Capítulo 17:

Habían pasado dos semanas desde que Ron y Hermione se quedaron encerrados en el sótano. Después que despertaron encontraron la puerta abierta. Lo único que se puede decir es que los gritos inundaron toda la mañana en la casa dejándoles en claro que eran unos entrometidos, estúpidos y que si volvían a quedarse encerrados de esa forma iban a demandarlos por meterse en la vida privada.

Los adultos estaban disfrutando sus vacaciones con mucha tranquilidad, ya que Ron y Hermione eran novios no peleaban tanto como de costumbre. Se levantaban tarde, iban al cine, salían de compras y hasta propusieron irse por una semana a España.

Nadie se opuso a la idea de ir por una semana a España, por lo que fueron a Barcelona muy animados. Conocieron la biblioteca del lugar –fue difícil sacar de ese lugar a Hermione-, el estadio de fútbol donde entrenaba el equipo del Barcelona (n/a: Díganme que no me equivoco al decir que el equipo se llama Barcelona, verdad?) y muchas cosas más que sobre todo los Weasley les llamó la atención de los muggles.

Luego volvieron a Londres donde empezaron a preocuparse sobre el colegio al recibir la carta de Hogwarts.

-Odio hacer esto – dijo Hermione haciendo un montón con la ropa que llevaría al colegio.

-No te quejes, tú no usas tantas cosas como yo – replicó Ginny lanzándole una mirada asesina.

Y en efecto, Ginny llevaba mucha ropa. A pesar que sus padres no tenían mucho dinero, la muchacha tenía muchas faldas, chaquetas, poleras, zapatillas, zapatos y una caja de maquillaje que daba miedo de lo llena que estaba.

-¿Qué te dijeron Lavander y Parvati en la carta?

-Que era un milagro que Ron y yo estuviéramos juntos – respondió dejando el montón de ropa al lado del baúl – Y me comentó que ustedes tres hicieron una apuesta… Lavander era la única que nos tenía fe. Tú apostaste que cuando fuéramos viejos de 70 años.

-Deduzco que por tu tono de voz debes estar molesta…

-¿Y sabes? Lo más bonito de todo es cuando me comentaron que Harry también había apostado.

-Sí, pero él fue un poco más extremista – dijo Ginny con un gesto de mano sin importancia – El día que tú estuvieras con otro casándote o teniendo un hijo de otro tipo, Ron iba a declararse y te iba a arruinar la vida.

-¡GINNY!

La pelirroja dejó su ropa y avanzó hasta Hermione que estaba con las manos en las caderas y con una mirada que le pedía que diera buenas razones para no haber tenido esperanzas que algún día Ron y ella estarían juntos y felices.

-Hay que ser realista… La apuesta la hicimos mucho antes de dejarlos encerrados… Creo que fue después de la amenaza a Ron cuando vinieron a dormir.

-¿Amenaza?

-Ups, no debí haber dicho eso – murmuró maldiciéndose mentalmente – Bueno, el punto es que después de estar durante más de tres años en lo mismo era un acontecimiento muy fantástico.

¿Fantástico? No podía entender cómo la gente cuando se enteraba que estaba de novia con Ron era tan escéptica para creerle, se lo preguntaban de nuevo y casi se desmayaban de la noticia diciendo que el mundo estaba a pocas horas de desaparecer. ¿Acaso es tan increíble que estuvieran juntos? Bueno, no podía negar que era algo bastante extraño y casi inimaginable que al fin estuviera con él…

Está bien. En el rango de posibilidades y estadísticas que ellos dos se declararan y estuvieran juntos era una de las cosas imposiblemente matemáticas.

-Me alegro que no vuelvas a hablar del tema – dijo sonriendo Ginny mientras volvía a separar la ropa para el colegio y la que dejaba en casa.

-Oye… ¿Qué pasó con Harry? – preguntó Hermione acordándose de que le había contado que se habían dado un beso y casi se le declaraba.

La pelirroja se dio media vuelta con una sonrisa coqueta que no podía quitársela y los colores se le subieron al rostro del sólo pensar lo que pasaría con Harry en la noche. Estaba hecha un nudo de nervios, pero estaba muy ansiosa por saber qué le diría… Bah, si ya sabía que le diría, pero de qué forma era lo que la impacientaba.

oooooooooo

-La invité a un restaurante para esta noche – respondió Harry tratando de no mirar a Ron.

