en el cuarto, apenas su respiración agitada se escuchaba y algunas risas provenientes del living donde los adultos conversaban. Un poco más cerca. Se entrelazaron las manos como si algo malo hubieran hecho, pero luego las entrelazaron con ternura y cuidado. Y se acercaron un poco.

Harry ya podía ver con detalle las pecas que se esparcían en la nariz de la chica, podía ver su reflejo en los ojos castaños de Ginny. Estaban tan cerca que casi no respiraban de lo nerviosos y absortos de la situación que ocurría; sólo faltaba acercarse unos centímetros para juntar sus labios.

-Harry… Yo… - dijo temerosa y con la voz quebrada.

-No, digas nada – negó con la cabeza sonriendo débilmente mientras estaban a punto de que pasara lo inevitable.

Pero era evitable, el beso de Harry Potter y Ginny se evitó gracias a una de esas malas sorpresas que te da la vida: Una lechuza entró volando por la ventana de la pelirroja y se posó en la cabeza de Harry. Comenzó a picotear frenéticamente la cabeza del muchacho mientras que él se sentaba en la cama intentando quitar al animal de su cabeza.

-Maldito pajarraco, aléjate de la cabeza de Harry – amenazó al ave Ginny con un libro en sus manos dispuesto a usarlo para pegarle al ave.

-¡Me duele! – gritó Harry levantándose asustado de que le fuera a hacer algo.

-¡Tú lo pediste, lechuza! – con todas sus fuerzas intentó pegarle a la lechuza. Pero antes de que lo consiguiera, el ave salió volando asustada y le pegó en toda la cabeza a Harry con el libro de 750 páginas de Historia de la Magia – Ups, lo siento… No pensé que saldría volando.

-Gracias a ti tendré problemas de memoria – se quejó sobándose la cabeza sintiendo como si su cráneo se hubiera partido en dos – Pegas muy fuerte.

-Ya para de quejarte, Potter…

Ginny dejó el libro en su escritorio mientras la lechuza se paraba en la mesita de noche mostrando en su pata una carta atada con un hilo grueso de color rojo con puntos amarillos.

Con cuidado sacó la carta y le hizo algo de cariño al animal sonriendo mientras Harry se sentaba en la cama viendo con algo de enojo a la lechuza que había interrumpido algo muy importante.

-Esa lechuza es del negocio de Fred y George – dijo la pelirroja después que el ave se había ido sin pedir alimento – El lazo que amarraba la carta a la pata de la lechuza es típico de ellos. Siempre el rojo con los puntos amarillos han sido como su símbolo especial.

-¿Y por qué habrán mandado una carta a estas horas de la noche? – preguntó viendo en el reloj de la pared. Eran casi media noche – Es tarde.

-Ahora lo averiguaremos – se sentó a su lado y abrió la carta.

'Hermanita de mí alma:

¿Cómo está una de las mujeres más importante de mi vida? Ojalá que no estuvieras durmiendo o haciendo algo importante cuando hayas recibido esta carta, pero sé que hay una cena en la casa con el profesor Dumbledore y Remus; por lo que sabía que estarías despierta.

Necesito que mañana vengas con Ron, Hermione y Harry a la tienda, en especial los dos primeros, porque tenemos que discutir las cosas legales de nuestro nuevo producto: 'El Bon-Bóm Weasley'.

Creo que no necesito especificarte más sobre el tema, ya que la idea sabes de dónde vino y todo eso. Así que creo que tienes una clara idea de las características del producto para los consumidores.

¡Por favor, ven mañana! Y podrías darte una de las Cajitas Felices con muchos productos totalmente gratis.

Bueno, eso es todo. Espero que estés bien y duermas placenteramente siempre pensando en tu querido hermano mayor.

Mañana nos vemos,

George… Sin Fred porque está ocupado con su vida social'.

-Vaya… ¡Mis hermanos son unos genios por inventar ese producto!

-¿Ron y Hermione sabrán que usarán su experiencia en la fábrica de chocolate para esto? – preguntó aguantando la risa de imaginarse de lo que podrían ser los efectos del dulce.

-No sé, pero me da lo mismo – guardó la carta en su mesita de noche – Ya quiero que sea mañana.

-Yo también.

Se quedaron en silencio mirándose fijamente. Los dos sabían que si no hubiera sido por esa carta… Se hubieran dado un beso. Pero ahora que ese momento había pasado, los dos se sentían incómodos sin saber qué hacer para dejar eso olvidado.

-Creo que veré si Ron me deja entrar al cuarto – se puso de pie lentamente – Buenas noches.

-Buenas noches – se despidió con un ademán mientras cerraba la ventana y corría las cortinas – Espero que sueñes conmigo para que no tengas pesadillas, guapo – dijo con una sonrisa malévola causando que Harry riera sonrojándose.

Cerró la puerta y caminó unos cuantos pasos por el solitario pasillo de la casa. Dio un prolongado suspiro antes de entrar a la habitación que compartía con Ron, tendría que estar preparado mentalmente para enfrentarse a otra discusión con su amigo que estaba en su fase 'After- love confesión'.

