Hola a todo el mundo! Prometo contestar todos los reviews recibidos y sin contestación hasta la fecha en un próximo avance…

Ahora os dejo con un BONUS porque estoy a punto de llegar a los 100 reviews… mmmm… hagamos una cosa… quien sea mi review nº 100 tiene derecho a sugerir una escena para que lo incluya en el fic o haga un BONUS extra, ¿Qué os parece?

Bueno, ahora a leer, esta es la… segunda primera cita? Podría ser una forma de decirlo jejejeje :D

Que os divirtáis… y ya tengo listo el próximo capítulo :p

CHAPTER BONUS 3

Hermione se paseaba nerviosa por la sala común. Había salido de la biblioteca y no había ido a cenar; estaba demasiado nerviosa planeando lo que le diría a sus amigos para no ir con ellos al día siguiente a Hogsmade; y es que sin saber cómo ni por qué, había aceptado ir con Draco, su cita. Había aceptado una cita con Draco Malfoy. La realidad la golpeó y se dejó caer abatida en el sillón cerca de la chimenea.

-No puedo ir con él… Harry se enfadará, Ron se enfadará, Ginny se enfadará… Todo el mundo se enfadará y será desgraciado y yo no quiero que nadie sea desgraciado por mi culpa, así que no iré –decidió firme-… pero ¿por qué quiero ir? –sonrió para sí misma-, para ver si es verdad que ha cambiado. ¡Ay Dios! ¡Ron y Harry van a matarme! No… primero matarán a Draco y luego me matarán a mí…

El retrato de la Señora Gorda se abrió y dejó paso a un malhumorado Harry, una comprensiva Ginny que lo miraba con una sonrisa encantadora y un satisfecho Ron que se iba pasando la mano por el estómago.

-¡Hermione! ¿Dónde estabas? No fuiste a comer y tuve que terminar con tu ración del postre… -dio sonriendo Ron. Frunció el ceño-. Tienes mala cara ¿te encuentras bien?

-Sí yo… estaba en…la biblioteca, sí, eso, la biblioteca –dijo forzando una sonrisa.

-¿Estás bien? –preguntó esta vez Harry sentándose cerca de ella.

-Claro, ¿y tú? Tienes mala cara… -Harry protestó, frunció el ceño y se cruzó de brazos en una actitud infantil mientras murmuraba cosas-. ¿Qué le pasa? –le preguntó a los hermanos pelirrojos.

Ron se encogió de hombros aún divertido y Ginny rodó los ojos.

-Está enfadado con Snape, le castigó mañana, así que no podrá ir a Hogsmade –pareció entristecerse al hacer aquel comentario. Hermione la miró-. Se peleó con Zabinni –añadió-, suerte que Malfoy estaba allí y evitó que terminasen a golpes –Hermione abrió los ojos ante tal afirmación-, sí, lo sé, extraño ¿verdad? El caso es que Snape pasó por allí y bueno, castigó a Harry porque según él "el echo de que sea famoso no le autoriza a ir dando golpes por ahí"

-Lo cual es una estupidez porque ni siquiera me había dado tiempo de darle un golpe…-Las dos chicas se miraron-Así que creo que mañana vais a tener que ir las dos con Ron… lo siento chicas…

-Lo cierto es que yo tampoco puedo ir –se apresuró a decir la pelirroja. Hermione y Ron la miraron-, tengo deberes que hacer, atrasados, de McGonagall… -mintió.

-En ese caso será mejor que te quedes a hacerlos –dijo su hermano-, McGonagall da miedo cuando se enfada… Así cuando Harry termine su castigo podrá ayudarte con los deberes, ¿cierto Harry? –el chico asintió algo sonrojado ante la perspectiva de estar todo el día solo con Ginny, aunque por suerte para él, Ron no pareció darse cuenta de ello, estando demasiado ocupado mirando a Hermione-. Así que nos quedamos los dos solos, ¿verdad? –dijo contento pasando una mano por los hombros de su amiga sin siquiera saber como se había atrevido a hacer aquel gesto.

-En realidad… -Ginny la miró-… yo no creo que… -Harry la miró-... ya he quedado para… -Ron la miró y soltó su abrazo. Hermione suspiró-… He quedado con alguien para ir a Hogsmade.

