Buff…. No os acostumbreis a recibir un capitulo cada tres días eh! Lo que pasa es que es un favor que le estoy haciendo a Klass2008 por su cumpleaños, así que voy a dejar este capitulo colgado antes del día 6 que es su cumpleaños, si la veis, felicitarla :D FELICIDADES!
Espero que este capitulo sea de vuestro agrado…
Y ya sabéis, continuad leyendo, incremente la imaginación y ayuda
a escapar de la vida rutinaria
Besitos :D
Aps, se me olvidaba! Que cabeza la mía! Prometí que a la número 100 de mis reviews le dejaría que me propusiera una escena para incluirla en el fic o hacer un bonus… y la ganadora ha sido mi fiel LaBelle Evans! Así que ya sabes, tus sugerencias serán bien recibidas, como la de todas vosotras :D
No me cansaré de decir que es gracias a los que me leen y dejan su apoyo que tengo ganas de escribir… Así que seguid haciéndolo.
Y ahora… por donde íbamos? Ah, sí…
CAPITULO 16
(Edad: 12 años; Lugar: Hogwarts; Momento: primera semana de clases después de las vacaciones de verano)
Una hora y media de descanso. Perfecto. El tiempo que necesitaba para pensar un rato solo. Aquel verano había pasado demasiadas cosas y necesitaba poner en orden su cabeza antes de que terminara volviéndose loco.
Se sentó en los terrenos de Hogwarts, en la torre norte, desde allí podía verse a lo lejos la cabaña de Hagrid y el bosque oscuro e incluso si apuraba un poco, podía ver de vez en cuando algún que otro tentáculo del calamar gigante rondando la orilla del lago que era lo único que se veía de él.
Había conseguido deshacerse de Jack diciéndole que iba a revisar unos temas de pociones, sabiendo que Jack odiaba aquella asignatura, vete tú a saber el motivo, y evidentemente el hecho de que aquel año fuese Snape quien impartía sus clases de dicha materia, no tenía nada que ver… ¿verdad? Quería a su amigo, pero a veces también quería estar solo, como aquel día. Llevaban ya una semana de clases y si no ponía en orden su cabeza terminaría estallando.
Hablando de estallar, debería de hablar con Dani, se le acababa de ocurrir una estupenda idea para hacer estallar los calderos de toda la clase utilizando un simple hechizo de transformación múltiple… Tomó nota mental de hablar con ella, claro, eso si la encontraba. Desde que habían llegado de las vacaciones, la pelirroja prácticamente había desaparecido del mapa, y cuando aparecía lo había para hablar de Clark, para pasear con Clark, para estar con Clark; se alegraba por ella, se veía feliz y aquello era lo más importante para él, pero echaba de menos a alguien con quien compartir los castigos, y es que en la semana que llevaban, McGonagall ya lo había castigado dos veces acusándolo de cosas que no había hecho, aunque tenía que reconocer que quién hubiera sido capaz de hacer que el aula de Encantamientos quedase inundada, había hecho un buen trabajo.
Por otra parte estaba Adam. Cada vez que lo veía estaba en fase de "caza de presa" como había dicho aquel verano Blaise con una mirada divertida que había hecho que el mayor de los pelirrojos se sonrojase hasta las orejas y hasta quedar convertido del mismo color que su pelo. A pesar de que el apelativo de Blaise no le había hecho mucha gracia a Adam, el chico sabía que tenía razón y es que cada vez que veía a su amigo lo encontraba coqueteando descaradamente con alguna chica. Sonrió malvado; estaba seguro de que si su madre Isbelle se enterara del comportamiento que Adam tenía con las chicas le daría una buena charla sobre cómo comportarse con las damas, una charla muy parecida a la que Dani había tenido aquel verano con el pelirrojo.
Si bien desde que dos meses atrás, su tío Alex había muerto, James había cambiado, aún seguía siendo el niño bromista y curioso de antes, algo alocado y siempre dispuesto a ayudar a un amigo… pero tenía una tristeza innata que afloraba en sus ojos cada vez que recordaba algo de Alex. Pero Amy… Amy lo había superado a su manera, se había convertido en una persona más abierta y menos tímida alegando que nunca sabes cuando va a ser el último día de tu vida. Sonrió. A penas acababa de decir aquello cuando ya volvía estar enganchada a uno de aquellos libros que Hermione le prestaba, así que cuando le había preguntado si era de aquel modo como iba a hacer que su vida fuera más entretenida, ella se había limitado a encogerse de hombros y a decirle que aún habían muchos libros que quería leer antes de no poder hacerlo. Además estaba diferente. Veía como miraba a Jack y como éste le devolvía las miradas llenas de sonrisas y cariño. Se alegraba por ella. Se alegraba por él. Por los dos.
Aún no estaba seguro si le gustaba la idea de que esos dos se gustasen, Jack no le había hecho daño a su hermana y estaba seguro que no se lo haría, pero no le gustaba la idea de que algún día no muy lejano, al parecer por sus actitudes y los celos que se reflejaban en el rostro del chico moreno cada vez que Amy pasaba más de diez minutos hablando con un chico que no fuera él, Adam o él mismo, pudiera encontrarlos tomados de la mano en un paseo romántico o besándose. Frunció el ceño, no, definitivamente no le gustaría encontrarse con aquella escena. Era su hermanita, bueno sí, quizá sólo fuera unos minutos más pequeña que él, pero era su hermanita y tenía un sentimiento de protección hacia ella que a Harry le recordaba a él mismo con Hermione.
Claro que no era sólo con ella y es que el mismo día en que empezaron las clases, Adam, Jack y él habían ido a hacerle una visita a Clark para asegurarse de que el chico en cuestión no estaba jugando con Dani, evidentemente, Dani no sabía nada de aquella visita repentina a su novio.
Y luego estaba Lucía… Lucía era un caso a parte… Desde que se había enterado de lo de Alex había cambiado… seguía siendo la misma niña de siempre, pero su mirada se había vuelto más seria, más madura… Se había pasado todo el verano, la mitad del día entrenando y aprendiendo a utilizar sus nuevos poderes, prácticamente no necesitaba emplear la varita lo que le daba cierta ventaja sobre ellos cuando jugaban a duelos o a quiddich, momento en que ella aprovechaba para compincharse con el viento para tratar de ganar… Pero había cambiado… apenas pasaba tiempo con ellos, prácticamente se había pasado todo el verano con Harry, y ni siquiera estando en la misma casa, la chica había pasado tiempo con él. A veces solía encontrarla sola meditando o reflexionando y en cuanto le preguntaba que si estaba bien, sonreía rápidamente y asentía indicándole que no ocurría nada, mintiéndole, como él bien sabía.
