Epílogo
Harry, Hermione y Ron cursaron su séptimo año en Hogwarts después de haber vivido aquél inolvidable verano que marcó sus vidas. Harry fue el centro de atención para todos, ya que el Señor Oscuro había sido derrotado por el muchacho; pero los que tuvieron muchos problemas fueron Ron y Hermione al saberse que sus familias vivían juntas y eran novios.
Por alguna extraña razón, muchos se enteraron que la relación entre los dos había empezado de una forma no muy inocente y hasta se decía que habían pasado al siguiente en su relación. Incluso, un día Neville le preguntó a Hermione si estaba embarazada y la castaña empezó a gritar como loca; y a Ron le regalaron una bolsa llena de condones haciendo que el pelirrojo se las diera de detective para buscar al culpable: Era Ginny. Así que imaginarán la pelea que tuvieron que duró una semana y dos meses en detención con Filch.
Ginny estaba en su sexto año. Había subido considerablemente sus calificaciones, por lo que para su cumpleaños los señores Granger y sus padres le regalaron una Nimbus 2001. No era la más moderna, pero era una muy buena escoba.
Ella y Harry eran la otra pareja importante en el colegio, pero ellos eran un poco más reservados respecto a su relación. Normalmente se les veía en los pasillos hablando, en los jardines abrazados y en las salidas al pueblo… No se les veía en las salidas a Hogsmeade. Seguramente estaban haciendo algunas cosas privadas.
Ese año, Parvati y Lavander hicieron una encuesta a los hombres del colegio preguntando quién era la chica más popular y con la que les gustaría salir de Hogwarts. La ganadora fue Ginny Weasley.
Y lo importante de eso fue que Harry empezó a espantar a todos los muchachos que veían a Ginny haciendo que la pelirroja se enojara. Con todo eso, terminaron por un mes y volvieron a juntarse.
Al final del año, Hermione ganó el Premio Anual; aunque casi no se lo ganaba por todos los rumores de su relación con Ron.
Harry, Ron y Hermione salieron del colegio felices hasta que Harry empezó a preguntarse en donde viviría, ya que no quería regresar a la casa de sus tíos y no estaba preparado para irse a vivir solo; ahí la señora Granger le dijo que viviera con ellos en la casa.
Harry y Ron ingresaron a la Academia de Aurors, así los dos cumplían su sueño. Los dos eran muy buenos y alumnos brillantes, pero sin Hermione para ayudarlos en sus deberes tenían que ponerse a trabajar. Ron tuvo que aprender lo que era hacer sus propias cosas después de haber intentado innumerables veces de que su novie le hiciera las cosas.
Hermione entró a estudiar medimagia. Como era de esperar, era una de las mejores alumnas y aprendía todo rápidamente. Y lo mejor es que estaba contenta de no tener a Snape de profesor de Pociones, ya que ahora realmente le gustaba la materia.
Ginny se quedó en Hogwarts terminando su último año. Como siempre había sido una de las chicas más populares y lindas muchos andaban detrás de ella, pero ella mantenía su relación con Harry a la lejanía. La pelirroja terminó el año siendo una de las mejores de su generación y ganando el Premio Anual.
-¡Mamá, apúrate! – gritó alguien sacando de sus pensamientos a Hermione.
-Ellie… - murmuró asustada por el grito de su hija - ¿Qué pasa?
-Tienes que bajar – dijo entrando al cuarto – Todos están esperando abajo.
-¿Ha llegado Harry?
-No, el tío no ha llegado…
-Es su cumpleaños, él debería llegar primero.
-Ya… Bueno – se alzó de hombros la muchacha – Pero no quiero que te demores, ya es suficiente con mi papá.
-En eso tienes razón – asintió – Voy inmediatamente, hija.
-Vale… - murmuró antes de irse.
Hermione suspiró. Su vida había cambiado mucho en sólo algunos años; bueno, varios años… Estaba casada con Ron, tenía una hermosa hija de 15 años y un hijo de 10 años.
Bueno… ¿Dónde estaba en la historia del grupo después de Hogwarts?... Ah, sí. Dejamos que estaban en sus estudios superiores y Ginny había ganado el Premio Anual. Haberse ganado el premio causó que los gemelos trataran de averiguar si su hermana estaba bajo algún hechizo de Percy, porque su revoltosa hermana no podía haber sido tan responsable para eso; pero ella estaba completamente bien.
Ginny ingresó a estudiar periodismo y allí conoció a un muchacho que hizo sacar de sus casillas a Harry, pero nada pasó además de celos estúpidos del muchacho… Celos que se los había creado Ron con sus comentarios de hermano sobre protector, así que ahí Ginny tuvo una de las tantas peleas con su hermano y luego vino una pelea con Hermione en donde dejaron en claro al pelirrojo que las cosas de las personas eran privadas.
-Hermione…
-¿Qué pasa, cariño? – preguntó la castaña volteándose a Ron que estaba parado en la puerta pálido.
-Te juro que yo no hice nada – dijo alzando las manos – Pero es que como tú no estabas, tuve que… Tuve que meterme en la cocina…
-¿Qué hiciste? – preguntó Hermione poniéndose de pie preocupada.
-Yo…
-¡POR MERLÍN, ABUELA MOLLY AYÚDAME! – se escuchó la voz de Ellie desde abajo.
-Ron… ¿Qué hiciste? – volvió a preguntar alarmada. Mientras Ron bajaba la vista apenado, la castaña pudo oler algo extraño que provenía desde abajo - ¡SE ESTÁ QUEMANDO ALGO!
