Kodoku (Vol III)

Por Khira

Capítulo 17

Al día siguiente, y a pesar de ir a la misma clase, Sakuragi y Rukawa no se hablaron en toda la mañana. Ni siquiera almorzaron juntos y por eso Rukawa no se enteró de que Sae no había venido a clase y Haruko no dio explicación alguna al respecto, pero Sakuragi se fijó en que estaba muy rara.

El pelirrojo estaba verdaderamente dolido por la actitud del zorro y por las palabras que le dijo la tarde anterior.

- - - Flashback - - -

- Lo que creo, es que yo sería mejor capitán que tú.

- - - Fin del flashback - - -

Tsk… quien se cree que es…, pensó mirando de reojo su espalda, pues el kitsune se sentaba un par de filas por delante suya.

Hanamichi, a pesar de desear ser capitán desde que entró en el equipo en primer curso, había madurado lo suficiente como para entender que Kaede también había hecho méritos para serlo, y que debería acatar la decisión de Ryota fuera cual fuera; aunque la verdad no sabía a ciencia cierta cual habría sido su reacción en el caso de que este hubiera elegido al zorro. Pero lo que sabía seguro es que no habría reaccionado como él.

Por kami, si es que hasta se ha negado a ser el sub-capitán!

El sonido del timbre que indicaba el final de las clases por ese día le sacó de sus pensamientos. Se levantó del pupitre y recogió sus cosas sin prisas mientras observaba sin sorprenderse como Rukawa salía casi el primero del aula sin esperarle.

- Seguís peleados? – preguntó Yohei mientras recogía en el pupitre de al lado, pues ya estaba enterado de la discusión de ayer.

- Eso parece… - murmuró el pelirrojo.

- Pero por qué se ha tomado tan mal lo de no ser capitán? Yo incluso pensaba que le aliviaría no serlo… como le gusta tan poco hablar…

- Y yo… pero por lo visto no es así… No sé, él fue capitán en Tomigaoka, quizás quería repetir…

- Tu crees?

- La verdad es que no…

Lo cierto es que Sakuragi no tenía ni idea de porqué Rukawa se había tomado tan mal la decisión de Ryota.

- Oye Hanamichi, cambiando de tema… - dijo Yohei – Yo quería pedirte un favor…

xXx

Rukawa, a pesar de haber salido rápidamente del aula, caminaba ahora sin prisas por el pasillo. Esa tarde seguro que Miyagi anunciaba al que sería el nuevo capitán y no tenía ningunas ganas de escucharlo.

Ahora todos pensarán que es mejor que yo, pensó con rabia.

- Rukawa – el aludido se giró y esperó a que el entrenador Anzai llegara hasta él – Tenemos que hablar – dijo el anciano.

El chico de ojos azules le siguió en silencio hasta su despacho.

- Miyagi me ha contado que no has aceptado la sub-capitanía – empezó el anciano cuando se hubieron sentado.

- … - Kaede no dijo nada, no era lo mismo quejarse a Miyagi que a Anzai.

- Bueno, no voy a presionarte ni a insistirte con ese tema. Hemos decidido que tienes hasta el viernes para responder.

Genial, al entrenador Anzai ni siquiera le importa si soy el sub-capitán o no…, pensó el muchacho con tristeza.

- En realidad… - dijo Rukawa por fin – Yo también quería hablar con usted, pero de otro tema…

- De qué se trata? – preguntó el gordito.

- Me gustaría irme a Estados Unidos cuanto antes…

El anciano se le quedó mirando unos segundos con un gesto indescifrable.

- Aún no eres el mejor jugador de bachillerato de Japón… - le recordó.

- Lo sé… - convino Rukawa desviando un poco la mirada.

- Incluso Sawakita, que aún te supera, volvió escaldado de Norteamérica.

- Pero quizás fue por eso que me ganó el verano pasado, por lo que allí aprendió… - se atrevió a contradecir.

Anzai se acarició el bigote mientras pensaba. Desde lo de Yazawa, que tenía verdadero miedo a que otro de sus alumnos se marchara a Estados Unidos antes de hora, pero reconocía que Rukawa había mejorado mucho desde la primera vez que se lo propuso. Si bien no era el mejor jugador de bachillerato de Japón, estaba como mínimo entre los cinco mejores. Pero algo le decía que esta vez los motivos que tenía su alumno para querer marcharse eran equivocados.

- Lo cierto es que yo también quería hablarte de ese tema – dijo al fin – Tengo algo que proponerte.

