Okis, capi 9 de desert rose!
Diosa Atena: Yo nuca escribí que Ryo le diera rosas a Bakura. Tampoco lo insinué. Si quieres fan fics como los que escribía antes, lee los que he escrito ya. Lamento si no te gusta mi nuevo estilo.
Ana91: TTTT AAAAAAAANAAAAAAA! Yo he estado aquí continuado¿Y tú qué? Supongo que debes de estar muy ocupada. (O esa mugre de compu, como le decís, se te estropeó XD) ¡¡Regresa!
MesuNeko: XDDDDDD A mi ni me interesa que aspecto tenga, mientras pueda escribir rivews allí.
Y, Kida Luna no me ha escrito, pero espero que haya podido leer el capi 8.
MERCI A TODAS!
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Los jeeps se encontraban uno detrás de otro. Dos en total. La arena se desprendía de las dunas a la velocidad que iban los automóviles. Marik, nuevamente, iba con la cabeza fuera de la ventanilla, sosteniendo su sombrero.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡WOOOOOOOOOOOOOHOOOOOOOOOOOOOOOO-gritó triunfalmente.
En el primer jeep, Pegasus suspiró, llevándose una mano a la cara, negando con la cabeza.
-Me hubiera gustado que los desiertos tuvieran árboles muy bajos para que las ramas le lastimen la cabeza para ver si aprende.-murmuró Seto.
-Lástima que no hayan.-manifestó Yami.
¡¡¡¡¡¡¡QUE VISTA-gritó nuevamente Marik, mirando a todas partes.
Bakura miraba con interés su sortija. Una de las puntas marcaba un sitio determinado, pero no sabía con la exactitud con la cual lo hacía. Hizo una mueca de desaprobación y guardó el artefacto debajo de su remera.
Mercurio y Zafiro volaban hasta el Olimpo. Sobrepasaron las nubes que cubrían la cima de la gran montaña, y entraron por las rejas de oro macizo. Al ir pasando, se encontraron con varios dioses que vivían en el Olimpo, que los saludaron mientras ambos se dirigían hacia Zeus.
Este los recibió cordialmente, y los invitó a beber algo después de un largo viaje. Mercurio y Zafiro entraron siguiendo al rey de los dioses a una elegante sala con una enorme mesa que se extendía de punta a punta dentro de la habitación.
El rey se sentó en un diván, con un racimo de uvas en sus manos, mientras comenzaba a comer, interrogó a sus invitados.
¿Qué les trae por aquí con tanta prisa?
-Necesitamos hablar con Afrodita, señor.-respondió el ave.
¿Afrodita¿Se trata algo sobre Ryo?
-Sí, mi señor.-Zeus tragó unas cuantas uvas, antes de preguntar.
¿Qué le ocurre-su rostro mostraba preocupación.
-No es nada grave. Ninguna enfermedad humana, ningún embrujo. Usted sabe que puede generar como su madre, afrodisíaco.
-Sí, sí, eso lo sé muy bien.-entrecerró sus ojos, y miró fijamente al ave.¿Acaso pasa algo con sus glándulas?
-No. Recuerde que mi joven amo, ha dicho que alguien lo espera, que alguien será digno de él. Ya sea hombre o mujer.-Zeus asintió, comiendo otra uva.-Pues, ha estado generando más afrodisíaco de lo que generalmente hace.
"Dice que ha visto a un chico en sus sueños. Me contó que era muy parecido a él. En estos encuentros, confesó que este joven poseía mucha energía sexual. Eso me alarmó, bastante. Que yo sepa, ningún humano es capaz, de excitar tanto a mi señora Afrodita o a mi señor. Son los dioses del amor, y muy pocas cosas los excitan lo suficiente. Es por eso que quiero hablar con mi señora Afrodita. Quiero que ella se entere de lo que ocurre con su hijo."
-Tienes razón. Aunque lo haya exiliado del Olimpo tiene todo el derecho de ver a su madre cuantas veces quiera, y saber cómo se encuentra.-tragó la última uva.-Pero, aún así, no creo que eso sea de mucha importancia. Es decir, si el chico encontró a la persona adecuada para él, no veo el problema de que se junten ambos.