Hermione salió corriendo de la habitación seguida de Ron. La castaña ya estaba pensando en que sus hijos estaban en peligro, que todo estaba quemado, que alguien estaba muerto, que había sucedido una enorme tragedia y un sin fin de imágenes que le venían en pocos segundos por su instinto maternal y su manía de pensar en lo peor.
Cuando llegó a la cocina suspiró aliviada. Monica había sacado del horno una masa deforme toda negra y Molly lanzaba un hechizo para que el horno se limpiara, ya que estaba lleno de cenizas.
-Te dije que tenías que venir pronto – dijo Ellie apareciendo detrás de Hermione con un pastel en las manos – Al ver que no venías, papá intentó hornear el pastel.
-¿Cuántas veces te he dicho Ronald que no te metas en las cosas que no sabes? – preguntó la señora Weasley al ver que su hijo entraba a la cocina.
-Muchas veces, mamá – murmuró avergonzado mientras evitaba mirar a su esposa que esperaba una explicación – No es mi culpa que estuviera tan emocionado por hacer un pastel para Harry…
-Eso no lo justifica, Ron – replicó Hermione tomando el pastel de las manos de su hija – Podría haberse quemado toda la casa. Debiste haberme esperado – dijo poniendo el pastel en el horno.
-Sí, papá – asintió Ellie – Tía Ginny me advirtió que no dejara en la cocina, porque cuando eras el encargado del aseo de la casa nunca pudiste hacerlo bien.
Ron miró a su hija con los abiertos y poco a poco su rostro empezó a tornarse rojo de rabia. Odiaba cuando Ginny tenía que andar ventilando cosas de su pasado para dejarlo mal delante de sus hijos; y últimamente le estaba diciendo demasiadas cosas a Ellie.
Hermione fue hasta su esposo y le tomó la mano sabiendo que eso lo tranquilizaba. El pelirrojo sólo negó con la cabeza tratando de controlarse y sonrió a Hermione agradeciéndole el gesto para evitar pensar en cómo matar a su hermana.
Los dos fueron hasta el jardín para ver como iban los preparativos para el cumpleaños de Harry. Había varias mesas ya con los cubiertos ordenados, una gran mesa cerca de la piscina donde estaban los platos y bandejas para servir la comida y los fuegos artificiales de los gemelos estaban puestos en su lugar cerca de los árboles para que en la noche hubiera un gran espectáculo.
-¿Por qué siempre a Harry le hacen una fiesta tan preparada? – preguntó Ron sentándose en una de las sillas desocupadas.
-No lo sé… Creo que gracias a él todo esto ha sucedido – respondió Hermione pensativa – Si no hubiera sido por él; no seríamos amigos, no te habrías venido a vivir acá, no nos hubiéramos casado…
-¡Si nos hubiéramos casado!
-Pero él fue quién encontró el anillo que estaba en el alcantarillado – dijo riéndose recordando cómo había ocurrido todo.
Ya llevaban muchos años saliendo y se venía el cumpleaños de ella. Obviamente Hermione estaba esperanzada que Ron le pidiera matrimonio, porque estaba cansada de sólo estar de novios. Después de todo era como si estuvieran casados, ya que vivían en la misma casa y sabían como era el otro para no pasar por el típico problema de los matrimonios primerizos que se divorcian porque son muy distintos cuando viven con el otro.
Ron tenía la misma idea y fue con los gemelos a comprarle un anillo de compromiso a la castaña. Los gemelos habían elegido los anillos más extraños y que podrían explotar lanzando chispas, así que Ron pensó en que mejor iría con Ginny.
Entre los dos eligieron el anillo más hermoso que habían visto. Ron podía ver reflejado en el diamante el rostro de sorpresa de Hermione y luego una sonrisa nerviosa que reflejaba que aceptaba. Con una sonrisa compró el anillo y se lo dieron en un pequeño paquete que lo guardó en su bolsillo.
En esa misma noche, iba a haber una cena para celebrar el cumpleaños de Hermione; así que Ron tenía planeado darle allí el anillo… Pero no contaba con que la chaqueta donde había guardado el anillo la estaba lavando su madre en el fregadero. Rápidamente el pelirrojo fue al fregadero quitándole la chaqueta de las manos a Molly para darse cuenta que la cajita se había abierto y el anillo no estaba.
-Todavía me acuerdo cuando llamé a Harry desesperado después de un ataque nervioso que me dio… Creo que a Harry le estaba dando el ataque cuando Ginny sugirió meterse en las alcantarillas – dijo con una pequeña sonrisa pícara.
-Al menos ahora sabes que no debes dejar cosas importantes en tus bolsillos y Harry puede atravesar las alcantarillas como un pez.
-Pero lo más importante fue cuando te di el anillo – comentó en un tono emocionado – Tus ojos brillaban de una forma que jamás había visto…
Cuando le dio el anillo después de la odisea de Harry metiéndose en el alcantarillado, no pudo reprimir una sonrisa sabiendo que todo valía en el mundo para ver ese brillo peculiar en sus ojos observando el diamante del anillo. Era un brillo tan hermoso y tan especial que producía que su corazón latiera más rápido. Hubiera dado todo por el mundo sólo por ver la expresión de su rostro que era una mezcla de sorpresa, enternecimiento, alegría y amor.
-O cuando nos casamos – dijo Hermione sonriendo mientras le tomaba tiernamente la mano.
