Las calles estaban casi desiertas, tal vez porque nadie vivía por esos rumbos. Cada vez se alejaban más de la población y se adentraban más y más en la nada. El hospital De la Luz estaba aislado totalmente de la ciudad, ninguna carretera pasaba por ahí. Entraron por una vereda marcada por las llantas de los autos que de vez en cuando iban ahí.

Llegaron a la inmensa institución, un par de truenos les dieron la bienvenida. Entraron, Hilde abrazando a un bien abrigado y temeroso Duo.

-Hilde-san!-la llamó una voz desde una banca en el interior.

-Dra. Poe!-dejó a Duo por unos momentos para abrazar a su amiga.

-Hilde, no me dejes!-pidió Duo cerrando con fuerza los ojos.

-qué le pasa?-preguntó con preocupación la doctora una vez que Hilde volvió con su "hermano".

-necesito hablar con usted sobre él, creo que ha empeorado-le resumió.

La expresión seria de la morena hizo desaparecer la sonrisa serena de la doctora.

-¿Qué ha hecho Duo?- apenas quiso responder Hilde cuando Duo se levantó gritando y corriendo hacia la puerta.

-Heero! Yo no quería, yo no quería, lamento haberte ma…- antes de poder terminar su frase, sus ojos llenos de lágrimas se agitaron al ser apresado por dos fuertes hombres, una joven con una inyección la aplicó a Duo.

-¡Doctora Poe! Este joven no debería estar afuera, es que no está internado?- dijo la mujer alterada dejando que los hombres que se encargaban de Duo se lo llevaran a otra sala. El pobre joven iba atontado por el calmante.

-Me temo que así tendrá que ser- Hilde, que esperaba escuchar lo contrario, se levantó angustiada y refutó la orden.

-Pero Sally! No lo hagas, estará bien si lo mantengo en casa hasta que mejore- Pidió asiéndose de la bata blanca de su amiga que aún permanecía sentada.

-Lo lamento Hilde- habló, la enfermera ya se había ido- tendrás acceso al edificio de alta seguridad en que los enfermos se hallan para ver a Duo, hablarán si quieres, pero ahora mismo es mejor que ya no se valla. Acompáñame a arreglar todo lo que respecta al internado.

Hilde veía los labios de su amiga moverse rápidamente mientras decía tales cosas. Jamás hubiera imaginado que esa sería la solución. Todo pasaba tan rápido y ya no volvería a casa con Duo, con su hermano adoptado.

-Está bien- Sally se levantó y entraron por una puerta al fondo de la sala. Pasaron por otra puerta vigilada por guardias y cámaras, después llegaron a un pasillo con varias puertas, cada una con teclado al lado para digitar una contraseña.

-Ésta es mi oficina- dijo Sally marcando una serie de números y letras bastante extensa- o consultorio, como quieras llamarlo.

Entraron al lugar de tamaño de aproximadamente 4 x 5 m. con piso de losa blanca así como las paredes. Desde el techo colgaba un cable del que pendía una pequeña lámpara que era todo lo que iluminaba la fría habitación.

-Demasiada seguridad para llegar a un lugar así- se burló Hilde.

En el centro se encontraba un escritorio y un pequeño objeto con la apariencia de una computadora portátil común, sin embargo, al aproximarse Sally y presionar un botón en la orilla de dicho objeto, éste se abrió mostrando su pantalla que se elevó a la altura del rostro de la doctora pidiendo una contraseña para acceder al sistema.

Sally llevó su mano al teclado que se había quedado al nivel del escritorio y tecleó lo requerido. Automáticamente una serie de pantallas delgadas se desplegaron de la principal mostrando una serie de listas e información aparentemente importante pero in entendible para quien no supiera sobre la materia.

-Hay más de lo que imaginas, Hilde, mucho más- señaló una de las pantallas como buscando un dato y con habilidad sobre el teclado hizo aparecer un formato que pedía una cantidad de datos impresionante, datos sobre el nuevo ingresado-. Hm.… tendremos un problema, de los datos que requiere el sistema para dar de alta a Duo sólo tenemos la mitad, tú sabes, como no dimos el caso de Duo a investigación ni a las autoridades, no conocemos su procedencia ni quién es ni su nombre real.

-Cierto, Sally- La morena había tomado una silla que había estado en una esquina todo el tiempo y la doctora sólo se recargaba contra el escritorio aún de pie- el nombre de Duo Maxwell fue el primero que mencionó al despertar pero… también está el nombre de Heero, ese tal hombre al que se culpa de haber matado.

En lo que Hilde hablaba y Sally analizaba lo que decía una y otra vez en su cabeza, a su vez, la segunda ingresaba todos los datos posibles en la forma de la computadora.

