Hola! Que tal? Puedo aparecer sin que me matéis después del último capítulo?

A ver, contesto los poquitos reviews que tengo entre el capitulo pasado y este ok? Allá vamos:

LaBelle Evans: Bueno, a ver, tranquilidad y paciencia siempre van de la mano, así que no desesperes, ok? Dos reviews, dos contestaciones:

Respeto tu opinión sobre Ginny, pero hombre…. Tampoco es para odiarla ¿no? Bueno, quizá un poquito, pero tampoco mucho, vale:p

La madre de Réficul… bueno, este niño singular tiene un origen muy particular, así que ya lo verás dentro de poquito (a pesar de tu poca paciencia, tendrás que esperar como todo el mundo jejejeje :p)

Segundo review: Creo que sí lo expliqué, pero bueno, aquí te dejo una lista de los hijos: Pansy y Harry tuvieron a James y Amy, que son gemelos. Blaise y Luna tuvieron a Jack. Dani es la hija de Charlie Weasly y Adam es hijo de Bill Weasly. Y bueno, Lucía, es obvio, es hija de Draco y Hermione :D

La verdad es que lo de Hermione… jejeje me inspiré en alguien que conozco y que actúa así, es muy calmada, pero cuando le tocan a los suyos, mejor corre y escóndete donde puedas y reza de paso lo que sepas para que no te encuentre :D jajajaja

A ver, lo de cogerla en brazos, se supone (a lo mejor no lo he explicado bien y el error ha sido mío) que únicamente lo ha hecho porque han utilizado un traslador y evidentemente, no quieren que la niña se pierda por el camino :p

Aclaradas tus preguntas? Bueno, pues gracias por tus reviews :D Un besito y sigue leyendome! Gracias :D

Erol H. Sesshda: Gracias por tu apoyo! Lo cierto es que intento actualizar lo más rápido que puedo, cada vez que empiezo a leer un fic y me doy cuenta de que están a medias me da mucha rabia! Así que no quiero ser de esos fics :D Aunque claro, encontrar reviews me ayuda mucho mucho y me levanta el ánimo para escribir más rápido y actualizar antes jejejeje :D Pues nada, un besito, nos leemos!

SILY24: gracias por tus dos reviews :D Y gracias por leerme :D Pues nada, lo dicho, intentaré seguir actualizando a un ritmo más o menos estable. Un besito para ti :D

SraMalfoy: pues tienes razón, nadie sabe como es Réficul jejejeje así que quien sabe… podría ser un alumno, podría ser el vecinito encantador, podría ser cualquiera… jejejejeje Todo a su tiempo… Gracias por tus palabras :D Y si tienes alguna otra pregunta de lectora curiosa, te animo a que la hagas. Un besito :D

Dore-malfoy: Hola! Bufff no sé que responderte… supongo que gracias por catalogarme de esa forma en tu ranking, no me lo esperaba y me ha emocionado mucho, en serio, gracias. Por otra parte, sí, has acertado con el dilema que se escondía detrás del nombre de Réficul… (así que como premio mmmm no sé, ya se me ocurrirá algo como premio o si se te ocurre algo a ti me lo dices) :D Y lo de Ron, creo que aún tendrás que esperar un poquito para saberlo (en confidencia entre tú y yo, aún estoy puliendo esa parte… ) Y para contestarte, Amy y James son hijos de Harry y Pansy. :D Por otra parte, intentaré hacer un capítulo en el que se expliquen más cosas de Réficul… y la muerte de Bella… mmmm no sé… aún estoy meditando en ello… ya sabes, yo y mi amor por creer que todo el mundo es bueno y que todo el mundo que hace algo malo es porque tiene un motivo… (¬¬)

Así que nada, un besito para ti y sigue leyéndome, me gusta recibir tus reviews :D

Chirru: no te preocupes, más adelante se entenderá toda la profecía y porque hablan de Lucía y no de otra persona… en cuanto al que murió… pues supongo que te refieres a Fignon, el Ministro de Magia, lo encontraron muerto después de un ataque mortífago disfrazado de un atentado muggle… de ahí que todos creyeran que Voldemort había regresado.

Espero haber aclarado tu duda, si no, pues me lo dices y lo intentaré hacer. Gracias por escribir y un besito

Pues creo que no me he dejado a nadie así que… continuamos con la historia?

CAPITULO 6

-¡Adam, deja en paz la chimenea! ¡Como alguien quiera comunicarse con nosotros se la encontrará comunicando! –gritó Molly Weasly a su nieto que hacía más de una hora que estaba hablando con una tal Laila-¡Danielle Catherine Weasly! –gritó la mujer de nuevo dirigiéndose a su otra nieta -¡Haz el favor de venir aquí inmediatamente!