-¡Por Merlín! – exclamó negando con la cabeza – A mí me estaba dando un ataque cardíaco con la espera. Todavía me acuerdo que Harry me tenía que sostener de los hombros para que no cayera y Ginny traía agua a cada rato… Por poco me desmayo.
-En todo caso, Fred y George ya tenían una cama reservada en San Mugo por si eso pasaba – comentó riendo al ver la cara de Ron – Estaban preocupados de que te pasara algo.
-Ellos siempre tienen que andar haciendo esas cosas – musitó tratando de no enojarse – Pero eso pasó porque te demorabas mucho.
-Haber, cariño… Valió la pena haberme demorado tanto. Admítelo – dijo mirándolo a los ojos fijamente. Ron asintió lentamente - ¿Ves? Así que no reclames tanto… - sonrió complacida.
Y sí que había valido la pena. Ver cuando entraba con un hermoso vestido blanco con una gran cola y un generoso escote; su cabello ondeado dejándolo suelto dándole un toque muy sencillo… Ése fue uno de los momentos donde su respiración se cortó, su corazón casi se le salía del pecho y sentía una enorme mezcla de todos los sentimientos posibles en tan sólo tres segundos de ver a Hermione así.
La castaña intentaba no llorar, porque el rimel no era a prueba de lágrimas –como le había dicho Ginny cuando la ayudaba a alistarse-, pero le era casi imposible al ver que se iba a casar con el hombre a quien amaba, con quien quería compartir el resto de su vida y con quien quería formar una familia. Era un sentimiento indescriptible el que crecía en su corazón cada vez que iba dando un paso para acercarse al altar.
Cuando se pusieron los anillos fue un momento que jamás olvidarían. Sentían que una etapa de sus vidas terminaba y que una nueva acababa de comenzar, una etapa que iba a venir llena de alegrías, tristezas, sorpresas, decepciones; pero sobre todo una etapa llena de amor. Al sentir el anillo en su dedo anular de la mano izquierda, sintieron que acababan de hacer un pacto donde prometían seguir amándose como siempre y que iban a dar lo mejor de sí para poder vivir respetándose y queriéndose hasta que la muerte los separara.
Al darse el esperado beso después de la ceremonia mientras todos aplaudían y varios lloraban de alegría, se demostraron que ese pacto que habían hecho lo iban a cumplir sin importar nada ni nadie. Ese beso estaba cargado de felicidad, ternura, comprensión, respeto y, sobre todo, de mucho amor.
Al tomarse de las manos cuando caminaban entre la gente sintieron que sólo era el comienzo de un largo camino que recorrerían juntos por mucho tiempo, siempre tomados de las manos demostrándose el amor que se tenían. Siempre se tendrían el uno al otro para todo, sin importar el problema u obstáculo que fuera, porque ellos sabían que juntos podían hacer mucho.
-Ha pasado mucho desde eso – dijo Hermione sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas por la nostalgia. Ron observó a su esposa y pasó su brazo por los hombros de ella tranquilizándola – Gracias – murmuró sintiendo esa sensación de calidez que le proporcionaba estar tan cerca de Ron.
-No ha pasado tanto… Sólo 16 años, no estamos tan viejos. ¿Verdad? – comentó haciendo reír a Hermione – Y han pasado muchas cosas: Tuvimos a Ellie, Harry y Ginny se casaron, tuvimos a Alan, nos mudamos acá…
-Es una suerte que nuestros padres nos hayan dado la casa, sino no sé dónde viviríamos. Ya les estaba quedando grande la casa sólo para ellos cuatro.
-¡Papá!
Los dos voltearon a ver como su hijo menor Alan, de 10 años, venía corriendo lo más rápido posible con su escoba de juguete en la mano. Tenía el cabello café de su madre, pero era muy desordenado al igual que se padre. Sus ojos eran grandes y de un color azul que llamaban la atención de las personas que lo veían en la calle.
-Se me rompió esto… - dijo el niño señalando la parte que sujetaba el palo de la escoba con la cola de paja (n/a: La cosa esa de paja de las escobas… No sé cómo se llaman, así que confórmense con eso) – No sé cómo arreglarlo.
-Haber, Alan, yo te lo arregló – sonrió Ron poniéndose de cuclillas y le sacó de las manos la pequeña escoba – Ah, es típico que se te rompa esto… Déjame ver si me acuerdo del hechizo…
-¿Cómo se te rompió, cariño? – preguntó Hermione acariciándole el cabello.
-Estaba volando y di una vuelta muy fuerte, entonces se rompió y me caí al suelo – respondió mostrando una herida en su codo – Me duele.
-¡Ron, te dije que no le compraras esa escoba! – gritó enojada mientras sacaba su varita – Siempre tú imponiendo a los niños el Quidditch… ¡Es peligroso! No puedes andar dándoles cosas a tus hijos que pueden matarlos.
-No es mi culpa que a mis dos hijos les guste el Quidditch – se defendió después de decir unas palabras apuntando con su varita la zona rota de la escoba, e inmediatamente ya estaba como nueva – Deberías sentirte orgullosa que Ellie es buscadora de Gryffindor… Y que Alan de unos giros espectaculares.
-¡Yo voy a ser guardián como mi papá era! – dijo Alan sonriendo.
-¡Ese es mi hijo!
Hermione sólo torció los ojos sabiendo que cuando se trataba de Quidditch, su esposo y sus dos hijos eran un caso perdido. Muchas veces se sentía apartada cuando empezaban a hablar de ese tema, pero lo bueno, es que Ellie era una niña muy inteligente que le encantaba leer todo tipo de cosas –me refiero a las "lecturas ligeras" que leía Hermione en su época escolar- así que podía hablar de cosas interesantes.