-¿Invitaste a mi pequeña hermana a cenar? – preguntó de nuevo el pelirrojo sin creerlo.

No era porque no le agradaba que ellos salieran juntos; claro que no, todo lo contrario. Pero se preguntaba cuándo esos dos se habían besado o cuándo salían juntos. ¿En qué dimensión estaba? Porque para que a Harry le gustara Ginny y que ella estuviera aceptando a Harry era algo surrealista… Parecía como si se hubiera ido a un largo viaje y volvía enterándose que las cosas habían cambiado mucho. No sabía cuándo había pasado eso, se sentía perdido y algo abrumado con eso.

Pero se sentía contento. Su mejor amigo se le iba a declarar a su hermana pequeña después de varias semanas de tensión, algunas conversaciones y una pasional escena de besos y contacto físico en el living cuando él estaba encerrado en el sótano.

''Esperen un momento… ¿Es cierto eso?... Claro que sí, ayer escuché que Ginny le decía eso a Hermione cuando había tenido una larga sesión de besos con ella…' pensó Ron dándose cuenta de algo importante.

-¡Potter, estuviste encima de mi hermana besándote! – gritó Ron haciendo que Harry despegara la vista de la sucia jaula de Hedwig.

-¿Qué? – preguntó el muchacho tratando de hacerse el desentendido.

-Mira… Ginny le contó a Hermione todo eso cuando yo estaba bajo los efectos de una larga sesión de besos con ella…

-¿Con Ginny? – preguntó con asco Harry con una cara de repugnancia de sólo pensarlo.

-¡No, nunca me besaría con Ginny! Con Hermione… ¡Eres un pervertido!

-Ron… No sé porque me vienes con esto ahora – replicó Harry buscando algo para contradecirlo y terminar con esa estúpida discusión – Tú hiciste lo mismo y hasta cosas peores con Hermione.

-Pero Ginny es mi hermana…

-¡No, yo creí que era tu abuela! – dijo sorprendido haciendo que Ron lanzara un grito enfadado, pero en realidad estaba muerto de la risa.

-Yo…

Harry le dijo con un gesto con la mano que no dijera nada. El pelirrojo se cruzó de brazos esperando que el muchacho hablara mientras Harry terminaba de ordenar sus libros, pergaminos y los demás útiles escolares dejándolos sobre el escritorio.

-Yo quiero a Ginny – le dijo en un tono bastante serio – Y el haber tenido algún que otro encuentro físico, para mí significó algo más… Estas vacaciones la he aprendido a conocer de una forma inimaginable y quiero que seamos algo más que amigos, algo más que persona que tienen ciertos encuentros… Yo nunca sería un pervertido ni la dañaría – finalizó viendo que Ron bajaba la cabeza - ¿Ron…?... ¿Ron? – le preguntó preocupado acercándosele - ¿Qué pasa?

-Que lindo, Harry – dijo con los ojos llorosos tratando de no ponerse tan sentimental – Pero es que ha sido tan bonito lo que dijiste… Me resulta increíble pensar que estás enamorado de la estúpida, enferma mental y retardada que es mi hermana.

-Es un poco perturbante verte llorando…

-¡No estoy llorando! – replicó cerrando los ojos para que no se salieran las lágrimas – Es que soy alérgico… Soy alérgico a la jaula de Hedwig.

-Claro – asintió Harry torciendo los ojos.

Luego de unos minutos Ron se tranquilizó y estaba de nuevo comprobando si los libros usados se sus hermanos estaban en buen estado para usarlos ese año escolar mientras le preguntaba a Harry lo que tenía planeado para la cena con Ginny en el restaurante.

-Una pregunta… ¿Por qué te gusta mi hermana? – preguntó Ron curioso de que a alguien con una inteligencia como la de Harry se fijara en la estúpida de su hermana.

-¿A qué te refieres?

-Es que ella es tan molestosa, entrometida, fastidiosa, estúpida, enferma mental que cree que con sus confabulaciones va a lograr lo que quiere…

Harry levantó la vista y miró a su amigo confundido por la pregunta tan repentina. Pero estaba más confundido por no hallar las palabras para expresar las cosas que le gustaban de Ginny.

-Ella es la única persona que me hace reír cuando estoy triste…

-¿Perdón? – preguntó Ron acercándose a Harry - ¿Y qué soy yo? Yo siempre he sido el bromista del grupo.