La pelirroja resopló en el comedor y abandonó la partida de Snap explosivo que mantenía en aquellos momentos con Jen. Mientras murmuraba entre dientes que estaba convencida de que su prima le estaba haciendo trampas porque no era normal que no hubiese ganado ni una sola partida de las cuatro que llevaban jugadas, llegó hasta la cocina donde una muy enfadada abuela Weasly la estaba esperando con el cejo fruncido, los labios apretados, las manos en las caderas y una expresión de enfado en los ojos.

-¿Qué? –preguntó inocentemente.

-¿Qué? Explícame porqué lo que iba a ser la cena de esta noche, están poniendo huevos en medio de la mesa –señaló una hermosa gallina de color pardo que parecía muy feliz de volver a estar con vida y otras dos de color blanco que se acomodaban sobre la mesa ajenas al ajetreo-, en lugar de estar en la nevera, muertas, frías, y calladas.

Dani miró a las gallinas, miró a su abuela y volvió a mirar a la gallinas.

-¿Estás de broma, abuela? Yo no sé realizar ese tipo de hechizos… -se justificó al ver que su abuela se enfadaba-… No tengo ni idea de lo que ha pasado. Además, ¿por qué tengo que ser yo?

-Porque parece que las travesuras que tus tíos Fred y George hacían cuando eran pequeños han pasado dentro de cabeza –le espetó la mujer.

-Pues lo siento, abuela, pero yo no he sido –suspiró Dani por tercera vez-, esta vez te has equivocado de acusado.

Pero Molly que había visto aquella sonrisa inocente cientos de veces en dos de sus hijos y sabía que era la misma que utilizaban cada vez que hacían algo que no tenía ni pies ni cabeza y que generalmente se trataba de alguna broma, no estaba dispuesta a dejar que su nieta la burlase tan fácilmente.

-Está bien –suspiró-, no me dejáis otra alternativa –muy seria se dirigió al salón y carraspeó ligeramente para asegurarse de que tenía la voz bien. -¡Jennifer! ¡Ronald! ¡Adam J. Weasly! ¡Susan Amelie! ¡Danielle! ¡Jack Zabinni! ¡Lucía Malfoy! ¡James y Amy Potter! ¡Venid aquí inmediatamente o no dejaré que este año vayáis a Hogwarts y yo misma me encargaré de daros clases!

Antes de que hubiese terminado de hablar, tenía a un montón de niños en el salón, todos de pie, todos en fila y todos mirándose de reojo los unos a los otros sin saber el motivo por que el su abuela estaba así. Y es que aunque ya fuera mayor, Molly seguía conservando aquella energía propia de los Weasly que todo el mundo conocía.

-¿Quiere alguien explicarme qué hacen esas tres gallinas vivas encima de la mesa de la cocina cuando deberían estar muertas y en la nevera? Y no –dijo mirando a Adam y Jen que parecía que iban a decir algo -, no me lo he imaginado.

-Eso es cierto… -intervino Dani-… yo también las he visto. Así que quien sea que lo diga, -arrugó la frente-, empiezo a cansarme de que crean que siempre soy yo –miró de forma significativa a Jen y Susan, sus primas, convencidas de que la mayoría de los castigos que le habían tocado a ella les pertenecía a ellas dos, no por nada llevaban los genes de los dos bromistas pelirrojos.

Ronnie, el más pequeño de todos, se adelantó y se aferró a la falda de su abuela, consciente de que él era inocente del todo. La mujer sonrió y lo levantó en brazos atrayéndolo y mirándolo con ojos suspicaces.

-¿No habrás sido tú, verdad? –bromeó.

