Hola! Perdón por no haber actualizado antes de Navidad; pero es que me secuestraron mis padres y mis abuelos!

No os riais que hablo en serio!

Me dijeron: vamos a hacerles una visita a los abuelos y nos quedamos a cenar allí!

En fin… supongo que son gajes de lo que suele pasar en Navidades, no? A ver, cuantos de vosotros estais igual que yo?

Bueno, aprovecho para agradeceros a todos vuestros reviews, pero sigo insistiendo que si no me dejais una dirección de correo, no podré contestaros los reviews, en serio.

Aps, sí, se me olvidaba! Esto feliz! Tengo 200 reviews gracias a vosotros y a las últimas amenazas que os voy dejando jajajajajaja:p

En fin, os deseo a todos una feliz Navidad y un buen año Nuevo 2006.

Y ahora, os dejo con el capítulo, y como lo prometido es duda, Sarita (mi prima), aquí os he dejado la carta que Bella le escribe a su hermana.

Un besito a todo el mundo y FELICES FIESTAS!

CAPITULO 25

Harry, Pansy, Blaise, Dumbledore, Ron y Hermione con un adormilado Alex en brazos estaban reunidos en la habitación de Alisa. Ron se había encargado de curarla y ahora estaba reposando tranquilamente en la enfermería vigilada por Dani que se había ofrecido a estar con ella por si había algún cambio.

-¿Y bien? –preguntó Pansy mirando al director - ¿Qué es ese Ritual? ¿En qué consiste?

-En serio, chicos ¿no prestabais atención en Historia de la magia? –Pansy miró a Ron de forma irónica y el chico sonrió-. De acuerdo, puede que dada mi situación, porque estoy seguro que vosotros dos también sabéis quién soy –apunto a Blaise y Pansy-, yo sepa más de esto… aunque Harry también lo estudió ¿me equivoco? – y mirando la pálida cara de Hermione supo que ella también sabía de qué iba todo aquello. En un gesto puramente maternal, mantenía a Alex en su regazo abrazándolo fuertemente y el pequeño no daba muestras de quejarse por ello.

-¿Queréis hablar de una maldita vez? –dijo Blaise nervioso. Lo miraron -. Draco acaba de irse corriendo siguiendo a una histérica Narcisa Malfoy y nunca y digo nunca en mis años de amistad con Draco había visto a su madre perder la compostura de esta forma.

-Es un ritual muy antiguo –explicó Dumbledore-, hace más de quinientos años que nadie lo intenta practicar, es demasiado arriesgado y algunos de los magos que han intentado realizarlo han terminado bastante mal.

-¿A qué se refiere? –preguntó Blaise.

-El Ritual consiste en obligar a una persona a unirse al mago que celebra el rito. Requiere un gran gasto de energía mágica por eso no todos los magos que lo han intentado lo han conseguido, sólo los más poderosos –dijo Hermione recordando lo que había leído-. Los que intentan realizarlo sin estar preparados para ello, pierden su capacidad mágica de forma brusca y espontánea, por lo que su cuerpo acostumbrado a la magia interna sufre las consecuencias… -Pansy la miró-… consecuencias mentales… terminan enloqueciendo.

-Así es –afirmó Dumbledore que notaba la mirada de Blaise sobre él-. Nadie en los últimos siglos ha intentado siquiera realizarlo, conscientes de la gran energía que requiere…

-Pero Réficul sí tiene esa energía… -dijo Harry tomando a Alex de los brazos de Hermione-… Deja que lo coja yo un rato… te ves agotada –le sonrió y ella se lo agradeció con una simple mirada. Ron los miró y sintió una antigua punzada de celos; estaba claro que se había perdido mucho en la amistad que había unido a aquel par.

-¿Cómo se realiza el ritual? –preguntó Pansy.

-El mago que quiere poner en marcha el ritual debe realizar un sacrificio de sangre humana… -suspiró-. La víctima debe ser un varón de la familia más cercana de la víctima –añadió al ver la cara de Blaise.

-¿Qué se consigue con el ritual?

-Doblegar la voluntad de la víctima hasta dejarla a su merced de modo que obedezca todas y cada una de las órdenes que le da el mago. –contestó el anciano.

-¿Cómo un imperius? –preguntó Pansy.

-No, es bastante más complejo que eso –dijo Ron interviniendo por primera vez en la tanda de preguntas-. El imperius puedes llegar a controlarlo y evitarlo como lo hizo Harry en quinto curso, pero si se realiza el Ritual de Unión es imposible hacer algo así; tu alma queda ligada al mago que lo ha realizado y si por algún motivo eres capaz de evitarlo, cosa que hasta el momento no ha sido posible de hacer, el resultado es que mueres.

-¿Y qué tiene que ver el Ritual con nosotros? ¿Con Lucía? –insistió Blaise.

-Réficul quiere los poderes de Lucía –dijo Harry con voz cansada. Notó como Blaise y Pansy lo miraban-. Cuando él se metió en su mente le pidió que se uniera a él de forma voluntaria y ella lo rechazó… -sonrió al recordar el modo en que la pequeña se lo había contado-… supongo que se cansó de esperar una respuesta afirmativa y ha optado por esto… -miró a Dumbledore que asintió-. Y no sólo quiere los poderes de lucía… -Hermione le miró como si temiera lo que Harry iba a decir en aquellos momentos-. Él quiere a Lucía del mismo modo que Voldemort quiso tenerme a mí.

-Réficul intentará llevar a cabo el ritual de unión, de esa forma se asegurará de que ella le entregue sus poderes –dijo Hermione-… por eso querían conseguir a Alex –miró a su hijo y lo volvió a coger entre sus brazos donde el pequeño que estaba dormido, se acurrucó contra su madre-… es el varón más ligado a Lucía.

-Por eso Lucía también ha lanzado la protección a Draco –dijo Pansy recordando el modo en que Lucía había mirado a su padre.

-Y por eso han salido corriendo, seguramente a casa de los Malfoy para proteger a Lucius –añadió Blaise.