-A menos que seas gay, tal vez pueda aceptar tu propuesta amorosa…

-Lo siento, a mi me gustan las mujeres.

Los dos rieron hasta que se calmaron para seguir ordenando las cosas para el colegio mientras Harry se quedaba pensando en por qué le gustaba la pelirroja.

oooooooooo

-¿Lista?

-Por supuesto, Potter.

La pelirroja cerró la puerta de su cuarto y tomó feliz el brazo que Harry le había ofrecido amablemente. Los dos sonrieron antes de ponerse en marcha para ir a la chimenea y llegar por red flú al restaurante.

Llegaron al living donde fueron a despedirse de los adultos que se encontraban en la terraza del jardín tomando un té mientras conversaban.

-Espero que les vaya muy bien – dijo Monica arreglándole el cuello de la camisa a Harry que estaba algo avergonzado – Harry, deberías aprender a ponerte una camisa… - murmuró.

-Tú te comportas bien, no quiero que hagas nada ridículo – le advirtió Molly a su hija lanzándole una mirada precavida.

-Como si fuera a incendiar el restaurante, mamá…

-¡Eres completamente capaz de hacerlo!

-Oigan… Yo creo que debemos dejarlos ir – dijo Arthur dándose cuenta que estaban volviendo a ser los padres entrometidos.

Harry y Ginny le lanzaron miradas de agradecimiento, porque era bastante incómodo que empezaran a arreglarlos y a advertirles como si tuvieran tres años. La pelirroja le dio un beso en la mejilla a su papá mientras el señor Weasley la abrazaba sintiendo algo de melancolía al ver como su pequeña hija estaba creciendo tan rápido.

Luego los dos fueron a la chimenea. Harry tomó el pote que tenía polvos flú y dejó caballerosamente que la muchacha entrara primero en la chimenea para después entrar él y lanzar los polvos, cubrirse en un fuego verde y desaparecer.

-Qué rápido se han pasado las vacaciones – comentó Richard alcanzando una de las galletas del plato – Parece como si hubiera sido ayer cuando el director Dumbledore vino a pedirnos si podían vivir con nosotros por un tiempo…

-Aunque parece que esto se hará permanente – dijo riéndose Molly – Nunca pensé que nos llevaríamos tan bien.

-Pero encuentro tan bueno que vivamos los cuatro juntos…

-Estoy de acuerdo, Arthur. Así podemos controlar la relación de los muchachos, porque ya estoy viendo que podrían tomarse varias libertades ya que viven juntos – dijo el señor Granger después de tomar un sorbo de té.

-Cariño… Yo creo que él se refería a que la pasaremos bien, no a que nos dedicaremos a vigilar a nuestros hijos. ¿Por qué tanto empeño en ser un controlador de vidas? – preguntó Monica arqueando una ceja y en un tono de reproche.

-Bueno… Es que me da algo de miedo saber que ellos están creciendo y ya no somos partes importantes de su vida – respondió tratando de ocultar su cara de pena.

-Ellos igual nos quieren. Y nosotros a ellos…

-Yo creo que este es el tiempo para preocuparnos de nosotros – dijo el señor Weasley sonriendo – Ellos están bien.

-Aunque eso no significa que seremos tan mano blanda – replicó su esposa.

Los cuatro rieron. Desde que habían empezado a vivir juntos empezaron a hacerse grandes amigos y estaban muy felices que vivieran todos juntos, aunque fuera algo bastante anormal y algo extraño.

oooooooooo

El restaurante quedaba en el Callejón Diagon y Ginny se sorprendió de nunca haberlo visto u oído nombrar. Pero estaba mucho más asombrada por todos los lujos que habían en ese lugar –un señor le pedía que le diera su abrigo y ella algo cohibida se lo pasó- que hasta le daba algo de pena pisar la elegante alfombra rojo oscuro.

Harry había reservado una de las mesas de la esquina, así que un señor los llevó hasta allá. La pelirroja tenía una sonrisa al ver por el ventanal que estaba a su lado que desde a lo lejos se podían ver algunos fuegos artificiales pequeños provenientes de la tienda de los gemelos.

-¿Te gustó el lugar? – preguntó el muchacho nervioso.

-Claro que sí – asintió ella observándolo – Nunca creí que existiera un lugar tan lujoso en el Callejón Diagon…

-Yo tampoco sabía, pero tu papá me dijo la semana pasada. Acá fue donde le pidió matrimonio a tu mamá.