Pero estaba mucho más ocupado pensando en la última cosa que le dijo la pelirroja, porque claro que iba a soñar con ella después de lo que casi pasaba hace algunos minutos atrás.

oooooooooo

Ron se levantó muy tarde ese día. Después de su confesión a todo pulmón en el jardín no pudo conciliar el sueño hasta como las cuatro de la madrugada, ya que no podía sacarse de la cabeza todo lo que había pasado y lo que podría pasar desde que pusiera un pie fuera de su cuarto; podría ser que Hermione el diera un beso o muy posible que, también, le gritara odiándolo con toda su alma.

Terminó de ponerse sus pantalones y bajó para desayunar sabiendo que se encontraría con Harry –porque no estaba en su cama- y con Ginny, porque se escuchaba desde las escaleras como conversaba con… Hermione.

-Buenos días, Romeo – lo saludó la pelirroja sonriendo al ver a su hermano.

-¿Romeo? – preguntó arqueando una ceja – No me llames así, enana.

-Déjame que te llame así por el día… Voy a prepararte el desayuno sólo porque ayer te le declaraste a Hermione. Eso merece una recompensa.

Mientras Ginny iba a la cocina a prepararle el desayuno, Ron saludó a Harry que estaba sentado en el sofá conversando con Hermione.

Cuando llegó el momento de que los dos tortolitos se saludaran sólo se dieron un tímido "Buenos días" con un apretón de manos. Los dos encontraban mucho más interesante la mugre de la alfombra del living, pero después se observaron directamente y una sonrisa apareció en sus labios.

Harry sólo puso los ojos en blanco sabiendo que tomaría algo de tiempo que ellos dos estuvieran juntos oficialmente sin que les diera vergüenza. Pero se puso a conversar con sus amigos como siempre lo habían hecho, aunque era algo extraño que Hermione no retara a Ron por todo lo que dijera; debería acostumbrarse a que ya no habría tantas discusiones.

-Tenemos que decirles algo – empezó a decir Ginny después de traerle al pelirrojo una bandeja con una taza de leche de chocolate con tostadas y una porción de galletas - ¿Recibieron la carta de Fred y George ayer?

-No – contestaron al unísono Ron y Hermione sin saber a qué se referían.

-Es que ellos van a lanzar un nuevo producto, y necesitan que firmen unos papeles – explicó Harry – Es de un chocolate llamado 'Bom-Bón Weasley' y estará basado en su experiencia en la fábrica de chocolate.

-¿ESTÁN LOCOS O QUÉ ESOS RETARDADOS MENTALES? – gritó la castaña poniéndose de pie enfadada - ¡NO QUIERO QUE EL MUNDO SEPA LO QUE HICIMOS!

-¡YO TAMBIÉN ME OPONGO! – asintió Ron tratando de controlarse, cosa que no lograba hacer.

No era que les diera vergüenza que todo el mundo mágico supiera que estaban juntos y se quieren, pero una cosa es diferente cuando un chocolate con los estúpidos efectos secundarios de los gemelos fuera distribuido en sus dos tiendas. Todos los alumnos de Hogwarts comprarían el famoso 'Bom-Bón Weasley' y después se enterarían que los prefectos de séptimo año de Gryffindor eran los que habían inspirado la idea del chocolate; llegarían al colegio siendo reconocidos por sus actos inmorales dentro de una maldita fábrica de chocolates.

Harry y Ginny se miraron nerviosos. Tenían que hacer algo para convencerlos de que nadie, además de ellos, sabrían en qué experiencia personal está basado el chocolate.

-Antes de hacer cualquier cosa, iré a buscar la carta que les mandaron los gemelos ayer y no leyeron – dijo Ginny caminando hacía las escaleras – Tranquilízalos, Harry, no te quedes sin hacer nada – replicó antes de subir como un huracán.

-¿Se podrían calmar? – preguntó el pelinegro con miedo de que alguno de los dos lo atacaran y no quedara vivo, parecían bestias fuera de control.

-¡NO! – respondieron a todo pulmón mientras murmuraban sobre el futuro perdido que tendrían por la estúpida idea.

-¡Acá está! – gritó la pelirroja terminando de bajar la escalera a saltos y se la dio a Hermione para que la leyera junto con Ron – Léanla sin decir nada.

Ron y Hermione se quedaron de pie leyendo la carta de los gemelos. Mientras iban avanzando en la lectura se ponían pálidos y después se pusieron rojos –algo bastante común en ellos- tratando de entender que darían permiso para que el 'Bom-Bón Weasley' fuera vendido a cambio de descuentos en la tienda y un porcentaje de las ganancias.

¿Acaso iban a vender un incidente que terminó de una forma bastante hormonal mientras estaban encerrados por todas esas porquerías? Aunque se veía bastante tentador, en especial por los productos gratis y descuentos de los artículos de bromas. Y además ganarían dinero –cosa importante en la vida-, así no andarían con los típicos problemas financieros de los adolescentes.