- Le escucho – dijo Rukawa expectante.

- Como sabrás, este instituto no está adscrito a ninguna universidad; sin embargo, se encarga de facilitar el acceso a sus alumnos en la medida de lo posible – explicó – Para ello tiene una serie de convenios con bastantes universidades del país, incluso un par de extranjeras. Una de ellas es la Universidad de California. Supongo que la conoces.

El chico asintió, aún no entendía a donde quería llegar su entrenador.

- Pues bien, este año nos han reservado dos plazas con sendas becas deportivas. He hablado con el jefe de estudios, y si lográis clasificaros para el campeonato nacional por tercer año consecutivo y hacéis un buen papel, las plazas serán para ti y para Sakuragi.

Rukawa se quedó en silencio, procesando lo que le acababa de proponer Anzai. Aunque él no necesitaba la beca, siempre era bienvenida. Además la Universidad de California y los Bruins, el equipo de baloncesto universitario, siempre habían estado entre sus primeras opciones. Y no iría solo, sino que estaría con Hanamichi…

Dos plazas, para él y para Sakuragi…

Y entonces una mala sensación le invadió.

- Y si sólo hubiera disponible una plaza? – preguntó de pronto sorprendiendo a Anzai – A quien hubiera propuesto?

- … - realmente el entrenador Anzai no conocía del todo la respuesta a esa pregunta – No lo sé – dijo con sinceridad.

Rukawa se le quedó mirando fijamente, sin creerle.

- A Sakuragi, verdad? – bufó intentando permanecer calmado, pero por dentro la angustia le consumía.

- Te he dicho que no lo sé – repitió Anzai.

- No le creo – Rukawa echó la silla hacia atrás arrastrándola ruidosamente y se levantó – Sakuragi ha sido su ojito derecho desde que entró en el equipo, acaso cree que no me he dado cuenta? Que no sé que piensa que tiene más talento que yo?

- Rukawa…

- Déle la beca a otro, yo no la necesito – masculló irrespetuosamente yendo hacia la puerta del despacho. Pero antes de salir añadió – Me iré a Estados Unidos igualmente, con o sin su aprobación, pero antes le demostraré que soy mejor que ese do'aho.

Salió y cerró la puerta de un portazo.

El entrenador Anzai se quedó sentado preguntándose como era posible que Rukawa le hubiera hablado de esa manera. Aunque en el fondo entendía el desasosiego del muchacho, y no quería ni imaginar lo que hubiera supuesto para él que solo hubiera habido una beca y que esta fuera dada a Sakuragi.

Este es el problema de tener dos estrellas en un equipo… tan diferentes, y a la vez tan parecidos…

xXx

Haruko caminaba a paso rápido hacia el gimnasio por la parte exterior, pues se había entretenido hablando con Fuji y con Matsui al encontrárselas en un pasillo, y llegaba algo tarde al entrenamiento. Pero antes de girar la última esquina vio a alguien y se detuvo.

- Sae…

Se acercó a su amiga, quien la había esperado un poco apartada para no toparse con nadie más del equipo, y al mirarla a los ojos llorosos no lo dudó y la abrazó.

- Vamos, tranquila, todo saldrá bien…

Sae le respondió el abrazo agradeciendo que Haruko fuera su amiga y que ayer por la noche hubiera aceptado quedar a pesar de ser tan tarde; al menos pudo desahogarse y la castaña le dio muchos ánimos.

- Esta mañana he ido al médico… - dijo con un hilo de voz – Está confirmado…

Haruko se limitó a abrazarla aún más fuerte.

- Se lo has dicho a tu madre? – preguntó separándose después de unos segundos.

- No… - respondió – Quiero hablar primero con él…

- Me parece bien… Cuando?

- Hoy, después del entrenamiento… Podrías darle esto y decirle que nos vemos allí a las ocho?

La chica de ojos verdes le entregó la tarjeta de un bar cercano al Danny's.

- Claro… Pero no prefieres decírselo tú? – preguntó la segunda asistente.

- No…

- Vale como quieras… Ya me contarás como ha ido…

Se despidieron con otro abrazo y Haruko continuó su camino hacia al gimnasio, sin poder quitarse de la cabeza el problema de su amiga.

Si me hubiera pasado a mí… Tiemblo sólo de pensarlo…

Ese día hubo mucha tensión durante el entrenamiento. Sakuragi y Rukawa no se dirigían la palabra, y cuando hacia el final Ryota anunció al pelirrojo como siguiente capitán y que el sub-capitán estaba por decidir, todos supusieron que por ahí iban los tiros.