Y claro, ahora que habían vuelto a Hogwarts, la cosa no había cambiado mucho, ya que ésta estaba más tiempo con Jones y Harry que con él. Y aunque no quería admitirlo se sentía un poco desplazado…Echaba de menos a Lucía, echaba de menos a su amiga…Últimamente no dejaba de pensar en ella… Era su amiga ¿no? Sólo era su amiga, no podía ser nada más… No.. Era Lucía Malfoy, su mejor amiga, la que estaba siempre allí para él… Pero no sentía nada por ella más allá de lo puramente fraternal ¿cierto?
-¿Qué diablos me pasa? –murmuró. Una mano se posó sobre su hombro y el chico de doce años dio un respingo involuntario mientras buscaba su varita en el pantalón. Unos ojos grises lo miraban con diversión y una sonrisa infantil apareció en el rostro enmarcado por unos grandes bucles rubios.-¿Quieres matarme de un susto?
-Perdona…
-Te he dicho cientos de veces que no hagas eso… además, ¿cómo es que puedes aparecerte? No he notado nada… -parecía enfadado. La chica se encogió de hombros.
-Tomé una corriente de aire –dijo divertida. James suspiró. Era imposible enfadarse con ella.
-¿Qué haces aquí tan solo?
-Pensaba –Lucía lo miró enarcando una ceja-. En serio, estaba pensando –añadió sonriendo.
-¿Algo serio? –preguntó la niña extendiendo su mano y haciendo que una esfera de luz apareciese en su palma. Debió notar la mirada de James sobre la esfera porque sonrió y lo miró-, ¿te gusta? Es nueva… aún no estoy segura de que es… -se mordió el labio inferior y se apartó un bucle de la cara-… Tendré que preguntárselo al profesor Jones o a tu padre… ¿dónde está tu padre?
-Supongo que con mamá –se encogió de hombros mientras contestaba un poco molesto. ¿Es que siempre tenían que aparecer el nombre del profesor o el de su padre?-, pero vete a ver al profesor Jones si tantas ganas tienes…
-¿Qué te pasa? –preguntó Lucía cerrando la mano y haciendo que la energía se esfumase.
-Nada –le contestó malhumorado.
-Vale, no hace falta que me contestes de esa forma –frunció el ceño sacando a relucir el orgullo Malfoy-. Llevas todo el verano muy raro conmigo Jamie. Apenas nos vemos y cuando lo hacemos es sólo para discutir, si tienes algún problema conmigo te sugiero que lo arregles o que me digas cuál es –dijo sin alterarse y manteniendo la frialdad que había heredado de su padre.
James resopló pero no le contestó. Lucía se levantó de donde había estado sentada y sin decirle nada se fue de allí. El chico no lo evitó. Estaba enfadado con ella. Pasaba demasiado tiempo con los demás y con él no; parecía que su amistad se estaba dañando… Odiaba perderla… Pero no iba a decírselo; si ella no era capaz de darse cuenta, no sería él quién se lo dijera.
-Maldita sea… -protestó en voz alta-… ¿por qué no puedo enfadarme con ella?
-------------------------------------
-Podríamos quedarnos esta noche en la habitación y cenar los tres juntos, se lo diré a Lucía… -sugirió Hermione mientras terminaba de recoger los pergaminos con los ensayos de los chicos intentando que su nerviosismo no fuese demasiado evidente.
Draco la miró inseguro de saber qué decirle. Conocía la mirada de su mujer y sabía lo que en aquellos momentos quería; suspiró para sí mismo sabiendo que lo siguiente que iba a ver en los ojos de Hermione sería enfado y, muy a pesar suyo, sería con motivo.
-Esta noche voy a estar con Pansy, preciosa –la llamó esperando que el calificativo cariñoso la hiciera desistir un poco de su enfado. Al ver la cara de ella supo que había acertado, pero se sintió culpable cuando pasó de enfado a decepción-. Sabes que no lo está pasando bien y…
-… necesita todo el apoyo posible, lo sé Draco –sonrió intranquila-… pero… no pasas tiempo ni conmigo ni con Lucía… Y quedamos en que aprovecharíamos el tiempo que ella tuviera… -se mordió el labio insegura.
Draco suspiró y dejando a un lado la capa que iba a ponerse se acercó hasta Hermione que permanecía con la mirada baja clavada en los pergaminos como si estuviese leyendo algo muy importante. Le obligó a levantar la cabeza tomándole el mentón con el dedo índice y le sonrió de forma conciliadora.
-Pansy ha perdido a su hermano Hermione… Deberías entender que necesita que…
-Pansy tiene a mucha gente a su alrededor para apoyarla Draco –le contestó ella quitando su cara de la mano de él-, yo me ha pasado todo el verano con ella, tú te has pasado todo el verano con ella, Harry está a su lado a cada minuto… -empezaba a ponerse nerviosa-, no te pido que dejes de verla, sólo que cenes una noche con tu familia.
Draco sabía que Hermione tenía razón. Se había pasado todo el verano junto a la rubia; en un principio había sido la propia Hermione quien le había dicho que fuera con ella que no importaba y que entendía que Pansy necesitaba en aquellos momentos todo el apoyo posible. No se había quejado cuando él había pasado todo un fin de semana en casa de los Potter junto a Pansy, ni tampoco la había oído quejarse cuando había cambiado sus planes de cenar los tres juntos en familia en un restaurante muggle sólo porque Pansy le había pedido que no se marchase… Hermione no se había quejado ni un solo día de sus desapariciones ni de sus idas en medio de la noche a casa de Pansy porque ésta lo hubiese llamado. Pero sabía que pronto su esposa reclamaría atención, y en aquellos momentos lo estaba haciendo. Suspiró, sabiendo que ella tenía razón, pero sin querer dejar a Pansy olvidada. Era su amiga, su mejor amiga, su hermana… no podía dejarla; por mucho que ella insistiera en que ya estaba bien, Draco la había escuchado llorar por los pasillos desiertos del colegio y él no podía permitir aquello.
-No es justo que me pidas eso Hermione, Pansy es como mi hermana, y lo sabes –le contestó él ligeramente alzando la voz.
-¡Sí, y Lucía es tu hija y puede que ese loco cambie de opinión y la mate cualquier día de estos mientas tú estás con Pansy! –le gritó mientras notaba como los ojos se le llenaban de agua. Draco la miró. Lucía… la cena era por Lucía, no por ella.