-¿Qué dices tú, Ron? – preguntó Hermione sentándose en el sofá indecisa si aceptar o no la tentadora oferta.

-No lo sé – se alzó de hombros – Creo que está bien. Nadie sabrá que gracias a nosotros se les ocurrió esa idea; podemos tener cosas gratis y ganaremos dinero.

-Ron tiene razón – asintió Ginny sonriendo – Además habría un nuevo producto que sería muy divertido probarlo cuando volvamos al colegio. Pasarían cosas increíbles… ¡Podríamos hacer que alguien se enamore de McGonagall! – a ese comentario Harry y Ron rieron descontroladamente, pero la castaña negó con la cabeza molesta.

-¡No te atrevas bromear con la profesora McGonagall de esa forma!

-Ya, Hermione, nunca más lo hago… - murmuró apenada la pelirroja.

-Pueden ganar dinero – agregó Harry intentando hacer que finalmente se decidieran. Después de todo, él tenía un gran porcentaje de las ganancias de los gemelos en sus negocios por el préstamo que les hizo, y con ese bombón podría tener ingresos – Ayudarían a Fred y George cumplir sus sueños de ser los creadores de artículos de bromas más famosos del mundo.

Hermione asintió animadamente. Dobló la carta con cuidado y la guardó en el bolsillo posterior de sus jeans ante la atenta mirada de los presentes. Luego le susurró algo al oído a Ron que también sonrió y sacó de un posillo encima de la chimenea polvos flu.

-¿Qué rayos están haciendo? – preguntó Harry sin entender bien.

-Vamos a cerrar un trato con los Sortilegios Weasley – respondió Ron con un ademán para que entraran en la chimenea - ¡Sortilegios Weasley! – gritó, una vez que entró a la chimenea con el resto, y un fuego verde los cubrió a todos antes de desaparecer.

oooooooooo

Llegaron a la tienda ubicada en el Callejón Diagon. Estaba aún cerrada, ya que abrían después de las doce del día; por lo que apenas los rayos del sol atravesaban las delgadas cortinas de los ventanales dejando al descubierto las cajas abiertas repartidas desordenadamente en el suelo y una sustancia azul eléctrico dando la apariencia de que habían estado trabajando en una nueva fórmula para sus inventos.

Ginny saltó una montaña de dulces sin abrir que estaban en el suelo y llegó al primer escalón de las escaleras que conducían al segundo piso donde estaba el departamento de los gemelos. Subió para ir a buscarlos mientras que los demás veían con algo de asco a una cosa que estaba quemada –dedujeron por el tamaño y las manos pequeñas que era una muñeca- y tenía unas sonrisa malévola.

-¡Buenos días a todos! – saludó Fred atrayendo la atención de los tres - ¿Cómo están? – sonrió.

-No muy bien después de ver a la muñeca con esa sonrisa – contestó Ron mirando de reojo a la muñeca en el suelo - ¿Qué le hicieron?

-Nada, sólo estábamos probando algo para darle vida a los juguetes; pero descubrimos que al hacerlo se vuelven locos y quieren atentar contra la vida de los niños – se alzó de hombros – George y Ginny bajan pronto, nuestra hermanita se quedó ayudándolo a limpiar la cocina después de nuestro pequeño incidente.

Fred limpió con un movimiento de varita toda la tienda dejándola perfecta para cuando llegara la hora de abrir. También fue a buscar unas sillas para que Harry, Ron, Hermione y Ginny se sentaran para que pudiesen hablar cómodamente sobre negocios.

-Buenos días – saludó George bajando las escaleras – Lo siento por la demora.

-Da lo mismo. ¿Podemos empezar con esto, por favor? – preguntó Hermione impaciente de terminar eso lo más pronto posible.

-No seas tan impaciente, ex-prefecta perfecta.

-Vuelve a decirme eso, George, y juro que mañana no podrás ni dar un sólo paso más en tu vida.

-Aquí tengo los papeles que me pedieron – dijo Ginny viniendo con unos papeles con una firma de color escarlata dando a entender que esos eran los papeles del contrato que harían – Bien, ahora quiero que nos expliquen de qué se trata este negocio.

El 'Bom-Bón Weasley' era un hombre bañado en chocolate del tamaño de una nuez. Estaba relleno con una sustancia gelatinosa de sabores como menta, moco, baba de murciélago y hasta de vómito; y la sustancia tenía algunos ingredientes que afectaban las cuerdas vocales de la persona que lo ingería haciendo que tuviera voz de ardilla, rana, gangosa, taladro o aliento a dragón. Pero el mejor efecto secundario que tenía era que revolucionaba las hormonas del que lo comiera y al ver a la primera persona del sexo opuesto -después unos segundos de haberse tragado el bombón- producía las ganas de querer besarlo sin parar. Tenía un hechizo que hacía como si fuera una obsesión la persona, todo le parecía perfecto de la persona; y todo eso duraba 24 horas.

