Chassssss!!!!!! Ahora el turno de Desert Rose para ser actualizado!!! No se preocupen, pronto terminaré ese de Ojos amatista que me tiene estrujiéndome el cerebro cada vez que pienso en él.

Kida Luna: Pues sí, Ryo vive dentro de la rosa, por así de decirlo. Aunque él vive en el Oasis... Las anacondas no son agresivas, salvo si se las molesta. No tienen veneno, así que, no le iba a hacer nada Kura sama... UUU Kaiba es de Joey, y Yami es de Yugi-tachi. No habrá ningún trío... Gracias por lo del diario. A mí también me sorprendió cómo me quedó. Y eso que no soy buena en eso de los diarios.

Valsed: La paciencia es una virtud!!! Pronto aparecerá Ryo, que no cunda el pánico!!!

Mesuneko: Me alegra que te haya gustado la historia del joven dios!! Ah, eso. ¬¬ Kaiba-boy... Yo creo que es sólo para expresar la frase al decir "Joven Kaiba", no?? U-U Pegsy es mi ídolo!!!! Si destruyen a todos los personajes, me gustaría leer sus fics para ver que locuras han hecho. XDD Par de locas!!!!! (No más que yo XDDDDD)

Merci a todas y disfruten!!!!

----

Aún absorto en el diario, Pegasus continuó leyendo, a pesar de que su cuerpo y sus ojos reclamaban fervientemente el poder descansar pronto. El diario lo había atraído mucho, y, definitivamente este diario contenía mucha información acerca del Oasis de Afrodita.

Las hojas amarillentas continuaban, y el hombre se salteó varias fechas, hasta que encontró algo que le interesó mucho.

"3 de Febrero de 1805:

Hemos estado en el desierto más de dos o tres meses, y aún no encontramos nada. Los hijos estaban desconcertados, ya que las indicaciones que sabían en donde se encontraba el oasis, parecían ser falsas, ya que donde supuestamente debería estar, el Oasis de Afrodita, no se encontraba.

-¿¡O sea, que hicimos este viaje sólo para terminar en un lugar en el cual no hay absolutamente nada?!

Mis compañeros de grupo estaban muy alterados, pero yo permanecía con una calma inusual. Estos habían amenazado a los jóvenes de que si no encontrábamos pronto el oasis, se iban a deshacer de ellos.

-Pero sin ellos, no podríamos regresar al hotel en el cual nos alojamos.-salí a defenderlos. Efectivamente tenía razón, y tuvo que soltar al pobre chico de sus ropas.

A regañadientes, mis compañeros le siguieron el paso, pero, estaba seguro de que no durarían mucho. Y no me había vuelto a equivocar."

"5 de Febrero de 1805:

Uno de los hermanos había desaparecido. Al levantarnos en la mañana, nos dimos cuenta que estaba ausente, y el menor se puso histérico. Sabía lo que estaba sucediendo, y no tardó en invadirle el miedo. Yo miré de reojo a Richard, que fue el que se enfrentó con el mayor de los chicos, y me devolvió la mirada sin resentimientos.

Estaba completamente seguro, de que había sido obra suya, pero, sin pruebas, uno no puede hacer absolutamente nada. Tantor y yo decidimos proteger al hermano que quedaba, ya que si nuestro amigo Richard enloquecía debido al calor, y mataba al chico restante, no tendríamos forma de volver.

Durante la noche, montamos guardia de dos horas cada uno, y poder vigilar al chico, que no dormía bien debido al temor que le tenía a Richard. En una de mis veladas, pude hablar con él, antes de que cayera dormido.

-¿Cómo te llamas joven?-el levantó su mirada, y sus ojos se toparon con los míos.

-Mahara, señor.

-Mahara... –repetí en voz baja.-¿Tiene algún significado esa palabra aquí en tu país?

-Si... –respondió tímidamente.-Es el título que se le daba a algunos gobernantes en Arabia, señor. Esencialmente, significa, rey, gobernante, soberano...

-Interesante, Mahara, interesante. ¿Cómo fue que tu padre y sus compañeros conocieron el Oasis de Afrodita?

-Se separaron de su grupo por una tormenta de arena que los azotó inesperadamente. Estuvieron vagando varios días, y lo habían divisado a lo lejos. Como estaban desesperados por algo de agua o alimento jugoso, comenzaron a correr, y entraron en él, recogiendo las frutas que encontraban.