-El único problema es que –empezó a decir Ron-, Lucía ha gastado demasiada energía; lleva tres años protegiendo a Alex, también los brazaletes que llevamos están encantados con su propia magia para saber cuándo estamos en peligro, tanto nosotros como los niños –dijo con el ceño fruncido. Estaba claro que aún no había perdonado a Lucía por haber hecho tal cosa-. Y si Lucía vuelve a intentar lanzar el hechizo protector sobre alguien con la misma intensidad que lo ha lanzado sobre su padre… estará prácticamente tan agotada que incluso un niño de primero podría vencerla…

-¿Cómo habéis sabido del Ritual? –preguntó Blaise.

Harry se encogió de hombros al notar la mirada de Dumbledore sobre él y el anciano asintió extendiéndole una carta a Blaise.

-Narcisa y Lucius la recibieron esta noche, por eso Narcisa estaba en mi despacho, para enseñármela… En ella, alguien les pone sobre aviso para que Lucía pudiera proteger a los suyos.

-¿Quién la ha enviado? –preguntó Blaise empezando a abrir el pergamino.

-Bellatrix Lestrange… -sonrió-… no, ha sido Bellatrix Black.

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Lo había perdido. Lo había perdido para siempre. Había perdido a la única figura paterna que había tenido en su vida; no había sido la mejor a veces, pero había sido excelente en otras ocasiones y era su padre, lo quería y no había podido despedirse de él. Lucía permanecía de pie en la habitación mirando el hueco que había dejado Lucius en la cama. Narcisa se levantó del suelo y se acercó al lecho de su esposo rozando con cierta timidez el lugar que él había estado ocupando antes. Se giró con una media sonrisa hacia su hijo y su nieta mientras intentaba cortar las lágrimas.

-Sigue caliente… -murmuró. Miró a Draco-… no va a volver, ¿verdad?

Draco no dijo nada. Se acercó al escritorio de su padre y tomó las tres cartas que él había dejado allí, guardándose la de Alex entre los pliegues de la túnica se giró hacia las dos figuras femeninas de la habitación.

-Madre… deberías ser la primera en leer… tu carta…

Narcisa asintió y tomó el sobre que Draco le extendía. Lucía seguía parada en medio de la habitación sin saber qué hacer o qué decir… Dos minutos… Dos minutos antes y ella hubiera podido salvar a su abuelo de lo que fuera que habían hecho… Ahora él no estaría más allí… había perdido a alguien que los demás calificaban como frío y que ella quería con todo su corazón por todos los ratos que habían pasado juntos. No fue hasta que su padre la tomó por los hombros y la abrazó desde atrás que se dio cuenta de la realidad; no volvería a verlo.

-No ha sido tu culpa, princesa… -le susurró-… no ha sido tu culpa, ¿de acuerdo?

Pero Lucía no le escuchaba… Había sido su culpa, como siempre, como cada vez que alguien estaba demasiado cerca de ella… Sonrió con tristeza para sí misma empezando a entender por qué tío Harry había desaparecido durante tanto tiempo del mundo mágico y muggle… la culpa había inundado su corazón como ahora lo estaba haciendo con ella.

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"Querida hermana:

Espero que estas líneas escritas deprisa y antes de que mi odio vuelva a cegar mi razón sean suficientes para advertirte del peligro que corréis. Querrás una explicación y lamentablemente no la tengo. Te odié. Te odié por años enteros… Tú eras todo lo que tenía, lo único que me mantenía viva y con la fuerza suficiente para enfrentarme a lo que fuera eras tú; después… después Lucius Malfoy apareció en tu vida y te arrebató de mi lado sin que yo pudiera hacer nada porque tú le amabas. Le amaste desde el primer momento en que lo viste; siempre decías que te gustaba su arrogancia, su elegancia, su porte, su mirada. Intenté disuadirte de todas las formas posibles de que no te comprometieras con él, incluso me atreví a seducirle para hacerte ver que no te amaba pero me equivoqué… Lucius Malfoy me rechazó y pude ver en sus ojos que te amaba…

Luego te casaste y me dejaste más sola de lo que ya estaba… Juré no volver a saber de ti, desaparecer de tu vida como tú lo hiciste de la mía. Me casé y me convertí en la señora de Lestrange. Quería tener lo que tú tenías y de nuevo me equivoqué. Busqué el amor en alguien que no me amaba esperando recibirlo y jamás me llegó nada, busqué una familia y jamás pude tenerla… hasta eso se me negó: el derecho de ser madre… Solía verte en las reuniones de Nuestro Señor Voldemort y veía que tus ojos brillaban cuando Lucius estaba cerca de ti; veía con envidia el modo en que él te miraba, la forma en que te acariciaba la mejilla o la manera en que con sutiles palabras evitaba que tuvieras enfrentamientos directos cuando había algún ataque planeado y si en un principio pensé que era porque te consideraba torpe y una bruja inútil, me di cuenta de que no era por eso, sino porque te quería proteger. Y después nació Draco y tu felicidad y la de Lucius fue completa mientras que yo me sumía en la oscuridad y buscaba en el odio hacia Lucius la excusa para seguir alejada de ti.

Luego me enamoré de Tom… porque para mí siempre fue Tom… él me daba el poder que ansiaba tener sobre Lucius, poder que utilizaba para torturarlo y humillarlo cada vez que tenía oportunidad porque, me recordaba a mí misma, que él te había alejado de mi vida. Más tarde maté a Sirius, Narcisa… nuestro primo… ¿cómo pude hacerlo? Él era quien nos cubría cuando éramos pequeñas y hacíamos alguna trastada… él siempre decía que era el culpable y nosotras salíamos indemnes mientras que él era castigado con severidad por sus faltas… quizá fue ese odio con el que lo criaron el que le empujó a separarse de nosotras… Jamás podré preguntarle por qué lo hacía…

Son cosas del pasado que quizá explican mi reacción del presente y mi incertidumbre por mi futuro…

Yo llevé en el vientre la semilla del Mal, crié a Réficul tal y como Tom me había ordenado, en la oscuridad y el silencio, entre las sombras y el recuerdo de las guerras y la sangre derramada y la que aún queda por derramar. Me sentí orgullosa de ello, me sentí orgullosa de ser su madre y haber conseguido traer de nuevo al mundo la Oscuridad y el Mal que Harry Potter purificó un día llevándose la vida de Tom por delante… Ahora me arrepiento de haberlo hecho.