De nuevo se sintió culpable. Hermione no le estaba reclamando atención para ella, sino para su hija, para Lucía. Apenas había pasado tiempo con ella durante el verano y a pesar de que cada vez que la miraba, la complicidad existente entre padre e hija se hacía patente, sabía que Lucía podía distanciarse de él… Hermione había planeado la cena por la niña, no por ella.
-Lucía entiende que…
-¡Lucía sólo es una niña Draco! –le gritó de nuevo ella enojada-. ¡Es tu hija! A mí también me importa Pansy ¿sabes? Pero lamentablemente para bien o para mal, me importa más mi hija… ¿y a ti?
-Sabes bien cual es mi respuesta Hermione –le dijo él apretando la mandíbula-. No quiero a nadie por encima de Lucía y de ti… pero Pansy… ella está… No es tan fuerte como piensas…
-¿Cómo pienso? ¿Cómo sabes lo que pienso Draco? –le preguntó ella con una risa sarcástica-. Apenas hemos hablado en todo el verano, apenas has tenido tiempo para besarme o para acariciarme, incluso cuando estábamos con Pansy te abstenías de sentarte a mi lado para correr al suyo… -Draco sabía que ella tenía razón-. Draco, sé lo mucho que te importa Pansy, lo mismo que Harry me importa a mí… No voy a pedirte nunca que dejes de actuar así con ella… sólo… sólo te estoy pidiendo una noche Draco… ¿no lo ves? –el hombre la miró-… ¿no ves que podemos perder a Lucía en cualquier momento?
Draco no contestó. No podía contestar. Se acercó a ella, la besó en la frente y le susurró:
-Lo siento, preciosa… te quiero…
Hermione vio como Darco se colocaba la capa y salía del cuarto. Cansada. Estaba cansada. Se dejó caer en la silla y enterró la cabeza entre sus manos. Desesperada, por primera vez, sentía que podía perder a su marido… y aquello la asustaba mucho. Dos meses… tenía que hablar con él… involuntariamente se llevó una mano a la cintura… Sonrió… tenía que hablar con él.
-----------------------------------
James seguía en su sitio. Acostado en la hierba. Se había saltado las clases de la mañana, ni siquiera había ido al comedor, no es que le importara mucho, perro seguramente dentro de un par de horas cuando tuviera hambre sí que le iba a importar.
-Señor Potter, ¿no debería estar en clases?
El chico tragó con dificultad mientras se incorporaba para ver al profesor Jones de pie a su lado. Aquel hombre tenía algo que le intrigaba y no acababa de gustarle aquella idea de que pasara tanto tiempo con Lucía; no entendía como Draco podía dejarle pasar tanto tiempo con Lucía.
-Yo… tenía la cabeza en otra parte, profesor Jones… -se limitó a decir el chico.
-Ya veo… -le sonrió-… a tu padre también le ocurría eso con frecuencia… sobre todo cuando tenía algún problema que no quería compartir con nadie –lo miró con suspicacia.
-¿Usted conoció a mi padre cuando era pequeño?
Jones negó rápidamente mientras se maldecía por ser tan bocazas.
-Es lo que me han contado –se apresuró a mentir. James lo miró y por unos momentos, a Jones le pareció estar mirando a Harry.
Tenía aquella mirada entre enfadada y decidida, orgullosa y temblorosa al mismo tiempo, deseoso de hablar y decir algo y temeroso de herir con sus palabras; tuvo la sensación de volver a tener doce años y volver a estar con Harry… Apartó la mirada de él, demasiado dolido y melancólico para afrontarle.
-¿Sabes una cosa James? –el chico le miró-… supongo que puedo llamarte James ¿no? Después de todo, ninguno de los dos está en clase… -Jamie asintió sonrojándose-… me han contado que tu padre fue muy fuerte cuando tenía tu edad –vio como el chico asentía orgulloso y se alegró por su amigo de infancia-, esa fortaleza venía en parte porque tenía a su lado a personas… Hermione Granger y Ronald Weasley, lo sabías ¿verdad? Ellos siempre estuvieron con él a pesar de que tu padre a veces tuviera otros compromisos y no pudiera contarle todas las cosas que le hubiera gustado contarles…
-¿Por qué me cuenta eso? –preguntó James sintiéndose culpable.
-No lo sé… sólo me pareció que debías saberlo… A veces uno no se da cuenta de que hay gente a tu alrededor que quiere darlo todo por ti y uno mismo no deja que lo hagan… los alejan de su vida y de su lado… -le sonrió y le revolvió el pelo con cierto aire cómplice que no pasó por alto para Jamie-. Piénsalo, ¿de acuerdo?
Lo sabía. Aquel profesor tenía algo diferente; el modo de hablar… era como si supiese algo que los demás desconocían… Pero a pesar de que quería desconfiar de él, había algo que le impedía hacerlo.
El viento jugó con su cabello rebelde y sonrió al recordar la cantidad de veces que su padre le había hablado de su abuelo, el hombre por el que llevaba su nombre, el hombre que Harry no había podido conocer y que aún así, amaba con todo su corazón. Él quería a su padre, sabía que había pasado momentos horribles en su vida y también sabía por su propia boca que si no hubiese sido por el apoyo incondicional de sus amigos, seguramente el gran Harry Potter, como se refería él a él mismo para burlarse de los demás, no hubiera soportado ni la mitad de las cosas que hubo de soportar.
-Soy un idiota… -murmuró-… tengo que hablar con ella –se levantó de un revuelo y salió hacia la torre este que estaba en desuso, sabedor que Lucía estaría allí, enfadada y destrozando con su varita todo lo que encontrase en aquella sala. Al pasar junto a los rosales negros una espina arañó su mejilla; ni siquiera fue consciente de aquel hecho.
-----------------------------
Sentado en su butaca negra, acariciaba con una mano la serpiente que dormía en su regazo con asombrosa docilidad, nadie que la viera en aquel estado de somnolencia diría que era una cobra. Dio un sorbo a la copa que tenía en la mano derecha. Pensaba. Estaba pensando en su oponente… Había acelerado su proceso de aprendizaje voluntariamente; él era más poderoso, él siempre sería más poderoso que su oponente, y a pesar de que Bellatrix le había dicho en infinidades de veces que no lo hiciera, él no le hacía caso; estaba facilitando las cosas para que él adquiriera nuevos poderes, cuando Bella le pregunta el motivo, él se encogía de hombros y le contestaba "quiero tener una digna batalla", pero en el fondo sólo había una respuesta: poder. Él tenía el poder, él controlaba el poder y él le daba el poder… Su oponente no podría hacer nada si él no quería, y aquello le daba cierta ventaja y apoyo que lo hacía sentirse seguro y altivo.
