Hola a todo el mundo, he vuelto… jejejeje que tal?
Mmmmm… poquitos reviews, pero bueno… ahora mismo os contesto :p
LaBelle Evans: Hola guapísima, que tal? Se a lo que te refieres cuando dices eso de Bellatrix, y bueno… es algo así, sí, aunque nunca lo había visto de esa forma… sólo necesitaba un personaje y la puse a ella, en ningún momento quise que pareciera… bueno, ya sabes… aunque ahora que lo mencionas… aprovecho para decir que si alguien se ha ofendido no era mi intención :D En cuanto al pequeño Ronnie… no es hijo de Ron, Ron murió antes de poder tener hijos, Ronnie es hijo de Fred, igual que Jen… Es algo así como que Fred le puso ese nombre en honor a su hermano pequeño :D Y bueno, lo de que Harry y Pansy… se quieren? Se aman? Es algo que se verá en los próximos capítulos :D Así que bueno, espero que también te guste este capítulo :p Y sigue escribiéndome, me gusta recibir mensajes jejejeje :p Un besito.
Chirru: hola! Bueno, como verás intento seguirlo lo más rapido que puedo y en cuanto a lo de Lucía… aún quedan un par de capítulos o tres para que empiece a pasar algo con ella… pero no te impacientes :D Me alegro que te guste, un besito.
Klass2008: Gracias por tu opinión, me alegro que te guste :D a mí tampoco me gusta que hayan muertes, pero creo que tendré que matar a algunos personajes más (aunque claro, ni Draco ni Hermione están entre los candidatos a una muerte segura) y lo de hacer que Lucía y Réficul terminen juntos… no lo tengo muy claro… pero me lo pensaré, ¿vale? A ver, te contesto a tus preguntas: la relación de Pansy y Harry y si se aman o se quieren es algo que se verá más adelante, las madres de los hijos de Fred y George, no las he puesto aún… me quedé sin nombres, así que aviso general: si alguien tiene nombres para bautizar a las madres, que me los digan :p ; que más, a ver… A pesar de lo qu se pueda leer en los proximos capítulos y lo que parezca… sólo volvió Ron… aunque eso no implica que vaya a quedarse, pero tampoco digo que se vaya a ir… lo sé, lo sé… que lío… pero si te lo digo, no tiene gracia… tu sigue leyendo y en unos capitulos más tendrás la respuesta vale? Un besito :p
Dore-Malfoy: Hola otra vez! Me alegro que te haya gustado, a ver si también te gusta este, espero que sí… Lo de James… a que sí? Es un encanto… aunque no sé si los venden… yo por navidades pedí un Draco y no me lo han traído Pero bueno… a ver si este año cuela jejejeje. Pues nada, sigue leyendo, valoro mucho tus opiniones, un besito :D
Rory Granger: gracias por pasarte y leerlo. Es un placer escribir cuando te leen. Espero que los proximos capítulos también te gusten, un besito :p
Sheyla-malfoy: Me alegra que te guste la historia. Y sí, tendré en cuenta tu sugerencia… es más, estaba pensando en hacer un par de capítulos BONUS explicando algunas situaciones como la primera cita, o el día de la boda o cosas así… ¿Qué te parece la idea? Por lo demás, espero que te siga gustando lo que escribo, un besito.
SILY24: bueno, ante todo, esta pregunta de Ron me la han hecho varias veces y repito lo mismo de antes, a pesar de lo que se pueda leer, Ginny no está viva y no va a volver, ni como persona, ni como fantasma ni como nada… Su personaje tenía que morir por una razón bastante importante que no se desvelará hasta dentro de algunos capítulos, si ella regresara, no podría seguir con la idea original de la historia, así que pido perdón de antemano a los admiradores de Ginny :D Gracias por leerme, espero que este capítulo también te guste. Un besito, cuídate :p
Ya? Bueno, ahora sí, sigamos con la historia…
CAPITULO 7
Era en momentos como aquellos en los que Draco se alegraba más que nunca de tener una esposa que no se pasara horas y horas arreglándose únicamente para salir al parque o, como era el caso, ir a Hogwarts. Y es que llevaban ya media hora recostados contra la pared de la casa esperando a que Pansy se diera cuenta, según su marido, que era preciosa y que no necesitaba arreglarse más, y según él, que ya no tenía remedio y que el espejo no podía hacer milagros, comentario que le había costado una mirada altiva por parte de su mejor amiga y que él había pasado desapercibida voluntariamente demasiado enfrascado en ver como Hermione se dedicaba a encoger los baúles de los niños y guardaba cada uno de ellos en los bolsillos de sus dueños, alegando que aquello les enseñaría a ser responsables, ya que si alguien perdía el suyo, se quedaba sin ropa, sin útiles y sin escobas.