-Haber, Potter… Muéstrame el anillo – le ordenó en un tono bastante serio causando que Harry riera llamando la atención de algunas personas – Oye, hablo en serio… Muéstramelo – dijo comenzando a reírse también.

Justo en ese momento llegó el mozo con dos cartillas para que pudieran ordenar la cena. Los dos muchachos se tranquilizaron y rápidamente escogieron lo que querían. Harry pidió pollo bañado en salsa con ensaladas y Ginny ordenó carne con papas asadas, y para tomar mientras esperaban unas cervezas de mantequilla.

-Pero hablando en serio… ¿Me vas a proponer matrimonio? – preguntó Ginny después de tomar algo de cerveza de mantequilla.

-Claro que no. Creo que estamos bastante jóvenes para casarnos – contestó Harry sonriendo divertido – Pero si quieres podríamos ir a una Capilla Express para casarnos.

-Déjame ver si eres digno de ser mi esposo – dijo riéndose mientras dejaba de ver al muchacho con algo de vergüenza por hablar de ese tema.

Harry no podía quitarle la vista de encima. Cada día le parecía mucho más bonita la muchacha y no podía explicarse el por qué de esa fascinación por contemplarla, estudiar cada centímetro de su apariencia y recordar todos los detalles mientras disfrutaba de lo que se podría llamar: Pérdida de tiempo. Podría estar pidiéndole al mozo que se apurara con la comida o tratar de averiguar cuántos años tenía en ese lugar el restaurante, pero eso le parecía tan insignificante comparado con verla a ella.

Contemplaba el perfil de la muchacha. Sus ojos castaños miraban nerviosos por el ventanal. Su nariz respingada le daba elegancia a estilizado rostro y a la vez con las pecas le daba un aire infantil. Una sonrisa en sus labios tan pura, tan honesta que le encantaba.

-Harry… Hace tiempo me estás mirando – dijo Ginny trayéndolo nuevamente a la realidad - ¿Qué tengo? Tal vez sea por haberme depilado las cejas… No sé, Hermione me dijo que lo hiciera… Pero debo verme horrible… ¿Verdad?

-¿Te depilaste las cejas? – preguntó aguantando la risa.

-Sí – respondió sonrojándose.

Normalmente nunca hablaba de eso con los chicos. Cuando salía con alguno hablaban de lo bien que se veía, de los profesores, algunos estudiantes y volvían al tema de lo linda que se veía la pelirroja mientras ella sólo sonreía gentilmente tratando de aparentar que le gustaba reprimir muchas palabras, algunos bostezos; porque debía sonreír siempre, ser educada y femenina, y sobre todo actuar como una muchacha madura.

Pero con Harry era diferente. Le encantaba la confianza que se había formado en el verano. Podía decirle que se había depilado las cejas, podía decirle cuando estaba aburrida, bromear con las cosas del matrimonio, decirle que sus chistes no eran para nada graciosos. Y lo más importante es que podía ser ella misma, no fingía ser una Ginny Weasley perfecta, femenina, preocupada y sonriente.

Sólo era Ginny junto a él.

-Me encanta que seas tan honesta conmigo – dijo el muchacho sacando de sus pensamientos a la pelirroja.

-¿Por qué lo dices?

-Porque las chicas cuando están en citas siempre sonríen, se ríen de los chistes más aburridos del planeta y aparentan ser alguien que no son.

-Es que yo sólo soy sincera contigo para que te des cuenta que tus chistes son bien aburridos. Aunque con el tiempo has ido mejorando un poquito – sonrió juguetonamente mientras Harry le tomaba la mano – Lo que pasa es que contigo me siento muy cómoda.

-Tú también me haces sentir muy cómodo a tu lado… Eso es lo que me gusta de ti. Eres la única persona que me molesta, me hace reír en los momentos más tristes de mi vida, la que puede retarme por algo y no me fastidia eso – dijo mirándola a los ojos de una forma tan profunda que Ginny sintió como si él pudiera estar leyéndole los pensamientos – Por eso me gustas. Me gusta que seas una personalidad totalmente opuesta a mí, que seamos diferentes en tantas formas pero iguales en muchas.

-Ay, Harry… - la muchacha cerró los ojos para no llorar – Eres un estúpido. El rimel no es impermeable a las lágrimas.

