Yo sé que actualizo cada veinte meses, más o menos, pero es que he tenido un año movidito y entré en un bloqueo... De cualquier forma, me gusta mucho este fic, así que aunque tarde décadas, siglos o milenios, la voy a terminar.

Espero que les guste este capítulo, es más largo que los de costumbre...

"Bueno, ¿me vas a escuchar, sí o no?"

Hanamichi lanzó un bufido al aire en señal de protesta, pero finalmente cedió. "Bueno, de acuerdo, pero primero... ¿podrías quitarte de encima mío? Me estás lastimando." Rukawa, al darse cuenta de su posición por sobre el pelirrojo, relajó el agarre y se levantó. Luego de unos instantes, Hanamichi hizo lo mismo y se dirigió hacia la heladera para servirse un buen vaso de agua fría. El zorro lo ponía nervioso, en especial en éstos últimos tiempos.

"¿qué es lo que quieres, Rukawa?" dijo por fin, cuando se quedó quieto.

Rukawa, lo miró fijamente a los ojos, haciendo que el otro se pusiera aún más nervioso (si es que eso era posible). "Oye, cálmate. No te voy a pedir matrimonio" dijo al notar la expresión del pelirrojo.

"¡Rukawa!" gruñó Hanamichi.

"Bueno, ¿puedo hablar?" Sakuragi bajó el puño que sostenía en alto y se sentó en la mesa, concentrándose fijamente en su vaso de agua. Luego se castigó mentalmente por comportarse como un sometido.

"Lo que te quería pedir," comenzó a hablar Rukawa "es que me ayudes a ensayar la coreografía."

Los ojos de Hanamichi se abrieron del todo y el otro muchacho pudo ver como inhalaba aire muy profundo. Luego apretó los labios con toda su fuerza, pero finalmente aguantó más y dejó escapar una fuerte carcajada que lo hizo caer nuevamente al piso. Tanta gracia le había causado esto que las lágrimas le habían empezado a brotar de los ojos.

Rukawa observó toda esta escena furioso. No valía la humillación por la que pasaba todo el tema de la coreografía. Ya se las arreglaría solo, así que se dio media vuelta y cuando estaba por cruzar el umbral de la puerta de la cocina, Hanamichi se detuvo. Rukawa, al notar el cambio se volvió nuevamente y vio como el pelirrojo, sentado en el piso lo observaba atentamente. "Tienes pie plano," le dijo con el ceño fruncido y con una expresión seria en el rostro, "por eso tienes tanto inconveniente para seguir los pasos. Nada que no se pueda arreglar con algo de práctica."

"¿Y tú como sabes todo eso?" le preguntó el muchacho de pelo negro.

"¡Porque yo también tengo pie plano!" sonrió Hanamichi señalando a su pie. "¿Todavía necesitas ayuda?"

Rukawa afirmó con la cabeza.

"De acuerdo, entonces, ¡el Genial Bailarín de Coreografía, Hanamichi Sakuragi, será quien te convierta en el segundo mejor bailarín del mundo!"

"¿Sabes lo mal que suena el título de Genial Bailarín de Coreografía?" dijo Mitsui desde atrás de Rukawa, tratando de entrar en la cocina.

"Silencio, Micchy, tú solo dices eso por envidia."

Mitsui sonrió para sus adentros; /Sí, envidia del zorro porque tendrá tus clases particulares/

"Ahora vamos, Rukawa, no hay tiempo que perder." Y habiendo dicho esto, se levantó del suelo, tomó a su nuevo aprendiz por la muñeca y lo arrastró hasta la sala de ensayos. Y aunque Rukawa simuló estar molesto por el excesivo contacto físico que esto representaba, muy en el fondo rogó porque nunca lo soltase."

En su camino a la sala de ensayos, Yohei y Sendoh interceptaron a los dos muchachos. Yohei observó con especial cuidado el detalle de la mano de su amigo y luego, con una mirada algo inusual en él, a su acompañante. Cuando se dio cuenta de que Rukawa reparó en su expresión, volvió a su habitual sonrisa y dijo: "Veo que Uds. Dos están empezando a llevarse bien."

"¡Jajaja!" Se rió con fuerza Hanamichi y luego agregó, "¡Este genio jamás se podrá llevar bien con un zorro como Rukawa, solamente voy a..." pero cuando iba a decir que estaba por enseñarle a bailar la coreografía, algo lo detuvo. Él sabía cuánto le había costado a Rukawa pedirle ayuda, así que sintió que no sería lo correcto hablar de algo que no era asunto suyo. "¡Le voy a dar una buena lección!"

Bueno, después de todo no mentía.

Sendoh no dijo nada sobre todo aquello y se alejó del lugar diciendo que tenía algunas cosas que hacer. La verdad es que en ese momento no podría estar a solas con Sakuragi, así que prefirió esperar encontrar al muchacho libre, si es que eso era posible. Yohei se limitó a ver como su amigo volvía a arrastrar a Rukawa y lo metía en la sala de ensayos.