Era increíble lo que una amenaza de dejarlos sin escobas y por tanto sin quiddich podía lograr en unos niños como aquellos. Se habían ofrecido a llevar a todos los mocosos, como Draco los llamaba cuando estaban todos juntos más para molestarlos que para otra cosa, por medio del traslador que le había facilitado Dumbledore después de que Hermione se negase a dejar que Lucía viajase sola en el tren, a pesar de que aquella experiencia hubiera sido muy buena para ella. Draco había pensado en oponerse, pero recordando como se había comportado él durante su primer curso en el tren y durante el segundo y durante el tercero… pensó que no quería que ningún Slytherin mirase mal a su princesa, por lo que Hermione no le había tenido que insistir mucho en la idea de utilizar un traslador.
Y aquel era otro tema; durante todo el día, tanto Hermione como él, habían estado lanzándose indirectas sobre Lucía y sobre la casa en la que caería seleccionada. Draco estaba convencida que por su arrogancia y su astucia sería nombrada Slytherin, que si bien no le hacía mucha gracia, aún no podía dejar de sentir cierta predilección por su antigua casa; Hermione alegaba que con el valor, la inteligencia y la dulzura que su hija tenía, caería en Gryffindor, igual que había estado ella.
Sonrió al recordar que cuando, en medio de una de esas indirectas, se habían vuelto hacia Lucía para preguntarle que donde quería caer ella, la niña los había mirado a ambos y se había encogido de hombros diciendo:
-En Ravenclaw o Hufflelpuff… con tal de que no discutáis por mí…
Y ahora estaban todos en el jardín trasero de la casa de Harry y Pansy, esperando por su amiga rubia mientras que el chico de ojos verdes se aseguraba por enésima vez de que su hijo hubiese dejado todas las trastadas y bromas en casa, aún consciente de que no le hacían falta para gastar alguna broma, después de todo, Fred y George siempre le estaban enviando nuevos productos a Dani y a él para que los probaran, cosa que había provocado que los dos pequeños estuviesen castigados más de una vez y estaba seguro, que en Hogwarts pasaría lo mismo.
Adam seguía enfadado. Seguía insistiendo en dejar el colegio y marcharse a Bulgaria con aquella niña que había conocido durante el verano; Draco estaba convencido de que lo haría si supiese aparecerse. Le caía bien aquel niño pelirrojo, y eso que los pelirrojos nunca habían sido de su predilección, después de todo, la mayor paliza de su vida se la dio cierto pelirrojo llamado Ronald Weasly el día en que se enteró que estaba saliendo con la que ahora era su esposa, su feliz esposa.
Danielle se había recogido el cabello en dos trenzas, pero si lo que quería era lograr que nadie reparar en ella, había hecho todo lo contrario, ya que el cabello rojizo brillaba con fuerza al estar entrelazado. Esperaba con impaciencia a que Hermione encogiese su baúl para seguir corriendo con James, (que se había puesto el primero en la cola y ahora ya tenía su baúl encogido y guardado en su bolsillo y se limitaba a correr por el patio despidiéndose, en un gesto puramente teatral, de todo lo que veía allí, alegando que si le pasaban la mitad de las cosas que le habían ocurrido a su padre, podría no volver a casa), seguramente, para proponerle alguna nueva travesura en la que haría al niño rubio, su más allegado cómplice.
Miró a Amy y por todos los magos que aquella niña daba miedo cuando quería. Estaba sentada sobre su baúl esperando pacientemente su turno mientras leía un grueso libro que seguramente era cortesía de Hermione y es que la mujer había encontrado en aquella niña la persona ideal para compartir su amor por la lectura.
Jack estaba apoyado en la pared, con el baúl a sus pies y miraba fijamente a Amy, pero en cuanto la niña sentía su mirada y lo atravesaba con sus ojos azules, Jack se limitaba a apartar la vista, sonrojarse y mirarse los zapatos como si fuesen la cosa más entretenida del mundo.
Miró a su hija. Lucía estaba en aquellos momentos abriendo los ojos viendo como su madre encogía el baúl y como lo guardaba en el bolsillo de sus pantalones dándole cientos de recomendaciones, seguramente sobre qué debía hacer para no perderlo. Sonrió. Siempre que veía a las dos mujeres de su vida juntas, no podía evitarlo.
Y hubiese seguido mirándolas durante horas si su mejor amiga y Potter no hubiesen salido de la casa anunciando que era la hora de marcharse. Draco consultó su reloj y asintió mientras se acercaba al reloj de sol de piedra que había en el centro del jardín donde un jarrón de cristal estaba colocado.