No sé en qué momento exacto me di cuenta de que mi odio hacia Lucius y mi envidia hacia ti habían logrado opacar mi razón y mi sentido común… pero creo que fue en el momento en que tuve que matar a Alexander para probar mi lealtad con Réficul… ¿recuerdas a Alex? Él siempre estuvo en contacto conmigo, igual que supongo que lo estuvo contigo y con Draco… Alexander era como un hijo para mí, el hijo que nunca tuve y hube de matarlo para seguir viviendo… si es que a esto se le puede llamar vivir…

Ahora tengo que avistar del peligro que corre tu familia, esa familia a la que renuncié y que siempre deseé tener ocupando tu lugar… Réficul va a realizar el Ritual Antiguo de Unión para conseguir los poderes de Lucía Malfoy; estoy segura de que recuerdas todo lo que eso significa y estoy segura que sabrás actuar en consecuencia…

No espero que mi carta sirva para resarcir de todo el mal que he causado, de todo el daño que te he causado a ti, mi pequeña hermana… Sólo quiero decirte que en algún lugar de mi corazón, aún sigue estando ese espacio para ti y tu familia…

Si todo esto termina con mi muerte, no me llores porque no lo merezco. Vive feliz Narcisa Black Malfoy, vive feliz porque te lo mereces…

Te quiere, tu arrepentida hermana

Bellatrix Black"

Blaise terminó de leer la carta y se giró hacia Pansy. Ellos dos eran los que más contacto habían tenido con Bellatrix si ignoraban el hecho del contacto que Harry había tenido en su adolescencia con la mujer. Hermione y Ron miraron al moreno esperando alguna reacción por su parte. Harry sonrió con cierto sarcasmo y cinismo cuando notó que todos lo miraban y pensando que era como en los viejos tiempos en los que él siempre era el centro de atención, abrió la boca.

-Me alegro por Lucía de que Bellatrix haya informado de esto, pero jamás diré que lo siento por ella; mató a Sirius y es algo que no voy a perdonarle nunca, así que dejad de mirarme como si fuera a darle mi bendición por estas palabras porque nada de lo que diga podrá merecer mi perdón.

De los presentes, Ron y Hermione eran los que mejor comprendían el sentimiento de Harry. Sirius había sido para él una tabla de salvación, la única esperanza que le quedaba de recuperar la felicidad que no había tenido de niño y que le había sido arrebatada. Con la muerte de Sirius, todas sus esperanzas habían muerto y con ellas, una gran parte de Harry Potter también.

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Amy hojeaba la biblioteca privada de los Malfoy con cierto interés; había oído hablar de algunos de aquellos libros por la propia Hermione pero por más que había buscado en la biblioteca del colegio no había podido acceder ni a la mitad de los que ahora habían frente a ella; Amy tomó nota mental de pedírselos a Hermione, sabiendo el amor que compartían por las palabras escritas sabía que no se negaría.

Jack había encontrado una pequeña bola de cristal y estaba intentando ver algo de su futuro en ella aunque sin ningún resultado por el momento más que niebla y neblina espesa. Jen, a su lado, reía divertida al ver como el chico fruncía el ceño cada vez que la niebla se movía dispersándose y se volvía a agrupar sin haber formado nada y sin dar indicios de que fuera a hacerlo.

James estaba sentado sobre la mesa, junto unos pergaminos que parecía que Hermione había estado mirando la noche anterior pero que ya estaban bien colocados, ordenados alfabéticamente y dispuestos para ser leídos de nuevo. Tenía los pies apoyados en la silla y las manos, a ambos lados, tamborileaban incesantemente sobre la superficie de la mesa haciendo que de vez en cuando Jack lo mirase con cara de querer matarlo si no dejaba de hacer ese maldito ruido que lo estaba volviendo loco.

Adam era el que parecía más calmado; Amy supuso que era porque quería hacer respetar su papel de mayor delante de ellos. Estaba sentado en el sofá mirando la chimenea apagada como si en cualquier momento alguien fuera a ir a visitarlos, cosa bastante improbable pero que al menos, parecía mantenerlo calmado, cosa que ya era decir mucho más de lo que estaban el resto de chicos.

James miró a la puerta por vigésima vez en la última media hora. Se levantó de un salto haciendo que la silla se cayera; Jen lo miró.

-Me has asustado –dijo mirando fijamente al rubio con el ceño fruncido.

James la ignoró y se dirigió a la puerta.

-¿Dónde crees que vas? –preguntó Adam levantándose y tomándolo del brazo-. Los has oído, tenemos que quedarnos aquí.

-No veo a Lucía por aquí –dijo Jamie con sarcasmo-, voy a buscarla.

-No, no vas –dijo Adam muy seguro.

-¡No voy a quedarme aquí esperando quién sabe qué, Adam! –dijo exasperado Jamie soltándose del agarre de Adam y pasándose las manos por el cabello. Respiró profundamente-. No puedo quedarme quieto sin saber qué están haciendo… -miró a Jack que parecía divertido e iba a hacer algún comentario-. Y si dices alguna de tus tonterías, te prometo que te echaré tantas maldiciones que pasarás el próximo curso en la enfermería –le amenazó. Jack se calló inmediatamente y todo rastro de lo que tenía pensado desapareció de su cabeza tan pronto como había llegado-. Mucho mejor. Y tú… -empezó a decir mirando a Adam. Pero el pelirrojo negó con la cabeza y con un movimiento de varita cerró la puerta. James lo miró enfadado-. Lo siento James, pero no puedo dejar que sal….

-Si le pasa algo a Lucía y no estoy allí para ayudarla será tu culpa –le dijo James con una calma que sólo era apariencia-. Entonces, cuando eso ocurra, procura no estar a mi lado… No te gustaría.

