Bueno chicos este sí que es el final; no estaba segura de hacer un epílogo, soy de las que piensan que un mal epílogo puede estropear una historia, por muy buena o mala que ésta sea, pero dado que me lo habéis pedido, aquí os lo dejo…
Espero de todo corazón que os guste :D
No os preocupeis si aún no he contestado vuestros reviews, lo haré, poquito a poco pero os prometo que lo haré; ando algo liada con examenes y eso, pero nunca rompo una promesa :D
En fin… disfrutad de las últimas líneas de Nueva Esperanza…
Un beso, nos vemos al final…
EPÍLOGO
Desde la balconada de la Mansión Malfoy, Hermione Granger contemplaba el jardín. Narcisa había insistido en dar una fiesta el día antes del inicio de las clases; y aunque ella lo había disfrazado bajo el pretexto de que debían disfrutar y reír un poco para olvidar lo que había ocurrido con Lucía y lo que había estado a punto de ocurrir, tanto la mujer castaña como su esposo estaban convencidos de que aquel era un homenaje a Lucius que ya no podía estar con ellos y una forma de disipar el dolor que la pérdida le había producido.
Aún notaba aquella opresión el pecho al respirar, y era algo que, aunque con el paso del tiempo desapareciese, ella siempre lo llevaría encima como el recuerdo de que murió y que sólo el amor de su hija pudo hacerla regresar al mundo de los vivos.
Escuchaba las risas de los chicos en el jardín y no pudo evitar mirar hacia abajo mientras se abrazaba a sí misma.
Todos estaban allí. Luna hablaba animadamente con Narcisa; definitivamente era una combinación bastante extraña si tenían en cuenta que ninguna de las dos mujeres había cruzado más de dos palabras seguidas en toda su vida.
Blaise mantenía una agradable conversación con Pansy; ambos risueños ante la perspectiva de que todo estaba bien; divertida, Hermione veía como Blaise le dedicaba furtivas miradas a su hijo Jack que estaba junto a Amy, quizá demasiados juntos a juzgar por la expresión en el ceño de Harry que en aquellos momentos estaba guardando las escobas que los chicos habían utilizado para jugar un partido de quiddich pero que a pesar de todo, seguía manteniendo un ojo sobre su pequeña hija, aunque Pansy, con Alex en brazos, lo miraba divertido y de vez en cuando ponía los ojos en blanco en un gesto de exasperación al ver lo celoso que su marido podía ser con su hija.
Harry… No había hablado con él desde lo ocurrido con Ron. Sonrió al ver como el hombre se acercaba a su esposa y la abrazaba desde atrás mientras la besaba en la mejilla y le susurraba algo al oído que hizo que Pansy se sonrojara y causó la risa de Blaise que fue regañado por Luna.
A veces mirándolo, se preguntaba qué era lo que Ginny le había dicho durante el tiempo que ella estuvo muerta, para que la actitud del hombre hubiese cambiado tanto. Volvía a ser el alegre chico que una vez entró en el mundo mágico ignorante e inocente de todo; volvía a tener aquella mirada dulce que irradiaba felicidad; lejos había quedado el rencor y el odio hacia sí mismo, y liberada estaba ya la culpa que en un principio insistió en retener en su alma… No sabía qué era lo que la menor de los Weasley le había dicho a su amigo, pero estaba segura de que fuera lo que fuera, era precisamente lo que Harry necesitaba oír.
Luego estaban los chicos… Sonrió involuntariamente… Todos y cada uno de los niños que estaban presentes en la fiesta habían sacrificado parte de su magia para dársela a Lucía y por mucho que le costase asimilarlo, Hermione sabía que de nos ser por ellos, podría haber perdido a su preciosa hija para siempre.
Rió suavemente cuando vio a Jen y a Dani demasiado juntas cerca de la mesa de la comida; no es que desconfiara de ellas, pero se prometió a sí misma no tocar nada de aquella comida, así que memorizó todo lo que había dispuesto sobre ella, únicamente, se dijo a sí misma, por precaución más que otra cosa.
-¿Y si descubren que hemos sido nosotras? –preguntó temerosa Jen mirando hacia los lados mientras que Dani se encargaba de hechizar los pastelillos de cacao que había sobre la mesa.
-No sabrán que hemos sido nosotras… -aseguró Danielle.
Pero Jen no las tenía todas consigo. Le gustaba gastar bromas como a su prima, e incluso más que a Danielle, pero también tenía claro que gastar bromas a Draco Malfoy y Blaise Zabinni podía suponerles unas cuantas semanas de castigo si se llegaran a enterar de que habían sido ellas; y teniendo en cuenta que ellas eran las que poseían el libro…
-Además –añadió Dani al ver la incertidumbre de su prima-, esto es una fiesta, una celebración porque Lucía está bien, con nosotros y no le ha pasado nada. ¿Crees que tío Draco va a preocuparse por unos pastelillos que escupen cacao o por unos bollos que levitan cada vez que intentas cogerlos? –alargó la mano y uno de los bollos de canela que Luna había hecho se elevó en el aire evitando que la niña pudiera alcanzarlo.