Draco se colocó junto a su esposa y atrajo a Lucía a su lado con una mano mientras le indicaba que debía tocar el jarrón cuando él se lo indicase. La niña asintió emocionada. Nunca había utilizado un traslador; generalmente usaba la red flú o la escoba, la aparición si su padre se encontraba con ganas de llevarla de un lado a otro, pero nunca había utilizado uno de aquellos. Así que cuando Draco le dio la orden y unió su mano en el jarrón como todos los demás y sintió como si algo le estirara desde la barriga y notó como todo a su alrededor daba vueltas, lo único que pudo hacer fue cerrar los ojos y esperar que el mareo desapareciese.
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Narcisa se paseaba inquieta por la mansión Malfoy mientras se frotaba las manos y miraba constantemente hacia la puerta rezando porque su marido entrase en cualquier momento con una sonrisa y una cara de tranquilidad. Hacía quince horas que se había marchado y aún no había vuelto, no había pasado tanto tiempo fuera de casa desde que Lord Voldemort precisaba de sus servicios y él acudía raudo. Recordaba aquellos tiempos con angustia y con el miedo de preguntarse si Lucius volvería aquella noche o si no lo vería nunca más.
Habían vivido doce años de tranquilidad. Durante el sexto año de estudios de Draco, Lord Voldemort había lanzado un imperius a Lucius, que había desmayado a su propio hijo y lo había ofrecido al Señor Tenebroso como muestra de respeto y fidelidad.
Aquella había sido una mala época para todos. Draco había perdido la confianza en su padre, él siempre había sabido de los ideales de Lucius, pero nunca había prometido seguirlos, incluso en más de una ocasión lo había encontrado en el jardín de casa llorando por no saber cómo enfrentarse a su progenitor y decirle que no deseaba servir al Señor Oscuro. Solía pasearse por la casa con aire somnoliento y los ojos hinchados y rojos de haber estado llorando toda la noche; solía lanzarse hechizos de invisibilidad para ocultar la marca que aquella noche le habían obligado a hacerse estando inconsciente, ya que simplemente con mirarla, el dolor y el rencor hacia su familia, hacia lo que era, le quemaba la sangre. Se mantenía alejado de su padre, había dejado de comer con ellos si Lucius estaba presente, incluso se había habilitado una habitación en la tercera planta para estar lo más lejos posible de él y cerraba todas las noches con cientos de hechizos para asegurarse de que nadie podría entrar allí; y si por casualidad, se encontraban en algún salón o por algún pasillo, Draco no dudaba en desviar la mirada hacia otro lugar y salir de allí antes de que Lucius pudiera decirle nada.
Y si Draco lo estaba pasando mal, Lucius no estaba en mejores condiciones. Le costaba entender cómo había sido capaz de hacerle aquello a su hijo; él había elegido el camino de seguirle pero jamás había querido que Draco siguiese sus pasos porque una vez que entrabas en el círculo del Señor Oscuro, sólo había dos opciones: o te quedabas de por vida y vivías oculto y con el temor de terminar en Azkaban lejos de los tuyos, o te convertías en un rebelde y morías. Amaba a su hijo. No lo demostraba como aquellos padres que abrazaban a sus hijos cada día o como aquellos que bromeaban con ellos, pero le quería, era su hijo, ¿cómo no iba a quererle? Había pasado días enteros sin probar bocado, arrepentido de no haber podido soportar aquella maldición que el Señor Oscuro que le había propiciado.
Sonrió con pesar al recordar el momento en que padre e hijo se reconciliaron.
(flashback)
Era el primer día de vacaciones, y era el primer día desde hacía tres meses que Draco se sentaba en el salón familiar con Narcisa y Lucius para comer. El silencio reinaba en la mesa y pese a los intentos de la mujer por mantener una conversación con su esposo, éste se limitaba a responder con monosílabos; cuando intentó hacer lo mismo con Draco, se dio cuenta de que su hijo únicamente contestaba asintiendo o negando.
Antes de llegar a los postres, Draco dejó sus cubiertos y sentado con toda la elegancia y el porte que había adquirido durante años miró muy seriamente a su padre y por primera vez en tres meses le habló:
-Me he enamorado de Hermione Granger –le informó-, y tengo intenciones de seguir con ella, cueste lo que cueste.
Pero para sorpresa de Draco, no fue su padre quien se opuso a aquella declaración tan contundente, sino su madre. Narcisa dejó de comer y miró a su hijo como si hubiese cometido el peor de los crímenes; a ella no le importaba que no siguiera al Señor Tenebroso, pero sí le importaba con quién se casara su hijo, su único hijo heredero de la fortuna Malfoy.
