Kodoku (Vol II)
Capítulo 13
El aplauso fue ensordecedor. Sakuragi también estaba aplaudiendo cuando se dio cuenta de que Haruko y Sae no lo hacían. Ambas se habían quedado en shock. El pelirrojo les pasó una mano por delante de la cara hasta que reaccionaron.
- E-ese era Rukawa? – preguntó Haruko.
- No me lo puedo creer… - murmuraba Sae.
Sakuragi se estuvo riendo un buen rato, aunque también le había sorprendido la gran actuación de su amigo. Más se rió con la cara de póker de Rukawa cuando volvió con ellos y tuvo que soportar los halagos de las chicas durante casi veinte minutos.
- Qué tal si bailamos? – propuso Sae señalando la parte central de la pista.
- Claro, vamos – dijo Haruko.
Sakuragi siguió a las chicas un par de metros hasta que se dio cuenta de que Rukawa no les acompañaba, así que volvió al lado de su amigo.
- No vienes? – le preguntó.
- No sé bailar.
- Yo tampoco! Pero se aprende y listos.
- No.
Sakuragi suspiró. La verdad es que no se imaginaba a Rukawa bailando al ritmo de la música pop que sonaba en ese momento, pero tampoco se lo habría imaginado subido a un escenario y cantando con tal ímpetu una canción mezcla de hardcore rock, hip-hop y música electrónica. Tuvo una idea.
- Enseguida vengo – dijo, y desapareció.
Volvió al cabo de dos minutos y le convenció para ir en busca de las chicas, que habían desaparecido entre la multitud de jóvenes.
- Dónde estabais? – les preguntó Haruko cuando consiguieron llegar hasta ellas.
- Nos hemos perdido – sonrió Sakuragi mientras sentía a Rukawa tirándole de la camisa como diciendo "ya las hemos encontrado, ahora vámonos de aquí".
De pronto la música se interrumpió y el Dj dijo algo que no entendieron. A continuación empezó a sonar una canción romántica de Ayumi Hamasaki. Se oyeron algunos gritos de protesta pero enseguida se formaron parejas en la pista, entre ellas Sakuragi y Haruko, y Rukawa perdió el color cuando se dio cuenta de que había sido cosa del primero.
Sakuragi aprovechó el momento de desconcierto de Rukawa frente a Sae para darle un fuerte empujón con la espalda de manera que instintivamente el kitsune puso sus manos alrededor de la cintura de la chica para no caer hacia delante.
- Lo-lo siento – tartamudeó mientras pensaba muertes lentas y dolorosas para cierto pelirrojo, pero sin soltarla.
Sae simplemente sonrió y se acercó aún más, apoyando la cabeza en su pecho y enlazando sus brazos en la espalda del chico de ojos azules. Ojos que se cerraron al sentir de nuevo el cálido contacto de ese cuerpo que parecía tan frágil y a la vez tan fuerte
Pasaron un par de minutos así, abrazados y moviéndose lentamente igual que las demás parejas, envueltos por la música y la magia del momento.
Pero los momentos pasan y las canciones terminan. Cuando la música empezó a bajar de volumen Sae se separó un poco de Rukawa y le miró a los ojos con una expresión indefinible. El corazón de Rukawa empezó a latir muy fuerte.
- Me gustas mucho… – le dijo la chica.
- Lo siento.
Por un segundo quiso creer que se lo había imaginado y que esas palabras no habían salido de su boca, pero la expresión en el rostro de Sae, ya separada de él, no dejaba lugar a dudas.
La había rechazado.
No pudo soportar más la mirada llorosa y dolida de la chica y decidió marcharse de aquel lugar. Al empezar a caminar hacia la salida golpeó suavemente sin querer a Sakuragi, quien levantó la vista y se encontró con una Sae sola y a punto de llorar.
- Pero que…
Haruko también se dio cuenta y se acercó a la que se había convertido en su mejor amiga, seguida de su novio, quien buscaba con la vista a Rukawa.
- Qué ha pasado? – preguntó Haruko.
Sae no pudo más y empezó a llorar.
- Me… me ha rechazado… – contestó entre sollozos.
- Será estúpido… - masculló Sakuragi mientras Haruko abrazaba a Sae – Voy a buscarlo.
Sakuragi salió lo más rápido que pudo del local y enseguida localizó a Rukawa en el otro lado de la calle.
- Kaede!
El kitsune le ignoró y siguió caminando en dirección a la estación.
- Kaede! Espera, joder! – gritó mientras empezaba a correr.
No tardó en alcanzarle y agarrarle de un brazo, Rukawa intentó soltarse violentamente y empezaron a forcejear.
- Estate quieto, joder! Qué coño te pasa! – gritó Sakuragi intentando con mucho esfuerzo mantener el agarre sobre su amigo.
- DÉJAME EN PAZ!