Apuntó con su varita la herida de Alan y dijo unas palabras haciendo que la herida cicatrizara rápido, y así a los pocos segundos su hijo estaba completamente bien.
-¡Gracias, mamá! – gritó feliz dándole un pequeño beso en su mejilla.
-Listo, acá está tu escoba – dijo Ron entregándosela – Ten cuidado, no quiero que te caigas de nuevo.
-Claro, papá – asintió emocionado – Iré al living a esperar que Christopher llegue para que juguemos snap explosivo… - dijo antes de ir corriendo a la casa nuevamente.
-Yo creo que sin Christopher nuestro hijo no tendría amigos – comentó Hermione sonriendo.
-Es lo único bueno que ha hecho Ginny… Tener a Christopher.
-Siempre tienes que ser tan agresivo con los comentarios sobre tu hermana – negó con la cabeza – Deberías dejar esa actitud tan infantil.
-Ella es la infantil, no yo.
En ese momento llegó Ellie haciendo que sus padres le preguntaran qué pasaba, porque ya habían pasado varias cosas malas en ese día; pero la muchacha evitó mirar a su papá sonrojándose levemente.
-Es que me invitaron a una fiesta – dijo sonriendo nerviosamente.
-¿En serio? – preguntó Hermione notando el rubor de las mejillas de Ellie - ¿De quién es, cariño?
-De Thomas Longbottom…
-¿El hijo de Neville Longbottom? – preguntó Ron con una mirada amenazante. Siempre tenía esa mirada cuando su hija le pedía permisos para salir con chicos, cuando tenía un novio o para cualquier cosa relacionada con "chicos".
-Sí, él – asintió – Va a hacer una fiesta porque es su cumpleaños y tengo muchas ganas de ir.
-¿Y por qué tienes tantas ganas de ir? – inquirió Ron – Es sólo una fiesta…
-Papá… ¿No hablamos que no deberías ser tan sobre protector conmigo? – preguntó Ellie poniendo sus manos en las caderas imitando a Ginny cuando se enoja.
Ron abrió la boca para protestar y sus ojos se abrieron de la sorpresa haciendo que Hermione reprimiera una carcajada. Odiaba ver como Ellie imitaba los gestos, palabras y cosas de Ginny para conseguir lo que quería con Ron. Ginny le había enseñado varios métodos para persuadir a su padre para que ella pudiera tenerlo en la palma de su mano.
-¿A qué hora termina? – preguntó Hermione.
-No lo sé… Igual hablé por MSN con Lily, y ella me dijo que iba a ir. Entonces, los tíos me dejaron quedarme en su casa por la noche.
-¿Harry y Ginny aprobaron eso? Porque la última vez Lily te invitó y ellos ni sabían que ibas… O cuando Lily apareció acá y nosotros no sabíamos que venía – dijo Hermione en su típico tono de madre preocupada.
-Obvio, mamá. Tan mentirosa no soy… Si quieres, pregúntales cuando lleguen.
-Está bien. Puedes ir si tu papá te da el permiso – sonrió mirando de soslayo a Ron que estaba de brazos cruzados.
-Papito, papito… Soy tu única hija mujer, soy tu pequeña niña… Déjame ir, por favor – dijo con un puchero acercándose a su papá.
Ron suspiró sabiendo que no podía aguantarse por mucho tiempo a esa cara, así que sólo asintió haciendo que Ellie le diera un abrazo y le dio un sonoro beso en la mejilla dando pequeños saltitos de alegría haciendo sonreír a Hermione que sólo miraba atenta la escena sabiendo que su hija tendría éxito, ya que podía manipular a Ron de una forma que ni ella podía hacerlo.
-¡Eres el mejor papá del mundo! – dijo deshaciendo el abrazo – Cuando esté en Hogwarts, juro que atraparé en el primer partido la snitch en honor a ti.
-Espero que la atrapes, hija – sonrió Ron.
-¡Ya llegaron! – gritó el señor Granger desde la casa para que entraran a recibir al invitado especial.
Ron y Hermione fueron de la mano hacia la casa mientras Ellie empezaba a comentarles en qué casa pensaba que iba a quedar su hermano menor diciendo que quedaría el Slytherin haciendo enojar a Ron y después vino un largo discurso de Hermione diciéndole que los Slytherins no eran malos, sólo algunos y recalcó las cosas buenas de ellos (n/a: Eso Hermione! Viva Slytherin!... Lo siento, es que yo soy Slytherin… Mejor continuemos) mientras el pelirrojo sólo asentía sin ponerle mucha atención.
Hermione miró a su hija dándose cuenta que ya estaba hecha casi toda una mujer, y era bastante guapa. Había sacado el cabello pelirrojo de los Weasley y unos ojos cafés iguales a los de su madre que demostraban sabiduría; era delgada y alta. Pero lo que más la hacía notar era una sonrisa permanente en su rostro que denotaba burla, y otra cosa era su gran parecido con Ginny por su personalidad… Era una de las muchachas más inteligentes de su generación, pero siempre se la pasaba metiéndose en problemas, era divertida, alegre y hasta era algo impertinente como los gemelos.
-¡Ron, Hermione! – gritó Harry saliendo al jardín a su encuentro.
-Hola, tío Harry – saludó Ellie con un beso en la mejilla a Harry - ¿Dónde viene Lily? – preguntó inmediatamente sonriendo.