Silencio. Ninguno de los tres dijo nada. Hermiones se retorció las manos nerviosa mientras estrujaba la túnica del uniforme; Harry y Ginny la miraban sorprendidos, Ron la miraba enojado. ¿Por qué siempre tenía que enojarse?

-¿Es un chico? –preguntó el pelirrojo rompiendo el silencio.

-¿Qué?

-Pregunté que si es un chico –repitió él-, la persona con la que has quedado… ¿es un chico?

-Sí… -asintió sonrojada mientras rezaba internamente porque no preguntaran con quién iba a ir a Hogsmade en una cita oficial. Pero como siempre, parecía que Ron no leía el pensamiento o si lo hacía, tendía a preguntar exactamente lo contrario a lo que los demás querían que preguntara.

-¿Y quién es? ¿Lo conocemos? –preguntó desconfiado -. Mira que si tenemos que ir a hablar con él para asegurarnos de que te tratará bien, yo podría…

Hermione sonrió nerviosa.

-Eh… sí, sí lo conocéis…

-¿De qué curso? –preguntó un curioso Harry mientras en su archivo mental buscaba los nombres de los chicos de sexto y séptimo.

-Pues en realidad es de nuestro curso… -dijo la chica nerviosa.

-¿En serio? Vaya… ¿es de Gryffindor? –preguntó Ginny uniéndose a la curiosidad de Harry mientras que ambos chicos intentaban imaginar a Hermione saliendo con Dean, Seamus y Neville.

-No, no es… no es de nuestra casa… -sonrió aún más nerviosa mientras rezaba para que no ocurriese nada malo.

-¿Hufflelpuff? –preguntó dudoso Ron. Hermione negó.

-¿Ravenclaw?

La voz de Harry hizo que el silencio se hiciera de nuevo en la sala. Podía notar como tres pares de ojos la miraban esperando una respuesta, deseosos de saber o mejor dicho, deseosos de querer saber que era un Ravenclaw, pues de otro modo solo quedaría una casa… Hermione negó con la cabeza y cerró los ojos esperando que la explosión ocurriera. Contó mentalmente 3…2…1…

-¡¿SLYTHERIN!- El grito de Ron debió resonar en toda la torre. Tres alumnos de primero que acababan de entrar le miraron asustados-¿Qué miráis? –les gritó furioso mientras señalaba las habitaciones -. ¡Iros a dormir a no ser que querais que os quite puntos!

-No puedes aprovecharte de tu cargo de prefecto de esa forma, Ron… -le regañó Hermione. La mirada que le dirigió Ron fue suficiente para que se callara.

-¿Quién es? –preguntó Harry visiblemente contrariado.

La mirada de Hermione se cruzó con la de Ginny un segundo. La pelirroja abrió los ojos comprendiendo la mirada de la chica.

-Oh, no… dime que no es él… -pidió casi rogando.

-Bueno… yo… mmmm…

Harry fue el primero en entender a Ginny y abrió sus ojos clavando sus pupilas verdes en los ojos de Hermione que se había sonrojado repentinamente y parecía muy concentrada en las baldosas de la sala común de Gryffindor.

-¿Malfoy? –preguntó casi con temor.

Ron le miró; iba a decirle que era una estupidez que pensara que Hermione podría salir alguna vez con aquel estúpido hurón cuando no escuchó la voz de ella replicándole nada, así que se giró hacia la chica con voz temblorosa, más por la rabia contenida que por otra cosa.

-¿Malfoy? ¿Vas a salir con Malfoy?

Hermione respiró. Era hora de hacer frente a la situación y de demostrar que el sombrero seleccionador la había puesto en Gryffindor por su valor. Abrió los ojos, levantó la mirada y miró a un sorprendido Harry, a una perpleja Ginny y a un alterado Ron. Abrió la boca para hablar y…

-Sólo voy a darle una oportunidad, nada más. Así que no me miréis de esa forma que parece que vaya a cometer un crimen y sí, Ron –le miró-, sé que es Draco Malfoy, pero también sé que no me ha humillado en mucho tiempo y sí, Harry –lo miró-, sé que es tu enemigo, hijo de la mano derecha de Voldemort, pero por una vez, ¿no crees que podrías pensar que él quiere acercarse a mí por mí y no para acercarse a ti? Y no, Ginny, ni se te ocurra decir lo que estás pensando en voz alta –le recriminó mirándola-, yo también podría hablar de cosas ¿entiendes? –le echó una mirada significativa a Harry y la pelirroja asintió en silencio.-. Bien, y ahora si me disculpáis me voy a dormir, buenas noches.