Cuando la práctica finalizó Haruko se acercó un poco temerosa a Rukawa, pues la cara que traía este no invitaba a ello, y le entregó la tarjeta.

- Qué es esto? – preguntó con un tono helado que hacía tiempo que no usaba.

- Es de Sae, me ha pedido que estés ahí a las ocho… - contestó Haruko un poco intimidada.

- Y por qué no ha venido ella? – Seguro que es para dejarlo oficialmente…

- No lo sé…

- Ocurre algo? – era Hanamichi, que al ver a su novia hablando con Rukawa no había podido evitar acercarse.

- Nada que te importe – contestó Kaede antes de meterse la tarjeta en el bolsillo y dirigirse a las duchas.

- Teme… - se le escapó al pelirrojo, pero el otro no lo oyó – De qué hablabais? – preguntó esta vez a su novia.

- Nada importante – musitó la chica.

- Qué pasa, no me lo puedes contar? – exclamó molesto.

- Te he dicho que no es importante, por favor no insistas! – casi gritó Haruko antes de alejarse para recoger el marcador, dejando al pelirrojo muy confundido por esa reacción.

- Joder, cómo está el ambiente… - murmuró Ryota, que había contemplado la escena junto a Ayako.

xXx

Llegó al bar a las ocho y diez. Nada más entrar distinguió a Sae sentada en una mesa algo apartada, mirando su bebida con gesto ausente. Se quitó la chaqueta y fue hacia ella.

- Hola – saludó secamente sentándose frente a ella. Sae, que no lo había visto entrar, alzó la vista a la vez que daba un respingo.

- Hola…

Y después de eso se quedaron callados unos segundos que parecieron una eternidad. Sae no sabía como empezar, y Rukawa no tenía ganas de hablar.

- No vas a pedir nada para beber? – preguntó Sae al fin.

- No tengo sed.

El humor de Rukawa no le daba ánimos a Sae para decirle lo que le tenía que decir. Como no sabía nada de lo que había pasado en Shohoku esos días creía que la causa de su enfado era únicamente los desplantes con los que le había obsequiado las últimas semanas. Se miró las manos, nerviosa, sin decidirse.

Rukawa la vio tan inquieta y triste que se apaciguó un poco. Acercó un poco más su silla a la mesa y alargó su mano para coger la suya, pero Sae, de los puros nervios que la acompañaban, se tensó y en un gesto involuntario retiró sus manos de sobre la mesa.

La expresión dolida de Rukawa se dejó ver de inmediato, y también retiró su mano.

- Yo… lo siento… - balbuceó sintiéndose la más estúpida del mundo.

- Qué te pasa…? – suspiró Kaede.

- … - A Sae se le empezaban a humedecer los ojos, pero al tener la cabeza agachada el chico no lo vio.

- Y no me digas otra vez que nada… Hace mucho que no quieres quedar, no me hablas ni me llamas, me evitas, y ahora ni siquiera dejas que te toque… - tragó saliva – Si quieres dejarlo no sé por qué tienes que andarte con tantos rodeos…

Sae levantó la mirada sorprendida y Rukawa vio que estaba a punto de llorar.

- Qué! – exclamó la chica – No, no es eso!

- E-entonces? – no entendía nada.

- Yo… - ahora era Sae la que tragaba saliva - Es que…

- …?

- Es que… estoy… estoy embarazada… - confesó.

Rukawa sintió que la sangre se le congelaba en las venas. Sin embargo su mente tardó unos segundos más en procesar la información.

- Qué…? – exclamó pálido.

- Que estoy embarazada – repitió Sae un poco más decidida.

La reacción de Kaede al principio fue la que se había imaginado. No se lo creía.

- S-si es una broma no tiene gracia… - tartamudeó el moreno.

- Me ves cara de bromear? – preguntó Sae intentando no ponerse a llorar.

No, pensó Rukawa. Apoyó ambos codos en la mesa y escondió la cabeza entre las manos, intentando pensar. Pero su mente era un hervidero de ideas confusas.

- Cómo es posible? – fue lo primero que se le ocurrió, alzando la vista hacia su chica – Tú no tomabas…?

- Ha sido culpa mía… - reconoció con la voz temblorosa – Tuve un par de descuidos…

- Pues ya podrías haber ido más alerta, no? – exclamó Rukawa.

- Fuiste tú el que insistió con ese tema! – siseó furiosa por el comentario – Porque al señorito le molestaba el preservativo!