-Viene más atrás. Parece que está peleando con Christopher de nuevo…
-¡Vale! – entró a la casa.
Ron se acercó a Harry y se dieron un abrazo mientras el pelirrojo le deseaba un feliz cumpleaños. Harry le sonrió a su amigo mientras saludaba a Hermione con un beso en la mejilla antes de admirar toda la preparación en el jardín para celebrar su cumpleaños.
-Parece que acá tuvieron que ver Molly y Monica…
-Obvio. Yo jamás haría tanta producción – dijo entre risas Hermione - ¿Y cómo ha sido tu día?
-Digamos que Ginny me trajo el desayuno a la cama… - respondió cruzándose de brazos – Sólo eso. Ah, y pude usar el baño antes que todos.
-¿En serio? – preguntó Ron sorprendido - Ojalá me dejaran usar el baño antes que todos en mi cumpleaños…
-Lástima que hay dos mujeres en la casa, cariño – dijo Hermione fulminándolo con la mirada.
-¡Hola, tíos! – saludó un niño saliendo al jardín.
Era exactamente igual a Harry, pero no tenía la misma apariencia debilucha que tenía el 'Ex-Niño Que Vivió' a los 11 años y su cabello era pelirrojo indomable. El pequeño Christopher Potter nunca había podido peinarse el pelo, al igual que su padre. Sus ojos eran verdes heredados de su abuela paterna y tenía una sonrisa pícara en su rostro que decía que no era un niño tranquilo.
-Hola, Christopher – saludaron Ron y Hermione a su sobrino.
-¿Dónde está Alan? – preguntó el niño.
-Estaba esperándote en el living… - dijo Hermione observando por el ventanal si estaba su hijo.
-¡Chris! – gritó Alan volando en su escoba saliendo de la puerta de la cocina.
Hermione abrió la boca para gritarle a su hijo que se bajara, pero Ron le tapó la boca mientras miraba a Harry como diciéndole que no soportaba que fuera tan aguafiestas y Harry asentía sonriendo.
Los dos niños se saludaron e inmediatamente se fueron corriendo adonde el enorme árbol del fondo del jardín. En el árbol aún permanecía la Casa Club que Hermione usaba cuando pequeña, así que los niños habían adoptado ese lugar como su refugio o algo así.
-¿Ya recibió la carta de Hogwarts? – preguntó Ron a Harry.
-No… Pero debería, si ya tiene 11 años – dijo pensativo – Ojalá quede junto a Lily en Gryffindor.
-Yo opino lo mismo. No quiero que Alan llegué y se vaya a una casa llena de desconocidos; al menos que quede en Gryffindor con nuestras hijas o con Christopher.
-De todas formas va a venir Dumbledore, así que ahí podemos preguntar por las cartas – dijo Hermione astutamente.
-Tienes razón – asintió Harry ajustándose las gafas – No puedo creer que Lily entró a cuarto año. Cada día me siento más viejo.
-¿Y yo? Ellie entró a quinto, yo creo que me quedan pocos años de vida – comentó Ron riéndose.
-Yo ya le dije a Ellie lo difícil que es quinto y que deberá dejar de meterse en tantos problemas – dijo Hermione cruzándose de brazos – Yo me estresé mucho con los TIMOS.
-Sólo tú, Hermione – replicó su esposo – La gente normal estudiaba el día antes al TIMO.
-¡Y tenía que empezar a pelear estos dos! – dijo alguien apareciendo en el jardín - ¡Hola, familia!
Ginny venía con una gran sonrisa hacia ellos. Saludó primero a Hermione diciéndole que el día de mañana Ellie iba a quedarse a dormir en la casa para que fueran a la fiesta de Thomas Longbottom haciendo que la castaña no estuviera tan preocupada. Luego le dio un suave beso en los labios a su esposo y después le dio la mano a Ron.
-Estaba dándome cuenta que le estás diciendo a Ellie demasiadas cosas de mi pasado… - dijo Ron en un tono enfadado - ¿Por qué tienes que andar diciendo esas cosas?
-Vamos, hermanito, no seas enojón – rió divertida – Y agradece que no le conté los detalles calientes de su relación… Podría haber dejado a tu hija lista para que supiera hartas cosas de los hombres.
-¡Sólo faltó que me dijera 'Ceniciento'! – dijo tratando de mantener la calma, pero no podía hacerlo.
-Ah, no les dije yo… Creo que Fred se los dijo cuando fueron a la tienda el viernes pasado.
Antes de que los hermanos empezaran a pelear, aparecieron en el jardín los señores Granger, los señores Weasley, Ellie y Lily. Molly Weasley traía levitando toda la comida ya en bandejas y las depositó en la mesa dispuesta para los alimentos. Ron y Ginny se miraron y decidieron finalizar su conversación para que no hubiera una batalla con varitas.
-¡Qué bien! – dijo Lily aplaudiendo contenta – Entonces ahí le das rienda suelta a tu pasión y le plantas un beso.
-Claro… Tú sabes que cuando se trata de chicos soy muy tímida.
-¿Tímida? – preguntó riéndose – Eso si que no, Ellie.
La hija mayor de Harry y Ginny era una de las muchachas más guapas de Gryffindor junto con su prima Ellie, aunque Lily iba en cuarto año. Le gustaba el Quidditch tanto como a sus padres, por lo que era una de las golpeadoras del equipo y quería aspirar a ser cazadora. Al contrario de su prima Ellie, ella siempre seguía las reglas e intentaba no meterse en tantos problemas… Aunque siendo prima de Ellie siempre terminaba metida en alguno. Era muy buena estudiante, pero bastante floja y no le gustaba encerrarse en una biblioteca a estudiar. Era una niña muy tímida, pero cuando se le conocía bien resultaba ser muy divertida y espontánea.