Allí llegó el mozo con una gran bandeja donde tría lo que ordenaron. Alzó una ceja algo extrañado por ver a Ginny que estaba casi llorando, pero no preguntó nada y los dejó solos.

Cenaron animadamente mientras conversaban de todas las cosas que esperaban que pasaran en el colegio. Ahora como Voldemort había sido derrotado era tan agradable empezar a soñar sobre un futuro libre de un ser que pudiera matar a tus seres queridos, y de paso matando todos tus sueños.

-¿Ya saciaste tu hambre de cavernícola? – preguntó Harry riéndose al ver la cara de Ginny.

-Parece que estás copiando mi estilo de agresiones cariñosas hacia las personas… - comentó poniéndose de pie.

-Tengo a la mejor maestra para decir cosas hirientes a las personas que quiero – sonrió tomándole la mano a la muchacha – Pero tú sabes que no quiero herirte, sino que te quiero mucho.

-Ah, que bien que me lo digas. Necesitaba oírlo de tus labios.

Salieron del restaurante después que Harry pagara la cuenta en la pequeña recepción de la entrada. Afuera no hacía frío, por lo que decidieron dar una caminata tranquila por el Callejón Diagon bajo la luz de la luna.

Pasaron frente a 'Sortilegios Weasley' que estaba cerrado. Se detuvieron para ver en el mostrador los artículos para que viera la gente cuando pasaba por la calle y unas divertidas luces que brillaban de vez en cuando muy al estilo navideño.

-Ginny…

-Dime – dijo la muchacha apoyándose en el hombro de Harry.

-¿Quieres ser mi novia? – preguntó deteniéndose.

Justo se detuvieron al frente de la fuente que estaba en medio de la calle, cosa que le daba un ambiente romántico a la situación. Todas las tiendas estaban cerradas, a excepción por 'El Caldero Chorreante' donde se veían las luces de las habitaciones encendidas, y ya no había gente transitando por el lugar.

-¿Tengo que aceptar? – preguntó sonriendo para deshacer la tensión del momento.

-Si quieres… - dijo entre risas el muchacho algo nervioso.

-Claro que sí – asintió abrazándolo – Por supuesto que quiero ser tu novia, Harry – dijo sintiendo como el corazón del muchacho latía rápidamente en su pecho.

La muchacha se separó de él para que pudieran besarse. Ginny no pudo evitar sonreír como una niña pequeña al ver como el muchacho que había sido su amor platónico por años estaba de lo más feliz por saber que ella había aceptado ser su novia. Podría decirse que era un sueño hecho realidad.

Se besaron de una forma tan tierna como nunca lo habían hecho. Tal vez porque no estaban con las hormonas revolucionadas como cuando él estaba encima de ella en el living cuando dejaron encerrados a Ron y Hermione. Tal vez porque ahora los dos sabían que con ese beso estaban haciendo que su extraña relación fuera mucho más formal dejando en claro los sentimientos de cada uno.

-Te quiero tanto – dijo Harry una vez que se habían separado.

-Yo también – sonrió ella inflando su pecho por tanta felicidad.

-Lo siento por haberte hecho sufrir tanto, Ginny. Nunca fue mi intención causarte tanto sufrimiento, pero es que no había notado la maravillosa persona que eres – dijo en un tono como si hace tiempo estuviera sufriendo por todo lo que sin querer le había causado a la pelirroja.

-Ah, tienes suerte de que te quiera – comentó ella tratando de quitarle importancia haciendo reír a Harry.

Harry pasó uno de sus brazos por los hombros de Ginny para que estuvieran más cerca mientras se dirigían al 'Caldero Chorreante' para usar su chimenea y así regresar a casa.

-Me alegra tanto ser la novia del 'Adolescente Que Vivió Con las Hormonas Revolucionadas' – dijo Ginny riéndose por la cara que ponía Harry.

-tenías que matar el romanticismo – murmuró - ¿De dónde sacaste ese término?

-Hablé por MSN con Lavander el otro día… Así que andas creyéndote todo un macho – comentó riéndose aún más.

-Ya crecí. No me gusta que me traten como a un niño… - replicó dejando el posillo con polvos flú en el estante.

-Pero tú eres mi niño – le dio un beso rápido – Y por eso te voy a recompensar si te portas bien.

-Ah, me sobornas… Has caído muy bajo.

-Todo por tu amor, Potter.

