TT No me maten! Ha sido una laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarga espera. Pero, es que tercer año de secu es muy complicado! TT No paran de ponernos pruebas y demás cosas! Y en parte me olvidé y me daba fiaca subirlos nnUUU y la otra es el tiempo!
Hoy no podré contestar los reviews, pero aún así grax a todos por haber leído el fic! Ah! Pues... Desert Rose no está terminado, a pesar del tiempo pasado ya que mi mejor amiga me ha contagiado un repentino fanatismo por Megaman ¬¬ Échenle la culpa a ella!
Okas! Disfruten del fic! nn
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-Diosito... –murmuró Malik, sentándose en el fresco césped.-Ouwww... Fue una caída larga... –dijo mirando hacia arriba.
Se levantó, y vio que su ropa estaba mojada por el rocío. Gruñó enojado, mirando a su alrededor.
-Wooohaaa... Que cacho de lago. ¡Es enorme!-exclamó acercándose a la orilla.
El agua cristalina reflejó su ser. Malik hundió sus manos en ella, suspirando alegremente. ¡Que fresca estaba! Mojó su rostro con el agua, y la frescura lo inundó.
-¡Ahhh! ¡Que rica es!-luego algo recordó.-¿Acaso Pegasus no mencionó un gran lago con una gran rosa en el centro?-silencio.-Bueno, encontré el lago, pero no veo la rosa por ningún lado.-se respondió a sí mismo mirando a su alrededor.
Se detuvo, captando algo. Rodeó el lago hasta estar en el extremo este. Los rayos del sol no brillaban tan fuerte en el agua, y logró ver la silueta de un pimpollo.
Un pimpollo rojo, grande y hermoso. En medio del algo.
-Uuuuuhhhhh...
-.-.-.-.-.-.-.-
-Me siento extremadamente, incómodo.-se quejó Zafiro.
-¡Pero si te ves precioso!
-Eso no lo niego, pero estoy incómodo.
-¿Por qué?-preguntó Hades.
-¡He vivido quinientos años como un pájaro y de golpe y porrazo me convierto en un humano! ¿Cómo espera que me sienta? Además, mis alas son algo grandes como para poder mantener mi equilibrio mientras vuelo.
-En eso no puedo ayudarte.-Zafiro suspiró.
Hades le había entregado una poción para mutarlo en un humano. Muy lindo. Pero, el pobre había sido ave tanto tiempo, que le costaba mantenerse de pie. Logró a duras penas mantener el equilibrio en sus dos piernas nuevas, pero sus alas eran muy grandes para poder caminar. Mucho menos volar. ¡No podía remontarse por culpa de ellas!
Que desgracia. Pobre Zafiro.
Su cabello lacio azul brillante le llegaba hasta un poco más debajo de su trasero. Su cola, todavía más extravagante, era muy larga, y pesada. Como la de un pavo real común y corriente, aunque él no cabía en esa lista.
Sobre su cabeza se encontraban cuatro plumas como la que tienen las aves. Tenía puesto una armadura simple, pero algo compleja. Tenía hombreras con cuernos hacia adentro con cuatro esferas en cada punta.
Sus botas empezaban un poco por debajo de su rodilla hasta terminar en su pie en punta con algunos adornos.
-¡Ah, es cierto! La armadura también pesa. No sé cómo podré levantarme en el aire teniendo tanto peso.-se quejó nuevamente.
-Bueno, puedes quitártela, y luchar con sólo tu arma.-le propuso Hades.-Recuerda que son humanos y no pueden volar. Tienes una ventaja sobre ellos.
-Lo había olvidado.
-.-.-.-.-.-.-.-
-¿Te gustan las No me olvides?-preguntó el joven dios a su amante.
-Si, ¿Por qué?-el albino menor rió.
-Acompáñame.
Ryo se levantó y le ofreció su mano a Bakura, quien la tomó poniéndose de pie. El dios lo guió a lo largo del oasis, hasta encontrar un pequeño centro de No me olvides.
El albino mayor vio que estas recibían luz solar de un hueco entre las ramas de los árboles y sus hojas. Recibían la luz necesaria, la humedad y la fertilidad del suelo para crecer sanamente.
Bakura se arrodilló sobre el césped y acarició los pétalos de dichas pequeñas flores violetas. Entrecerró sus ojos recordando.
-¿En qué piensas?-inquirió Ryo sentándose a su lado.
-Eran las flores que más le gustaban a mi madre. Comprábamos siempre este tipo de plantas. Nunca otras. Aunque a mi padre le gustaran mucho los claveles, le daba No me olvides a mi madre.
"Ella, al igual que mi padre, viajaba mucho. Yo turnaba entre ellos. En un viaje me iba con mi él, en el otro, con ella. Así no sentía tanto que los extrañaba.
Ella siempre se llevaba consigo un relicario. En él, se encontraba un foto de mí y de mi padre. Y él, llevaba uno con ella y yo. Murió cuando tenía siete años. Plantamos alrededor de su tumba sus flores favoritas.
Cada año, en su cumpleaños, el día de la madre, aniversarios y demás, papá y yo le dejamos un pequeño ramito de no me olvides. Desde entonces, en cada uno de nuestros viajes nos llevamos flores artificiales, para que no perezcan, así la recordamos siempre."
Ryo sonrió. Abrazó a Bakura y este dejó que se hundiera en sus brazos. Suspiró contento, y dijo.
-¿Y tú?-el joven dios suspiró.
-Tenía la costumbre de vagar por el mundo humano, cuando no debía. Zeus me exilió aquí, en el desierto. Y como estaba solo, creé este oasis. Yo lo controlo, y controlo todas las plantas de este lugar. Demás está decir que las cuido.
"Pero me sentía solo. Mi madre, Afrodita, le pidió a Hades que mandara a este lugar, yo sin saber, a una de sus mascotas. Él estaba encantado, ya que me quiere mucho.
Así, encontré a Zafiro en uno de los pocos días de mi exilio. Se presentó y dijo que venía de parte de Hades para hacerme compañía. Nos hicimos amigos rápidamente, y nos divertíamos mucho.
Aún así, con la agradable compañía de él, seguía sintiéndome solo. Siendo un dios del amor, me era natural buscar a alguien que me quisiera. Sólo que era difícil encontrar ese alguien. Fue cuando hice correr la voz de este lugar."
Atrajo más atención de lo que yo había previsto, pero aún así me agradó. Algunos de los que venían eran jóvenes. No más de veinte años. También fue cuando creé a dicha tormenta. Pero ninguno era el indicado para mí. Pasé milenios buscando a esa persona. Y hoy estoy junto a ella, y soy feliz."
Bakura gimió suavemente inhalando el aroma de Ryo. Suspiró felizmente antes de dejarse caer en el húmedo césped con su joven dios sobre él.