George sacó de una caja un 'Bom-Bón Weasley' y se lo pasó a Hermione para que lo analizara junto con los demás.

Era un pequeño hombrecito de chocolate cubierto con un papel metálico amarillo con algunos brillos rojos siendo bastante atractivo a la vista. Ron lo abrió y rompió por la mitad al bombón viendo el gelatinoso líquido verde musgo que se derramaba lentamente.

-Ah, les tocó el de moco – sonrió Fred guardando la cajita donde estaban las muestras del 'Bom-Bón Weasley'. Ron tiró el dulce al mostrador con algo de asco por haber tocado el moco - ¿Y qué dicen?

-Está bien, yo firmaré – asintió la castaña sacándole los documentos de las manos de George y empezó a leerlos.

-Ojalá que les vaya bien con esto, porque quiero mucho dinero en mi posesión – dijo Ron sonriendo entusiasmado.

-¿Y han probado el bombón con personas? – preguntó Harry esperando que lo hayan hecho para comprobar que sólo esos efectos causaba.

-Claro que sí – respondió George – Si quieres, puedes preguntarle a Fred como le fue con Angelina después de que ella comiera el bombón.

-Vaya, hermanito, creí que no te iría tan bien con ella – se burló Ginny - ¿Y en qué andan ustedes dos?

-No estamos para hablar de mi vida privada, sino de negocios. Además no es mi culpa que George no tenga vida amorosa – replicó sonrojándose.

Hermione terminó de leer los papeles y se los pasó a Ron. Él también los leyó diciendo que aceptaba firmar la propiedad intelectual y la marca registrada del producto, pero tenían que cumplir todo lo estipulado en los papeles, porque sino se iban a meter en serios problemas legales.

Los firmaron haciendo que los gemelos hicieran un pequeño bailecito de victoria sabiendo que ese bombón sería uno de los mejores artículos de los 'Sortilegios Weasley' para la comunidad mágica. Presentían que sería un éxito.

-Desde ahora en adelante, ustedes serán nuestros clientes especiales – dijo Fred contento - ¿Quieren una cerveza de mantequilla para celebrar?

-No, gracias – negó con la cabeza Hermione – Ya deberíamos volver a casa. Los adultos no saben que salimos y deben estar preocupados.

-Tienen razón – asintió George.

-Fred… ¿Puedo sacar algunas cosas gratis? – preguntó Ginny poniendo su cara de angelito inocente más convincente posible. Siempre conseguía regalos de los nuevos artículos y exitosos de sus hermanos – Por favor, hermanitos, díganme que sí.

-Por supuesto, saca una de las cajas vacías detrás del mostrador y llénala con cosas – respondieron al unísono.

Mientras la pelirroja decidía qué artículos de broma y caramelos llevar, los demás subieron al departamento para conversar. Los gemelos les contaron cómo era la nueva sucursal de la tienda en el pueblo cercano a Hogwarts y les recomendaron que cuando volvieran al colegio debían ir a visitarlos.

También que el único problema que habían tenido era que envolvieron una de las muestras del 'Bom-Bón Weasley' con el papel verde limón de los caramelos para poner los ojos saltones.

Luego de que siguieran conversando sobre cómo fue la declaración de Ron y Hermione –en realidad sólo los gemelos y Harry hablaban del tema, porque los principales de la historia estaban ocupados viendo la decoración del departamento-, llegó Ginny con una caja llena de artículos y caramelos.

-Ahora es el tiempo de irnos – se puso de pie Hermione contenta de que ese momento incómodo se había ido.

-Sí, gracias por todo – se despidió Ginny con un beso en la mejilla de cada uno de sus hermanos – Los vendré a ver pronto para tener más provisiones y a ayudarlos en la época de compras escolares.

-Gracias, hermanita – dijo Fred – Que les vaya bien.

-Cuando tengan ya a la venta el bombón llámennos para ver cómo andan las cosas – pidió Harry.

-Por supuesto – asintieron los gemelos - ¡Adiós!

oooooooooo

Ya eran las cinco de la tarde. Los muchachos se pusieron sus trajes de baño y se dieron una relajante tarde en la piscina mientras reían, conversaban, nadaban y hacían una entretenida guerra de agua –obviamente ganó Ginny-.

La pelirroja sólo había lanzado una bomba apestosa en el cuarto de Ron para probar si su mercancía estaba en buenas condiciones. Y ahora se comía uno de los chocolates que había sacado del mostrador de la tienda.

Se sentó en el borde de la piscina dejando sus piernas todavía en el agua. Notó la atenta mirada de Harry sobre ella y no pudo evitar sonreír antes de morder la mitad del chocolate. Era de menta suave, bastante deliciosa. Dejó la otra mitad del chocolate encima del papel verde que lo cubría mientras tragaba.

-Hermione… - dijo Ron atrayendo la atención de la castaña que lo miró atentamente – Quiero hablar sobre lo de anoche.