-¡No voy a permitirlo! –gritó la mujer.
Draco esbozó una media sonrisa.
-Pues lo siento, madre, pero tendrás que aceptarlo; o la aceptas, o a mí tampoco lo harás –le dijo serio.
-Déjalo Narcisa –contestó su padre interviniendo-. Draco ya es mayor para saber qué quiere y a quién quiere -. Miró a su hijo y por primera vez vio a un hombre y no a un niño-. ¿Ella te quiere? –preguntó el hombre hablando por primera vez a su hijo.
-Aún no se lo he preguntado –contestó Draco sereno.
-¿Y qué crees que dirá cuando sepa que res un mortífago? –preguntó Narcisa intentando controlarse para no gritar- ¿Acaso crees que ella aceptará a alguien que está en el bando que debe matar a su amigo?
-Ella ya lo sabe, madre –le contestó Draco tajante. Narcisa se quedó mirándolo intentando descifrar si era cierto o no-. Ha sido la primera persona que lo ha descubierto y lejos de lo que quieras creer, no se lo ha contado a nadie y no se lo contará a nadie. La amo, madre.
Narcisa había estado a punto de replicarle algo cuando vio el brillo de los ojos de Draco. Jamás había sido un niño expresivo, solía ocultarse detrás de una máscara de frialdad, tal y como le habían enseñado desde que era un crío; y sin embargo, ella siempre había querido verlo como un humano, no como un robot a las órdenes de nadie. Y ahora que lo tenía delante, con la sonrisa más sincera que jamás había visto en él, con los ojos brillantes de ilusión, y con un deje de dulzura que únicamente había mostrado hasta aquel entonces con ella, supo que hablaba en serio y supo que no iba a arrepentirse igual que ella no iba a hacerlo de las siguientes palabras que pronunció:
-Entonces díselo… -le sonrió-… y si te acepta, ya hablaremos…
(fin flashback)
Miró de reojo el ejemplar de El Profeta del día anterior que había dejado sobre la mesita baja, junto a una taza de café que prácticamente había dejado intacta al leer el titular. Antes de poder decirle nada a su marido, Lucius ya estaba tomando su capa y cogiendo polvos flú para dirigirse a la chimenea; se giró un segundo para darle un beso a Narcisa y le susurró:
-Volveré cuando descubra algo… Seguro que Nott o Smith pueden aclararme algunas dudas sobre esto…
-¿Y si ellos no saben nada?-La sonrisa de Lucius se dulcificó, cosa que le hizo pensar que tenía otro lugar donde ir a preguntar. Se estremeció sólo al imaginar el nombre que estaba pasando por la cabeza de su marido -. ¿Bella?
-Volveré pronto.
Y ahora estaba esperando en el salón, con los nervios a flor de piel, retorciéndose las manos y deliberando internamente si debería avisar a Dumbledore o como mínimo a Draco. Pensaba en estas cavilaciones cuando un humo espeso atravesó el salón proveniente de la chimenea. Tiempo le faltó para correr hasta allí y encontrar el cuerpo de su marido tirado en el suelo, la túnica desgarrada a la altura del pecho y la capa sucia y raída, el cabello platinado, siempre cuidado estaba sucio y su rostro estaba lleno de heridas que ella conocía muy bien, tanto por haberlas curado en él, como por haberlas sufrido.
-¡Lucius! –gritó arrodillándose a su lado.
Le tocó el cuello y respiró aliviada al ver que aún tenía pulso. En un gesto maternal le acarició la frente y limpió con la manga de su vestido la sangre reseca que había en ella. Sabía que tardaría horas en despertar, sabía que debería llevarlo a la cama, pero fue incapaz de moverse de allí, consciente de que había encontrado respuestas a lo que había ido a preguntar. Ella no necesitaba saber a quién había buscado, sólo sabía que un nuevo Voldemort había nacido y que esta vez, ellos no contaban con su protección.
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Aquella noche los alumnos parecían más alborotados que de costumbre; el motivo: la incorporación de dos nuevos profesores que estaban acomodados en la mesa de los adultos y que los contemplaban desde allí como si quisieran saber lo que pasaba por sus cabezas.