Jen sonrió divertida.
-Buen punto –dijo antes de tomar su varita y encantar el zumo de calabaza para que fuera whiskey de fuego porque según Dani, Lucía se merecía algo más que simple zumo de calabaza.
Jen se ahorró el decirle que en aquellos momentos, Lucía no quería tener nada que ver con el zumo de calabaza, y es que la rubia parecía muy ocupada hablando con James y riendo. Sonrió. Al parecer, no haría falta que la ayudasen a encontrar novio.
Jen seguía tan revoltosa como siempre pero había sacado tiempo para enseñarle a su prima Susan bromas que, en su juicio y según sus palabras "podrían ayudarla a reír dentro de Hogwarts durante su primer año".
Y Danielle… Bueno… Danielle estaba convencida cada día que pasaba de estar más enamorada de Clark, un buen chico, pero que a Charley no terminaba de caerle bien; evidentemente cuando su esposa Mereg le había preguntado el motivo, el pelirrojo se había encogido de hombros y había alegado que no tenía un motivo en particular, pero que el simple hecho de querer llevarse a su única hija lejos de él era motivo suficiente para que un padre pudiese odiar al novio de su hija. Mereg había sonreído divertida.
Amy y Jack parecían estar ausentes de la fiesta; incluso la chica había dejado de lado su libro para prestarle atención a su novio que en aquellos momentos parecía bastante entretenido sonriéndole como un tonto enamorado mientras le susurraba algo que sólo ella podía entender y que hacía que sus mejillas se sonrojasen.
-Podemos irnos de la fiesta cuando quieras… -le susurró el chico a Amy. El cabello medio largo de la chica morena se sacudió en el aire mientras negaba con la cabeza.
-No podemos irnos Jack.
-¿Por qué no? –ella lo miró con una ceja enarcada preguntándose si lo decía en serio o sólo estaba bromeando-. Somos tantos que no nos echarán de menos… -en un gesto que pilló a la chica completamente desprevenida, Jack le dio un beso en la nuca, provocando el estremecimiento de Amy y Jack agradeció a James esta información en silencio.
-Se darán cuenta –afirmó ella aún sonrojada.
-No, no lo harán… Vamos… tengo ganas de estar contigo solos…
Ella sonrió. Se sorprendía el modo en que Jack podía sonar tan dulce a veces y tan descarado otras tantas; era algo que le gustaba de él y es que nunca sabía por donde le iba a salir el chico.
-Además… recuerda que una vez infringiste las normas… -le recordó él recordando el beso que le había dado en la biblioteca aquella vez-. Esto no será muy diferente…
-Lo será… -añadió Amy riendo-. Mi padre no te quita el ojo de encima –Muy a su pesar, Jack miró hacia donde estaba Harry y comprobó que en efecto, el hombre no le quitaba la vista de encima; no era una mirada amenazadora, ni de advertencia como podían serlo las de Draco y su propio padre, pero era una clara mirada que indicaba que si desaparecían de la fiesta, él sí se daría cuenta-. No pongas esa cara, sabe que eres un buen chico –lo besó en la mejilla y luego se encogió de hombros-. Pero soy su única hija.
Una mirada, eso fue todo lo que Amy necesitó para que Jack comprendiera que pese a que a ella también le gustaría irse de allí, era allí donde debían estar. Quizá y después de todo, Lucía tuviese razón… Ya era hora de dejarse querer y proteger por aquel a quien quería. Jack en esos momentos, pensaba lo mismo.
Se alegraba de que esos dos hubieran terminado la fase de timidez que cuando no atacaba a uno, atacaba a la otra; se alegraba de que entre ellos todo estuviera bien, como debía ser.
Adam… Parecía haber madurado desde la última conversación con él. El chico había anunciado públicamente ante su familia, lo cual era un mérito el atreverse a hacerlo porque se exponía a las burlas de todos, incluidos sus padres Bill e Isbelle, que desde ese momento les daba permiso a todos ellos para darle un buen escarmiento si en algún momento volvía a comportarse como un idiota sin sentimientos que jugaba con las chicas.
Después de su declaración, sus padres y Dani supieron que no podrían sentirse más orgullosos de él de lo que ya estaban.