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El día se había levantado claro, aún así seguramente haría frío, no por nada estaban en el mes de enero. Hermione se miró al espejo por décima vez. Ni siquiera entendía por qué se arreglaba tanto… sólo era Malfoy… seguramente se trataba de una broma del slytherin, nada más, ella quedaría como idiota y más aún si se arreglaba para él. Suspiró. Después de todo, no podía dejar de ser una chica y la parte racional quedaba olvidada a un lado cuando la feminidad de ella entraba su mente.

-Bueno… no puedo hacer nada más…

Después de probarse tres pantalones y dos faldas y combinarlas con todos los jerseis, chaquetas, rebecas, camisas y blusas que tenía, se había decantado por aquellos pantalones negros ajustados en las caderas que caían sueltos hacia abajo; se había colocado la camiseta ajustada rojiza que se anudaba al cuello dejando libre sus hombros y brazos y encima de la misma, una suave blusa negra de mangas largas transparente que se abrochaba con un botón en el medio del estómago, realzando el pecho que normalmente llevaba oculto tras el uniforme. Los zapatos negros de medio tacón que su madre había insistido en comprarle aquel verano habían resultado ser perfectos, ya que además de ser cómodos, los utilizaba tanto para ir a clase como para combinarlos. Intentó domarse el cabello, pero viendo que sería una tarea imposible, optó por recogerlo hacia arriba y sujetarlo con una pinza roja dejando un bucle doble que caía con suavidad sobre la mejilla derecha hasta rozar su hombro.

Suspiró. No había quedado tan mal después de todo… Tomó su chaqueta gris, guardó la varita en el bolsillo interno de la prenda y salió de la habitación cruzando la sala común corriendo para no tener que enfrentarse a las preguntas ni a las miradas recriminatorias de Ron que estaba sentado en un rincón de la sala.

Nerviosa. Demasiado nerviosa incluso para ella. Los TIMOS no habían sido nada comparado con lo que estaba sintiendo en aquellos momentos. En toda su vida había estado muy nerviosa, pero nunca había sido nada en comparación a lo que estaba sintiendo en aquellos momentos mientras paseaba de un lado a otro del vestíbulo esperando que Draco apareciese. No. No quería que Draco apareciese, después de todo, podía ser una broma estúpida ¿no? Detuvo sus pasos nerviosos. ¿Y si tenía razón y sólo se trataba de una broma? ¿Qué haría? Empezó a caminar de un lado a otro de nuevo… Bueno, si resultaba que era una broma, levantaría la cabeza orgullosa y se iría a Hogsmade ella sola como si se hubiera arreglado para ir ella sola, claro que no la creerían, después de todo era Hermione Granger, ella nunca se arreglaba para ir a Hogsmade y mucho menos si iba sola, aquel día ni Harry ni Ron iban con ella…Sería horrible… Y si de repente todo el colegio…Menta. Olía a menta. Se giró.

Detuvo sus pasos. Sus nervios se esfumaron mágicamente. Sus ojos vieron la figura majestuosa y altiva de Draco Malfoy dirigiéndose hacia ella con aquella sonrisa arrogante y tan encantadora en sus labios. Sus labios… ¿cómo sería besarle? ¿también sabrían sus besos a menta? Vestía de negro, no se sorprendió. Pantalones y camisa negra y una hermosa capa de un gris perla que hacía resaltar sus ojos y su mirada. Atractivo. Caminaba seguro hacia ella, con pasos firmes, la espalda recta, los hombros hacia atrás, la mirada posada en ella. Si estaba nervioso, no lo demostraba.

-Estás preciosa… -le dijo tomándole la mano y besándole los nudillos sin apartar la vista de ella-… lamento el retraso… Blaise me entretuvo –rodó los ojos.

-No importa –le sonrió olvidando por completo que él retenía su mano; no le incomodaba, al parecer a él tampoco -¿Nos vamos? –asintió. Se giró para ir a los carruajes, pero Draco negó con la cabeza -¿Qué?

-Vamos, tenemos otro medio de ir… ¿esperabas que compartiera un carruaje con otra persona que no fueras tú? –Hermione iba a protestar -; eres mi cita, y sólo quiero estar contigo… -el posible reclamo de Hermione murió con esas palabras-. Tengo un translador preparado. Llegaremos a Hogsmade enseguida.