Dani, sentada desde su mesa de Ravenclaw hablaba animadamente con sus compañeros, contándose las aventuras de aquel verano y aprovechando para tomar notas de los pedidos que sus compañeros le hacían referente a los productos de bromas de la tienda de sus tíos. Podía ver como en la mesa de Gryffindor, un abatido Adam hablaba sin mucho ánimo y cuando lo hacía podía jurar, por sus gestos y gesticulaciones, que era únicamente para hablar de Laila y protestar porque le habían obligado a venir desde Bulgaria en lugar de dejarle quedase allí con aquel ángel, como él la llamaba. No pudo evitar sonreír al recordar el enfado de su primo y que, a pesar de tener un año más que ella, se estaba comportando como si tuviera los mismos que Ronnie.
Desvió su atención hacia la mesa de los profesores. Miró al director y no se sorprendió cuando cayó en la cuenta de que no parecía haber envejecido ni siquiera un poquito, al contrario, parecía que la edad no pasaba por aquel anciano y en parte lo agradecía, y es que si bien era el director de Hogwarts, todos los alumnos que habían pasado con aquel hombre más de quince minutos seguidos, le tenían un cariño especial y ella había pasado mucho tiempo en el despacho de aquel hombre, sus compañeros de casa eran testigos de ello.
Entre los profesores pudo distinguir a Harry, que parecía enfrascado en una conversación con el profesor de Encantamientos mientras echaba rápidas ojeadas sobre el hombro del profesor Foxter en dirección a uno de los nuevos profesores, a su parecer, bastante guapo. Blaise parecía divertido ante los nervios que Pansy mostraba mirando cada dos segundos hacia la puerta del gran comedor, sin duda queriendo ver a James y Amy entrar y rezando para que el niño cayera en cualquier casa menos en Slytherin; Dani sabía el motivo: había visto a varios alumnos de aquella casa y los había reconocido como nietos de los que una vez fueron compañeros de sus padres y aquello era algo que no le hacía gracia a ninguno.
Sin embargo, la imagen que más atención le llamó fue la de su tío Draco y su tía Hermione, como los llamaba cariñosamente. Ambos parecían haber olvidado donde estaban y con quienes estaban, y lo estaban demostrando mirándose cada segundo y regalándose sonrisas a cada minuto; sonrió al ver como Draco tomaba la mano de su esposa y la besaba con dulzura en la base de los nudillos sin apartar la vista de los ojos de ella, en un claro gesto caballeroso que, para desgracia de Dani, había muerto entre los chicos de su generación y es que aunque no lo pareciera, Danielle era una de las chicas más románticas de Hogwarts, claro que ella nunca lo reconocería abiertamente.
El silencio reinó en la estancia cuando las puertas se abrieron y un grupo de cuarenta niños entró siguiendo los pasos de la profesora McGonagall, que aún conservaba energía suficiente para dar clases de Transformaciones. Danielle observó en silencio como los profesores conocidos y su primo Adam sonreían al verlos entrar. Mientras que todos parecían asustados, Amy, James, Jack y Lucía parecían dispuestos ser los primeros en sentarse y esperar a que los seleccionaran y es que si bien nunca habían pasado por aquello, lo habían visto varias veces y sabían a qué prueba se enfrentarían. Amy lo miraba todo con ojos observadores, como si quisiera memorizarlo todo; Jack iba a su lado mirándola de reojo y elevando su mirada hacia arriba donde se podían contemplar las estrellas del cielo. James sonreía mientras saludaba prácticamente a toda la mesa Gryffindor que lo conocían o bien por ser amigo de Adam o por ser amigo de Dani, la chica más revolucionaria del colegio. Amy negó con la cabeza resignada ante la actitud de su hermano y tomándolo de la manga de la túnica lo arrastró hasta delante con ella, para asegurarse de que no hiciera más el tonto, gesto con el que se ganó una mirada reprobatoria por parte de su hermano, una mirada significativa por parte de su madre y una sonrisa divertida por parte de Harry. Pero sin embargo, era Lucía la que destacaba entre aquel grupo. Incluso vestida como los demás, con aquella túnica negra, sus rizos rubios destacaban entre la multitud y sus grandes ojos grises brillaban con fuerza mirándolo todo. No cabía duda de que era una Malfoy, sus gestos, su mirada segura, sus pasos firmes, su espalda recta… No, nadie dudaría que fuera una Malfoy. Miró a Draco y Hermione y sonrió cuando los descubrió riendo, orgullosos de su hija y comentando, seguramente, la ovación que la pequeña había tenido, cosa que no debió hacerle mucha gracia a Draco, que frunció el ceño ligeramente ante la tentativa de que alguien mirase a su hija más de lo debido.
-Atención, por favor, silencio –exigió la mujer firmemente-. Ahora os iré llamando y os pondré el sombrero seleccionador en la cabeza –explicó a los de primer curso-, luego os sentaréis en la mesa para la que hayáis sido seleccionados.