Rukawa consiguió soltarse y le dio un fuerte puñetazo en la mejilla. El pelirrojo se sorprendió pero enseguida devolvió el golpe. El kitsune le miró con rabia e intentó golpearle de nuevo pero Sakuragi le cogió el brazo y en un rápido movimiento se lo retorció por la espalda, haciendo que gritara de dolor. Varias personas en la calle los miraron entre curiosos y asustados.
- Antes me has pillado desprevenido, pero no creas que con tu fuerza actual vas a ganarme en una pelea.
- Su-suéltame… - ordenó Rukawa aún intentando liberarse.
Sakuragi se limitó a retorcérselo un poco más, provocando un nuevo grito por parte del chico moreno.
- Tú sigue moviéndote y te juro que no vuelves a jugar a baloncesto en una temporada.
Aunque no se creyó la amenaza de su amigo, que en ese momento no parecía tal, Rukawa decidió que lo mejor era calmarse. Dejó de moverse y pronto fue liberado, quedándose sentado en el suelo con el brazo encogido.
- Y ahora que tal si te comportas como una persona normal y me cuentas que te ha pasado ahí dentro? – preguntó Sakuragi arrodillándose enfrente suyo.
- La he rechazado…
- Eso ya lo sé, baka. Porqué lo has hecho? Ella te gusta!
- No lo sé… - al decir esto Rukawa sintió que iba a ponerse a llorar de un momento a otro, así que se tapó la cara con las manos.
- Estúpido kitsune… - murmuró Sakuragi acercándose más y apartándole las manos de la cara – Basta de tonterías y dime porqué.
- Te-tengo miedo…
- Miedo de qué?
- De no haber sido sincero con ella, de que en realidad no me conozca, de que se aleje de mí cuando se de cuenta de ello… miedo a mostrarme tal y como soy y de que me rechacen por ello… miedo de mí mismo, de traicionar la confianza del señor Anzai y la tuya… yo… - un fuerte nudo en la garganta le impidió seguir hablando.
- Definitivamente eres estúpido.
- …? – Genial, me sincero con alguien por primera vez en mi vida y esto es lo que obtengo?
- Reconoces que eres un cobarde pero no haces nada para cambiar. Así que tienes miedo de la intimidad con las demás personas porque no soportas la idea de resultar herido? Pues ya es hora de hacer algo al respecto, no crees? Aunque por mucho que intentes encerrarte en ti mismo siempre habrá personas como yo o como Sae que no te lo permitirán. Pero déjame decirte una cosa, las personas se cansan, y si no te abres a la gente te vas a quedar muy solo, Kaede.
Rukawa siguió en silencio unos minutos, intentando procesar la información sobre si mismo que le acababa de dar el doa'ho.
- Qué tengo que hacer? – murmuró finalmente.
- No soy yo quien ha de decírtelo.
- Tienes razón…
Sakuragi se levantó y ayudó al kitsune a hacer lo mismo. Sin decir nada se dirigieron de nuevo a la discoteca.
- Perdóname por lo de tu brazo… Aún te duele? – preguntó el pelirrojo mientras entraban.
- No, tranquilo – En realidad sí… - El judoman ese que te perseguía por la escuela el año pasado tenía razón, habrías triunfado en su club.
- Seguramente, soy el tensai para muchas cosas MUAHAHAHA!
Localizaron a Haruko a un lado de la pista rodeada por tres chicos a los que Sakuragi se encargó de espantar con sólo una mirada, pero no había ni rastro de la chica de ojos verdes.
- Dónde está Sae? – preguntó Rukawa.
- Se ha ido…
oooooooooooooooo
Abrió los ojos al sentir el sol sobre su cara. Ya es hora de que mi madre compre las cortinas, fue lo primero que pensó al despertarse. Miró el reloj de su mesilla: las once. Se dio la vuelta en la cama, se tapó con la sábana hasta la nariz e intentó dormirse de nuevo. No tenía nada que hacer esa mañana.
Los recuerdos de la noche anterior empezaron a invadirla, acompañados por un agudo dolor en el pecho.
Había sido una estúpida por creer que Rukawa le correspondería.
Ya sabía, por Haruko y otras compañeras, y también porque era evidente, que el chico de mirada fría era el más popular de Shohoku y que muchas chicas estaban o al menos decían estar enamoradas de él. La primera vez que vio a sus porristas en el gimnasio se le revolvió el estómago. Precisamente todo eso fue lo que la frenó al principio de empezar a conocerle, pues lo último que quería era ser la última de una larga lista de rechazos por parte del jugador estrella. Aún así, no había podido evitarlo.
Se había enamorado de él.
Y él la había rechazado como había hecho con todas las demás.
Cómo fui tan estúpida de pensar que yo tenía una oportunidad?
Pero Rukawa le había dado motivos. Nunca le vio hablar con ninguna otra chica que no fuera ella, Haruko o Ayako, y estaba casi segura de que Rukawa se había abierto más a ella que a ninguna de las dos asistentes. Aceptó jugar al baloncesto con ella, aceptó una cita y aceptó ir a la fiesta.