El pequeño negó varias veces y ella sonrió. Pero cuando volvió a mirar a la pandilla que tenía delante suspiró de nuevo y empezó a mirarlos uno por uno. Descartó a Dani porque ella lo había negado y si había algo que caracterizara a la pequeña, además de ser una bromista en potencia, era el hecho de que cada vez que cometía una travesura, o alardeaba de ello orgullosa, o admitía que había sido ella para evitar que sus primos se metieran en problemas. Adam quedó descartado porque había estado todo el rato delante de la chimenea hablando con aquella chica búlgara y recordaba perfectamente que había pensado que tenía que hablar con Charlie para asegurarse de que no hiciera el bobo. Amy había quedado descartada incluso antes de llamarla, aquella niña era demasiado seria para su edad y pondría la mano en el fuego porque no había sido ella. Lucía… era imposible. Con los genes Malfoy y Granger mezclados en ella, era completamente imposible que la pequeña se hubiese atrevido a desobedecerla cuando claramente había dicho que nadie entrase en la cocina. Y estaba claro que si su nieta Dani no estaba en el asunto, James Potter tampoco. Era increíble lo tranquilo que podía ser aquel niño y sin embargo, lo rebelde y trasto que se volvía cuando Danielle estaba cerca de él. Miró a sus dos nietas, ninguna de las dos habría hecho algo así; podrían haber hecho salir alas al pollo, podrían haberse pasado la noche planeando una broma, podrían haber utilizado los cohetes que había guardado en el altillo y los podrían haber encantado de forma que hubiesen estallado cuando estaban todos comiendo el día anterior; pero estaba convencida de que ninguna de las dos podría haber hecho una trastada así sin utilizar algún artículo de broma de la tienda de sus padres, de los cuales estaban muy orgullosas. Y Jack… miró a Jack y negó con la cabeza. Aquel niño era imposible que hubiese hecho aquello él solo, además, juraría que lo había visto en el piso de arriba con Ronnie casi toda la mañana.

Se había quedado sin sospechosos cuando un ruido en la puerta atrajo su atención. Dos hombres pelirrojos, altos y fuertes, vestidos con túnicas oscuras y con una traviesa sonrisa en el rostro aparecieron por la puerta y se dirigieron a la cocina sin prestar atención a la gente que había allí. Molly entrecerró los ojos y sin previo aviso se dirigió a la cocina para averiguar qué se traían entre manos los gemelos, sin ser conscientes de que una tropa de mini niños la seguían.

-¿Qué estáis haciendo? –preguntó al ver que entre risitas los dos habían tomado a las gallinas de la mesa y las habían regresado a su estado original.

-Pues verás mamá… -empezó a decir Fred mientras guardaba la comida en la nevera.

-… hicimos una apuesta… -siguió George mientras se movía cogiendo algo de una de las estanterías, detrás de las especias.

-… para ver a quién acusarías primero…. –continuó Fred mirando a Dani que no parecía tenerle mucho aprecio en aquellos momentos.

-… y gané yo –dijo resueltamente George. Miró a su hermano -. Te dije que llamaría a Dani.

-Yo estaba convencido de que mi hija sería la primera acusada –miró de forma inquisitiva a Jen que tampoco parecía muy contenta

Los niños se miraron entre ellos y con precaución, Adam que conocía a su abuela muy bien, tomó a Ron de una mano y a Susan de la otra y empezó a retroceder muy despacio lo más lejos posible de su abuela. Danielle y Jen hicieron lo propio y James que no sabía qué ocurría, decidió imitar a Dani, sabiendo que si ella se echaba para atrás, era porque tenía algún motivo. Obligando a su hermana y a Lucía a imitarle observó como Jack también hacía lo propio en el mismo segundo en que Molly Weasly abrió la boca.

-¡SE SUPONE QUE SOIS ADULTOS Y EN LUGAR DE COMPORTAROS COMO TAL OS DEDICÁIS A HACER CRIATURADAS DE ESTE TIPO!

Los gemelos se miraron y sonrieron antes de abalanzarse sobre su madre y acorralarla entre los dos en un abrazo, llenándola de besos mientras la mujer notaba como del enfado pasaba a una sonrisa. Y es que como luego dijo Adam a sus primos y amigos menores, "su abuela hacía tiempo que no pillaba a esos dos con alguna de las suyas"

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Todas las quejas que Hermione había tenido en un principio, todas las excusas que había maquinado su mente para intentar que su hija no fuera a casa de los Weasly, todas las teorías y razones por las que no debería dejarla ir, se habían disipado con el primer beso que Draco le había dado, dos minutos después de que la señora Weasly fuese a casa a buscar a Lucía.

Ahora estaba cerca de la ventana, viendo como la lluvia caía despacio y suave, notando como el viento otoñal empezaba a entrar en sus vidas, sintiendo como la piel desnuda de sus brazos se estremecía. Dio un largo sorbo a la taza de té que tenía entre las manos. Se había aficionado al té durante su embarazo, ya que era lo único que la calmaba de aquellos arranques sentimentales de los que Draco se quejaba continuamente. Sonrió al pensar en su marido.

-"Disfrutemos del último día de vacaciones solos, olvidémonos de todo por un día, preciosa… sólo un día"- era lo que él le había dicho para convencerla de que dejase a Lucía marchar a casa de los Weasly aquella misma mañana.

Y lo habían hecho, Draco, después de echarla de la cocina, se había pasado dos horas él solo en aquella habitación casi desconocida para él y Hermione había tenido que reprimir carcajadas e intentos de ir a ayudarle cada vez que escuchaba como se caían los cazos, como chocaban las sartenes entre sí, como saltaba el aceite y como su marido, entre quejas pronunciaba varios reparo después de escuchar ruido de platos rompiéndose.