-Yo también he querido hablar de eso – sonrió nerviosa. Le gustaba la sensación de saber que le gustaba a él – Ya sabes que me gustas.

-Y tú a mí…

-Creo que es el momento de cambiar las cosas. ¿No crees eso? – preguntó acercándosele peligrosamente.

Ron no pudo evitar bajar la mirada para concentrarse en lo tentador que era verla en bikini y hablándole con esa voz suave que lo ponía nervioso. Sintió nuevamente ese calorcito subir desde sus pies en el agua hasta su frente haciendo que se sonrojara débilmente.

La acercó a si atrayéndola con sus manos en la cintura de la castaña que no opuso resistencia, pero miró de reojo a Harry y a Ginny que estaban muy ocupados mirándose fijamente como para mirarlos y darse cuenta de lo que estaban haciendo.

-¿Y si pasamos a algo formal? – preguntó susurrándole al oído.

-No lo sé… Suena bueno – sus labios rozaban haciendo que todo subiera de temperatura rápidamente. Ninguno de los dos quería empezar el beso, porque sabían que la situación se pondría peligrosa haciéndolo a sólo dos metros de distancia de Harry y Ginny que aún no se daban cuenta de lo que la parejita hacía – Es una tentadora oferta.

De repente sintió una descarga eléctrica en todo el cuerpo. Ya sentía ese típico calorcito con sólo saber que la mirada de Harry se posaba en ella; pero ahora era algo muy diferente. Su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal cuando estaba tan cerca del 'Ex-Niño Que Vivió'. Se sentía mucho más guapa, mucho más segura, mucho más atractiva… Y sentía con muchas ganas que quería tener un contacto mucho más cercano con el mucho que la mirada fijamente desde hacía unos segundos.

Se zambulló nuevamente en la piscina y volvió a salir del agua poniéndose de pie para poder avanzar hacía Harry. Cuando llegó a su lado se fijo en su cuerpo, en sus ojos y en sus labios. Sonrió de una manera malévola sabiendo que no podría seguir con vida si no hacía eso lo más rápido posible.

-¿Te había dicho que eres muy guapo, Harry? – le preguntó chasqueando la lengua.

-¿Qué? – abrió los ojos sorprendido por esa pregunta tan directa. Ginny era directa en las cosas que pensaba, pero nunca tanto – No…

-Pues lo eres. Eres guapo y muy simpático – se rió – Pero lo que quiero decirte es que pienso que eres un gran amigo. He aprendido a conocerte tanto estas últimas semanas.

-Yo también – asintió algo desconcertado, ya que de ese tema ya habían hablado.

-Y lo más importante… Creo que tenemos que llevar las cosas a otro nivel.

-¿A otro nivel? – preguntó confundido.

-Claro, a otro nivel. A un nivel del que yo estoy segura que me va a agradar experimentar – se acercó más apegándose a su cuerpo haciendo que el muchacho temblara del nerviosismo – Te voy a besar, Harry…

Le dio uno de los mejores besos en su vida. De inmediato introdujo su lengua dentro de su boca sin el típico beso tímido que había sido el único que había recibido en su decadente vida amorosa. Se notaba que tenía experiencia, pero algo le parecía extraño… Siempre creyó que si se daba un beso con Ginny, sería mucho más especial, mucho más calmado… ¿Qué rayos estaba pasando? Daba lo mismo, le gustaba lo que pasaba.

Al sentir las manos de la pelirroja acariciando su espalda rápidamente la atrajo más a su abdomen poniendo sus manos en las caderas de ella. Parecía que todo daba vueltas, todo era demasiado loco, demasiado rápido; tan rápido que perdieron el equilibrio y se sumergieron en el agua.

Ron y Hermione se separaron al instante al sentir aquel ruido. Se miraron confundidos al ver que sus amigos no estaban allí si tan sólo unos segundos antes se coqueteaban sin percatarse de su situación. Pero casi se mueren de la impresión al ver como Harry y Ginny salían del agua besándose alocadamente.

-¿QUÉ LE ESTÁS HACIENDO A MI HERMANA, POTTER? – gritó Ron enojado separándolos de un solo empujón.

-Yo… Ella… Bueno… - Harry no podía articular ninguna frase. Su cabeza le daba vueltas y parecía como si todo en el mundo fuera maravilloso, todo era bueno y tranquilo después de sentir los labios de la pelirroja – Beso… Ella a mí… Yo a ella…

-Hermanito, no te metas en esto – replicó Ginny poniendo sus manos en las caderas mirándolo con desdén – No metas tus narices en donde no te la piden.

-Pero, Gin, él te estaba introduciendo toda su lengua dentro de tu humanidad. Se notaba que quería llevarte a la cama o algo así… Y no voy a dejar que éste te haga eso.

-Como si tú y Hermione fueran tan inocentes – bufó Harry molesto por la actitud de su amigo – Nosotros estábamos sólo besándonos, no hacíamos otras cosas que son prohibidas de verlas para menores de 18 años.