-¿Qué puedo darte ahora… -acarició a la serpiente-… tienes el fuego y el hielo, el viento y la electricidad… ¿qué puedo darte?... Te concedí el poder de la curación y aún no lo has desarrollado… lo hubiera notado…
Su cabeza estaba pendiente de otras cosas y aún así sus ojos rasgados y negros se movieron con rapidez al notar una sombra cerca de la puerta.
-Turbencio… -murmuró.
Un cuerpo inerte cayó al otro lado de la puerta, Réficul sonrió con pesar mientras dejaba de acariciar a su mascota y daba un movimiento de muñeca haciendo que la puerta se abriese y el cuerpo muerto quedase a la vista. Sabía que era él y que pronto iba a traicionarle, lo había leído en sus ojos la última vez que había hablado con él. Flemmans permanecía en el suelo con los ojos abiertos y la expresión serena y el niño de catorce años supuso que no le había dado tiempo a sufrir.
-Vaya… que desperdicio… -miró el cuerpo y sonrió entre las sombras-… prefiero que sea así…
Un gesto y un pensamiento. Voluntad y pensamiento. Eran las dos armas que tenía que utilizar para lograr conseguir lo que quisiera. Sonrió y extendió su mano izquierda hacia el cuerpo muerto, sonriendo con amargura y crueldad. Pensamiento. Se concentró en dolor, en muerte, en sangre, en un niño asesinado, en una madre sufriendo, en un padre destrozado… Fuego. Alguien gritaba dentro de la pira de fuego. Dolor. Estaba sufriendo. Observó divertido como el dolor era transmitido al cuerpo inerte y su rostro empezaba a contraerse con resentimiento y culpabilidad, buscando un indicio de piedad o clemencia que sabía no iba a llegar.
Réficul detuvo aquello cerrando su mano. Sonrió. La serpiente en su regazo siseó, él le acarició.
-Empatía… -murmuró-… un buen poder, ¿no te parece, preciosa? –le preguntó a su mascota. Ella volvió a sisear.
---------------------------------------
Tenía que decírselo, evidentemente podría esperar a decírselo, pero él se iba a dar cuenta, así que necesitaba decírselo. ¿Pero cómo se lo iba a decir si cada vez que lo intentaba, él iba a ver si Pansy estaba bien? Adoraba a Pansy, se había convertido en una gran amiga y le estaría eternamente agradecida por devolver a Harry a su estado normal, pero de allí a que su marido estuviese cada segundo con ella… No, no eran celos; sabía que no podría tener celos de Pansy nunca, igual que no podría tenerlos de Ginny estando con Ron… Draco y Pansy eran como hermanos, pero aún a´si no podía evitar pensar que se estaban distanciando demasiado y ella no podía hacer nada y lo único que podía hacer era contarle lo que llevaba todo el verano intentando contarle y él no le dejaba y…El suave golpeteo de la puerta la hizo volver de sus ensoñaciones. La cabeza de Harry apareció detrás del golpeteo. Harry frunció el ceño al verla dar vueltas de un lado a otro de la clase colocando los pupitres en su sitio.
-Harry… ¿qué haces aquí?
-Venía a hablar contigo… pero después de ver como está esto…¿Te ayudo? –preguntó y sin esperar respuesta se dirigió hacia la parte izquierda del aula y empezó a ordenar-. ¿Qué ha pasado aquí?
-Hemos hecho una clase sin apuntes –se encogió de hombros-. A veces escuchan más de este modo, lo que pasa que después salen corriendo…
Harry torció la boca en una sonrisa.
-Seguramente les toca pociones –bromeó. La sonrisa que tenía la castaña se borró y el hombre se preocupó-. ¿Ocurre algo?
-Pociones y cierto rubio que me está trayendo de cabeza –se limitó a contestar ella negando con la cabeza-. ¿Cómo está Pansy?
Harry la miró.
-Supongo que con cierto rubio que te lleva de cabeza, ¿también habéis discutido? –Hermione le miró de aquella forma que en silencio preguntaba "¿también?". Harry sonrió-. Me pidió que esta noche no estuviera en la sala que quería hablar con Draco a solas…
-¿Estás…
-…celoso? –ella asintió-. Para nada. Comprendo que quiera hablar con él… es su mejor amigo… igual que nosotros.
-Sí, lo sé…
-¿Tú lo estás?
-No –le contestó ella-, pero Draco cree que sí lo estoy… y la culpa es mía por no aclararle nada.
-Preciosa, si no me hablaras con conjeturas, te entendería mejor –le dijo Harry bromeando y sentándose en la mesa que normalmente ocuparía Hermione en sus clases. Ella lo miró y se apoyó en uno de los pupitres recién colocados; se cruzó de hombros y suspiró como si fuera a decir algo que le costara mucho-. ¿Qué ha ocurrido?
-Quería cenar esta noche con Lucía y con él solos… tenía que darle una noticia y pensé que era mejor decírselo a los dos juntos… -Harry asintió-… el caso es que cuando se lo propuse me dijo que había quedado con Pansy –hizo un movimiento con la mano-, le grité, me gritó, dijimos cosas que no queríamos decir… en fin… ya sabes…
Harry levantó su mano.
-Culpable. Me ha pasado lo mismo con Pansy… salvo por lo de decirle algo, ¿qué tienes que decirles?
Hermione le sonrió.
-Quiero que ellos sean los primeros en enterarse, Harry… si no te importa…
-No, claro que no, bonita… sólo pensé que quizá querías contárselo a alguien, pero no pasa nada. –se levantó y la abrazó con fuerza-. ¿Por qué nos tuvimos que enamorar de dos Slytherins tan típicamente Slytherins? –ella sonrió aún pegada contra su camisa y él sonrió con la cabeza enterrada en el hombro de ella.
-¿La amas? –preguntó Hermione. Él asintió en silencio-. Deberías decírselo, ¿sabes?
-Pansy ya sabe que la amo –repuso él apartándose y rompiendo el abrazo-, no se lo digo pero ella ya sabe que…
-Ella lo sabe, tú lo sabes, yo lo sé… -le sonrió-… pero a veces nos gusta que nos lo digan, además de que nos lo demuestren, ¿lo sabías?
Harry asintió. Hermione siempre tenía razón.
-Lo intentaré… pero no sé si…
-No lo intentes, hazlo… -le susurró ella dándole un suave beso en la mejilla.
-Ron… Ron siempre decía eso… -dijo con una media sonrisa.
-Lo sé. Lo aprendí de él.
