Bakura y Ryo estaban en los jardines del Bajo Mundo. Uno junto al otro, acurrucados. Zafiro los miraba, ahora con su cuerpo de vuelta, el del ave que siempre fue.

-¿Le dirás al joven Bakura la verdad?-preguntó Hades, acercándose. El ave suspiró.

-Si no lo hago yo, su madre lo hará. Pero ahora que lo pienso, creo que es mejor que ella lo haga.

-Tienes razón, amigo mío. ¿Por qué no vas a buscarla? Debe de estar en el Olimpo en estos momentos.

Sin más, Zafiro se retiró.

-.-.-.-

Las sábanas de la cama de dos plazas en la cual ambos albinos se encontraban eran muy suaves. Aterciopeladas, tersas... Bakura oyó a Ryo gemir, al estar jugando con su cabello.

Bakura descubrió que una de las cosas que más gustaba Ryo era que jugaran con su cabello. Sonrió ampliamente antes de decirle:

-¿Podría beber de tu afrodisíaco?

El joven dios abrió sus ojos en sorpresa.

-¿Para qué?

-Me has dicho, que cuando le preguntabas a tus supuestos amantes, que decían amarte de todo corazón, para beber tu líquido y así quedarse contigo siempre, ellos se enojaban y terminaban diciéndote que sólo te querían por tu belleza y cuerpo. Bueno, yo quiero demostrarte que no soy como ellos. Yo te amo firmemente, y por eso quiero beber tu afrodisíaco.

Unas cristalinas lagrimas salieron de los ojos tristes de Ryo antes de abrazar a su amado fuertemente. Le llenó la cara de besos y comenzó a hociquear el cuello de él.

-Si eso es lo que quieres, lo tendrás. Pero deberás esperar veintiocho días para poder beberlo. Eso es lo que tardo en fabricar la cantidad que deberías tomar.

Bakura sonrió perversamente.

-No tengo por qué hacerlo. Ya que tu sueltas más afrodisíaco en el sexo que estando calmado...

-¡Loco! ¡Mi esencia en ese estado es muy, no, demasiado poderosa!

-Pero lo soportaré.

-¿Lograrás estar activo durante casi una semana, o incluso más? Tendrás que beber hasta la última gota del afrodisíaco, sin dejar absolutamente nada de él.

-Lo haré.-Ryo suspiró.-Supongo que ya podemos empezar, ¿No lo crees?

El joven dios se sonrojó suavemente y sonrió.

-.-.-.-

-¡Ohhhhhhhhhhh! Está bien.-dijo Hades la terminar de oír a su pequeña ninfa, toda sonrojada.

-Muchas gracias.

-Realmente está loco como para beber en ese estado tu esencia.-Ryo lo golpeó suavemente en el brazo.-¡Ow! ¡Está bien! Me alegra que hayas encontrado a tu ser especial, ninfa.-el joven dios sonrió.

-Y estoy muy feliz por ello. ¿Qué busca?-dijo de repente Ryo.

El dios del bajo mundo estaba revolviendo unos cajones de una cómoda. Le sonrió a su huésped, antes de seguir hurgando por ellos hasta encontrar lo que andaba buscando.

-¡Ja! ¡Te encontré!

Sacó de ellos una especie de collar transparente con un único orificio. Se lo dio a Ryo, que lo miró completamente confundido.

-Eso es lo que necesitas para recolectar el afrodisíaco.-lo miró parpadeando.

-¿Cómo?

-Sencillo. ¿Notaste el pequeño agujero, verdad?-Ryo asintió.-Lo que tienes que hacer es colocar el orificio en la glándula de tu nuca. Puedes abrirlo al collar, y ponértelo cómodamente para que, una vez que empieces las relaciones con Bakura el vapor comience a condensarse y formar el líquido.

-¿Cómo supo que tenía una glándula en la nuca? Nadie ha sabido de ellas.

-Errhh... No importa. Ahora, ve, tu amado te está esperando en tu habitación con un excelente aroma a jazmines.

El joven dios gimió al nombre de las flores. Sin más, salió de la alcoba de hades.

-Si descubre que lo he estado espiando con mi espejo, me mata.

-.-.-.-

Un escalofrió placentero recorrió el cuerpo de Ryo cuando entró en la habitación y percibió el aroma de los jazmines. Bakura lo miró suavemente y el joven dios cerró la puerta trabándola así nadie los molestaba. Se colocó el extraño collar para el albino mayor y se recostó en la cama boca arriba.