-El problema, señor, es que no sé si esa persona es un humano, o un dios. Sé que ha dicho que es un humano, pero como sabe, los dioses a veces se disfrazan de humanos, muy bien disfrazados.
¡¡Ahhh! Temes por la vida del joven dios¿No es así-el ave asintió.-En ese caso, deberías ver a Hades. Él es quien sabe sobre la vida de los humanos en su mundo. Tiene a todos bajo su mira, y creo que podrá encontrar al joven del cual hablas. En cuando a Afrodita, bueno, creo que tiene derecho a saber de su hijo¿Verdad-el ave asintió nuevamente.-Bien. Entonces, le diré a Hades que mande a Cerberus para que te lleve hasta allá.
-Oh no mi señor. Mercurio me acompañará, si no le ofendo. Me algo de miedo ese animal.-Zeus rió sonoramente.
¡Es cierto¡Me había olvidado por completo que le tienes miedo! Muy bien, que Mercurio sea tu guía. Aún así, debo avisarle. No vaya a ser cosa de que Cerberus los devore. Jeje..
La noche había caído, y todos se encontraban alrededor de la fogata con las frazadas alrededor de sus cuerpos intentando obtener el calor suficiente. Comieron sus cenas, y se quedaron mirando al fuego unos cuantos minutos. Pegasus rompió el silencio.
-Oigan, quiero contarles una leyenda.
¿Qué leyenda-dijo curioso Yugi.
-Sobre un oasis en estas regiones del desierto.
¿Te refieres al Oasis de Afrodita-preguntó Bakura. Su padre asintió.
-Si hijo. Pero, como sabes, no es una leyenda¿Verdad?
-No sabría decírtelo. Tal vez sólo fue un diario escrito por un escritor al cual se le ocurrió esa idea.-Pegasus se encogió de hombros.
-Tal vez. Pero, es una hermosa leyenda.
¡Cuenta-se desesperó Malik, abrazando con fuerza la frazada a su alrededor.
-Muy bien...
Ya era muy entrada la noche. Todos dormían en sus bolsas de dormir sobre frazadas gruesas para que la humedad de la arena no les afectara en lo más mínimo.
Bakura se movió a un lado, y soltó un gemido. Su rostro estaba rojo y cubierto de sudor.
Secuela del sueño
Sentía las suaves manos de Ryo acariciar su pecho a través de su remera. Había encontrado con facilidad sus sensibles pezones, y estaba jugando con ellos con sus dedos, viendo la cara totalmente roja de su compañero, mientras que el silencio era acompañado de los gemidos, jadeos y suspiros que daba Bakura. Ryo rió suavemente.
¿Te gustan los masajes que te estoy dando-Bakura sintió vigorosamente.-Pues, habrá más.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BAAAAAAKUUUUUUUUUURAAAAAAAAAAAAAA!
Fin del sueño
El albino se despertó abruptamente, oyendo su nombre gritar en su oreja. Miró a Seto, que se encontraba frotándose su frente recientemente golpeada. Pronto, un dolor en la cabeza de Bakura comenzó.
-Oh, creo que ya sé con qué me golpee.-murmuró.
¿No pudiste dormir bien a noche? Ya son las diez de la mañana.-dijo Malik, mirando su reloj. Bakura gruñó.
-Sí. Tardé bastante en conciliar el sueño.-suspiró.-Bueno, ya que estoy despierto¿Por qué no continuamos con el viaje?
Ryo golpeó el suelo, y tomó entre sus manos el suave césped. Con un grito furioso, arrancó algo del pasto. Estaba enojado. Sí, furioso. ¿Cómo se atrevían, cuando por fin Bakura logró dormirse, a levantarlo de esa forma tan brutal en medio de sus actividades? El joven dios supo que su compañero lo estaba disfrutando mucho.
-Ohhhh, lo lamentarán. Sí... Pronto estarán cerca de aquí, y traeré a Bakura. Y le enseñaré lo que es el verdadero placer... Nadie se atreverá a interrumpirnos ni molestarnos jamás. Se quedará aquí conmigo, para siempre.
Con esto en mente, reparó los daños que le hizo al manto verde.
Zafiro llegó hasta las puertas de Hades, en donde Deimos y Fobos lo escoltaron hasta la sala en la cual el dios del bajo mundo hacía sus "deberes".