El silencio que los envolvió los remontó a un tiempo en que Ron hubiera dicho algún comentario sobre aquello. Seguramente hubiera apoyado a Hermione y le hubiera dicho que abandonase a, literalmente, "ese hurón rubio", cosa que le hubiera costado un ligero golpe de advertencia por parte de la chica y la rápida intervención de Harry tomándolo del brazo para llevarlo al comedor hubiera sido completamente necesaria. Ambos se miraron.
No necesitaban decir nada para saber qué estaba pensando el otro. El recuerdo de Ron siempre estaría presente en sus vidas por mucho tiempo que pasara.
-----------------------------------------
Escribió algo en su pergamino y la miró. Sentada enfrente de él, atenta a los libros que miraba y con la pluma jugando contra su mejilla derecha mientras intentaba recaptar la información necesaria para hacer aquel ensayo de transformaciones. Estaba preciosa, bueno, siempre estaba preciosa, pero aquel día… había algo diferente en ella. Quizá era que el pelo le había crecido y ahora lo llevaba a la altura de los hombros y caía sedosamente hacia delante con cada gesto que hacía, o quizá era la mirada azul o aquella pequeñas gafas que había decidido utilizar durante el verano porque se le cansaba la vista y se había visto incapaz de utilizar lentillas porque no se atrevía a acercarse nada a los ojos. O quizá era el uniforme, bueno, llevaba el mismo uniforme que todo Hogwarts pero se veía diferente en ella.
Ella le miró y movió sus labios. Asintió despacio. La chica frunció el ceño y volvió a mover sus labios. Él no respondió. Ella sonrió y sonrojada, alargó su mano hacia la de él, rozándola. Jack pareció despertar al sentir el contacto contra su mano.
-¿Qué decías?
-Que llevas veinte minutos sin hacer nada y que ese ensayo es para mañana, así que date prisa en terminarlo o no saldremos de aquí hasta la hora de la cena… -le susurró Amy aún sonrojada mientras apartaba la mano de la de él.
Jack asintió y volvió su vista al pergamino aún limpio que tenía delante. El olor a melocotón de Amy le llegó claro. ¿Por qué tenía que ser tan perfecta para él?
-------------------------------------
Las mazmorras era un territorio peligroso para cualquier miembro perteneciente a cualquier casa que no fuera Slytherin y todos lo sabían; bajar allí era condenarse a uno mismo sin posibilidad de regreso; cuando entrabas en territorio de las serpientes, ellos mandaban, no era una norma escrita, pero sí establecida y conocida. Por ello no le sorprendió el hecho de que los pasillos estuviesen prácticamente vacíos e iluminados por la suave luz tenue que producían las antorchas.
Si bien bajar a las mazmorras era un peligro, si quien bajaba era un Gryffindor, el peligro aumentaba. Pero aquello no parecía preocuparle en aquellos momentos a Adam. Caminaba con pasos rápidos y firmes, seguros, ignorando las miradas de los Slytherins que estaba por allí y lo miraban curiosos y divertidos mientras murmuraban que el valor de un Gryffindor al enfrentarse así a ellos no era valor, sino estupidez. Adam en cualquier otra ocasión se hubiese parado a rebatirlos pero no aquella vez, estaba demasiado ocupado intentando saber donde estaba Max Nott. Apretó su varita en su mano, oculta en los pliegues de su capa y su túnica, no les tenía miedo pero eran Slytherins, fieles a los suyos y traidores a los demás por naturaleza, así que no estaba de más prevenir.
Pero él también hacía alarde de su casa; Gryffindor, donde habitan los valientes y donde la caballerosidad aún no ha muerto. Giró hacia el pasillo de la izquierda con una sonrisa siniestra. Izquierda y derecha, luego todo recto. La sala favorita de Nott y sus amigos; el lugar en que se reunían cuando tenían la oportunidad para despotricar contra los demás y, en el caso de Nott, hacer alarde de cosas que a veces ni siquiera habían pasado.
Aquel era el motivo de la visita de Adam a las mazmorras. Había sido casualidad… bueno, no casualidad del todo, es decir, él sólo estaba coqueteando con esa chica de tercero de Ranvenclaw… ¿Ylenia? ¿Selenia? Daba igual… el caso es que habían pasado dos chicas de Ravenclaw por su lado comentando lo disgustada que estaba Danielle Weasley, sin percatarse de la presencia del chico, su pareja había querido intervenir y preguntar, pero é la había detenido negando con la cabeza, después de todo, desde donde estaban podían escuchar la conversación sin ser vistos y estaba convencido de que aquello le sería mucho más útil.
-¡Alohomora!
La puerta se abrió. Tres segundos le bastó para reconocer el lugar. Uno. Nott y Alister estaban solos. El segundo demasiado ebrio para decir o hacer nada así que le dio un golpe que lo dejó tumbado en el suelo y ni siquiera se preocupó por él. Dos. Tomó a Nott del cuello de la túnica y lo arrastró hasta la pared más cercana, donde lo empujó contra la fría piedra. Tres. Sujetando con firmeza su varita la dirigió al cuello del chico que tenía los ojos cerrados y parecía asustado.
-Nunca vuelvas a hablar de Danielle así –dijo demasiado calmado. Nott tragó saliva con cierta dificultad-.Uno. Un solo comentario de mi prima y pasarás más tiempo en la enfermería de lo que jamás nadie ha pasado, ¿entiendes?
Miedo. Adam casi sintió pena por aquel idiota arrogante. Slytherin era, ambicioso, sí, pero tan cobarde como la mayoría de los de su casa. Tuvo que tragarse la sonrisa sarcástica que bailaba en sus labios y lo miró con toda la frialdad de la que fue capaz.
-Dirás que es mentira, que no has tocado ni un solo pelo a Danielle, ¿está claro? Mañana a la hora de la comida todo el mundo debe saber que es mentira si no… -apretó su varita contra el cuello haciendo que Nott retrocediese hasta querer parecer un mismo ser fusionado con la pared-… Y un solo comentario y no será un aviso lo que tengas, ¿entendido?
Lo soltó casi como si quemara. Odiaba a aquel chico. Sabía que sus ideas eran las ideas inculcadas por su padre, pero él había elegido un camino, había querido elegir aquel camino, la oscuridad sobre la luz y el mal sobre el poder del bien; Nott podría haber sido un gran amigo, fiel a los suyos y lo suficientemente astuto para librarse de los castigos haciendo que los cumplieran los demás en su lugar; un buen aliado… Sonrió a medias… un pésimo enemigo.