-Mejor cállate y dale una disculpa a Ginny, porque sino te voy a dejar marcado mi puño en tu rostro…

-¡Ron, deja de tratarme como a una niña!

Hermione observaba pensativa la escena. No le era nada oculto que existía cierta tensión hormonal, química y amorosa entre Harry y Ginny; pero algo raro había en la situación. El beso que se habían dado era demasiado calentón como para que fuera un típico beso imprevisto que había salido de sus ganas interiores por estar juntos.

Luego posó su mirada en el borde de la piscina donde estaba sentada su amiga antes del incidente. Vio algunos caramelos que sacó de la tienda de los gemelos y caminó hasta poder ver que sólo había comido la mitad de uno que estaba envuelto en un papel verde limón.

Recordó lo que George les había comentado esa mañana…

"-El único problema que hemos tenido fue que se envolvió mal una de las muestras del 'Bom-Bón Weasley'. Uno de los bombones está envuelto en un papel verde limón, no en su envaso amarillo con brillantes rojos – comentó George sonriendo – Pero eso es todo".

Comprobó que el papel de verdad era verde limón y que lo que quedaba del chocolate era la mitad de un hombre de chocolate con relleno de menta.

¡Eso era! Ginny se había comido la mitad de un 'Bom-Bón Weasley' y por eso besó tan apasionadamente a Harry. Él sólo se había dejado llevar por las hormonas que le había producido ese acercamiento tan repentino de la muchacha.

-¡Ron, déjalos en paz! – gritó cuando el pelirrojo tenía un puño levantado listo para golpear a Harry y éste estaba arrancando hacía la casa - ¡Ginny se comió un 'Bom-Bón Weasley'!

-¿Qué? – preguntó Ron.

-Eso, Ginny se comió un bombón. Como estaba sin quitarle la mirada a Harry sintió la necesidad de besarlo – explicó mostrándole la mitad del hombre de chocolate con relleno de menta – No es culpa de él que se estuvieran besando de esa forma.

-Entonces… Harry es inocente.

-Claro – sonrió calmada – Además como si tú fueras tan inocente. Hemos llegado mucho más lejos que ellos – agregó haciendo que los dos se sonrojaran.

Recordaron que estaban hablando del efecto del bombón sobre Ginny. Cuando la buscaron se encontraron con que la pelirroja estaba besando a Harry sin despegarse de el muchacho que levantaba las manos para que sus amigos vieran que él no estaba haciendo nada, sino que era ella; aunque le estaba resultando difícil contenerse a no contestarle a esos labios.

-Hay que solucionar esto – dijo Hermione una vez que los habían separado. Ella tenía abrazada fuertemente a Ginny que no podía dar un solo paso.

-¿Cuánto va a durar los efectos? – preguntó Harry preocupado de que eso durara 24 horas, aunque tan mal no la iba a pasar.

-Como se comió la mitad, creo, que serán 12 horas…

-Entonces tendremos que mantenerla alejada de ti durante 12 horas – dijo Ron mirando de reojo a Harry advirtiéndole que no se aprovechara de las condiciones hormonales de su hermana para hacer algo divertido en la noche.

-Lo que puede ser preocupante es que los adultos no se enteren en la condición que está. Sino, los gemelos serán perjudicados con los retos de la señora Weasley – comentó Hermione - ¡PARA, GINNY! – gritó adolorida cuando la pelirroja le mordió el brazo para zafarse, aunque no lo consiguió.

-Tenemos que idear un plan perfecto gracias al estúpido 'Bom-Bón Weasley' – comentó malhumorado el joven Weasley.

oooooooooo

Esa noche había una celebración del aniversario de matrimonio de unos colegas dentistas de los señores Granger y uno de los compañeros del señor Weasley, en el ministerio, estaba de cumpleaños. Así que los adultos debían ir a la respectiva fiesta que le correspondía dejando totalmente solos a cuatro adolescentes que tenían un plan en mente.

Monica salió del cuarto de Hermione después de despedirse de ella. Iba a ir al cuarto de Ginny para ver si necesitaba algo antes de que se fueran, y en el pequeño trayecto se le unió Molly que venía a despedirse de su hija.

-No pueden ir a ver a Ginny – dijo Ron saliendo de su cuarto rápidamente.

-Cariño, déjanos pasar – sonrió Molly.

Ron se había parado a la mitad del pasillo deteniendo que las mujeres dieran un paso más. Él sólo tragó saliva nervioso sin saber qué mentira decir o tener la mejor opción de contarles en qué circunstancias se encontraba su hermana.

Antes de que contestara algo se empezaron a escuchar sonidos extraños provenientes del cuarto de la ropa sucia. Era algo así como si alguien estuviera golpeando frenéticamente la madera y algunos gemidos ahogados… Parecía que alguien pedía ayuda desde allí adentro.