Aunque no se podía quejar del resultado. La comida, que Draco había desistido de hacer al modo muggle después de una hora peleándose con ella y habiendo aparecido con el pelo desordenado, la camisa negra casi desabrochada del todo, y la mejilla derecha llena de harina igual que gran parte del pantalón grisáceo, había sido finalmente conjurada; eso sí, Hermione no había protestado ni una sola vez a pesar de que había hecho grandes esfuerzos por no reírse abiertamente.

Ahora, él estaba fregando los platos, o mejor dicho, conjurándolos para que se fregasen solos, encontrado así una gran utilidad al libro de Hechizos domésticos que en un gesto divertido Pansy le había regalado para su último cumpleaños.

Escuchó como el grifo de agua se cerraba y siguió mirando hacia la calle. A pesar de la lluvia, se respiraba tranquilidad y paz… la misma paz que hacía doce años Harry había conseguido para el mundo mágico y el mundo muggle, aunque no todos eran conscientes del sacrificio al que se había tenido que exponer.

Los fuertes brazos de Draco rodearon su cintura y sonrió de forma mecánica, como cada vez que él estaba cerca, estaba segura de que aunque lo intentar, sería imposible reprimir aquella sonrisa; era como si siempre hubiese estado allí, como si tuviese que nacer en sus labios cada vez que é la miraba, la tocaba o la acariciaba… como si un vínculo los hubiese predestinado a estar juntos… El peso de la cabeza de él se cernió sobre su hombro y el cálido aliento le llegó como una ráfaga de sosiego.

-¿Qué haces tan sola? –le preguntó en un susurro sin querer evitar aquella sonrisa.

Hermione sonrió aún más. Aquella misma pregunta se la había hecho durante el sexto curso en Hogwarts, había sido la primera vez que él se dirigía a ella sin insultarla, y a pesar de que ella había sido muy esquiva y arisca en aquel momento, Draco no se había dejado intimidar.

-No te estaba buscando precisamente a ti –le respondió ella queriendo ser arisca y sin conseguir borrar aquella sonrisa.

-¿No? –él la besó en el cuello- Pues es una lástima… -añadió dándole otro beso en el hombro-… porque yo sí te buscaba a ti…

-¿Y para qué querría el gran Malfoy buscar a alguien como yo? –bromeó Hermione dejando la taza de té sobre la mesita y abrazando los brazos de su marido sobre su propia cintura.

Draco pareció meditarlo unos segundos antes de obligar a su esposa a girar sobre ella misma, haciéndola quedar carra a cara con él, sonriéndole le pasó una mano por la mejilla mientras que su otro brazo aún la aferraba por la cintura, deslizó su mano hacia la barbilla de ella y con suavidad le alzó la cabeza para contemplar la calidez que los ojos de ella le brindaban.

Hermione se dedicó a colocar una mano en el pecho de él, sintiendo bajo la camisa de él, el suave latir de su corazón y notando como se aceleraba despacio y lentamente; su otra mano viajó a través de su pecho hacia su hombro y su cuello, pasó por debajo del cuello de la camisa y rozando la piel fría de su esposo, llegó a la nuca donde jugó con el cabello de él, sabiendo que aquel gesto infantil, a él lo volvía loco.

-Pues… -habló él-… quizá quería buscarte… -se acercó a ella y pegó su frente con la suya-… para decirte…-la besó en la sien-… que te quiero… -bajó hasta su mejilla-… que te adoro… -su mano bajó desde su cintura hacia una de sus caderas-… y que eres lo único importante… -rozó con sus labios los de ella en un leve contacto-… lo único en mi vida… -le dio otro fugaz beso esta vez mordiendo con cuidado el labio inferior de ella y sonriendo al sentir como se estremecía.

Hermione sonrió. Si su marido deseaba hacerla olvidar todo lo que estaba pasando, todo lo que podría pasar, ¿quién era ella para no hacerlo? Sonriendo, rodeó el cuello de su marido y lo atrajo hacia sí, besándolo con suavidad primero y dejándolo a él profundizar el beso haciéndole creer que él dominaba la situación, consciente de que ambos sabían que siempre era ella la que la dominaba.

Las manos de él volvieron a su cintura mientras caminaba hacia atrás con ella con la clara idea de subir a la habitación. Pero Hermione debía tener otros planes, porque la mujer abandonó un segundo la atención a su nuca y a su pelo para tomar las manos de él que estaban en su cintura y dirigirlas a sus caderas de forma provocativa. Draco se separó de ella un segundo para mirarla elevando una ceja.