Se escondieron en un aula vacía. Draco sonrió y se acercó hasta la ventana de donde tomó una piedra. Se acercó hasta ella y rodeó su cintura con un brazo mientras sujetaba la piedra con su otra mano; la instó a que tocara la piedra para lo que ella tuvo que poner su mano encima de la de él. Calor. Extrañamente a lo que la gente pudiera pensar, las manos de Draco transmitían calor… ¿o era ella quien estaba ardiendo? Tenía un nudo en el estómago. Los nervios ya no estaban allí. La sonrisa de él los había hecho desaparecer. Ahora ella sonreía también.

-Tres… -aspiró el aroma de ella -… dos… -le sonrió con dulzura-… uno….-la afirmó contra él apretando su cintura -… agárrate…

La sensación de vértigo se apoderó de ella. Cerró los ojos. Notó la presencia de Draco a su lado; sintió como la mano del chico la apretaba en la cintura para no dejarla escapar; su otra mano sintió la calidez de él. Sonrió y recostó su cabeza sobre el hombro del muchacho. Se sentía segura. Sabía que había hecho bien en aceptar aquella cita.

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-Vamos… sólo uno más… -pidió Draco con voz de niño pequeño.

-No Draco, luego te sentará mal –le replicó ella.

-Sólo uno… ¿qué mal puede hacerme algo tan delicioso como esto? –insistió él.

-Has dicho "sólo uno más" hace tres –le dijo divertida-… de verdad… luego te sentará mal…

-Sólo uno más, por favor… -le pidió de nuevo-… lo compartimos… esta vez disfrutaremos los dos…

Hermione le sonrió y suspiró resignada. Empezaba a entender por qué un Malfoy siempre se salía con la suya.

-Está bien, Draco… sólo uno… que sea de chocolate… -añadió al ver como él se levantaba para ir a pedir otra copa de helado gigante. Draco la miró-… ¿qué? Adoro el chocolate… es dulce…

Lo observó dirigirse a la barra de la heladería y pedir una copa de helado… la quinta para él, la tercera para ella. Si en un principio no se había creído lo que Draco le había dicho acerca de que no había probado el helado nunca, había quedado demostrado que no le había mentido, después de todo, nadie que no haya probado el helado es capaz de comerse cinco copas de diferentes sabores y además, sin parecer que ya se ha saciado. Sonrió al ver como el chico separaba las manos para indicarle a la mujer la medida del helado; ella había negado con la cabeza y le había indicado otro tamaño, al parecer era el máximo por lo que Draco asintió a regañadientes aún, pero sin perder la sonrisa.

Había sido una tarde perfecta… Habían ido a la tienda de dulces donde Hermione había comprado una caja de ranas de chocolate para Ron y Harry y otra de Grageas con sabor a dulce de leche para Ginny, desde que la pelirroja se había comido todas las suyas, Hermione no había podido olvidar que aquellos eran los sabores preferidos de la niña. Después se habían pasado por la tienda de quiddich; Draco había insistido en no ir, pero Hermione había observado como el chico se había quedado mirando la nueva escoba expuesta en el escaparate y las nuevas snitch de entrenamientos colocadas estratégicamente para que la gente se fijara en ellas, así que sonriendo comprensiva y sabiendo que todos los chicos adoraban el quiddich había tomado la mano de él y lo había conducido al interior de la tienda, donde Draco se pasó una hora explicándole a ella la diferencia entre una snitch normal y una snitch de entrenamiento. Después de comprar un par de ellas, Hermione le había sugerido que podían ir a la librería…

Había temido una negativa por parte de él y había cerrado los ojos esperando que explotara. Pero él había aceptado dejando descolocada a Hermione por su actitud; entre las estanterías habían descubierto que compartían el mutuo placer por la lectura y sobre todo por los libros muggles, cosa que había sorprendido a Hermione bastante. Después habían ido a la tienda de antigüedades, donde Draco había comprado un medallón para su madre, diciéndole a Hermione que en dos semanas sería su cumpleaños y que Narcisa había estado mirando aquel colgante un mes atrás.