Aunque su mesa estaba bastante apartada y no había apenas gente en el bar, un par de clientes voltearon a mirarles un momento al notar que estaban discutiendo. Cuando ya no fueron centro de su atención, Rukawa habló de nuevo, más tranquilo.

- Lo siento…

- Yo también… - musitó Sae.

Kaede se cruzó de brazos y respiró hondo, pero la sensación de angustia seguía allí. Sólo se le ocurría una cosa, y aunque suponía que Sae estaría de acuerdo, lo mejor era preguntárselo.

- Qué quieres hacer?

- No lo sé… - respondió ella.

- Puedo darte el dinero para abortar… - dijo tranquilo.

Sae le miró como si no le reconociera.

- N-no pienso abortar… - balbuceó sorprendida.

- Por qué no? – ahora el sorprendido era Kaede.

- Porque no! – exclamó - Porque esa no es la solución!

- Pues ya me dirás cual es! – casi gritó, enfadado.

Sae no contestó, pero Rukawa supo que era lo que ella quería. Quería tenerlo. Pero ello implicaría seguramente dejar sus estudios, y él… seguramente tendría que hacer lo mismo. Dejar los estudios, el baloncesto, y ponerse a trabajar. Adiós a Estados Unidos y su sueño de jugar en la NCAA. Sin contar con la bronca que tendría en casa cuando su padre se enterara.

Empezó a ponerse blanco y Sae lo notó.

- Oye, sé que te estás asustando, yo misma estoy aterrada… - murmuró – Pero saldremos adelante, ya verás… Sólo te pido que me ayudes un poco…

Pero la desazón unida a la estupidez se apoderó de Rukawa.

- Y como sé que es mío? – preguntó.

- Perdona? – Sae quiso creer haber escuchado mal.

- Que cómo sé que es mío – repitió impasible – Cómo sé que no te has liado con otro y me lo quieres cargar a mí? Recuerda que hace mucho que no dejas que te toque.

Sae no quiso escuchar más. Se levantó de golpe y cogiendo el vaso de su bebida, aún lleno de coca-cola, le tiró todo el contenido a Rukawa en la cara.

- Estoy embarazada de casi dos meses, gilipollas – siseó – Y para mi desgracia es tuyo. Pero no te preocupes, acabo de darme cuenta de que no te necesito para nada. Así que olvídame. Hemos terminado.

Cogió su chaqueta y su bolso, que había colgado en su silla, y se marchó del local sin mirar atrás.

Rukawa sólo atinó a coger una servilleta y secarse la cara, mientras aguantaba las miradas sorprendidas de la gente del bar.

Soy un miserable…


N/A: Hola! perdón por la demora T.T tengo que avisar que seguramente me tardaré también un pokito para el siguiente, pero espero después poder actualizar más a menudo.

Qué tal la escena del bar? No me pregunten por qué, pero yo siempre he querido tirarle la bebida encima a un chico XDDD Muchas gracias a Elena, H23, Hipolita, Abuelitnt, Natiz, Haruko Sakuragi, Nae Toyama y Sabrina por sus reviews. Están contestados a continuación:

Elena: ya lo dicen, que la confianza da asco... a ver si van a ser peor de amigos que de enemigos XD

H23: hola! Y más que se van a complicar: embarazo confirmado, que va a hacer Rukie ahora? Muchos besos y gracias por el review.

Hipolita: hola wapa! Adivina la fecha de la próxima actualización... XD.

Abuelitnt: dar patatuses, de momento, jejeje. Espero que te gusten los siguientes. Muchos besos y gracias por el review!

Natyz: hola! que sepas que tú tienes gran parte de culpa de que esta historia tenga continuación XD Y felicidades atrasadas por tu cumpleaños! Cuantos cumpliste?

Haruko Sakuragi: no te preocupes si no puedes dejar reviews a menudo, yo con saber que la sigues me conformo . Besosss

Nae Toyama: hola! por fin tengo vacaciones, voy a llorar de felicidad T.T A ver si me pongo al día con tus fics y otros que tengo pendientes. Ah y creo que tengo otro cap de DP que pasarte, friends 8 lo tienes?

Sabrina: ey, no vale ponerse sentimental, a ver si me harás sentir culpable XD Pues ya ves como se lo ha tomado Kae, está un pokito insoportable... Dices que esta es la única historia no-yaoi que te gusta? Me halagas que no te puedes imaginar, pero eso es porque no has leído un par que yo me sé, si vas bien de tiempo te las recomiendo.

Besitos y hasta pronto.

Khira