-¿Desde cuándo eres tan impaciente? –le preguntó divertido por ver a su esposa de aquel modo -. Creía que ese era mi papel… -bromeó.

Hermione sonrió pero no dijo nada, llevó sus manos a la camisa de él y empezó a desabrocharla despacio, muy despacio, demasiado despacio para él, demasiado despacio para ella; con cada botón que caía, un beso era depositado sobre el cuerpo del joven.

Las manos de Draco se movieron por inercia hacia abajo, buscando el borde del vestido de ella y subiéndolo hacia arriba al tiempo que acariciaba sus muslos y su piel suave. Escuchó como ella se estremecía de nuevo y detenía un beso sobre su cuerpo. Satisfecho de saber que aún provocaba aquella reacción en ella, la besó de nuevo, un beso cálido, suave, lento, dulce… Ella sola se había ganado el derecho a aquellos besos, nadie jamás podría decir que un beso de Draco Malfoy fuese dulce, dirían que era apasionado, brusco, posesivo, pero nunca lento y suave… nunca cálido ni dulce… Aquellos besos sólo eran para ella.

Hermione le correspondió y sonrió divertida dentro del beso cuando se dio cuenta de que detrás de Draco estaba el sofá. Con una sonrisa pícara se separó de su marido a desgana de él y tomándolo de la mano, lo llevó al sofá, donde se tumbó ella sola de forma sugerente invitándolo con una mirada a que volviera a hacer lo que voluntariamente ella había interrumpido.

Draco la miró. Era hermosa. Y era suya. No hizo falta que Hermione se lo volviese a pedir.

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-¿Y bien?

Sonrió. Había escuchado aquella pregunta retórica durante demasiado tiempo para no saber que el anciano que tenía delante ya conocía su respuesta. Había permanecido oculto en su estado etéreo durante toda la reunión; había podido compartir los sentimientos de sus amigos cada vez que escuchaba como alguno recordaba a los que habían muerto e incluso se había sorprendido al notar como Crabbe y Goyle se sentían culpables de todo lo que había pasado. Sin embargo, desde el momento en que Harry había entrado en el despacho, sus ojos sólo habían estado por él, cada gesto que aquel adulto hacía era un recuerdo para él, el modo en que se sonrojó, el modo en que se frotó la frente, el modo en que advirtió con la mirada a su hijo… todos y cada uno de sus gestos los recordaba haber visto en él mismo, con la misma edad que ahora el pequeño James y Amy tenían.

Y cuando Hermione entró, se había sentido extraño. A pesar de llevar doce años evitándola, a pesar de saber que debería enfrentarla antes o después, jamás habría imaginado que aquella fuerza interna proviniese de ella. Dulzura, compasión, cariño, amistad, amor. Tantos elementos se mezclaban en el aura de quien había sido su primer amor que se preguntaba cómo no lo había podido sentir antes de morir. Y si alguna vez había pensado que su relación con Draco iba a ser un fracaso, estaba claro que sus dudas se habían despejado al ver como se miraban; con aquella complicidad que ni siquiera había visto nunca en sus padres.

Sin embargo, lo que más le había gustado había sido la forma en que Hermione había atacado a su antiguo profesor de pociones; y el modo en que Snape se había quedado cuando Draco había apoyado a su mujer en vez de a él. Hubiese dado cualquier cosa por soltar una carcajada; la cara de Snape era la que quería ver desde que tenía once años.

-¿Y bien, qué, profesor? –preguntó devolviéndole la pregunta. Sonrió-. Ella es feliz, ¿verdad?-Dumbledore asintió-. Nunca la había visto tan feliz, tan radiante… -se encogió de hombros-. Supongo que no puedo permitir que deje de serlo y si a Lucía le ocurre algo, Hermione no podrá soportarlo, ¿cierto? Y si Hermione está mal, Harry también lo estará…

Albus sonrió. El muchacho que tenía delante sabía perfectamente que si a Lucía le ocurría algo, el mundo entero estaría en peligro, y a pesar de ello, únicamente había podido pensar en que si le ocurría algo, sus amigos estarían mal.

-Supongo que ya sabe mi respuesta, profesor –el anciano no había hablado, tampoco en esta ocasión lo hizo. Sólo sonrió de nuevo-… sólo una condición.

-¿Cuál? –preguntó él sabiendo lo que le iba a pedir.

-Nadie debe saber que soy yo –dijo con firmeza. Y al ver la cara de Albus añadió a modo de explicación-. Cuando esto termine, yo me iré, y no quiero que Harry ni Hermione vuelvan a sentirse culpables.

-Es justo –admitió Dumbledore-. ¿Entonces?