Los dos se miraron y se rieron hasta más no poder antes de regresar a la casa para anunciarles a todos que eran novios.

oooooooooo

Después de que Harry y Ginny se habían ido, decidió darse un pequeño chapuzón en la piscina antes de que oscureciera más.

Hermione se puso su bikini azul oscuro y se sumergió en la piscina sintiendo como esa sensación de alivio venía a todo su cuerpo después de un agitado día como siempre sentía esa sensación de alivio cada vez que se sumergía en la piscina.

Se quitó los cabellos desordenados y mojados de su rostro mientras miraba las estrellas del cielo. Siempre le habían parecido tan fascinantes las estrellas. Sino hubiera ido a Hogwarts, le habría gustado estudiar astronomía estudiando en una de las mejores universidades muggles.

Pero no podía reclamarle nada a Hogwarts. El haber ido al colegio de hechicería había sido, lejos, una de las mejores cosas de su vida. Allí conoció a su mejor amigo Harry, a su mejor amiga Ginny y a Ron. También sentía que era capaz de poder hacer cosas imposibles como elevar las cosas con sólo un moviendo de su varita. Hogwarts le había enseñado tantas cosas que sentía que siempre iba a estar en deuda con el colegio.

-¡Cuidado! – gritó alguien.

Hermione miró desde donde provenía el grito, pero ya era muy tarde. Ron se había lanzado en la piscina justo al lado de la muchacha haciendo que una nueva ola de agua la mojara por completo.

-¡RON! – chilló Hermione enfadada.

El pelirrojo salió del agua con una gran sonrisa. Se restregó un poco los ojos por la molestia de sentir el agua en sus ojos. Cuando ya estaba en condiciones de poder ver dio un paso hacía atrás nervioso por la mirada asesina de Hermione que se acercaba peligrosamente con los puños cerrados.

-Ron… Las personas normales no hacen eso – dijo Hermione con un tono muy parecido cuando lo retaba por sus deberes mal hechos – Podrías haberme matado si caías encima mío.

-Ay, pero igual te gustaría que estuviera encima de ti – comentó tratando de aguantar la risa – Vamos, Hermione, no seas una amargada y agradece que tu atractivo novio vino a hacerte compañía…

-Parece que tienes un complejo de superioridad, porque nadie dijo que eras atractivo. ¿De dónde sacaste eso? – preguntó riéndose.

-Sólo digo la verdad…

-De sueños no se vive, Ron.

-No… De verdad si se vive, cariño. Lo que digo es verdad.

-¿Verdad? – preguntó sonriendo mostrando que algo se traía entre manos – Yo te voy a mostrar tu verdad – le lanzó agua haciendo que Ron empezara a gritar como una niña pequeña – Vaya, es tan atractivo que grites como una niña de tres años…

-Ahora te las verás conmigo.

Pasaron varios minutos en una guerra de agua bastante intensa. Parecía que iban a sacar toda el agua de la piscina de la forma tan fuerte en que se lanzaban agua, pero se estaban divirtiendo tanto que Hermione no sacó su lado responsable ni juicioso para arruinar el momento.

La muchacha le lanzó agua a Ron durante un minuto seguido sin darse cuenta que el pelirrojo se había zambullido bajo el agua. Hermione tenía los ojos cerrados protegiéndose del agua que Ron debería lanzarle, pero al abrirlos el muchacho salió de agua y la tomó por la cintura deteniendo que lo atacara.

Hermione forcejeó durante un rato mientras Ron se reía por los fallidos intentos de su novia para escaparse de sus brazos hasta que la castaña de daba por vencida.

-Podría demandarte por acosos sexual – dijo Hermione riéndose – Puedo tomar que me tomaras por la cintura tan atrevidamente como una insinuación.

-Lástima que me quieres mucho como para hacer eso.

-Buen punto – sonrió acercándose a él.

Se dieron un beso profundo como la mayoría que se daban siempre. Los dos disfrutaron plenamente el beso hasta que se separaron sintiendo ese típico calor que recorría en todo su cuerpo contrastando con el frío del agua para volver a darse un corto beso.

Siguieron así hasta que ya oscureció y Hermione dijo que mejor salieran sino querían pescar un resfriado.

Los dos se cambiaron de ropa y volvieron a juntarse en el jardín. Ron se acostó en el pasto y Hermione apoyó su cabeza en el estómago del muchacho mientras los dos cerraban los ojos relajándose por completo.