Y al salir de la tienda, los nervios volvieron a llegar. Draco la había cogido de la mano, no como una exigencia ni como una petición, sino simplemente porque parecía que su mano pertenecía a aquel lugar. La mirada de él se había topado con la suya casi pidiéndole permiso; ella no se había negado; le había sonreído.

Se acarició involuntariamente la mano que Draco le había estado cogiendo casi toda la tarde en medio de risas y bromas. Aún olía a menta. Era extraño como aquel olor que antes le desagradaba ahora era imprescindible para ella.

Draco regresó a la mesa con una enorme copa de chocolate y cuando Hermione le miró para reprenderle por coger la del tamaño mayor, él le sonrió de forma inocente y divertida mientras le guiñaba un ojo cómplice. Un mechón cayó sobre la frente de él rozando sus pestañas. Hermione estiró la mano para apartarlo y él se quedó quieto disfrutando del roce que la mano de ella proporcionaba de forma descuidada sobre su mejilla.

Ninguno de los dos dijo nada. Hermione había escuchado alguna vez en algún lugar una frase "a veces se dice más en silencio que en mil palabras"; sonrió. Era cierto.

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-¿Y de quién fue la culpa? –gritó Hermione entrando en la habitación enfadada y quitándose la chaqueta empapada.

-Mía no, desde luego –le contestó de vuelta Draco cerrando la puerta con un portazo y desabrochándose la capa-. ¡El idiota de tu amigo empezó!

-¡Sí, claro! ¡Porque tú lo provocaste! –se giró para enfrentarle.

-¡Yo no hice nada! ¡Tú estabas allí! ¡Viste que no hice nada!

-¡Lo único que vi fue que me cogiste de la mano precisamente cuando Ron se dirigía hacia nosotros! –le gritó.

-¡No te cogí la mano por eso! –le gritó él de vuelta enfadado porque ella pensara eso.

-¡No quiero volver a hablar contigo! ¡Pensé que habías cambiado! –le gritó apartándose el bucle mojado de la cara.

-¡Por mí bien! ¡No quiero hablar con alguien que no me cree! –la miró fijamente antes de darse la vuelta y dirigirse hacia la puerta del baño de la habitación.

-¡Bien! –gritó ella.

-¡Bien! –gritó él entrando en el baño y cerrando la puerta. Se apoyó pesadamente sobre el lavamanos-… Bien… -murmuró.

Intentó tranquilizarse… ¿cómo diablos se había estropeado el día de aquella forma? Habían terminado de tomarse el helado, la mayor parte del cual se había comido él ya que Hermione afirmaba estar demasiado llena para seguir comiendo más, cuando se habían dado cuenta de lo tarde que era y que debían de tomar los carruajes de vuelta al castillo. Habían salido de la heladería y Draco, deseando seguir manteniendo el contacto con la suave piel de ella se había atrevido a cogerla de la mano otra vez… levantó la vista buscando los ojos de ella; le gustaba ver como se ruborizaba cada vez que él la cogía de la mano, pero ella no lo estaba mirando en aquellos momentos. La vista de Hermione estaba fija hacia delante; sus ojos abiertos y la boca igual; en una mezcla de sorpresa que ni siquiera él podría describir.

Al ir a mirar qué era lo que ocurría, sólo le había dado tiempo de ver una cabellera roja alborotada antes de que un puñetazo impactase contra su estómago. Draco devolvió el golpe sin siquiera a pararse a mirar quién o qué había sido aquello. Escuchó a Hermione gritarle que se detuviera, pero él no parecía dispuesto a detenerse cuando aquello le estaba dando golpes.

Alguien los separó y alejó a aquella bestia de él. Aún jadeando por el esfuerzo, con un moratón en la mejilla y un corte en la frente que seguramente se había hecho al golpearse contra el suelo en una de las veces que había caído, alzó la cabeza para ver como Ronald Weasley era empujado por un nervioso Longbotton a subir al último de los carruajes. Iba a preguntarle a Hermione a qué venía todo aquello cuando notó como la mano de ella se estrellaba en su cara abofeteándolo.

-¡Idiota! –le gritó.

Empezó a llover. Ninguno de los dos se movió del sitio. Ninguno de los dos dijo nada. No supieron cuánto tiempo estuvieron parados bajo la lluvia, dejando que el agua les golpease y cayese sobre sus cuerpos y sus ropas. Los carruajes se habían ido y ellos habían perdido la oportunidad de volver a Hogwarts.