-Entonces… ya tiene profesor para Lucía, señor –le sonrió.

Albus no pudo evitar devolverle la sonrisa.

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Se le acercó por detrás y rodeó su cuerpo con sus manos, haciendo que él sonriese y se girase para darle un beso en la frente a su esposa.

-¿Estás bien? –le preguntó ella.

-No –contestó Harry, dejando de fingir; hacía mucho tiempo que había dejado de decir que estaba bien cuando en realidad no lo estaba.

-¿Es Ginny? –preguntó Pansy con naturalidad. Harry asintió en silencio mientras la abrazaba-. Harry…

-¿Mmmm? –preguntó él sobre su cuello.

-Nada, olvídalo –se apresuró a contestar ella intentando escapar de su abrazo.

Pero Harry no era de los que aceptaban una respuesta como aquella y los dos lo sabían, así que cuando él se separó de ella pero no la soltó sino que la miró a los ojos buscando una respuesta, ella se estremeció.

-Vamos… hay algo que quieres preguntarme, hazlo… -le insistió-… No voy a comerte, si es eso de lo que tienes miedo… -bromeó. Ella le dio un golpe en el hombro a lo que él puso una cara de fingido dolor-. Vale… ¿qué es?

-Tú… -respiró antes de mirar a los ojos de su marido-… ¿aún la quieres?

Harry entrecerró los ojos sin comprender a quién o a qué se refería la mujer que tenía delante. Pero no tuvo que pensar mucho; los ojos azules de Pansy habían recuperado aquel brillo de frialdad que sólo los celos provocaba; aquello y la pregunta anterior eran suficientes para saber de qué estaba hablando su esposa. No pudo evitar reír.

-¿Era eso lo que te daba miedo preguntarme? –preguntó aún riendo ocasionalmente.

-Lo siento… pero no soy tan valiente como un Gryffindor –protestó ella alejándose de él enfadada.

Harry sonrió y acercándose a ella la volvió a abrazar, sonriéndole con cariño antes de darle un dulce beso a su mujer.

-¿Estás celosa? –le preguntó medio divertido por la pregunta de su mujer. Había sido un comentario con fines bromistas, pero la cara de Pansy le indicó que no le había hecho gracia y que ella se lo había tomado en serio -. Estás celosa –afirmó esta vez.

-No es cierto –protestó ella como una niña pequeña. Harry la miró concentrándose en ella y Pansy lo miró con reproche-, y no intentes leerme la mente, sabes que tú mismo me enseñaste oclumancia.

-No me hace falta leerte la mente para saber qué piensas, tesoro. Eres mi esposa, ¿recuerdas? Hemos vivido juntos durante demasiado tiempo para que tenga que leerte la mente –le sonrió-, simplemente me hace falta ver tus ojos -. Pansy iba a replicar algo, pero se lo pensó mejor y no dijo nada-. ¿Cómo puedes estar celosa? –volvió a preguntar él tanteando el terreno-. Tú misma has sido testigo de cómo me han acosado tanto en el mundo muggle como en el mágico y has visto que nunca he hecho caso a nadie que no fueras tú…

Pansy se revolvió incómoda entre los brazos de su marido, deseando por segundos que no fuese tan cariñoso con ella porque así podría liberarse de él y lograr alejarse aunque fueran unos metros.

-Puedo competir contra todas esas mujeres –dijo al final Pansy mirándolo-…cada vez que te miran, puedo ponerme delante de ti y cada vez que te hablan puedo interrumpir tomándote del brazo, de la mano, o simplemente dándote un beso –Harry rió al recordar la última vez que había hecho algo así en plena calle de Londres cuando una morena, muy guapa a su juicio, se había acercado a pedirle la hora, claro que para Pansy había estado claro que quería algo más que la hora y la rubia no se lo había pensado antes de ir hasta él y darle un buen beso delante de la chica que miró la escena sin saber qué ocurría-, pero lo que no puedo hacer es competir con alguien que está en tus recuerdos Harry… -terminó de decir Pansy.

-Pansy… si me preguntas si la hecho de menos y te digo que no, te mentiría –le confesó él-, después de todo, era mi mejor amiga, a parte de Hermione, claro; y si te digo que la he olvidado, también te mentiría; tú mejor que nadie sabes que me despierto a veces sobresaltado recordando lo que pasó aquel día en que ella se sacrificó por mí…

-Entiendo… -empezó a decir ella.