No me cree capaz de hacerlo. Pues lo voy a hacer. Voy a centrarme en una sola chica. Se acabó el ir jugando con todas y en llevarlas a todas a la torres de astronomía y en ser un capullo integral. No voy a hacer daño a ninguna chica. Les voy a demostrar a todos que puedo hacerlo, voy a hacer caso a Lucía. Mis padres aún se están riendo de mí… Ya verán… Voy a hacerlo. ¡Voy a sentar la cabeza!
En algún lugar del jardín se escuchaban las risas de Fred y George; seguramente andaban planeando algo, puesto que aparecieron desde detrás de un árbol con sus esposas correteándoles y regañándoles públicamente; algo que les hizo gracia a todos, sobre todo el hecho de que Naira fuera reprendiendo a su George por no saber comportarse delante de los niños y que Alyssa estuviese riendo divertida con Ronnie en brazos, junto a su esposo mientras que veían la escena.
Y luego estaba Lucía y James…
Estaban apartados del resto del mundo, como si hubiesen creado un rincón única y exclusivamente para ellos y nadie ajenos a ellos pudiese compartir aquel momento. Sentados junto a uno de los árboles del jardín, cerca de la pequeña fuente de piedra que rebosaba agua clara y limpia donde más de una vez, siendo pequeña Lucía había terminado empapada, ambos hablaban entre susurros. Jamie recostado contra el árbol y con las piernas abiertas, dejando que Lucía se sentase en el hueco y recostase su espalda contra el pecho del rubio.
Había visto esa escena cientos de veces; Jamie la abrazaba por la cintura y ella abrazaba sus brazos con una sonrisa mientras el chico le susurraba algo en el oído y ella sonreía divertida alegando algo de vez en cuando.
Sabía que su hija no podría haber elegido mejor.
Le gustaba estar así; había estado abrazada a Jamie de aquella manera en cientos de ocasiones, pero sabía, del mismo modo en que lo sabía el chico que tenía a sus espaldas, que aquella vez era diferente.
Veía a todos sus amigos sonriendo, a su abuela haciendo frente a una nueva vida sin Lucius Malfoy para estar a su lado y guiarla, a tío Harry frunciendo el ceño cada vez que miraba hacia Jack y Amy, a Dani y Jen tramando alguna de las suyas, a Adam que parecía estar muy metido en sus propios pensamientos… Todo era igual a todas esas otras veces que habían estado así; pero todo era diferente.
Sólo podía pensar en el calor que el cuerpo de James le ofrecía desde su espalda, protegiéndola y cuidándola, manteniendo siempre un brazo alrededor de su cintura, una mano caída cerca de su cadera, una mano enlazada con otra suya. Le gustaba el modo en que el chico recostaba su mentón en el hombro de ella, asomándose para observarle el rostro, le gustaba el modo en que James apartaba sus bucles del cuello antes de darle un beso suave, le gustaba el modo en que le susurraba lo mucho que la quería, lo idiota que había sido por no decirlo antes y no se cansaba de repetirle que si alguna vez cometía otra tontería semejante a la que había hecho que lo había dejado con el corazón en un puño y al borde de un infarto, la dejaría. Entonces ella le sonreía y moviendo su cabeza, con las mejillas sonrosadas, le aseguraba que jamás haría algo semejante.
-¿Estás segura?
-Claro… Además, ahora que Réficul ha muerto, no tengo que enfrentarme a nadie más –añadió ella sonriendo con malicia.
-¿Quieres decir que si tuvieras que hacerlo, no me lo prometerías? –él fingió enojarse con ella y Lucía apretó más su abrazo.
-Quiero decir que si tuviera que volver a hacerlo, lo mínimo que podrías hacer como mi novio que eres, sería ir conmigo, ¿no te parece?
-¿Novio? –preguntó él fingiendo no saber de qué hablaba-. ¿Desde cuándo somos novios? Que yo recuerde, no te lo he pedido…
Lucía lo miró con un brillo divertido en os ojos y una sonrisa que él había visto cientos de veces cuando preparaba una travesura y que no presagiaba nada bueno.
-Después de salvar al mundo de Réficul, lo mínimo que puedes hacer es pedirme que sea tu novia, James Potter –le recalcó ella-. Estoy segura que habrá otros chicos que querrán serlo, y ahora que puedo dedicarme a mi vida…
-Si a alguno de los chicos que me conocen se les ocurre pedirle salir a mi novia –dijo recalcando el posesivo-, no vivirán lo suficiente para regresar esa noche a sus camas.
Lucía lo miró divertida antes de de inclinarse sobre él y besarlo con suavidad. Unos milímetros; eso es todo lo que se separó de él.
-Te amo… -se susurraron al mismo tiempo. Ambos sonrieron antes de darse un nuevo beso.
La felicidad hubiese sido completa de estar Ron allí. Le habían contado como había sacrificado su vida eterna por salvar la suya mortal y ella había sonreído porque estaba segura de que Ron siempre estaría junto a ella.