-¿Y ahora qué diablos hacemos, Malfoy?

Malfoy… Toda la tarde llamándolo Draco y ahora era Malfoy de nuevo… ni siquiera entendía por qué le había pegado, ¿es que no había visto que él no había hecho nada? No sabía qué le había dolido más, si el hecho de que le pegara o el hecho de que lo hubiera llamado Malfoy y hubiera desconfiado de él.

-Ve a la lechucería y envía una nota al profesor Snape –Hermione abrió la boca pero él negó -, dile que nos hemos quedado en Hogsmade por la tormenta que se avecina y que mañana regresamos a Hogwarts, que invente algo para McGonagall –le pidió con pesadez-, luego ve a aquella pensión de allí –señaló un pequeño local al otro lado de la calle-, te espero mientras cojo dos habitaciones.

No le había dado tiempo a contestar cuando se había ido dejándola allí. Le dolía. Le dolía estar con ella y pensar que ella desconfiara de él; se había mostrado como era, había sido cariñoso y dulce, había creído que ella podría corresponderle pero claro, se había tenido que meter de por medio el estúpido de Weasley.

-Idiota… -murmuró Draco mirándose la cara en el espejo-… tú también… -se dijo a sí mismo mirando su reflejo.

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Hermione suspiró. Lo único que tenía seco era la ropa interior y no pensaba dormir en ropa interior con Draco a su lado, porque era evidente que iban a dormir en la misma habitación, después de todo, el chico sólo había podido conseguir un cuarto porque los demás estaban ocupados; al menos éste tenía chimenea y podrían calentarse y secarse un poco…

Miró hacia el baño. Draco seguía allí, seguramente mirándose la cara; resopló exasperada, era un arrogante y un prepotente. Se quitó la blusa transparente y la dejó sobre la silla que había junto a la cama, al lado de la chaqueta. Frío. Tenía frío y el hecho de que hubiera tormenta fuera no le ayudaba demasiado. Estaba un poco asustada; las tormentas siempre le asustaban…

Abrió la cama y antes de que Draco pudiese salir del baño se apresuró a quitarse los pantalones y la camisa mojada y a meterse entre las calientes sábanas notando como el calor volvía a ella. Si Draco quería dormir que durmiese en el sillón junto al fuego, si pensaba meterse en la cama lo llevaba claro.

Pero no tuvo que decir nada. Draco salió del baño y la miró unos segundos decidiendo si estaba más enfadado que dolido o más dolido que enfadado. Suspiró y se dirigió al sillón donde se dejó caer pesadamente mientras se quitaba la camisa negra. Hermione se forzó a no mirar girando la cara hacia la pared.

"Idiota. Eso es lo que es. Un idiota. ¿cómo has sido tan estúpida de pensar que él había cambiado? Por favor Hermione, se supone que eres inteligente. ¿cómo has podido pensar que él… Ni hablar. Sigue siendo el mismo engreído… Aunque… un estúpido engreído no hubiese dejado que nadie le golpease si hubiese podido evitarlo ¿no?" Una idea pasó por su cabeza "Quizá no vio venir a Ron… y si no lo vio venir significa que… él no me cogió la mano para hacer…. Oh, no… creo que me he equivocado…"

Armándose de todo el valor que fue capaz de reunir se aseguró que las sábanas cubrieran bien su cuerpo antes de sentarse en la cama para mirar a Draco. El chico observaba el fuego con una mano sujetando su cabeza. Elevó sus ojos grises hacia ella al sentirse observado.

-¿Qué quieres ahora Granger? –le preguntó haciendo especial énfasis en su apellido-. Te advierto que no tengo ni ganas ni humor para seguir peleando ni gritando, así que si no te importa…

-No quiero… no quiero discutir… -le dijo ella.

-¿Entonces? –Draco enarcó una ceja.

-No lo viste ¿verdad? –él la miró de forma interrogativa-. A Ron… No te diste cuenta de que iba a golpearte, ¿cierto?

Draco ahogó una risa falsa.

-¿Cómo quieres que me diera cuenta si te estaba mirando a ti?

Silencio.

-Lo siento… -se disculpó ella. Draco la miró.