-No, no lo entiendes –le replicó él sonriendo y levantándole la cabeza que ella había agachado-. La hecho de menos, la extraño y no voy a poder olvidarla nunca… Pero como tú has dicho, no puedo estar enamorado de un recuerdo… -ella le miró-… Te quiero. –Pansy sonrió-. Sólo te quiero a ti. Pero entiende que Ginny siempre va a estar en mi cabeza… antes que mi novia era mi amiga…

Y lo miró. Vio como sonreía de forma abierta y franca, como todas y cada una de las sonrisas que le brindaba a ella, y vio como sus ojos verdes brillaban bajo el deseo que ella le provocaba y se sintió orgullosa de conseguir aquello. Habían sido aquellos ojos los que la habían cautivado y seguían siendo aquellos ojos los que la tenían prisionera de él y del amor que se tenían. Era consciente de que Harry jamás la amaría como había amado a la pequeña de los Weasly, pero tampoco se lo podía reprochar; lo que sí sabía era que él estaba allí con ella, y aquello era algo que jamás podría haber pensado ni imaginado.

Sonrió y se acercó a sus labios para besarlos dulcemente en una danza incitando a los de él a seguirle el paso. Harry no se hizo de rogar y respondió al beso de su esposa de forma dulce hasta que notó como ella se quedaba sin aire y la separó suavemente para dejarla respirar.

-Te quiero…

-Yo también te quiero… -le respondió ella.

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-¿Estás bien?

Hermione tuvo que aguantarse para no reír después de la pregunta de Draco. Y si no lo hizo era porque le resultaba dulce que después de tantos años Draco siguiese preguntándole aquello cada vez que hacían el amor.

-¿No crees que es un poco tarde para esa pregunta? Llega como con doce años de retraso… -bromeó ella aún acostada sobre el pecho de él.

-Bueno… creo recordar que aquella vez también te lo pregunté –sonrió él besándole en la cabeza mientras la rodeaba por la espalda para sentir su contacto desnudo.

-No es cierto… -dijo ella interrumpiendo su tarea de besarle en el pecho para incorporarse un poco y mirarlo a los ojos-… después de hacerlo me miraste y me dijiste "vístete que te acompaño a tu sala común" –añadió imitando a la perfección el tono arrogante de Draco.

El hombre rió suavemente y Hermione pensó que no había una risa tan clara y pura como la de él. En silencio se preguntó cuantas risas se habría perdido si no hubiese aceptado ir con él aquella noche al Baile de Navidad. Se obligó a salir de sus pensamientos cuando Draco giró en la cama y la atrapó bajo su cuerpo besándola con suavidad en el cuello.

-Eso equivale a preguntarte si estás bien… -aseguró él con una sonrisa divertida mientras apartaba un poco la sábana que la cubría y admiraba el nacimiento de sus pechos.

-¿En serio? –preguntó ella mientras le acariciaba la nuca disfrutando al ver como él se estremecía bajo aquel simple contacto.

Draco la miró bajo una falsa pose de seriedad que era incapaz de mantener cuando ella lo miraba de aquella forma.

-Claro… si no estuvieras bien, ¿acaso crees que podrías vestirte y largarte a tu sala común? –le dijo él en tono burlón.

Hermione iba a protestar, pero antes de que pudiese decir nada, Draco ya la estaba besando. La mujer sonrió. Adoraba el modo en que él tenía de mandarla callar, aunque maldijo interiormente a su marido cuando dejó de besarla y se semi incorporó sobre ella mirándola directamente.

-¿Te he dicho alguna vez lo mucho que adoro a la señora Weasly? –le preguntó divertido.

Hermione sonrió y tirando del cuello de él lo atrajo de nuevo a sus labios. Todo lo que Draco pudo escuchar antes de estar demasiado despistado por el contacto de Hermione sobre su cuerpo fue un murmullo:

-No… pero mejor me lo cuentas cuando terminemos con esto…

El hombre no esperó que su mujer se lo repitiera.

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Sonrió al ver la mesa llena de niños. No había dudado ni un segundo cuando Hermione le había pedido que si podía quedarse con Lucía aquel día, y la mujer, había accedido a cambio de que también fuesen los Potter y el hijo único de Blaise Zabinni. Había olvidado lo que aquello significaba, el sentimiento maternal hacia ellos era evidente, sin hacer distinciones entre nietos o los demás; cierto que sentía cierta predilección por Ronnie por ser el pequeño y por llevar el nombre de su hijo fallecido, y era cierto que entre todos destacaba Lucía con aquellos ojos grises que parecían capaces de leerte el alma si se lo proponía, y también era verdad que James sentía cierta predilección por desobedecer las normas, siguiendo el claro ejemplo que su abuelo con el mismo nombre, jamás había podido darle; pero todos y cada uno de los niños que estaban sentados en la mesa en aquellos momentos eran diferentes y especiales a su manera.