Tenía en cabello negro azabache de su padre, pero ella lo tenía liso y ordenado gracias a que heredó el cabello manejable de Ginny. Sus ojos eran pardos siendo la combinación de los verdes de Harry y los cafés de su madre, pero muchas veces estaban ocultos bajo sus gafas. Odiaba usar sus gafas, así que usaba los lentes de contacto muggle toda la semana y el domingo usaba sus gafas para descansar los ojos.
-¿Viene la profesora McGonagall? – preguntó Ellie a sus padres con una mirada que denotaba nerviosismo.
-Claro que sí – asintió Hermione observando con cuidado a su hija - ¿Por qué preguntas?
-Rayos, la vieja me va a retar por haber llenado su salón con bebidas alcohólicas para la fiesta secreta – murmuró haciendo reír a Lily, pero lo dijo en voz suficientemente alta para que Hermione la escuchara.
-¡Ellie!
-Mamá…
-Déjala, Hermione – dijo Ginny tranquilizándola – Nosotros también cometimos muchas locuras en nuestra juventud.
-Sí, no es nuestra culpa cometer algunos pequeños errores.
-¿Pequeños errores? – preguntó a punto de un colapso nervioso la castaña - ¡Llenaste de bebidas alcohólicas un salón!
-Pero de errores se aprende, tía – comentó Lily tratando de salvar a su prima.
No pudieron seguir la conversación porque Molly Weasley había gritado que ya llegaron el director Dumbledore, la profesora McGonagall, Remus Lupin y Nhympadora Tonks. Los cuatro aparecieron en el jardín con grandes sonrisas observando toda la decoración dispuesta para celebrar el cumpleaños de Harry mientras le deseaban un feliz cumpleaños y saludaban al resto de los presentes.
Remus Lupin se veía mucho más viejo de lo que estaba; su cabello estaba completamente blanco por las canas y ya hasta llevaba un bastón para apoyarse, ya que no podía caminar muy bien. Pero se veía mucho mejor desde que habían sacado una nueva poción curativa para los hombres lobo hacía dos años… Al menos no amanecía lleno de rasguños y tan pálido como antes.
En cambio Tonks se veía espectacular. Como era metamorfaga pudo mantener se apariencia juvenil, aunque ya se le estaban asomando los años por su piel. Su cabello lo había cambiado por uno negro oscuro y sus ojos eran verdes, la semana pasada habían sido morados.
La profesora McGonagall se veía igual de siempre, parecía como si los años no hubieran afectado su apariencia. Se veía estilizada igual que siempre, aunque en su cara se podía notar el cansancio que tenía.
-Señoritas… - dijo el profesor Dumbledore después de saludar a Ellie y Lily – Acá tienen sus cartas de Hogwarts – sacó del bolsillo de su túnica dos cartas con el sello del colegio – Señorita Weasley. Quinto año, Gryffindor – leyó antes de pasarle la carta a Ellie y sonreírle – Señorita Potter. Cuarto año, Gryffindor – leyó y le pasó la carta a Lily que sonrió complacida – No era necesario mandarles lechuza si iba a venir a la casa.
-¿Todavía piden los mismos materiales? – preguntó Arthur Weasley curioso.
-Sí, aunque muchos libros se han cambiado. Hay que estar actualizados – respondió la profesora McGonagall aceptando el vaso de jugo que le ofrecía Ginny.
-Eso está bien…
-¿Dónde están los niños? – preguntó Dumbledore a Harry.
-Están en la Casa Club… Los voy a buscar.
-Gracias, Harry – sonrió.
Harry fue a buscar a Christopher y Alan a la Casa Club. Los dos niños fueron algo enojados, porque querían seguir comparando los juguetes que les habían dado para sus cumpleaños; pero después de un pequeño soborno de Harry –o sea, comprarles dulces- accedieron a regañadientes.
Cuando llegaron el profesor Dumbledore sonrió más ampliamente, incluso Ron puedo notar un brillo que se asomó por sus ojos cuando saludó a los pequeños y se preguntó a qué se debía eso.
-Les tengo sus cartas para entrar a Hogwarts – dijo sacando dos cartas del bolsillo de sus túnicas y después de leer para quién eran, se las dio – Espero verlos en el colegio.
-¿En qué casa quieres quedar? – preguntó Christopher a Alan mientras abría la carta.
-No sé… Me gustaría quedar en Gryffindor para molestar a mi hermana.
-¡Sí, sería genial eso! Les haríamos bromas a nuestras hermanas todos los días.
-Por si acaso, nosotras estamos acá – dijo Lily cruzándose de brazos – Espero que queden en Slytherin.
-¿En qué casa estudió usted, tío? – preguntó Alan a Dumbledore.
-En Ravenclaw – respondió el profesor.
-Ah… Ahí van todos los cerebritos – comentó haciendo a todos reír - ¿Qué dije?
-Nada, hijo, nada – negó con la cabeza Ron aún con una sonrisa – Será mejor que me des tu carta para que en la semana vayamos a comprar tus útiles.
-Está bien – asintió dándole la carta a su padre.
Después de un rato la señora Weasley los invitó a pasar mientras esperaban que los demás invitados llegaran. Eran varios compañeros del ministerio de Harry y Ron, algunos compañeros de colegio, algunos amigos de la universidad de Ginny y otros medimagos amigos de Hermione.