/¿Por qué será que Rukawa no se resiste?/ pensó.

Hanamichi y Rukawa entraron en la sala de ensayos y el pelirrojo colocó el CD con la música en el equipo. Cuando todo estuvo listo, se dio cuenta de que aún no había soltado a Rukawa.

"Oye, idiota, ¿por qué no me avisas que sigo agarrándote?"

"Porque tú solo deberías darte cuenta", le contestó el muchacho de pelo negro y luego de unos instantes, ambos estuvieron en posición para empezar a bailar.

A Hanamichi le costaba mucho enseñar como bailar puesto que no tenía paciencia para eso. Él sabía como hacerlo, eso estaba claro, pero no podía encontrar la forma para que Rukawa lo entendiera. En el transcurso de una hora no había habido ningún tipo de progreso.

"No veo qué es lo que puede estar mal, qué es lo que estás haciendo...", dijo Hanamichi pensativo. "Es más que obvio que eres demasiado rígido, y tu pie plano no ayuda tampoco. ¿Por qué no nos tomamos un descanso? Tal vez con eso puedas relajarte."

Sin decir nada, el otro muchacho aceptó y se sentó en una esquina de la sala, secándose el sudor con una toalla. Hanamichi detuvo la música y se volteó hacia Rukawa, para encontrarse con que el otro se había quedado dormido.

"Oye, Rukawa, no te duermas...", dijo en su tono de voz normal y se fue acercando al muchacho. Cuando llegó hacia donde estaba, se inclinó un poco y repitió: "Oye, tú..." Como tampoco esto funcionaba, el pelirrojo lo tomó por los hombros y comenzó a sacudirlo con fuerza. Rukawa abrió los ojos y una idea iluminó la mente de Hanamichi. "¡Eso es!" gritó y luego recibió un puñetazo en el estómago.

Cuando recuperó el aire, le dedicó una mirada fulminante a Rukawa.

"Lo siento", dijo éste "es algo inevitable."

¿Rukawa le había pedido disculpas? Esto ya era demasiado para un solo día, pero decidió no seguir con el tema porque olvidaría su objetivo. Había descubierto algo, algo que seguramente ayudaría al zorro a mejorar su baile. Caundo lo tomó por los hombros, notó qu sus músculos estaban absolutamente rígidos y llenos de nudos. Parecía como si jamás hubiese recibido un masaje, y esto hacía que sus movimientos fueran torpes y estáticos.

"Date la vuelta", ordenó Hanamichi sin pensar que sus razonamientos habían sido para él sólo y por lo tanto sobresaltando al otro muchacho.

"¿Qué?" le preguntó Rukawa sorprendido.

"¡Qué te des la vuelta!"

Rukawa obedeció sin preguntar por segunda vez, lo que fuera que el pelirrojo pensaba hacerle, se lo tenía merecido. Esa costumbre de golpear a la gente cuando lo despertaban iba a terminar mal algún día. Hanamichi colocó sus manos sobre los hombros de Rukawa y esto hizo que el muchacho de pelo negro se corriera instintivamente. No le gustaba que nadie lo tocase. "¿Qué estás haciendo?"

"Escúchame, Rukawa. A mi me gusta mucho menos que a ti hacer esto, pero si quieres relajarte para bailar, debes comenzar relajando tus músculos. ¿Es qué no duermes bien de noche?"

"Eso no es asunto tuyo." Dijo Rukawa, haciendo que el otro se ruborice. ¿Cómo iba a preguntarle una cosa así?

"Bueno, ¿vas a dejar que te de un buen masaje?" el chico de pelo negro le dio la espalda y se quedó inmóvil. Hanamichi tomó eso como un sí y empezó a descontracturar los nudos que tenía desde la base de la columna hasta los hombros.

Rukawa, por su parte, agradecía en silencio por no tenerlo de frente mientras le hacía el masaje. No sólo era la sensación de alivio y placer de la fricción constante sobre sus músculos, sino también la idea de tener al otro tan cerca y de ser tocado por sus manos. Los minutos se le iban volando y con cada presión que Sakuragi ejercía sobre él, Rukawa contenía un gemido. ¡Cómo le hubiera gustado tener todo el cuerpo contracturado y sentir ese masaje por todas partes!

"Con eso será suficiente", dijo Hanamichi levantándose del piso. "Lo único que debes hacer de ahora en adelante, por lo menos durante una semana, es darte un masaje antes de acostare. Puedes pedirle a Sendoh que te ayude, jeje." Se rió el pelirrojo.

El otro frunció el cejo e ignoró por completo lo que acababa de oír. Eso NO iba a suceder.

"¿Qué tal si seguimos?"

Durante una hora más, los dos muchachos siguieron bailando. Cuando terminaron, Sakuragi notó que el otro había mejorado considerablemente, aunque aún siguiera algo estático. Definitivamente iba a necesitar más sesiones de masaje.

--continuará--