Salió de la sala aún pensando en el miedo que había visto en Nott. Si el rumor de que Nott se había acostado con Danielle no cesaba en la comida del día siguiente, muy a su pesar, no sería un aviso sólo lo que le daría al Slytherin. Nadie tocaba a los suyos y su prima formaba parte de ese círculo.
----------------------------------------------
-¿Nos vemos esta noche?
Pansy suspiró agradeciendo que Draco no pudiese verla en aquellos momentos ya que el hombre se había ofrecido a cargar por ella una de aquellas gigantescas enredaderas porque según él, seguía siendo todo un caballero ante una dama. Pansy había pensado en debatir aquello, pero al ver que la enredadera carnívora estaba empezando a crecer, a pesar de que Draco le había asegurado que la poción anticrecimiento duraría unas horas más, había decidido aceptar el ofrecimiento de su amigo.
La mujer abrió la puerta del invernadero y entró sin contestar a su amigo. Draco no dijo nada y la siguió al interior dejando la planta que tantos problemas le había causado en su infancia en un rincón.
-He discutido con Harry –le dijo ella sin dar ningún tipo de rodeos. Draco sonrió a medias y enarcó una ceja mirándola divertido. Pansy sonrió; conocía aquella mirada perfectamente-. Y parece ser que tú has discutido con Hermione, ¿me equivoco?
-¿Alguna vez lo haces? –dijo él como respuesta.
Pansy le miró y sonrió mientras se frotaba las manos. Llevaba su propio anillo y en el cuello, metido por dentro de la túnica para reservarlo de la mirada de ojos curiosos, Draco sabía que colgaba el anillo de Alex de aquella cadena de eslabones de plata. Pansy empezó a jugar distraidamente con su anillo dándole vueltas con el dedo. Draco sabía que estaba nerviosa porque seguramente igual que él, ambos sabían que sus parejas tenían motivos para estar enfadados.
-Lo peor es que creo que ellos…
-… ellos tiene razón… -terminó la frase el rubio bajo la divertida mirada de Pansy-. Lo sé, lo sé… Si yo fuera Potter y mi mujer pasara más tiempo con su amigo que conmigo hace tiempo que lo hubiera hechizado –bromeó recordando lo buena que era Hermione con la varita y dando gracias porque a su mujer no se le hubiera ocurrido semejante idea.
-Si yo fuera Hermione no te habría hechizado a ti –Draco alzó una ceja-, hubiera convertido a tu amiga en un hipogrifo sin posibilidad de reinversión y a ti, querido, te hubiera dejado en medio del Gran Comedor en el baile de fin de curso con todo el mundo mirando –Draco tragó saliva con cierta dificultad-. Después de todo, soy una mujer… ¿no eras tú quien siempre decía que las mujeres tienen una mente retorcida?
-No, ese era Blaise –le sonrió-. Yo era el encantador caballero que siempre hablaba de las mujeres como las damas que eran –sonrió burlón e inocente.
-Ya… como se nota que has olvidado como eras ¿eh? –Draco rió suavemente.
-Todos hemos cambiado bastante… ¿no te parece? –Pansy asintió.
-Alex… Alex siempre decía que terminaríamos cayendo en los brazos de quien nos amara sin importar su casa ni su apellido… ¿lo recuerdas?
-Sí… Solía decirlo cada vez que te quedabas en mi casa y mi padre nos intentaba aleccionar sobre el buen gusto a la hora de escoger pareja… y entonces… -sonrió-… él venía y bueno… Alex siempre fue como un hermano para mí.
-Lo sé… por eso yo me convertí en tu hermana –le sonrió y lo abrazó con dulzura. Ambos se callaron-. Lo echo de menos…
Draco la besó en la cabeza.
-Yo también…
-Pero Harry y Hermione tienen razón y lo sabemos –dijo a regañadientes-, ¿por qué tiene razón?
-Porque son más listos que nosotros –le contestó él. Pansy alzó la cabeza para responderle algo pero él se adelantó-, después de todo, éramos nosotros los que siempre decíamos que no íbamos a caer en brazos de ningún Gryffindor ¿recuerdas?
-Bueno… -rió -… tampoco creo que tu mujer y mi marido esperasen acabar enamorados de dos Slytherins y mucho menos si éramos nosotros…
-La diferencia, hermanita –dijo llamándola con cariño-, es que ellos no lo dijeron en una sala común llena de Slytherins.
La mujer rió esta vez más abiertamente.
-Aún recuerdo que tuviste que inventarte que habíamos tomado… ¿cómo se llamaba?... ¿cómo la llamaste, Draco?- Draco rió con elegancia y después de murmurar al oído de ella un suave Desire contrarium, ella sonrió aún más-… eso… Desire contrarium… que por cierto, ¿de donde sacaste ese nombre? –él se encogió de hombros-. Da igual… El caso es que los convencimos para que creyesen que decíamos todo lo contrario a lo que queríamos…
-Blaise no nos creyó –frunció el ceño.
-Porque Blaise ya sabía que estábamos enamorados de dos Gryffindors –Draco arrugó la frente intentando hacer memoria-… nos escuchó aquella noche… ya sabes…
-No quiero dejarte sola Pansy… -le dijo Draco.
-No lo estoy. Harry… Él estará conmigo Draco, él tiene que estar conmigo como tú lo tienes que estar con Hermione –ambos sonrieron-. La quieres mucho ¿verdad?
-La amo –respondió sin ninguna duda. Suspiró resignado.-. Creo que voy a ir a hablar con ella…
Pansy asintió dejándolo marchar después de que él la besara con suavidad en la frente. Draco. Draco siempre sería su otro hermano; Alex le había enseñado en muchas ocasiones que debía ser sincera con sus sentimientos y que tenía que afrontar lo que le daba miedo pero en ningún momento le dijo que debía hacerlo sola. Se había refugiado en los brazos de su amigo, de su hermano, porque tenía miedo de que su esposo no fuese capaz de compartir con ella lo que Draco compartía; recuerdos… demasiados recuerdos que unían a los dos slytherins y a Alex. Tres hermanos, dos madres, dos familias… pero siempre tres hermanos aunque no estuviesen unidos por la sangre.
Respiró suavemente volviéndose hacia la enredadera carnívora que empezaba a despertar. Sonrió y sacó el anillo que llevaba oculto bajo la túnica. Lo acarició con lentitud, sonriendo, recordando aquel anillo en la mano de Alex… Era hora de que ella también despertase. Salió del invernadero en busca de su marido; entonces lo vio, apoyado en la pared contraria, con la espalda pegada al invernadero número seis y la visa fija en ella. Sonrió y antes de que el moreno pudiese decir nada, lo abrazó. Rodeó la cintura de su marido y aspiró el dulce aroma que él siempre desprendía. Y sonrió. Él estaba allí, él siempre estaría allí; y quizá no tenía tantos recuerdos como Draco de Alex pero sabía que Harry siempre estaría dispuesto a conocer a Alex a través de sus propios recuerdos.