-¿Qué es eso? – preguntó Monica frunciendo el ceño – Mejor veamos qué está pasando ahí adentro – dio un paso para abrir la puerta, pero Ron se interpuso pegándose en la entrada – Ron… ¿Qué pasa que actúas tan extraño?

-Nada, no me pasa nada – respondió pensando mentalmente que Ginny se quedara tranquila allí adentro, porque sino la mataba – Lo que pasa es que mi hermana no está porque… Porque…

-Porque se le olvidó su bolso en el departamento de los gemelos cuando fuimos en la mañana – finalizó Hermione mientras subía las escaleras. Desde abajo había escuchado la conversación – Y esos sonidos extraños en el cuarto de lavado no son nada importante. Estaba practicando como darle vida a las cosas usando una poción avanzada.

-Ah, menos mal – sonrió despreocupándose Molly – Bueno, cuando vuelva Ginny díganle que no se desvele hasta muy tarde.

Luego de unos cinco minutos los señores Weasley desaparecieron y los señores Granger se fueron en el auto hacía la casa de su colega dentista.

Harry, Ron y Hermione estaban viendo televisión en el living. Veían una película de ficción sobre cómo los extraterrestres atacaban la tierra dejándola sin humanos viviendo.

A veces Ron y Hermione iban al cuarto de la ropa sucia para comprobar que Ginny no se había sacado la cinta adhesiva de la boca ni las cuerdas de las manos y los pies. Pero el que tenía prohibido ir era Harry, porque sino la pelirroja podría hacer cualquier cosa para liberarse de las cuerdas y empezar a darle besos compulsivamente.

Ya eran la una de la madrugada. La película había terminado hacía mucho. Ron y Hermione se habían quedado dormidos en el sofá; ella apoyaba su cabeza en el hombro del muchacho que pasaba uno de sus brazos por los hombros de la chica. Se veían muy tiernos juntos, hacían una buena pareja.

El 'Ex-Niño Que Vivió' no podía dormir. Al ver al frente suyo a sus amigos durmiendo tan cómodamente abrazados sentía que estaba tocando el violín, ya que no tenía a nadie para dormir tan cariñosamente… No la tenía a ella a su lado.

Se puso de pie después de haber estado pensando si debía o no hacerlo, pero debía correr los riesgos de lo que eso significaba. Caminó en puntillas comprobando que sus amigos seguían durmiendo plácidamente sin darse cuenta de que él iba a hacer algo malo. Llegó a las escaleras y subió lo más silenciosamente posible para que no crujiera la madera en cada escalón que ponía el pie.

'De verdad me tiene que gustar mucho como para hacer esto sabiendo que ella no está en sus condiciones normales' pensó caminando por el pasillo donde apenas la tenue luz de la luna se colaba por la ventanita del fondo.

Llegó hasta el cuarto de lavado. Giró el pomo con cuidado y cuando abrió totalmente la puerta buscó el interruptor de la luz. Al prender la luz pudo ver cómo Ginny aún permanecía despierta.

Tenía cinta adhesiva en la boca y sus manos estaban atadas con una cuerda muy gruesa, al igual que sus pies. Estaba sentada en el suelo observándolo con los ojos algo llorosos e intentó ponerse de pie, pero cayó en el intento. Amortiguó la caída con las túnicas sucias de su padre que se encontraban en el suelo.

-Te voy a sacar las cuerdas y la cinta adhesiva. Pero me tienes que prometer que no me vas a hacer nada, vas a actuar como una persona normal – le advirtió poniéndose en cuclillas - ¿Prometido? – la pelirroja asintió lentamente – Vale, ahora te saco todo esto.

Fue a buscar a su cuarto la navaja que le había regalado Sirius hace casi dos años atrás antes del fatídico accidente en el ministerio. Le rompió las cuerdas a la muchacha dejándola con las manos y los pies libres. Después le saco con mucho cuidado la cinta adhesiva de la boca, pero no pudo evitar sentir el mismo dolor que Ginny al ver su piel roja por el dolor.

-¿Podrías tener más cuidado? – preguntó molesta – Ni que me estuviera depilando a la manera muggle para que me duela tanto…

-Lo siento. Pero podrías agradecerme que vine a sacarte de acá – replicó guardando la navaja en su bolsillo.

-Cierto… - se puso de pie sonriendo coquetamente – Gracias, Harry.

Se le acercó y le dio uno de esos besos que lo paralizaba cerebralmente. Harry intentó no responder el beso, porque sino después sería demasiado tarde como para detenerse y no podía aprovecharse de las condiciones en las que estaba; pero todo eso cambió cuando ella subió una de sus piernas para enrollarla en su abdomen.

El 'Adolescente Con Hormonas Revolucionadas Que Vivió' abrió los ojos desorbitadamente y con toda la fuerza de voluntad que le quedaba la separó lentamente con un suave empujón.

-¿Qué pasa, Harry? – preguntó Ginny acomodándose su falda.