Los cuatro hijos se miraron como diciéndose que ya iba a comenzar las horas aburridas donde tenían que saludar a todos y no comportarse como incivilizados, o sea, como casi siempre lo hacían. Lily fue a ayudar a su madre con las cosas en la cocina mientras Ellie iba a ver en el horno si el pastel estaba quedando bien.
Alan y Christopher se miraron aburridos. Los dos fueron al cuarto de Alan para poder jugar algo lejos del aburrimiento de los adultos y de sus conversaciones estúpidas, como decían ellos.
Antes de que sus hijos se fueran, Hermione los miraba dándose cuenta que los dos habían cambiado. Y de hecho, que mucho había cambiado en todos esos años… Todo cambió desde el momento en que le dijeron que la familia Weasley se vendría a vivir con ellos. Desde ese momento supo que todo iba a ser diferente, pero jamás pensó que iba a ser a tal punto de terminar casándose con Ron, teniendo dos hermosos hijos y que sería una de las personas más felices del mundo por la vida que llevaba.
Sonrió al pensar en lo que hubiera sido si nada de eso hubiera pasado. ¿Sería todo igual? No lo creía. ¿Se hubiera casado con Ron? Tal vez, pero hubiera sido muy difícil. ¿Tendría una vida tan maravillosa como la que tenía en ese instante? Tampoco lo sabía… Todo era un completo misterio, pero estaba bien con lo que pasaba ahora. No quería detenerse a pensar en "lo que hubiera sido si…" porque no tendría sentido empezar a pensar en las cosas que no fueron ni serán, hay que concentrarse en la realidad, en la vida que uno lleva en el presente para no dejar de vivirla… Si te detienes en lo que hubiera sido, sería como si le dieras la vuelta a tu vida y no la aceptaras.
-¿Hermione?...
-¿Hermione?...
-¿HERMIONE? – gritó Ginny moviéndola haciendo que la castaña saliera de sus pensamientos.
-¿Qué pasa, Ginny? – preguntó algo molesta.
-Ah, bonito… Y tiene el descaro de preguntar más encima – murmuró negando con la cabeza haciendo reír al profesor Dumbledore.
-Estabas como ida. ¿Pensabas en algo importante? – preguntó Remus Lupin del otro lado de la mesa.
-Sí… Pero no tiene importancia – sonrió bebiendo un poco de agua.
-Ah, bueno – asintió Harry dejándola de mirarla – Bueno, como iba diciendo… La cosa es que casi me muero cuando Ron empezó a gritar en el estadio todo el discurso de groserías cuando yo le dije que al jugador que le gritaba era el hijo de nuestro jefe.
-Típico de Ron – dijo Ginny – Ojalá no tuviera ninguna relación contigo, me avergüenzas.
-¡Oye, ese jugador casi me lanza la quaffle a mi hermoso rostro! – se defendió Ron mientras los demás reían – Era lo que cualquier persona normal haría.
-O sea… Sólo tú, cariño – dijo Hermione haciendo a los demás reírse aún más. Ron le lanzó una mirada como dándole gracias por el apoyo que le daba – Dije la verdad. Pero aún así te quiero.
Siempre eran así las cosas con Ron. Cuando hacía un comentario que ya era comprobado que iba a iniciar una pelea, ella lo enmendaba tratando de que no discutieran. Con los años había aprendido que no era bueno seguir peleando sin razón alguna, a menos que de verdad fuera importante, ya que sólo podría ir deteriorando su relación día a día hasta que se separaran.
¡Cómo quería a Ron! Parecía que día a día su amor iba creciendo de una forma inexplicable. Habían pasado por muchas cosas, y siempre han salido adelante. Le parecía casi imposible estar casada con él casi por más de 15 años sintiendo que lo quería más, que era más feliz a su lado y que cada día le iba gustando otro detalle de la personalidad de su esposo. Tal vez eso era el amor… El verdadero amor.
-¿De verdad estás bien? - preguntó Ron susurrándole al oído.
-Claro que sí – asintió saliendo de sus pensamientos – Es sólo que estoy pensando en otras cosas…
-Vale – sonrió – Vamos al recibidor a saludar a los demás invitados – dijo tomándole la mano.
Fueron caminando lentamente hacía la casa siguiendo a todos que iban mucho más adelante. Hermione seguía perdida en sus pensamientos, seguía vagando en lo que era su vida actual y en todas las cosas que habían pasado en sólo unos años.
Ron miraba de reojo su perfil. Su respingada nariz, sus ojos cafés, sus largas pestañas, algunas arrugas en su ceño por tantas veces de haberlo arrugado en su pasado, su boca pintada con un suave labial… Se notaba en su rostro que ya habían pasado varios años; varias sonrisas, varias penas, varios enojos, han pasado muchas cosas y en ese rostro se podía notar. Pero aún así la veía hermosa como la primera vez que la vio en aquél compartimiento de tren en su primer curso de Hogwarts.
-¡Apúrense, muchachos! – gritó la señora Weasley saliendo de la casa al ver que todavía seguían viniendo a paso lento.
-¡Ya vamos! – dijo Hermione suspirando.
-¿En qué estabas pensando antes? – preguntó Ron curioso.
-En nada… Sólo que pensaba en las cosas que habían pasado – respondió con una pequeña sonrisa melancólica – Desde que se vinieron a vivir con nosotros ése verano.
-¡Eso fue hace tantos años!