El pelirrojo acariciaba el cabello de la muchacha mientras pensaba en todo lo que su vida había cambiado desde que La Madriguera había sido destruida por el ataque de unos mortífagos sin su Señor Oscuro.

Nunca pensó que iba a volver a ser feliz ni que las cosas podrían cambiar en las vacaciones. Cuando La Madriguera fue destruida compartía el mismo sentimiento de tristeza que su familia al ver que el lugar donde había crecido y lleno de recuerdos de toda su vida ya no existía.

Pero todo dio un giro bastante inesperado cuando el profesor Dumbledore vino diciéndoles que se iban a quedar todo el tiempo necesario en la casa de los Granger. Estaba algo nervioso por pasar todos los días junto a Hermione y a los padres de ésta que ni siquiera conocía sin saber que Hermione terminaría siendo su novia y los padres de ella como si fueran sus propios padres formando una familia extraña.

-Ron… - dijo la muchacha sacándolo de sus pensamientos.

-¿Qué ocurre? – preguntó tomándole la mano de una forma muy delicada.

-Estaba pensando en todas las locuras que han pasado en este verano. Y una de las cosas que jamás pensé que pasarían es que estuviéramos juntos… ¿Por qué te gusto?

-Esa pregunta me la pusiste fácil – rió jugando con los dedos de la muchacha – Me gustas porque eres muy diferente a mí. Eres estudiosa, seguida empedernida de las reglas, responsable, consciente de lo que haces, juiciosa y precavida… Amargada…

-¡Oye! – replicó levantando su cabeza del estómago de Ron y rápidamente pegándole con su cabeza en el mismo lugar – Cuidado con lo que andas diciendo.

-Bueno… Me gustas porque siempre piensas lo que puede pasar a futuro y porque cuando de verdad algo te importa te dan lo mismo las reglas. Ayudas a las que quieres sin importante lo que pase.

-Ay, Ron… ¡Qué tierno!

Como pudo rodó hasta quedar cara a cara con él. Le dio un beso corto como diciéndole que su respuesta había sido una de las mejores que podría haberle dado. Y volvió nuevamente a ubicarse donde estaba.

-Te repito la misma pregunta para ti…

-También eso es fácil – dijo la castaña sonriendo - ¿Tengo que nombrar todos los adjetivos hirientes a tu persona?

-Sí, no quiero oírlos – respondió torciendo los ojos.

-Me gustas porque puedes dar todo por los demás. Aunque no seas el héroe del grupo, ni aunque seas el más inteligente; tú eres el muchacho que siempre hace reír a los demás y da todo lo posible por sus amigos. Eres muy generoso.

Los dos no volvieron a hablar después de las palabras de Hermione. No necesitaban seguir llenando de palabras ese momento de tranquilidad que se había creado.

Estaban tomados de las manos sabiendo que realmente estaban juntos y no era una jugarreta de sus retorcidas mentes. A pesar de todas las discusiones, pensamientos negativos sobre su futuro, las semanas sin hablarse o los celos; estaban juntos y felices.

oooooooooo

Harry y Ginny a la casa. Al ver la luz de la terraza encendida fueron a ver quién estaba esas horas despierto. Se encontraron a Ron y Hermione sentados en el pasto hablando tranquilamente.

Los dos recién llegados llegaron hasta ellos. Después de saludarse se sentaron al lado de ellos.

-¿Y qué cuentan? – preguntó Hermione viendo la piscina al igual que todos.

-Somos novios – respondió Harry.

-¡Qué bien! – aplaudió Ron – Con tal que no te propases con mi hermana, todo bien.

-Ya hablo el más santo – dijo Ginny causando que todos rieran - ¿Y ustedes qué cuentan?

-Tuvimos una sesión de guerra de agua en la piscina y después hicimos nuestras cosas privadas – respondió Hermione.

Los cuatro se rieron por esa conversación tan extraña. Se miraron divertidos mientras todo permanecía en completo silencio en la casa. Las luces de las casas vecinas estaban apagadas y no se sentía ningún ruido proveniente de los cuartos de los adultos.

Cada uno estaba pensando en las extrañas circunstancias de la vida que los habían llevado a vivir juntos; los cuarto como hermanos, aunque algunos se querían mucho más que hermanos.