Pero nunca le vio sonreír.
- Sae, cariño, estás despierta? – preguntó su madre asomándose por la puerta de la habitación.
- No.
- Ja ja, muy graciosa.
Su madre se sentó en la cama y empezó a acariciarle el pelo como cuando era pequeña.
- Qué tal la fiesta de anoche? – preguntó.
- Bien – mintió Sae sin moverse.
- Volviste muy temprano.
- …
- Vas a levantarte?
- Dentro de un rato.
- Pues casi que mejor te levantas ahora, porqué sino la visita se va a cansar de esperar.
- Visita? De qué me hablas?
- Hay un chico muy alto y muy guapo en la entrada preguntando por ti.
Sae se incorporó de golpe en la cama tirando la sábana al suelo.
- Cómo dices que es el chico?
- Pues es alto, moreno, con los ojos azules, delgado, y realmente guapísimo, hija. Si tú no lo quieres me lo podrías dejar a mí.
- MAMÁ! – gritó Sae levantándose de la cama.
Se acercó lentamente a la ventana de su habitación y echó un vistazo afuera disimuladamente. Efectivamente, esperando en el jardín de su casa estaba nada más y nada menos que Kaede Rukawa.
Que querrá ahora?
- Puedes decirle que bajaré en cinco minutos?
- Claro – dijo su madre con una sonrisa antes de salir de la habitación.
Cinco minutos después, Sae salió al jardín donde un chico de aspecto zorruno esperaba bastante nervioso. La chica de ojos verdes se colocó enfrente suyo y esperó expectante lo que tenía que decirle.
Tranquílizate, Kaede Rukawa… Sé valiente de verdad por una vez en tu vida.
- O-ohayio – saludó torpemente.
- Ohayio – saludó Sae con un tono tan frío como el que usaba él habitualmente.
Se produjo un silencio incómodo, pero Sae no estaba dispuesta a romperlo. Esta vez no.
No me lo va a poner fácil… pensó el chico de ojos azules. Cogió aire.
- Perdóname por lo de ayer…
- …
- No debería haberme ido del local… pero cuando volví tú ya no estabas…
- No me apetecía quedarme…
- Siento mucho haber sido tan brusco.
Sae apartó la vista y se mordió el labio intentando con todas sus fuerzas no ponerse a llorar. Es que sólo había ido a verla para rechazarla de nuevo, más educadamente? Para explicarle los motivos de porqué ella no le gustaba?
- No importa… - susurró.
- Sí que importa…
- No, déjalo.
- Pero…
- Perdóname a mí por haberte puesto en un compromiso.
- Fui un doa'ho.
Sae levantó la vista, extrañada.
- Por qué dices eso? – preguntó.
- Porque… porque en realidad tú… tú…
Se acercó un poco más a ella. El corazón de Sae empezó a latir tan fuerte que sentía dolor en el pecho. Pero Rukawa no terminaba la frase.
Kuso! Por qué soy incapaz de decirlo?
Apenas unos centímetros les separaban. Alargó su mano para acariciar el largo cabello de la chica, muy sorprendida ante ese gesto. Pero más sorprendida se quedó cuando Rukawa se inclinó para besarla en los labios.
Si no puedo decírtelo con palabras, lo haré así… pensaba Rukawa.
Y no fue un beso tímido. Con la mano que le acariciaba el cabello la cogió del cuello, mientras que con la otra la atrajo hacía él por la cintura. En cambio Sae no pudo hacer más que sujetarse con los puños a la camiseta de Rukawa para poder mantenerse en pie, especialmente cuando la lengua de Rukawa se introdujo al principio tímidamente en su boca, luego explorándola por completo. Después de unos segundos se decidió a corresponder el beso y entonces fue Rukawa el que casi perdió el equilibrio.
Un ruido les sobresaltó y se separaron. Sae se puso a reír nerviosamente cuando vio que había sido la gata de los vecinos. Luego miró de nuevo a Rukawa, tan ruborizado como ella.
- Besas muy bien, lo sabías? – preguntó divertida.
Rukawa se ruborizó aún más si era posible y murmuró un inaudible 'gracias'. No tenía ni idea de lo que debía hacer ahora. Sae no pareció molesta por su indecisión y le cogió cariñosamente de la mano.
- Vamos a dar un paseo? – preguntó.
- Es una buena idea – contestó Rukawa con una sonrisa que hizo que Sae casi se desmayara.
oooooooooooooooo
N/A: Ohayoo! Madre mía, son las 10 de la mañana y ya me estoy muriendo de calor! Es asfixiante, en serio, se me va a ir la inspiración por los poros. Bueno, hablando del capítulo, que tal? Mmm lo que daría yo por ser la destinataria del primer beso de Kaede Rukawa… ejem…
Gracias a kaehana9, hipolita, tincgana, Abuelitnt y Elena por sus reviews.