Se llevó una mano al colgante de forma instintiva y rodeó la pieza con su mano, enterrándolo en ella; podía sentir el aura y la calidez de Draco cada vez que hacía aquello.
-¿Estás bien?
Ni siquiera se giró cuando el aroma a menta le llegó. Draco enroscó sus brazos alrededor de la cintura de ella y Hermione se dejó caer sobre el pecho de su esposo mientras que éste la besaba en la frente.
-Cansada… -murmuró ella-… aún no estoy recuperada del todo…
-Quizá deberías…
-Ni se te ocurra decirlo Draco –le amenazó ella-, no pienso pasar ni un minuto más del estrictamente necesario lejos de mis hijos y de ti… -se giró dentro del abrazo de su esposo y apoyó sus manos contra el pecho de él-. He aprendido que el tiempo que se nos ha dado en esta vida es prestado y que algún día habrá que devolverlo… hasta entonces… sólo quiero estar contigo y con ellos.
-No dejaré que te separes de nosotros nunca más, preciosa –le susurró antes de besarle la punta de la nariz-. ¿Dónde está Lucía?
Hermione sonrió.
-Adivina.
Draco resopló.
-¿Con Potter? ¿Por qué tiene que estar con Potter?
-Porque se quieren y porque están saliendo juntos –repuso ella como si fuera lo más normal. Draco volvió a resoplar-. ¿Ahora serás un padre celoso?
Draco rió.
-Siempre lo he sido… un padre celoso… -la besó levemente-… un marido posesivo… -volvió a besarla más intensamente-… y un hombre afortunado…
Hermione le sonrió antes de besarlo de nuevo enredando sus manos detrás del cuello de Draco y acariciando con su lengua la de él, dejando que Draco tomase el control del beso y rindiéndose a las caricias que él le profesaba a su cintura.
-Te quiero… -le murmuró ella.
-Te quiero –sonrió-. Y prometo amarte y protegerte durante el resto de mi vida, hasta la eternidad… porque eres la luz que me ha sacado de las tinieblas y eres la única persona a quien confiaría mi vida y mi alma…
Hermione sonrió recordando los votos de matrimonio.
-Prometo estar a tu lado y apoyarte porque lo eres todo para mí; mi amigo, mi enemigo, mi confidente, mi cómplice, mi conspirador, mi novio, mi amante, mi esposo, mi vida y mi muerte… Supongo que con eso quiero decir que te quiero.
-¡Mamá, papá! ¡La comida está en la mesa!
El grito de Lucía interrumpió el beso del matrimonio Malfoy, que, lejos de sentirse frustrados por aquello, se sintieron felices porque Lucía estaba viva para gritarles.
-Por cierto, no cojas nada de la mesa pequeña… -le susurró ella a su esposo.
-¿Por qué?
-Porque creo que dos pequeños diablillos han estado jugando con tu viejo libro de bromas…
La risa serena y tranquila, feliz, de Draco Malfoy resonó en las paredes de la Mansión como hacía años que no se escuchaba.
Ahora todo estaba donde tenía que estar. Ahora todo estaba bien.
Y por si alguien se pregunta qué fue lo que Ginevra Weasley le dijo a Harry Potter, aquí quedan sus palabras, del mismo modo que quedaron grabadas en la cabeza de nuestro héroe:
-Te perdono Harry. Nunca te culpé. Sacrifiqué mi vida para darte la esperanza… Esperanza de vivir, esperanza de sentir, esperanza de amar y continuar viviendo feliz. Vive la vida que yo no pude vivir y nunca olvides que ocurra lo que ocurra, te amé con todo mi corazón. Y sonríe. Siempre sonríe porque nunca sabes a cuántas personas puedes alegrar con una simple sonrisa. Cuida a tu esposa… ella te ama como yo te amé una vez incluso más… Algún día nos encontraremos en un lugar distinto, y quizá entonces, podamos permanecer unidos. Por cierto, tus padres están orgullosos de ti. Te quiero Harry… Hasta dentro de unos años, mi único y verdadero amor…
FIN…
TRAVESURA REALIZADA…
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Debo agradecer a los que han seguido mi historia, tanto a los que lo han hecho desde el principio dejandome reviews como a los que la han seguido de forma anónima.
Ah, y comunicaros que sigo con mi proyecto "la lagrima de Lahntra, el poder del descendiente" y que espero veros por allí para que lo leais y me deis vuetras más sinceras opiniones.
Bueno, ahora sí se acabó.
Me gustaría recibir reviews diciendome si ha gustado o si no, incluso de aquellos que nunca me han dejado un mensaje. :D
Nos leemos pronto, un besito!
Sed felices!