"Habían llegado al corazón del oasis, que era un enorme lago de agua cristalino, y lo sorprendente es que en el centro se alzaba una enorme rosa roja. Algunas gotas resbalaban por los pétalos, y caían en el lago, que tenía muchas flores acuáticas diferentes, pero en su mayoría lotos blancos.

Quedaron sorprendidos por la enorme flor, y simplemente se sentaron a orillas del lago, para contemplarla por horas y horas. Uno de los acompañantes de mi padre, había desaparecido teniendo ya casi una semana dentro del oasis.

El día siguiente, la luna desapareció del cielo nocturno. Mi padre y su amigo miraban fascinados como la rosa se abría lentamente. De dentro de la flor, caían hilos de un líquido rosa hacia el lago, tornándolo de un rosa muy pálido.

Ellos miraban el efecto de este líquido con el agua, y no se habían percatado de que alguien había entrado al lago. Alzaron la vista y, según mi padre, se encontraron con el joven más hermoso que hayan visto jamás. Sus cabellos eran tan plateados como la luna llena, y tenía unos profundos ojos café. Dijo que les regaló una sonrisa, antes de que todo se volviera negro, y despertara en los límites del desierto."

-Hum... –su historia era realmente fascinante. Concordaba con la historia del conde.-Muy interesante, Mahara. ¿Después de eso tu padre y su amigo no reacuerdan nada más?

-No señor.

-Bien, bien. ¿Crees que una tormenta de arena nos azote desprevenidamente, y logremos ir al oasis?-le pregunté, viendo como se reacomodaba, y sus ojos se cerraban lentamente.

-No lo sé, señor.-y sin más, quedó dormido."

"7 de Febrero de 1805:

Lamentablemente, Tantor y yo nos quedamos dormidos en medio de nuestras guardias, y el pobre chico restante, sufrió en las manos de Richard. Ahora, nosotros tres solos, comenzamos el camino de regreso. Era inútil seguir buscando el oasis, cuando ya no teníamos nada de pistas, y ningún guía para llevarnos hasta él. Tantor y yo coincidimos en demandar a Richard a la policía por haber asesinado a dos chicos menores de edad, pero sin cuerpos, no hay delito, y esto nos resultaba un obstáculo, amenos que ambos declaremos. Pero seguíamos teniendo el problema de los cuerpos.

En nuestro regreso, durante la noche, una tormenta de arena nos alcanzó inesperadamente. Juntamos nuestras cosas rápidamente, y corrimos tan rápido como se nos permitía. Lamentablemente, la tormenta nos alcanzó, y lo único que recuerdo, es que todo se tornó oscuro, muy oscuro..."

"Día 1 sin número de 1805:

Desperté con un dolor de cabeza muy fuerte. Me reincorporé con dificultad. Tenía mareos, y mi estómago, lo sentía mal, de alguna manera. Me puse de pie, y milagrosamente aún tenía mi mochila pegada a mi espalda. Comencé a caminar por las dunas de arena, mirando a los horizontes, sin hallar nada. Como no sé por cuántos días he estado inconsciente, me vi obligado a poner en mi diario los días, pero sin número. Ya he perdido la noción a lo que llamamos tiempo."

"Día 5 sin número de 1805:

Mis provisiones se han agotado hace dos días, pero aún tengo agua en mi cantimplora, y procuro beber sólo cuando lo necesito. Me encuentro débil, y sospecho que mi hora no tardará en llegar. Mi cuerpo sudado no puede resistir más, hasta que veo algo, que estoy seguro de que era un espejismo.

No muy lejos de donde me encontraba, divisé a lo lejos algo de verde. Abrí mis ojos en sorpresa, y comencé a correr tan rápido como mi condición me lo permitía en esos momentos. Al ir acercándome, no podía creerlo.

Me detuve, y frente a mí se encontraba el oasis más grande que yo hubiera visto jamás. Mi cuerpo se movía con voluntad propia, yo no lo manejaba. Tal vez mis deseos de encontrar algo de comer y de beber eran muy fuertes. Penetré con lentitud la pequeña selva, observando fascinado la cantidad de plantas que se hallaban y se alzaban, hasta casi tocar el cielo, desde el suelo, en donde me encontraba.

