n.n Estoy terminando este ficcy! Estoy muy contenta! Y, he empezado con otro ya. Jeje...
Kida Luna: nn Lamento que no haya luz en tu casa, pero me alegro que hayas podido leer los capis anteriores n.n . Y, si hay una batalla entre Rex y Cerberus, pues, Cerberus gana nnUUU
MesuNeko: No molestes al pobre de Zafira que ya el pobre tiene bastante con que lidiar en los capítulos siguientes!
Bakura: Tomaré tu consejo de dormir en otra tienda Uu.
Aunque, por lo general en los desiertos se duerme solamente con bolsa de dormir. ..UU
Bue, las únicas dos que me escribieron. Igualmente, MERCI A TODAS!
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Zafiro oyó un grito provenir de los interiores de la rosa, que estaba reteniendo una gran cantidad de líquido dentro de ella. Pero el grito no le preocupó al ave. Sabía que su amo había gritado en placer, y eso no era algo nuevo para él luego de haberse acostumbrado al nuevo amante de su amo.
Lo que le impresionó, fue que cuando la rosa se abrió, aquel líquido rosa brotó de ella con rapidez. Según dedujo Zafiro, el líquido habría llenado la mitad de la rosa, con lo cual, tapado la mitad del cuerpo de su amo.
Al abrirse por completo, reveló a un joven dios completamente excitado, con el sudor en todo su cuerpo y sus cabellos pegados a su rostro y cuello. Se encontraba jadeando, con sus ojos entrecerrados con deseo en ellos. Sus piernas se encontraban abiertas, y la túnica color gris que llevaba estaba completamente húmeda.
Volvió a cerrar la rosa, para tener más intimidad, dejando perplejo a Zafiro. Él nunca volvía a cerrar la flor luego de que esta abrió en luna nueva. ¿Por qué habría de hacerlo?
Ryo no se sentía con ganas de salir al oasis esa noche. Prefería quedarse en el interior de la cálida rosa, y disfrutar de la humedad en ella. Gimió suavemente al sentir la potente energía de Bakura entrar en su sueño, para ir en busca de más.
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Bakura miraba el horizonte, con sus pensamientos fijos en Ryo. No dejaba de pensar en él en ningún momento del tiempo. Tenía deseos de volver a dormir para poder pasar un buen rato con él otra vez.
-Bakura, ¿Te sientes bien-la voz preocupada de Marik lo hizo volver a la realidad.
-Sí, ¿Por qué?
-Has estado soñando despierto bastante tiempo ya. Y los días anteriores también. ¿Seguro que estás bien? ¿No será otro golpe de calor que se te subió a la cabeza-el albino rió.
-No te preocupes. Nada se me ha subido a la cabeza. Hasta ahora nada...-se dijo a sí mismo Bakura.
Ambos morenos regresaron a sus asientos, dándole una última mirada de preocupación a su amigo.
La noche llegó con rapidez para los jóvenes, y estos decidieron acampar. Sacaron del jeep lo que necesitaban, poniendo todo en el suelo, para luego acomodar sus bolsas en sus sitios correspondientes.
Mientras todos trataban de dormir, vieron como Pegasus se sentaba bruscamente, con una cara de horror.
-¿Qué ocurre-preguntó molesto Joey.
-¡Callen-murmuró el albino.
Todos guardaron silencio, y sus oídos captaron a lo lejos un rugido. Pero, no era un rugido de algún animal, más bien parecía... Algo diferente a un animal. Bakura se puso de pie, y puso sus manos en sus orejas, para tratar de oír mejor.
-Papá...-dijo con voz ronca.-¿Acaso el desierto tiene tormentas de arena?
-Oh dios...
Efectivamente, cuando todos se habían subido a los automóviles, una tormenta alcanzó el lugar en donde hace unos pocos minutos se encontraban. Los jeeps intentaban alejarse de la tormenta, pero les era imposible. Era muy rápida.
Comenzó a zarandear con ferocidad el jeep en donde se encontraban Bakura, Malik y Marik. Pegasus intentó virar su coche, pero le fue imposible. Al girar el volante, el auto se volcó sobre las arenas.
La tormenta azotó a los cuatro pasajeros. Hizo a un lado a los demás para llevarse en su interior a Bakura, que se encontraba inconsciente. El feroz viento desapareció rápidamente tal como apareció.
Una vez que la tormenta estuvo fuera de vista, todos se reunieron cerca del jeep de Pegasus, el cual se encontraba llorando fuertemente ante la pérdida de su único hijo.
