-Hasta luego!- se despidió la morena de su novio lanzándole un beso tras bajar de su motocicleta.

-Adiós Hil- se dio la vuelta y en un arrancón partió lejos.

Qué cita había sido aquella, la noche había caído lentamente mientras ellos reían paseándose por toda la ciudad. Bromeaban, compartían su saliva en cada beso y deseaban que no acabara, cosa que no tardó en pasar.

Caminó con paso lento a la habitación de su hermano menor, ella lo cuidaba desde hacía cuatro años tras la muerte de sus padres y ahora eran ciertamente como hermanos.

-Tadaima!- llamó enérgicamente antes de entrar pero no obtuvo respuesta. Volvió su mirada al baño que estaba vacío y a obscuras.-Duo? tadaima...

Quedó paralizada al dar un paso dentro de la habitación y escuchar claramente cómo su paso sonaba húmedo, intentó encender la luz pero un reflejo proveniente del lecho de su hermano le hizo hablar.

-Duo?- se acercó a él temerosa, suaves sollozos fueron incrementándose cuando su mirada azul eléctrico se hubo acostumbrado a la falta de luminosidad del cuarto y pudo divisar el bulto oscuro sobre la cama. En Duo asustado y temblando con un filo que sobresalía de su brazo. Por un momento Hilde creyó que estaba enterrado en su brazo pero salió de su duda cuando el castaño blandió el cuchillo manchado en el aire. Encendió la luz.

Sus ojos se abrieron muy grandes al ver cómo su hermano vestía su falda larga corrugada de color blanco ahora manchado del líquido escarlata también derramado en el piso.

El trenzado le daba la espalda por lo que solo le escuchaba gemir entre el llanto intenso que de sus violáceos ojos se derramaba.

-Hiru-chan...- volteó su torso para enfocar a su amiga-yo... lo maté-rebeló con tristeza.

-a quién Duo?- se acercó con cuidado por si intentaba hacerle daño- deja el cuchillo en el piso.

-yo...-dejó caer el arma pero permaneció en silencio.

-de quién es esta sangre Duo?- preguntó intentando no perder la calma- te heriste?

-no, es de él- puso su mano en su pecho en la zona del corazón.

-de quién Duo?- se comenzó a desesperar- de quién?

Duo soltó sus lágrimas de nuevo, Hilde se calmó acercándose a su amigo saltando el charco sanguíneo en el suelo.

-Ya no llores, si no es tu sangre, me dirás de quién es?- acarició el contorno de su cara retiando algunos cabellos rebeldes que le cubrían.

-Es que... no sé cómo se llama- intentó recordar cual gente cuerda cuando unos ojos de un azul oscuro intenso se aparecieron en sus pensamientos junto con una voz que le hizo llevar sus manos a sus orejas para no escuchar.-cállate, estás muerto! yo te mate!.

Sin embargo ese rostro le llamaba, no recordaba lo que había pasado, sólo de haberse visto asesinando a un hombre moreno de ojos como los del que le atacaba.

-"no Duo, aquí estoy, más presente que nunca, nunca me iré porque recuerda: ERES MÍO"- repetía aquél cada vez más fuerte junto con otras frases.

-calma Duo, descansa- recomendó su hermana. Salió de la habitación para buscar algo con qué limpiar y mientras salía recordaba o intentaba recordar las razones por lo que esto podría estar ocurriendo al joven de largos cabellos.

------------Flashback!-----------

La casa se incendiaba, dos gritos en especial se escuchaban desde dentro.

-vamos! hijo corre! sálvate- mandaba la pareja al niño que veía cómo sus padres perecían entre las llamas sin darle una oportunidad de ayudarles.

El niño estaba quieto, no sabía, su cuerpo no reaccionaba ante la situación hasta que un fuerte brazo lo tomó para llevarlo lejos.

-niño, estás bien?- le preguntó un joven secándole las lágrimas- tienes a dónde ir? puedes hablar?

-quién es usted?- preguntó rompiendo el silencio que había reinado por largos minutos.

-Duo Maxwell, para servirte- respondió el educado joven que le había salvado- pudiste haber muerto, por qué no huías?

-quería ir con mami y papi- respondió- señor Duo, están muertos verdad?

El joven lo miró comprensivamente tendiéndole un suéter maloliente para cubrirle del frío en aquel callejón que les servía de refugio.

-mañana me acompañarás a ver a Heero, es mi novio, es muy guapo y es generoso, es casi perfecto; sabrá qué hacer contigo seguro me ayudará ahora que también lo he perdido todo- le contó, sus ojos brillando al hablar de el tal Heero.

Amaneció al día siguiente y partieron a casa del susodicho.

-Duo...- saludó el desconocido al joven que le cuidaba, sus cabellos café oscuro despeinados se mecían con el viento. Estaba bien vestido y sus ojos denotaban sencillez.

Ese hombre les había ayudado dándole educación al niño quien decía no recordar su nombre y al que llamaron James.

Con el tiempo, Duo había comenzado a estudiar y se había ido a vivir con Heero y el niño de ya 11 años a su casa. Vivían bien, no pasaban hambre ni falta de bienes básicos, se podría decir que eran felices.

James ya era lo suficientemente grande para irse y volver solo de la escuela así que se volvió su rutina salir por las mañanas para volver antes de que sus padres volvieran del trabajo y estudios respectivamente. Así era, Duo y Heero eran su nueva familia y esperaba alguna vez encontrar a alguien que le amara como Heero a Duo.