Adam sólo tuvo que mirar a los ojos de James para darse cuenta de que si algo le ocurría a Lucía y él no podía estar a su lado, más le valía huir de él. Suspiró internamente. Quizá sí sabía de quién estaba enamorado su amigo…

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"¿Cómo he de llamarte? Mi amor, mi luz, mi vida… Tantas palabras que describen mi amor hacia ti y tan poco tiempo para escribirlas todas.

Escribo estas líneas cuando acabas de marcharte; tu sabor aún se conserva en mis labios, como el recuerdo del último beso que me has dado y yo estoy escribiéndote porque sé que mi muerte está cercana. No te culpes, yo te he pedido que te marcharas, no podría soportar verte derramar ni una sola lágrima por mi culpa, te amo demasiado para eso.

Mi dulce Narcisa… He intentado protegerte durante la vida que hemos compartido juntos… Una vez me preguntaste qué podías ofrecerme a cambio de la posición y la fortuna que yo te había dado… me reí, incapaz de decirte en aquel momento lo que ya me habías dado… Respeto, cariño, confianza, amor… ¿te parece poco? Al parecer sí porque poco después me diste un hijo, algo que te agradezco con todo el amor de mi corazón.

Siempre me culpé de la muerte de Isirius, a pesar de tus palabras de apoyo y consuelo… cometí muchos errores en mi vida y la muerte de Isirius y mi posterior entrada a las filas oscuras fue el primer error… tú me ayudaste a corregir el resto pero aún así, mis manos están manchadas de sangre inocente a la que tuve que matar durante mucho tiempo porque no creo que esté expiado de mis pecados únicamente por la vida que he llevado los últimos años…

Jamás supe como pagar mis pecados… quizá este sea el mejor modo de hacerlo… enfrentaré mi destino con la cabeza bien alta, como un Malfoy… enfrenta tú el tuyo como la mujer que siempre fuiste, fuerte, tenaz, poderosa.

Te quiero Narcisa Black, siempre te amaré… Nos veremos en el otro lado del valle, presumida.

Tu fiel y amada serpiente arrogante,

Lucius Malfoy"

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-Lo tengo –dijo Amy leyendo una página de un libro.

-¿Qué? ¿Una poción para hacerle la vida imposible a Nott? –preguntó Jack sonriendo de forma traviesa.

-No, la forma de ayudar a Lucía –James dejó lo que estaba haciendo y miró a Amy. Adam se giró hacia la puerta por donde entraba Dani.

-¿Cómo sigue Alisa? –preguntó Jen interesada.

-Cansada pero bien, mañana ya podrá salir de la enfermería –dijo convencida. Miró a James que parecía querer asesinar a Adam con la mirada-. ¿Qué ocurre?

-Adam está impidiendo que James salga a buscar a Lucía –se encogió de hombros Jen mirando a su prima-, y Amy nos iba a decir algo antes de que interrumpieras –le reprochó. Dani le sacó la lengua de forma infantil antes de sentarse junto a Jamie.

-¿Amy? –incitó Adam para que continuara con lo que iba a decir.

La morena apartó su atención de Jack que la estaba besando en el cuello en aquel momento y sin sonrojarse apenas para nada dirigió su vista de nuevo al libro.

-Supongo que todos habéis estado al corriente de lo que le ocurre a Lucía con su magia interna… -dijo Amy. Los presentes asintieron.

Todos y cada uno de ellos se habían enterado por diversas formas de que Lucía estaba consumiendo su propia magia para protegerlos a todos. Jack había escuchado una conversación entre su padre y Pansy una de las tardes en que la mujer de Harry había ido a tomar el té con Luna y, debido a que en esos momentos, la matriarca de la famita se encontraba en el Callejón Diagon terminando unas compras, Pansy había entablado una muy interesante conversación que Jack no había intentado evitar en cuanto había escuchado el nombre de Lucía mezclado con la palabra "peligro".

Adam había sido el único presente que se había enterado de forma más o menos razonable del estado en el que se encontraba Lucía y únicamente había sido por ser el mayor de los primos Weasley; seguramente habían pensado en informarle para que mantuviese vigilada a Lucía por si le pasaba algo, por supuesto eso era algo que Adam jamás haría, traicionar la confianza de Lucía, aunque sus padres, cuando se lo dijeron, jamás se enteraron.

Dani y Jen habían sido otra historia. Habían visto a su primo entrar en la cocina con sus padres y sabiendo que le iban a decir algo importante las dos chicas se habían agolpado en la puerta escuchando la mitad de la conversación y palabras sueltas. Cuando Isbelle, la madre de Adam había abierto la puerta desde el interior, Danielle había caído hacia el suelo mientras que Jen había caído sobre Dani. Inmediatamente las dos primas se habían levantado del suelo diciendo cosas como "¿Lucía está en peligro porque no quiere que le ayudemos porque no confía en nosotros?" Así que Isbelle y Bill tuvieron que volver a repetir la charla con las dos menores, indicándoles que mantuvieran la boca ceerrada.

Amy… Bueno, ella había sido un caso a parte. Sus padres se veían cansados y ante cada llamada de Draco y Hermione ambos saltaban de sus asientos como si estuvieran esperando una mala noticia. Eso, sumado a la mirada de Lucía cuando le había entregado el brazalete y su insistencia para que se lo pusieran la había llevado a atar cabos.

James se había enterado por boca de la propia Lucía. La chica no había podido ocultárselo por mucho tiempo y mucho menos cuando él estaba con ella durante uno de sus momentos bajos después de haberse cansado demasiado utilizando la magia sin varita.

-¿Qué ocurre, hermanita?

-Acabo de encontrar la manera de ayudar a Lucía –dijo Amy ignorando deliberadamente el comentario de su gemelo pero enviándole una mirada de advertencia-. Los brazaletes.

-¿Los brazaletes? –Jack miró el suyo -¿Qué ocurre con los brazaletes?

