Lamento la espera, pero estuve enganchada con un juego de Megaman y estaba terminando un fic de este mismo que publiqué hace poquito.

Kida Luna: Siiiii! Ahora estodita tu culpa! XDDDDD Mentira. Mentirilla de verdad. Como sabía que me ibas a escribir un review quise esperarte. No las quiero hacer sufrir, es lo último que haría. Y creo que mezclaste los riviews, porque en Desert Rose Marik no se disculpa ni con Seto ni con Yami Oo Y una última cosa, el rivew que me mandaste en Possession es el mismo a este, creo.

Katruina: Lindo nick! n n XDDDDD Ryo no ES inocente. Tomaré tu sugerencia. Tal vez los lea prontito.

Diosa Atena: Amiga! nn Al parecer si, pero esperemos hasta que Ryo-chan se lo explique mejor jeje. ¬¬ te he dicho mil veces que es sólo en muy raras ocasiones. Que cruel! ;; Mentira. ¿Y qué es eso de que nunca contesto lo riviews?

MesuNeko: Limonada! XDDDD Con mucha azúcar porque es muy ácida, como yo. Grax! En español! Se los agradezco muchio. Ustedes están más que lokas...

Valsed: Shi, me gustaría tener esos sueñitos TT

MERCI A TODAS! nn

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Bakura se despertó abruptamente, sentándose sobre la cama, con sudor en su rostro. Miró por la ventana, y vio que el sol estaba asomándose tiñendo el cielo de un rosa pálido. Miró el reloj y se dio cuenta que eran las seis y media de la mañana.

Se destapó y se dirigió al baño. Se mojó la cara varias veces, y volvió a su habitación. Tomó el diario de la mesa de luz, y lo contempló en la penumbra. Acarició el terciopelo, y le hizo recordar a la sensación que tuvo al tocar, no sólo los pétalos de la rosa roja, sino también a la piel de chico albino.

Un escalofrío recorrió su cuerpo. Dejó el diario nuevamente sobre su mesa de luz, y se recostó en la cama otra vez, tapándose con las frazadas.

Zafiro se encontraba en las orillas del lago, pendiente a lo que sucedía dentro de la rosa. Esta se abrió y, a penas esta por abrirse del todo, ya aquel líquido rosado se encontraba escurriéndose por los pétalos hasta caer al agua, tornándola en ese sector rosa.

-Definitivamente tengo que hablarlo con mi señora de inmediato.-murmuró para sí mismo el ave.

Bakura se sentía mucho mejor, pero el médico aún le prohibía salir de cama hasta el día siguiente. Por lo tanto, el albino se quedó recostado todo el día, muerto del aburrimiento.

A las tres de la tardeél se encontraba durmiendo, mientras que Marik encendía un poco de incienso en la habitación de un aroma muy dulce. Era de una flor nativa de Egipto, que olía muy bien.

Prendió algunos, en puntos estratégicos de la habitación, para que esta quedara impregnada con el aroma de los inciensos. Feliz con lo que acabó de hacer, apagó la vela, y salió del cuarto.

-Marik¿Cómo está Bakura-preguntó Malik, cuando su compañero salió por la puerta.

-Está durmiendo.-respondió, cerrando la puerta detrás de él.-Espero que cuando despierte se ponga de buen ánimo con los inciensos. Tiene un rico olor.

-Sí. Y costaron baratos. Son muy agradables. Tengo unos cuantos para nosotros. Canela.

-Mmm... Me encanta la canela.-Malik rió.

-También, tengo unos bombones de chocolate...-dijo sensualmente, haciendo que una sonrisa lujuriosa se formara en el rostro de Marik.

-Te acompaño, amor...

Ryo estaba paseando por su oasis, haciendo florecer las plantas para que el lugar luciera más lindo. Sonrió ampliamente, y siguió su camino, mientras el viento hacía ondear su fina capa marrón, con una túnica que se terminaba a la mitad de los muslos del joven.

Vio como unas No me olvides florecían cuando este las acariciaba con las yemas de sus pálidos dedos. Sus pequeñas florecillas violetas se abrían con suma rapidez.

-Son hermosas.-murmuró para sí mismo Ryo, acariciando las hojas.-Le daré un pequeño ramo a Bakura. De seguro le gustarán. Según me dijo Zafiro, son una de sus favoritas.

Sopló suavemente sobre las flores, y estas largaron un hermoso destello. Satisfecho, Ryo siguió su camino a través de su sendero.

Bakura oyó como su despertador sonaba con estruendo en la mesa de luz. Gruñó y se acurrucó en la tibieza de la cama con los sonidos del reloj tronando en sus oídos.

-Maldita seas...

Le lanzó un almohadón, y tiró al suelo, no sólo el reloj, sino también la lámpara, el diario y el teléfono. Suspiró en derrota, y se sentó sobre la cama. Se agachó y tomó el artefacto ruidoso, apagándolo. Unos golpes en su puerta le hicieron mirarla.

-Adelante.

-Hey, amigo. ¿Cómo te encuentras-saludó alegremente Joey, al entrar en la habitación, seguido de Seto, Yami y Yugi.

-Completamente mejor de lo que me encontraba hace tres días atrás.-comentó sonriente.

¡Genial-exclamó Yugi.-Ahora podremos ir al desierto para fotografiar a los animales.

-Oh, lo había olvidado por completo.-se disculpó el albino.-Tantos golpes de calor derritieron un poco mi cerebro.

Todos rieron, y entró Pegasus.

-Hijo, veo que te encuentras mejor hoy. ¿Tienes la suficiente fuerza como para salir al desierto?

-Por supuesto. Quiero ir ahora.

-Bien.-miró a los otros, y dijo.-Quiero que busquen a Malik y Marik. Díganles que nos iremos en una hora.

¿Tan poco tiempo para cambiarnos-se quejó Yugi.

-No creo que nos tardemos más de una hora.-comentó Seto.-Además, tú y Yami son los que siempre tardan. Por eso siempre salimos tan tarde.

-Es cuestión de ponerse pantalones cortos y una remera.-Bakura se levantó de la cama, y fue a su guardarropas.-Si no les molesta, quiero cambiarme.

-Oh, lo sentimos.-se disculpó Pegasus, haciendo que los demás se retiraran.-Nos veremos abajo en la sala de espera.-sin más, cerró la puerta detrás de él.