-Te digo que caerá en Gryffindor… -le susurró Hermione a Draco.
-¡SUSAN SALINS!
-No estés tan segura… -le respondió él con el mismo tono
-¡RAVENCLAW! –la mesa aludida estalló en aplausos.
-¿Quieres hacer una apuesta? –le preguntó Hermione sonriendo a su marido.
-¡DANAH DEBBOT!
-La última vez que hicimos una apuesta la perdiste… -le susurró él aplaudiendo cuando el sombrero gritó SLYTHERIN.
-¿Y recuerdas que la pagué? –le susurró en un tono entre inocente y pícaro que hizo que Draco la mirara.
Claro que lo recordaba; se habían pasado tres días enteros encerrados en la habitación sin atener el teléfono, la puerta ni nada, y habían dejado a Lucía que apenas tenía dos años en casa de los Potter. Estaba a punto de decirle a su esposa que estaba dispuesto a hacer una apuesta similar cuando escucharon el nombre:
-AMY POTTER
Observaron como la niña subía los dos escalones de forma seria y se sentaba en el banquillo, apenas le habían colocado el sombrero cuando sin ninguna duda, éste gritó el nombre de RAVENCLAW, provocando los aplausos de aquella mesa, los de su hermano y los de sus padres orgullosos que le sonrieron cuando la niña miró hacia ellos.
-JAMES POTTER
Muy seguro de sí mismo, el niño rubio subió y se sentó, sabiendo ya de antemano en qué casa caería y mirando a Adam para darle a entender que le guardara un sitio a su lado, cosa que el muchacho entendió y se limitó a asentir y sonreírle justo en el momento en que el sombrero gritaba su decisión: GRYFFINDOR. Harry no pudo evitar mirar a Pansy y sonreírle cuando su hijo sonrió orgulloso, hizo una reverencia bastante cómica en dirección al profesorado y se dirigió hacia su mesa que había estallado en aplausos.
-LUCÍA MALFOY
Pocos fueron los que no miraron a la niña rubia subir con elegancia hasta el lugar. Draco sonrió orgulloso de la admiración que despertaba e inclinándose hacia el oído de su mujer le susurró haciendo que ella se estremeciese y perdiese la concentración en su hija:
-Es nuestra hija…-Hermione sonrió y asintió.
-¡GRYFFINDOR!
Hermione no pudo evitar estallar en aplausos igual que su marido, feliz de que su esposa hubiese acertado y él hubiese perdido la apuesta, apuesta que se cobraría muy pronto. La pequeña niña sonrió timidamente y miró de soslayo a sus padres que le devolvieron la sonrisa e incluso, para asombro de muchos, el profesor Malfoy le hizo un saludo con la mano.
-JACK ZABINNI
Cuando Jack subió al taburete no pudo evitar sentirse nervioso. No le preocupó. Su madre le había dicho cientos de veces que ella estaba tan nerviosa el día de su ingreso que había tenido que tomar varias pociones para evitar vomitar en medio del Gran Comedor, y si bien no era aquello lo que el niño había esperado para tomar ánimos, había funcionado. El hecho de que su padre estuviese mirándolo no le ayudaba en mucho, era consciente del emblema que su padre había significado en Hogwarts y no le gustaba mucho la idea de que lo compararan con él.
Tan pendiente estaba de sus propios pensamientos que casi no se dio cuenta cuando el sombrero gritó el nombre de la casa, y si no hubiese sido porque Gryffindor estalló en aplausos no hubiese sabido hacia donde dirigirse.
Una vez estuvieron acomodados y la selección dio a su fin, el director se levantó de su silla haciendo que todo el mundo callase.
-Alumnos, bienvenidos un año más a Hogwarts. Recordaros que el Bosque Oscuro está prohibido para todos los alumnos –miró fijamente a James y a Dani provocando que el primero sonriera orgulloso de que el hombre le conociera incluso antes de hacer alguna de las suyas y que la segunda se sonrojara levemente pero que aún así consiguiera sonreír-. Así mismo, quiero presentaros a dos nuevos profesores que estarán a vuestra disposición. El profesor Jonathan Jonson –el moreno se puso de pie y sonrió a modo de saludo-, que impartirá clases de Defensa contra las Artes Oscuras junto al profesor Potter –el aludido se sentó de nuevo-, y la profesora –miró a la mujer y enarcó una ceja sin saber a ciencia cierta como presentarla. Ella murmuró el apellido de su marido con orgullo y Draco sonrió mientras se encogía de hombros-, la profesora Malfoy que impartirá una nueva asignatura: Mitos en la historia de la magia. –espero a que Hermione, algo tímida se levantara y saludara a los alumnos que aplaudieron, si bien las chicas porque habían escuchado hablar de aquella mujer y de la inteligencia que tenía aplaudían con ganas, los chicos no se quedaron atrás cuando vieron lo hermosa que era. Draco frunció el ceño y para asegurarse de que todo el mundo supiese que era suya la tomó de la cintura sentándola de nuevo en la silla, gesto que no pasó desapercibido para el director que sonrió-. Y ahora, que empiece el banquete.