El hombre, según el ave, le agradó muchísimo la visita del pavo real. Lo recibió cálidamente en su morada, y lo invitó a su cámara privada para poder hablar con más confianza.
Al igual que Zeus, Hades se recostó en un diván. Le hizo un ademán a Zafiro para que lo acompañara en el otro extremo, cosa que el ave aceptó, sintiéndose algo obligado por el dios de los infiernos.
-Amigo, dime¿Qué te trae por aquí nuevamente?
-Es sobre mi señor, el joven Ryo.
¿Ryo¿Cómo se encuentra esa hermosa ninfa?
-Usted sabe que es un hombre.-Hades rió.
-Ya lo sé. Pero es tan hermoso como su madre, y tan coqueto y sensual como las ninfas.-sonrió ampliamente.-Bien, vamos al grano.
-Mi señor ha tenido sueños respecto a un chico, que dice que es muy parecido a él.-el dios asintió.-Ha estado interactuando con este joven de manera muy provocativas. Dice que nunca ha sentido a un humano, si es que es un humano, tener una energía sexual así de fuerte.
"Además-prosiguió el ave, ha estado generando más cantidad de afrodisíaco, lo cual me llamó un poco la atención. Que yo sepa, ningún humano es capaz de excitar lo suficiente a mi señora Afrodita o a mi señor, como para que ambos generen una cantidad tan grande de afrodisíaco. Yo no creo que este joven sea un humano. Yo creo que es algún dios que se disfraza como un hombre, para robarle el corazón a mi señor."
-Bueno...-prosiguió Hades, luego de una larga pausa.-No le veo nada raro a esto. Es natural que sientas temor por la vida de Ryo, lo quieres mucho. Pero, si este joven es el que ha estado esperando, creo que debes dejar que las cosas sigan su curso.
-Lo sé. Pero lo que no quiero, es que mi joven amo utilice sus encantos para enjaularlo en el oasis. De esa forma, el chico este no tendrá conciencia ni sentimientos para expresarle a mi señor, y lo pondrá muy triste. Se cansará de él, y lo echará. Y, si esta es la persona, quiero que ambos tengan una vida feliz en la cual puedan entenderse mutuamente. Quiero conocer al joven chico, el cual sería la persona indicada para mi señor.
Hades sonrió, y se puso de pie. Le dijo al ave que lo siguiera, y esta así lo hizo, a los talones del dios.
Bakura se arqueó sobre su bolsa de dormir, mordiendo su labio inferior, para suprimir lo que iría a hacer un gran grito. La noche cubría las arenas del desierto, y les daba cierto toque plateado.
El pelo del albino se pegaba a su rostro y cuello. Sus mejillas rojas y el sudor corriendo por su rostro, eran indicios de que el joven dios del amor, tenía algo que ver en todo esto. La boca de Bakura se abrió, pero ningún ruido salió de ella. Se arqueó nuevamente, tirando su cabeza hacia atrás.
Zafiro revoloteaba sobre el campamento, mirando con fiereza al albino más joven, que no paraba de arquearse, y moverse constantemente.
El sol estaba asomándose, cuando Bakura despertó jadeando fuertemente. Se reincorporó en su lugar, y se secó el sudor de su rostro con una toalla que estaba a su lado. Jadeando aún, tomó su cantimplora, y bebió un trago largo, antes de volver a cerrarla.
Se recostó nuevamente sobre su bolsa de dormir, y trató de normalizar su respiración y ritmo cardíaco. Puso una mano en su pecho, y descubrió que su corazón aún no bajaba su aceleración. ¿Tal era el efecto que tenía Ryo sobre él? Al parecer, sí. Un escalofrío placentero recorrió el cuerpo entero del muchacho, hasta alojarse entre sus piernas, haciendo que gimiera suavemente.
Definitivamente, Ryo tenía un fuerte efecto sobre él. No sólo físico como la lujuria que sentía sobre su cuerpo, sino algo, más fuerte, dentro de su pecho, cada vez que lo recordaba siendo el chico dulce, cariñoso y amable que conoció a través de sus sueños.
Sólo esperaba, que los sueños se hiciesen realidad.