Encontré varios árboles que me proveyeron de la fruta y alimento necesario para calmar el hambre que tenía de dos días sin probar bocado alguno. En el oasis se podía percibir una muy fresca brisa, contradiciendo al infernal calor del desierto. Las hojas se movían con suavidad ante la brisa, creando un armonioso sonido para mis oídos.

Estuve exploraron la pequeña selva, escribiendo aquí en mi diario continuamente."

"Día 10 sin número de 1805:

Llevo casi una semana, y no he notado nada extraño. Tampoco he podido llegar al corazón de este hermoso paraíso de color verde. Tengo que encontrarlo. Tal vez, sea este el Oasis de Afrodita...

Con estas esperanzas en mente, me dediqué a seguir andando a través del césped que se sentía húmedo debajo de mis pies descalzos. No tenía necesidad de estar con mis botas en este lugar. No había arena que me quemara los pies, y la sombra era muy refrescante.

No sé si fuese mi imaginación, pero noté que las flores, en especial las rojas y rosas, florecían con mayor rapidez. Había visto con asombro como estas crecían de la planta, formaban su pimpollo, y luego florecían, liberando un sutil aroma, que fue el más delicioso que he olido jamás.

Me di cuenta, que durante las noches, la luna comenzaba a desaparecer del cielo. Pronto habría luna nueva. Y estuve pensando lo que me dijo Mahara. Que cuando este chico salió de la rosa, había luna nueva en el cielo.

Pero había perdido las esperanzas de que este fuese el Oasis de Afrodita. Nadie me había dicho alguna característica de este, y no tenía pista alguna. Incluso he llegado a pensar que terminaría lo poco de vida que me quedaba en este lugar.

Algo me hizo cambiar de opinión, cuando, entre los arbustos escondido, vi al pavo real más hermoso que vi en mi vida. Sus plumas eran de un azul muy brillante, y las plumas de su extravagante cola (digo extravagante, porque lo era realmente. Era de un gran tamaño, con plumas de todas las medidas), poseían colores que contrastaban con el azul intenso que tenía en las plumas de su cuerpo y alas. Las de su cuello eran un poco más claras, hasta llegar a la base de su pico, que se tornaban totalmente blancas. Volviendo a las plumas de su cola, eran muy diferentes a las demás de otros pavos reales. El diseño en forma de ojo tenía colores como naranjas, verdes, amarillos. Todos de un estridente brillo. Luego, el color restantes que los rodeaba, que era el predominante de las plumas de su cola, era de un verde apagado, que hacía resaltar los colores de su cuerpo.

Traté de acercarme a él más de lo que estaba, pero lamentablemente los arbustos hicieron algo de escándalo cuando quise esconderme del pájaro. Este me miró, y extrañamente se acercó a mí, mirándome con esos ojos pequeños y marrones, que me cautivaron de inmediato.

Pero lo que me impresionó, e incluso me hizo creer que estaba soñando, era que el pájaro actualmente me había ¡Hablado! ¿Pueden creer algo cómo aquello?

-Eres el primer humano que veo en mucho tiempo.-me dijo, comenzando con una conversación.

-¿Cómo---?

-¿Es que puedo hablar?-me interrumpió. ¡Pareciese que podía leer mis pensamientos! O, simplemente adivinó, siendo algo nuevo para un humano como yo, el oír a un pájaro hablar. El pájaro rió.-Puedo hacer muchas más cosas que sólo hablar.

-¿Cómo cuales?

-Oh, tantas otras.-dijo, con un tono algo melancólico.-Me imagino, que una tormenta de arena, te ha separado de tu grupo. ¿Me equivoco?-negué con la cabeza en silencio.-¡Ah, lo sabía! Eso es totalmente normal, cuando uno se encuentra cerca de este oasis. La tormenta es como una especie de, cómo decirlo, de juez...

-¿Juez? ¿En qué sentido, la tormenta, es un juez?-pregunté, sin comprender al ave.

-Esta conversación será, algo larga. Sígame. Sé de un lugar perfecto para seguir con esta linda charla.