-Todavía me acuerdo cuando estaba tomando sol al lado de la piscina cuando ustedes dos llegaron asustándome – dijo en un tono nostálgico Hermione.

-Te veías tan bien en ese bikini…

-Ron, no quiero oír como examinas el cuerpo de Hermione – pidió Ginny mirándolo algo enfadada – Respeta a las personas que no quieren saber más detalles de su caliente relación.

-¿Por qué tienes que ser tan mata pasiones, hermanita? – preguntó el pelirrojo abrazando a Hermione.

-Porque así soy…

Hermione y Harry se miraron como diciéndose 'Tenía que empezar la pelea de hermanos' pero se rieron cuando los dos pelirrojos empezaron a decirse los típicos insultos.

-Bueno, si quieres que me muera me moriré… Te veré cuando esté en el cielo y tú vas a pudrirte en el infierno – dijo Ron ácidamente.

-No, no me iré al infierno. Me moriré antes que tú y voy a ser un fantasma penándote – replicó Ginny poniéndose roja – te voy a penar el resto de tu vida…

-Claro. Serás la novia de Nick casi decapitado.

-¿Podrían parar de discutir? – preguntó Harry hartándose de la situación.

-Sólo porque tú lo dices, Harry – dijo Ginny acomodándose a su lado mientras le tomaba de la mano.

-Sólo porque tú lo dices, Harry – repitió con una voz infantil Ron cruzándose de brazos – Qué débil eres, Weasley…

-¡Ron, deja de discutir con tu hermana! – replicó Hermione enfadada.

-Lo que digas, Hermione…

-Mira lo débil que eres, Weasley – dijo Ginny riéndose.

-Se nos viene el colegio… - comentó Harry suspirando.

-Se han pasado rápido las vacaciones – dijo Hermione notando como el tiempo avanzaba velozmente.

-Todavía no me quito de mi mente la cara de Ron cuando dije que lo iba a penar – dijo entre risas Ginny.

Así pasaron los minutos riéndose por la estúpida pelea de los dos hermanos hasta que se quedaron callados sin decir nada más. Los cuarto se miraron con unas sonrisas en el rostro como diciéndose que ese año en el colegio sería totalmente diferente.

Una suave brisa de verano golpeaba los rostros de cuarto jóvenes sentados en el pasto mientras cada vez se hacía más oscuro el cielo. Y parecía que las estrellas brillaban con muchas más fuerza con el pasar de los segundos. Las hojas de los árboles se movían por la brisa. Ningún sonido, a excepción del agua de la piscina o del viento, se podía percibir.

-Recordaré este verano como una de las mejores cosas que me han pasado – dijo de repente Harry abrazando a Ginny mientras les dirigía a sus amigos una mirada alegre.

-Nosotros también – respondieron a la vez Ron, Hermione y Ginny causando que rieran un poco.

Y así se quedaron por unos minutos disfrutando uno de los últimos días de verano, uno de los últimos días de vacaciones. Uno de los últimos días de las vacaciones que marcaron el fin y el comienzo de una etapa en la vida de los cuarto jóvenes. La etapa donde Voldemort no estaba, la etapa donde vivían juntos, la etapa donde estaban con las personas a quien más querían y la etapa donde podían disfrutar de todo lo que el destino les tenía preparado.

Fin


Notas de la autora: ¡Hola! Bueno… Este ha sido el capítulo final. Lo sé, algo inesperado, pero… Ya! No me pondré sentimental porque aún falta el Epílogo. Así es. No podía acabar así la historia porque todavía no podía asimilar que este iba a ser el final de una de las historias que más tiempo he llevado escribiendo… Dios mío! Casi un año.

Espero que hayan pasado muy bien la navidad. Ojalá que compartieran con sus seres queridos y que recibieran hartos regalos (ya tenía que salir mi lado materialista ¬¬).

Bueno… No tengo mucho que decirles. Sólo espero que me manden reviews para ver qué tal ha estado el capítulo y que tengan paciencia para que suba el epílogo, porque ni lo he escrito aún.

Dios mío… Que la pasé bien en la playa! XD Les juro que ir sólo con mis amigos fue lo mejor, porque fueron 2 noches de fiestas y reencuentros con amigos del verano inolvidables; así que la verdad llegué con varias ideas para mis otros fics XD!

¡FELIZ AÑO NUEVO! Y bueno… Eso es todo por ahora. ¡Esperen el epílogo!

Cuídense, adiós!