----------------------------------------------
Abrió la puerta con sumo cuidado, aún le dolía la cabeza desde la última vez que había interrumpido a Lucía en uno de sus ataques y esta le había arrojado lo que parecía haber sido en algún momento una silla; no tenía ganas de volver a pasar por la enfermería ni tampoco tenía ganas de que su padre estuviese horas riéndose de él hasta que tía Hermione le recordase que él también había tenido algún que otro incidente con ella misma por haber entrado donde no debía y cuando no debía hacerlo. Pero curiosamente a lo que James podría haber imaginado, Lucía no estaba destrozando nada con su varita, ni tampoco parecía enfadada. Sólo estaba sentada ceca de la ventana mirando hacia fuera; la túnica y la capa habían quedado olvidadas sobre una antigua mesa y el uniforme de Hogwarts se veía perfectamente bien desde donde él estaba. Su mano estaba extendida y una extraña bola blanca daba continuas vueltas en su palma abierta.
Entró en silencio. Si ella lo había oído no había dado muestras de haberlo hecho; seguía mirando hacia la ventana mientras movía su mano para que la esfera de energía cambiase de forma y de tamaño; control; tenía que aprender a controlar su energía y sus ataques, sus emociones. Se aferró a su fuente de poder, pero en aquellos momentos la tenía un poco distorsionada.
Suspiró. Sinceridad. Tenía la suerte de haber heredado aquel conocimiento de su madre; sabía bien que a su padre las muestras de afecto se le habían dado no demasiado bien, dado que no había recibido muchas de ellas siendo niño, él tampoco había sabido darlas; había escuchado aquella historia cientos de veces, había sido su madre quien con toda la sinceridad de su corazón había logrado que él se abriese. Respiró hondo y se alborotó el cabello rubio. Sinceridad. Eso haría. Sinceridad.
Sus propósitos decayeron en cuanto se sentó al lado de Lucía. La niña lo miró frunciendo el ceño y apretando los labios para, seguramente, no contestarle o evitar hacer algún comentario hiriente. La esfera que tenía en su mano intensificó su color pasando a un blanco opaco.
-Perdona, no debí hablarte así antes –dijo el chico sin mirarla-. Estaba celoso –admitió aún sin mirarla. Notó como ella se relajaba-… has pasado los dos últimos meses con mi padre, casi no nos hemos visto, llegamos a Hogwarts y pasas más tiempo con Jones que con nadie… -Lucía giró la cara para mirarlo directamente; él no tuvo el valor de hacerlo-. Casi no hablamos, y bueno… echo de menos a mi amiga… -terminó diciendo un poco ruborizado.
Lucía le miró. James no le devolvió la mirada. Ella sonrió. Era terco. Cabezota. Orgulloso. Pero también era dulce y cariñoso y era Jamie… había intentado entender por qué le había hablado de aquella manera, pero no había encontrado respuesta… no hasta ahora, no hasta que él le había contado aquello. Alargó su mano y rozó la mejilla de James, quien demasiado acostumbrado a las caricias y los abrazos de ella y no se apartó.
-Tienes una herida.
-No recuerdo habérmela hecho - James se llevó la mano a la mejilla.
-Deja… ¿recuerdas que no sabía para qué servía esta nueva esfera? –él asintió-. Creo que ya lo sé… Déjame… -lo sentó en una de las sillas y se colocó de pie frente a él.
Apenas pasó las yemas de sus dedos por la herida de él, y ésta cicatrizó al instante. Los ojos de James se perdieron en los suyos y por unos segundos, sólo unos segundos, el corazón de Lucía pareció palpitar más deprisa de lo acostumbrado.
-No quiero apartarte de mi lado James… Te pedí que nunca te alejaras… Te necesito a mi lado, eres mi amigo –le sonrió-. Necesito que estés a mi lado, por favor…
James le sonrió con aquella dulzura e inocencia que le caracterizaba, con aquella mirada decidida y asustada y aquel cabello rebelde y de un color parecido a la paja en verano; la abrazó. La abrazó por la cintura y abrió las piernas introduciendo a Lucía en el espacio que había y atrayéndola hacia él apoyó su cabeza en la cintura de ella, notando como la chica le rodeaba el cuello con una mano y con la otra le acariciaba el cabello.
-Gracias… -le susurró él.
Gracias por curar la herida. Gracias por perdonarme. Gracias por seguir siendo tú. Gracias por estar a mi lado. Gracias por quererme a mi lado. Gracias simplemente… gracias por quererme; gracias por dejarme quererte.
--------------------------------
Su rincón. Draco sonrió. Desde que había obtenido aquella pequeña biblioteca, Hermione podía pasarse las noches enteras allí sentada leyendo, consultando libros o simplemente pensando mientras ojeaba un viejo álbum de fotografías donde la mayoría de ellas, eran de ella con Potter y Weasley cuando eran adolescentes. La observó desde su posición. Su mujer acababa de bañarse, lo sabía porque la sala aún oía al jabón de rosas que ella solía utilizar cuando quería relajarse, además, iba envuelta en su bata negra de seda que él le había comprado el año anterior y que ella sólo utilizaba cuando se acababa de bañar; posó sus ojos grises en uno de sus rizos que había escapado de su lugar habitual y estaba enganchado en el cuello, en la piel que estaba a la vista.
-¿Y Lucía? –preguntó el hombre quitándose la capa y dejando sobre una mesa algunos pergaminos y libros.
Hermione contestó sin apartar su vista del libro que tenía entre manos.
-No le dije que viniera, después de todo, suponía que tú ibas a estar con Pansy, eso fue lo que dijiste ¿no?
Draco resopló para sí mismo intentando controlarse, ella no iba a ponérselo fácil. Comprensible, él tampoco lo haría. Se acercó hasta ella y se sentó en el reposabrazos; era una costumbre que había adquirido de su padre; sonrió para sí mismo, una de tantas otras.
-¿Qué lees?
-Maleficios y hechizos de medio grado –le dijo con sarcasmo-. Aunque estoy pensando en tomar otro libro de la biblioteca… -añadió con fingido compromiso. Frunció el ceño y miró a su marido -… tortura psicológica… ¿tú que opinas?