-Bueno, si ella los ha estado utilizando para protegernos, nosotros podemos utilizarlos para protegerla a ella –sonrió satisfecha-, después de todo, ella también tiene uno, ¿no?

-¿Qué estás sugiriendo? –preguntó Adam con una ligera idea de lo que Amy quería decir.

-Que le entreguemos parte de nuestra magia sin que ella lo sepa –contestó Amy decidida-. Sólo necesitamos una poción… -arrugó el ceño-… bastante complicada por cierto, pero que quizá si se lo pedimos a tío Draco…

No le dio tiempo a decir más. En un revuelo su hermano le había quitado el libro de las manos y había ido directo hacia la puerta apuntando con su varita la cerradura que estaba cerrada mágicamente por el hechizo de Adam.

Bombarda! –gritó. Ni siquiera se detuvo para ver los daños de la puerta.

Dani dejó escapar un silbido de alivio.

-Me alegro de no haber sido puerta –dijo con su característico sentido del humor. Amy rodó los ojos y siguió los pasos de su hermano-. Vamos, tenemos algo que hacer.

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"Querido hijo:

Te quiero. Después de tantos años queriendo que fueras el mejor, queriendo que destacaras en todo, deseando que formaras una familia con una familia de linaje puro y aceptando más tarde tu matrimonio con Hermione Granger, quien debo decir, es una de las mejores brujas que he tenido el privilegio de conocer y que me alegro que sea tu esposa, todo se reduce a eso, te quiero.

Sabes bien que nunca fue hombre de palabras, sabes que cometí muchos errores en vida y seguramente si me dan la oportunidad, también los cometeré en muerte, pero del mismo modo sabes que os quise como jamás nadie hubiera imaginado que Lucius Malfoy podía llegar a querer.

Todas las veces en que te castigué, todas las veces en que te regañé, las veces en las que te exigí demasiado… perdóname hijo por desear que fueras lo mismo que yo era… perdóname por estar tantos años equivocado deseando que siguieras un camino que yo había tomado por una mala elección… perdóname por todo, Draco.

Serás el pilar familiar desde el momento en que yo desaparezca, porque sé que voy a morir; desde el momento en que he leído la carta de tu tía Bella lo he sabido… envié a tu madre a protegerte y espero que lo haya cumplido… pero era protegerte a ti o protegerme a mí… e hice mi elección: tú estás por delante de mí, siempre lo has estado.

Deberás cuidar a tu madre ahora Draco.

Dragón… te pusimos ese nombre porque desde el momento en que naciste, abriste tus ojos y las enfermeras se quedaron atónitas al ver tu mirada airada y de superioridad, todo un Malfoy… Demostraste tu fuerza y fiereza con tu primera mirada al mundo dándoles a entender a todos que con tu nacimiento nada más importaba. Mi dragón, nuestro dragón…

Protege a tu familia como yo intenté proteger a la mía en su momento, hijo mío. Cometerás errores, pero ni la mitad de ellos serán como los que yo cometí; tienes a tu lado una esposa fuerte y astuta que sabrá guiarte en las decisiones, no dudes nunca de compartir con ella tus dudas, pues aunque tú seas el rey del tablero, no resistirás mucho sin el apoyo de tu reina y de todos los que te rodean.

Te quiero hijo mío, jamás lo olvides, y perdóname por todo el daño que he podido causarte y que con mi partida, te estoy causando.

Tu padre,

Lucius Malfoy"

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El frío que había a su alrededor le hizo tener conciencia de donde se encontraba; no sólo era el frío del suelo y las paredes que cubrían la incómoda e inhospitalaria estancia, era el frío que rodeaba el lugar lo que hacía que Lucius se estremeciese. Sabía que su piel había sido regenerada sin la necesidad de abrir los ojos y no pudo evitar sonreír para sí mismo una milésima de segundo al pensar que al menos no moriría de aquel horrible modo y que su cadáver conservaría la elegancia y el atractivo que un Malfoy se suponía debía tener.

-¿Cómo estás Lucius?

La voz de Réficul le llegó desde algún lugar de la habitación prácticamente a oscuras sin poder distinguir donde estaba. No contestó, sólo emitió una pequeña risa sarcástica.

-¿En serio importa? –Un fuerte dolor de agujas clavándose en su abdomen le hizo ahogar un grito, a pesar de que aquello no era nada comparado con los cruciatus que Voldemort le lanzaba, su cuerpo se resentía al maltrato físico una vez más.

-Tienes razón –un gesto de su mano y el dolor se detuvo-, no importa. ¿Sabes por qué estás aquí?

-Me has invocado –contestó Lucius tranquilamente.

-¿Sabes para qué servirás? –una risa malvada salió de la garganta del chico de diecisiete años que tenía delante.

-Únicamente pudo servirte para una cosa dado que has intentado atacar a mi nieto, hermano de Lucía, ¿cierto? –Réficul lo miró alzando las cejas invitándolo a hablar-. Realizarás el Ritual Antiguo de Unión y necesitas un sacrificio de sangre para ello.

-Muy bien –dijo Réficul con fingido asombro. Un giro de su mano fue suficiente para que un encapuchado apareciera delante de los dos-. Llévatelo y preparadlo… el Ritual se llevará a cabo –el hombre pareció que iba a decir algo-, no puedo esperar más tiempo.

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"Mi pequeña princesa:

No te culpes, sé que lo harás, a veces me pregunto si no eres demasiado noble para pertenecer a esta familia pero entonces cada vez que la duda me asalta de forma tan estúpida, veo tu mirada grisácea mirándome con sabiduría como si fueras capaz de leer hasta el menor de mis pensamientos y de escrutar hasta el más débil de mis sentimientos, y veo tu porte y la elegancia natural que nos distingue a los Malfoy y entonces comprendo que estoy equivocado y que nadie más que tú podría mantener vivo el legado de los Malfoy cuando tu padre ya no pueda con ello.