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Hacía horas que el castillo se había sumido en el silencio de la noche, Hermione deambulaba por los pasillos oscuros; no había conseguido dormirse y después de apartar con mucho cuidado el brazo posesivo que Draco tenía alrededor de su cintura había conseguido salir de la cama y de la habitación que compartían. Demasiados recuerdos. Parecía que en cada rincón donde mirase, la sombra del pasado acechaba; recuerdos que hacían que se le encogiese el corazón y el estómago le diese un vuelco. Bajó las escaleras cuidándose de no pisar el escalón falso que tantos problemas había causado a los alumnos despistados y atravesó el vestíbulo en dirección al patio interior rodeado de arcos de piedra.
Era extraño. Había intentado evitar aquel lugar durante doce años y ahora se veía atrapada en él otra vez. Cada cuadro que se movía, cada árbol, cada aula… era un recuerdo que volvía a la luz a pesar del rincón donde ella había intentado almacenarlo. Se dejó caer sobre un banco de piedra del patio y se descalzó dejando que sus pies rozaran la suavidad de la hierba.
-Cogerás frío… -le dijo una voz. Sin siquiera girarse sabía que era él. Sonrió y negó con la cabeza mientras notaba como el peso de una capa caía sobre sus hombros y como la sombra de él se sentaba a su lado, pasándole una mano por los hombros y atrayéndola para besarla en la cabeza en aquel gesto fraternal que siempre habían compartido.-. ¿Estás bien?
-Pensando… -le contestó ella. Harry sonrió a su lado-… ¿cómo lo has soportado durante todo este tiempo? –le preguntó. Harry la miró-. Esto… ¿cómo lo soportas? Yo llevo aquí menos de un día y a cada paso que doy miles de recuerdos me vienen a la cabeza…
-Me pasó lo mismo el primer día que estuve aquí –le contestó Harry con simpleza mirándola y esbozando una media sonrisa-, no podía mirar a ningún sitio sin recordar lo que había pasado, sin que las caras de Neville, Dean, Ginny o Ron abordasen mis pensamientos. Sus ojos, sus risas, sus gestos… me dediqué a reproducirlos en la cabeza cientos de veces, como una de esas películas antiguas en las que todo se ve difuminado pero aún así sabes que el recuerdo es real… Me dolía saber que nunca más iban a volver…
Hermione suspiró y abrazó la capa de Harry apretándola contra su cuerpo. Se dejó recaer sobre él y sintió como el hombre la abrazaba con fuerza, como si temiera que ella también fuese a desaparecer.
-¿Y cómo lo has superado? –le preguntó ella de nuevo. Una suave risa.
-¿Quién dice que lo haya superado? –respondió él con otra pregunta. Hermione le miró separándose de él con suavidad-. Aún despierto a veces en medio de la noche, oigo el grito de Ron, veo la sonrisa de Ginny…
-Harry… yo no…
-No te preocupes –le contestó él-… Con el tiempo he aprendido a soportarlo, y aunque a veces me gustaría olvidarlo todo, aunque a veces desearía deshacer todo lo que ocurrió aquel día, volver a ver a todos los que murieron, volver a ver la sonrisa de Ron y escuchar otra de vuestras absurdas peleas –Hermione sonrió-, pero por mucho que quisiera hacerlo, no lo haría nunca ni aunque pudiera –añadió al ver la cara de desconcierto de Hermione.
-¿Por qué? Si tuvieras la oportunidad de detener todo aquello, no…
-No –reafirmó él con una sonrisa a medias-, todo lo que ocurre, ocurre por un motivo, por mucho que nos cueste aceptarlo, aprendemos de nuestros errores y son nuestros errores los que nos hacen levantarnos; he cometido muchos en mi vida y no estaría donde estoy si no hubiese cometido los errores que he cometido.
-¿Crees que hubo un motivo por el que Ginny y Ron y los demás tenía que morir? –le preguntó ella.
Harry asintió despacio.