-Duo… Maxwell?- la doctora interrumpió su labor cuando, segundos después de haber escrito el nombre de Duo, apareció ante ella un cuadro de aviso que decía que aquel nombre ya existía en el sistema en una sola ocasión bajo el apellido Maxwell, es que acaso Duo Maxwell sí era otra persona de la cual aquel niño, ahora sin identidad para ella, había obtenido el nombre y había sido internado alguna vez en aquel lugar.

-¿Qué? ¿Quién es él?- preguntó Hilde parándose de golpe y asomándose por detrás de su amiga. Ambas estaban anonadadas por el descubrimiento pero nada era seguro.

-Esquizofrenia-habló la experta.

-Atacó a su… ¿novio?- leyó Hilde entre espantada y asombrada-. No puede ser.

-y dime, ¿Por qué no?- cuestionó Sally mientras seguía analizando aquél expediente fechado de meses antes de su comienzo como psiquiatra del hospital al que ahora dedicaba su vida.

-No se parecen… más que por el cabello largo-razonó Hilde-. Tiene veintisiete años, y mira, decía tener un hijo llamado… James.

-Escapó, Duo Maxwell escapó hace nueve años después de haber pasado tres años internado-continuó la doctora-, al parecer ya estaba bien y estaba cerca de ser dado de baja, nunca se dio con su paradero.

-Tu entraste a esta hospital hace siete años, ¿nunca supiste del caso?-ambas seguían leyendo el expediente.

-Ahora que lo pienso, hubo una caso que estuvo en boca del personal del hospital hasta un poco después de mi ingreso pero nadie jamás me habló del famoso nombre y ni siquiera lo recuerdo, podría ser el caso de Duo-Sally ya no leía, sólo analizaba sus memorias viendo el techo y Hilde la veía en dicho acto.

-Podría ser, pero entonces, quién es el que tenemos como Duo?- cuestionó la morena.

-Será?- la doctora pareció despertar y volvió su vista a su computadora para buscar más datos rezagados de aquel expediente- James tenía once años, como tu "hermano" cuando lo hallamos…

-Se llama James? Duo Maxwell estuvo internado muy joven, antes de haber matado a su novio y perdido a su hijo… ¿Es mi hermano James?-

-No es seguro pero démoslo de alta como James, aunque no va con el apellido del novio de su padre, Heero Yuy; dejémoslo en Maxwell- concluyó la doctora volviendo a la forma que llenaba con los datos del joven. Hilde se había alejado pensativa y con un aire de tristeza en la mirada.

-Parece que estamos llegando a un punto en que tendremos que hacer lo que temía-habló-. Empezaremos a dar con la procedencia de Duo, digo, James…

-Sé que lo extrañarás pero, de alguna manera, esto te beneficia pues parece que Wu Fei no tardará mucho en dar el siguiente paso, cierto?-

Hilde recordaba que en su última carta a la doctora le había contado que James estaba muy bien y que ya no daba señas de alteraciones mentales y también le había hablado de su novio del que estaba muy enamorada y que esperaba llegar al matrimonio con él.

-Supongo que sí, pero aún así, extrañaré demasiado a mi hermano...- Recordó también los días tranquilos en casa, su hermano tan sonriente y con esa sensación de compatibilidad que emanaba su cuerpo a todo el que se le acercara.

-Por ahora debes traer algo, lo que sea, que recuerdes que mantiene a Duo tranquilo. Trataremos de mantenerlo para nada alterado, es realmente extraño su comportamiento cuando no recuerda nada de su pasado, según me hablaste en tus cartas.

-Así es, me temo que destruyó las pocas cosas con las que tenía amistad… incluyendo a su gato, hoy en la tarde, por eso es que lo he traído- dijo Hilde bajando la cabeza.

-Oh, por Dios, Hilde!-exclamó la doctora- cómo ha pasado eso y no te has preocupado! Pudo haberte matado a ti también!

Hilde se dio cuenta de que lo que su amiga decía era totalmente cierto, ¿qué hubiera pasado si alguna vez el trenzado la confundiera con el tal Heero? No, por suerte no había pasado. Contó a Sally cómo había sido todo desde que había salido con su novio después de comer y que a lo largo del día no había habido ninguna anormalidad en el comportamiento de su hermano y que sin embargo, al regresar lo había encontrado así de alterado. Afortunadamente, James reaccionó para entonces y trató a Hilde como siempre lo hacía, como persona mentalmente sana y no la había atacado. Podía ser que era por su miedo a ser confundida por el ya muerto en manos del verdadero Duo Maxwell nunca se había atrevido a preguntar sobre las identidades de los ya mencionados.

Esa noche, James empezaría su vida en aquel triste, lúgubre e imponente hospital psiquiátrico. Hilde esperó a la doctora para irse juntas y no tener que pasar sola por una carretera tan solitaria. Así pasaron las horas y aquél que había llegado a sus vidas como Duo Maxwell había cambiado radicalmente su manera de verlo, incluso su nombre variaba a James Maxwell, hijo del ya mencionado asesino.