-¿Qué estás esperando, Bakura?-dijo este con sus mejillas rojas en anticipación, mientras que recorría su cuerpo con sus manos inquietas.

El mayor observó como su amado se tocaba su cuerpo con su boca totalmente seca. Miró las delgadas piernas desnudas de Ryo y se acercó a la cama en donde se recostó a su lado.

Comenzó a quitarle su tapado para dejar al descubierto su pecho el cual recorrió con sus manos hasta llegar a sus pezones. Se quitó su remera y se colocó sobre Ryo besando su torso.

Las manos del joven dios desabrocharon los botones del pantalón de su amado cuando este volvió a subir por su torso para besar su rostro.

A los pocos minutos ya ambos se encontraban desnudos recorriendo con sus manos el cuerpo del otro. Bakura ató entre sí las muñecas de Ryo que a la vez las ató a uno de los postes de la cama, impidiendo así que el menor se moviera. Luego, le vendó los ojos.

-¡No, Bakura!-este rió.

-No te preocupes, será mucho mejor así.

-¡Pero quiero verte! ¡No me gusta!-se movió nerviosamente entre sus ataduras, antes de quedarse quieto.-Déjame atado si quieres, pero quiero verte.

Bakura rió.

-Depende de cómo se dé la situación. Si veo que eres un buen niño, tal vez te saque las vendas.

Dándose por vencido, Ryo se recostó sobre los almohadones esperando. El albino mayor sonrió de lado antes de masajear el pecho de su compañero en zonas estratégicas que encontró, las cuales hacían que el joven dios suspirara.

Bakura se dio cuenta que en el collar había unas pequeñas gotitas de color rosa.

-Veo que ya has empezado a liberar un poco.

-Cállate...

-.-.-.-

-Tienes razón, Zafiro.

El ave se encontraba al lado de una de las diosas, Atena para ser precisa.

-Está ocupado con el joven Ryo, ¿Verdad?-Zafiro sonrió de lado.

-Bastante diría yo.-respondió.

-Entonces lo haré mañana.

-¿Él lo entenderá?-ahora era el turno de la diosa para sonreír de lado.

-Supongo que no. Es cabeza dura igual que su padre.

Zafiro se quedó mirando a la hermosa mujer, antes de marcharse.

-.-.-.-.-

Los cuerpos de ambos chicos estaban enredados con las sabanas mientras que mantenían sus relaciones siempre altas. Sus cuerpos sudados y sonrojados se pegaban a las telas de las sábanas y sus cabellos a sus cuerpos.

Bakura embestía en el cuerpo de Ryo gimiendo su nombre y el menor gritando el nombre del otro, al sentir su próstata ser tocada continuamente.

El extraño collar que Ryo tenía estaba completamente lleno, y algo del afrodisíaco se escapaba por el único orificio. Unas embestidas más por parte del mayor y ambos se liberaron una última vez.

Se recostó sobre el pecho del menor con su respiración muy agitada. Estaba agotado al igual que el joven dios y sus cuerpos dolían mucho. El rostro de Bakura estaba sonrojado mientras que las mejillas de Ryo completamente rojas.

El mayor besó tiernamente las mejillas de su amado y sonrió mientras jadeaba. Ryo lo imitó por igual, intentando normalizar su respiración nuevamente.

-.-.-.-

Hades vertió todo el líquido rosa en una gran copa de cristal. Lo revolvió un poco con una cuchara de plata antes de ponerle a la copa una especie de tapa para evitar que se volcara en el camino. Podría llevarla boca abajo y ninguna gota se saldría.

Tarareando una canción, entró en la habitación que Bakura y Ryo compartían. Encontró como esperaba hacerlo al amante de su ninfa, sentado en la cama vestido mirando o pensando en nada. Hades se aclaró la garganta. Bakura lo miró.

-Aquí tengo el afrodisíaco del joven Ryo.-dijo mostrándole la copa y viendo como Bakura abría sus ojos en sorpresa al igual que su boca.-Deberás beber hasta la última gota.

-¡¿To-Todo eso!

-Si. ¿Te estás arrepintiendo?-dijo sombriamente.

-¡¡Claro que no! Sólo me sorprende que sea... mucho.-Hades rió, dejando la copa sobre una mesa.

-Aquí la tienes. Bébela cuando quieras. Cuando termines, Ryo vendrá. Él sabrá cuándo has terminado de tomar su líquido. No te preocupes.-sin más, se retiró.

El albino miró la copa con recelo. ¿Bebía o no bebía? Hum...