-¿Qué sientes? ¿Haber desconfiado de mí? ¿creer que sólo te usaba como excusa para poder golpearme con Weasley? ¿haberme abofeteado? ¿haberme gritado?-Su voz sonaba monótona, cansada, agotada-. Lo estoy intentando Granger… pero no me das ninguna oportunidad… Por muy bien que estemos, siempre vas a desconfiar de mí ¿no?

Hermione le miró. Él tenía razón. Maldita sea. Él tenía razón…

-Todo… Lo siento todo… Draco…-El chico la miró-… quiero confiar en ti… perdóname… podemos… -carraspeó-… fingir que esto no ha pasado… -él la miró de nuevo enarcando una ceja-…la pelea quiero decir…-él sonrió a medias, incapaz de entender porqué la quería pero sabiendo que la amaba-… la cama es grande y el sofá incómodo… si quieres… bueno… yo… -notó como la sangre se le acumulaba en las mejillas al ser observada atentamente por él que la miraba divertido-… da igual… buenas noches…

Un rayo iluminó la habitación, un trueno, un grito ahogado por parte de ella que se encogió bajo las mantas. Notó el colchón sumirse bajo el peso de él, sintió las mantas apartarse y percibió el olor a menta cerca de ella. Demasiado cerca. Giró sobre su estómago para ver cuán cerca estaba. Sus ojos se toparon con los ojos de él. Sonreía. Visto desde allí, la chica podía apreciar el corte en la frente y un morado en la mejilla; sintiéndose culpable, alargó la mano y acarició con suavidad la herida de la frente; Draco no desvió su mirada y siguió con los ojos clavados con ella, en sus ojos dulces. Un trueno, un escalofrío. Cerró los ojos y apartó la mano buscando el resguardo de las mantas. La mano de Draco se cernió sobre su muñeca. Hermione abrió los ojos y él le sonrió.

-¿Una Gryffindor asustada de una tormenta? –le preguntó burlón.

-¿Un Slytherin enamorado? –le contraatacó ella con el mismo tono burlón.

Draco tiró de ella haciendo que quedase semiacostada sobre él.

-Sí…-le contestó con una simpleza que pasmó a la chica.

Hermione sonrió. Acarició con su mano los labios de él, dejando que Draco depositara un suave beso en las yemas de sus dedos. Un beso. Sólo quería un beso de él. Saber a qué sabía; sentir que se sentía. Se humedeció los labios y se inclinó sobre él despacio y lentamente con aquella media sonrisa de él grabada en su cabeza. Cerró los ojos a escasos milímetros de él. La cabeza de Draco se incorporó para eliminar la distancia corta que los separaba.

Sus labios se juntaron en un gesto dulce e infantil, tierno, suave. Draco se separó de ella un segundo y la miró. Hermione le sonrió aún con los ojos cerrados y él comprendió. Tomó la nuca de Hermione y la acercó a su boca, rodando ligeramente en la cama para asegurarla bajo su propio cuerpo y asegurarse de que no se iba a marchar. La suave risa de ella murió cuando él la besó de nuevo, entreabriendo sus labios para saborear los de ella, atrapando el labio inferior de Hermione y besándolo despacio, como si tuviese toda la eternidad por delante. Se separó de ella cuando notó que Hermione empezaba a respirar de forma agitada protestando en silencio en busca de aire que él no le dejaba.

Otro trueno irrumpió el momento. Hermione se estremeció. Draco le sonrió y le apartó un mechón poniéndolo detrás de su oreja. Se tumbó a su lado y la atrapó entre sus brazos rodeándola; ella se sintió protegida.

-No te asustes preciosa… no dejaré que te ocurra nada… -la besó en la frente. Hermione los cubrió a ambos con las mantas-… ni siquiera las tormentas podrán hacerte daño, preciosa…

-¿Me lo prometes?

Draco sonrió.

-Te lo prometo…

Hermione sonrió.

-Draco… creo que te quiero…

Él rió.

-Avísame cuando lo sepas –le contestó-, porque yo sí te quiero…

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Os ha gustado? A mi no me acaba de convencer pero bueno… estoy tan liada con los estudios de la facultad que si me pongo a cambiar cosas seguro que termino cambiándolo todo… en fin… espero que os haya gustado un poquito… aunque sea un dos en una escala del uno al diez…

Por cierto, los personajes originales son míos, pero el resto son de J.K Rowling… espero que no se enfade por haberlos tomado prestados :D

Nos vemos en el próximo capitulo ¡! Nos leemos :D