"Él no quiere hablar contigo", dijo Sendoh con su mejor sonrisa.

"Creo que eso es algo que él tiene que decidir", contestó Rukawa.

Sin prestarle atención, Sendoh miró a Hanamichi como pidéndole que hablase, pero éste no pronunció una palabra.

"De acuerdo, Hana-kun. Te esperaré en la cocina." Y habiéndo dicho esto, se retiró sin voltear.

Rukawa hizo una mueca de burla al jugador de Ryonan que fue capturada por Hanamichi. "¿Qué haces?", le preguntó, pero Rukawa ignoró su pregunta y lo arrastró hacia una habitación vacía.

"No quiero que nadie nos vea", explicó y cerró la puerta tras de sí.

Sacudiéndose el brazo (que aún le dolía por el apretón de Rukawa), Hanamichi le preguntó el motivo de sus epentinas ganas de hablar con él. Le parecía algo bastante extraño.

"Tengo que pedirte algo.", le respondió el otro chico.

"¿Qué?", preguntó sorprendido, Hanamichi. "¿Tú? ¿El más perfecto? ¿El mejor de todos me tiene que pedir algo a mí? Jjaja! Por fin admites mi superioridad. Vamos..." El pelirrojo se acercó a Rukawa, quien volteó su cabeza ignorando a la otra persona. "¡Vamos, dilo! Di: ´Sí, Sakuragi, eres mucho mejor que yo'"

Pero Hanamichi no pudo seguir hablando porque Rukawa había pedido toda su paciencia y para ese momento ya lo había tomado de mabos brazos y le estaba aplicando una llave que dejó al pelirrojo boca abajo en el piso.

"Oye, zorro... tú no habrás hecho alguna arte marcial, ¿no? Ya van varias veces que me haces lo mismo."

"De hecho soy cinturón rojo de Tae Kwondo."

"Ah."

"Bueno", dijo Rukawa sentado sobre la espalda del pelirrojo y sosteniéndolo con una palanca de muñeca. "Ahora si me vas a escuchar."

Hanamichi, resignado, solamente resopló.