Lucía, cometí errores en mi vida, maté a mucha gente y aunque hoy me avergüenzo de ello y aún escucho entre sueños gritos de niños y mujeres a los que asesiné por la gloria de quien una vez fue Tom Riddle, el pasado siempre seguirá ahí y no podré expiarlo de ninguna de las maneras… Vendí mi alma al mismo Mal y dejé que la oscuridad cubriera mi corazón… Luego llegó tu abuela y tu padre y me enseñaron que el amor podía ser tan poderoso como el odio… Y luego llegaste tú y mi felicidad al tomarte en brazos por primera vez, fue absoluta.

Yo he manejado los hilos a mi antojo y supongo que para cuando estoy escribiendo esto, tú estás lanzando un hechizo de protección sobre tu hermano y sobre Draco… no esperaría menos de ti, mi pequeña princesa. No te culpes, no podrías haberme salvado, estaba muerto desde hace mucho.

He visto a Réficul, he mirado sus ojos y he visto la ambición, el poder de deseo y destrucción que mantiene su alma viva. Pero también he visto el amor que hay en los tuyos y creo firmemente que saldrás victoriosa de la batalla a la que deberás enfrentarte dentro de poco. Cuando llegue el momento, no tengas miedo, yergue la cabeza y muestra la inteligencia y la astucia que has heredado de tu madre y la sangre fría y arrogancia que has heredado de los Malfoy…

Sigue tus instintos de bruja y de muggle y ganarás no solo en esta contienda, sino también en todo lo que te propongas.

Es hora de despedirme, mi pequeña princesa.

Cuida de tu abuela que ahora te necesitará más que nunca y de tu padre, no es tan fuerte ni tan autosuficiente como a veces quiere hacernos creer a los demás.

Te quiero, princesa

Tu abuelo,

Lucius Malfoy

Y recuerda que los Malfoy no se inclinan ante nadie"

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-No voy a dejar que lo hagáis –dijo muy firmemente Blaise mirando a sus hijos-. No sin saber qué puede ocurriros –miró a su esposo pidiendo apoyo pero Harry parecía estar demasiado concentrado en leer el libro que Amy había llevado como para hacerle caso a su mujer.

-No os estamos pidiendo permiso, mamá –dijo la morena mirando a su madre-, sólo necesitamos esa poción de enlace y sabemos que tío Draco guarda una en su armario en la mazmorra donde se realiza la clase de séptimo grado, sólo veníamos a por la poción, no para pediros permiso.

-Amy, esa no es forma de hablarle a tu madre –dijo Harry sin apartar la mirada del libro-. Hermione, mira esto.

-¿Esto es cosa tuya? –preguntó Blaise mirando a su hijo-. Porque si esto es cosa tuya o es algún tipo de broma de las vuestras… –apuntó a las dos pelirrojas y a Jamie en el transcurso de su declaración.

-Yo no tengo nada que ver –se justificó Jack-. Pero si tuviera algo que ver te aseguro que no sería ninguna broma. Si Amy ha encontrado una forma de ayudar a Lucía lo vamos a hacer.

-No vais a hacerlo, puede ser muy peligroso –volvió a insistir Pansy. Se giró hacia Hermione -. ¡Díselo tú! –casi exigió.

Hermione lanzó un bufido y una sonrisa sarcástica demasiado Malfoy para el gusto de Harry.

-Pansy, me encantaría estar de acuerdo contigo y es más, en cualquier otra ocasión sería la primera en darles un discurso sobre lo que es peligroso y lo que no lo es; pero mi hija está en peligro y al parecer, mi hijo y mi marido también, así que perdóname si estoy demasiado ocupada pensando en eso como para preocuparme por decirles lo que está bien y lo que no está bien. Harry déjame leer eso otra vez –le arrancó literalmente el libro de las manos y sus ojos volvieron a repasar la página preguntándose como no lo había visto nunca antes estando tan cerca de ella como lo había estado.

Pansy miró a su esposo pidiéndole apoyo que nunca llegó ya que Harry estaba igual de interesado en la lectura que Hermione si no decir que más. Blaise negó con la cabeza al ver que su amiga se quedaba si palabras; increíble.

-Según esto… -empezó a decir Harry-… necesitamos un enlace con la persona… -miró a los chicos.

-Ya lo hemos pensado –dijo apresuradamente Jamie mirando a su padre-. Bueno, fue Amy quien lo pensó. Los brazaletes –dijo rápidamente al ver la ceja enarcada de su padre instándolo a seguir hablando-, Lucía los ha estado utilizando para protegernos de modo que si alguno estábamos en peligro ella lo supiera y pudiera protegernos.

-De modo que suponemos que el hechizo va en ambas direcciones –dijo rápidamente Dani dejando a Alex con Jen.

-¿Utilizar los brazaletes para proteger a Lucía? –Ron arrugó la frente-. Podría funcionar… Quizá sería el mejor modo para que ella no se diera cuenta de que le estamos pasando parte de nuestra magia.

-¿Nuestra? –Adam enarcó una ceja-. Vosotros no podéis participar –dijo mirando a los adultos. Harry lo miró.

-¿A qué te refieres? –preguntó Pansy mientras se frotaba las sienes, aquello empezaba a darle dolor de cabeza-. No vamos a dejar que lo hagáis solos.

-Pues lo siento mamá, pero vas a tener que dejarnos hacerlo solos –dijo Amy.

Harry miró a las dos mujeres que formaban su familia y suspiró, preguntándose cómo era que las quería a ambas pero no podían estar ni un solo día sin discutir de aquella forma donde sus caracteres fuertes se encontraban y chocaban hasta el punto que casi hacían soltar chispas.

-No es el mejor momento para discutir –dijo mirándolas a ambas-. ¿Qué quieres decir con eso Amy?

-Sólo se puede realizar entre magos y brujas del mismo nivel de magia –dijo Ron mirando a los chicos-. Pero en ese caso vosotros no podríais hacerlo porque la magia de Lucía está muy por encima de vuestras posibilidades –dijo mirando a los chicos-, sin ánimo de ofender, chicos.

-Tranquilo, no lo hacemos, profesor Jones –dijo Adam con gran tranquilidad-. Pero creo que se equivocan ustedes.