-Prometiste que ibas a actuar normal…

-Pero para mí es normal tener las ganas de estar tan cerca de ti – se acercó moviendo sus caderas de forma peligrosa. Puso su dedo índice en su pecho juguetonamente - ¿Acaso no te gusta?

-Por Merlín… Por supuesto que me gusta, me encanta – respondió sonrojándose – Pero no puedes hacerlo. Te comiste un bombón y por eso estás así; me gustaría mucho más si lo que estás haciendo fuera consciente.

-Vale, vale – se alzó de hombros – No volveré a besarte mientras no se me pase la calentura del momento.

Se quedaron conversando en el cuarto de lavado por varias horas. Los dos sentados en el suelo riéndose y haciéndose algunas bromas; era así como pasaban los minutos hasta que el muchacho vio en su reloj que eran las cinco de la madrugada. O sea: El efecto del 'Bom-Bón Weasley' había terminado.

Miró a su "amiga". Le pesaban los párpados; de repente tenía mucho sueño y necesitaba una cama con urgencia. Se sentía tan cansada, como si todo ese día hubiera hecho demasiadas cosas.

-Te llevaré abajo al sofá – murmuró Harry tomándola en brazos.

Bajó las escaleras con algo de dificultades por tener el peso de la pelirroja e intentando hacer el menor ruido posible para que Ron y Hermione no se despertaran. No se podían despertar, porque sino él le pegaría uno de los golpes más fuertes de todo el mundo y dejaría de hablarle durante el resto de toda su vida.

Miró a Ginny como si fuera un ángel caído del cielo. Se veía tan linda durmiendo, se veía tan inocente; parecía una verdadera princesa sacada de un cuento de hadas. Ahora podía entender por qué la quería tanto: Por su gran personalidad, porque tenían algunas cosas en común y, el menos importante, su belleza. Pero había algo que lo atormentaba desde que la llevaba en brazos, y era que no sabía qué pasaría el día de mañana cuando ella despertara y supiera lo que había hecho, o tal vez ni se acuerde de lo que pasó. No sería nada agradable para él saber que todo lo que había vivido y sentido ese día, para ella no sería nada en su memoria.

La dejó cuidadosamente en el sofá desocupado frente al que ocupaban sus amigos y la contempló por unos segundos más en absoluto silencio.

-Harry… - musitó ella abriendo lentamente sus ojos encontrándose con que él estaba al lado suyo.

-¿Te sientes bien? – preguntó poniendo su mano en la frente de la muchacha para ver si tenía fiebre, pero no tenía - ¿Qué pasa?

-Aunque antes sólo estaba bajo los efectos del chocolate… Hay algo que nunca fue producido por el bombón – se levantó poco el cuello para quedar a algunos centímetros de Harry.

A él se le corto la respiración. Estaba mucho más nervioso que de costumbre, mucho más de lo que jamás había estado en su patética vida. Pero esa sensación de calor que subía desde sus pies hasta su cabeza siempre que estaba tan cerca de ella era diferente; era como si ese calorcito lo tranquilizara para que no hiciera nada inadecuado.

-¿Qué cosa? – preguntó acercándose un poco más a ella.

-Te quiero mucho… Nunca te dejé de querer – susurró casi inaudiblemente, peor él escuchó y no pudo hacer nada cuando sintió los labios de ella sobre los suyos.

Esto era muy diferente a los besos de ese día. Era calmado, tímido, transmitía muchas más cosas que los otros. Le correspondió el beso dejándose llevar, dejándose llevar por lo que sentía y lo que quería hacer. Resultaba fácil y era una sensación tan placentera estar de esa forma.

Y a los pocos segundos la pelirroja dejó caer su cabeza en el sofá quedándose dormida con una débil sonrisa. Una sonrisa que también tenía dibujada Harry en su rostro iluminado tenuemente por la luna.


Notas de la autora: ¡Hola a todos! Este capítulo no ha sido uno de los más largos de toda la historia, pero hacía tiempo que no ponía uno tan intenso y largo.

H&G: Como pudieron leer... Parece que a Harry se le empezaron a revolucionar las hormonas más que nunca. Aunque es típico que a su edad ya se le estén revolucionando de una forma constante, el pobre está un poco atrasado en la parte amorosa de su vida. Pero gracias al pequeño error del color del paquete del 'Bom-Bón Weasley' nuestra pelirroja se desinhibió un poco para darle paso a las hormonas, la locura y el amor.

R&Hr: Ya están a punto de dar un salto definitivo para hacer que su extraña relación sea mucho más formal. Habrá que ver cómo será eso… Esperemos que las cosas funcionen bien para ellos.

¡Me encantó escribir el 'Adolescente Con Hormonas Revolucionadas Que Vivió'… es tan freak XD!

En el próximo capítulo pasará más cosas entre Ron y Herms, pero no puedo decir mucho porque no sé nada más… Y, bueno, creo que eso es lo único que puedo decir.

Gracias por los reviews, espero muchos más… ¡Feliz Halloween a todos!

Y eso es todo por ahora… Bye!