Por un segundo, su cabeza viajó al pasado, cuando todos sus hijos estaban sentados en aquella misma mesa; Bill riendo por alguna broma que los gemelos le contaban, Percey perdido en alguno de sus libros que minutos después su padre se encargaba de quitarle recordándole que era de mala educación leer en la mesa, Charlie haciéndole chantaje emocional a Ginny para que se comiese las verduras mientras que Ron le pedía que encogiese las suyas… No pudo evitar sentir una punzada de dolor al recordar a sus dos hijos pequeños ni tampoco pudo evitar preguntarse qué estarían haciendo si no hubiesen muerto. Seguramente Ron sería auror, desde que Harry y él se habían hecho amigos era evidente que ambos permanecerían juntos y que ambos seguirían la carrera más adecuada para derrotar a Voldemort… Ginny… Gin se hubiera decantado por la medimagia… siempre atenta, siempre dulce, pero con aquel genio propio de las mujeres Weasly suficiente para dominar a quien se propusiese.

Las risas de Susan y Dani la despertaron a tiempo para ver como Fred y George, que supuestamente estaban allí para ayudarla a cuidar de los niños, hacían levitar los platos por encima de la mesa cambiándolos de sitio y haciendo que algunos de los niños se quejase, como por ejemplo Jen que ya se había comido sus verduras y ahora se encontraba con que tenía que comerse también las de Amy, quien no parecía muy contenta por no poder comerse las verduras que anteriormente Jamie le había pasado por debajo de la mesa bajo la divertida mirada de Lucía. Adam parecía demasiado perdido en sus pensamientos para darse cuenta de que alguien le había cambiado el plato y estaba a punto de llevarse a la boca una tercera ración de puré de patatas, cuando él odiaba el puré de patatas, algo que le parecía sumamente divertido a sus primos y a Jack que no dejaba de pedirle a George que pusiera más puré de patata en el plato del mayor de los pelirrojos, algo a lo que el adulto estaba dispuesto.

-¡Ya está bien! ¡Cada uno que se coma su plato! –dijo desesperada.

Fred y George se miraron, se encogieron de hombros, tomaron sus platos y los limpiaron con la varita, los cogieron por los bordes y se lo llevaron a la boca dando un fingido mordisco. Molly suspiró; quizá no echaba tanto de menos a sus hijos cuando eran niños como ella creía…

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-Me reconocerá –insistió por décima vez mientras se miraba al espejo que Dumbledore había hecho aparecer-, puedo cambiar de aspecto, puedo cambiar de voz, incluso puedo quitarme estas pecas –miró al director-, pero si me hace dar clases de Defensa contra las Artes Oscuras con Harry, me reconocerá. Hemos pasado mucho tiempo juntos y sabrá que soy yo.

-No lo hará porque para él tú estás muerto –le contestó el hombre de forma afable-. Eres Jonathan Jonson, el nuevo profesor de DCLAO, junto a Harry Potter, nada más, ¿de acuerdo?

-Pero y si…

-Nada más –sentenció firmemente el anciano.

Se miró de nuevo; conservaba su estatura y su complexión de hombros y espalda ancha y músculos desarrollados, su piel se había vuelto más oscura y su cabello antes del color del fuego y corto era ahora negro como la noche y cortado de forma desigual hasta un poco más arriba de los hombros. Sus pecas, que lo reconocían como miembro del clan de los Weasly, habían desaparecido y en su lugar, un lunar adornaba su mejilla derecha; sus ojos habían adquirido un tono azulado más oscuro, casi marrón. Se había escuchado hablar y sabía que sonaba más grave. Estaba convencido de que nadie que le viese lo reconocería. Entonces hizo algo; algo que solía hacer cuando estaba nervioso, tragó saliva con dificultad y se pasó una mano por el pelo echándolo hacia atrás.

Se giró hacia Dumbledore.

-Supongo que es todo… -musitó.

-Bienvenido de nuevo… Ronald Weasly…

El aludido sonrió.

-Llámeme Jon, Jonathan Jonson.

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Buenas! Qué tal? Bueno, este capítulo no mostraba nada interesante, la verdad, lo sé y soy consciente de ello… Sólo quería destacar como la relación entre Draco y Hermione sigue intacta a pesar de lo que ocurra… Es un capítulo aburrido, pero era necesario… Más que nada y como diría mi antiguo profesor de Historia, es un capítulo de transición :D

Y no os impacientéis, el fic seguirá subiéndose a este ritmo… creo… espero… supongo… bueno…. Ya lo veréis jejejeje :D

Así que nada, ya nos veremos en el próximo capítulo; nos leemos prontito! Un beso a todos:D