El pájaro echó andar, e inmediatamente me puse de pie, y le seguí detrás de este. Ahora que lo veía bien, era mucho más grande que los pavos reales comunes. Su pequeña cabeza me llegaba hasta la cintura, y creo que tendría fácilmente más de cinco metros desde la punta de su pico hasta la más grande de sus plumas de la extravagante cola.

El trayecto fue en silencio. Tal vez, porque el ave querría aguardar hasta llegar a nuestro destino, y seguir conversando. Al arribar a nuestro destino, me quedé estupefacto, ya que ante nosotros, se extendía un campo de un sin fin de rosas, todas de diferente color, formas y tamaños. Y recordé lo que me había dicho el conde. Que cerca de la laguna, se encontraba un gran sendero de rosas de todos los colores que uno pudiese imaginar.

El ave se detuvo en un pequeño círculo de tierra, en el cual no habían crecido las plantas, y se encontraba rodeado por las ramas espinosas de las rosas. El pájaro se acomodó, al igual que lo hice yo.

-No se coloque muy cerca de las espinas. Estas rosas poseen veneno en sus pequeñas espinas. Y puede morir en cuestión de minutos. No se lo recomiendo.

-De acuerdo.-me alejé lo necesario, para evitarlas.

-Muy bien, ya que estamos en condiciones de continuar con nuestra charla... Le decía, que esa tormenta es como una especie de juez. Le diré el por qué. Este oasis es como un paraíso, si usted se dio cuenta.-volví a asentir en silencio.-Sería algo desastroso si los humanos como usted, vinieran aquí, y explotaran este hermoso sitio. No lo ha notado, pocos animales viven en este lugar. Como no están acostumbrados al contacto humano, cuando lo vieron, se alejaron rápidamente.

"La tormenta sólo deja pasar a los que creé que son buenos en su ser. Y que no dirán palabra de este lugar. Es por eso, que cuando los hermanos los guiaron, nunca encontraron el oasis. Es más, su grupo estaba enfrente del este paraíso, pero, como los hermanos incumplieron con su palabra, este oasis recurrió a su propia magia, y lo hizo invisible para ustedes.

Sólo cuando llegaron, demasiado cerca del oasis, la tormenta los azotó. Es una protección natural que ha desarrollado este lugar de los intrusos, y poder seguir siendo un secreto. Pero cada vez más humanos se interesan en este sitio, y se nos es cada vez más difícil esconderlo."

-Pero, ¿Cómo llegué hasta el oasis? Si dice que la tormenta lo lleva directo a este lugar, ¿Por qué me pasé dos días en dónde me dejó la tormenta, antes de poder encontrarlo?-el ave rió.

-A veces, la tormenta no es muy buena con su puntería. Y no siempre deja a los forasteros como usted directo en el oasis.

-¿Cómo es posible que un lugar inanimado como este, recurra a una tormenta como aquella, para mantenerse protegido de, intrusos, como yo?

Impresionantemente, el ave cerró sus ojos, y me dio una cálida sonrisa.

-¿Intrusos? No creo que la palabra "intruso", sea la más adecuada a los que terminan aquí. Yo los llamaría, afortunados.

-¿Por qué?

-Porque, no muchas personas pasan la tormenta. En ese caso, ella los deja a los límites del desierto. Los aleja completamente de este lugar. Los afortunados terminan aquí, una vez que se encuentran completamente sanos-eso ocurre a la primera luna nueva-son arrastrados por la tormenta hasta los límites del desierto.

-Interesante... Y, he oído, de los padres de estos hermanos, que ahora no se encuentran pisando este suelo.

-Si, lo sé. Uno de tus compañeros los mató. No se preocupe por ellos. Están en buenas manos.

-Como decía, los padres de estos jóvenes habían dicho que encontraron un lago con agua cristalina, y muchas flores de loto blancas. Y que---

-En el centro se encuentra flotando una enorme rosa roja, con pétalos aterciopelados, de los cuales escurren gotas que caen nuevamente al lago.-el ave tenía sus ojos cerrados, y para mi sorpresa, suspiró y volvió a sonreír.-Si, estaba esperando a que dijera eso.

-¿Acaso, usted conoce el lago?

-¡Ah sí! De hecho, lo conozco muy bien.

-¿Y---?

-Sí. También el hijo de Afrodita se encuentra en aquella flor. Bienvenido al Oasis de Afrodita, forastero."