Desvelado
Capítulo 4:
Con un quejido frustrado Hermione se dejó caer al suelo, estaba segura que lo había hecho todo bien... ¿Qué podría haber ido mal? Cogió el maldito libro al que ya empezaba a tener cierta manía y releyó por enésima vez las instrucciones. Algo le llamó la atención entonces... al final de la página, amarillenta y carcomida, había un pequeño escrito que anteriormente no había visto. Habiendo leído el texto llegó a la conclusión de que no es que ella hubiera hecho algo mal, sino que se había dejado una parte crucial del conjuro. Después de pronunciar todas esas palabrejas en ese extraño idioma tenía que verter sangre sobre los símbolos del arco.
"¡Merlín¿Sangre de quién?"
Se regañó mentalmente. Después de todo el libro era sobre las Artes Oscuras... ¿Pero a que chalado se le ocurriría eso? Se suponía que el arco era el portal a otro mundo, un mundo donde relajarse, para dejar atrás lo cotidiano, eso estaba muy bien. ¿Pero ofrecer sangre al arco para que dejara salir a quienquiera que se hubiera ido de "vacaciones"?
"Locos. Todos locos. Pero no hay alternativa Hermione, tendrás que hacerlo".
Sabía perfectamente que lo de ofrecer sangre a un objeto potencialmente peligroso era, por decir alguna cosa, arriesgado. Trabajando en el Departamento de Misterios había tenido que tratar con alguno de esos artilugios chupa sangre, y confiando en su experiencia no se lo pensó dos veces y decidió someterse a las peticiones del velo.
'¿De dónde saco ahora una daga, un cuchillo o algo que corte?' Abrió su bolsa y empezó a buscar, pergaminos, pergaminos y más pergaminos.
'¡Merlín¿Soy bruja o no?' Cogió un pedazo de pergamino, arrugado y amarillento, en el que no había nada escrito y lo apuntó con su varita. Y entonces, con un ágil y rápido movimiento de varita el pergamino tomó la forma y consistencia de una pequeña daga.
Se colocó delante del velo otra vez y volvió a pronunciar el conjuro, cuando acabó asió firmemente la daga y mirándose el brazo con aprensión deslizó la hoja de metal por él. La sangre empezó a brotar descontrolada, manchando su blanca con gotas de un rojo intenso. Ella apoyó el brazo herido sobre el arco, dejando este le succionara el líquido carmesí.
Hacía poco que deambulaba por la nada. Así es como llamaba aquel espacio, que sino fuera por el hecho de que estaba prisionero en él hasta podría haberle gustado. Parecía no haber nadie o nada más allí. En el ambiente se respiraba una calma asfixiante y letal, una calma que podría volver loco al mejor de los hombres. Azkaban no era nada comparado con eso.
De repente se pudo oír, otra vez, aquel susurro. Él se puso en pie, alerta. El murmullo seguía y él, una vez más, se llenaba de vida y esperanza poco a poco. Sin embargo se resistía a ello puesto que si esa voz volvía a callarse, si lo volvía a dejar solo, no sabía si sobreviviría.
"¿Quién hay?" No hubo respuesta.
El susurro cesó, pero esta vez no lo embriagó la soledad, la desesperación. Algo le dijo que esperara... Se quedó allí de pie, mirando al frente sin conseguir ver nada, entonces algo llamó su atención. Una pequeña esfera de luz mortecina estaba suspendida en el aire justo a su derecha. Se acercó a ella y vio con estupefacción como la bolita de luz blanca se ensanchaba y alargaba hasta ser tan grande como él mismo. Algo lo empujó havia la esfera y justo al entrar en ella sintió dolor, puro e intenso dolor recorriéndole cada parte de su cuerpo cual relámpago. Los ojos se le llenaron de lágrimas y cayó de rodillas sobre un suelo de piedra dura. Levantó la vista y vio, por primera vez en mucho tiempo, la sala del velo. Una sola lágrima preñada de alivio y una alegría exuberante le recorrió la mejilla y se deslizó por su mentón.
"Bienvenido Sirius" dijo entonces una voz un tanto entumecida.
El se giró bruscamente y lo primero que vio fue el velo, meciéndose sugerentemente, colgado de ese magnífico arco de piedra que en ese momento estaba bañado en lo que parecía ser sangre. Bajó la vista y se fijó en el suelo. Allí, tumbada de una forma extraña, yacía una chica. La reconoció inmediatamente. La delató su pelo, siempre tan salvaje y despeinado, y sus ojos, llenos de saber, melancolía y en ese instante, también repletos de auténtica incredulidad.
"¡Hermione¿Qué te ha pasado? Estás llena de sangre". Se agachó y la ayudó a levantarse.
"Nada, sólo llévame a Hogwarts, ya te lo explicaré todo". Dijo la chica con una voz un tanto débil.
El hombre la rodeó con sus brazos y los dos desaparecieron dejando la habitación fría y vacía.
Hola a todos!
No estoy muy contenta con este capítulo y además se que es bastante corto... pero bueno... espero que a vosotros si que os guste ;p! Gracias otra vez por todos los reviews!
mi-chan tenshi: Siento haber vuelto a escribir un capítulo largo... instentaré que el próximo sea más largo! De toads formas espero que este te guste! R&R
TerySScloe : jajaj no no le voy a vender mi fic a JK, pero me encantaria que Sirius saliera del velo! R&R
RociRadcliffe: Aquí tienes tu capítulo, espero que te guste! Y al igual que le he dicho a mi-chan tenshi, te pido qque me perdones por mi incapacidad de escribir capítulos más largos xD Lo siento de verdad, lo intentaré la próxima vez. R&R
raykal: Espero que después de este capítulo te siga gustando mi fic! R&R
deneb: Siento no avanzar mucho con el fic, pero estoy verdaderamente ocupada! Lo siento!R&R
Leukoslove