-Según esto… -empezó a decir Hermione-… se necesita un fuerte lazo que una a las personas con la elegida para la protección –miró a los presentes y suspiró-. Vosotros tenéis razón –miró a Amy.

-¿Qué quieres decir? –preguntó Pansy- ¿Acaso vas a dejar que hagan eso sin que nosotros…

-No podemos hacer nada Pansy –apuntó Hermione con voz ligeramente cansada-. Piénsalo unos segundos ¿de acuerdo? Ellos han compartido con Lucía mucho más tiempo del que nosotros hayamos compartido, exceptuando a Draco y a mí, por supuesto y aún así, dudo que el tiempo sea superior al que ha pasado con ellos –sonrió con cierta nostalgia-. Por otro lado, entre ellos forman un lazo fuerte de unión, lazo que los adultos no seremos capaces de establecer.

-¿Por qué no?

-Porque nunca hemos sido tan amigos –respondió Harry-. Es cierto que ahora podemos estar hablando y conversando, incluso comiendo o cenando juntos y que nuestra relación está bastante sólida –miró a los adultos-, pero hubo un tiempo en el que no éramos capaces de estar en la misma habitación sin matarnos –miró directamente a Blaise recordando su pequeña pelea producida cuando se enteraron de que el Slytherin estaba, según ellos, acosando a Luna-.. La relación que ellos mantienen ha sido firme desde el principio…

-¿Queréis decir que…

-Que ellos son los únicos que pueden dar parte de su magia a Lucía y no necesitan nuestra ayuda –apuntó Ron.

Harry miró a su hijo que había permanecido callado y alejado del resto, sentado en un rincón de la habitación, sumido en sus pensamientos. Se acercó hasta él y le revolvió el cabello en un gesto afectuoso que hizo que el chico dejara escapar una débil sonrisa.

-¿Estás bien? –Jamie negó-. ¿Qué ocurre?

-No puedo perderla papá –le dijo muy serio-, no me importa lo que decidáis, Lucía es mi amiga, es una de las personas más importantes para mí y que siempre ha estado a mi lado cuando la he necesitado y no voy a dejarla ahora decidáis lo que decidáis –miró a su padre y sacó del bolsillo de su pantalón tres botellitas pequeñas-. Sólo hace falta tres botellas para todos nosotros, lo he calculado, pesado y medido… Si no lo hacemos en esta habitación con vosotros lo haremos solos, pero lo haremos.

-Jamie…

-No voy a perderla papá. No voy a dejarla sola en esto, no ahora que me necesita… No ahora que me he dado cuenta de lo que siento por ella…

Harry asintió en silencio.

-Está bien –dijo Jamie levantándose de su sitio y mirando a los presentes -. Chicos, no necesitamos que nos den su bendición ni la poción –enseñó los tres frasquitos-, sólo tenemos que hacerlo aunque nadie está obligado.

Jack sonrió.

-¿Crees que vamos a dejar que te quedes con todo el mérito tú solo? –preguntó en tono jocoso-. Lucía fue quien me ayudó aquella vez en que me caí de la escoba durante el partido de quiddich por aquella bludger que Nott me lanzó, si no hubiese sido por la ráfaga de viento que envió estaría muerto. No voy a dejarla ahora.

-Si no hubiese sido por Lucía quizá nunca hubiera aprobado la clase de herbología de tía Pansy –se encogió de hombros Jen sin importarle que Pansy estuviera presente-, yo estoy dentro.

-Y ningún Weasley deja en la estaca a ningún amigo cuando lo necesita, aunque sea un Malfoy –añadió Dani. Ron bajo la apariencia de Jones sonrió. Estaba claro que la determinación de los Weasley seguía en pie.

-¿Qué puedo decir? Necesitáis a alguien que tenga cerebro –bromeó Amy sonriendo quitándole el libro de las manos a Hermione.

-Y a alguien que os supervise, enanos –dijo Adam ganándose una mirada airada de Jen y una divertida de Jack.

-¿Estamos todos dentro? –preguntó Jamie. Asintieron. Se giró hacia los adultos-. ¿Vamos a tener que hacerlo fuera de esta habitación o podemos contar con vuestro absoluto silencio? –preguntó a los mayores con absoluta decisión.

Pansy miró a Harry. Sonrió. Cuando James tomaba una resolución no había forma de hacerlo cambiar de opinión; se parecía demasiado a Harry en ese sentido.

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Draco respiró profundamente y miró a su madre y a su hija. Ambas seguían con las cartas entre las manos, en sus ojos se veía la confusión y la alegría de haber podido leer las últimas palabras del patriarca de los Malfoy. Sonrió a desgana.

-"Incluso de esta forma tiene que ser el centro de atención…" –pensó con cierta gracia.

Sin decir nada se acercó hasta el rincón de la habitación donde estaba el piano negro que su padre solía tocar a veces cuando se perdía en sus pensamientos; seguramente era de él de donde había heredado el toque para las teclas, aunque Narcisa también tocaba bastante bien, la elegancia de un Malfoy delante de un piano y una partitura era reconocida en cualquier rincón.

Acarició las teclas casi con miedo de que las huellas de su padre pudiesen desaparecer de allí. Con un suspiro, se sentó en la banqueta y posicionó sus manos sobre la fila blanca y negra que tenía delante. Cerró los ojos. La presencia de Lucía a su lado en la banqueta le hizo sonreír.

Narcisa permanecía junto a la cama de su marido pero aún así pudo decir unas palabras.

-Toca algo Draco… despidamos a tu padre como un Malfoy…

-¿Y si lo despedimos como Lucius, mamá? –preguntó Draco con una media sonrisa mientras empezaba a buscar en su repertorio alguna canción especial.

-Hazlo –le dijo Narcisa sonriendo.

Las manos de Draco se desplazaron por encima de las teclas dejando escapar las primeras notas de la melodía.