-Tadaima- saludó cierto día después de clases al encontrar la puerta abierta de la casa y el carro de su padre en la cochera.

-okaeri-lo recibieron los dos cambiando su enojo por sonrisas ante su hijo. Cuando había entrado ambos tenían el ceño fruncido como muestra de disgusto pero ante él lo ocultaron. ¿Acaso tendrían problemas?

-pasa algo?- cuestionó extrañado- necesitan que me retire?

-sólo hablábamos pero sí, creo que es necesario que te retires- pidió Heero.

-está bien- accedió pero les vió por última vez- no se peleen, por favor...mis padres pelearon antes de morir...

Se retiró con tristeza y cerró con un poco más de fuerza de lo normal su puerta.

-Se dió cuenta?- preguntó preocupado Duo.

-parece que sí...-supuso el segundo- oye, que tal si olvidamos todo esto?-propuso- no me gustaría que por algo así termináramos como dice James.

-tienes razón- se acercó a abrazarlo- perdóname...

Al otro día un escalofrío recorrió la espalda del chico de largos cabellos cafés como su padre adoptivo, en realidad se parecían mucho, sólo que su padre tenía los ojos más rojizos y no azulados.

Eran las cinco de la mañana pero ya no pudo dormir. Salió con sigilo del cuarto encontrándose con la puerta de la casa abierta y suponiendo que la había abierto el viento, se acercó a la puerta para cerrarla. Se asomó un poco topándose con la figura encorvada de su padre sentado en el suelo ocultando la cabeza entre sus brazos recargados sobre sus piernas dobladas.

-Duo...- lo llamó como normalmente lo hacía.-estás bien? dónde está papá?

Tocó el hombro de su padre esperando alguna reacción pero ésta no llegaba; cuando Duo levantó la cabeza, su rostro estaba manchado de sangre y algunas lágrimas vagaban por su piel.

-yo... lo maté- dijo tartamudeando a su hijo adoptivo- yo estoy enfermo, soy sonámbulo y en mi sueño, soñé que era alguien que los quería matar a ustedes dos y yo fui a la cocina por una cuchillo para matarlo y...-hablaba como si ni él mismo creía lo que decía.

-papá está muerto...- James permaneció parado en su lugar viendo al horizonte que se desvanecía en la oscuridad de la noche aunque poco a poco comenzaba a esclarecer.

-me despertó su grito que decía "detente" y cuando reaccioné dije "no dejaré que te los lleves"- su llanto lavó la sangre de su rostro mientras explicaba los hechos.

Lo último que hizo fue decir "papá te amaba" con una lágrima surcando su mejilla antes de caer inconsciente y unas sirenas de ambulancia y patrullas se acercaran a su hogar alertados por unos vecinos que habían llegado a escuchar algo.

-chico, cómo te llamas?- le cuestionó una mujer en bata blanca cuando se había despertado.

-Duo?- fué lo primero que soltó- papá...-dijo más bajo y la mujer no alcanzó a escuchar.

-Duo qué?- la mujer era bella y muy alegre.

-Maxwell- no sabía lo que decía, no sabía quién era Duo Maxwell pero era lo único que recordaba

-Yo soy la Doctora Sally Poe, mucho gusto.-hablaba gustosa la mujer.

-Dónde está Heero- la cabeza le daba vueltas y solo recordaba nombres y algunos sucesos como haber recogido a un niño en la calle, criarlo con su novio y llamarlo James. De momento sentía que él era a quien llamaba James pero...no, él era Duo Maxwell, o esa personalidad había adoptado junto con todo lo que éste había vivido. Lo recordaba como algo así como una vida pasada.

-él es?- una nueva persona había entrado a la habitación preguntando por él. Era una jovencita de cabellos cortos negro azulado al igual que sus ojos.

-sí, crees que puedas hacerte cargo? no tiene a donde ir- explicó la doctora, no le parecía adecuado informar a las autoridades de los trastornos del trenzado pues lo más seguro era que le llevaran a un cruel destino.

Su amiga Hilde le daría refugio y sabía que con el tiempo se encariñarían si ella tomaba las precauciones adecuadas. Lo sacaron del hospital con cuidado de no llamar la atención como si fuera cualquier paciente dado de baja.

-Ahora vivirás conmigo, eres mi nuevo hermano, te cuidaré y pasearemos... Duo, no?- canturreaba al que le acompañaba en su auto de segunda mano.

-creo- respondió sonriente ya sin hacer esfuerzos por recordar su pasado en el que en realidad no tuvo más problema que el incendio en el que perdió a sus padres de sangre pues después había sido adoptado y al morir uno de sus padres en manos del otro había tomado la identidad del asesino.

------------fin fb!----------

Hilde caminaba rumbo al patio pensando en las posibilidades de la procedencia de la sangre mientras buscaba algún paño para limpiar. En su camino encontró la respuesta a sus preguntas y aunque estaba un tanto horrorizada por lo que había encontrado lo mejor sería llevarlo con su amiga la doctora Poe.

Limpió los restos de sangre del piso y mandó a lavar la roba de cama. Metió a bañar a Duo quien lloraba en silencio pero ya había dejado su arma. Al terminar el baño lo vistió con ropa cálida pues la temperatura bajaba mucho en las noches y lo condujo al carro camino al hospital psiquiátrico.

Nuevo fic, espero que os guste. Quisiera recibir muchos reviews algún día por alguna historia sin razón de intimidar a nadie… Me alegra MUCHO recibir comentarios -