-¿No hay alguno que hable de maridos que se equivocan y quieren pedirle perdón a su esposa y no saben como hacerlo?-Hermione lo miró. Allí estaba. Su sonrisa. Aquella sonrisa encantadora. Pero no iba a ceder. Para mortificación del rubio, Hermione giró la cabeza y tomó el libro dispuesta a seguir leyendo donde lo había dejado.-. Vale, sólo para hacerme una idea… ¿hasta donde me he equivocado? –preguntó con un deje entre divertido, exigente y suplicante.
Hermione suspiró y cerró el libro de nuevo meditándolo unos segundos.
-Lo siento… -le susurró él-… sólo… pensé que Pansy necesitaba protección y que bueno… Quise pensar que me necesitaba… Pero no debí alejarte de mí, ni debí alejarme de Lucía…
-¿Qué te ha hecho cambiar de opinión? –él la miró-. Has dicho "pensé" y "quise pensar que me necesitaba" ambos en pasado, así que, ¿qué te ha hecho dejar de pensar eso?
-Era yo quien necesitaba estar con Pansy, no ella… -admitió el rubio derrotado y orgulloso de que su mujer fuese tan lista.
Hermione se movió en el sillón y Draco entendió el gesto de ella; si bien aún no estaba perdonado, le estaba dando la oportunidad de dejarse perdonar. Sonriendo se dejó resbalar por el reposabrazos hasta caer en el sillón al tiempo que con una mano rodeaba la cintura de ella y la levantaba para sentarla de nuevo en sus piernas. Hermione lo miró esperando que él hablase. Draco suspiró.
-Alex era como un hermano para mí… -susurró-… yo… pensé que si no la tenía a ella al lado, me volvería loco –notó como el cuerpo de Hermione se tensó-, tú no conocías a Alex y yo necesitaba a alguien que lo conociera, a alguien con quien compartir lo que había pasado con él y…
-… y a alguien que hubiese pasado tanto tiempo con él como tú –terminó Hermione por él.
-¿Cómo…
-Draco, Harry y yo pasamos por lo mismo cuando Ron… -se le trabó la lengua y notó como un nudo se le hacía en la garganta dificultándole el habla-… bueno, ya sabes… Era como un hermano… -Draco la miró y ella le sonrió por primera vez-. No estoy molesta porque hayas estado con Pansy, sino que estoy molesta porque no has estado conmigo…
Draco asintió en silencio. Lo sabía. Ella se había refugiado en él cuando Weasley había muerto, pero había sido diferente, cuando aquello había ocurrido, Potter había desaparecido del mapa, nadie sabía donde había ido aquel chico, y sólo cuando tres meses después apareció de la mano de Pansy, Hermione había vuelto a tener noticias suyas. Aún así… ella había confiado en él, había dejado que la abrazara por las noches cuando despertaba llorando en medio de gritos y pesadillas empapada de sudor, había dejado que él la abrazase y le había contado anécdotas y recuerdos que él jamás había imaginado que tenían en común… y sobre todo…ella había confiado en él, y no lo había alejado de su vida ni de su lado. Él sí lo había hecho.
-Tenía miedo… -le dijo él-… yo… pensé en Alex y … Lucía … tú… yo no sé…
Hermione asintió comprensiva. Era la primera vez que veía a Draco tartamudear. Siempre parecía tan seguro de sí mismo que a veces se le olvidaba que también tenía derecho a parecer, a aparentar ser débil, al menos ante ella. No lo pensó. El deseo que sentía ante él era demasiado fuerte; él era tan dulce, tan cariñoso como siempre lo había sido con ella. Entreabrió los labios, dándole la bienvenida a los de él que la besó sin preguntar nada.
Draco supo porqué la amaba. Era perfecta. Capaz de saber qué quería sin decirle nada; capaz de entender en su mirada lo que a veces su orgullo le impedía decirle, sonrió dentro del beso, orgullo que ella había vencido hacía mucho tiempo, orgullo que él había perdido en el mismo momento en que ella le dijo que lo amaba, en que él reconoció que la quería.
Le encantaba sentir la boca de ella en la suya. Después del primer beso desesperado, se relajó, dejando que ella llevara el ritmo, cosa que pocas veces le dejaba hacer; y cuando lo hizo, los labios de ella se abrieron y su aliento se mezcló con el suyo; ni pudo ni quiso juguetear con su lengua, no podía evitar rozarla y descubrirla por dentro, como hacía ella con él. Siempre tenía aquella facultad, siempre la había tenido: lo hacía temblar de deseo; la deseaba en aquel momento. La apretó contra su cuerpo pegándose a ella a pesar de la ropa y le gustaba.
Como siempre sus bocas parecían hechas la una para la otra y sus cuerpos también; el cabello mojado de ella flotaba a su alrededor y las manos de Draco apartaron la tela que cubría las piernas de ella haciéndola sonreír a ella. Él supo que estaba perdonado y que ahora era ella quien le pedía perdón por no haberle entendido antes. Sus cuerpos hablaban solos, no necesitaban nada más.
-Draco… espera… -él la besó en el cuello y a pesar de que quería parar ella se dejó hacer retirando la cabeza hacia atrás para darle mayor acceso. Un momento de lucidez la impulsó a detenerse-… Draco… para… espera… tenemos que hablar… Draco…
El rubio resopló y se separó de su mujer mirándola con deseo contenido. Hermione se acomodó la bata y le sonrió aún con la respiración agitada; él le sonrió de vuelta, estaba en las mismas condiciones que ella y aún así parecía sereno, como siempre; "el efecto de ser un Malfoy… una bendición y una maldición" era lo que en una ocasión Narcisa le había dicho.
-¿Qué ocurre? –preguntó él temiéndose que hubiese ido demasiado rápido.
Ella le sonrió.
-Siete meses… -le susurró-… quería que Lucía estuviese con nosotros porque dentro de siete meses… seremos uno más…
Y esta vez, Draco le sonrió, comprendiendo las palabras de ella a la primera, sin necesidad de armar un escándalo como el que había armado cuando se había enterado de que estaba embarazada de Lucía. La atrajo hacia él y la besó una y otra y otra vez en los labios, besos suaves, besos llenos de amor, besos llenos de sentimientos…
-Te amo… -le susurró a escasos milímetros de su boca.
Sus alientos se mezclaron. Ella sonrió.
-Te amo…
-----------------------------------
Lo sé, lo sé… no es mi mejor capítulo… cada vez que lo leo tengo ganas de tirarlo a la basura y empezar de nuevo… en fin… supongo que siempre puedo arreglarlo más adelante :D
Espero que os guste, ya me daréis vuestra opinión.
Nos leemos :D