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-Necesitamos una gota de sangre de cada uno de nosotros –informó Amy mientras le pasaba el pequeño cuchillo a Jen que la miraba asustada después de ver como la morena se había cortado el dedo y había dejado escapar una gota roja sobre el plato vacío que había en el suelo. Jen suspiró; odiaba ver sangre y menos si era la suya, pero hizo lo que le pedían y pasó el cuchillo a su derecha donde lo tomó Adam-. Y necesitamos que uno de nosotros sea el canalizador de energía –explicó.

-¿Qué es eso? –preguntó Dani mientras se pinchaba el dedo.

-Uno de vosotros debe de estar en unión permanente con Lucía –explicó Harry-, deberá permanecer en el centro del círculo que estáis formando y a medida que entreguéis parte de vuestra magia voluntariamente, el canalizador la enviará hacia Lucía. Por eso debe de ser alguien que esté en fuerte lazo con ella.

-Pero es bastante peligroso; si el mago o bruja que canalice la magia de los demás, no la acepta, podría verse gravemente afectado al recibir en su cuerpo una magia que no es la suya… -añadió Hermione mirando a Harry.

-Adam la conoce desde antes que nosotros –ofreció Jen.

-Yo lo haré –se ofreció James decidido.

-No, tú no vas a ponerte en peligro –dijo de forma tajante Pansy mirando a su hijo.

-Soy el único que tiene un enlace lo bastante fuerte con Lucía, mamá –informó él-, y soy el único que puede hacerlo.

-¿Te das cuenta de que la magia de Lucía también estará dentro de ti? –preguntó Blaise-. Si no es compatible con la tuya…

-Lo sé –interrumpió él. Miró a su madre-, pero voy a hacerlo. Lo siento mamá, no es por llevarte la contraria, pero si tú estuvieras en mi lugar, ¿qué harías?

Pansy tuvo que morderse la lengua para no admitir que su hijo tenía razón. Pero era su hijo y no podía dejar de verlo como un pequeño cachorro, algo que, según veía, era totalmente ilógico.

-Hay algo más que debéis saber –informó Jones a los chicos-. En el momento en que la magia de Lucía aumente, Réficul se dará cuenta…

-E iniciará el Ritual de Unión –dijo Harry sabiendo lo que su antiguo amigo quería decir.

-Hay un hechizo –dijo Amy rápidamente mirando a Hermione-. Lucía necesita ser reconocida como un alma atada a este mundo para que el hechizo de dominio sobre ella no surta efecto…

Hermione negó con la cabeza.

-Nadie en esta habitación ha tenido contacto con la magia de Lucía durante tanto tiempo seguido.

-Alex sí –se encogió de hombros Adam. Hermione lo miró-. Alex lleva protegido por la magia de Lucía desde el día en que se vieron, ¿recordáis el aura que rodeó a Alex?

-¿Todo este tiempo…

-No me di cuenta –dijo Jones mirando a Harry que lo miraba con el ceño fruncido.

-¿Podrá hacerlo? –preguntó Blaise.

Hermione miró a su hijo y luego a Blaise esbozando una débil sonrisa.

-Es un Malfoy, ¿tú que crees? –Blaise le sonrió-. Alex, cielo… tienes que buscar a Lucía… ¿Puedes hacerlo? –el pequeño miró hacia la puerta-. No, así no, cariño… debes de buscarla con tu cabeza, como si fuera un sueño… tienes que buscarla en tus sueños y tomarla de la mano… ¿Podrás hacerlo?

Alex asintió con la cabeza.

-No estoy segura de que… -empezó a decir Pansy. La voz de Amy la cortó.

-Te ofrezco mi serenidad y mi sangre para que fluya en tu interior como lo ha hecho en el mío y forme parte de ti como lo ha hecho de mí…. –anunció con voz solemne.

Una luz azulada se desprendió del cuerpo de Amy y se dirigió hacia Jamie que absorbió parte de la magia de su hermana sin ninguna dificultad.

-Te entrego la magia de la serenidad –anunció James concentrado.

Harry miró a los chicos y luego a los adultos.

-Bueno, estemos preparados o no, debemos hacerlo, ellos ya han empezado.

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Lucía sintió un leve pinchazo en su nuca. Algo no iba bien; alguien estaba intentando penetrar sus barreras. La melodía del piano embriagaba sus sentidos. Notaba la fuerza de algo que quería entrar en ella, la presencia de Amy estaba cerca de allí; su aura azulada casi podía verla a su alrededor, como si estuviera esperando ser llamada.

Notó como su estómago se encogía y su propia fuente de poder se estremecía ante el contacto. Sus ojos se abrieron mientras se llevaba una mano al pecho en un gesto de querer respirar. Las notas de música cesaron.

-Lo están haciendo… -consiguió decir Lucía-… intentan darme su magia…

-¿De qué… -empezó a decir Draco.

-No voy a dejarles, papá –dijo ella firmemente-. No voy a dejar que me den su magia.

Cerró los ojos. El aura amarillenta de Danielle también pedía paso para llegar a ella. Lucía se concentró en su propio poder. No iba a aceptarlo, no iba a aceptar la magia de sus amigos para dejarlos desprotegidos; ella era quien debía cuidarlos, no al revés; ella era quien debía protegerlos, no a la inversa. Otro pinchazo más fuerte que el anterior, el aura de Adam era fuerte e indestructible, de un color anaranjado suave. Después todo fue luz y oscuridad. La voz de su padre llamándola antes de cerrar los ojos.

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Hola! Que tal?

Ah si! Lucius no ha muerto! Repito: Lucius no ha muerto (al menos no todavía… creo)

Ahora lla pregunta es, ¿qué diablos le ha pasado a Lucía?

Si es que soy mala… No os dejo saber que le acaba de pasar a uno y hago desaparecer al otro… si es que…

En fin…

Espero que os haya gustado.

Ya sabeis; si no hay diez reviews… bueno, me conformo con siete… aunque es Navidad, deberíais ser más generosos! En fin, si no hay reviews, no subo el póximo capitulo y estamos muy cerca del final eh!

Un besito a todos, pasadlo bien y disfrutad de las vacaciones!

Nos leemos pronto!