-Pero ahí como que empezó todo nuestro romance…
-Oh, sí – asintió con una sonrisa picarona – Cuando se cortó la electricidad y rodamos por las escaleras, cuando estuvimos en la fábrica de chocolate…
-¡Vaya fábrica de chocolate! – dijo Hermione riéndose junto al pelirrojo.
Los dos dejaron de reírse y se miraron. Los dos volvían a sentir esa pequeña sensación de calor que subía desde sus pies hasta su cabeza como cuando eran adolescentes y se dieron un corto beso que no duró más de cinco segundos, pero no era necesario hacerlo más largo para demostrar todo el cariño que se tenían.
Al separarse los dos sonrieron satisfechos e incluso comenzaron a reírse nerviosamente mientras se tomaban de las manos y seguían su trayecto a la casa.
-¡Papá, mamá! – gritó Alan saliendo de la casa.
-¿Qué pasa, cariño? – preguntó Hermione.
-Se están demorando mucho…
-Oigan, creo que a la abuela Molly le está dando un colapso nervioso. Deberían apurarse – dijo Ellie caminando hacía ellos con una sonrisita - ¿Están bien?
-¿Por qué preguntas? – preguntó Ron sorprendido.
-Es que tienen la típica cara que tienen mis compañeros cuando acaban de meterse a un armario a besarse… - respondió haciendo toser descontroladamente a sus padres - ¿Qué estaban haciendo?
-No, nada. Sólo conversábamos – dijo Hermione tomando la mano de Alan para seguir caminando hacia la casa – Eres una mal pensada, Ellie.
-¿Qué estaba mal pensado Ellie, papá? – preguntó Alan mientras caminaban.
-Cuando tengas suficiente edad, lo sabrás – dijo Ron haciendo reír a Hermione.
La familia fue caminando hacia la casa todos juntos riéndose y hablando sobre lo que era "mal pensar" para explicarle al pequeño Alan. Hermione y Ron miraron a sus hijos con orgullos por cómo eran, y luego se miraron entre sí con una pequeña sonrisa en los labios.
-Ron…
-Dime – dijo el pelirrojo en voz baja.
-Te quiero mucho – sonrió tomándole más fuerte la mano.
-Yo también te quiero – dijo sonriéndole.
Harry salió de la casa y les pidió que se apuraran alegando que era el hombre del cumpleaños y debían hacerle caso haciendo reír a la familia Weasley. Los cuatro entraron mientras Ron y Hermione se miraban sabiendo de que sus vidas habían cambiado para mucho mejor desde aquél verano en donde los Weasley se vinieron a vivir a la casa de los Granger.
Notas finales de la autora: ¡Hola mis lectores! Es difícil iniciar esto… ¿Por qué? Han pasado exactamente un año desde que publiqué esta historia. Sí, el 20 de enero del 2005 publiqué el primer capítulo de 'What I Like About You' temiendo que a nadie le gustara, que fuera otra locura mía… Pero estaba muy equivocada. Nunca pude saber que tantos reviews me iban a mandar ni que tanta aceptación tuvo, tanta aceptación que es el fic que me ha dado a conocerme en este sitio.
Y hoy, 20 de enero del 2006, le doy la despedida a una de mis historias favoritas. Durante todo este año han pasado muchas cosas y creo que cada acontecimiento importante se pudo descifrar en la trama de cada capítulo. Ha sido un año donde he conocido a gente maravillosa, he sufrido pérdidas, me he recuperado de mis dolores, he vuelto a caer en mis errores…
¿Saben cuál fue mi rutina cada vez que me estaba en el computador? De inmediato iba a revisar mi correo electrónico a ver qué review me tendrían mis lectores en fanfiction y las críticas en mis lectores de fanautores. Y siempre que me decían que les había gustado el capítulo, que se habían reído, llorado, gritado; y que querían que siguiera me emocionaba de una forma dándome ánimos para seguir con una locura que se me ocurrió cuando vea una serie de anime. ¿Qué pasaría si los Weasley y los Granger vivieran juntos? Me pregunté después de apagar el televisor y me puse a escribir como loca.
Les doy gracias a todos! A todos los que me han escrito algún review o me decían por MSN que les gustaba el capítulo. Sin tantos que no podría mencionarles a cada uno y responderles personalmente, porque nunca acabaría para demostrarle mi gratitud… ¡Gracias a todos por leer este fic!
Bueno… Ya saben, yo sigo con mis otros fics; así que no se olvidaran de mí tan pronto XD! Pero aunque siga con mis otras historias, me da pena que una de las historias a la que le tengo más cariño ya se haya terminado. Todo lo que escribí en un año, ya está listo y no deberé hacerlo de nuevo… Es difícil despedirse de algo que ha estado por tanto tiempo en tu vida y ahora sabes que ya ha terminado.
Y pues… Eso es todo. A todos los reviews de las personas registradas podré contestarles por el nuevo método de fanfiction, y a los que no… Bueno, ya saben que los quiero, les agradezco todo su apoyo; incluso a los que nunca me han dejado un review. Igual fueron fieles a la historia.
Cuídense mucho! Los quiero!
Se despide,
Sirenita
Fiel seguidora de la pareja Ron y Hermione.
Miembro de la fundación Ron y Hermione.
Miembro de la agrupación G.M.S
Miembro del TOUR 2006
Loca que se las da de escritora XD!
Y la que espera sus últimos reviews en el fic.
¡Hasta nunca, mis lectores!
El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000. A excepción de personajes, sucesos, lugares que yo misma saqué de mi mente perturbada. Esto es sin fines de lucro