-Creo que hubo un motivo, igual que hubo un motivo por el que mis padres tuvieron que morir, un motivo que hizo que nos conociéramos, un motivo por el que Sirius regresó y por el que murió… -esbozó una triste sonrisa-. Siempre existe un motivo, Hermione.
La mujer se tensó en los brazos de su amigo al escuchar aquellas palabras. Había pasado demasiado tiempo con aquel chico de ojos verdes para no saber que sus palabras decían más de lo que aparentaba. Sonrió con pesar.
-Estás hablando de lo de Lucía, ¿cierto? –el chico asintió en silencio-. ¿Qué motivo puede haber para que una niña tenga que pasar por todo eso? –preguntó casi más para sí misma.
-No lo sé –respondió sinceramente Harry-. Como no sabía el motivo por el que tuvo que pasarme a mí.
Un silencio se hizo entre los dos. Ambos conscientes de lo que habían pasado entre aquellos muros, ambos intentando recordar su pasado, intentando que sus recuerdos no fuesen vanos ni inútiles, sintiendo cada sonrisa y cada roce que se habían dedicado en el pasado, notando como el corazón de su acompañante palpitaba en silencio al recordar todo lo pasado.
-Harry… ¿qué ocurrirá? –le preguntó.
El hombre debió notar el noto de su voz, angustiada, sonrió a su amiga y se levantó de su lugar, arrodillándose delante de ella con total lentitud y sin perder el contacto de sus manos, la miró a los ojos encontrándose con la mirada dulce de ella. Le sonrió.
-Hermione, no sé que puede ocurrir, pero sí sé una cosa –ella le miró-, no dejaré que a Lucía le ocurra nada; no voy a dejar que nadie le haga daño a tu hija, ¿de acuerdo? Si tengo que dar mi vida por ella, la daré, pero no permitiré que le ocurra nada… ¿de acuerdo?
No eran palabras vacías, Hermione lo sabía; Harry no permitiría que nada le ocurriese a Lucía y aquello, le alivió en gran medida. Sin saber qué responderle ante aquel gesto, Hermione se soltó de él y se limitó a abrazarle pasando sus manos por el cuello del chico y dejando que él la abrazase por la cintura.
-Dios Harry… estoy tan asustada… -le confió ella.
Harry no contestó. Sólo le acarició el cabello y la espalda por debajo de la capa. Cualquiera que hubiera visto aquella escena hubiese pensado que eran dos amantes en medio de la noche. No obstante, los ojos grises de Draco que lo contemplaban todo desde un rincón oscuro, sonrieron; consciente de que Harry y Hermione tenían un pasado juntos y que él no podía romperlo, consciente de que a pesar de que Harry fuese su pasado, él era su futuro. A su lado, Pansy sonrió y se recargó contra su amigo.
-¿Estará bien? –le preguntó ella sin referirse a Hermione.
-Claro… -aseguró él sin referirse tampoco a su mujer-… no dejaremos que le pase nada.
Pansy rió suave.
-Más os vale… es mi única ahijada… -bromeó. Draco sonrió levemente y la chica arrugó la frente-… ¿vamos a las cocinas?-El rubio la miró enarcando una ceja-. Necesito un buen helado de chocolate antes de enfrentarme mañana con esas pequeñas bestias –bromeó.
-¿Cómo sabes tú donde están las cocinas? –preguntó el rubio aún divertido ante la actitud infantil de su amiga.
-Secretos de los Potter –rió divertida mientras arrastraba a Draco por el castillo.
Suspiró. La verdad era que daba gusto volver a aquellos pasillos con la seguridad de que nadie podía restarle puntos por pasear a aquellas horas. Sonrió y siguió a Pansy.
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Hola! Bueno, en este capítulo tampoco ha habido mucha acción ¿no? Pero evidentemente, ¿qué sería de un fic de Harry Potter sin que apareciese el día de la selección? En fin, os dejo, que voy a ir pensando en el próximo capítulo… quien sabe? Quizá empiece en la Oscuridad (jejejejeje :p aunque no aseguro nada) Depende de la inspiración, que a veces parece que se vaya de vacaciones cuando más la necesito :p
Por cierto, algunas cositas:
los personajes no son míos (creo que hacía capítulos que no lo ponía :p)
estoy buscando nombres para las mujeres de Fred, George, Charlie y Bill… así que sugerencias?
Que os parecería la idea de hacer algunos capítulos BONUS contando detalles como el día de la primera cita, la boda, alguna pelea… en fin… cosas de esas con las parejas de Harry-Pansy y Hermione-Draco? Si os parece bien y tengo suficientes reviews quizá ponga alguno como recompensa :p
Creo que nada más. Gracias por leerme! Un besito a todos, nos leemos pronto!
